Capítulo 17

Dana: La bruja de la ruptura

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"¿En serio?" preguntó Touta aliviado. "¿Leona regresó?"

"Sí." respondió uno de los hombres de la organización. "Está con Yukihime-sama."

"¿Yukihime?" preguntó Kirie, alzando una ceja.

"Se la llevo…" dijo el hombre.

"A su habitación." añadió otro.

"¿A su habitación?" remarcó Kirie.

"Kirie, ¿intentas decir algo?" inquirió Karin, mirándola fijamente.

"Bueno, si lo piensas sigue siendo un humano, no es inmortal como nosotros." respondió el hombre, poniéndose la mano en la nuca.

"Tienes razón, debe ser eso." sonrió el otro. "Además, tengo entendido que comparten habitación, ¿no?"

"Es cierto." miró Kirie hacia otro lado. "Bueno, mañana le preguntaremos a Leona donde estuvo."

"Sí." asintió Kuroumaru. "Por suerte, está bien."

A la mañana siguiente, Leona notó como los rayos del sol entraban por la ventana, molestando su sueño.

"Huh…" murmuró Leona adormilada, abrió los ojos y vio a Evangeline mirándola, estaba sentada en la silla con las piernas cruzadas una sobre la otra, y con el codo apoyado en el reposabrazos, sujetándose la cabeza con la palma de la mano.

"E-Evangeline." se incorporó Leona en la cama.

"Te quedaste dormida poco después de que te llevara a la habitación, ¿cómo te encuentras?"

"Estoy mejor." la miró Leona. "Por cierto, ¿dónde están esos demonios?"

"Se marcharon en cuanto te hicieron desaparecer." respondió Evangeline, levantándose de la silla. "¿Y bien? ¿Dónde estuviste estos días?" preguntó dirigiéndose hacia ella.

De repente, Leona se puso nerviosa al escuchar la pregunta.

"Eh… Hicieron que apareciera en un lugar bastante alejado de aquí…" respondió Leona, apartando la mirada.

"Oh." dijo Evangeline, sentándose a su lado. "Así que un lugar bastante alejado."

"Sí."

"¿Por qué no me contactaste con la tarjeta de pactio?"

"No… No pude hacerlo, sabes que hay un límite de distancia…" respondió Leona, mirándola incomoda.

"¿Tan lejos estabas?"

Leona asintió.

"Leona." suspiró Evangeline.

"¿Qué?"

"No me mientas, ¿viajaste al pasado, no?" la miró Evangeline, seriamente.

"¿Eh?" se sorprendió Leona. "No… No sé de qué hablas." apartó la mirada hacia el suelo.

Evangeline cerró los ojos y le dio sonrisa falsa.

"Leona ~ "

"…"

Rápidamente Evangeline le dio en la herida que se estaba curando, lo que hizo que Leona diera un gritó ahogado mientras se ponía la mano en la herida.

"¿A no? ¿Y esa herida de que es?" la miró Evangeline fijamente.

"No, no tengo ninguna-"

"¿No? Entonces no te importará que lo haga de nuevo."

"¡No!" exclamó rápidamente Leona, cubriéndose la herida. "¡Está bien! tengo una herida ahí, ¡así que no me des más!"

"Entonces confiesa, viajaste al pasado, ¿no es así? Eso explica porque no podía saber dónde te encontrabas."

"Sí…" respondió Leona casi en un susurro. "Es como dices…"

"Estaba en lo cierto." suspiró Evangeline. "Tu manera de mentir es pésima."

"Entonces por qué me diste si lo sabias desde el principio." la miró Leona, molesta.

"Para que confesaras."

"También podrían haberme enviado a otro planeta."

"Esa opción hubiese sido poco probable."

Leona la miró seriamente durante unos segundos.

"¿Qué? ¿Hay algo que quieras decirme?"

"Yo… Tú… ¿Me recuerdas?"

"¿Eh?"

