Capitulo XI

Tomé un baño lo suficientemente largo como para que me acusaran de desperdiciar los recursos… sentir el agua tibia, en aquel día que comenzaba a ser lluvioso, fue lo mejor que pudo suceder. Cuando mi piel comenzaba a arrugarse, decidí salir de la bañera para comenzar a vestirme. Me coloqué una camisa negra y los pantalones del uniforme, luego ajusté todas las correas del equipo tridimensional y terminé por ponerme una chaqueta limpia de la Legión.

Miré la hora. Aun me quedaban diez minutos respecto a la orden de Levi, pero de igual modo decidí bajar hasta los comedores.

Estaba llenísimo. Los soldados que volvieron de la misión fuera de las murallas comían con ímpetu, otros, estaban cabizbajos y jugaban con sus desayunos.

Levi estaba rodeado por su equipo de operaciones especiales, por lo que no quise interrumpir. Me senté en una de las mesas más pequeñas, junto a Hanna. Sorpresivamente Kaito estaba con ella.

-Buenos días- Saludé. La rubia sonrió, pero el castaño estaba fijamente observando su tasa de té. Tomé su mano en un gesto amigable, el dio un leve apretón.

Con eso me bastaba.

-Chiyu, tienes un rasguño bastante feo ahí ¿Fue por la caída?- Interrumpió Hanji apuntando mi mejilla, extrovertida como siempre. Se sentó con nosotros y también lo hizo Mike junto a Erwin.

-Sí, me comí tres kilos de vidrio en Trost. Hasta me salió por las piernas- Respondí, bromeando. Ella soltó una carcajada.

A la mesa se unió el equipo de operaciones especiales. Levi tomó el espacio contiguo a mí.

-¿Sensei, se encuentra usted bien?- Preguntó Petra, con una voz afligida.

-Lo estoy. Algo adolorida, pero bien. No se preocupen, estas cosas pasan ¿No?- Le respondí. Los cuatro asintieron.

-Deberías descansar hoy- Soltó Erwin, con una voz terriblemente enojada. Suspiré.

-No puedo. Hay cosas que hacer- Murmuré. Traté de huir con mi taza de té, pero el enano de un solo movimiento dejó mi trasero clavado en la silla.

-Solo cállate y come- Me dijo el maldito enano. Suspiré y bajé la cabeza, mientras mis colegas reían.

De pronto, Erwin se puso de pie, pidiendo atención. Diría las órdenes del día, mientras enumeraba interminables apellidos, dejó a cada uno de los soldados de la Legión de Reconocimiento con una misión.

Le agradecí mentalmente, porque liberó de funciones a Kaito y Hanna. Y a mí, me encargó solo la actualización de las fichas médicas y realizar un informe sobre Eren.

Nuestro desayuno acabó en una agradable conversación, mientras varios de los soldados se encaminaban a sus labores, le pedí a Kaito que me acompañara hasta mi habitación, para comenzar el bordado de las insignias.

No me sentía del todo bien y quería dormir un poco más antes de comenzar a trabajar como esclava.

El chico me acompañaba casi en un estado fantasmal. Se veía realmente mal, pero ni siquiera aceptó visitar a su familia o desligarse de las funciones de la Legión por un día.

Me acompañó en cada minuto, observando cada puntada que daba en aquel telar. Levi se entrometió, entregándome también las de los soldados caídos en la misión fuera de las murallas. Las que no lograron recuperar, las reemplazo por nuevas, dejándome una lista con los nombres para que hiciera mi trabajo.

Él siempre quiso que cada soldado tuviera las alas sobre sus nombres, aunque no fueran las de su uniforme.

Cuando estaba terminando y comencé a bordar las de la Tropa de Sanación, Hanna se nos unió. Ella encendió un par de velas e incienso, dando unas pocas palabras.

Oré mentalmente por cada uno de mis soldados, dándole también algunas palabras de apoyo a Kaito. Supongo que esa fue su liberación, porque de pronto volvió a la normalidad.

Prontamente llegaron los familiares de los soldados, los cuales nos observaban con miradas de tristeza y resignación. No hicimos más que darles nuestras condolencias, entregarles los cuerpos para que les dieran un final digno.

Y que por fin, luego de vivir en esta basura de mundo, descansaran en paz.

Kaito y Hanna salieron a montar en caballo un momento, mientras yo tomaba rumbo hasta mi pequeño laboratorio, para terminar los jodidos informes.

