Capitulo X

Me acerqué hasta los barrotes de la celda, mirando a Eren con ímpetu. Los guardias trataron de alejarme de él, pero Erwin los detuvo con facilidad.

-Aléjese de él, Sensei- Dijo uno de los soldados de la Policía Militar. Le devolví una mirada con el ceño fruncido y éste bajó la vista.

-Déjame entrar con él, por favor- Le pedí. Negó varias veces con la cabeza.

-Todos los comandantes y el generalísimo deben estar aquí. Son las ordenes, usted podrá revisarlo, pero no ahora- Agregó otro soldado.

El castaño me suplicaba con la mirada. Sus ojos esmeralda estaban un poco opacos, pero brillaban bajo la luz de las velas que lo acompañaban. Fui removida de mi posición por Erwin, quien comenzó a hablarle desde mi lugar, mientras Levi me obligaba a sentarme un momento.

Mierda. No debí ponerme de pie tan rápido luego de la sutura. Pude notar unas pequeñas gotas rojas en mi muslo.

-¿Tienes alguna pregunta?- Dijo el rubio, de manera fuerte para que todos escucháramos. Eren me observó un corto segundo y yo asentí.

-¿D-dónde estoy?- Preguntó el castaño, notoriamente confundido.

-En un calabozo subterráneo. Actualmente estas bajo la custodia de la Policía Militar, pero hemos conseguido permiso para visitarte- Respondió. Levi se colocó al lado de Erwin, dejándome tras ellos.

El sacó de su bolsillo una llave y Eren se exaltó.

-¡¿Esa llave…?!- Soltó.

-Te la devolveremos más tarde, sé que es tuya. En el sótano de tu casa en Shingashina, el doctor Jaeger guarda el secreto de los titanes ¿Correcto?- Preguntó el rubio nuevamente.

-Sí, probablemente. Eso es lo que mi padre dijo- Respondió.

Gracias, Eren. Gracias por cooperar con nosotros.

-Tienes amnesia y tu padre está desaparecido… es muy conveniente ¿No?- Dijo Levi, de repente.

-Levi, hemos llegado a la conclusión que él no tiene motivos para mentir… maldición, lo ayudé a tapar ese maldito agujero…- Bufé.

-Hay muchas cosas que aun no conocemos, pero por ahora, creo que lo más importante es consultar tus intenciones-

Erwin era el jodido Comandante, así que Levi y yo nos callamos.

-¿Mis intenciones?- Preguntó Eren, aun aturdido.

El rubio le explicó rápidamente que debíamos retomar el control del Distrito Shingashina, en la Muralla María, sellar aun más puertas y que debíamos usar su poder de titán.

Eren bajó la vista, seguramente, estaba batallando con su mente en ese momento. El silencio se hizo presente, hasta que Levi interrumpió.

-Responde de una vez, basura. ¿Cuáles son tus intenciones?-

-Quiero unirme a la Legión de Reconocimiento y exterminar a todos los titanes, señor- Respondió Eren, segurísimo. Levi se sorprendió un poco.

Aquello me lo dijo también a mí. Quizás lo ha pensado desde la muerte de su madre.

-No está mal- Respondió el enano- Erwin, yo tomaré la responsabilidad de él. Infórmalo, pero que no lo malinterpreten. Si hace o dice alguna locura, lo mataré, ya que no confío en el. Soy el más adecuado para el trabajo… permitiré que te unas a la Legión de Reconocimiento- Finalizó, mirando fijamente al chico.

Este soltó un suspiro de alivio, enterneciéndome.

De pronto se escucharon aún más pasos provenientes de la escalera. A nuestro lado se unieron Nile Dawk, Dot Pixis y el generalísimo, Dalliz Zacklay.

El mayor nos miró a los tres… y sonrió.

-Comandante Erwin. Capitán Levi… ._._._._. Sensei- Saludó. Los tres asentimos.