"¿Recuerdas haberme conocido en el pasado?

"¿Por qué lo preguntas?" la miró Evangeline, alzando una ceja. "Sí, lo recuerdo." respondió.

"Tsk, no debería de ser así…" miró el suelo Leona con una voz tensa, aferrando las sabanas con fuerza.

"¿Eh?"

Leona la miró preocupada.

"El hecho de que estuviera allí solo fue por culpa de esos dos, no tendría que haber estado, no quiero que lo que pienses ahora sea por algo que pasó en ese tiempo, tú quizás no seas-"

"¿Piensas que puedo haber cambiado?" interrumpió Evangeline. "Te preocupas por cosas tan triviales…" suspiró. "El hecho de que fueras al pasado no cambia nada de lo que ya sentía, solo me hizo comprobar lo que podría haber sido entonces si te hubiera conocido, nada más, no has cambiado mi forma de pensar si es lo que te preocupa."

"¿Seguro? …" la miró Leona insegura y preocupada.

"¿A qué viene esa mirada?" sonrió Evangeline. "¿Qué piensas que puede haber cambiado?" se acercó lentamente hacia ella, poniéndole sus manos en las mejillas, atrayéndola hacia ella.

"No-" respondió Leona sonrojándose súbitamente, sin saber que responder.

Cuando estaban a unos centímetros de rozar sus labios, Evangeline se detuvo y le estiró de las mejillas.

"¿Qué creías que iba a hacer justo ahora?" sonrió Evangeline burlonamente mientras le estiraba de las mejillas. "Sigo pensando que eres una cria que solo se mete en problemas y que hace que tenga que ir a buscarla constantemente porque no sabe estarse quieta." terminó de decir, soltándola. "¿Ya te quedó claro?"

Leona asintió mientras se acariciaba las mejillas, dolorida.

"Bien." dijo Evangeline levantándose de la cama. "Entonces, puedes ir con los demás a ayudarles con el trabajo, estuvieron preocupados por ti." la miró, poniéndose una mano en la cintura.

Leona asintió y después de que Evangeline dejara la habitación, se cambió de ropa y fue donde estaban los demás.

"Siento que solo me ve como una niña…" pensó Leona suspirando profundamente mientras iba por uno de los pasillos.

"¡Leona!" escuchó a Touta detrás de ella, al darse la vuelta vio que él iba hacia ella con los demás.

"Touta…"

"Estábamos preocupados, ¿dónde estuviste? ¿Estás bien?"

"… No creo que sea buena idea mentirles…"pensó Leona. "Me enviaron al pasado."

"¿Eh?" parpadearon.

"Viaje al pasado."

"¡¿En serio?!" se sorprendió Touta. "¿En qué época?"

"Creo que fue en la edad media."

"Oh, pensé que sería donde los dinosaurios."

"Di- ¿Dinosaurios?" parpadeó Santa.

"No, tampoco tanto."

"¿Cómo conseguiste regresar?" preguntó Kuroumaru con curiosidad.

"Ah… Como decirlo…" respondió Leona, acariciándose la nuca con la mano. "Me ayudó Evangeline, pero la del pasado quiero decir."

"¿Yukihime?"

"Sí."

"¿Por qué te enviarían allí?" preguntó Kirie con los brazos cruzados bajo su pecho.

"Si te refieres a los que atacaron, no lo sé…"

"Eso es lo de menos." interrumpió Karin. "Lo importante es, ¿cómo que conociste a Yukihime-sama? ¡¿No sería en su plena juventud?!"

Kirie se cayó al suelo al escucharlo.

"¡¿Eso es esencial?!" exclamó Kirie, levantándose.

"No sé cómo responder a eso… Pero no, no creo…"

"¿Qué estáis haciendo ahí?" se escuchó a Vasago mientras iba hacia ellos.

"Vasago-san… Solo estábamos hablando, enseguida nos ponemos a trabajar." dijo Kuroumaru, inclinándose.