La cajonera donde guardaba las fichas de cada soldado que ingresaba o dimitía a la Legión de Reconocimiento era por lo menos dos veces más alta que yo, por lo que con ayuda de una escalerilla tomé todas las fichas.

Gracias al cielo que se me ocurrió ordenarlas por orden alfabético. Terminé las veinte que me entregó Levi, puesto que Erwin había adelantado casi todo el trabajo. Solo quedaban las mías.

Con tinta roja escribía Fallecido y con tinta negra, una observación al final de la hoja, junto a mi firma. Le daba un aire de formalidad que a Erwin le gustaba.

Irina Kozlov, fallecida (Trost). Desmembrada por titanes, contusiones por todo el cuerpo. Extremidad inferior derecha y superior izquierda perdidas.

Eithan Prigman, fallecido (Trost). Mordido por titanes, creando una hemorragia fatal en diferentes puntos de su cuerpo.

Adelein Wright, fallecida (Trost). Golpeada por titanes, contusión severa en cabeza y tórax llevándola a una muerte instantánea.

Terminé el condenado informe sobre Eren y se lo entregué a Erwin, ordené todas mis cosas y fui hasta mi habitación.

Dormir era lo que necesitaba.

El cerebro humano era jodidamente increíble y molesto. Lo único que deseaba era dormir pacíficamente sin que nadie ni nada me molestara, al estar cansada por mis heridas. Lo único que conseguí fueron un par de pesadillas de mierda en las cuales todo, literalmente todo, moría.

Era un terror constante.

Y fui idiota, olvidando la maldita hierba para no soñar.

Coloqué la almohada sobre mi cara y gruñí. Quise enviar todo al demonio, conmigo incluida, pero ya no quedaba más que asumir e intentar distraerse de otra manera.

-Oye, ._._._._. – Susurró una voz a mi lado.

Asumí por esa voz que no estuve sola en mucho tiempo. Quizás Levi estuvo ahí desde el principio.

-¿Si?- Murmuré, aun con aquella cosa en mi cara. Él me la quitó de encima, dejando que el ahora despejado cielo y su luz entrara directo a mis pupilas. Soltó un tsk y se acomodó a mi lado.

Abrí los ojos lentamente. El enano me observaba directamente mientras un rayo de sol le daba directo en la cara.

¡Tiene que estar bromeando! Me senté rápidamente y con una mano, abrí sus parpados en un movimiento algo brusco.

Sus jodidos ojos no eran grises aburridos, eran de un gris azulado escandalosamente hermoso.

-Saca tu mano de mi ojo, mierda- Soltó, obviamente enojado. No pude evitar soltar una risita mientras lo miraba sorprendida.

-Eres sorprendente, Levi. Nunca dejaras de sorprenderme- Le dije. El desvió la mirada, incomodo.

Maldición. Soné como una jovencita enamorada.

-¿Qué demonios pasa contigo, mocosa? ¿Estas drogada?- Preguntó, alejándose de mí.

Reí, su comentario era muy acertado. Podíamos no tener carne, sal a un precio absurdo, escases de casi todo… pero siempre inventaban drogas.

-Siempre pensé que sus ojos eran insufriblemente apagados, Heichou. Cuando lo conocí, lo vi de ese color… pero ahora…- Murmuré. Él se sentó sobre mi escritorio.

-En aquel lugar no existía la luz solar, mocosa- Respondió.

Pero nunca en mis años de conocerlo, vi bajo esa mirada afilada un color tan majestuoso. Siempre recordé con el gris la empuñadura de una espada, el filo de las katanas del equipo, el cielo cuando está triste. Algo duro y melancólico.

Ahora podía ver el hielo de las montañas, alguna laguna… quizás el mar. Aquel color reflejaba una paz absurda.

Mi paz.

La paz de Le guérisseur des âmes.

El jodido motivo del que mi madre me habló estaba frente a mis ojos. Era de carne y hueso, tenía nombre y apellido.

Tuve que volver a recostarme y ocultar mi expresión con las mantas de mi cama. La cara me ardía como si tuviera fuego en ella.

¿Qué demonios estaba mal conmigo?

Sentí un vacío abrumador. Yo no amaba a Levi. No todavía, por lo menos.

Un par de besos y una noche a mi lado durmiendo no quitarían el miedo que he sentido por él todos estos años. Él ha hecho muchas cosas que no cualquier persona aguantaría, no en una vida normal. La milicia desvirtuó todos mis pensamientos de mujer.

