Capitulo VIII
Caminar entre los soldados que veían aquella destrucción total me hizo desestabilizar el autocontrol que usaba en ese momento. Las casas, los cuerpos, los soldados gritando de un lado hacia otro.
Deseé que esa maldita tortura terminara en un instante.
La tropa de Sanación completa se enfocó en ayudar a los soldados y civiles heridos, mientras yo recorría entre los reclutas y demás militares, observando el panorama que nos esperaba cuando cruzáramos hasta Trost.
Algunos jovencitos recién graduados pensaban en abandonar. Era comprensible, tras cada alma en ese lugar había una familia esperando. No como la mayoría de los miembros de la Legión. Casi todos por nuestra cuenta.
Otros murmuraban la historia del soldado-titán. Por mi parte, no creería esa basura hasta verla con mis propios ojos.
De pronto a mi memoria regresaron aquellas conversaciones con Hanji, la que no estaba tan alejada de la realidad con sus teorías.
Al final, siempre todo volvía a la humanidad.
-¡Que suban los estrategas y la Tropa de Sanación! ¡Tenemos que pensar en un plan!-
La voz fuerte y segura del Comandante Pixis difumino mis pensamientos. El viejo era un jodido loco, pero demasiado inteligente para mi gusto. Es como si pudiera ver a través de mis ojos hasta llegar a mi cerebro, o algo así.
Subí a la muralla con ayuda del equipo tridimensional, pero mi tropa no aparecía. Sentí de pronto dos palmadas en mi hombro.
-Jovencita, pensé que estabas en la misión- Murmuró el comandante, saludándome. Realice el saludo de la legión y negué con la cabeza.
-El Comandante Erwin prefirió que entrenara a la nueva tropa de sanación. Ya están listos, pero no sé dónde están- Respondí sonriente. Saqué de mi chaqueta una de las dos bengalas que representaban nuestro color: Violeta.
Aquella bengala solo significaba una cosa para la Legión de Reconocimiento: Necesitamos médicos aquí y ahora.
Al dispararla y que el color violáceo tiñera el cielo, rápidamente mi tropa comenzó a agruparse a nuestro lado.
Me distraje cuando Pixis comenzó a explicarle el plan a mi tropa. De pronto vi miradas de sorpresa y luego de aceptación. Kaito e Irina tomaron posiciones con otros soldados en el frente mientras que Adelein y Eithan se formaron en la retaguardia, esperando.
Hanna en todo momento se quedó a mi lado esperando instrucciones, hasta que el Comandante se volteó hacia nosotros.
Pixis volvió a acercarse a mí y susurró en mi oído.
-Tu cuidaras de Eren. No lo pierdas de vista- Hizo una pausa, sonriente- Evans, usted cuidará de ella-
Palidecí. No tenía idea aun de los nombres del soldado-titán y sus amigos, por lo que me sorprendió de sobremanera escuchar ese nombre.
Era demasiado tragicómico que fuera una coincidencia de nombres. Cuando Pixis me tomó por sobre el hombro, obligándome a caminar, me encontré con la rubia cabellera de Armin trazando una ruta. A su lado, Mikasa observaba atentamente y Eren se veía notablemente nervioso.
-Eren- Lo llamé. Los tres jóvenes se giraron hacia mí, sorprendidos. Ambos hombres esbozaron una sonrisa y Mikasa asintió, agradecida.
-Sensei- Respondió él, caminando hasta mi- Me alegra que haya venido. La Legión de Reconocimiento no me decepciona-
Ofreció su corazón, por lo que devolví el gesto de igual forma. Armin y Mikasa se unieron a su lado.
-Somos los últimos seis soldados de la Legión que están aptos para luchar. Daremos todo para defenderte, Eren, para que logres tu misión y recuperemos nuestro territorio. Estamos en tus manos-
Baje la cabeza haciendo una reverencia, demostrándole realmente preocupación y agradecimiento. Ya más tarde al pobre chico le tocaría explicar cómo demonios se transformaba en titán.