"Ah, Leona…" la miró Vasago. "Cuando termines, necesitaríamos que ayudaras a quien se encarga de la cocina."

"¿Eh?"

"Tuvo bastante éxito lo que cocinaste aquel día, así que pensamos en que podrías ayudar a prepararla."

"Sí… No hay problema."

"Bien." sonrió Vasago. "No se hable más entonces, y ahora, poneros a trabajar." los miró seriamente, después continuó por el pasillo.

Karin puso una mano sobre el hombro de Leona.

"Te han nombrado ayudante oficial sin que te des cuenta."

"…"

"Bueno, empecemos a trabajar." estiró los brazos Touta por encima de su cabeza.

"Leona y yo enseguida vamos." los miró Karin.

"¿Qué?" parpadeó Leona.

"Está bien." sonrió Touta. "Nos vemos ahora." se despidió con los demás, dejándolas.

"¿Ocurre algo, Karin?" la miró Leona, ladeando la cabeza a un lado.

"Como te comenté hace unos días, quiero hablar contigo de algo."

"¿Eh?"

"Ya sabes, antes de que te enfrentaras a Fate."

"¡Ah! Sí, ya me acuerdo… ¿De qué se trata?"

Karin suspiró y la miró.

"Noto cierta cercanía con Yukihime-sama."

"¿Eh?"

"El tiempo que llevas con nosotros, he notado que estás bastante pegada a ella."

"¿Cómo pegada?" preguntó Leona con una gota en la nuca.

"¿De qué os conocéis? Es algo que llevo preguntándome desde que llegaste."

"¿Qué? … Bueno… Veras…" miró Leona hacia otro lado, nerviosa.

"Puedes decírmelo, no se lo diré a nadie, de hecho, Yukihime-sama me contó lo que te hicieron."

"Quieres decir…"

"Sí." asintió Karin. "No se lo he dicho a nadie."

Leona suspiró y la miró seriamente.

"Está bien, te lo explicaré."

Leona empezó a explicarle a Karin lo que pasó en Mahora con Airon y de cómo el espíritu del árbol la hizo regresar.

"Así que es eso… Cuesta creerlo." la miró Karin pensativa con los brazos cruzados bajo su pecho.

"Lo sé, pero esa es la verdad."

"Está bien." suspiró Karin. "No parece que estés mintiendo… Entonces, cuál es tu relación con Yukihime-sama."

"Mi… ¿Relación?" parpadeó Leona, miró hacia otro lado, pensativa. "Diría que solo tenemos una relación maestro-discípulo."

"¿Maestra?"

"Me entrenó cuando le pedí que me ayudara debido al problema que tuve con quien te expliqué."

"Hum… Ya veo… Eso explica porque te permitió ir con nosotros a esa misión, está bien, no tengo más que decir, será mejor que vayamos con los demás antes de que se impacienten."

Leona la siguió por el pasillo hasta que llegaron donde estaban los demás.

El día fue transcurriendo hasta que llegó la tarde, siendo casi la hora de terminar, Leona se despidió de quien había ayudado a preparar la comida y fue a llevarle un té a Evangeline a la habitación donde siempre trabajaba.

Al llegar, llamó a la puerta un par de veces y entró cuando escuchó la voz de Evangeline permitiéndole pasar.

"Evangeline, te he traído el té que pediste." dijo Leona, cerrando la puerta detrás de ella mientras con la otra sostenía la bandeja, al mirar la habitación vio a una mujer sentada en uno de los sofás, era una mujer de gran altura y obesa, el color de sus ojos era de un rojo carmesí, su cabello era castaño oscuro y lo llevaba atado en varias trenzas, tenía los parpados maquillados de un sombreado oscuro y los labios pintados de color purpura, llevaba un vestido llamativo carmesí, un collar, una boa de plumas negras alrededor de su cuello, y un sombrero fedora ancho adornado con plumas y rosas.

