Este capítulo contendrá exclusivamente lemon/lime, por lo que si no eres mayor o no te agrada el género, puedes continuar con el siguiente. Esto no afectará para nada la historia del fanfic.
Solo sucumbí ante mis deseos y los de las lectoras sempai.
Capitulo XII - Extra
El Cuartel General de la Legión de Reconocimiento estaba silencioso y apacible. Levi caminaba delante de mí, sujetando con fuerza mi mano derecha. Daba cortos pasos entre los pasillos donde estaban las habitaciones de los soldados rasos y tuvimos que subir numerosas escaleras, que daban a las nuestras.
Las velas que iluminaban el camino estaban apagadas a esa hora. No se escuchaba ningún alma en las diferentes direcciones a las cuales mirábamos.
Llegamos a mi habitación, el enano abrió la puerta con suavidad, extendiendo una mano para que yo entrara primero.
Deseé mentalmente que aquello de espero que estés preparada fuera solo el calor del momento. Levi me dejaba un poco nerviosa cada vez que tocaba mi piel, quizás entre la inseguridad que me provocaba la situación o solamente la idiotez del momento.
Cerró la puerta tras de sí. Tomó la llave que colgaba desde la manilla y nos encerró.
Santo cielo, ayuda…
Se sentó en el borde de mi cama, observándome fijamente. Se relamió los labios, tomando una expresión bastante sugerente. Sonreí para mí misma.
Gracias a Dios que la luz en mi habitación era tenue, la luna siendo interrumpida por tímidas nubes, que ocultaban el enrojecimiento de mis mejillas.
-Ven aquí- Soltó, de repente. Sin sacarme los ojos de encima, cruzo las piernas. Me acerqué a Levi, quien me quemaba con su mirada gris.
Quitó mi capa y mi chaqueta, lanzándolas sobre el escritorio. Sacó mis botas e hizo lo mismo con él.
Nos observamos mutuamente, en silencio.
El camino que estábamos llevando era entorpecido por aquellas correas, por lo que tomé las de él y comencé a desabrocharlas. Levi me miraba impaciente, como si quisiera cortar todo aquello con una navaja y terminar de una vez por todas.
Nuestras correas ya estaban en el suelo para cuando me di cuenta que su respiración se había acelerado. El hombre tenía sus necesidades y debían ser satisfechas.
Logré quitarle el estúpido pañuelo del cuello, la camisa y los pantalones entre tímidos besos en la comisura de sus labios. Su torso fornido y pétreo me sorprendió un poco, a pesar de verlo varias veces antes, en los entrenamientos. Aquellos músculos bien marcados imploraban ser tocados.
Su ropa interior estaba ceñida a su cuerpo, de un color negro como la noche, que marcaba la despierta virilidad del hombre que me acompañaba.
Las cicatrices que adornaban la mayor parte de su cuerpo me exigieron ser atendidas. Dejé tenues rastros de mis labios por cada una de ellas, logrando que Levi tensara su cuerpo y comenzara a soltar algunos gemidos.
Dentro de su urgencia, comenzó a quitarme el resto de la ropa. Supuse que a su vista, el sujetador deportivo del uniforme y el cortísimo short que traía puesto no serían de su agrado.
Me equivoqué.
Lo quitó con paciencia, dejándome expuesta. Se quedó de rodillas un buen rato frente a mí, sin realizar ningún movimiento. Luego comenzó a subir para apoyar su cabeza en mi hombro, donde comenzó a morder aquella zona, mi clavícula y el lóbulo de mi oreja, dando pequeñas lamidas que causaron estragos en lo más profundo de mí ser.
Su aliento cálido recorría mi cuerpo, logrando erizarme por completo.
Quise protestar por la lentitud con la que quitaba mi ropa, pero fui acallada con los labios del ojigris sobre los míos. Su contacto hizo que me olvidara del mundo, de la inminente muerte que nos esperaba siendo soldados de la Legión, del temor a que nos descubrieran, todo.
Su lengua jugueteaba con la mía en un baile experto, mordiendo suavemente mis labios. Sus manos recorrieron mi cuerpo en un éxtasis absoluto, pidiéndome más.
Rogándome por más.
Se recostó sobre la cama, empujándome sobre él. Sus pupilas ya estaban dilatadas y respiraba entrecortado, dejando salir leves jadeos de sus labios.
Me coloqué a horcajadas sobre él y moví mis caderas sobre su ropa interior.
Se estremeció bajo mi cuerpo y se le escapó mi nombre en un suspiro. Traté de mantener la compostura para no devorarlo en ese mismo instante, deteniendo mi movimiento.
