Capítulo 11

Aquel lugar que hicimos la promesa

.

Habían pasado unos días desde que Leona se había recuperado del todo, después de Evangeline estar cuidándola.

Era una mañana más o menos tranquila, el viento soplaba agitando las ramas de los arboles mientras el sol brillaba intensamente en el cielo azul, Touta y Kuroumaru estaban entrenando, Kirie estaba en su habitación en el ordenador con los temas que ella manejaba, Karin estaba desayunando en la cocina, Shinobu y Mizore estaban hablando en un banco de los que había fuera del resort, Leona estaba en la orilla mirando el mar, pensativa, y Evangeline se encontraba en su oficina con Jinbei.

"¿Entonces lo harás al final?" preguntó Jinbei sentado en uno de los sofás, mirando a Evangeline con los brazos cruzados, sonriendo levemente.

"Tendré que pensarlo, aunque no puedo hacerlo sin más." respondió Evangeline sentada en la silla de oficina con los brazos en los reposabrazos, mirándolo.

"Pienso que después de lo sucedido podría serlo, pero si quieres ponerle una prueba, antes de nada…"

"Pensaré en ello." suspiró Evangeline.

"Por cierto, tengo que preguntártelo, ¿cómo lo hiciste para que hiciera reposo sin rechistar?"

"¿Eh?" dijo Evangeline, alzando una ceja. "Le gané en una partida del GO."

"¿Cómo?"

"Si ganaba entonces podía moverse como quisiera, pero si quien ganaba era yo, entonces haría reposo sin protestar."

"¿Y lo aceptó sin más?"

"Sí."

"Cambiando de tema, Jinbei." dijo Evangeline remarcando su nombre con un tono serio.

"¿Qué? ..."

"¿Has visto mi whisky? Lo tenía guardado, por ese motivo apenas lo tomaba, pero me ha desparecido."

"No…" respondió Jinbei nervioso, mirando hacia otro lado.

Evangeline estrechó la mirada.

"¿Seguro? Me dijiste lo mismo cuando te pregunté por mi sake y al final resultó ser que me lo habías cogido tú."

"Ah… Bueno…" respondió Jinbei al escuchar el tono de voz de Evangeline que hizo que tuviera que tragar saliva.

De repente, alguien llamó a la puerta y entró.

"Yukihime-"

"¡Leona!" exclamó Jinbei al verla mientras iba hacia ella y le ponía las manos sobre los hombros. "¿Qué te trae por aquí?" sonrió.

"Quería hablar con Yukihime…" respondió Leona con una gota detrás la nuca.

"Entonces no te molesto, os dejo a solas." dijo Jinbei marchándose de la habitación, cerrando la puerta detrás de él. "Menos mal." suspiró.

"Tengo la impresión de que quería irse…" pensó Leona.

"¿De qué querías hablar, Leona?" preguntó Evangeline, mirándola.

"Ah, me gustaría ausentarme por el resto del día… Se lo comenté a Vasago, pero me dijo que debería pedírtelo antes."

"¿Ausentarte? ¿Quieres ir algún lugar?"

"Sí."

Se quedaron en silencio por un momento hasta que Evangeline rompió el silencio.

"Bien, puedes irte, pero ¿podrías decirme dónde quieres ir?"

"Quiero ir al lugar donde estuve viviendo con Rachel hace tiempo…"

"Supongo que debe tener algún motivo, sino no se explica que quiera ir después de tanto tiempo, aun así…" pensó Evangeline. "Está bien, aunque necesito saber dónde está el lugar, después de lo que pasó, no quisiera que volvieran a atacarte y no supiera donde estás."

"Te lo dibujaré en un mapa entonces, lo dejaré en la habitación."

"Bien, puedes retirarte."

Leona dejó la habitación y mientras iba por el pasillo se encontró con Karin.

"Leona." dijo Karin con una bandeja en la que llevaba té. "¿Has ido a ver a Yukihime-sama?"

"Sí, voy a ir a un sitio por unas horas."

"Ya veo…"

"¿Es para ella?" preguntó Leona mirando la taza de té.

"Sí, iba a llevársela, por cierto, me gustaría hablar de algo contigo."

"¿Conmigo?" parpadeó Leona.

"Cuando no estés ocupada."