No soy una persona sumisa, ni quiero recibir órdenes de un esposo jodido. No quiero estar encerrada en casa mientras cuido a mis numerosos hijos, ni deseo depender de alguien.

No me gusta rendir cuentas, ni salir con un horario limitado.

Y por sobre todas las cosas, no quiero que mi compañero de vida salga, sin saber si volverá a casa sano y salvo.

Siempre he estado sola. Así es más fácil.

Soy yo la que cuida de los demás.

-No le des más vueltas, mocosa- Dijo Levi, interrumpiendo mis pensamientos ¿Es que acaso el jodido enano leía mentes?

Colocó un dedo en mi ceño fruncido, realizando una leve presión. Me tentó la idea de golpearlo, pero simplemente suspiré.

-Estoy un poco malhumorada, Levi ¿Qué es lo que quieres?- Pregunté, molesta.

-Eres patética ¿Acaso estas estreñida? ¿Te está afectando la sequía sexual?- Gruñó. Salió de mi habitación dando un portazo parecido a los míos.

Era un imbécil.

Cuando decidí salir tras él, ya no estaba en el pasillo. En cambio, Erwin y Mike me observaban confundidos cuando me los topé.

-Levi dijo que iría al pueblo contigo- Murmuró el comandante, confundido. Mike olfateó por sobre mi cabeza, sonriente.

-Tiene su aroma por todo el cuerpo- Dijo el capitán.

-¿Por qué iría conmigo al pueblo?- Pregunté, ignorando la frase malsonante de mi colega. Ellos se miraron entre sí.

-Creo que estamos faltos de té y café. Iría por suministros… pero se encerró en su habitación- Respondió Erwin.

-Iré entonces ¿Hay algún problema en que lo haga sola?- Murmuré, avergonzada. Quise que la tierra me tragara.

Levi podía ser muy infantil.

Erwin solo me entregó el dinero para comprar, me palmeó el hombro y siguió caminando junto a Mike. Me vestí acorde a la ocasión, ajustando mis correas en el uniforme y con la capa cubriéndome la cabeza, salí del edificio para ensillar a mi caballo.

También tomé un poco de dinero ahorrado para ver qué clase de estupidez podía comprar en el pueblo. A pesar de salvarle la vida al Rey, no me pagaron demasiado. Pero servía para emergencias y para sobrevivir.

Tras el galope de mi caballo hasta llegar al distrito próximo, se escuchaba un eco cercano. Ni siquiera quise mirar atrás, era más que obvio que el enano gruñón me estaba siguiendo.

Dejé a la yegua que me acompañaba en una tienda cercana, en donde vendían comida de caballo. Allí los cuidaban también en un establo.

Al salir, Levi estaba ahí.

-Oye, mocosa- Soltó, furioso. Pague a la señora que dirigía el lugar, quien nos observaba divertida.

-Que- Solté con sarcasmo.

-Paga por mi caballo también- Dijo antes de salir. Suspiré.

-Levi-Heichou no está de humor hoy- Comentó la señora, ya mayor, que me acompañaba. Su voz rasposa pero de infinita ternura me provocaban una confianza ridícula. Ella tomó mis manos entre las suyas.

-Él nunca está de buen humor- Bufé. Soltó una carcajada - ¿No hay problema si tardo un poco más hoy?-

-No, jovencita. Estoy aquí hasta que se ponga el sol. Luego todos los trabajadores se van- Respondió con una sonrisa abrumadora.

Asentí y salí tras Levi, no antes sin ofrecerle mi corazón a la amable mujer. Él estaba apoyado en una muralla, aburrido.

Miré mi reloj de bolsillo, eran pasadas las dos de la tarde y mi estómago empezaba a rugir de manera poco femenina.

-Heichou- Lo llamé. El me observó un segundo con el ceño fruncido, como si me regañara mentalmente- Oiga, usted me llama mocosa también. Seamos justos- Murmure.

-Es difícil cambiarlo cuando he estado un mes fuera- Bramó. Le sonreí.

-Entonces… Levi… tengo un poco de hambre ¿Quiere ir a comer antes de volver?- Le pregunté.

Su expresión dejo de ser tensa. Incluso sus ojos dejaron de estar tan afilados… se sorprendió.

-¿Estas invitándome a una cita, basura de mierda estúpida e imprudente?- Soltó. Reí con más ganas ante su respuesta.

