Capítulo 16

Regreso

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Después de dejar el castillo, se dirigieron a un bosque que no estaba muy lejos de allí e hicieron una pequeña hoguera para pasar la noche.

"Quedate aquí, voy a ir a buscar algo para comer." empezó a alejarse Evangeline.

"¿Por qué?" preguntó Leona con intención de levantarse. "Puedo ayudarte."

Evangeline se dio la vuelta, mirándola.

"Estás herida, por si no te has dado cuenta."

"A ver." dijo Chachazero, dándole una palmada en la herida que Leona tenía en el hombro.

"¡Ahh!" exclamó Leona con una voz dolorida. "¡Qué no lo demuestre no significa que no me duela, Chachazero!"

"Ke, ke, ke."

"Quedate con ella, Chachazero." ordenó Evangeline. "Y cuidado con lo que haces, sabes a que me refiero." la miró con una mirada de advertencia.

"Tsk." gruñó Chachazero. "Está bien, ama."

Evangeline se adentró en el bosque, dejándolas.

"Bueno, bueno, ¿de dónde dices que eres, niña?"

"Podría decirse de un lugar lejano …"

"¿Te gusta el ama?"

"¡A qué viene esa pregunta!"

"Porque nunca he conocido a alguien tan estúpido como para querer seguir a un vampiro que todo el mundo teme y que podría despedazarte como si fueras mantequilla."

"No, no me gusta." respondió Leona, desviando la mirada.

"Que extraña eres."

Minutos después, Evangeline regresó con unas cuantas manzanas y unas plantas.

"¿Para qué son esas plantas?" preguntó Leona, mirándolas con curiosidad.

"Son medicinales, ayudará a curarte la herida."

Seguidamente Evangeline puso todo en el suelo y empezó a preparar el remedio mientras Leona miraba lo que hacía, al cabo de unos minutos, terminó y hundió dos de sus dedos en la sustancia viscosa que se había formado de lo extraído de las plantas.

"Ven, te lo pondré en la herida, quitate la parte de arriba de tu uniforme."

"¿Eh?"

"No pretenderás que te lo ponga con ello puesto."

Leona se sonrojó al instante.

"¿Todo? ..."

"No voy a hacerte nada, si es lo que estás pensando."

"¡Eh! No, no es eso."

"¿Entonces?"

"E- está bien." dijo Leona, quitándose la parte de arriba del uniforme, al hacerlo, se cubrió los pechos con sus brazos, sonrojada. "Por qué siempre termino así delante de ella." pensó.

Evangeline se acercó a ella, poniéndole el remedio en la herida que tenía cerca de la escapula.

Un quejido de dolor escapó de los labios de Leona a la vez que cerró los ojos.

"Al principio es normal que duela."

"Podrías habérmelo dicho antes." la miró Leona con un tono molesto.

"Entonces no hubieras querido."

Leona le dio una mirada indignada, pero no protestó.

"Listo." dijo Evangeline cuando terminó. "Solo tienes que dejártelo hasta que ello lo absorba, no es una herida demasiado grave, por lo que no debería tener problema."

Leona asintió, poniéndose la ropa de nuevo.

"Ten." le lanzó Evangeline una manzana de las que había traído.

Leona la atrapó al vuelo, mirándola.

"Será mejor que comas algo."

Seguidamente el estómago de Leona emitió un ruido en señal de protesta por falta de alimentos, lo que hizo que sus mejillas se ruborizaran y una sombra cubriera su mirada.

"Gracias…" dijo Leona dándole un bocado a la manzana mientras Evangeline la miraba con una mueca divertida, sentada delante de ella.

"Ama, ¿por qué le permitió venir con nosotras? ¿Puede explicarme hastacuándo tendremos que hacer de niñera?" preguntó Chachazero, mirando el fuego de la hoguera.

"Chachazero, no seas descortés."

"¿En qué momento llegamos a esto situación? ¿Fue por esa pelea? ¿Es eso?"

"Perdón por molestar." dijo Leona con una mirada inexpresiva, dándole otro bocado a la manzana.