Lo importante ahora era luchar por la humanidad.
Dejas que las alas que llevo en la espalda, flameen. Luchar por nuestra libertad.
-._._._._. , al parecer debemos partir- Agregó Hanna.
Levante la cabeza y los tres jovencitos seguían con la cabeza gacha.
-Eren, Armin… Mikasa, confíen en ustedes mismos. Todo saldrá bien- Agregué.
-Gracias, Sensei- Respondieron los tres al mismo tiempo.
Ellos se alejaron, para ajustar lo último del plan, colocarse bien los equipos tridimensionales y demás cosas. La Tropa de Sanación se juntó unos minutos antes de partir cerca del borde del muro que separaba la ciudad con el caos de Trost.
Miré hacia abajo, recordando mi casi superado miedo a las alturas.
-Si no fuera por ti, Hanna, no podría hacer esto- Sonreí.
-¿Usted le teme a las alturas, Sensei?- Preguntó Irina, notoriamente sorprendida. Asentí.
-Ha sido difícil olvidar mi miedo. Cuando me enlisté en el ejército y me enseñaron a usar el equipo tridimensional, caí varias veces en el bosque de práctica. Mi instructor en aquellos años me pidió abandonar, le conté de mi problema y me ayudó un poco a ignorar los mareos. Luego un amigo me ayudo a superarlo… y al final, Hanna se ha dedicado a erradicar todo indicio de estupidez en mi cerebro. Aunque hay veces que sigo sintiéndolo y no puedo evitarlo-
Ellos rieron, para mi suerte. Recordar a aquel instructor me hizo sentir algo cálido, apreciando mis memorias...
Y Farlan…
Cualquier quinceañera como yo, en esos años, se habría enamorado de Farlan Church. Un hombre con sus prioridades claras, serio cuando debía, divertido cuando hacía falta.
Suspiré.
-Espero que esta no sea nuestra última misión, Sensei- Murmuró Eithan, abrumado. Le palmee el hombro.
-Ni lo sueñes. Han pasado casi diez años y aun no muero. No lo haré ahora. Ni ustedes- Bufé.
-Es cierto. Usted lleva en la Legión todo este tiempo- Agregó Adelein, sonriente.
-Un poco menos que el Comandante Erwin, Mike y Hanji. Más que Levi Heichou. Hanna está aquí hace casi cinco años… hemos hecho un buen equipo- Suspiré.
-Esta es la primera Tropa de Sanación que está compuesta solo con los diez primeros lugares de cada generación. Somos fuertes, estaremos bien- Dijo Kaito. Él siempre decía lo adecuado cuando debía. Le asentí.
-Somos soldados y médicos. Si algo le llegara a pasar a alguno, solo utilicen las bengalas. No se arriesguen de más y nos veremos cuando todo esto termine, en el Cuartel de la Legión de Reconocimiento. No desvíen demasiado sus rutas y traten de matar a la mayor cantidad de titanes antes de sanar soldados. Así nos ira bien- Agregó Hanna.
La tropa entera comenzó a sentir nervios.
-Siéntanse aptos para tomar decisiones autónomas que sean beneficiosas en cada situación. Al contrario de los reclutas, ustedes están a mi cargo. Yo responderé por cada uno de ustedes. Sean prudentes- Comenté, antes de comenzar a caminar, porque Pixis estaba comenzando la misión- ¡Buena suerte!- Grité, corriendo hasta Eren.
-¡Si, Sensei!- Gritó cada uno de ellos, también acomodándose.
Cuando comencé a volar por los aires tras Eren, junto a Mikasa, era casi medio día.
Ya cuando el caos comenzó a ponerme nerviosa, estaba atardeciendo. Eren, en su forma de titán, perdió su autonomía, atacando a su amiga.
Armin tuvo que ser el cerebro de los tres, ayudando a Eren, dando resultado.
Pero el caos…
Cuando Eren por fin tomó aquella condenada roca en su hombro, pude mirar a otras y ver la destrucción de Trost. Los soldados muertos, mutilados y heridos. Igual que cuando era una niña.