"Vaya." sonrió la mujer, curvando sutilmente los labios. "Has ampliado el personal, Evangeline."

"¿Y esta señora quién es?" la miró Leona con curiosidad, alzando una ceja.

Evangeline suspiró desde su asiento.

"Su nombre es Dana Ananga Jagannatha, a veces viene de visita."

"Ese es un apellido difícil de recordar…" pensó Leona con una gota en la nuca, seguidamente dejó el té en la mesa de Evangeline.

"Sabes, tu sangre parece ser apetitosa," comentó Dana que se había levantado y ahora estaba delante de ella, mirándola con atención. "Es algo que resulta bastante tentador y provocativo." se lamió los labios. "Deberías de tener cuidado o podrías terminar siendo presa de alguna criatura de la noche." la miró misteriosamente con una sonrisa en la que mostró los colmillos.

"Qué-"

"Dana." interrumpió Evangeline con una voz seria y una mirada inquieta.

"Hmph, no te preocupes Evangeline, no tengo intención de hacerle nada, a pesar de la curiosidad." sonrió Dana, dándole una mirada tranquilizadora.

"Huh… ¿Eres un vampiro?" preguntó Leona, alzando una ceja.

"Así es." respondió Dana, mostrando los colmillos.

"Ah." dijo Leona con simpleza.

Dana alzó una de las cejas.

"¿Ah?" repitió Dana. "¿No te sorprende?"

"Supongo que me he acostumbrado, no eres el primero que veo."

"Oh." dijo Dana pareciendo desilusionada. "Pensaba que montarías una escena."

"¿Cómo?"

"La mayoría de los humanos lo hacen cuando ven a un vampiro, aunque en tu caso, es diferente, ¿me equivoco?" dijo Dana con un brillo en su mirada.

Leona permaneció mirándola seriamente e inquieta.

De repente, la puerta se abrió y entraron varias personas.

"Maestra." la llamó Touta. "¿Estás de visita?"

"¿Maestra?" parpadeó Leona.

"¡Ah! La señora anciana."

Seguidamente, Dana apareció delante de Santa y le atravesó con el dedo índice el pecho, dejándolo inconsciente.

"¡Santa!" exclamó Touta, preocupado.

"Ya advertí una vez que, cualquiera que me llame anciana, lo asesinaré tantas veces como la palabra salga de sus labios."

"Menos mal que es inmortal…" susurró Kuroumaru.

Dana se dio la vuelta y observó que Leona la miraba como si quisiera decir algo.

"¿Quieres decirme algo, muchacha?"

"¿Y si la persona te llama de esa manera cuatro veces, pero no es inmortal? No podrías cargártelo tantas veces."

Un silencio rotundo invadió la habitación.

"Buena pregunta." rio Dana levemente. "Entonces, lo convertiría en inmortal y lo mataría una y otra vez hasta quedarme satisfecha."

"¡Qué cruel!" pensaron todos, excepto Evangeline.

"Bien, tengo que marcharme."

"¿Ya te vas maestra?" la miró Touta.

"Sí, regreso a mi castillo, entonces, nos vemos algún otro día." se despidió Dana, haciendo un gesto con la mano en el aire, después hizo aparecer un círculo mágico y se tele transportó hacia otro lugar.

"¿La conoces?" preguntó Leona, mirando a Touta.

"Si, pasaron algunas cosas y nos entrenó." sonrió levemente Touta, acariciándose la nuca.

"No quiero recordarlo, me niego a volver a pasar por ello." añadió Kirie con una expresión seria, cruzando los brazos bajo su pecho.

"Vamos, Kirie." sonrió Touta. "Pero gracias a ello nos hicimos más fuertes."

"Aun así, me niego a hacerlo de nuevo."

"Está bien, volved al trabajo." ordenó Evangeline, mirándolos.

"Sí, ma'am." dijeron todos a la vez.

Dejaron la habitación y se alejaron por el pasillo.

