Capítulo V

Con aquella demostración entendimos el por qué Irina logró tener el primer lugar en esos años. Habilidades físicas, psicológicas y trabajo en equipo perfecto era un resumen de lo que aquella chica podía lograr, aunque el resto del equipo no se quedaba atrás. Eithan y Kaito eran un poco más lentos que Irina con el equipo tridimensional y Adelein era demasiado descuidada con sus acciones.

Al volver del entrenamiento con los titanes de práctica, llevé a mi nueva tropa al comedor para que los pobres jóvenes comieran algo. Y de paso, lograr que se conocieran entre ellos.

Para mi buena suerte, el comedor se llenó de risas. Únicamente yo comía en silencio y sonreía esporádicamente, estudiando a cada uno de ellos.

Jodidas mañas que me enseñó Erwin.

-Eh, mocosa, debes ir en diez minutos a laboratorio de mierda ese que tienes-

La voz de Levi solo pasó a través del pasillo, sin que ninguno de los presentes pudiéramos verlo. Solo suspiré y mi tropa rio suavemente.

-Bueno, chicos. Como ustedes sabrán, el equipo de sanación tiene como misión despejar el peligro que provocan los titanes y ayudar a los soldados heridos. Cuando llegue el día en donde salgamos de expedición, la prioridad siempre será limpiar el camino y proteger a sus compañeros. Ya que han demostrado sus habilidades con el equipo tridimensional, ahora quiero ver cómo se comportan con los heridos y enfermos. Kaito, por favor ve por Hanna y dile que comenzaran su capacitación en el Centro de Sanación-

-¡Si, capitán!- Soltó el joven, poniéndose de pie rápidamente para cumplir con lo encargado. Extrañaba que me llamaran de aquella forma, pero me aterraba perder nuevamente aquellas vidas que se entregaban para salvar a otras. El resto del equipo siguió conversando conmigo, hasta que la joven rubia apareció junto con el soldado.

-¡Sensei!- Saludó Hanna, realizando el saludo de la Legión. Sonreí levemente mientras ella se acomodaba a mi lado.

-Hanna, ellos son la nueva tropa de sanación. Necesito que les enseñes todo lo que deben saber al estar dentro y fuera de las murallas-

La rubia me dedico una mirada entre emoción y tristeza, asintiendo.

-Entendido- Fue lo único que dijo.

-Ella es la segunda al mando en este lugar. Así que si yo no estoy por algún motivo, todas sus dudas van a Hanna ¿Correcto?-

-¡Si, capitán!- Respondieron los cuatro soldados al unísono.

-Tienen una hora de descanso. Luego irán con Hanna. Pueden retirarse-

Me quedé un par de segundos sola ahí, hasta que los famosos diez minutos pasaron. Baje suavemente las escaleras, sintiendo las ya menos dolorosas punzadas en mi tobillo. Levi tenía cara de pocos amigos, recargado en la puerta del laboratorio con dos tazas en las manos.

Me acerque para abrir la puerta, pero él negó con la cabeza, extendiéndome el té negro que seguramente, era para mí.

-Sígueme- Murmuró.

Que misterioso estaba el enano. Asentí y comenzamos a caminar.

Ahí fue cuando el panorama dejó de gustarme. Tomábamos dirección a la oficina de Erwin, por lo que me quedé estática al llegar a ese lugar.

-¿Se puede saber qué demonios hacemos aquí, Heichou?-

Tal vez no podía verme a mí misma, pero tenía el ceño fruncido y lo miraba con cierto enojo incómodo. El soltó un tsk y abrió la puerta sin preguntar.

-Entra-

Obedecí simplemente. Ahí, en el escritorio, estaba Erwin sentado con un montón de papeles en las manos. Tras él, Mike mirando por la ventana. Hanji sentada a un lado y dos sillas esperaban por nosotros.

Erwin solo me hizo una seña con la mano para que tomara asiento, por lo que también le obedecí a él, dejando mi taza sobre el escritorio.

-._._._._. , Mike me ha informado de la selección de tu nueva tropa. Esta reunión es para afinar detalles por la misión que comienza mañana, a la cual asistirán tú y los nuevos miembros del equipo de sanación-

La voz de Erwin hizo que mi yo interno saltara de alegría. Pero el jodido Cejotas podía irse al infierno, ya que no sacrificaría a mi tropa por un capricho.