-Somos compañeros, Heichou. No malinterprete mis palabras. Solo un inocente almuerzo de camaradas ¿Acepta?-

El dejó escapar un tsk, desviando la mirada. Asintió.

Lo guié por el pueblo, mientras algunas miradas se posaban sobre nosotros. El miedo y el respeto que evocaba Levi, la amabilidad y agradecimiento que evocaba yo.

Aquel lugar estaba algo escondido, pero servían una comida deliciosa.

Nos quedamos solos en un callejón. Bajamos una pequeña escalera y la mini taberna apareció ante nosotros.

Estaba llenísima, pero nada que el dinero no pudiera comprar. Nuestros uniformes dejaban de importar ahí, siempre y cuando te comportaras como una persona normal que no delatarías lo que sucedía a tu alrededor.

Una chica amable nos encaminó hasta una mesa privada, alejada del ajetreo del bar. Tras unas cortinas, una mesa para dos nos esperaba.

Ese sector era exclusivo para soldados de cualquier rama del ejército.

-¿Lo mismo de siempre, sensei?- Preguntó la chica, dejándome en evidencia. Levi me observaba inquisitivo, creo que más tarde debería darle muchas explicaciones.

-Levi, el yakimeshi que preparan aquí es exquisito ¿Quieres?- Le pregunté. El asintió, evitando cualquier tipo de contacto visual con la chica.

-Dos yakimeshi…- Comenzó a escribir ella.

-Una copa de vino para él. Una con agua para mí- Finalicé.

-En seguida-

Se retiró.

-¿Qué demonios estas tramando, mocosa?- Preguntó, notoriamente molesto.

No sé qué cara coloqué, pero él dejó de fruncir su ceño.

-Nada, la verdad. Solo… solo olvídelo. Si quiere puede irse- Suspiré.

Maldición. El enano era muy jodido.

-Solo espero que sean limpios- Murmuró.

Oh. Le sonreí.

-No puede enfadarse porque un soldado lo invita a salir un momento de la rutina. Debería agradecerlo, siempre vengo aquí sola- Comenté.

-¿Y qué hacías para llegar ahí? Esta jodidamente escondido- Respondió. ¡Gracias, cielo! El Heichou encendió su modo conversador.

-El dueño de este lugar tenía problemas con el tabaco. Fumaba mucho y estaba destruyendo su calidad de vida… y sus pulmones. La enfermedad era progresiva, pero alcancé a detenerla a tiempo. Dejó el mal hábito y de a poco se solucionó-

Nuestro pedido llegó a la mesa. Miré al ojigris, quien observaba la comida con ímpetu. Aquello olía como los Dioses.

-Eres entrometida, mocosa- Suspiró.

-No lo soy. Soy observadora- Respondí, apuntando el vino. Lo vi beber un par de veces. Y creo que aquello era el elixir de la madre tierra, porque Levi tomaba expresiones orgásmicas cuando lo tenía cerca.

Comenzó a comer sin siquiera realizar un brindis. Joder, el enano llegaba al borde de ser mal educado. Cuando comió el primer bocado, se congeló.

Bajé la vista y sonreí. Si, la comida era espectacular.

Y él podía ser el jodido hombre más fuerte de la humanidad, pero la cocina no era lo suyo.

Lo único que faltaba, era que la leche se le incendiara.

-Esta mierda ha superado tu omuraisu y lo ha enviado al infierno- Murmuró, mientras comía. Sonreí, porque al menos le gustaba la comida que preparaba. Comencé a comer a una velocidad prudente, para no demostrar que moría de hambre.

Esperé a que terminara primero. Todavía no había tanta confianza.

-Me alegra que le gustara, Heichou- Dije, por fin al terminar – Por cierto, si quiere una cita conmigo, usted debe invitar la próxima vez- Reí.

Un tsk y una mirada de odio. Adorable.

Cuando la chica volvió a nosotros para preguntar si deseábamos algo más, ambos negamos con la cabeza. Le pagué a la joven y salimos de ahí en silencio.

Fuimos hasta la jodida tienda donde vendían el té y el café. Levi no me dejo ver nada, ya que según él quería volver pronto al Cuartel porque quería salir conmigo de nuevo.

No dio explicaciones.

En la entrada del cuartel me dejó esperando aun arriba de mi yegua, a cargo de su caballo también, mientras él dejaba los suministros en la cocina. Salió de ahí con una vasija para calentar el agua y una caja pequeña, seguramente llena de té.

