Capítulo IV

Un día desastroso debía terminar por lo menos con una noche divertida. Entre miradas cómplices en la cena, Erwin y yo tomamos el mismo camino hasta su habitación. Una de esas supuestas reuniones en donde los soldados comentaban que la pobre Sensei era esclavizada para encontrar curas para los soldados más graves.

Pero nada agradable salió de aquellos hermosos labios, distrayéndome de quitar su camisa de forma desesperada.

-Hanji- Susurró, mientras tomaba nuevamente mis labios.

El maldito cejas de oruga dijo Hanji. Abrí los ojos de forma exagerada, no por celos, si no por semejante descubrimiento.

Me largué a reír mientras volvía a abotonar su camisa, dejándolo ordenado y perfecto como siempre. Eso se acababa ahí en ese instante.

De pronto mi risa desapareció.

-Erwin ¿Te das cuenta que te has estado mintiendo a ti mismo todos estos años conmigo?- Solté de repente, bastante furiosa.

-Yo… lo siento… no quise…-

¡Agh! Como podía ser tan estúpido, maldición. Titubear de esa manera lo único que logró fue desesperarme más. Me arreglé un poco para salir de ahí y largarme, pero él me detuvo sujetando mi brazo izquierdo.

-Suéltame- Murmuré.

-No irás a ningún lado así. Tranquilízate, luego puedes salir-

-Y una mierda, Erwin. No tengo ganas de ver tu cara de estúpido ahora-

Pero eso hizo que solo endureciera el agarre y comenzara a hacerme daño.

-¡Deja de resistirte!-

-¡Para, maldición! Me dijiste Hanji. Eso significa algo, idiota-

Mi puño derecho se cerró y fue a parar en la mejilla del rubio, dejándolo en el suelo. Vaya, a veces podía tener mucha fuerza. Abrir la puerta de la habitación fue lo peor, Levi y Hanji estaban en la oficina del Comandante.

Mierda.

Escucharon todo.

-Chiyu…- Soltó Hanji, sonrojada.

-._._._._. , quédate ahí- Soltó Levi, frunciendo el ceño.

Pero simplemente corrí hasta mi habitación. En dos segundos me coloqué el equipo de maniobras, tomé un caballo y salí al bosque para despejar mi mente.

Ya era de noche y veía poco y nada, pero necesitaba eso.

Algo que me distrajera.

Escuchar el sonido del gas, las cuerdas enganchándose en los árboles y los grillos acompañando mi huida, dieron frutos como la terapia más efectiva del mundo. Ya no me sentía tan agobiada, pero debía encontrar una solución para esos dos.

O mejor no intentar meter la nariz donde no debo.

Avancé tanto que se me acabaron los árboles para trepar. Caí de mala manera al suelo, apoyando torpemente mi pie izquierdo, cargando todo el peso ahí.

Cuando estaba nerviosa podía ser realmente idiota. Gracias al cielo que el jodido lago donde pasaba las penas estaba cerca.

Caminé torpemente por el césped hasta llegar a la orilla de aquellas aguas cristalinas que me esperaban. Me senté, quitando la bota de mi tobillo dañado.

Ya se había formado un hematoma.

Me recosté mirando la luna. Ella siempre tenía las respuestas para todo el desastre que habitaba en mi mente desde que era parte de la Legión, y sobre todo, a falta de mi madre. Casi era inevitable intentar atraparla con las manos…

Mi madre siempre decía que entrar a la Legión de Reconocimiento sería demasiado sacrificado, que estaría rodeada de dolor y sufrimiento, pero que todo eso valdría la pena y encontraría mi motivo para seguir.

Un algo y un alguien.

Algún día encontraría a alguien que realmente valiera todo ese sufrimiento.

-Oye, pedazo de mierda ¿Qué se supone que haces huyendo de esa manera?-

Levi me atrapó volando bajo, provocando de diera un respingo sobre mi misma. A pesar de los años, no entendía como una persona tan pequeña podía ser tan jodida.

De un segundo a otro estaba sentado a mi lado, esperando seguramente una respuesta.

-Heichou, ellos están juntos hace años, incluso antes de que yo llegara a la Legión… ¿Cómo no se dieron cuenta antes? ¿Por qué decidieron estar con otras personas en vez de seguir sus sentimientos?-

La cursilería más empalagosa del día salió de mi boca, inevitablemente sorprendiendo a Levi. Ya no tenía que intentar ocultar más que él tenía encuentros con Hanji.