"Ah, está bien." asintió Leona.

"Entonces quedamos así, que vaya bien." dijo Karin despidiéndose.

Leona se despidió y bajó por las escaleras, después dejó el resort y se fue volando con las alas que hizo aparecer en su espalda.

Horas después, llegó a la isla y descendió en un bosque.

"El pueblo debería esta por aquí…" pensó Leona mientras hacía desaparecer las alas, caminó durante un rato hasta que a lo lejos vio un pueblo.

Mientras tanto en UQ Holder, Jinbei entró a la oficina de Evangeline después de haber llamado a la puerta.

"Pareces ocupada, ¿qué haces?" preguntó Jinbei, acercándose a ella.

"Estoy intentando descifrar esto." respondió Evangeline con las manos entrelazadas en la frente, mirando atentamente un dibujo que tenía encima de la mesa.

"Ah…" dijo Jinbei mirando el dibujo. "¿Qué se supone que es?"

"Un mapa."

"¿En serio…?"

"Tendría que haberle dicho que me lo mostrara antes de irse." pensó Evangeline, suspirando.

Leona había llegado al pueblo después de haber estado yendo por el bosque, había cambiado bastante a como lo recordaba ya que había sido construido de nuevo por lo que pasó tiempo atrás.

"Después de tantos años, hubiera sido extraño que estuviera igual." pensó Leona mirando a su alrededor.

"Disculpa, ¿no eres de por aquí, no?" le preguntó una señora.

"¿Eh? No…" respondió Leona. "Si le digo que estuve hace como ochenta años no me va a creer…" pensó.

"Entonces debería explicarte lo que pasó hace mucho tiempo, resulta que hace años este pueblo fue arrasado por las llamas, no consiguió sobrevivir nadie, la gente dice que el incendio fue provocado por alguien, pero nunca encontraron pruebas suficientes, fue una tragedia, de hecho, todavía hay una casa que sigue en ruinas, es la única que dejaron, está a las afueras."

"Seguramente debe ser esa, por suerte no se construyó nada encima." pensó Leona.

"¿Otra vez estás contando lo que ocurrió hace tiempo a los que vienen de fuera? Seguro que es por eso que no vuelven." se escuchó a un señor detrás de ellas.

"No digas sandeces, si no vienen es porque no hay mucho que hacer aquí." lo miró la señora, molesta.

"Disculpar… ¿Podrían decirme dónde está esa casa?"

"Claro, está un poco más apartada de aquí, solo tienes que ir recto, pasado el pueblo la encontraras." sonrió la señora.

"Gracias."

Leona se despidió y se fue hacia donde le habían dicho.

"¿Ves? Está interesada en verla, esa casa es historia del pueblo."

"Ni que fuera patrimonio de la humanidad."

Minutos después, Leona llegó a la casa, como le habían dicho estaba en ruinas, solo había paredes medio destruidas y no había techo, también, la vegetación estaba marchita por falta de cuidado, al verla, Leona supo que era la casa donde había estado viviendo cuando era niña, entonces recordó lo que pasó aquel día en que murieron todos.

"No debo pensar en ello ahora…" pensó Leona sacudiendo la cabeza con los ojos cerrados. "Tengo que encontrarlo."

Leona entró en las ruinas y estuvo mirando a su alrededor hasta que encontró entre los escombros del suelo una puerta subterránea, la abrió y bajó las escaleras al estar oscuro, usó un hechizo formando una pequeña esfera de luz sobre su mano para iluminar su alrededor, al bajar las escaleras notó que había agua que le llegaba por los tobillos, siguió por el pasillo que había hasta que llegó a una puerta, la abrió y entró a una habitación pequeña donde habían muchos libros en estanterías llenas de polvo.

"Debe estar en alguna estantería." pensó Leona, buscando por las estanterías, entonces encontró un cofre pequeño de madera con letras amarillas talladas, las letras parecían estar relacionadas con la magia, ya que estaban escritas en símbolos raros.

"Ábrete." dijo Leona en voz alta, en un idioma extraño, seguidamente el cofre se abrió y dentro de ello había un libro. "Lo encontré." pensó cogiendo el libro, dejando la habitación, después salió del subterráneo y se sentó en una roca que había de las ruinas. "Según me dijo Rachel, este libro tiene hechizos bastante poderosos, podría ayudarme a ser más fuerte."