"No le des importancia, ella es así." cerró los ojos Evangeline, a continuación, regresó a su apariencia de diez años.

"¿Por qué cambiaste de repente?" la miró Leona, extrañada.

"Es mi apariencia real, supongo que te sorprendió que sea así realmente."

"Tú eres tú, no importa que aspecto tengas porque sigues siendo la misma."

Evangeline estrechó la mirada con un leve sonrojo en sus mejillas.

"Cambié de apariencia debido a que usé demasiado poder mágico antes, así que volví a esta forma para recuperarme."

"Que podría ser evitado si bebiera sangre." añadió Chachazero, mirando a Leona fijamente.

"Olvidalo, Chachazero." la miró Evangeline, entendiendo lo que quería decir.

"Puedes tomar la mía, no me importa."

"No."

"¿Por qué? Además, de esa manera te recuperarías en un momento, ¿no?" insistió Leona.

"Ama, piénselo mejor, tiene barra libre."

"Barra libre…" murmuró Leona, mirando a Chachazero.

"He dicho que no voy a hacerlo."

"Entonces por qué… ¿Es que en verdad mi sangre tiene un gusto tan horrible?"

"No es eso." suspiró Evangeline, resignada. "Es porque no quiero hacerte daño."

"¿En serio? No me haces tanto como crees, es más, las inyecciones me hacen más daño."

"¿Qué comparación es esa?" la miró Evangeline, alzando una ceja, desconcertada por unos segundos. "Está bien." suspiró, acercándose a ella. "Ya que insistes… No voy a seguir negándolo." le susurró al oído, seguidamente, bajó su rostro hacia el cuello haciendo que Leona sintiera un estremecimiento al notar los colmillos rozarlo, entonces Evangeline hundió sus colmillos, bebiendo su sangre mientras la sujetaba con firmeza de la cintura, hasta que, segundos después la dejó ir.

"¿Estás bien?" la miró Evangeline al notar su respiración agitada. "Quizás tomé demasiada."

"Estoy bien… Me recuperaré." respondió Leona. "Solo necesito comer algo."

Evangeline se mantuvo en silencio unos segundos y entonces le dio una mirada inquisitiva.

"Por cierto, antes me llamaste por mi nombre, ¿cómo lo sabias? No recuerdo habértelo dicho."

"¿Qué? …"

"Cuando aquella sombra estaba atacándome, me llamaste por mi nombre."

"Ni siquiera me di cuenta…" pensó Leona, al recordarlo. "Bueno yo… Tuvo que ser casualidad, eso es, podría haber dicho cualquier otro nombre…"

Evangeline estrechó la mirada, la cual Leona comenzó a sentirse nerviosa.

"…"

"Entonces, ¿cuál es tu nombre?, no recuerdo que lo mencionaras."

"No… No puedo decírtelo…"

"Hmph, todo es secreto, que voy hacer contigo." suspiró Evangeline con una sonrisa tenue, poniendo la mano en una de las rodillas mientras la miraba de manera misteriosa y penetrante.

"Torturarla." añadió Chachazero, mirándolas, sentada al lado de ellas.

"¿Eh? …" la miró Leona dudando de si lo decía en serio. "A propósito..." miró a Evangeline. "Mencionaste que estuviste en la taberna, ¿estabas allí por alguna razón?"

"Dio la casualidad de que estaba de paso por ese lugar, nada más." respondió Evangeline, encogiendo los hombros. "Y al entrar percibí tu maná, a pesar de que pretendieras ocultarlo, es bastante elevado para alguien de tu edad, aparte estar en la caballería de alto rango siendo tan joven, captó mi atención."

"Y su sangre, no olvide su sangre, ama."

"Chachazero, callate." la miró de reojo Evangeline.

Ambas permanecieron en silencio mirando el fuego de la hoguera.

"Gracias."

"¿Hm? ¿Por qué?" la miró Evangeline, alzando una ceja.

"Por lo de antes y hace unos días, me salvaste de ese tipo en aquella fiesta, no te las había dado aún."

"Ahorrátelas, pero, ¿por qué estás interesada en saber cómo ir a través del tiempo?" preguntó Evangeline de repente.