-Seguramente porque son el par de idiotas más grandes con los que desgraciadamente tuve que encontrarme. Y si no te conociera, pensaría o que te enamoraste del Capitán Cejotas o que estas preñada, mocosa- Respondió.

Una risita salió de mi más profundo ser, sacando un chasquido de lengua del hombre.

-Erwin no es mi tipo. Y hace años inventé una inyección que inhibe el sangrado. La misma inyección que evita que usted sea padre, Heichou- Le dije, sentándome y mirándolo fijamente hacia los ojos.

Hizo una mueca de asco con la que reí más aún. Al parecer hablar sobre secreciones femeninas le provocó molestias en su interior.

-Eres como un libro abierto para nosotros. Te vimos crecer, mocosa. Te he visto como caes profundo en el lodo y como sales de ahí. He visto como pierdes tropas completas, como salvas vidas inexistentes. El dolor. Y te sigues riendo como una niña-

Mi sonrisa se apagó. Pensé que luego de mi experiencia con el Rey, ya nadie podía ver mis expresiones más sinceras.

-Levi…-

Joder. A la mierda el protocolo, su nombre se me escapó debido a sus palabras. El desvió la mirada, rodando los ojos.

-Te lo digo por si piensas que lo que pasó con esos imbéciles es motivo para hundirte en la mierda, no para que te enamores de mí, mocosa-

Ah, ahí estaba el humor faltante en sus palabras. Coloqué mi bota nuevamente en su lugar e intenté ponerme de pie, para mi mala suerte, haciendo el ridículo frente al hombre más fuerte de la humanidad.

El día en que alguna mujer se enamore de Levi, tendría que crear el centro psiquiátrico de la Legión de Reconocimiento.

-¿Qué tienes, mocosa?- Preguntó, ayudándome a mantener el equilibrio.

-Me caí- Susurré, con las mejillas encendidas - ¡Pero no es nada! – Chillé.

-La tercera idiota del cuarteto- Suspiró.

No había que preguntar quién era el cuarto integrante. Desde el principio, siempre estuvimos los cuatro juntos.

-Lo sé. Y que me digan Chiyu me hace la más idiota de los cuatro- Refunfuñé, esta vez, cojeando a su lado.

-Cada uno escogió un apodo para ti. Ganaba el más horrible… ya ves, la cuatro ojos de mierda y sus ideas de mierda-

¡Vaya! Esa historia no la sabía. Coloque una expresión que exigía que siguiera hablando. De pronto se detuvo, colocándose frente a mí, de espalda, agachándose un poco.

Ya habíamos llegado al bosque.

-¿Qué?- Pregunté.

-Sube- Ordenó.

Mejillas color carmesí en dos segundos. Como podía avergonzarme por un acto de camaradería como ese. Acaté la orden del Heichou, rodeando su cuello con mis brazos.

Como era apenas un centímetro más bajo que yo, con suerte me levantó del suelo. Pero el jodido enano tenía mucha fuerza.

De pronto el gas y las cuerdas apagaron el silencio que nos rodeaban.

-Hanji propuso llamarte Chiyu, que significa curación, por lo que haces. Erwin dijo Pismire, que significa hormiga, por lo jodidamente obsesiva con el trabajo que eres. Y yo solo pensé en Le guérisseur des âmes, pero nunca lo dije, porque era una estupidez apodar a la nueva soldado de mi tropa, que seguramente moriría a los pocos días. Nos tapaste la boca a muchos, mocosa de mierda-

Por favor alguien despiérteme de ese sueño. Escuchar a Levi hablar como una persona decente era lo mejor que me pasaba en mucho tiempo.

Pero de igual modo me incomodó su repentina sinceridad.

-Heichou ¿Qué significa Le guérisseur des âmes?- Pregunté imitando a la perfección el acento del ojigris. No me respondió en todo el camino.

De hecho me cargó en silencio hasta mi habitación, en donde me recostó sobre la cama y salió un par de minutos, volviendo con una adormecida Hanna.

-¡No era necesario despertar a Hanna por esto!- Chillé, quitando suavemente mi bota para que la joven pudiera ayudarme un poco. El chasqueó la lengua, sentándose en el único sillón que adornaba mi habitación.

-Nada de tonterías, Sensei. Si Levi-Heichou ha pedido mi ayuda debe ser algo complicado-

-Solo es un rasguño, Hanna-

-Entonces debo revisarla-

-Puedo hacerlo sola-

-._._._._. , ¿Puedes dejar que la mocosa trabaje tranquila?-

Vaya. Ahora la mocosa era Hanna, no yo. Eso me alegró un poco.

