Capitulo XIII
Vagos recuerdos y sensaciones recorrían mi mente. Estaba soñando, eso seguro, pero mi afán de investigación y quizás una leve simpatía con el masoquismo logro que continuara en aquel viaje.
Montada en mi caballo, la lluvia comenzaba a mojar mi cabello. Erwin cabalgaba a mi lado, en mi primera expedición fuera de las murallas.
Ya estábamos de vuelta y la tropa se dividió en dos para rodear a un titán que apareció en mi camino. Mi Comandante, Shadis, ordenó que saltara de mi caballo y usara el equipo tridimensional.
Erwin jamás se separó de mi lado. Yo le sonreí, para tranquilizarlo.
Mi capitán nunca devolvió aquel gesto, porque el titán se comió a uno de nuestros compañeros, Moisés.
Grité de dolor y rabia, maldiciendo en cada idioma que conocía. Mi mente no se calmó hasta que mis katanas estuvieron clavadas en el cuello de aquel ser.
Al realizar ese movimiento, escuché un leve crujido, como cuando en nuestras charlas durante el almuerzo comíamos almendras o nueces.
De la boca del titán cayó el brazo de mi compañero. Sentí unas horribles nauseas, algunos de mis compañeros no pudieron evitar devolver todo lo comido anteriormente.
Shadis me observaba a la distancia, paralizado. Erwin fue más rápido y recuperó la extremidad de Moisés.
Volvimos dentro de las murallas. Los niños nos observaban con admiración, los adultos más consientes con recelo. La madre de Moisés fue la primera en aparecer y no fuimos capaces de darle si quiera tranquilidad o comprensión.
Cabizbaja sobre mi caballo sentí que no valíamos nada. Lo que hacíamos, era para nada.
Éramos inservibles.
Inútiles.
A la distancia pude observar los cálidos ojos de mamá, horrorizada. Aquella fue también la primera vez en la que mi propia madre no quiso acercarse a mí debido a mi estúpida decisión.
Unirme a la Legión de Reconocimiento.
. . .
Me removí nerviosa en la cama, sentía que mi cuerpo ardía y unas pequeñas gotas de sudor se formaban en mi frente.
Levi me estaba observando, algo asustado. Pude notar su expresión gracias a los rayos de sol que entraban por la ventana. Su torso desnudo y su cabello revuelto me trajeron de vuelta al presente, mientras intentaba sentarme.
-Fue una pesadilla- Logre decir, mientras frotaba mi cara con las manos. Pestañee varias veces antes de poder acostumbrarme a la luz.
-Me di cuenta- Bufó. Su voz algo ronca me hizo reír – Me despertaste, idiota-
Maldición. Como si tener pesadillas fuera mi culpa.
-Entonces no vuelvas a dormir aquí- Le dije entre risas. Volví a recostarme y él soltó un tsk, poniéndose de pie.
-Aquí estoy más tranquilo- Soltó.
Me escondí bajo las mantas, aun no cabía en mi cabeza como un hombre como él podía ser tan bipolar, porque no me quedaba otra palabra para describirlo.
A veces daban ganas de matarlo, otras, de acurrucarlo como si fuera un muñeco de felpa.
Escuche a lo lejos el correr del agua, lo que significaba que Levi prácticamente se aguantó toda la noche para tomar una baño nuevamente. Por mi mente paso la idea de acompañarlo, pero luego recordé que debía limpiar mi herida en el muslo y quitar los puntos.
Me vestí rápidamente y dejé una nota sobre mi escritorio. Sería demasiado sospechoso que ambos fuéramos los únicos en no aparecer en el desayuno, o en nuestras respectivas tareas diarias, por lo que decidí recorrer el Centro de Sanación mientras mi mente divagaba.
Eso hasta que a mi cerebro llegó una leve notificación: El juicio de Eren.
Encerrada en mi laboratorio, escribí hojas y hojas de el por qué el chico debía quedarse en la Legión, quizás más como un sujeto de experimentos que un soldado. Planteé cada uno de los pros y los contras de aquella situación, incluyendo mis experiencias más cercanas a él.
