Capítulo II
Era la primera vez que veía así a Levi. A pesar de llevar un año más que el enano en la Legión, siempre cure a sus subordinados, muy pocas veces a él. Detestaba que otras personas vieran sus cicatrices, dejándomelo muy claro una vez, provocando una en mi propio cuerpo. Desde ahí en adelante, ninguna otra enfermera quiso encargarse de él, al menos no tan íntimamente.
De ahí el motivo de su alteración. Y seguramente, la estupidez por la que fue herido.
Escuché que tocaron la puerta. Terminé de ordenar y de limpiar los artículos usados antes de contestar.
―Pase. ― Dije, con voz suave. No podía dejar la habitación hasta que Levi despertara, ya que a veces los soldados pierden la orientación o se sienten demasiado mal luego de los anestésicos.
A la habitación entraron Erwin y Hanji, algo más compuestos. Se notaba que cambiaron sus ropas antes de visitar a Levi. Les hice una seña para que se acomodaran en sillas al lado de la cama del Heichou.
―¿Cómo está el enano?―Preguntó Hanji, acomodándose las gafas. Ambos me miraban fijamente y solo suspiré.
―Se comportó como un niño de cinco años, pero estará bien. He terminado mi trabajo con él pero debo esperar a que despierte.― Respondí, sonriendo.―Afortunadamente sus heridas no se infectaron y no tiene fiebre, pero de todos modos usé la sangre.
―Bueno… no ha sido la persona más complicada que tienes en tus manos.― Soltó Erwin de repente. Me escandalicé, nadie conocía esa historia.
―Comandante…―Susurré.
―Oigan, está diciendo algo ¿Será que ya despertó?
Hanji apuntaba hacia Levi, quien estaba al parecer, soñando. Me acerqué hasta él, sentándome en el borde de la cama para escuchar lo que decía. Tuve que acercar mi cara hasta su boca.
―No hagan eso, idiotas… ese aroma… la mocosa de mierda…― Susurraba. Creo que estaba despertando ¿A quién más llamaría mocosa de mierda? ¿Y que fue eso de reconocer mi aroma?
Despertó abriendo los ojos suavemente. Me alejé de él y vi cómo se sentó en la cama utilizando su mano libre. De pronto, esa mano fue a su cabeza, a su frente y luego a su boca.
―No creo que quieran ver esto. ―Solté, tomando con rapidez el cubo de basura que estaba al lado. Pobre Heichou, fue víctima del efecto secundario del sedante.
―Mejor afuera, enano. ― Dijo Hanji girándose, para evitar ver como Levi vomitaba hasta las papillas que comió cuando bebé. Erwin se limitó a desviar la mirada en su silla. Lo que es yo, solo palmeaba la espalda del enano y sujetaba el cubo. Años en ese rumbo de mi vida, ya había perdido el asco por todas las funciones orgánicas humanas.
Cuando Levi terminó su asunto, limpié su boca con un pañuelo y lo recosté nuevamente en la cama, para luego secar las pequeñas gotas de sudor que se formaron en su frente y tomar su temperatura corporal.
―Descanse una hora, Heichou. El malestar durará aproximadamente ese tiempo, quizás menos. Lo siento.―Le dije, quitando suavemente la aguja que tenía conectada, ya que no había más sangre en ella.
―Vas a pagar todas las mierdas que hiciste y dijiste, mocosa…― Susurró, pero a pesar de su baja voz, los tres pudimos escucharlo perfectamente. Que amor de hombre. Apagué la vela que estaba en la mesa de noche, invitando a salir a ambos acompañantes del enano. Nuestros caminos se separaron y tomé rumbo a la habitación donde estaba Gunter.
Para mi sorpresa, estaban los cuatro integrantes del equipo de Operaciones Especiales acomodados en varias camas dispuestas una continua a la otra. Hanna estaba conversando con ellos, cada uno con una taza de té en la mano.
―¡Sensei!― Dijo la joven rubia al verme, realizando el saludo de la Legión. Le devolví el gesto con una sonrisa y ella continuó con su trabajo.