Nos dirigimos hasta el lago, que estaba cerca del Cuartel de Investigación, pero nadie iba ahí. Amarramos nuestros caballos a un árbol y comenzó a hacer fuego con un poco de madera para calentar agua.

Cuando terminó de hacer té, ambos nos sentamos en el césped. Estaba algo húmedo, pero no era molesto con el reciente cambio de clima.

Aun así, ya comenzaba a atardecer.

-Hay algo que siempre he querido saber, ._._._._. – Soltó, con la taza cubriéndole la boca. Miré hasta su dirección confusa, por su repentino quiebre de silencio.

-¿Algo medico?- Pregunté, de manera ingenua. El negó con la mirada.

-Necesito saber por qué no me dirigiste ni una sola miserable palabra en casi dos años- Respondió, luego de un minuto de duda. Me sorprendí.

¿Debía explicarle que la gente normal no ataca con objetos corto punzantes a otras?

Maldición, él no se refería a eso.

-Usted me daba miedo, Heichou- Fue lo único que logré decir en varios minutos. El me observaba, sus ojos grises suplicaban una respuesta más profunda – Tenía dieciséis años, nunca sucedió nada parecido a aquello. Me sentí traicionada, quise ayudarlo y salió todo mal…-

Levi asintió.

-Luego entendí que usted estaba solo viviendo en un mundo completamente nuevo. Usted me dirigía la palabra y yo solo asentía o negaba, porque temía joder todo. Traté que mi paz en la Legión durara lo más posible. Lo comprendía, pero el habla simplemente no salía cuando usted estaba cerca. No confiaba en usted-

Arranqué un poco de césped con mis manos, estaba nerviosa y el parecía decepcionado.

-Luego sucedió todo eso con el Rey… y entonces fue cuando me sacó del trance. Desde ese minuto me sentí un poco protegida por usted. Sentí que quería ayudarme, tal cual lo intenté yo años atrás-

Me recosté. El siguió en la misma posición.

-La relación entre nosotros jamás ha sido fácil. Como el perro y el gato… usted es el gato- Suspiré. El soltó un leve tsk. En cambio, dejé escapar una carcajada nerviosa.

-¿Has leído alguna vez sobre el tigre y el dragón, mocosa ignorante?- Soltó. Asentí – Tú eres el tigre- Dijo.

Reí nuevamente.

Oh.

El tigre y el dragón. Ellos se complementan. No pueden vivir uno sin el otro.

-Finalmente terminé confiando en usted cuando Auruo lo hirió… se comportó como un gatito mimoso respecto a la primera vez. Le pedí que hiciera algo, lo respetó. Aceptó mi tratamiento como médico… eso es mucho decir de usted- Suspiré.

-Yo confío en ti desde que vi esas insignias bordadas con los nombres de Isabel y Farlan. Fue exactamente como lo describiste. No te importó que haya hecho una estupidez... solo cumpliste tu palabra, mocosa. Eso es valorable para alguien quien vivió en la oscuridad mucho tiempo- Respondió. Se recostó con ambas manos tras la nuca, observando el cielo.

La luna estaba sobre nosotros.

-Mi madre puso el grito en el cielo cuando decidí enlistarme en el ejército. Más aun cuando volví a casa con las Alas de la Libertad en la espalda, Heichou. Ella siempre me dijo que encontraría un motivo para sobrevivir en este mundo… Ella está muerta. Mi padre lo está. No tengo hermanos ni más familia… las experiencias han hecho que me encierre en un cascaron de cristal… pero ahora…-

Mierda. Era una jovencita sentimental aburrida y ridícula.

-¿Qué?- Preguntó Levi.

-Usted tendrá que ayudarme a encontrar un dragón. O transformarse en uno- Reí. Él se quedó en silencio, volteándose hasta mí.

Nuestras caras estaban excesivamente cerca. Sus ojos grises eran la ventana a mi paz. Los miré anonadada mientras él dejaba un mechón de mi cabello tras mi oreja.

-He notado como miras la luna, mocosa. Esa jodida bola de luz allá arriba tiene muchas respuestas…-

Asentí.

-Lo sé. He hablado con ella más que con cualquier otra persona-

-¿Recuerdas cuando dije que no sabía si esto era una buena decisión?- Preguntó. Acortó aún más el espacio que nos separaba. Nuevamente tenía sus labios en mi oído.