La puerta fue tocada dos veces y se abrió sin autorización.
-No deberías estar aquí. Ve a descansar-
La voz rasposa de Erwin sacó una sonrisa en mi ser. No tenía la almohada pegada en la cara, pero a leguas se veía la mala noche que pasó. Invité a que se sentara mientras no despegaba mi mirada de las notas.
-No estoy ejercitándome. Estoy sentada en una posición de descanso y tengo mucho jodido trabajo si quieres que el chico se quede aquí- Respondí de manera automática. El gruñó por lo bajo.
-Por lo menos quítate el uniforme, las correas deben lastimar las cicatrices ¿No?-
Fruncí el ceño. Aquello sonó tan estúpidamente mal que ignoré por completo el comentario.
-Lo haré cuando sea hora de almorzar- Suspiré.
-Ya es hora de comer. Por eso vine a buscarte… Levi y Hanji han preguntado por ti varias veces-
¡Maldición! Mi horror fue tan notorio que Erwin suspiró.
-No me di cuenta…-
-Lo he notado. Vamos-
-Solo cinco minutos más-
-Sabes perfectamente que eso es una mentira, ._._._._.-
Como me conoce este hombre. Asentí.
-Bien-
Y caminamos juntos por el edificio. A mi lado llegaban soldados preguntándome como estaba, otros distantes pero igual de preocupados. Erwin me llevo hasta el comedor, en donde los soldados ya comían pacíficamente. Nuestra mesa habitual nos esperaba con un muy enojado Heichou y una muy animada Hanji molestándolo.
Traté de pasar entre ellos como si fuera un fantasma, para que no me notaran. Comencé a comer en silencio mientras no despegaba la vista de mi plato.
-Mocosa-
Mi cubierto cayó al suelo al escuchar la voz de Levi. Sumida en mis pensamientos, lo recogí pidiendo disculpas con la mirada.
-¿Estas algo abrumada, no?- Soltó Hanna, palmeando mi hombro. Levi me observaba impaciente, sentado frente a mí.
-Estaba muy concentrada mientras trabajaba. Mi mente aún sigue allá- Sonreí levemente.
Hanna y Kaito sonrieron, mientras que Hanji entrecerró los ojos. Mi amiga la casi ciega no dejaba escapar ningún detalle.
La manzana que mordía solo porque tenía que hacerlo, no acababa nunca. Me levanté cuando los demás reclutas dejaban el comedor, y de paso, le hice una seña a Erwin indicando que continuaría trabajando, por si nadie me encontraba.
Acomodada nuevamente en mi escritorio, seguí anotando cosas en mi pergamino. Deseé que todo aquello fuera lo suficientemente creíble como para que Eren no fuera juzgado, si no entregado a Levi.
Aunque si me ponía a pensar… quizás la muerte serian mejores que los azotes.
-Oye- Susurró Levi, a mi lado. Di un respingo sobre mi misma, frunciendo el ceño. Extendí la mano para que tomara asiento en uno de mis sillones.
-Estoy por terminar- Solté, con una voz algo enojada. El bufó en su lugar.
-Confiaré plenamente en tus habilidades de parloteo para que consigas la custodia del pequeño mounstr…-
Le di una mirada de los mil infiernos. Que imbécil podía llegar a ser.
-Eren es un niño, Levi. No tenía idea de su… poder-
-Ese niño al que tú llamas, podría asesinarnos a todos si se sale de control- Respondió de manera acida.
-Lo conocí mientras estuve en Trost. Él quiere asesinarlos… como nosotros-
Su expresión cambió. De cierto modo sentí que me entendió un poco. Dio un paseo por mi laboratorio, curioseando mis cosas.
-Que es…-
-¡No abras mis libros, si los vomitas voy a golpearte!- Chillé. Un aún más pálido Levi observaba mis libros de medicina, algunas de mis anotaciones y mis dibujos.
El sonido al cerrar el libro hizo eco en mi oficina.
Y me largué a reír.