Leona puso una mirada incomoda y miró al suelo.

"Dejame adivinar, también es secreto."

"Tengo mis razones…"

"No parece que estés mintiendo o que tengas malas intenciones." suspiró Evangeline. "Así que no te preguntaré por ello, mañana iremos a un lugar que tal vez pueda servirte de ayuda."

"¿En serio?" la miró Leona, sorprendida.

"¿Te dije que te ayudaría si tú me ayudabas, no? Será mejor que duermas, mañana nos iremos temprano, yo me quedaré vigilando un poco más."

"Preferiría quedarme vigilando, últimamente he empezado a tener sueños extraños."

"¿Qué clase de sueños?"

"Ello se trata del ama, ¿no? Te da duro contra el muro mientras entre gemidos y jadeos dices su nombre y que no se detenga."

Evangeline se levantó con una mirada sombría mientras Leona se quedó en shock sonrojada furiosamente, entonces seguidamente Evangeline se acercó a Chachazero y le dio con el puntapié enviándola lejos.

"¡Kupie!" exclamó Chachazero mientras volaba por el cielo estrellado.

"Siempre dando la lata." resopló Evangeline, molesta, sentándose al lado de Leona. "No le hagas caso, entonces, ¿de qué se trataban?"

"Ah…" la miró Leona aun sonrojada, intentando recordarlo, ya que aquello la había dejado atónita. "Bueno… Aunque yo no estoy presente, hay una mujer que creo haber visto hace unos días, con ella está otra persona que es un hombre, pero son asesinados por unos guardias a quienes ordenaron hacerlo, los sueños van cambiando, pero la mujer siempre es la misma." explicó.

"Por lo que dices, debe tratarse de cosas que debieron ocurrir en algún momento en el pasado, al contrario que los sueños premonitorios, tal vez esa mujer que mencionaste sea un antepasado tuyo."

"¿Eso crees? ¿Pero por qué de repente?"

"Suponiendo que fuera así, si te hubieras encontrado con ella en algún momento, ello podría formar una conexión que te hiciera ver sus recuerdos, pero no es el caso, ¿no?"

Una gota apareció en la nuca de Leona.

"No…" respondió Leona, desviando la mirada. "Debió ser eso… ¿Entonces es un antepasado mío?" pensó.

"Se nota que esconde algo." pensó Evangeline.

"Ahora que lo pienso." la miró Leona. "¿Cómo creaste a Chachazero? La verdad, es algo que tengo curiosidad."

"Hice una marioneta y después le puse un alma." respondió Evangeline con simpleza, encogiendo los hombros.

"¿Cómo se supone que se hace eso?" preguntó Leona, alzando una ceja.

"Usando un hechizo, aunque requiere bastante poder mágico y es agotador, así que no busqué a nadie en concreto."

"¿Qué pasaría si dejara de moverse?"

"Entonces querría decir que su alma se fue o que habría algo que lo impidiera."

"Tal vez sea eso…" pensó Leona, cruzando los brazos bajo su pecho con una mirada seria y pensativa.

"¿Por qué te interesa?" la miró Evangeline fijamente.

"Ah, no, solo me pareció interesante, no todos los días se puede ver algo así." respondió Leona, negando con la cabeza mientras Evangeline seguía mirándola fijamente.

Horas más tarde, Evangeline miraba el fuego de la hoguera mientras Leona estaba durmiendo.

"Ama, ¿hasta cuándo va a estar consintiendo a esa niña?" preguntó Chachazero a su lado.

"Yo no la estoy consintiendo."

"¿A no? Pues a la mayoría de los humanos no les da tiempo ni a decir los buenos días, no me diga que se está encariñando, ¿qué pasa con nuestro reinado del terror?"

"Deja de decir sandeces, ¿cuándo he tenido afecto por un humano?"

"Si tú lo dices, ama."

A la mañana siguiente, Leona despertó y vio que Evangeline seguía durmiendo.

"Iré a tomar un baño, creo que había un manantial por aquí cerca." pensó Leona, levantándose.

"¿Dónde vas?" la miró Chachazero.

