Yikumon volvió como si nada hubiera sucedido en la noche a casa de Lili, pero se quedó en el patio toda la mañana, durmiendo (agotadora la diversión a mitad de la noche¿no?).
Mientras, como Lili parecía haberse quedado consultando a la almohada sobre levantarse o no, Rika fue a ver qué sucedía.
–¿Lili, estás ahí? –dijo, entrando en la habitación.
La habitación estaba más oscura de lo habitual y Lili no estaba.
Cuando Rika iba saliendo, se topó con Lili.
–¡Ah, Lili, ahí estabas! –dijo Rika, al recuperarse del susto.
–Sí, mamá¿por qué? –dijo Lili.
–Oye, espera un momento... ¿Por qué traes puesta esa ropa y de dónde la sacaste?
Lili traía una falda y una blusa de tirantes, ambas negras.
Ciertamente, a la escuela no llevaban uniformes, pero irse así...
–Lili, dime¿por qué te vestiste así?
–¿Tiene algo de malo?
–Sí, así que dime por qué.
–Porque quise.
Y así Lili se fue a la escuela.
Causó tanta impresión entre los chicos, que hubo unos cuantos accidentes en los pasillos, puertas y escaleras de la escuela.
Y en cuanto entró al salón y vio a Yoshi, se dirigió hacia él...
–Hola, Yoshi. –dijo Lili.
–Hola, Lil... –alcanzó a decir Yoshi, ya que se quedó impresionadísimo con aquella apariencia tan...
–Ok, quiero hablar contigo en el receso. Puedes ir¿verdad? –dijo Lili, acercándosele demasiado a Yoshi.
–C... claro que sí... A... ¿A dónde? –dijo Yoshi.
–Al salón de artes¿sí?
–Por supuesto...
En el receso, Lili salió corriendo hacia el salón aquel para preparar una pequeña trampita para Yoshi, que fue tranquilizándose en el camino ya que traía unos nervios que eran peores que los de Lili aquella noche de tormenta.
En cuanto Yoshi entró al salón, notó que estaba oscuro de más...
Caminó en la oscuridad, topándose con las cosas de la clase de pintura, de música, de teatro y de todas las demás.
Encontró a Lili sentada en un sillón que habían puesto para el ensayo de una obra en el escenario que tenían, rodeada de velas blancas y rojas prendidas.
–¿Lili? –dijo Yoshi.
–¡Oh, ya llegaste! –dijo Lili, sonriendo de una manera que no era la suya...
–Sí... Lili¿qué sucede aquí?
–Oh¿podrías venir a sentarte aquí conmigo, Yoshi?
Yoshi subió al escenario y pasó por un espacio entre las velas.
Se sentó al lado de Lili, que lo obligó a besarla al recostarse sobre sus rodillas...
Yoshi logró separarse, ya que había notado algo raro en Lili.
–Lili¿qué te pasa? –le dijo Yoshi.
–Nada. –dijo Lili.
Volvió a acercarlo a ella y esta vez Yoshi no pudo zafarse de ella.
No se la podía quitar de encima sin lastimarla, y parecía que ella lo sabía porque se mantuvo así durante un largo rato.
–Oh, vamos, Yoshi¿apoco me vas a decir que no querías que nuestro beso bajo la lluvia acabara así, conmigo en tus brazos? –dijo Lili.
–Lili¿segura que estás bien? No pareces tú...
–Es porque supe lo que querías y vi qué podía hacer yo para cumplirte tu deseo.
–¡Lili, ésta no eres tú!
–Que bueno que te das cuenta. Pero¿qué piensas hacer para remediarlo?
De nuevo lo obligó a que la besara.
Yoshi sabía que aquello era lo que había deseado una vez de ella, pero ahora que la veía haciendo aquello extrañaba a la linda niña Lili de la que en realidad estaba enamorado (por fin lo sabemos).
Y cuando ella empezó a pasarse de la raya, Yoshi no tuvo otro remedio más que levantarse aunque ella se cayera al suelo...
–Lili, ya basta... –dijo Yoshi.
–Ok, ya basta con esto. –dijo Lili, levantándose y viéndolo con una mirada de odio, y después yéndose.
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