-Señor- Dije, ofreciendo mi corazón. Esperando que no notara mi herida, comencé a hablar rápidamente- El chico necesita atención médica. Solicito su permiso para entrar a aquella celda-

-Jovencita… ¿No crees que es un poco peligroso…?-

-No, señor. Ofrecí mi vida a la Legión de Reconocimiento. Si le pasa algo, nos quedaremos sin muchas respuestas. Por favor-

Ya no estaba preguntando como un soldado formal. Estaba suplicando como una niña lo haría con su padre.

-… Bien. De todos modos, necesito hablar con los comandantes ¿Podemos ir todos a una sala? Los guardias cooperaran sin dudarlo y volverán a sus funciones cuando ella termine. Capitán Levi ¿Sería tan amable de acompañarla?-

El ojigris asintió y los guardias comenzaron a moverse. Quería saltar de alegría, pero debía mantener la compostura.

-Gracias- Le dije.

-Aprovecha tu tiempo con él. Esto no se repetirá, hasta el juicio. Tu comandante te lo explicará luego. Nos vemos-

Todos comenzaron a subir las escaleras menos Levi, los guardias y yo. Me dirigí a uno de ellos y le pedí que abriera la celda.

Siempre consideré a la Policía Militar algo extraña, pero estos jodidos hombres eran unos malditos.

-Levi, necesito que traigas agua fría y paños, algo de té y pan. Lo llevaré al baño para revisar sus heridas, entra ahí en cuanto llegues ¿Entendido?-

El pelinegro soltó un tsk y los guardias me escoltaron hasta el aseo junto a Eren, aun esposado. No lo soltarían, seguramente. Levi se encamino a su misión mientras yo me encerraba con el castaño.

-Sensei- Soltó el joven, algo exaltado, emocionado u otra cosa más sentimental. Le revolví el cabello con una mano, sonriente.

-Sé que este no es el lugar más decente para comer, Eren, pero hazlo. No podré volver aquí hasta que Levi tenga tu custodia… y créeme, confío ciegamente en ello- Suspiré- En quien no confío es en esos hijos de…-

Eren soltó una risita, tomándome desprevenida. Lo miré fijamente esperando una respuesta.

-Está hablando igual que Mikasa, sensei-

Oh. También reí un poco.

-Lo siento-

-¡No! Usted ha hecho demasiado por mí…-

El castaño colocó una mano en su frente y comenzó a tambalearse. Alcancé a sujetarlo antes de que perdiera el conocimiento por unos pocos minutos.

Lo recosté en el suelo, quitándome la capa para que la usara de almohada. Toqué su frente, estaba ardiendo en fiebre y tenía unas cuantas manchas en su cara.

-Maldición… ¿Eren?- Pregunté, intentando que el chico lograra reaccionar. No podía desvestirlo y meterlo en la bañera, por culpa de las cadenas que sujetaban sus manos y sus pies.

Sujeté su mano. Esperar hasta que Levi llegara era lo único que podía hacer, ya que el chico estaba demasiado delicado para intentar alguna estupidez.

A veces olvidaba que muchos de los soldados no eran hombres, si no niños, como en este caso. Al igual que mi experiencia al entrar a la milicia, fue todo muy difícil. Se aprende rápido, pero ver caer a tus compañeros…

Incluso algunos mueren sin siquiera graduarse.

-Mocosa- Dijo Levi, a mi lado. En sus manos tenía una bandeja con todo lo que le pedí.

-Gracias- Respondí.

Comencé a trabajar. Coloqué paños húmedos en su frente y abdomen. Cuando la temperatura bajó, curiosamente de manera muy rápida, Eren abrió los ojos.

-¿Cómo te sientes?- Le pregunté con un tono de voz algo bajo. El chico solo asintió y observó por un segundo a Levi. O el pan que Levi tenía en las manos.

Dejé que el chico comiera en silencio hasta que logró ponerse de pie por sí mismo.