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Nunca vi tanta gente aglomerada en el Tribunal militar. Y a pesar de mis previas experiencias en este lugar, el ambiente era jodidamente tenso.
A diferencia de Erwin, Mike, Hanji o incluso Levi, mi lugar privilegiado en el apartado de los testigos me tenía horriblemente nerviosa. Eren ni siquiera estaba de pie, como todos los seres humanos son juzgados normalmente.
Estaba encadenado.
Como un animal.
A mi lado, Mikasa y Armin cuchicheaban nerviosos. Mi paciencia estaba un poco lejos, esperando que aquello terminara de manera rápida y favorable para el chico y nosotros.
Luego de ver al pequeño enano gruñón darle una poco sutil paliza a Eren, mis puños se cerraron mientras el generalísimo me interrogaba.
-Las pruebas dicen, ._._._._. Sensei, que el chico a golpeado a su mejor amiga y hermanastra, Mikasa Ackerman ¿Es esto correcto?-
-En defensa de Eren, puedo decir que fue una mala maniobra y una irresponsabilidad de parte de la chica. A pesar de que todos los que estábamos ahí confiábamos plenamente en el chico, subirse a la cabeza de un titán y hacerle señas no es algo muy inteligente. Creo que Eren no logro reconocerla, puesto su importante cambio fisiológico. De hecho, si usted mira al joven en este momento, su expresión claramente denota que no recuerda aquel momento- Respondí.
Armin me dio una mirada rápida, sorprendido, asintiendo levemente con la cabeza. Mikasa no lo vio desde ese punto, al parecer, con una mirada pensativa.
Eren me observaba implorante.
-¡Esta mujer no sabe nada! No puede considerar esto- Chilló un sacerdote, en el bando del frente.
Intenté lucir ofendida para no largarme a reír.
-Recuerdo que por obra y gracia de usted, señor, no pudimos fortificar las murallas. Su acción ha logrado que gente inocente muera. Gente que está dentro de estas sagradas murallas- Respondí.
Erwin me dio una mirada de regaño a la distancia.
-¡No seas insolente, blasfema!- Volvió a gritar.
-Como estaba diciendo – Solté, ignorándolo olímpicamente – Puedo asegurar que de todas las personas que se encuentran en este lugar, solo yo conozco en un grado avanzado el funcionamiento del cuerpo humano. Y gracias a mi colega, Hanji Zoe, podré investigar cuales son las similitudes y diferencias con un titán. Por esto puedo defender a Eren Jaeger en este juicio. Más adelante ustedes podrán juzgar al chico, cuando les presentemos las pruebas y no se basen en rumores y suposiciones, sin mencionar que la gran mayoría de ustedes no estuvo en Trost con nosotros. Si Eren hubiera querido, yo estaría muerta. Luché junto a él sin un rasguño provocado por su parte-
El cuchicheo aumento de sonido mientras el generalísimo pedía orden.
Luego, Erwin intervino y su don de la palabra nos dio tranquilidad.
-Me he decidido- Dijo Dalliz Zacklay con una voz realmente reconfortante – La tutoría completa del soldado Eren Jaeger, es transferida al capitán Levi y al comandante Erwin Smith. La Legión de Reconocimiento completa se hará responsable por lo que el chico haga o no haga en su forma de titán. Por otro lado, solicitaré semanalmente un informe detallado por parte de las capitanas Hanji Zoe y ._._._._. ._._._._. En beneficio a la humanidad –
El lugar se llenó de gritos de descontento por un lado. Y un suspiro de alivio por otro.
Mikasa tomó mi mano y la apretó firmemente, mirándome con ojos cristalinos. A su lado, Armin me dio las gracias. Todos se pusieron de pie y fui llamada por mi comandante, no pudiendo ignorar su orden.
-Sensei- Murmuró la pelinegra – Gracias- Suspiró.
-Somos muchos los que intervenimos en esto, no me des todo el crédito. Cuidaré de él en tu ausencia, por si eso te preocupa – Sonreí. Ella se sonrojó.
-¿Cuándo podremos volver a verla? ¿Y Eren?- Murmuró el rubio.