"Voy a tomar un baño." respondió Leona, alejándose.

"Oh."

Al llegar al manantial, se desvistió y se metió en el agua, pero al hacerlo se estremeció al notar lo fría que estaba.

"¡Está helada!... Al menos no es muy profundo…" pensó Leona, viendo que el agua solo le cubría hasta el fémur.

"Chachazero, ¿sabes dónde ha ido la niña?" la miró Evangeline ya que al despertarse no la encontró.

"Dijo que iba a bañarse, ama, por cierto, ¿a qué sabe su sangre? Parecía gustarle."

"Es como un dulce néctar."

"Oh, ¿quiere que la ate con una cuerda para que no escape?"

Evangeline ignoró el comentario de Chachazero, y miró hacia la dirección donde estaba el manantial.

"Espero que pueda volver pronto… Tengo la impresión de que sospechan cada vez más de mí." pensó Leona, dejando ir un suspiro, seguidamente comenzó a nadar por el manantial y a sumergirse en el agua por unos segundos, más tarde, se quedó mirando el cielo, pensativa mientras flotaba en el agua, hasta que decidió levantarse, acomodando su cabello hacia atrás, y quitándose el agua de la cara.

"Aquí estás." escuchó una voz detrás de ella.

Leona se dio la vuelta lentamente y vio a Evangeline en su apariencia adulta.

"¿Desde cuando estás ahí?" la miró Leona, nerviosa.

"No demasiado." respondió Evangeline. "Vine a darme un baño."

"¡¿Eh?!" se sonrojó Leona de inmediato mientras Evangeline se desvestía.

"Tsk." pensó Leona mirando a su alrededor, vio una roca y se dirigió a ella para esconderse detrás.

"¿Por qué te escondes?" preguntó Evangeline, alzando una ceja mientras se metía en el agua.

"Tengo un problema llamado vergüenza, desde mi nacimiento, así que te agradecería que no vinieras."

Evangeline sonrió de forma maliciosa y se dirigió a ella.

"Eso tiene solución." apoyó Evangeline la mano en la roca, mirándola.

"¡No es necesario!" exclamó Leona, cubriéndose con los brazos como podía.

"No te lo pregunté anoche, ¿cómo te hiciste esa cicatriz?" preguntó Evangeline, mirándola fijamente.

"Me la hicieron hace tiempo…"

"Chan, chan, chan, chan…" pensó Chachazero mientras iba acercándose a ellas, buceando.

"Déjamela ver."

"No- ¡Ah!" exclamó Leona cayendo al agua de repente, debido a que Chachazero la había agarrado del tobillo tirándola hacia atrás, pero antes de que cayera, Leona se agarró a la muñeca de Evangeline haciendo que esta cayera hacia adelante.

"Ke, ke, ke." rio Chachazero, sacando la cabeza del agua, viéndolas. "Vaya, cayó el ama también… Retirada."

"Por qué…" se quejó Leona abriendo los ojos y vio que Evangeline estaba encima de ella, en una posición incómoda.

"Yo esto lo he vivido." pensó Leona, sonrojándose y poniéndose nerviosa.

"¿Por qué me has tirado encima de ti?" preguntó Evangeline con una mirada inquisitiva.

"¡Algo me sujetó el tobillo y me hizo caer!" intentó Leona defenderse.

"Oh…" la miró Evangeline fijamente.

"¿Qué? … ¡Es la verdad!"

Pasaron unos segundos mirándose hasta que Evangeline rompió el silencio.

"Cuando me miras siento como si vieras a alguien más a través de mí." la miró Evangeline con una mirada difícil de descifrar.

"¿Qué?" se sorprendió Leona. "No… Debe ser tu imaginación…" respondió Leona con una voz débil, mirando hacia otro lado.

"Espero que nadie se dé cuenta de esto, sino nuestra reputación se ira al carajo, no debí hacerlo." pensó Chachazero, mirándolas desde la orilla, sentada en una pequeña roca. "¡Ama! ¿No deberíamos irnos?"

Evangeline se apartó de Leona y se dirigió a la orilla, alejándose.