-Estaré bien, sensei- Dijo finalmente. Asentí, acompañándolo hasta la celda nuevamente. Ayudé a que se recostara en aquella cama mientras los soldados lo ataban. De cierto modo, él entendía que no podía quedarme todo el tiempo con él.

Ni siquiera quiso hablar conmigo para no hacerlo más difícil.

Levi y yo fuimos sacados de ahí de manera algo brusca, pero normal para ser la Policía Militar. Esperamos fuera del Tribunal Militar, en una banca junto a las carrozas mientras el pacifico sonido de la noche y la tenue luz de la luna nos acompañaban. El quiso que solo yo me sentara, mientras se paseaba incomodo desde un lado al otro.

-Aun no puedo entender como logras terminar así en cada misión que tenemos-

De pronto Levi difuminó el ambiente de paz, atacándome. Sus ojos grises estaban firmemente absortos mirando la ahora notoria mancha de sangre en mi uniforme. Solo suspiré, cubriéndome con la mano.

-Que ¿Soy demasiado débil o demasiado estúpida?- Bufé con molestia. La verdad no tenía ganas de pelear, pero si él lo quería…

-Quiero saber qué fue lo que realmente sucedió en Trost. La imbécil de Hanna mintió, dijo que te cortaste al sacar al chico del esqueleto del titán. Pero nadie es tan idiota para herirse así-

Ahora ya no estaba solamente mirando, si no que apuntaba con su mano. Hanna sabía a medias la historia con el Heichou y seguramente por eso prefirió decirle que aquellas heridas fueron mi falla y no que casi me mata un titán.

-¿Alguna vez usted se ha preguntado el por qué las relaciones entre soldados están prohibidas?- Le dije, mientras lo miraba fijamente a los ojos – Siempre pensé que era una regla por lo menos, inútil. Pero con el paso de los años fui entendiendo. Cuando en la lucha se ponen más sentimientos que cerebro… terminas así. Herido. De las dos formas, física y emocionalmente-

Levi estaba congelado frente a mí. No movía ni un solo musculo, escuchándome con atención.

-Mientras matábamos a los titanes que intentaban comerse a Eren, dimensione que todas mis acciones giran en torno a usted. Y me molesta terriblemente, porque de su parte no he recibido más que golpes, malos tratos y como si fuera poco, una jodida cicatriz-

Sin darme cuenta estaba de pie, frente a él, demasiado cerca.

-Me distraje un maldito segundo y un titán me golpeó con la mano, me caí sobre un ventanal. Pudo ser peor, Levi. Pude ser comida… o desmembrada o asesinada sin que tú lo vieras. Pero estoy aquí, un poco herida solo físicamente. Si no puedo salir ilesa de cada misión, es porque no soy la jodida soldado más fuerte de la humanidad. Soy una más, del montón, que trata de salir fuera de las murallas-

Levi se cruzó de brazos e intentó abrir la boca. Continué hablando sin dejar que emitiera ningún tipo de sonido. Ni un tsk.

-Y antes de regañarme por salir lastimada, piense un poco que me enlisté en el ejército para dar mi vida por la Legión de Reconocimiento. No estoy jugando aquí, estoy luchando por mi libertad… por la suya, por la de mis compañeros. Intenté todos estos años no involucrarme con nadie… y usted me pide que piense… y sé que ese no era el momento, pero ¡No has salido de mi cabeza en días! Y estoy realmente cansada de todo esto… créame. Es difícil-

Volví a sentarme porque la jodida herida dolía como el infierno. Miré mis botas solo para no dirigirle la mirada a Levi.

Estaba cabreada.

-Mocosa… tu… todo este tiempo… eres una imbécil ¿Estas consciente de ello?- Murmuró.

Sentí que debía asesinarlo. Pero me encontré con una mirada de espanto impresionante… quizás solo vi esa expresión cuando sus amigos murieron.

Me aterró el solo hecho de ver a Levi vulnerable.