"Así que ella también es un vampiro." comentó Leona.

"Sí, es un vampiro noble, es decir, un pura sangre, aunque a pesar de que la mayoría de ellos no se relacionan con el mundo humano debido a que no tienen interés en los asuntos que puedan tener, ella a veces se pasa por aquí." explicó Kuroumaru.

"Mm…" dijo Leona pensativa.

Horas más tarde, Leona fue a buscar a Chamo y al mirar por una de las ventanas, vio que estaba en el patio, bajó las escaleras y al salir del resort, lo llamó.

"Chamo." se acercó Leona.

"Leona, ¿ocurre algo?" la miró Chamo en su forma humana.

"Podemos hablar un momento en privado, por favor."

"Claro, de que se trata, ¿es sobre el amor, no? Ho, ho." rio Chamo. "Soy un pozo de sabiduría."

"No." respondió Leona con una mirada inexpresiva.

"Hum… ¿no? Bueno, puedes decírmelo aquí, no hay nadie cerca."

"He estado pensando y creo que eres el más indicado para decírmelo, así que iré al grano, por qué Evangeline no quiere que me acerque a Ialda, además tengo la impresión que, de alguna manera, ya no es tan estricta, aunque no es que ello me disguste."

"Mm…" dijo Chamo, acariciándose el bigote. "Está bien, te lo contaré, pero es algo difícil de decir así que, dame unos minutos para saber cómo explicarlo…"

Chamo comenzó a explicarle lo sucedido antes de que Negi se sacrificara.

"Es por eso…" miró Leona el suelo, pensativa. "¿Cómo se llamaba la que vino de visita que llevaba un sombrero?" preguntó Leona, mirándolo.

"¿Qué?" parpadeó Chamo.

"Sí, la que no le gusta que la llamen anciana."

"Ah, Dana."

"¡Eso! Necesito ir a verla, ¿sabes dónde puedo encontrarla?" preguntó Leona, mirándolo seriamente.

"¡Eh! Pues… Esto es algo complicado." Chamo cruzó los brazos. "Pero, ¿por qué quieres ir?" la miró, extrañado.

"Quiero hablar con ella."

"Bueno, como te lo digo… Ella vive bastante lejos de aquí, la llaman la bruja de la ruptura, por lo que está en un castillo en el cielo, perdido."

"… Eso parece de una película, ¿de la ruptura?"

"Mm… Es porque puede controlar el tiempo y el espacio, su castillo está conectado a diferentes tiempos y espacios, ya sea el presente o el pasado, o ver el futuro, por eso puede viajar al periodo de tiempo que desee, incluso puede ver diferentes mundos paralelos a este." explicó Chamo, viendo la expresión de Leona. "Sé que tal vez es difícil de creer, pero es así."

"Entonces no puedo saber dónde se encuentra…" suspiró Leona, decepcionada.

"Bueno… Hay algo que podría funcionar." dijo Chamo poniéndose una mano en la barbilla, pensativo.

"¿En serio?" lo miró Leona más animada.

"Hace un tiempo, me dio un brazalete que sirve para tele transportarte donde ella se encuentra, aunque solo sirve una vez." explicó Chamo, sacándolo del bolsillo del pantalón. "¿Seguro de que quieres ir?"

Leona asintió.

"De acuerdo entonces…"

Chamo se lo puso en la muñeca y levantó el brazo, seguidamente un círculo mágico apareció delante de ellos.

"Si lo atraviesas llegarás donde está." la miró Chamo.

"Está bien, gracias Chamo, dile a Evangeline que volveré más tarde."

Chamo asintió y Leona se metió en el círculo mágico, atravesándolo, al hacerlo llegó a lo que parecía ser un patio de un castillo de lo inmenso que era, el círculo mágico desapareció después de pasarlo.

"Debe ser aquí…" pensó Leona, mirando a su alrededor. "Ahora tengo que encontrarla."