Cuando Hanna tocó la zona del tobillo puse el grito en el cielo, literalmente.

-Tiene un hematoma. No es un rasguño, es un esguince, ._._._._.-sensei – Soltó la joven saliendo de la habitación. Maldición, siempre la subestimaba.

-Nunca imaginé que rugieras de ese modo por solo un rasguño- Comentó Levi, acentuando irónicamente la última palabra.

-No quería que usted se enterara. Así nunca podré salir de las murallas- Gruñí levemente mirando fijamente los ojos plata que me acosaban en ese minuto.

Hanna interrumpió nuestra conversación con una pequeña bolsa de hielo y una jeringa en la mano. Levi se puso de pie, dándonos la espalda, fingiendo que revisaba mis libros.

El enano podía ser una princesa cuando quería.

La inyección provoco que la zona se adormeciera y tal vez, todo eso sanara más rápido. Colocó el hielo sobre el hematoma, para después ayudarme a quitar la ropa para acomodarme y dormir.

Ni siquiera me percaté si Levi estaba mirando o no.

-Todo en orden. Mañana a primera hora estaré aquí. Descanse- Murmuró la rubia, arropándome en la cama. Como se daba vuelta el mundo, maldición.

-Gracias, Hanna- Murmuré de vuelta.

Levi caminó hasta la cama, sentándose en el borde de ella.

-La cicatriz es jodidamente grande- Soltó, mirándome fijamente.

¡Enano mirón! Me vio desnuda.

-Heichou, de verdad, no sé cómo creyó esa estupidez del resorte de la cama. Siempre fue así de grande, solo que usted, por la crisis del momento, no se dio cuenta-

Ya que estábamos con las confesiones, era mi turno de ser realmente sincera. Su expresión cambio de sorprendido a decepcionado en un par de segundos, como era de esperarse.

-Serás mentirosa, basura…-

-Es mejor que sepa la verdad. Y deje de sentirse culpable por eso-

El cansancio me estaba ganando, por lo que cerré los ojos.

-Mocosa-

-¿Si?-

-Le guérisseur des âmes significa Sanadora de Almas-

Lo último que escuché fue el soplido que dio Levi para apagar la vela de mi habitación.

.

.

Nunca había escrito tantas solicitudes en una misma semana. Por lo menos le presentaba a Levi dos veces al día el por qué debía asistir a esa misión fuera de las murallas.

Erwin también se había cansado de decirme que no luego de mi lesión.

Con los puños apretados, caminé por el Cuartel de la Legión, maldiciendo al aire, golpeando fuertemente el suelo con mis botas.

El portazo al que ya todos se habían acostumbrado se repitió nuevamente, esta vez, en mi habitación. Golpeé la muralla con mis nudillos hasta provocarme heridas.

Solo eso me calmó.

Miré hacia todos lados, buscando algo que me distrajera. Aquel libro destacó por sobre los demás en mi biblioteca. Ese en donde aparecía la información del océano de fuego, continentes de hielo… el mar.

La libertad.

-Abuelo… a ti te importaría una mierda que él sea el más fuerte de todos… lo regañarías de igual modo por no dejar que salga de esta jaula… - Murmuré suavemente.

Aquel abuelo se encariñó conmigo por el simple hecho de protegerlo con mi vida… a él y a los refugiados, los niños que jugaron conmigo de pequeños… todos muertos por culpa del Rey. Sus palabras todavía resonaban en mi mente.

'El… es un poco torpe. Pero tiene la fuerza de voluntad y la inteligencia suficiente para estar en tus tropas algún día. Dale esto a Armin.'

El mocoso aun no aparecía, demasiado joven para estar en nuestras filas. Aunque deseo con todas mis fuerzas por lo menos cumplir con la tarea que su abuelo me dejó, ya que si quiera pude salvarlo…

-Eh, mocosa, llevas ese genio de mierda desde varios días ¿Acaso no has podido ir al baño?-

Levi no conocía el significado de la puerta cerrada. Simplemente la pateó para abrirla y sentarse en mi cama, observándome fijamente mientras devolvía el libro a su lugar, disipando mis pensamientos.

-Heichou… salgo a penas una vez al año de las murallas. Y a pesar de que mi cargo sea la curación… me uní a la Legión para luchar también- Le respondí, devolviéndole la mirada.