―¿Cómo está cada uno? ¿Qué están tomando, chicos?― Pregunté amablemente. Los hombres, alegres, respondieron al mismo tiempo que estaban bien. La única que solo sonrió fue Petra.
―Les di un té para no soñar, Sensei. Utilicé la dosis justa de la hierba para cada uno.― Respondió Hanna.
―Bien pensado, Hanna. Puedes descansar por hoy, te he dejado todo el trabajo. Me encargaré desde ahora.― Le dije, paseándome por la sala. Ella asintió y dejó las tazas de té en un mueble cercano, para luego retirarse.
―Buenas noches.―Dijo despidiéndose.
Y luego mi mirada fue a ellos cuatro. Su expresión cambió cuando la joven abandonó la sala, por lo que me senté frente a ellos esperando que hablaran.
―¡Chiyu-chan! ¿Puedo entrar ahí?
La voz de Hanji se escuchaba por fuera de la habitación. La cara de confusión en los cuatro pacientes me hizo reír.
―Ve a la habitación de Heichou y espérame ahí.― Respondí.
―Sí, si ¡No me hagas esperar!
Sus pasos se escucharon cada vez más lejos.
―Lo siento, chicos…― Murmuré suavemente. Ellos sonrieron.
―¿Chiyu… chan…?― Preguntó Petra, notoriamente confundida. El resto se estaba aguantando la risa, seguramente.
―Chiyu es la palabra para sanación en otro idioma, según Hanji… ella me apodó así cuando llegué a la Legión.― Suspiré.―Pero eso no es lo importante. Ahora si ¿Cómo se sienten?
Silencio absoluto.
―Nos detuvimos al estar dentro de la muralla… la vimos luchar… ni un grito… ni una orden…― Dijo Gunter, mirándome fijamente. Me puse de pie y comencé a caminar de un lado hacia otro.
Ellos estaban totalmente inseguros de sí mismos.
―Primero que nada, su misión fue absolutamente un éxito. Hace años que el equipo de Levi-Heichou no regresaba completo a la base.― Les dije. Sus expresiones se horrorizaron.―Segundo, son años de práctica. Somos un equipo, luchamos por todos y por nosotros mismos. La coordinación se gana con la práctica, y más importante aún, la confianza entre ustedes como equipo. Aunque ni siquiera se conozcan entre si.
―¡Pero nosotros nunca habíamos fallado de ese modo!― Chilló Auruo, demasiado exaltado para mi gusto.
―No es lo mismo enfrentarse a los titanes de práctica que a los titanes de verdad. Es comprensible que sintieran miedo ahí y se descoordinaran… deben tener paciencia y ánimo en seguir con esto.―Respondí.
―¡Pero…!―Dijo Petra, interrumpiéndome.―¡Nunca lograremos luchar como ustedes!
―Petra… cuando estés más tiempo aquí, te darás cuenta que luchar con los que has pasado una vida entera y luchar junto a nuevas personas, debe ser lo mismo para ti y serás igual de eficaz. Nosotros no hacemos esto porque somos la familia feliz de la Legión. Es nuestro deber. Nos entrenaron para eso.
Sus caras jóvenes e inexpertas me recordaron la juventud. Todas aquellas veces que otros debían salvarme de las garras de los titanes, cuidar de mí, alimentarme en la boca, curar mis heridas… Les faltaba demasiado por vivir aún.
―El Heichou…―Murmuró Erd.
―Él está bien. Y necesita de ustedes, así que ¡Ánimo!
Ellos rieron, permitiéndome salir de ahí, para ir donde Hanji me esperaba. Seguramente el enano ya se sentía mejor y exigía la presencia de la esclava, como me había llamado una vez.
No toqué la puerta y simplemente entré. Hanji estaba sentada al borde de la cama y Levi seguía recostado.
―¿Qué sucedió, Hanji?―Pregunté, acercándome a la pareja.
―El maniático del aseo quería verte, Chiyu-chan.
―No me llames así ¡Ya estoy demasiado grande!
―Cállense ¡Idiotas!
Cierto. Tenía que revisar a Levi.
―Déjeme revisarlo, Heichou.―Le pedí.