Leona fue por el patio hasta encontrar una puerta de gran tamaño.

"Donde está el timbre aquí, carajo." pensó Leona.

De repente, la puerta del castillo se abrió como si le indicaran que entrara, Leona miró a su alrededor y entró.

"¿Hola?" dijo Leona mientras iba por el pasillo que parecía no tener fin.

Todo el lugar estaba lleno de ventanales de forma ovalada que hacían que estuviera iluminado, también había varias puertas casi pegadas una con otra, después de estar yendo por el pasillo unos minutos, salió a un patio trasero en el que había varias mesas con sus respectivas sillas, en una de ellas estaba Dana con una copa de vino mientras observaba el inmenso cielo que se podía ver, ya que era un castillo flotante.

"Ahí está." pensó Leona, mirándola. "Hola." saludó acercándose.

"Vaya, tengo visita." sonrió Dana, dejando la copa sobre la mesa. "Eres la muchacha del otro día, dime, ¿a que has venido?" la miró. "Rara vez me viene a visitar un humano… Corrijo, nunca vienen."

"Porque me recuerda esta mujer al personaje de algún cuento… lo que sea." pensó Leona. "He venido para pedirte un favor."

"Oh, ¿y que puede querer un humano de mí?"

"Yo… Necesito que me entrenes hasta que sea capaz de aprender unos conjuros de este libro." respondió Leona, haciendo aparecer el libro que tenía Rachel guardado.

"¿De dónde lo has sacado?" preguntó Dana, mirando el libro con interés.

"Es de alguien que lo tuvo hace tiempo, es lo único que sé…"

"Se dé la existencia de ese libro, es uno de los libros que hizo Drácula hace muchos años, no está hecho para un mortal."

"¿Drácula? ¿Pero existe?"

Dana rio por el comentario.

"¿Creías que solo era un personaje inventado? Sí, existe, pero casi nunca aparece por el mundo humano, al igual que otros vampiros… Tienen tantos años que ya les aburre todo, aunque yo no soy como ellos, soy mucho más humana, joven y hermosa."

"Ah… ¿Cuántos años tienes?"

"Muchacha, no se le pregunta la edad a una mujer, pero tengo más de los que puedas imaginar."

"Perdón… Sobre el libro, no me importa lo que me cueste, quiero aprenderlos." la miró Leona con una mirada determinada, poniéndose una mano en el pecho, ¿qué tengo que hacer para que me ayudes?"

"No soy del tipo que quiere algo a cambio, aunque sea una criatura de la noche, tengo mis reglas."

"¿Entonces?"

"Está bien, si hay algo que me sobra es tiempo, y ya que conoces a Kitty."

"¿Quien?" parpadeó Leona.

"Tu maestra, Evangeline."

"Ah… ¿Entonces eso es un sí?"

"Lo has entendido bien, te ayudaré, tengo interés en saber hasta donde puedes llegar, aunque como te dije ese libro no está hecho para mortales."

"Lo sé, pero creo que podré soportarlo, de hecho, tengo una parte de vampiro en mí."

"Ya lo sabía."

"¿Lo sabias?"

"Hmph, yo lo sé todo, muchacha." rio Dana. "Ahora, como solo eres un humano, no puedo entrenarte como preferiría, ya que puedes morir, pero te advierto de que mi entrenamiento no es fácil, voy a ser muy exigente, porque al contrario que yo, envejeces y no puedo alargarlo todo el tiempo que quisiera, así que prepárate."

"Está bien." asintió Leona. "No me quejaré, gracias."

"Hmph."

"No dejaré que te salgas con la tuya, Rachel." pensó Leona con un brillo en su mirada.

"Por cierto, muchacha."

"¿Qué?"

"Aprecias mucho a Kitty, ¿no es así?"

"¿Eh? Hum… Sí…"

"Pero no eres lo suficientemente fuerte para protegerla, por eso termina casi siempre salvándote el culo, encima eres inferior en altura y causas muchos problemas."