-El reclutamiento a la Legión es en una semana más. Ustedes deciden, a Eren no podremos sacarlo de nuestra base, no por ahora- Respondí rápidamente – No se desanimen, trataré de verlos antes para darles noticias, pero en este momento debo irme-
-Gracias- Dijeron ambos. Caminé con dificultad hasta una sala tras el Tribunal, donde mis compañeros esperaban.
Eren estaba sentado en un sillón, algo magullado. Acerqué un poco de alcohol y un apósito en mi mano. Pude notar como Hanji tenía una tela con algo en sus manos.
-Esto puede doler un poco- Solté, mientras lo curaba. Eren estaba inmóvil y cuando terminé, coloqué una mano en mi pierna.
Aun dolía.
-Podremos jugar nuestra mejor carta en el momento apropiado. Tu dolor nos dio la victoria- Soltó Erwin, con una expresión de tranquilidad envidiable. Extendió la mano hasta Eren, quien lo miró sorprendido – Te lo agradezco. Esforcémonos desde hoy en adelante-
-¡Sí!- Respondió el castaño, enérgico. Levi me hizo a un lado en el sillón, sentándose al lado del joven.
-Eren-
-¿Si?- Respondió, nervioso.
-¿Me odias?- Preguntó. Sonreí mirando a Hanji, quien hizo un ademán de que le pasa al enano.
-No… fue necesario, supongo- Suspiró. Reí un poco.
-Pero pudiste evitarlo, Levi- Murmuré, fingiendo enfado.
-Hasta le sacaste un diente- Agrego Hanji, exhibiendo la pieza dental del chico. Levi desvió la mirada.
-Agradece que ._._._._. no abrirá tus órganos y la loca de Hanji no te disecará- Dijo el pelinegro, fastidiado.
-¡Jamás haría eso! … oh, espera- Bromeé. El castaño me miró alarmado.
-¡Nosotras no somos como ellos! No mataríamos a Eren…- Suspiró Hanji.
Ambas nos pusimos de pie y le pedimos a Eren mirar en su boca. Como un niño pequeño, el castaño primero bufó y luego hizo lo que le pedimos.
Hanji me dio un golpe en el brazo.
Yo asentí.
-Le…- Solté.
-Su diente ha crecido otra vez- Dijo Hanji.
Mike y Erwin se acercaron para ver, mientras Hanji buscaba un par de pergaminos para describir aquello. Eren bajo la vista, notoriamente incómodo.
Le palmeé el hombro.
-Tranquilo. Por una parte, es nuestro deber. Y por mi parte, quiero mantenerte seguro- Suspiré.
El chico sonrió.
-Los carruajes han llegado. Pueden retirarse ahora- Soltó un chico, soldado de la policía militar. Todos asentimos.
Delante de todos, Erwin y Mike conversaban de lo ocurrido. Un poco más atrás, Hanji le hacía preguntas incomodas a Eren.
Por mi parte, caminé junto a Levi en un incómodo silencio.
-Tener que cuidar al chico será como preocuparse de un bebé. Una sola falla y nos vamos todos al infierno- Comenté, esperando alguna respuesta que no fuera un monosílabo. Escuché un tsk.
-Necesitaremos aprender a confiar en él. Y lograr que los demás lo hagan, si no…- Bufó.
-No te preocupes- Sonreí – Lo lograremos-
-Siempre con ese optimismo absurdo, mocosa…-
-No sea negativo, Heichou…-
Me dio una mirada de regaño gélida como solo él podía hacerlo. Luego, tomo mi mano y le dio un apretón, sin quitar la vista del frente.
¿Qué demonios significaba eso?
. . .
Cuando llegamos al cuartel, Levi fue el guardia de Eren en todo momento. No lo dejaba solo ni para respirar los primeros días.
Le asignó una habitación en el sótano, puesto que ahí no recibiría luz solar en caso de emergencia. El chico no daba señales de sentirse deprimido o abrumado, por lo que continuamos con nuestras vidas de cierto modo normal.