-No estoy diciendo que esto sea su culpa. No piense tonterías- Agregué, algo nerviosa.

Escuché un par de ramas crujir, así que automáticamente cerré la boca. En ese momento, Erwin interrumpió la conversación que tenía con el enano.

-Volvamos al cuartel. El juicio de Eren será en tres días- Dijo, con una voz calmada. Caminé como pude hasta la carroza.

Y en el Cuartel de la Legión, fui cargada por mi amigo rubio hasta una habitación del Centro de Sanación. Me quedé sola ahí varios minutos, hasta que Hanna apareció para ayudarme.

Con cuidado, me desvistió para dejarme solo con la camisa blanca puesta. Debió suturar nuevamente la herida, porque los puntos se abrieron por mi culpa.

-Sensei. Usted más que nadie sabe las contraindicaciones de una sutura- Murmuró, notoriamente molesta. Sus ojos se movían molestos de un lado hacia otro mientras suturaba, clavando aquella aguja en mi piel.

Si le comentaba que dolía, seguro me mataría.

-Fue algo importante- Respondí con simpleza.

-¿El chico está bien?- Preguntó ella, cambiando el tema. Asentí.

-El juicio es en tres días. Seguramente nos llamaran como testigos- Bufé. Ella terminó su trabajo, volviendo a vendar la herida.

-Eso seguro. Bien, esto ya ha terminado ¿La llevo a su habitación?-

Volví a asentir. Ella tuvo que cargarme hasta dejarme recostada sobre la cama de mi cuarto, la cual estaba especialmente fría esa noche. Volvió por mis cosas y cuando entró nuevamente a mi habitación, traía un té caliente en sus manos.

Las insignias se cayeron de mi chaqueta. Ambas las observamos fijamente.

-Las bordaremos mañana. Ahora usted y yo tenemos que descansar…- Suspiró ella, agotada. Le sonreí.

-Está bien, mamá- Bromeé - ¿Por cierto, donde esta Kaito?-

Hanna palideció. Al mismo tiempo lo hice yo.

-Él…- Soltó, nerviosa.

Mierda. Algo le sucedió.

-Dilo de una vez, Hanna- Chille.

-Cuando usted se fue, se desmayó. Estuvo catatónico un par de horas y tuve que internarlo. Está siendo vigilado por una de las nuevas reclutas- Respondió.

Suspiré aliviada. Catatónico no era tan malo como muerto o herido.

-Seguramente fue el estrés. Pasó por muchas cosas hoy… déjalo sin funciones hasta el día del juicio. Si quiere, que vaya a casa. Lo que sea-

-Se lo haré saber en la mañana, sensei. Una cosa más, traeré a una enfermera para que se quede aquí. Alguien debe vigilar que la herida no sangre… y usted debe dormir ¿Está bien?-

Negué varias veces con la cabeza. Lo menos que quería era ser una carga para los pobres reclutas.

-Lo haré yo, mocosa-

Vimos a Levi recostado en el marco de la puerta, con una actitud muy matona, por cierto. Hanna me sonrió, ya que él no podía verla.

Suspiré.

-Si sucede algo, solo grite, sensei- Soltó, antes de salir. Con un Levi bastante enojado en frente, creí que me esperaría una noche especialmente larga.

El ojigris ordenó rápidamente mi habitación. Dejó mi ropa donde corresponde y las insignias sobre mi escritorio. Hojeó documentos mientras yo bebía mi té, sintiéndome adormilada.

De pronto, salió. Aproveché ese momento para quitarme la camisa y ponerme la camiseta que usaba para dormir. Dejaba un hombro al aire y el clima estaba frio, pero no tenía nada más que hacer.

Levi volvió con una remera gris en las manos. Comenzó a desvestirse, en silencio, por lo que bajé la mirada.

-Oye- Soltó- Muévete-

Mierda. El jodido enano quería dormir en mi cama… conmigo.