De pronto él se puso de pie, cerrando la puerta. Volvió a sentarse en mi cama y chasqueó la lengua.

-Suena como si tuvieras muchas ganas de morir. Pensé que tal vez te falta una parte importante de Erwin por ahí…-

Maldito enano sin filtro. Le dediqué una mirada de pocos amigos para luego cruzarme de brazos.

-Eso ha terminado. Y usted lo sabe- Susurré. Claro que él lo sabía.

Si el motivo de todo… era Hanji.

-Ahora estas más sola que una viuda en la cama, mocosa- Soltó, como si se creyera el bromista más gracioso de la vida. Rodé los ojos al ver su expresión. No estaba hablando solamente de mí.

Él había quedado en la misma situación.

-Necesito salir de las murallas, Heichou. Quiero investigar, necesito provisiones para mis medicamentos… y quiero que el aire golpee mi cara de vez en cuando-

Sinceridad ante todo. Tal vez eso funcionaria para que el maldito enano me llevara a la expedición.

-Te he dicho innumerables veces que ya hay soldados que se harán cargo de eso. Y entiende, mocosa de mierda, que eres más útil aquí que allá fuera-

Levi se puso de pie, encaminándose hacia la ventana. Pasó un dedo por el borde, seguramente para revisar si estaba sucio. Miraba fuera, perdido en sus pensamientos.

-¿Puedo por lo menos acompañarlos hasta la puerta?- Susurré, algo apenada.

-Si intentas salir, te mato- Bufó.

Reí antes sus palabras, a veces me daba la impresión que tras tanto malos tratos, siempre ha intentado cuidarme. Qué tontería…

Sus ojos grises estaban sobre mí en ese instante.

-Entendido, Heichou- Respondí. Me coloqué a su lado, mirando la vieja biblioteca que me acompañaba todos los días, mientras él seguía observando fuera.

-¿Dolió?-

De repente su voz quebró el agradable silencio. Levi provocó en mi demasiados tipos de dolor. Tantos, que no tenía idea que cual hablaba.

-¿A qué se refiere?- Pregunté confundida.

-Que dijera su nombre-

Ah, eso. Nuevamente solté una carcajada. Me senté en la cama y él me siguió, como si luego de tanto tiempo quisiera saberlo todo.

-La verdad, no. Nunca me involucré sentimentalmente con Erwin más allá de la amistad que aún tenemos… Y la bofetada se la llevó por no ser sincero consigo mismo… y encerrarse en su mundo- Respondí, algo enojada.

Instintivamente miré mi mano derecha.

-La loca de mierda también lo hizo, varias veces, pero no le presté la importancia que tú le diste… -

¡Asombroso! Levi se estaba abriendo un poquito. Ahora que lo pienso… seguramente los cuatro estábamos buscando un refugio.

Aunque claro, hicimos una pésima elección de parejas.

-Tiempo al tiempo. Esos dos ya se darán el tiempo de hablar sobre ellos- Murmuré suavemente.

De pronto el me miró de una manera seria, como si quisiera decirme algo importante.

-._._._._. , vine por algo importante. Tienes que elegir una nueva tropa que te acompañe en las expediciones-

-No…-

¡No! Todo menos eso, Heichou… bien podía hacer ese trabajo yo sola. Los soldados que se dedicaban a la curación eran inexpertos fuera de las murallas y todos morían.

Siempre el mismo ciclo.

Los conocía, me encariñaba, íbamos a una misión, morían.

-Dos mocosos del ciclo 103 se ofrecieron voluntariamente. Tú debes elegir dos más-

Levi me dejó sola en la habitación.

A diferencia del equipo de Operaciones Especiales de Levi o el equipo de Investigación de Hanji, el equipo de Sanación, del que estaba a cargo, no era tan interesante para los reclutas.

Porque debían saber luchar y sanar al mismo tiempo. Era más difícil para ellos y todos querían salir y matar titanes.

Esa era la motivación de los jóvenes inexpertos.

Ninguno pensaba en todo lo que hacíamos tras las expediciones.

Esos jovencitos debían tener a penas dieciséis años, comparados con los veinticuatro que pesan en mi espalda en este momento. Hanna era el soldado del equipo de Sanación más antigua que quedaba, la que ha visto pasar a muchos reclutas junto a mí.

La rubia que estaba en mis pensamientos tocó la puerta, indicándome que debía ir al comedor. Seguramente Erwin juntó a todos los posibles candidatos ahí para que yo eligiera, como si fueran una prenda de ropa.