Por lo menos ninguna bengala violeta había sido usada, tranquilizándome.
-¡Vamos a proteger a Eren con nuestras vidas, es una orden! ¡Muévanse!- Gritó uno de los soldados de las Tropas Estacionarias.
Salté hasta un techo seguro de una de las casas, llamando a Hanna.
-¡Hanna, ven aquí!- Grité. Ella se acercó con el equipo tridimensional, matando un par de titanes de camino.
Mire mis manos y sangre se evaporaba de ellas. Saqué de mi chaqueta la bengala violeta, llamando a mis soldados.
-¿Qué haremos ahora, Sensei?- Preguntó la rubia, notoriamente afligida. Los pasos de Eren resonaban por todo Trost y aún faltaba distancia para que sellara definitivamente la puerta.
-Eren es prioridad ahora. Nada debe evitar que cierre ese agujero- Respondí, agitada.
Estaba cansada.
Los primeros en aparecer fueron Eithan e Irina. El pelinegro estaba herido, tenía un corte en un brazo, por lo que se había sacado la capa y la chaqueta de la Legión. Irina seguía intacta, pero el sudor que corría por su frente mostraba todo el esfuerzo que estaba realizando.
Levante la manga de la camisa de Eithan para curarlo mientras esperábamos a Adelein y Kaito, esperando que Hanna planeara una nueva estrategia para cuidar de Eren.
-Sensei- Susurró Irina. Kaito estaba tras de mí, con los puños cerrados, afligido. Sus ojos estaban idos y un aura gris los rodeaba.
Creo que la situación lo había superado.
Se acercó hasta mí y extendió la mano derecha, abriendo el puño. Había una de las insignias de la Legión.
Adelein.
-¿Qué fue lo que le sucedió?- Pregunté, recibiendo la insignia y tomando con ambas manos la fría mano de Kaito. El la cerró, como si estuviera buscando cariño.
-Un… un titán la pisó. Perdió el equilibrio del equipo tridimensional- Respondió de manera mecánica. Las lágrimas volvían a brotar de sus ojos, por lo que mi primer instinto fue abrazarlo.
-Tranquilo. Te necesitamos bien. Donde sea que ella este ahora, esta mejor. Descansando de esto- Murmuré.
Esa frase ya la había dicho antes, innumerables veces. La primera vez, a Levi.
-Usted bordara su insignia junto a las demás ¿Cierto?- Preguntó. Asentí.
-Lo haremos juntos cuando volvamos. Lo prometo- Respondí, rompiendo el abrazo. Pasó rápidamente las manos por su cara, volviendo a la normalidad. Sus compañeros le mostraron su apoyo y comenzamos a volar alrededor de Eren.
Aquello también lo hice por Levi. Bordar las insignias de los caídos en un mural en el Cuartel de La Legión. Esa vez, el necesitaba una razón para continuar y no pensar que había tomado malas decisiones.
Había estado muy ciega durante estos años, evitando mi verdadero sentir, ocultándolo con Erwin. Todas mis acciones siempre giraban en torno al bienestar de Levi.
Quizás fue la manera en la que lo conocí.
Y a través de los años, aquello fue incrementando.
-¡Sensei!-
El grito de mi tropa alertó que estaba volando distraída, literalmente. La palma de un titán me estampó contra un ventanal de vidrio, dejándome sema inconsciente en el suelo de aquella casa.
Mierda.
Dolía.
De todos los lugares donde podía caer, fue el más peligroso. Podía sentir los trozos de vidrio tras mi uniforme. Mi pierna derecha dolía como el infierno.
Ahora tenía un esguince a medio sanar en una pierna y seguramente, un poco de vidrio enterrado en la otra.
La adrenalina del momento me ayudo a sentarme luego de pocos minutos. Me saqué la chaqueta y mordí una de las mangas, mientras sacaba una pinza de mi bolsillo para extraer el vidrio incrustado.