El día en que me tocó ir con Erwin para reclutar soldados recién graduados a otra ciudad, me sentí igual de nerviosa que el primer día.
Me trajo recuerdos agridulces, pero que llenaban mi corazón en aquel momento.
-Voy a llorar si nadie quiere unirse- Murmuré a Erwin. Él me sonrió, a su modo, calmándome. Comenzó a hablar de manera fuerte, estábamos en algo parecido a un escenario, por lo que la altura me daba ventaja para reconocer ciertos rostros familiares.
-Soy el comandante de la Legión de Reconocimiento, Erwin Smith. Me acompaña la capitán y médico ._._._._. ._._._._. . Estamos aquí ya que hoy ustedes decidirán una facción militar. Y queremos persuadirlos para que se unan a nuestras tropas. Ustedes conocieron el terror de los titanes en los pasados días, durante el ataque. Descubrieron lo mínimas que son sus fuerzas y lo que puede lograr un soldado especializado. Sin embargo, esta batalla nos llevó a una victoria para la humanidad y la esperanza de conocer la verdad. Eren Jaeger arriesgo su vida en nuestro beneficio, demostrando ser nuestro aliado. Con su ayuda, no solo logramos detener un ataque. Si no que también obtendremos información valiosa sobre los titanes. Creemos que en el sótano de su casa, en Shingashina, se encuentran varios secretos sobre ellos-
Los jóvenes se miraban entre sí, sorprendidos, sin darle crédito a las palabras de mi comandante. Era mi turno de continuar hablando.
-Confiamos plenamente en sus habilidades, pero debemos retomar la muralla María para lograr nuestro cometido. Con los recientes incidentes, el trabajo que hemos realizado durante cuatro años se ha perdido. Debemos abrirnos camino nuevamente, para de una vez por todas, terminar con esta pesadilla. Seré sincera con ustedes, desde aproximadamente cinco años es obligatorio el aprender lo básico en medicina. Al principio, cuando ingresé a la Legión de Reconocimiento, el noventa y cinco por ciento de nuestras tropas, moría en misión, por una gran falta de coordinación en cuanto a medicina. Al día de hoy, esto ha disminuido considerablemente, de manera que puedo asegurar el éxito de esto si se ejecuta con la responsabilidad que merece-
Erwin asintió. Lo miré, para que el siguiera.
-Los soldados que decidan unírsenos participaran en la misión fuera de las murallas, que comienza en un mes. Suponemos que un treinta por ciento aproximadamente no regresará con vida. Y que durante un par de años, varios mueran en el camino. Pero los que logren sobrevivir, se convertirán en los mejores soldados dentro de la humanidad- Hizo una pausa, algo dramática luego de soltar semejante información – Los que aun deseen arriesgar su vida por la humanidad, pueden quedarse-
Ofrecí mi corazón, entre todos, interrumpiendo a Erwin.
-Pregúntense a ustedes mismos si serían capaces de ofrecer un corazón vivo por la humanidad-
El colocó una mano en mi hombro.
-Es todo. Los que quieran unirse a otra facción, pueden retirarse-
Más de veinte soldados no quedaron en aquel lugar. Temerosos, algunos incluso llorando, nos observaban implorantes. Ellos realmente no querían morir.
Erwin ofreció su corazón, sacando respuesta en todos los jóvenes. Al día siguiente, todos los nuevos reclutas de la Legión de Reconocimiento comenzarían a ser entrenados.
Esa noche tuve la misma pesadilla.
Esta vez, con Eren, Armin y Mikasa como acompañantes.
¡Hola de nuevo! Estuve algo desaparecida, espero que sigan leyendo este fic xD Pues para contarles un poquito, tuve un pequeño bloqueo (dah) y la verdad es que tengo todos mis otros fics en paro, no sé que pasa, creo que debo estar volviendome loca (?) pero hoy tuve un golpe de inspiracion.
Muchas gracias por sus siempre kawaiis y animadores reviews, favs y follows.
Cualquier duda o consulta me contactan~
Set(la loca)-chan
