Yoshi salió del salón y entonces, cuando por fin pudo ver qué hora era en su reloj (dentro del salón estaba oscurísimo), se dio cuenta de que faltaban tres minutos para que acabara el receso, así que se fue a su salón y esperó...
Y entonces llega Hien y le dice:
–Supongo que la dejaste.
–¿Qué?
–Sí, eso; de que ella te dijo que la buscaras en el salón de arte y tú la dejaste ahí...
–¡Oye¿cómo sabes que...!
–¿Qué ella dijo eso? Fácil, la escuché... Su voz es divina¿no lo crees?
–¿Qué quieres decir con eso, eh! –dijo Yoshi, enojándose de repente.
–¿Y no te pareció que hoy lucía bastante bien? –dijo Hien, como si no hubiera escuchado a Yoshi (o más bien como si lo hubiera ignorado¿no?).
–¡Responde mi pregunta¿qué quieres decir con todo eso!
–Ay¿apoco no es lindísima?
–¡Qué respondas ya!
–Ok, ok, no te alteres... A ti te gusta y a mí también¿qué tiene eso de raro?
Y entonces Lili entró al salón.
Al ver a Yoshi y a Hien ahí, una loca idea se le pasó por la mente para vengarse de Yoshi por haberla rechazado de esa manera en el salón.
–Hola, Yoshi; hola, Hien. –dijo Lili, dándole la espalda a Yoshi y volteando a ver a Hien.
–Hola, lindura. –le dijo Hien, haciendo que Yoshi se enojara de nuevo con él.
Antes de que el resto del salón llegara, Lili le preguntó algo a Hien que hizo que Yoshi casi quisiera matarla a ella también:
–Tú eres muy diferente a todos los demás, Hien... ¿No quisieras que saliéramos juntos a alguna parte alguna vez?
–Claro que me gustaría salir contigo, llevarte a donde quieras y cuando quieras... O sea, di tú.
–Si quieres puede ser hoy en la tarde, a partir de las cuatro y hasta las doce de la noche. –dijo Lili, provocando una reacción invisible en Yoshi que era una mezcla de sentimientos.
–Ok¿a dónde?
–A donde tú quieras ir.
–Ok¿qué te parece... al cine?
–¡Genial!
–Ok.
Hien se fue a sentar en la esquina donde iba y entonces Lili se volteó a ver a Yoshi, y le dijo:
–Tú me rechazaste, estas son las consecuencias.
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