Eran tres trozos jodidamente grandes para mi gusto. Al tirar de ellos, chillé como una niña pequeña. Envolví mi muslo con una venda por sobre las heridas, no podía seguir perdiendo tiempo. Al pararme y salir volando nuevamente, noté la tranquilidad de mi tropa.
Eren estaba por llegar a la muralla, pero se acumuló una gran cantidad de titanes en ese lugar, por lo que apuntando con mis cuchillas apunte hacia él.
-¡Chiyu!- La voz de Hanna inundó mi cerebro. Estaba apuntando a un titán, que tenía a Irina en una mano.
Volé hasta ella, incrustando mis cuchillas en el cuello de ese maldito. Hanna trato de cortar su brazo sin buenos resultados, Kaito cortó los dedos del titán mientras Irina gritaba para que la soltara.
Eithan se acercó volando también, sujetando de Irina cuando esta cayó sin poder usar el equipo tridimensional.
-¡Bien hecho!- Les grité - ¡Sigan así, cuidemos de Eren!- Sonreí. Mi cara y uniforme volvió a llenarse de sangre.
El muchacho lo logró. Cuando por fin escuchamos y vimos aquella roca cerrar el agujero, suspiré de tranquilidad. La alegría inundo mi interior.
Luego de tantos años, la humanidad triunfaba sobre los titanes.
-¡Tengan cuidado, limpien esta ciudad antes de retirarse!- Grité, aterrizando cerca de Eren. Corrí al ver a Mikasa gritando y a Armin sobre la forma de titán, que se estaba evaporando.
-Sensei, está herida- Murmuró la pelinegra a mi lado. Asentí y miré hacia arriba.
-¡El calor le ha dado fiebre! ¡Tenemos que sacarlo de aquí!- Gritó Armin.
Subí junto a él, intentando ayudar. Mi muslo resentido ardió cuando me arrodille al lado de Eren, intentando cortar lo que lo unía con esa bestia. Debía ignorar el calor sofocante y saqué una navaja de mi chaqueta, tratando de cortar.
-¡Por favor, Sensei!- Chilló el rubio. Guarde la navaja, puesto que algo tan pequeño era demasiado inútil.
-Voy a cortar. Nos caeremos cuando se separen. Eren está demasiado débil, trata que caiga sobre mi o sobre ti- Le dije. El asintió, me puse de pie y saque las katanas.
Como predije, los tres nos fuimos al suelo.
-¡Eren! ¡Armin!- Gritó Mikasa.
-¡Irina! ¡Eithan!- Esa era la voz de Hanna.
Cuando levanté la vista, dos titanes estaban sobre nosotros. Mi tropa revoloteaba a lo lejos y nosotros estábamos desprotegidos.
Cerré los ojos.
Escuché el ruido de unas cuchillas y cuando volví a abrir los ojos, ambos titanes estaban en el suelo. Alguien estaba sobre ellos.
Mikasa y Armin sujetaban a Eren.
Alguien sujetaba de mí.
-Sensei- Susurró. Kaito.
-Estoy mareada ¿Puedes ayudarme…?- Pregunté.
-Está sudando y está perdiendo mucha sangre, Sensei. Debemos irnos ya si quiere cumplir su promesa-
-No-
-Lo haré aunque usted no quiera- Gruñó. Me levantó en sus brazos.
-¿Quién es él?- Pregunté, apuntando a la persona sobre el titán. Una inconfundible voz de cabreo respondió mi pregunta.
-Oigan, mocosos… ¿Qué es lo que paso aquí?- Preguntó Levi, girándose hasta nosotros. Bajo del titán y se acercó hasta Eren.
Ellos se quedaron en silencio, sin saber que hacer o que decir.
-Es… es una larga historia, Levi- Murmuré. El dejo de mirar al trio de jóvenes y abrió los ojos, tanto, que me asustó.
-Maldita…- Soltó, caminando hasta quedar entre ellos y nosotros.
Cerré los ojos.
De a poco, toda la Legión de Reconocimiento se hizo cargo de limpiar la zona.