-Levi, de verdad esto no es necesario. No creo que pueda estar despierta toda la noche para que te quedes conmigo. Puedes ir a descansar. Mañana puedes venir a visitarme- Solté, hecha un manojo de nervios. Él lo notó, pero insistió en que me moviera al rincón de mi cama.

Gracias al cielo que tenía el privilegio de dormir en una… grande.

-No me interesa si estas despierta. Voy a dormir aquí y es tu maldita obligación decirme si te sientes mal, para llamar a la idiota de Hanna- Respondió, molesto.

A penas logré moverme hacia el rincón. Cuando levanté la vista, él estaba solo con la camiseta y su ropa interior.

Me sonrojé.

-Esto es incómodo- Murmuré. Él se sentó a mi lado, invadiendo mi espacio personal de la cama. Me miró un largo segundo antes de decir algo.

-¿Prefieres que el maldito Cejotas esté aquí?- Preguntó. La sangre que tenía en las mejillas desapareció.

-Por supuesto que no ¿Tu prefieres que Hanji esté aquí?-

El frunció el ceño.

-Jamás dormí con ella-

Sonreí. Tenía los cojones de decirme aquello…

-… Literalmente- Agregó – Solo hacíamos lo que hacíamos. Siempre uno de los dos se largaba antes. Ese era el trato- Murmuró.

-Solo se revolcaban y ya- Suspiré, un poco molesta.

-Igual que tú con Erwin- Respondió, ágil. Volví a sonreír.

-Sinceridad ante todo, Heichou. Yo si dormía con él- Le dije de manera acida. Este soltó un gruñido de molestia.

-¿Cómo terminamos hablando esta basura?- Soltó, dándome la espalda. Cubrió su cuerpo con las mantas y se quedó en silencio un momento – Solo duérmete, mocosa-

Me pareció más una orden que una sugerencia. Sonreí, mirando su cabello algo desordenado. No tuve más opción que agradecerle mentalmente, mientras me recostaba mirando el techo de madera del cuarto.

La vela en mi mesa de noche se apagó. No había más que penumbra, por lo que comencé a dormir rápidamente.

. . . . . .

Desperté por culpa del dolor en la madrugada, ni siquiera la luz aparecía aun. Al abrir los ojos, noté una sensación de pesadez en todo mi cuerpo. Levi estaba acurrucado contra mí, con la cabeza en mi pecho, mientras respiraba suavemente.

Se suponía que él debía cuidar de mí…

Traté de moverme, pero todo dolía demasiado. Y era una crueldad despertar al enano en aquella posición. Parecía que no tenía un buen sueño en años, porque estaba literalmente muerto sobre mí.

Comencé a peinar su cabello con mis dedos, intentando que despertara de manera suave.

-¿Qué mierda sucede?- Soltó, con la voz ronca. Dio un gran suspiro, pero no se movió ni un solo milímetro.

-Si supiera que vas a reaccionar así, simplemente te botaba de la cama- Murmuré, enojada.

Hizo un ruido con su nariz, parecido a lo que un ser humano común denominaría: Una pequeña risa. Me sorprendí jodidamente mucho.

-¿Necesitas algo?- Preguntó.

-Nada. Que saques tu cabeza de mi pecho y darle los buenos días a Levi junior, que ataca mi pierna en este momento- Solté de manera ofuscada- Duele un poco, eso es todo- Él se tensó.

Comencé a reír a carcajadas.

-No te des tanto crédito. Pasa todas las mañanas- Respondió dándome la espalda nuevamente. Continué riendo.

-Lo sé. Soy médico- Le dije. El me ignoro totalmente, por lo que también le di la espalda. Comencé a dormitar lentamente, ya que estaba jodida y cansada.

Luego de unos minutos de semiconsciencia, sentí la cama moverse. Un calorcito agradable invadió mi cuerpo, hasta que aquella molesta sensación de caerse al vacío apareció. Me sobresalté.