Él protestó, clavando ambas manos en mis caderas. Sus ojos grises se conectaron con los míos, dejándome ver que necesitaba todo de mí.
Me deshice de su ropa interior como pude, bajando la vista.
Madre mía.
Dudé un poco antes de hacerlo, pero mis bajos instintos estaban desatados en plenitud. Mi vientre ardía y podía sentir la humedad que Levi provocaba en mí con su simple toque.
Retrocedí para quedar a la altura de su masculinidad y deleitarme con ella. Saboreé cada centímetro del Heichou, quien sujetaba con fuerza el cobertor de mi cama. Logré que gruñera como un animal deseoso, lo que me hizo sentir poderosa.
Una de sus manos fue a parar en mi cabeza, exigiendo profundidad. Marcó un ritmo de movimiento que al parecer lo estaba llevando al cielo.
-Detente- Murmuró. Levante la vista, su cabeza estaba hacia atrás y su espalda arqueada.
-Créeme, tampoco quiero que esta fiesta termine tan pronto- Respondí, en caso que esa fuera su preocupación. Continué dándole placer dejando que mi lengua recorriera toda la extensión de su miembro, succionando y lamiendo, provocando gruñidos guturales en Levi.
-No seas insolente, mocosa- Gruñó, logrando dejarme bajo su cuerpo en un movimiento bastante rápido y limpio. Sonreí y él se enfureció más.
-Lo seré siempre, Levi. Déjalo ya- Murmuré.
Aquello encendió la llama en sus ojos. En ese mismo instante, comenzaba la batalla campal del tigre y el dragón para fundirse en un mismo ser.
De rodillas sobre mi observó la totalidad de mi expuesto cuerpo. Noté como sus ojos brillaban y su expresión cambiaba en cada momento que encontraba una pequeña marca o una cicatriz.
Sus ojos bajaron hasta la que él mismo había provocado, en la parte baja de mi pecho izquierdo, que se extendía de forma diagonal en dirección a mi espalda. Dejó un camino con su lengua sobre ella, estremeciéndome.
-._._._._._. – Murmuró, deteniéndose. Abrí los ojos para ver qué demonios quería.
-Si te detienes ahora voy a matarte y limpiaré los muebles con el estúpido pañuelo que usas siempre- Le dije, para distraerlo. Él hizo un ademán de sonrisa contra mi piel, ocultándola de mi vista. Pude sentir como su cara se movía contra mi cicatriz.
-¿Lo ves ahora? Por esto es una buena decisión toda esta basura… me haces sentir vivo, mocosa de mierda-
No pude responder a ello. Subió hasta mi rostro, besándome de nuevo. Sus manos se movían nerviosas sobre mí, posándose una en mi pecho y otra en mi cadera.
Logró que gimiera bajo él con sus movimientos, pasando sus dedos de manera sutil en mis áreas más sensibles. La yema de sus dedos quemaba mi piel por donde fuera que él tocara, por lo que me rendí bajo sus manos expertas.
Succionó uno de mis pechos, dando leves mordiscos mientras una de sus manos bajaba hasta mi feminidad, abriéndose paso hasta mi interior.
-Mierda- Solté. Jugueteó con mi botón femenino, enviando oleadas de éxtasis a todo mi cuerpo. Arqueé la espalda bajo él para profundizar el contacto.
Levi sabía dónde y cómo tocarme. Sus dedos se movían agiles, dejándome a su merced en pocos minutos. Cada toque que él lograba activaba los engranajes de mi cuerpo y mente, sintiéndome en el paraíso y con cada segundo que pasaba, necesitaba más de él.
-Eres mía, ._._._._. – Dijo. Quise pensar que no era cierto… pero en aquel momento, lo era.
-No soy un objeto- Logré decir. Un brillo autentico pasó sobre sus ojos.
-No estoy seguro de ello- Respondió. En un hábil movimiento, bajó hasta mi cadera. Mordió mi monte de venus y aprovechó mi posición para saborearme.
Su lengua surcó por mi centro de placer, mientras que sus dedos no dejaban de moverse dentro de mí. La sensación era simplemente exquisita, noté como mi respiración se aceleraba más aun por culpa de sus habilidades.
-Levi… por favor…- Gemí. Mi corazón se iba a salir de su lugar en cualquier momento si él no detenía todo eso de inmediato.
-Eres mía– Murmuró, sus labios contra mi feminidad no impidieron que escuchara aquello. Intensificó sus movimientos, rodeando mi botón con sus dientes.