"Deberías salir, a no ser que quieras resfriarte."

Leona la siguió y después de unos minutos, dejaron el lugar.

"Antes del atardecer estaremos allí." dijo Evangeline mientras se dirigían hacia el lugar.

Estuvieron caminando durante horas, pasando por diferentes lugares hasta que finalmente llegaron a un pueblo abandonado.

"Es aquí." dijo Evangeline, mirando unas escaleras que bajaban hacia lo que parecían ser unas ruinas que estaban bajo tierra. "El nombre de este pueblo era Ligeom, hace tiempo este lugar era conocido por sus plantas medicinales, pero descubrieron que usaban hechizos de sanación con esas plantas y no creo que sea necesario explicar que ocurrió." explicó mientras bajaban las escaleras, a continuación, avanzaron por un pasillo oscuro el cual lo iluminaron con magia, las paredes estaban quemadas con algunas grietas, pero aun así se veían sólidas. "Aparte de ello, solían hacer reuniones con brujos de otros lugares para encontrar la manera de viajar por el tiempo." continuó explicando, cuando llegaron al final del pasillo, se encontraron una puerta robusta y al abrirla, vieron un círculo mágico en el suelo desgastado, también, en las paredes había unos símbolos escritos.

"Según tengo entendido, esto tenía algo que ver con lo que estás buscando, aunque puede ser solo un rumor." comentó Evangeline mirando el círculo mágico.

Leona se acercó a los símbolos de las paredes.

"Estos son… Están en el mismo idioma que el libro que estoy leyendo, valió la pena el tostón que me dio Rachel con aprenderlo." pensó Leona, mirándolos.

"¿Puedes leerlo?" la miró Evangeline, alzando una ceja.

"Sí, por suerte."

Leona estuvo unos minutos leyéndolo hasta que terminó.

"¿Y bien?"

"Es lo que estoy buscando." asintió Leona. "Solo tengo que poner mi sangre en el círculo y pronunciar el hechizo que hay escrito mientras pienso en el lugar y tiempo que deseo ir." pensó.

De repente, una serpiente plateada de gran tamaño con colmillos venenosos salió desde las sombras e intentó devorar a Leona, pero antes de que la pudiera alcanzar, Evangeline la atrapó en un bloque de hielo.

"¿De dónde ha salido?" miró Leona a la serpiente, sorprendida, intentando asumir lo ocurrido.

"Me imagino que es quien se encarga de proteger estas ruinas, debieron ser gente meticulosa con sus descubrimientos, por eso debieron pensar que otras personas podrían venir a este lugar a arrebatarles sus méritos, esa debió ser la razón por la cual dejaron a esta serpiente de guardián." explicó Evangeline, cruzando los brazos bajo su pecho. "De todas formas, no la he atrapado eternamente por lo que acabara saliendo del hielo, no quiero que ningún estúpido humano se adueñe de este lugar."

"Tiene sentido." dijo Leona, mirando los símbolos.

"Entonces nos despedimos aquí."

"¿Eh?" la miró Leona. "Sí… Eso parece, gracias."

"No tienes por qué dármelas, solo te devolví el favor, entonces te dejo con ello." se despidió Evangeline yéndose del lugar.

Leona se quedó mirándola hasta que dejó el lugar.

"Ama, si quería que siguiera con nosotras, solo tenía que decirlo, yo la hubiera atado a una cuerda, obligándola." dijo Chachazero en el hombro de Evangeline mientras se alejaban del pueblo.

"¿Oh? Pensaba que no querías."

"Y lo sigo pensando, pero es divertido molestarla, además tendrías comida gratis, ama."

"Hmph, de todas formas, siento que la veré de nuevo…" dijo Evangeline. "Aunque sean varios años después." pensó.

"Bien." pensó Leona, dentro del círculo mágico. "Espero que funcione…" lo miró, dudando. "No, ¡no debo dudar!" exclamó Leona, alzando las manos en puños.

Seguidamente, Leona se hizo un pequeño corte en el brazo haciendo que la sangre cayera en el círculo, de repente, ello empezó a brillar intensamente de un color carmesí y una luz salió de ello iluminando todo el lugar, a continuación, Leona comenzó a pronunciar el hechizo que había memorizado.