-Oye, Erwin…- Levi susurró, ciertamente desconcertado, pero sin demostrarlo demasiado.

Me puse de pie, por lo que la silla tras de mi sonó de manera desagradable.

-Lamento informarle, Comandante, que debido a sus constantes negativas para mi participación en la misión fuera de las murallas, la Tropa de Sanación tiene otras prioridades. He recibido una carta del Comandante Dawk refiriéndose a una posible epidemia de influenza en Trost, por lo que mañana iremos allá-

-Espera, Chiyu-chan - Hanji también se paró, abalanzándose sobre mí, intentando evitar que dejara la habitación.

- ._._._._. , ¿Qué es lo que sucede?- Preguntó Erwin.

Ya. Como si no lo supiera.

-No podré ir a la misión. Tengo que ir a Trost o gente inocente morirá- Respondí, saliendo disparada hacia mi laboratorio.

Mi cabeza daba vueltas. Era increíble que a pesar de los años, siguieran jugando de esa manera conmigo, con mis soldados y con nuestras vidas.

Realmente para Erwin éramos todos un puzle, que se completaba con cada uno de nosotros.

Comencé a escribir la petición para la aprobación de aquella misión que acababa de inventar. A pesar de que Cejotas siempre intentara darme en el gusto aceptando todo, debía pasar por el conducto regular para presentar aquello a los nuevos soldados.

Ni idea cuanto tiempo pasé encerrada. Salí del laboratorio cuando todo estaba bastante oscuro, por lo que corrí a la oficina de Erwin.

Toque la puerta dos veces, como siempre, entrando sin recibir respuesta.

-¿No crees que es demasiado tarde para la formalidad?- Preguntó, arqueando una ceja.

-Debo hacerlo, o pensaran que nos traemos algo- Solté con sarcasmo, sentándome frente a él.

-Esto está muy completo ¿Cenaste?-

-No. He estado encerrada toda la tarde-

-Come algo y ve a dormir. Mañana saldremos cuando salga el sol, todos juntos hacia Trost. Podrás informarle a tus tropas de esto directamente allá-

-Erwin, ellos aún no están preparados para salir de las murallas conmigo-

-Estas acostumbrada a realizar todas las tareas sola. Tener una nueva tropa alivianará la carga sobre tus hombros, que ya es pesada con todo lo que haces aquí-

Se quedó en silencio un minuto antes de firmar mi petición. Aceptada oficialmente por el Comandante Erwin Smith.

-Eres un amor. Te lo agradezco- Sonreí ampliamente.

-Eso de la influenza ¿Es lo que afecta a Levi en los inviernos?-

-Si. Hay algo así como una epidemia. Es contagiosa, ya ha muerto gente allá. Debemos detener eso antes de que se extienda más allá de Trost… y si a Levi-Heichou le afecta tanto, es por el modo en que vivió. A pesar de ser el más fuerte, tiene malas defensas. Por eso siempre lo estoy inyectando-

Erwin suspiró satisfecho.

-Recuerda siempre que mientras yo no esté aquí, tú te quedas a cargo de toda la Legión de Reconocimiento-

-Lo sé. Lo hago desde que cumplí veinte años-

El me miró con algo parecido a ternura, sonriéndome.

-Estaremos un mes fuera. Te dejaré un mapa con la ruta de la misión, si no volvemos en la fecha indicada, ve por nosotros con tus tropas. No es demasiado lejos, pero Hanji…-

-Ya se. Quiere investigar y atrapar titanes vivos. Adoro cuando lo hace-

-Así es-

-No les ocurrirá nada. Nunca me han abandonado de esa forma… y sabes lo rencorosa que soy- Bromeé, esta vez, tomando una mano de Erwin.

A pesar de todo, esas costumbres no se quitaban.

-Dejando el trabajo de lado, Chiyu… ¿Puedo confesarte algo?-

Le miré de manera seria, antes de soltar una carcajada.

-Lo escucho, Comandante-

-Hanji aún no es capaz de hablarme sin tartamudear…-

Mi risa se hizo aún más fuerte luego de aquella confesión.