Aun seguía cojeando, no pasaba ni una semana desde mi accidente, pero ya podía mantenerme de pie por lo menos.

Llegue a duras penas al comedor. Ahí, todos realizaron el saludo de la Legión al verme entrar.

-Buenos días, jóvenes- Saludé, realizando el gesto también. Ellos sonrieron -¿Quiénes son los voluntarios?- Pregunté, tomando una ficha en mi mano para comenzar a realizar notas de cada uno.

-¡Nosotros, Sensei!-

Ante mí, sobresaliendo de los demás, un joven alto de cabello castaño y una jovencita de cabello anaranjado de la misma altura que su compañero, levantaron sus manos.

-¿Algún otro voluntario? No quiero obligar a nadie – Sonreí.

-Yo, Sensei- Soltó un muchacho de cabello negro azabache, un poco más pequeño que los anteriores.

-¡Yo!-

La voz chillona de una muchacha pelirroja invadió mis oídos.

-Entendido. El resto puede retirarse-

Solo con esa frase el comedor se vació. Los cuatro soldados se colocaron frente a mí en el orden en el cual decidieron unirse a mi tropa. Me senté mientras ellos se presentaban.

-¡Kaito Matsuki, tercer lugar en la tropa de reclutas 103!-

Según su ficha, el joven tenía diecisiete años. Su cabello era corto ordenado, sus ojos del mismo color que su cabello acompañaban su armoniosa cara, pero su nombre no denotaba ninguna apariencia oriental en su físico. Medía 1.68 y pesaba 65 kg.

-¡Adelein Wright, séptimo lugar en la tropa de reclutas 103!-

La joven tenía el cabello anaranjado largo amarrado en una coleta y sus ojos dorados resaltaban la belleza de su rostro, mirándome intensamente. Dieciséis años recién cumplidos, 1.68 de altura y 60 kg de peso.

-¡Eithan Prigman, quinto lugar en la tropa de reclutas 101!-

El pelinegro se veía algo más tenso que los demás, pero sus ojos de color violeta brillaron cuando le dediqué una sonrisa. Su cabello algo largo y desordenado llamó mi atención. Tenía dieciocho años, medía 1.65 y pesaba 61 kg.

-¡Irina Kozlov, primer lugar en la tropa de reclutas 100!-

¡Vaya! Incluso yo le dedique una mirada de sorpresa a aquella pelirroja. Las apariencias siempre me engañan, al parecer.

La joven tenía el cabello largo, un mechón cubría uno de sus ojos color azul, pero sonreía alegremente a sus compañeros a pesar de la mirada de sorpresa de los mismos. Ya tenía veinte años, medía 1.57 y pesaba 48 kg.

Me había quedado con los cadetes que estuvieron dentro de los diez mejores de su generación. Y que todos estuvieran vivos por lo menos más de un año en la Legión era buena señal.

Ya poniéndome de pie, comencé con mi primera orden del día.

-Bien, chicos. Vayan por sus equipos tridimensionales. Su verdadero entrenamiento comienza ¡Ahora!-

Los cuatro se miraron entre si, provocándome una leve risa. Pero salieron corriendo del comedor alegremente, como si su esperanza estuviera en ser parte del Equipo de Sanación.

Pero en mi mente dominaba todavía que el día de mañana, comenzaba la expedición de la Legión de Reconocimiento.


Hola! Como siempre agradezco sus reviews, los favs y los follows

Aclaro cosas respecto a los personajes nuevos:

Kaito: Inspirado en Kyon de Haruhi.

Adelein: Inspirada en Risa de Lovely Complex.

Eithan: Inspirado en Red de Pokemon.

Irina: Inspirada en Lucy de Elfen Lied.

Ahora, respondo reviews:

Paloma12314 ah no hueís po'. Ok no, en realidad no entendí que no entendiste, dejé una aclaración en el cap anteriors!

Menomy Animo! Sigue leyendo para que no te estreses (?) Gracias por tu comentario, me anima a escribir.

MusicianWish Pues si, estaban haciendo sus cositas xD Tu comentario me alegró el dia, en serio.

abusesora-nya Gracias! Espero que este cap te guste también!

Princess Consuela Bannani Creo que este capitulo respondió tu duda xD La verdad es que habia pensado otras formas, pero... creo que esta es la mas awkward que encontré xDDD

Setsuna ''La Cobradora Zombie'' Cooper.

(Siento la tardanza, estoy literalmente enterrada en trabajo)