―Espera. La cuatro-ojos de mierda tiene que largarse antes.―Soltó el enano, mirando fijamente a mi amiga, con los ojos entrecerrados.
―No hay nada que no haya visto antes…―Respondió ella. No supe si reír o llorar ante eso ¡Qué asco!
―No quiero saber tanto. Hanji, por favor, ve a dormir. Mañana lo puedes visitar si quieres.―Suspiré.
―¡Idiota! ¡Harás que la mocosa vea cosas donde no las hay!―Gruñó él, enojado.
Sí, claro. Pero ya no era ni niña, ni idiota.
―¡Buenas noches!― Gritó Hanji, ignorándolo, guiñándome un ojo. Por favor ¿Alguien podría ser más estúpidamente obvio?
Aunque si algo se traían ese par, que alguien me librara de saberlo. O peor aún, de verlos.
―Bien, Heichou ¿Qué es lo que necesita?― Pregunté, mientras revisaba sus heridas.
―Necesito un baño. Y quiero que me expliques como mierda hacerlo en esta condición.― Gruñó nuevamente.
Espero que no haya notado que casi le escupo en la cara de risa. El hombre más fuerte de la humanidad pidiéndole ayuda a la mocosa de mierda ¡Inimaginable!
―Espere un segundo ¿Necesita hacer sus necesidades, o asearse? ― Le pregunté, ya que la pregunta se me hizo algo ambigua. Él soltó un tsk y miró firmemente cualquier cosa, menos a mí.
―Las dos cosas, mocosa.
―Entendido.
Y el silencio se apoderó de ambos, como si ninguno de los dos supiera qué hacer. Lo miré fijamente unos segundos y sonreí. A pesar de todo, el enano había recuperado el color en el rostro, lo que era una excelente señal.
―¿Qué demonios te pasa?― Preguntó, ahora mirándome a los ojos. Podía ser realmente intimidante.
―Estaba pensando, Heichou. Lo primero, llenaré la bañera. Luego lo dejaré en el inodoro y cuando esté listo, me avisa para entrar y ayudarle a asearlo.
Solté eso con tanta fluidez y claridad que me extrañó demasiado la cara de horror de Levi.
―¿Qué?― Fue lo único que salió de sus labios.
―Heichou, si cree que puede hacer todo eso solo… está muy equivocado.―Le dije, mirándolo fijamente.
―¿Y quién demonios te crees…?
Ese discurso de nuevo. No entendía el por qué tanto problema. Ningún paciente, en mis años de servicio, era tan problemático.
Gracias al cielo que Levi no enfermaba tanto.
―Me creo la jodida mejor médico dentro de las murallas. Y hará lo que yo diga porque el Comandante Erwin me dejó a cargo de usted y me matará si le ocurre algo.
Maldición. Que poca paciencia.
―Estás abusando de tu autoridad en este lugar, mocosa…―Soltó, mirándome.
―Buscaré a una enfermera capacitada que cumpla con sus peticiones. Si me disculpa…
Basta. Ya era suficiente ¿Cómo podía ser un hombre tan jodidamente desesperante? Giré hacia la puerta y al tomar la manilla, nuevamente me habló.
―Lo haremos.―Murmuró.
Al estar de espalda pude sonreír. Me lo imaginé no con su máscara de dureza, si no sonrojado como una quinceañera.
En silencio llené la bañera y junté varios jarrones con agua. Busque una esponja nueva, el gel de baño, todo lo necesario para dejar limpio al Heichou como nunca antes.
Lo ayudé a salir de la cama, llevándolo nuevamente como una princesa de cuento amargada. A pesar de ser solo un centímetro más alta que él, por los entrenamientos tenía la fuerza para cargar así a muchas personas. ¡Incluido Erwin!
El enano se tomó su tiempo en el baño. Mientras él estaba ocupado, llené la ficha que estaba al borde de la cama de Levi, para que Erwin no se molestara el día siguiente.
Seguramente todos estarían preocupados por el soldado más fuerte de la humanidad.
