Capítulo 40: Destruyendo al Delipa

Evidentemente, era Yikumon.

La postura que tenía para agarrarse del techo más sus características físicas la delataban.

El Delipa se retiró lentamente de Lili mientras Yikumon caía graciosamente al suelo, haciendo relucir su actual belleza.

–¿Yikumon? –preguntó Lili mientras se sentaba.

–Aproximadamente, Lili. –respondió ella.

–¿Aproximadamente? –preguntó confundida Lili, a lo cual Yikumon asintió.

Yikumon se acercó lentamente al Delipa, amenazadora ahora con esta nueva forma.

Hubo una fuerte explosión en el exterior, y algo le dijo a Lili que debía salir de ahí lo más pronto posible.

–¡Yikumon, vamonos! –gritó Lili mientras salía corriendo de la casa.

–Lo siento, Lili. Pero no iré esta vez ni ninguna más. –murmuró Yikumon, viendo decididamente al Delipa– En cuanto a lo que iba a hacer…

Lili corrió hasta donde Yoshi se encontraba, haciendo que la abrazara.

El propósito de ambos era seguir en silencio, pero la belleza de aquel hechizo fue rota por Hien:

–¿Y Yikumon? –preguntó.

–Es cierto¿dónde está? –preguntó Kannonmon.

–Creí que venía detrás de mí… –dijo Lili, volteando a ver a su alrededor y viendo toda la calle vacía.

–¿No le habrá pasado algo malo? –preguntó Yoshi.

Lili salió corriendo fuera de su abrazo nuevamente hacia la casa.

Yoshi, Kannonmon, Hien, Ambarimon e Impmon la siguieron.

Todos se detuvieron en la puerta principal, mirando hacia el pasillo por el cual Yikumon se acercaba.

Venía en la forma de zorra, pero su piel era de color amapola y brillaba, mientras que sus ojos y el interior de su boca eran de un negro por el vacío.

–¿Yikumon? –preguntó Lili dudosa.

–Sí… Todavía… –dijo en una voz débil– Vamos, Lili, anímate. Necesitas la fuerza del corazón para lo que tienes que hacer ahora…

–¿A qué te refieres?

–Lili, tienes que destruir al Delipa… mientras lo mantengo bajo.

–¿Cómo?

Su voz hizo eco.

Entonces vio a su alrededor.

Estaba sola a excepción de Yikumon, las dos solas en la oscuridad.

Un teclado apareció en frente de Lili, y Yikumon habló:

–Lili, tienes que romper el código del Delipa, de manera que lo separarás de mí… o nos destruirás a ambos.

–¿Destruirte¡No¡No puedo hacer esto!

–Tal vez no, pero debes hacerlo. Eres la única que puede, ya que tú me llamaste e hiciste que el Delipa apareciera.

–¿Yo hice todo eso? No recuerdo haber llamado al Delipa…

–No lo recuerdas, porque no lo llamaste conscientemente. Siempre he llevado a rastras al Delipa. Tú me llamaste, y ambos aparecimos en tu vida. Sólo que el Delipa tardó un poco en cambiar de mundos…

–Entonces, con cambiar su código¿lo estaría mandando de vuelta?

–Sí. O nos estarías mandando de vuelta a los dos. Depende de cómo lo hagas.

–¡Pero yo no sé nada sobre estas cosas!

–Evidentemente… Pero el caso es que lo vas a hacer. Empieza, Lili, antes de que pierda el control sobre el Delipa y él me tome entonces.

Una mano temblorosa se acercó al teclado y presionó la primera tecla.

Una pantalla holográfica apareció frente a ella, mostrando el código original del Delipa-Yikumon. Lili volteó a ver dudosa a Yikumon.

–Borras o escribes más. Tú decides. –le dijo Yikumon.

Ambas manos de Lili se posaron sobre el teclado y empezó a escribir un nuevo código debajo del original.

No tenía ni la menor idea si eso funcionaría como ella lo deseaba, pero habría de intentarlo…

Lo perdería todo si no hacía algo, pero si lo intentaba, tenía la oportunidad de salvar tan siquiera una mínima parte.

Yikumon observaba a Lili escribir, sintiendo convulsiones crearse en su columna.

El Delipa intentaba hacer que Yikumon perdiera el control sobre su cuerpo, de manera que Lili perdería la oportunidad de destruirlo.

Yikumon encajó sus garras en el suelo, tratando de mantener al Delipa a raya en su interior.

Lili completó el nuevo código, deseando que fuera el correcto o que tan siquiera funcionara. Presionó enter y esperó.

Mientras tanto, el grupo intercambiaba miradas confusas, que luego volvían a Lili, quien tenía su D-Power fuera.

Del D-Power salía un holograma de teclado, y ellos veían a Lili teclear rápidamente lo que parecía ser un código.

–Está actuando raro… No nos escucha, su mirada está pérdida… –decía Hien.

–Y no es la única. –dijo Yoshi apuntando hacia Yikumon.

Lili terminó de escribir el código y entonces ambas volvieron en sí.

Lili miraba en todas direcciones, confundida por el cambio de escenario.

Volteó a ver a Yikumon.

–¿Funcionará? –le preguntó.

–Tal vez… –ella le respondió sonriendo.

El pigmento amapola se iba desvaneciendo, dejando detrás el típico color canela de Yikumon.

Sus ojos se aclararon y volvieron a brillar con su rojo de siempre, al igual que el resto de su cuerpo volvió a la completa normalidad.

Un ruido extraño proveniente del exterior los hizo a todos moverse para ver al cielo.

El Delipa era absorbido por algo extraño fuera de él.

Pronto, el color amapola del Delipa había sido remplazado por el azul natural del cielo diurno, y pudieron ver un remolino de luz plateada llevándose al Delipa.

–¿A dónde lo lleva? –preguntó Lili a Yikumon.

–Al mundo digital… –dijo Yikumon, su voz sonando triste.

–Yikumon¿qué pasa¿Sucede algo malo?

Yikumon no respondió inmediatamente, sino que volteó a ver a Kannonmon, Ambarimon e Impmon.

La mirada que les lanzó los hizo comprender rápidamente lo que estaba por pasar.

Suspiró antes de responder.

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