Desperté totalmente solo para dimensionar que Levi estaba abrazándome. Quizás no de una forma demasiado pulcra y ordenada, ni tampoco como una pareja, si no como lo harían un par de compañeros en una misión.

Sonreí para mí misma, esperando que estuviera consciente de lo que hacía.

-Jamás he pensado que eres débil o estúpida. Solo creo que eres demasiado impulsiva… y eso es una mierda de aptitud en las misiones-

Se acomodó de tal forma para dejar sus labios rozando mi oído. Podía escuchar su respiración y no pude evitar estremecerme bajo él. No omití palabra, considerando que era su turno de hablar.

A pesar que él no fuera el mejor conversador del mundo y la mitad de sus frases fueran groserías.

-No eres más una mocosa, pero eso no evita que tengas la frescura de una quinceañera destinada a ser una sanadora. Le das paz a nuestros compañeros, a los que están en su lecho de muerte y a los que logran sobrevivir. Joder, ._._._._. , he visto muchos de los nuestros morir con una sonrisa en su rostro, por tu culpa…-

Maldito enano gruñón. Estaba logrando que me emocionara con sus palabras.

-En su momento, me entregaste esa tranquilidad… y yo… ni siquiera fui capaz de confiar en ti-

Mierda, mierda, mierda. Abrí mis ojos como platos y deshice nuestro contacto. Levi tenía los ojos cerrados con fuerza. Se notaba a leguas que tenía una culpabilidad que no sabía cómo sacar. Traté de decir algo, pero aquella frase me enmudeció por completo.

-Fui un hijo de puta, lo soy ahora y lo seré en el futuro- Soltó.

En ese momento el Levi duro, amargado y poco elocuente no estaba en mi cama. Conmigo estaba el niño, quizás el adolescente Levi Ackerman maltratado, el que no sabía si sobreviviría al día siguiente. Un jovencito asustado, sin un norte fijo, sin siquiera con una motivación en su corazón.

Sentí que iba a llorar como una magdalena cuando mis ojos comenzaron a humedecerse. El me detuvo colocando ambas manos en mis mejillas.

Se sentó a mi lado y descansó su cara en mi hombro. Solo lo abracé en silencio, ya que él no movía su cuerpo, respiraba calmado y no tenía intención de seguir hablando. En ningún momento devolvió el gesto, seguramente, porque lo necesitaba más que yo.

Fueron diez años jodidamente largos, que jamás comenzarían desde cero. Lo hecho, hecho está.

Los hitos, los recuerdos… las cicatrices.

Noté que los primeros rayos de sol entraban a mi habitación. No quería soltar a Levi, pero si alguien nos atrapaba de esa forma, tendríamos muchos problemas.

Problemas que no sabría resolver es este momento.

-Iré a mi habitación. Te espero en el comedor en una hora, se puntual, maldita- Soltó, como volviendo a la normalidad. Quise detenerlo, pero mi pierna lo impidió. Estaba por llegar a la puerta pero se giró rápidamente.

Él notó que traté de dar un movimiento brusco, parando en seco. Volvió para acercarse a mí y golpear suavemente mi frente.

-Eres muy descariñado, Levi- Murmuré, entre avergonzada y molesta.

-No hagas idioteces. Sé que duele, lo veo en tu cara de mierda. Estas destruida-

Reí. Su ceño fruncido logró que me preocupara. Solo dejó un tenue beso fugaz en mis labios y se retiró.

Quise pensar que estaba siendo un caballero, pero reí aun más fuerte. Imaginarlo en ese plan… fue…

Maldición. Levi me estaba volviendo loca oficialmente.


Saludos, terrícolas. Me gustó este capitulo, no sé si Levi me quedó muy Ooc pero ¡Que mas da!... lo amamos ¿No xD? Espero que les guste, y como siempre, gracias por sus comentarios. Son las/los mejores...

Oh, y una cosa mas...

Quisiera preguntarles, si quieren *redoble de tambores* lemmon. La responsabilidad esta en ustedes.

Nos leemos.