Iba a morir en cualquier momento.
-Lo soy- Chillé.
Mi interior se contrajo por completo, liberándome en una descarga eléctrica que noquearía a cualquier ser humano viviente. Podía sentir como los dedos de Levi aún se movían, imitando el palpitar de mi cuerpo.
-Lo eres, guérisseur des âmes. Me importa una mierda tu opinión- Respondió, recostándose a mi lado. Me observaba absorto mientras yo trataba de recuperar el aliento.
Maldito enano posesivo y dominante.
Seguía en el cielo cuando las manos de Levi se posicionaron en mis caderas. Él se sentó en la cama y me llevó sobre él, levantándome como si fuera una pluma.
Se introdujo en mi interior de un solo movimiento. Gimió en mi oído y yo le clavé las uñas en la espalda.
-Mierda, ._._._._. – Gruñó contra mi hombro.
Comencé a moverme sobre él. La habitación se llenó de jadeos y gemidos de placer, mientras lográbamos un perfecto vaivén de caderas. Sus manos recorrían mi espalda, por mi parte mis manos se aferraron a sus fornidos hombros.
El suave roce que daba mi pecho contra el suyo me hizo perder la cordura. Mordí su cuello en un intento desesperado para sentirlo más cerca, logrando que él me aprisionara más contra su cuerpo.
-Levi…- Suspiré. Su nombre se me escapó como una auténtica súplica, y el incrementó la velocidad de su movimiento.
-Me encanta completamente el sabor de tu cuerpo, el aroma de tu piel… puedo ver el deseo en tus ojos, ._._._._._. . Quiero ser el único que recorra cada centímetro tuyo-
Esta vez nos llevó a ambos al éxtasis. Mi nombre salió de su boca en un gruñido intenso, liberándose en mi interior. Mi corazón desbocado latía al mismo ritmo que el suyo, por lo que me abrazó y me recostó sobre él en la cama.
Traté de moverme un poco, pero fui capturada nuevamente en sus brazos. Me sujetaba firmemente, como si no quisiera dejarme ir, o temiera que me escapara.
Seguíamos siendo uno en la penumbra de la habitación. Él no tenía ninguna intención de separarse de mí, por lo visto.
¿Dónde quedaba su obsesión con la limpieza, cubiertos de sudor y otras cosas más en una cama que ni siquiera era la de él?
Tenía que estar muy embobado conmigo…
-Oye, no te duermas- Susurró en mi oído. Joder, que manera de matar el momento. Se separó de mí, recostándome a su lado.
-Estoy agotada- Suspiré. Asumí que era la perdedora de la batalla, puesto que mi muslo comenzaba a doler por la herida. Agradecía que él no quitara la venda que protegía la sutura, pero de igual modo luego de tanto ajetreo se resintió un poco.
-Eres aburrida- Dijo. Acaricie su cabello, algo húmedo por el sudor. Sus ojos reflejaban autentica tranquilidad, pero seguía siendo Levi.
-Te prepararé la bañera ¿De acuerdo?- Pregunté, desviando la conversación. El ojigris solo frunció el ceño, sacándome una sonrisa. Terminó por asentir.
Vaya, como si no lo conociera.
Pasé por sobre él, caminando torpemente hasta el baño. Abrí la puerta y me apoyé en la bañera mientras comenzaba a calentar agua. Encendí un par de velas para iluminar las cercanías, dejando caer una al sentir una punzada en la pierna.
No era el minuto para que esa condenada herida doliera, por lo que dejé escapar un gruñido.
-¿Qué demonios…?-
Levi, aun desnudo, entró al baño para ver que sucedía conmigo. Entreabrió la boca y volvió a lamerse los labios.
¿Es que acaso el jodido enano no se cansaba nunca?
-Lo siento- Susurré, intentando volver a la cama para descansar. Impidió mi camino, atrapándome con un brazo, acorralándome tras la puerta.
Se aferró a mí en un abrazo, dejándome sentir su dureza contra mi vientre. Sonreí e intenté alejarlo mordiéndole el hombro, pero tuvo el efecto contrario.
Gimió. Y aquello envió una señal a mi centro de placer.
Dejó un rastro de besos desde mi cuello hasta mis labios, estremeciéndome. Me levantó en sus brazos, logrando sacarme unas risitas, en cambio él parecía bastante serio.
Levi seguiría haciéndome suya hasta cansarse.
¡Hola! No me odien. Si no les gusta, les juro que eliminaré esto. Tuve un pequeño bloqueo pero espero seguir como siempre. Gracias por su atención *huye*
