Capítulo 26: Empieza el final

Mientras Ryo y Rika hablaban al fin con Lili (se despertó), Yikumon observaba desde afuera de la ventana junto con Kannonmon.

–¿Por qué dijiste que lo que le pasó a Lili fue por tu culpa, Yikumon?

–Kannonmon, si supieras de donde provengo, sabrías por qué digo esas cosas.

Y entonces, aquella presencia, la de su "progenitor", llegó hasta Yikumon, haciendo que sus recuerdos más horribles volvieran...

–¿Qué sucede? –dijo Kannonmon, al ver a Yikumon medio alterada.

–No es nada. –dijo ella, sacudiendo su cabeza y espantando a sus recuerdos.

La semana siguiente, Lili volvió a sus clases en medio de puros rumores y burlas por parte de sus compañeras.

Lo peor de todo, es que Yoshi no le había creído nada a la hora de explicar lo sucedido...

–¡Yoshi, por favor! Y en serio, no recuerdo nada de lo sucedido; no recuerdo nada de lo que me dijiste que pasó, es como si hubiera estado hipnotizada o algo... ¡Te juro que no me acuerdo de nada! –dijo Lili en el receso.

–No te creo, todo lo que hiciste... ¡No pudo ser provocado por simple hipnosis!

–Por favor, Yoshi, te estoy diciendo la verdad.

–¡Ya te dije que no te creo! Y fin de la discusión. –y Yoshi se fue.

Al llegar a su casa, Lili se encerró en su habitación sin dejar que Yikumon entrara.

De hecho, no la había visto desde que la visitó en el hospital durante la noche la semana anterior...

–Primero Yoshi, y ahora Yikumon... ¿Por qué me pasan estas cosas? –dijo Lili.

Unos minutos después, alcanzó a escuchar algo en la cocina.

Salió de su habitación lenta y silenciosamente, hasta llegar a la cocina y ver una cosa extraña creciendo en el suelo y trepándose por los muebles y paredes...

–¿Qué es...? –dijo Lili para sí, pero en voz alta.

–¡Ay, Dios¡¿Qué hace esa cosa aquí! –gritó Rika, espantando a Lili.

–Tienen que salir de aquí ahora. –dijo Renamon, apareciéndose y asustándolas.

Empezaron con la lenta huida, pero entonces el objeto raro se hundió sobre su propio centro y empezó a absorber todo como un gran agujero negro, arrastrándolas hacia adentro a las tres sin remedio...

–¡Mamá! –gritó Lili.

–Intenta huir, Lili, por favor... –le dijo su madre, antes de desaparecer junto con Renamon por el gran agujero.

–¡Auxilio...¡Yikumon, vuelve! –decía Lili, aferrándose al sillón, pero siendo arrastrada con todo y el mueble.

Y, de la nada, apareció Yikumon, formando una barrera entre Lili y el agujero ese... curiosamente era súper efectivo y solo pudo arrastrar al sillón.

–Hay que salir de aquí, Lili. –dijo Yikumon.

–Ay, Yikumon; no te fuiste... ¡No me abandonaste! –dijo Lili.

–¡Bueno, basta de sentimentalismos; vamonos!

Ambas salieron de la casa perseguidas por la cosa que se había trepado por las paredes.

Una vez fuera, Yikumon y Lili vieron como la cosa devoraba la casa, sin nada que ellas pudieran hacer...

–¿Lili¿Qué te pasa? –dijo Yikumon, viendo como Lili caía al suelo de rodillas y volteaba a ver al suelo.

–¿Ahora que voy a hacer? Esa cosa se llevó a mi mamá, a Renamon y hasta a la casa... –dijo llorando Lili.

Yikumon se acercó a Lili y la niña abrazó a su Digimon, mientras la cosa extraña se extendía hacia todas partes... menos hacia ellas.

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