Como si supiera que aquello era el punto débil de cualquier persona.

-Lo recuerdo- Balbuceé.

-Es una buena decisión- Soltó. Sonreí.

-No sé cómo domar un dragón, Levi-

-¿Es que acaso quieres morir, mocosa? No tengo problema en ensuciarme las manos con tu sangre…-

Reí bajo su contacto. Él se separó de mí, poniéndose de pie. Tuvo que ayudarme para que yo lo hiciera también.

Llegamos hasta el árbol en donde descansaban nuestros animales y guardamos todo lo que tomamos prestado de la Legión. En cuanto iba a subir a mi yegua, lo impidió con una mano.

Me acorraló tras un árbol, como si fuera su presa.

-Espero que estés preparada para lo que sucederá cuando volvamos-

Aprisionó mi boca con la suya, dejando atrás aquellos tenues contactos sin sabor, de labios fríos y pocas esperanzas. Pude sentir su calor a través del uniforme, dejándome a su merced en pocos minutos.

Levi me arrastró hasta un caballo, obligó a que me subiera y tomamos marcha hasta el Cuartel de la Legión.

Bufé, porque siempre las cosas ingeniosas para responder aparecen demasiado tarde.

Un soldado siempre está listo para la guerra, Heichou.


Voy a responder los reviews, porque se los debo. Como siempre, gracias por sus comentarios, favs y follows

LadyVampelle

*Abrazo virtual navideño* Pues muchas gracias, he reído mucho con tu entusiasmo xD Pero me agrada. No me creo la gran jodida escritora (vamos, que mis inicios están aquí y son PESIMOS) pero bueh. Me encanta alegrar a un par de personillas, siempre que alguien te lea, hay motivos para escribir.

RochiiR.C.R

¡OH! Hola. No me odies por tener pausado Luces, estoy con crisis ahí xD ¿Te gusta este fic? DIME QUE SI PLS

Yaoi Fujoshi

La verdad es que seeeeeeeeeeeh para que estamos con cosas jajaja

Aidil

Esa es mi traba. Odio las palabras vulgares y grotescas cuando se refiere a s.e.x.o… no quiero que esto termine en un Cincuenta Sombras de Levi. Deben matarme antes.

Monkey D. Ivy

Nada podemos hacer con el OOC. Dudo que Isayama escriba en fanfiction… pero debemos fangirlear un poquillo.

PD: Yo también soy lectora compulsiva de fanfics en la noche xDD

Koisshi Saotome

Gracias! Espero que te guste este capítulo.

NekoNazyro

Muchas gracias por tu comentario. Al final todas amamos a Levi… hace un tiempo con un amigo convencimos a una amiga que no ve anime a que le diera una oportunidad…

Ella lo ama. En serio xD

CrossedWings

Te amo infinitamente. Hay comentarios que me llegan por mensaje, no por aquí. Que debería hacer un OC en vez de Reader.

Que.

Pongo.

Muchos.

Puntos.

Pero en fin. Yo creo que al final, debes leer lo que te gusta y no joder xD Siendo amateur no hay mucho que exigir. Lo básico, supongo.

leonhardtrose

Bebé Levi *w* Hay que escuchar la voz del pueblo. No todo es lemmon en esta vida xD

...

Lo del lemmon me salió espontaneo, para que sepan. Sí, he escrito. No sé si les gustará. No me gustan las palabras pene… o vagina… o la empotró salvajemente… NO.

Soy sutil. Más de lime.

Y he leído buenos fanfics que se arruinan con malos lemmon.

Al final mi súper encuesta ha terminado en 3 SI y 2 NO. Eso me hace sentir que están muy jodidamente divididas y no quiero incomodar a nadie, menos que dejen de leer.

Tengo dos ideas;

Dedicarle un capitulo al lemmon que no afecte para nada la historia, y subir de inmediato el siguiente con contenido (Así, si no quieren leer, lo saltan) Y si no les gusta, podemos enterrarlo y quemarlo y fingir que nada paso.

O subirlo en otro lado (como Tumblr, por ejemplo) para no arruinar el tema aquí.

Y espero que hayan pasado una bonita Navidad y tengan un muy buen Año Nuevo!

Eso. Me despido, porque en Chile son las 4:05 y su servidora tiene que trabajar mañana (a las 8:00)

Déjenme sus comentarios!

Setchan.