Leona abrió el libro y se puso a leerlo, las horas fueron pasando hasta que se dio cuenta de que debía regresar a UQ Holder.

"He perdido la noción del tiempo…" dijo Leona cerrando el libro, dejándolo a su lado, se levantó y estiró los brazos sobre su cabeza para desperezarse, de repente, un cuervo cogió el libro con las patas y se fue volando.

"Pero que- ¡Eh! ¡Vuelve aquí!" exclamó Leona siguiéndolo. "¡Esto lo cuento y no se lo cree nadie!"

"Todavía no ha vuelto." dijo Evangeline mirando a través de uno de los ventanales que había en la oficina como estaba anocheciendo. "No debería preocuparme, tal vez se quede a pasar la noche." suspiró, se dio la vuelta y fue hacia la puerta de la oficina, pero mientras caminaba una tira de los zapatos se le rompió.

"…"

Mientras tanto, Leona se encontraba en una de las montañas rocosas, alejadas del lugar donde estaba el pueblo.

"Esto es…" murmuró Leona mirándola, segundos después, puso la mano en una de las paredes. "Ábrete, puerta del sendero celeste." dijo en latín, entonces la pared se hizo a un lado dando acceso a un pasadizo, Leona caminó por el pasadizo y cuando salió de la cueva, llegó a un lugar donde los acantilados rodeaban la playa, la arena era fina y blanca con algunas conchas pequeñas, el mar era cristalino y transparente, las olas, no muy grandes, rompían en la playa, y había una suave brisa, también había unas pequeñas flores de color azul que habían crecido en la arena. "Lo sabía, es el mismo lugar…"

Segundos después de estar observando el lugar, vio el cuervo de antes que estaba mirándola, en una roca, seguidamente se fue volando de nuevo por la orilla.

"¿Me está provocando o quiere que lo siga?" pensó Leona molesta, siguiéndolo, cuando estuvo persiguiéndolo un rato, el cuervo soltó el libro y descendió, posándose sobre el brazo de una persona.

"¿Qué traes?" sonrió la persona, acariciando al cuervo. "Oh, ese libro…" dijo mirando el libro que el cuervo había dejado ir, a continuación, dejó al cuervo que se marchara y se volteó mirando a Leona, llevaba una capa con una capucha que le cubría el rostro. "Estás aquí."

"¿Quién eres…?" la miró Leona seriamente.

"¿En serio? ¿No reconoces mi voz?"

"Tú… ¿Eres quien me atacó no es así?" preguntó Leona poniéndose en posición defensiva.

"Calmate, no quiero luchar contra ti, pero estás en lo cierto."

"¿Qué haces aquí?"

"Me relaja estar en este lugar, pero también quería verte, te dije que si sobrevivías nos volveríamos a ver, ¿no?"

"¿Por qué?" preguntó Leona sin comprenderlo. "Su voz me resulta familiar, sé que la he oído antes." pensó.

"Ya te lo he dicho, quería verte, aunque me ha sorprendido verte así… Sabía que habrías crecido, pero… No eres una anciana."

"No entiendo lo que quieres decirme, no te conozco." dijo Leona con un tono cada vez más molesto.

"¿A no? Yo creo que sabes quién soy, pero te niegas a aceptarlo, te ayudaré a confirmar lo que estás pensando." sonrió la persona, seguidamente se retiró la capucha mostrando su rostro, tenía el pelo castaño y largo hasta la cintura y sus ojos eran de color verde oscuro.

"Ra- ¿Rachel…?" tartamudeó Leona, sorprendida, asustada y triste de ver viva a la persona que una vez significó todo para ella y vio morir tristemente.

"Por fin me reconoces, ha sido un tiempo." dijo Rachel con melancolía en su voz.

"No… ¡No puedes ser ella! Ella-"

"Está muerta, ¿eso ibas a decir, no?" la interrumpió Rachel, Leona cerró las manos en puños con fuerza. "Pero es la verdad, soy la misma Rachel que murió hace años delante de ti, aunque es irónico, estamos en el mismo lugar donde hicimos la promesa de volver." rio levemente con los ojos cerrados.

Leona se quedó en silencio mirándola con una mirada atónita.