-¿Por qué este mocoso te está cargando así?- Preguntó, sorprendiendo a los presentes como cambio tan bruscamente de tema.
-¡Heichou!- Soltó Kaito, nervioso – Esta herida – Respondió.
Levi soltó un tsk. Luego miró mi pierna. Sus ojos plateados se conectaron con los míos, asintió y le dio a Kaito sus últimas instrucciones.
-Llévala al cuartel. Cúrala, debe estar bien en la noche. Tenemos muchas cosas que hacer… yo me encargaré de avisar a Erwin… y de este asunto- Apuntó a Eren con su cuchilla.
-¡Si, Heichou!-
-Gracias, Levi- Murmuré. El solo me devolvió la mirada. Sonreí, sentí una alegría tremenda al verlo.
-Sensei… gracias. Nos volveremos a ver, pronto- Armin interrumpió. Mikasa asintió y Eren, dentro de su condición, también lo hizo.
Kaito comenzó a correr conmigo en brazos y saltó, para usar el equipo tridimensional. Pude ver a parte de mi tropa revoloteando a través de los titanes, dando su último esfuerzo para limpiar ese desastre.
-Sensei… cierre los ojos- Murmuró de repente Kaito. Obviamente, no le obedecí. Me revolví en sus brazos, tratando de que me soltara. No iba a permitir que nadie más de mi tropa muriera y que por si fuera poco, trataran de ocultármelo.
-Suéltame. Debemos ir- Bufé, enojada.
-Pero…-
-Créeme, estoy mejor. Solo hagámoslo e iremos al cuartel-
El asintió. Sobre un muro que apenas se sostenía, me puse de pie para comenzar a recorrer por aire Trost.
-Allá están- Dijo Kaito.
Maldición. Irina y Eithan estaban rodeados de titanes, mientras que Hanna trataba de despejar el camino. Estaban solos luchando.
Apunté con mi katana para que Kaito entendiera rápidamente mi plan mental mientras comenzábamos a cortar cuellos.
Lo último que alcance a hacer antes de caer sobre un tejado, fue asesinar tres titanes.
Ver como Eithan era devorado por uno.
Ver como Irina era destrozada por otro.
Y todo se volvió negro.
. . .
Cuando desperté, estaba recostada en una camilla provisoria dentro del Centro de Sanacion. Mi habitación tenía mucha iluminación y al abrir un ojo, vi a Hanji, Mike y Erwin.
-¡Chiyu-chan!- Soltó mi amiga, con un grito tan agudo que me despertó completamente.
-¿Cómo te sientes?- Preguntó Mike, afligido.
-Sorprendentemente bien- Me senté - ¿Cuánto tiempo llevo aquí?-
-Solo dos horas. Kaito te trajo y Hanna hizo las curaciones. Tenías vidrio incrustado ¿Qué fue lo que te paso?-
Erwin estaba enojado.
-Oye, Mike…- Murmuró Hanji. El rubio asintió y como si fuera una niña, acaricio mi mejilla, sorprendiéndome.
-Cuídate- Soltó.
Hanji me abrazó y ambos se retiraron.
-Erwin, yo…-
-Desobedeciste mis órdenes. Tu misión en Trost era acabar con una maldita influenza y volver aquí, para entrenar y enseñar a los soldados que se quedaron. Pudiste haber muerto-
Baje la cabeza.
-No podía quedarme aquí, sabiendo lo que sucedía. Fui de ayuda, defendí a Eren y cerró el agujero de la muralla. Mi tropa…-
Me quede en silencio. Mi tropa ya no existía.
-Exacto. Tu tropa ya no existe más, ._._._._. . Eran los soldados que más sabían de medicina y ahora-
Lo interrumpí con una mirada infernal. Jodido Erwin, a veces se olvidaba que trata con personas y no con cosas que a veces sirven y a veces no.
