–Lili, el código que hiciste no funcionó como estoy segura que tú deseabas. –dijo Yikumon.
–¿Qué dices? –dijo Lili– ¡Pero lo que yo quería era liberarte del Delipa, y lo logré!
–Pero tú querías que me quedara¿no es así?
–Eso significa que… –empezó Yoshi.
–¿No te quedarás? –preguntó Lili, sus ojos llenándose de lágrimas y su voz temblando.
–Lo siento, pero no. –dijo Yikumon– Mira al cielo, admira lo que haz hecho y no te arrepientas de haberlo hecho.
Lili volteó a ver al cielo, al igual que los demás.
El remolino plateado absorbía las últimas partes del Delipa, tras lo cual el grupo pudo ver a Terriermon, Cyberdramon y los demás Digimon de sus padres siendo jalados por el remolino, aunque más suavemente.
–Tal cual sucedió hace años… –dijo Impmon, y entonces divisó a Renamon– ¡Espera, Renamon, quiero hablar contigo¡Espera!
Impmon saltó y el remolino se lo empezó a llevar. Yikumon se volteó a ver a Kannonmon y a Ambarimon, y dijo:
–Bueno, chicos, será mejor que nos vayamos despidiendo…
–¿Qué¿Ya? –dijeron Lili, Yoshi y Hien.
–Lo sentimos, pero tenemos que irnos ya.
Hien dio palmaditas a un lado del cuello de Ambarimon antes de que el dragón volara hacia el remolino.
Yoshi chocó manos con Kannonmon, lo cual casi le rompe la pobre mano, y Kannonmon saltó para ser jalado por la corriente plateada.
Lili cayó de rodillas ante Yikumon y la abrazó.
La cola de la zorra canela se enroscó alrededor de ambas, y Yikumon dijo a manera de consolación para los tres jóvenes Tamer:
–No se preocupen, no se arrepientan y no nos lloren. Sé que hemos de volver a vernos algún día. Si a sus padres les ocurrió, a ustedes les pasará también. Nos volveremos a ver.
Lili soltó a Yikumon y ella saltó hacia el remolino, enganchándose de la pierna de Kannonmon, lo cual hizo que Yoshi y Lili se rieran un poco cuando vieron la mirada confusa de Kannonmon.
Los tres chicos se quedaron ahí hasta que el remolino desapareció.
Unas semanas más tarde, el teléfono timbraba en la nueva casa de Lili.
–¡Yo contesto! –dijo Lili, corriendo hacia el teléfono y levantándolo– ¿Hola?
–¿Hola¿Lili? Soy Yoshi.
–¡Yoshi! Hola¿cómo estás?
Ryo y Rika observaban a su hija desde la sala y reían en voz baja mientras Lili conversaba alegremente con Yoshi por teléfono.
–Lili, te hablaba porque tengo algo importante que decirte. –dijo Yoshi mientras su tono se tornaba serio.
–¿Qué pasó? –preguntó Lili preocupada, oyendo a sus padres acomodarse en la sala para oír mejor.
–¿Recuerdas la feria de artes en la escuela? Un representante de una disquera nos vio y… –decía Yoshi, su voz entre excitada y triste– Pues, nos dijo que si queríamos grabar algo en cuanto saliéramos de vacaciones…
–¡Qué bueno, Yoshi!
–Pero, Lili, el estudio de grabación está en Estados Unidos… Eso es lo que quería decirte.
–¿Qué¿En Estados Unidos? –decía Lili, su voz aguda, sintiendo la tristeza invadir su ser– Y… ¿vas a ir?
–Tengo que. Soy vocalista y guitarrista… –dijo Yoshi, notando la tristeza en Lili– Y sé que somos demasiado menores como para iniciarnos en un proyecto así, pero… Es que estas oportunidades son tan pocas, que no podemos rechazarlas…
–Comprendo… Te vas entonces¿verdad¿Cuándo?
–En dos semanas más.
–Estaré ahí.
Terminaron de hablar y Lili fue a sentarse en la sala, donde sus padres fingieron no haber estado escuchando.
Ella los miró ligeramente molesta mientras se sentaba y les decía:
–No finjan, que bien oyeron.
–¿Y a dónde va Yoshi? –preguntó Rika.
–A Estados Unidos.
–¿A estudiar? –preguntó Ryo.
–No. Es algo de su banda esa de la escuela…
–Son demasiado jóvenes como para andar en eso. –dijo Rika.
–Y abandonar sus estudios. –dijo Ryo.
–Lo sé. Él lo sabe también. Pero insiste en que se va porque es una oportunidad única… Y ustedes saben cómo le encanta eso de la música…
–No te preocupes, Lili. –dijo Rika.
–Sí. –continuó Ryo– Si lo quieres, déjalo ir. Si regresa, es que era para ti. Si no regresa, es que nunca lo fue.
Rika volteó a ver a su marido con una mirada asesina.
Lili volteó a verlo con una mirada llena de tristeza.
Se levantó y se fue a su cuarto, oyendo a su madre golpearlo y gritarle.
Las dos semanas pasaron, el dolor bien clavado en el corazón de Lili y de Yoshi.
Estaban en el aeropuerto con toda la banda, sus familias, algunos maestros y todas las fans.
Yoshi llevó a un sitio aparte a Lili para que pudieran hablar en paz.
–Y… ¿cómo te sientes? –preguntó Lili.
–No sé cómo me siento… –respondió Yoshi mientras la abrazaba– Te voy a extrañar, Lili Akiyama.
–Y yo también a ti, Yoshi Wong.
–Nos estamos comportando como adultos sentimentales¿no lo crees? –preguntó Yoshi después de un rato.
–Sí, demasiado formales… –asintió Lili.
Rompieron el abrazo, pero no el hechizo creado.
Se anunció que el vuelo de Yoshi partiría en cinco minutos, y ambos sintieron que sus mundos se colapsaban.
Un último beso y Yoshi salió corriendo para subirse al avión.
–Cuanto quisiera que no hubiera yo decidido tiempo atrás que siguiéramos siendo sólo amigos –murmuró Lili.
Cuando Lili regresó a su casa, se encerró en su habitación.
Pasó horas y horas acostada en su cama.
Nada quería funcionar bien en su cabeza.
Tenía que distraerse, así que se levantó de la cama para buscar un libro.
Se dirigió al pilar desordenado de libros y empezó a buscar algo interesante.
Una revista se resbaló de sus manos y cayó en una esquina entre la pared y la cama.
Se estiró lo más que pudo y recuperó la revista.
Debajo de ella, una masa no uniforme de color amapola y brillante se volteó a verla con sus ojos negros de vacío…
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Notas de la autora:
Bueno, chicos y chicas que han leído este fanfic, hemos llegado al fin al GRAN FINAL de Generaciones que siguieron.
Dependiendo de la cantidad de reviews que se reciban de este fanfic, escribiré o no una secuela (deben de ser el doble de los que ha recibido Harmony of Lost Souls hasta el día de hoy, en otras palabras: 10)
¡Lean, disfruten y dejen reviews!