-Es normal. Antes de ser una loca maniática de titanes, es mujer. Somos así, complicadas, supongo. Y no fue la manera de enterarse de lo que sientes… fui un poco bocazas, lo siento-

-No fue tu culpa. Estabas enfadada… aunque el golpe estuvo de más-

-¿No has intentado conversar con ella algo que no sea trabajo? Quizás, si quieres lograr algo, debes comenzar por ahí. Invítala a tomar un café, llévala a un bar de mala muerte, pero sin el estúpido uniforme de por medio-

-Las relaciones en la Legión…-

-… Están prohibidas. Pero es descarado de tu parte decirlo-

¡Punto para Chiyu, cero para Cejotas!

-Algo se me ocurrirá. Ahora, ._._._._. , recuerdo que Levi me pidió que te diera un mensaje. Me dijo que si te dignabas a aparecer por ahí, que fueras por él a su habitación. Creo que tenía una duda sobre un vendaje…-

-Es una broma-

-No. Lo decía bastante serio-

-Iré. No te desveles, Erwin. Nos veremos mañana, descansa-

-Igualmente, Chiyu-chan-

Me coloqué de pie, realizando el saludo de la Legión, para salir de ahí. Camine lentamente por los pasillos de la base, llegando a la habitación de Levi.

Curiosamente estaba muy cercana a la mía. Toque la puerta una vez.

-Petra, si eres tú, te he dicho unas jodidas diez veces que no sucede nada. Ve a dormir, mañana partiremos temprano-

La voz del Heichou se notaba cansada e irritada. Tal vez era mala idea molestarlo.

-Soy ._._._._. , Heichou. El comandante me informó que quería…-

-Entra-

Vaya. Eso me asustó.

Abrí la puerta suavemente. Para mi sorpresa, Levi estaba arriba de una silla limpiando su biblioteca. La habitación estaba completamente ordenada y al parecer, ese era el único detalle que quedaba para dejarla perfecta.

-Puedo volver en otro momento si le molesta mi presencia aquí-

-No. Ven aquí. No alcanzo hasta atrás-

Levi nunca mostraba debilidad por su estatura, pero esta vez, en vez de hacerme gracia, sentí incluso un poco de ternura. Claro que yo no era más alta que él, por lo que ladeé la cabeza un poco.

-Ah. Quiere subirse sobre mis hombros-

Caballerosidad destruida con aquella frase. Me acerqué y Levi colocó sus pies sobre mis hombros. Su paño creaba un ruido molesto sobre mi cabeza, indicando que estaba dejando aquel mueble más limpio que cuando fue incluso armado. Si algo describía las limpiezas de Levi, esa palabra era prolijo.

De pronto se quedó demasiado quieto.

-Mocosa. Cambio de lugares-

Dio un brinco a mi lado, indicando que me subiera sobre él. Que extraño era el enano.

Cuando miré allí arriba, le pedí que me acercara una vela. Entendí el motivo de su repentina delegación de tarea. Entre la madera, había un pequeño nido de arañas.

Y una demasiado grande me estaba casi mirando.

-La mordedura de esta cosa es mortal. Alcánceme algo con qué matarla-

-No me puedo mover-

Si me reía en ese momento, firmaba mi sentencia de muerte. Saqué un papel arrugado lleno de tinta de mi camisa y le di un golpe de puño a la pobre criatura.

No era mi especialidad asesinar a los animalillos en su hábitat, pero si Levi sentía la presencia de esa araña, era capaz de echarme de mi habitación y dormir él ahí.

Me disculpe mentalmente y dejé caer un poco de cera de la vela sobre la hendidura del mueble.

-Ya está. Dejaré esto en algún cubo de basura de otra habitación y volveré. Puede terminar si quiere-

Di el mismo brinco a su lado, quedando ambos a la misma altura, sintiendo que el esguince se resintió. Él no se movía, por lo que le limpié los hombros con mis manos, dando suaves golpecitos.

-No es necesario. Si ya está muerta, puedes tirarla por ahí- Apuntó al cubo de su habitación.

-Entendido- Obedecí. Me quede callada con la notoria molestia en mi pie. El dejó de mirar hacia arriba, terminó de limpiar y me dedicó una mirada gris de pocos amigos.

-Hanji casi se arrodilla y le baja el pantalón a Erwin para que te dejara ir a la misión. Y tú, mocosa de mierda, vas y dices que no-

-Si fuera ir a la misión… pero yo sola, aceptaba. Ellos siguen verdes, por decirlo de alguna manera. Tengo que entrenarlos y esperar que maduren-

El me indico con la mano que me sentara a su lado, en la cama.