"¿Qué?" dijo Leona con una mirada molesta y seria." ¡A qué viene todo eso! ¡¿Y qué pasa con mi altura?! ¡La has metido ahí porque sí!"

"Je, en madurez jamás podrás alcanzarla." suspiró Dana. "Quiero decir, solo eres una cria y ella tiene demasiados años, siglos de adelanto, siempre serás inferior en poder y en experiencia, por no decir que siempre te verá como a una niña y no como a alguien que es capaz de proteger su espalda."

"¿Tocarme la moral es parte del entrenamiento, señora?" preguntó Leona con un tic en una de las cejas, cada vez más molesta.

"Maestra, es como me vas a tener que llamar." sonrió Dana.

"Tsk."

"Afortunadamente para ti, te ayudaré a ser más fuerte, aunque no tanto como yo, además no puedo decirle no al amor.

"¿Perdón?" dijo Leona con una mirada inexpresiva, al escuchar lo último.

"Lo que quiero decir, te gusta ella, ¿no?"

"Qué-" se sonrojó Leona de repente. "¿Por qué lo dices?"

"No es muy difícil saberlo." respondió Dana, cogiendo la copa que había dejado sobre la mesa para darle un sorbo al vino.

"¿Cómo puedes saberlo? ¿Es porque también puedes ver a través de las personas?"

"No, es porque eres como un libro abierto, pero cálmate, no le diré a nadie."

"… Me gustaría saber por qué siempre me lo dicen…"

"Escucha estamos hechos de las cosas que soñamos… Personas, inmortales, todos nosotros, y en ese caso… ¡La única cosa que vale la pena en este mundo es amor! ¡Y belleza!" se levantó Dana de su asiento, levantando los brazos en el aire haciendo aparecer unas cuantas rosas alrededor del lugar. "¿Lo has entendido?" la miró con un brillo en su mirada.

"¿Seguro que me haré más fuerte con esta mujer? ..." pensó Leona con una mirada inexpresiva.

"Bien, empecemos, no perdamos más tiempo." sonrió Dana, mostrando los colmillos.

Varias semanas habían pasado desde que Leona empezó a entrenar en el castillo de Dana, ahora se encontraban en el patio acabando el último entrenamiento.

"Vamos, ¡más rápido!" exclamó uno de los clones de Dana, ya que se había dividido en tres.

Leona esquivó dos de ellos y fue hacia la original para golpearle en el estómago, pero despareció segundos antes de hacerlo y apareció en el aire para darle una patada en el rostro, Dana le sujetó la pierna y la lanzó contra una de las paredes del castillo, antes de golpearse, Leona dio una voltereta en el aire, aterrizando en la pared y saltó yendo hacia Dana. Ella desapareció antes de que la alcanzara y le golpeó en la espalda haciendo que Leona rebotara contra el suelo, pero rápidamente Leona se levantó esquivando uno de los golpes de Dana. Los clones fueron hacia Leona y empezó a esquivarlos tan rápido como podía.

Seguidamente, apartó a los clones haciendo aparecer un aura oscura a su alrededor, creó dos esferas de oscuridad y las fusionó en una sola, haciendo que tomara la forma de un vórtice esférico.

"Ultimate Darkness." dijo Leona, lanzando una potente onda oscura destructora hacia Dana.

El hechizo golpeó a Dana y parte del castillo, cuando el humo se disipó, se vio a Dana sin ningún rasguño y parte del castillo destruido.

"No está mal." sonrió Dana. "A ver qué te parece esto."

Los clones desparecieron y Dana empezó a rodearse de un aura oscura, empezó a hacerse más grande, el iris de sus ojos cambió a negro, mientras su rostro estaba cubierto por venas delgadas, le salieron cuatro brazos más y alrededor de Leona se formó un circulo donde aparecieron las sombras de unos brazos.