―¡Eh, mocosa!―Gritó. Entré nuevamente al baño y se veía estúpidamente divertido ahí sentado en el borde de la bañera. Seguramente no quería que lo encontrara sobre el inodoro todavía.
―Bien. Tengo que quitarle la ropa.
Su expresión de endureció al decir eso.
―¿Cómo están ellos?
¿Eh? Por fin había preguntado por su equipo. Seguramente estaba demasiado estresado pensando en que lo vería desnudo en pocos minutos. Terminé de desabotonar su camisa y quitarla suavemente, antes de responder.
―Están bien, Heichou. Les di una pequeña charla hace un rato, estaban demasiado afligidos por lo sucedido. Son jóvenes con expectativas demasiado altas para ser recién llegados.―Respondí, ahora quitando el pantalón del Heichou.
Él se tensó.
―Tal vez debería buscar a más gente.― Respondió él.
―No lo creo.― Respondí. Y me detuve, porque él estaba demasiado incómodo.― Levi-Heichou, si prefiere, puedo llamar a un hombre para que haga esto. O puede intentarlo usted mismo si cierro los ojos… pero por favor, tranquilícese.
―Tu sabes el por qué todo esto, mocosa.― Dijo suavemente.
―No las miraré y no haré preguntas como aquella vez. Se lo prometo, puedo vendarme los ojos si le hace sentir mejor.― Le respondí, colocando una tela impermeable sobre las heridas, para que no se mojaran.
El bufó algo ¿Es que acaso me estaba insultando en francés? Pero rápidamente negó con la cabeza. Tomé aire y canté alguna canción mentalmente para terminar de quitarle la ropa y tomarlo nuevamente, para dejarlo descansar en el agua. Sobre todo él, que disfrutaba los baños más que ninguna persona en el mundo.
Y lo llené de gel de baño. Lavé su cabello y dejé que él terminara con otras partes.
―Heichou, dejare su ropa en la lavandería y traeré cosas limpias. Relájese, volveré en un momento.
Y salí disparada de ahí sin dejar siquiera que me respondiera. De camino me topé con Erwin, el que me citó en su oficina cuando todo eso terminara. A veces me daba algo de tristeza ver a un hombre tan vacío, consumido por su deber y su trabajo.
Ya con la ropa limpia del Heichou en una mano y una taza de té negro en la otra, me digné a volver. Coloqué un poco de la hierba al té para que pudiera descansar apropiadamente y aproveché de limpiar el cubo de basura en el baño, sin que Levi siquiera me notara un poco.
―Lo que haces es asqueroso ¿Cómo puedes aguantar?― Me preguntó, abriendo solo un ojo, mirándome fijamente.
―He perdido el asco por estas cosas, simplemente.― Suspiré.
―Mocosa.
―¿Si?
―Siento lo que pasó hace años.
¡¿Qué?! ¿Acaso se estaba disculpando por mi propio error? Me giré para mirarlo, completamente sorprendida, a lo que él bufó.
―Heichou, aquello fue mi culpa. No lo conocía tanto y cometí una imprudencia.―Le dije, ayudándolo para que se levantara de la bañera. Ya debía salir de ahí o enfermaría. Enjuagué su cabello y su cuerpo antes de que él volviera a hablar.
―Eras una mocosa inexperta. Ahora eres solo una mocosa.
Me quedé helada. Simplemente lo envolví en una toalla y lo llevé hasta la cama en completo silencio. Comencé a secarlo y a vestirlo suavemente, mirando hacia el techo para que no se molestara.
―Eso quedó en el pasado. Me alegro que ese accidente no haya pasado a mayores. Usted sabe que siempre estaré a sus órdenes, ya sea luchando a su lado o cuidándolo.― Respondí alegremente.
Vaya liberación. A veces Levi podía ser genial.
―Esa fue una respuesta vergonzosa, mocosa.―Agregó. Pero solo me hizo gracia.― La cuatro-ojos dice que te dejé una marca.―Me miró fijamente, ya con su ropa para dormir puesta.
Parecía un niño.
―Sí, pero me hice otra encima, así que ya no se nota ¡No hay pruebas de lo que pasó!―Le dije.
―¿Cómo?