"Te lo explicaré, hace unos años, una bruja quiso revivirme, para ello utilizó un cuerpo hecho de barro y de otras cosas, pero no entraré en detalles, entonces hizo que mi alma entrara en ese cuerpo y así consiguió revivirme, claro que, quiso que la obedeciera, pero me negué y la maté, no le había pedido que lo hiciera, en fin, después de un tiempo, encontré a alguien quien me convenció para unirme a su equipo, y esa es la razón por la que estoy viva." explicó Rachel, mirándola.

"Entonces por qué… ¡¿Por qué me atacaste?! ¿Lo que pasó en ese lugar también fue obra tuya? ¿Por qué no me dijiste nada hasta ahora?"

"¿Y que si fue obra mía? Quería buscar el momento apropiado para verte y si te ataque fue porque quiero que tengas algo en cuenta." la miró Rachel fijamente. "Estoy aquí para que te unas a nosotros, pero si no es así, no dudaré en matarte."

"¿De qué estás hablando?" preguntó Leona con incertidumbre.

"Si te nos unes, no tendré que matarte, así de simple, tengo una jefa bastante flexible mientras no me interponga en su plan, tengo libertad, por esa razón no creo que le moleste que vengas." explicó Rachel, encogiendo los hombros.

"¿Unirme a qué?"

"Te dije una vez que quería cambiar el mundo, y su plan me parece una forma de hacerlo, poner a dormir todo el planeta en un sueño eterno, así nadie sufriría, estarían en un sueño donde todo lo que quisieran se cumpliría, es Cosmo Entelecheia, ese es el plan de ella, el plan de Ialda Baoth."

"No entiendo que estás diciendo, ¿por qué deberías de hacer eso?"

"¿No hubieras querido tener un destino distinto? Sé lo que el desgraciado de Airon te hizo, todo por esa obsesión estúpida, tanto tu como yo, tuvimos ese trágico final, pero no es solo él, la humanidad seguirá igual, no cambiara, nunca lo ha hecho, si llevamos a cabo su plan, todo terminará."

"No todos son iguales."

"Eso no me importa, además no tengo nada que me importe como para seguir."

"Rachel… ¡¿Realmente ya nada te importa?! ¡¿Por qué dices todas esas cosas?! ¡Nunca fuiste así!" exclamó Leona, apretando los puños por la rabia que sentía y por el dolor.

"Leona, la gente cambia, sea para bien o para mal." respondió Rachel con una voz seria y fría.

"Rachel-"

"Pero te agradezco que hubieras estado a mi lado, eso es algo que no olvidaré, por eso, me gustaría que estuvieras a mi lado por última vez."

"No entiendo porque haces todo esto, ¿es eso lo que querías realmente? ¿Acabar con todo? ¡Qué sentido tiene poner en un sueño eterno a las personas! ¡Nada sería real!"

"Sigues siendo esa cría." sonrió Rachel levemente con los ojos cerrados, seguidamente desapareció y apareció delante de Leona sorprendiéndola y la abrazó.

"Ambas sabemos lo cruel que puede ser este mundo, nunca hubo nadie que nos ayudara, porque deberíamos de salvarles."

"Pero-"

"Sabes que soy tu luz, siempre lo he sido."

Rachel soltó a Leona y la miró fijamente.

"Ven conmigo, ¿no te gustaría volver como entonces? Antes de que todo ocurriera."

Se quedaron en silencio por un momento hasta que Leona habló.

"Lo siento, no puedo…"

"¿No puedes?"

"No puedo hacer lo que dices, no sabiendo que sería para acabar con todo..."

"Entonces es así como están las cosas." suspiró Rachel. "Bien, no te obligaré, solo quería darte una oportunidad, sin embargo, olvida todo lo que sentiste alguna vez, porque ahora solo seremos enemigos, no mueras hasta que nos volvamos a encontrar, quiero ser yo quien te mate." sentenció mientras presionó el libro contra su pecho, dándoselo.

"Realmente nunca signifiqué nada para ti, ¿no es así?" dijo Leona con una voz quebrada.

"Así es, solo eras una cría, no iba a decirte lo que quería y tampoco iba a abandonarte, solo te saqué de allí para sacar de quicio a Airon, esperé el momento para poder hacerlo, y supongo que ya puedo decírtelo, te borré parte de tu memoria, si te hubiese llevado conmigo con lo que pasaste, me hubiera sido difícil hacerme cargo de ti."