"Tú que flotas en las corrientes del tiempo infinitas, acude a mi llamada, ayudame a encontrar el lugar del cual procedo, tú que conectas todas las épocas, concedeme el poder reuniendo en mí tu resplandor para guiarme hacia el camino de vuelta a casa, regreso al lugar donde pertenezco… Corriente eterna del tiempo… ¡Release time!" exclamó Leona, terminando el hechizo.

La luz envolvió a Leona y desapareció del lugar, segundos después, alguien entró en la habitación, era una mujer de gran altura y obesa, el color de sus ojos era de un rojo carmesí, su cabello era castaño oscuro y lo llevaba atado en varias trenzas, llevaba un vestido llamativo carmesí, un collar, una boa de plumas negras alrededor de su cuello, y un sombrero fedora ancho adornado con plumas y rosas.

"Hmm…" sonrió la mujer misteriosamente, mirando el círculo mágico donde se había marchado Leona.

Un agujero apareció en el cielo anaranjado del atardecer y Leona cayó al mar.

"¡Ah!" exclamó Leona, sacando la cabeza del agua. "¿Cómo puede ser que termine en el agua estando en tierra?" pensó, molesta. "Ese hechizo me ha dejado realmente agotada… ¿Habrá funcionado?" miró a su alrededor y vio una isla en el horizonte que parecía ser Senkyokan. "Se parece a…" susurró.

Leona comenzó a nadar hacia la isla y cuando consiguió llegar a la orilla, avanzó unos pasos por la arena y se dejó caer de rodillas, dejando ir un suspiro de cansancio.

"¡Leona-chan!" exclamó un hombre dirigiéndose hacia ella. "¿Estás bien? No sabíamos dónde te encontrabas."

"Ponte a nadar durante una hora y lo entenderás." respondió Leona con una voz cansada y una mirada exhausta.

"Nos dijeron que habías desaparecido, hemos avisado a Yukihime-sama."

"¿Yukihime?... ¿Está aquí?... ¿En qué año estoy?" preguntó Leona mientras cogía aire.

"Pobre muchacha, se habrá golpeado tan fuerte que no sabe ni en qué año se encuentra." la miró el hombre de la organización, preocupado. "Estás en el dos mil ochenta y seis."

"¿Dónde están esos tipos?" preguntó Leona con una voz de enfado, refiriéndose a Salgair y Vesprinaria. "Les haré acordarse de mí…"

"¡Leona!" la llamó Evangeline yendo hacia ella seguida por otro hombre de la organización.

"¿Evangeline…?"

"Creo que le falta parte de la memoria, Yukihime-sama, no sabía en qué año se encontraba."

"¿Qué?"

"Estoy perfectamente, solo estoy cansada de haber estado nadando desde el quinto pino y con apenas poder mágico."

Evangeline la miró unos segundos y se agachó poniéndose a su altura, seguidamente la cogió en brazos como una novia.

"¡Eh!"

"Será mejor que descanse, voy a llevarla a la habitación, os agradezco que avisarais, podéis retiraros."

"Sí, ¡Yukihime-sama!"

"Puedo… Puedo ir por mi cuenta, no tienes por qué llevarme." dijo Leona, sonrojada.

"No es lo que me pareció cuando te vi." la miró Evangeline mientras iban a su habitación. "Deberías vigilar más cuando utilizas la magia, el maná es vital y si lo usas en exceso puedes perder la conciencia."

"Lo sé…"

"Por cierto, ¿qué hay de lo que llevas puesto? Es como los que solían llevar antiguamente los caballeros de la corte."

"¡Eh! Bueno… Yo-"

"Hmph, ya me lo explicarás mañana con más detalle."


Fin del capítulo.

Y así Leona consiguió regresar, quien sería la mujer que apareció al marcharse Leona, ¿qué ocurrirá?

Gracias por leer, espero que haya gustado, si es así, dejen review por favor, me gustaría saber su opinión, me anima a seguir escribiendo. Cualquier duda de la historia, pueden decirme.