-Bueno, eso ya no importa. Lo que quiero saber, que es lo que planeas en Trost-

-Sanar a la gente, obviamente. Usted más que nadie sabe que la influenza es grave si no se cuida a tiempo-

-¿Iras a reclutar más soldados?-

-No. Esa es tarea de Erwin… por cierto, me informaron que la tropa de reclutas 104 se graduó hace poco. Ojala se unan algunos-

-No son tan idiotas-

Fruncí el ceño. Aunque el enano tenía razón.

-Ya lo veremos-

De pronto él se colocó de pie, caminando por el lugar.

-No quiero que hagas ninguna estupidez. Tu pie aun no sana, deja que los mocosos hagan las tareas difíciles. Solo da las instrucciones que necesiten. Y las palabras que quieran escuchar-

-¿Se refiere a las palabras de ánimo?-

-No desvíes el tema, mocosa, pero si, a eso me refiero. Si cuando vuelvo, me entero de alguna estupidez que hiciste, dijiste o pensaste…-

-¡Heichou, ya no soy una niña!- Grité casi riéndome.

-No creas que no me doy cuenta que te llevas lo más pesado de los informes de la Legión de Reconocimiento-

-Me gusta hacer informes-

-No me interesa-

-También quiero que regresen sanos y salvos-

Había pillado al Heichou. A eso iba toda la conversación, ya que al pronunciar esas palabras, sus ojos se abrieron dejándome ver un poco de sentimiento en su expresión.

-Sí que eres entrometida, mocosa-

-Para mí, usted también es un libro abierto. Sé que tras esa mirada de dureza, hay un niño que lo pasó mal. Que hay un hombre que le teme a los bichos más que a los titanes. Que se preocupa de nosotros a su manera- Le sonreí- Y sé que diciéndome mocosa de mierda, es algo parecido a me caes muy bien, Chiyu- Hice comillas en el aire, sacándole un tsk que me hizo reír.

De pronto pegó su frente con la mía, en un movimiento bastante brusco.

Sus ojos plateados me intimidaron tanto que creí que lloraría frente a él.

-Por eso eres la maldita Le guérisseur des âmes-

-Pero me pasa la cuenta. Alguien también debe sanar la mía ¿No cree?-

Vaya manera de salvar el tema. Él se separó de mí, sorprendido. No se lo veía venir.

-Cuando descubras que hay alguien demasiado idiota como para querer a la que le gusta hurgar en el cuerpo de los demás…-

-¡No me gusta hurgar en el cuerpo de la gente! ¡Soy médico, Levi!-

De nuevo estaba riéndome como una niña. El volvió a sentarse junto a mí, con una mirada apagada e inexpresiva.

-Es hora de que te vayas, mocosa. A primera hora patearé tu puerta-

-No hay manera mejor de despertar que esa ¡Lo estaré esperando con el café servido!- Sonreí, poniéndome de pie.

-Es un trato-

Jodido Levi. Todo siempre estaba a su favor.

Me despedí con una seña de mano y cerré la puerta. Llegue a mi habitación con una sensación de calor que creía desaparecida de mi vida.

El enano podía ser persona cuando quería.

.

:::

.

Cuando descubrí que el sueño no sería mi aliado esa noche, luego de dormitar y despertar cada cinco minutos, encendí una vela y repasé el plan que llevaría a cabo en Trost.

Mientras la luna se escondía, preparé un par de tasas de té negro y las llevé a mi habitación. Luego de beberme las dos sin darme cuenta, tomé prestada una de las vasijas en las que hervíamos el agua y la llevé hasta donde leía mis documentos.

Tomé un largo baño y prepare mis cosas.

Después de varios minutos de aquello, la puerta de la habitación sonó estruendosamente.

-Pase-

-Mocosa ¿Estuviste toda la noche despierta?-

-Algo así. Siéntese-

El enano parecía enojado. Cerró la puerta tras de él con fuerza, colocándose tras de mí, leyendo brevemente mi informe.

-Tú misma dices que esto no es bueno para la salud…-

-Yo puedo decirlo. A que lo haga, es otra cosa- Reí, extendiendo una taza de té. Él la tomó gustoso, casi como si fuera un sedante natural.