"Entonces porque no acabas conmigo ahora." dijo Leona casi en un susurro.

"Me gustaría enfrentarme a ti, pero como estás ahora sería demasiado fácil, te esperaré porque sé que volverás a mí, te estaré esperando con Ialda y el resto." sonrió Rachel. "Adiós Leona." se despidió y se fue del lugar volando.

"Por qué…" murmuró Leona con una voz apagada y con una sombra cubriendo su mirada, cabizbaja.

"¡Leona!" se escuchó detrás de ella la voz de Evangeline, a unos metros de distancia. "¿Qué haces aquí?"

Leona estaba demasiado perdida entre el mar de emociones que sentía en ese momento, que ni siquiera la sintió llegar.

"¿Por qué has venido?" preguntó Leona con una voz quebrada.

"Vine a buscarte, aunque reconozco que el mapa que hiciste me tomó un tiempo descifrarlo." suspiró Evangeline. "¿Estás bien?"

"Me encontré con Rachel."

"¿Qué?" parpadeó Evangeline confundida.

"Sabes… El tiempo que estuve con ella, sentía que todo iría bien, porque cuando estaba en problemas ella venia y me ayudaba, pensé en hacerme más fuerte, porque quería ser como ella, la admiraba…" dijo Leona todavía sin girarse hacia Evangeline. "Pero, ella murió y entonces mi vida se convirtió en un infierno, me iba a dormir pensando en que al día siguiente todo habría sido un sueño y estaría sonriéndome como siempre, pero lo único que tenía eran pesadillas, una y otra vez la veía morir y luego experimentaban conmigo, preguntándome porque tuvo que pasar, aun así, quise seguir adelante como le prometí…" explicó haciendo una pausa para coger aire. "Entonces te conocí y con el paso del tiempo me di cuenta de que tenía otra razón para vivir, decidí hacerme más fuerte, no para ser igual que tú, sino para poder protegerte cuando lo necesitaras y no perderte."

Un ligero sonrojo apareció en las mejillas de Evangeline al escuchar aquello último.

"Pero… Pasó todo aquello y después de tantos años, de estar esos meses en ese infierno intentando salir de ahí para poder volver, regresé, y lo único que me encontré fue que ya no había nadie, la clase ya no estaba, ni siquiera sabía si estaban vivas, sin embargo, te encontré de nuevo y sentí un alivio al verte, a pesar de que dijiste que Asuna estaba durmiendo en aquel lugar y Negi poseído … Y ahora Rachel está viva porque alguien la revivió…" sonrío Leona débilmente, dándose la vuelta, tenía una mirada apagada que solo reflejaba tristeza y las lágrimas caían por sus mejillas. "Siempre me culpe de no haber podido hacer nada por salvarla, pero todo resultó ser una mentira, nunca me quiso, solo quería cambiar el mundo… Todo lo que me dijo y lo que pasé con ella… Nunca fue real, y aun así no puedo llegar a odiarle aun sabiendo que todo fue una mentira, en realidad soy débil, porque no soy capaz de hacer nada y demasiado ingenua por haber creído en ella." dijo cabizbaja y apretando los puños. "Me decía a mí misma que tenía que seguir, sin embargo, ¡¿que se supone que debo de creer?! ¡¿Qué razón tengo para seguir?! ¡¿Por qué tuve que volver?! Yo no debería de existir en este tiempo, no sé qué tengo que hacer porque lo que creí resultó ser una mentira."

"Leona…" la miró Evangeline seriamente, dirigiéndose hacia ella. "¿No puedo reemplazarla?" pregunto Evangeline, tomándola de los hombros con sutileza y con una mirada seria y firme.

"¿Qué? …"


Fin del capítulo.

Gracias por leer, espero que haya gustado, si es así, dejen review por favor, me gustaría saber su opinión, me anima a seguir escribiendo. Cualquier duda de la historia, pueden decirme.

Nota: Leona puede hacer que aparezcan las alas, aunque no se transforme.

El libro que encontró Leona es el mismo que Rachel le dijo cuando era pequeña, sale en el capítulo dieciocho de la historia anterior.