"Prepárate." dijo Dana con una mirada aterradora y una voz sombría, acercándose a ella.

"Tsk." gruñó Leona, poniéndose en posición de defensa.

Cuando parecía que iba a atacarla, Dana se detuvo, mostrándole un diploma.

"¿Eh? …" lo miró Leona, confundida. "¿Esto que representa que es?" preguntó, cogiéndolo.

"¿No lo ves?" dijo Dana, volviendo a su forma original. "Es un diploma, has aprobado, aunque como puedes comprobar solo es para humanos, obviamente tengo más, pero esos son ya para inmortales."

"¿Terminamos? ¿No ibas a atacarme?"

"Hmph, eso solo era para ponerte a prueba, si te hubiera atacado con esa forma te hubiera hecho desaparecer de un soplido."

"Noto cierta soberbia en esas palabras." estrechó la mirada Leona.

"Aunque tu enemigo sea superior a ti o cambié a una forma más siniestra, debes mantenerte siempre firme." comentó Dana, ajustándose el sombrero con ambas manos. "Si huyes solo estás demostrando que te das por vencido, tienes que plantar cara, aunque todo este en tu contra y seguir adelante, en pocas palabras un poco de valor, ¿lo entiendes?"

"¡Sí!" asintió Leona.

"Bien, si hubieras intentado escapar, no te habría dado el aprobado, ahora…"

Dana levantó el dedo índice y algo parecido a unos grilletes aparecieron en las muñecas y en los tobillos de Leona.

"¿Esto para qué es?" miró Leona con curiosidad los grilletes que emitían una luz rojiza.

"Son grilletes mágicos, sirven para fortalecer el espíritu de uno y el maná, lo que quiero decir, es que, de ahora en adelante tu poder será reducido a la mitad, cuanto más tiempo lo uses más fuerte serás cuando te los quites, ya que nunca estarás al cien por cien debido a ello, pero recuerda que solo debes retirarlo cuando realmente creas que es necesario, porque una vez que te los hayas quitado, ya no servirán más." explicó Dana, haciendo una pausa. "Además, te ayudará a establecer tanto la oscuridad como la luz de tu interior."

"¿Qué?"

"Cuando llegue el momento, lo entenderás."

"Entonces es como si entrenara, pero sin cansarme."

"Hmph, puede parecer así, pero recuerda que no deja de ser parecido a un sello, tú nivel ahora será inferior al que tenías debido a ello, pero gracias a eso, tu poder será mucho mayor cuando los retires."

"Entiendo… Por cierto, ¿voy a tener que ir así?" preguntó Leona, alzando los brazos a la altura de su pecho.

"Oh, espera… Dissimulation."

Al decirlo, los grilletes desaparecieron.

"Esto servirá para ocultarlo, de esa forma será más cómodo, no te preocupes por la movilidad, aunque tengas eso, no te será difícil moverte con libertad, ¿tienes alguna duda más?"

"No, gracias, ahora debería regresar."

"… Oh… Casi lo olvido, cuando quieras quitártelos, solo di 'enlevé'."

"Está bien." asintió Leona.

"¿Supongo que probarás aquello, no?" preguntó Dana, alzando una ceja.

"Sí."

"No deberías tener problemas, ya que, no es tan peligroso como otros hechizos."

"Entonces, nos vemos."

"Je, a lo mejor me paso un día de estos." cruzó Dana los brazos bajo su pecho.

"Gracias por todo." dijo Leona, cerró los ojos y un círculo mágico apareció debajo de ella. "Teleport." seguidamente desapareció del lugar.

"Fue entretenido, al menos." sonrió Dana. "Ahora ello depende de ella."


Fin del capítulo.

Después de haber estado entrenado con Dana un tiempo, Leona regresó a Senkyokan.

Gracias por leer, espero que haya gustado, si es así, dejen review por favor, me gustaría saber su opinión, me anima a seguir escribiendo. Cualquier duda de la historia, pueden decirme.