-Mi tropa murió cumpliendo la misión que yo les encargué. Es mi maldita responsabilidad, si quieres culpar a alguien hazlo conmigo, pero déjalos tranquilos ahora. Hanna y Kaito son lo suficientemente aptos para satisfacer tu necesidad de médicos- Respondí, bastante enojada. Mi muslo comenzó a doler.
-Lo siento- Dijo él. Tomé su mano, asintiendo.
-Lo sé. Solo no seas tan inhumano. Me duele, porque ellos también luchaban por ti. Fueron capaces de aportar en la primera victoria de la humanidad en años-
El levantó la vista, inundando mi mirada con aquellos ojos azules.
-Quizás no entiendas lo que trato de decir, pero no porque ya no duermas conmigo, significa que no me preocupe de ti. Eres importante, para la Legión, para el equipo. Para mí-
¿Se supone que aquello debía ser tierno? Comencé a reír. Que jodida forma de decir las cosas.
-Erwin, deberías ser poeta, con esa sutileza- Bromeé. Él sonrió.
-Podría ser peor. Podría ser tan malo, que Levi está esperando fuera para regañarte. Prepárate- Soltó, poniéndose de pie. Besó mi frente y desapareció de mi vista.
Aproveche mis segundos de soledad para buscar si es que había una ficha médica con mi nombre, porque tenía que ponerme de pie y huir del mundo si Levi me veía.
-._._._._. – Soltó. Me giré para verlo. Estaba notoriamente enfadado.
-Levi- Susurré. El apuntó la cama y yo me senté, como si fuera un cachorrito.
-Lo único que te pedí fue que no hicieras alguna estupidez. Y te encuentro aquí, malherida, en una misión suicida cuidando de un mocoso que es mitad titán-
-Por favor…- Rodé los ojos. Era suficiente.
-Si te mueres nadie va a continuar esa mierda de bordar las insignias. Y de verdad necesito que alguien lo haga, maldita-
Lo miré fijamente. Comenzó a caminar hacia mí, sentándose a mi lado.
-Esa es una excusa muy mala, Heichou- Reí. Maldición, olvidé el trato que tenía con él. Solo bufó.
- Le guérisseur des âmes- Soltó él.
Cuando fui consciente de lo que estaba pasando en ese momento, cerré los ojos. Los pálidos y fríos labios de Levi estaban sobre los míos.
Pude sentir su calidez a través de ese fino contacto, comprendiendo que realmente era alguien importante para él. Mi corazón se aceleró y mi mente se aclaró en ese momento. De pronto, colocó ambas manos en mis mejillas y cuando se separó de mí, puso su frente contra la mía.
-Eres una maldita mocosa de mierda y no estoy seguro si esto es una buena decisión. Pero….-
Joder, como se podía quedar callado en la frase más épica que me ha dicho. Era un idiota.
-¿Qué?- Dije, incitando a que hablara.
-Te lo diré después ¿Puedes ponerte de pie? Tenemos trabajo que hacer ahora con ese mocoso-
Lo odiaba. Era un maldito y si pudiera, lo golpearía hasta cansarme.
-Si. Vamos-
Levi pasó uno de mis brazos por sobre sus hombros y sujetó fuertemente mi cintura para mantenerme de pie.
Cuando salimos de la habitación, podía notar como los soldados nos miraban. Levi parecía que estaba marcando su territorio.
Sus pasos eran lentos y cada vez que me desestabilizaba, el me apretaba más contra su cuerpo. Cuando llegamos a destino, sentí una punzada en el estómago.
-¿Que… es… esto…?- Solté.
-Lo que tu tropa ayudó a realizar. Los capturaron. Vivos-
Ante mi vista, dos titanes estaban en cautiverio dentro de nuestras instalaciones.
A la distancia, Hanji se veía feliz. La misma felicidad que sentí yo, al saber que mi tropa hasta el final, fue la mejor.
Holaaaa por fin puedo actualizar! Ya tengo el siguiente cap listo pero me falta editarlo un poquillo. Como veran, ya vamos avanzando, pero volveré al pasado nuevamente para explicar como llegamos a que Levi ''sienta'', en resumen xD
Espero que les guste!