―En la cama.
Mierda. No debía decir eso ¡Sonaba pésimo! Maldita conversación fluida.
―¿Y se puede saber qué tipo de cosas haces en la cama como para dejarte una cicatriz más grande? Recuerdo perfectamente cuando entraste en pánico por mi reacción, se te cayó uno de los jarrones y te herí con una de las partes de esa mierda.
No, Levi… no quería recordar aquella historia. Era una niña, apenas diecisiete años. Aquella vez, tuve miedo de ti. Y todo por mi inocencia. Fue una simple pregunta "¿Por qué esa cicatriz es tan grande?".
―Me enterré un resorte del colchón. Fin de la historia.
Él notó mi molestia rápidamente. Le ofrecí el té para que por lo menos tuviera algo en el estómago antes de dormir.
―Pensé que tal vez Erwin te mordió ahí.― Me dijo con su voz ácida.
Ah, claro. Seguramente pensó eso porque la cicatriz estaba en la parte baja del pecho izquierdo. Pero ese no era el punto ¿Qué historia se estaba inventando el enano?
―Lo que hagamos o no el Comandante Erwin y yo no es de su incumbencia. Descanse y mañana a primera hora estaré aquí para revisarlo nuevamente. Buenas noches.
Me despedí de él de la manera más amable que encontré. El aun seguía algo sorprendido por mi respuesta, pero rápidamente volvió en sí.
―Buenas noches, mocosa de mierda.
Cerré la puerta suavemente. Me encaminé hasta la oficina de Erwin. Toqué dos veces, como siempre. Me tomé la libertad de prepararle un té de camino, por lo que abrí lentamente la puerta al escuchar el "pase".
―Le preparé algo, Comandante. Debe de tener mucho trabajo.―Le dije, sonriendo, para luego tomar asiento frente a él.
―Algo… pero ahora que estás aquí, mi pregunta de siempre me distrae, Chiyu-chan.― Respondió con su agradable tono de interrogatorio. Me estaba jodiendo con ese apodo, al decirlo de manera burlesca.
―Han pasado años desde aquello. Lo que pasó es lo que dicen sus informes, Comandante.― Respondí, desviando la mirada.
―En mis informes no aparece el por qué estuviste una semana encerrada en tu habitación, ._._._._. ―Soltó.
― La presión. Las hormonas. No lo sé.
―¿Qué fue realmente lo que sucedió?
Su tono paternal se había ido bastante lejos. Colocó una de sus manos en mi mejilla, acariciándola suavemente. Aquellos vacíos se llenaban el uno con el otro.
―Está bien. Confesaré todo. Pero mañana ¿Si? Ahora estoy agotada por todo lo que sucedió, Comandante.―Murmuré, sonriéndole.
-A pesar de todo sigues llamándome Comandante-― Soltó, riéndose.― Pero ten en claro una cosa. Si mañana no me dices por qué la Policía Militar prácticamente te secuestró dos semanas, me encargaré de sacártelo por las buenas o por las malas.―Y depositó un suave beso sobre mis labios.
Si los demás se enteraran…
―Entendido.―Suspiré, poniéndome de pie.
―No he dicho que se puede retirar, Sensei.
Ese tono. Me gustaba perderme en aquellos ojos azules, que me recordaban… el mar. Lo que me había explicado aquel abuelo hace años. La libertad.
Volví a sentarme. Me esperaba una larga noche junto al Comandante de la Legión del Reconocimiento.
Hola! Muchisisisisísimas gracias por los Favs, los Follows y mis dos primeros Reviews! Que por cierto, respondo de inmediato:
Menomy Gracias. Estoy algo acostumbrada al drama, así que me di una oportunidad (?) para darle un poquillo de humor a mi vida. Espero que te guste este cap!
Paloma12314 Jajaja, tu review me hizo reír mucho! Como ya dije, quería probar un poco de humor en este fic. Y he leído Roulette y ME ENCANTA. Debo leer el otro también!
Respecto al LevixLector, lo desarrollaré de a poco. Tal vez suframos un poco. Y no me odien por esta actualización!
Nos leemos!