-Todas las tropas están abajo. Incluida la tuya-

-Erwin les dio el…-

-Si. Él se lo entregó. Están extrañamente emocionados-

-Mejor así- Miré por la ventana, estaba amaneciendo- Es hora de partir, Heichou-

-Desde ahora en adelante no quiero que me digas Heichou. Yo no soy tu comandante, ni tu capitán, ni ninguna de esas mierdas-

Mi boca se abrió un poco, completamente pasmada ante aquello.

-Lo haré si deja de llamarme mocosa-

El entrecerró los ojos, fastidiado. Pero extendió la mano como si eso fuera un trato. Un trato demasiado estúpido, por lo demás.

-Entonces, idiota, es una promesa-

¡Maldito enano gruñón!

-Bien, Levi-

Como buena perdedora, debía reconocer mi derrota. Estreché su mano con energía mientras él bufaba y yo sonreía.

Cuando me dirigía a abrir la puerta, el la cerró tras de mí, dando un fuerte golpe, acorralándome tras ella.

Eso daba miedo. Mi mente dejó de funcionar cuando él comenzó a hablar.

-Aunque no lo creas, tras esta cara de mierda también está oculto lo que necesito. Algo que motive toda esta basura de ser el más fuerte, de matar compulsivamente las cosas que están allá fuera. También tengo deseos, quiero cosas, pero lo evito. Y tú, pedazo de mierda, sacas a relucir todo eso. Quiero volver aquí para pelear con la cuatro ojos de mierda, para matar de una vez por todas a Erwin… y también quiero sanar a la hurga-cadáveres de la Legión-

Congelada.

Nada mejor describía mi expresión en aquel momento. Mi corazón estaba al borde de un paro cardiaco y mi sangre se acumuló en mis mejillas.

Pero ¿A qué venia todo eso?

¿Tan necesitado de cariño estaba el enano de mierda ese?

¿Y por qué justo saco todo eso en ese momento?

Tal vez mi charla del día anterior lo motivó demasiado. Si, seguro que era eso.

-Levi-

Me calló con la mirada. Se acercó demasiado a mí, podía sentir el aroma de su cabello limpio, de la ropa, del té que acababa de tomar.

-No. Dirás algo cuando vuelva de esta misión-

¡Vaya! ¿Incluso me daba tiempo para pensar? ¿Pensar qué?

Me lanzó sobre la cama y salió dejándome aun congelada luego de semejante espectáculo. No me di cuenta cuando las lágrimas comenzaron a caer.

¡Había que detenerlas, no era hora de llorar por tonterías!

No, lo que pasó no eran tonterías. Tenía que pensar. Y mucho.

Salí dignamente a reunirme con mis tropas, tomando mi caballo y colocándome la capucha para que nadie me notara demasiado.

Aunque cuando llegamos a Trost, todos gritaban nuestros nombres.

Despedí con la mano a mis compañeros que salían en la misión fuera de las murallas, mientras yo guiaba a mi tropa, con Hanna incluida, para que fuéramos a una casona que Nile Dawk me prestó para que pudiéramos acomodarnos.

Con los soldados sentados en el comedor y la cabeza en otro lado, comencé a hablar.

-En el tercer piso hay tres habitaciones. La primera es para Adelein e Irina. La segunda para Kaito y Eithan. La tercera para Hanna y para mí. A primera hora saldremos a correr una hora, luego, comeremos. En la mañana haremos pasantía por el pueblo buscando a los enfermos y diagnosticarlos. Al mediodía almorzaremos todos juntos. Por las noches, si es que no tenemos alguna emergencia, estaremos libres ¿Entendido?-

-¡Si, Sensei!-

Adoraba esa alegría.

-Sensei ¿Qué haremos durante las tardes?- Preguntó Kaito, sonriente.

-Es una sorpresa ¡Mañana lo sabrán!- Reí.

-¡Si!-

Ellos se colocaron de pie, para ordenar las cosas en sus respectivas habitaciones, dejándome a solas con Hanna.

-El Comandante Erwin te notó extraña ¿Pasó algo?-

-Nada, Hanna. Estoy contenta de estar aquí-

-¿Los extraña?-

Los ojos plateados de Levi fue lo primero que se me vino a la mente.

-Si… Pero nosotros tenemos nuestro propio deber-

También ordenamos nuestras cosas. Pero al poner la cabeza en la almohada, supe que el sueño me esquivaría nuevamente.


Hola! Agradezco mucho sus favs, follows y reviews :3 Son las mejores! Sépanlo!

*Se va a dormir para trabajar*