Capitulo XV
La voz firme de Erwin anunciando el inicio de la misión, el fuerte galope de los caballos a mi lado, el grito de los soldados intentando dar ánimo los unos a los otros.
Mi vista estaba fija en el radiante cielo azul, mientras el aroma a hierba fresca inundaba mis sentidos. Mi caballo galopaba fuertemente al frente de la formación, antes de separarme de Kaito y Hanna, quienes estarían a cargo de los flancos izquierdo y derecho respectivamente.
Nos juntaríamos nuevamente en el bosque de árboles gigantes, y por órdenes del comandante, no debería romper mi formación a su lado hasta llegar al primer punto de control.
El condenado cejas de oruga cambió mi posición a último minuto, por lo que nadie conocía mi ubicación en la formación. Ni si quiera Levi. Y me contó que sospechaba de algún infiltrado en el ejército, que sería aliado de los titanes. Una idea loca por donde se le mirara, pero si realmente existía alguien, debíamos capturarlo.
Eso significaba que serviría de apoyo en algún minuto de la misión y aquello lograba que mis piernas temblaran.
-¡Oye, Chiyu!- Gritó Hanji, muy cerca de mí. Comenzó a hablar muy rápido y no le entendí nada, gesticulaba con el cuerpo y sus mejillas estaban sonrojadas. Luego volvió a gritar muy fuerte - ¿Qué demonios te traes con el enano obsesivo?-
Palidecí al instante. Hace años que no escuchaba a reír a Erwin de esa manera, y Mike solo desvió la mirada con una sonrisa burlona.
-¡¿De qué mierda estás hablando?!- Pregunté. Por todos los cielos ¿Es que esta era una conversación para una misión de esta importancia? Todos potencialmente moriríamos allí fuera ¿Y esa era la consigna del día?
Estúpidos. Los odié a todos.
-¡Debes contármelo todo!-
Pensé en una manera para evitar el tema. Dios, no me daban un minuto de tranquilidad, no era mi intención negar lo que pasaba con Levi, no con ellos, pero aun no era el momento.
Menos aun cuando todo lo que puedes decir o hacer, puede ser utilizado en tu contra, literalmente.
-¡Nos vamos a casar!- Le respondí a modo de broma. Ella rio aún más fuerte y luego me observó dudosa ¿De verdad se lo estaba creyendo? - ¿Estás loca, Hanji? ¡Que tornillo se te zafó esta vez!-
-Vamos, Chiyu ¡No somos idiotas!-
Estaba confirmado: Hanji era una persona completamente fuera de sus cabales.
-¡Eso es porque tú y Erwin pasan tanto tiempo juntos, que me he quedado sin amigos!- Grité de vuelta. Ella frunció el ceño y el rubio aludido me observó con desaprobación. Mike seguía en silencio, como siempre.
Hanji trató de replicar, pero fuimos interrumpidos por uno de los soldados de apoyo.
-¡Comandante! El flanco derecho ha sido aniquilado completamente. La formación se ha desviado un poco, ya que hay un titán anormal de quince metros que nos sigue de cerca-
Mierda. Erwin asintió y el chico volvió por donde vino, dejándonos aún más nerviosos. El ambiente de bromas desapareció al instante.
-¡Hanna!- Chille. No podía estar muerta.
Entramos al bosque y mi comandante les dio un par de órdenes a otros soldados, quienes partieron rápidamente a su misión, pero de mi mente no podía salir la chica rubia que prácticamente era como una hija para mí.
Llegamos al primer punto de control en absoluto silencio, sin demasiados titanes de por medio. Rápidamente las primeras carretas con suministros aparecían frente a nosotros, comenzando a armar las trampas gigantescas para los titanes. Los soldados que se desocupaban escondían las carrosas y los caballos entre los árboles, para hacer parecer que el camino en medio del bosque estaba vacío.
Mientras ayudaba a conectar un par de cuerdas, sin siquiera mirar al suelo, fui llamada por uno de los soldados.
-¡Sensei! Ha llegado el primer grupo de heridos. Solo una de gravedad- Soltó, llevándome con él.
Tres soldados que cayeron de sus caballos, con raspaduras en sus caras. Dos chicas con ataque de pánico.
Y Hanna.
-¿Es la única del flanco derecho?- Pregunté a un soldado. El negó con la cabeza.
-La mayoría murió. Más atrás vienen los cuerpos y, según la información que pasaron, un pequeño grupo del lado derecho pudo reagruparse en otros sectores de la formación- Suspiró, notoriamente abrumado – Ness… Ness fue asesinado- Agregó.
Mierda.
-Ella fue…- Balbuceó la rubia.
-Ve por instrucciones ¿Estas bien?- Le pregunté al chico. Este asintió, por lo que le palmeé el hombro y subió a la copa de los arboles con su equipo. Me subí a la carreta de madera y vi a mi recluta, ciertamente destruida.
Sangre por todos lados.
-Era una mujer… se parecía a Eren…- Volvió a hablar.
-Tranquila ¿Qué fue lo que te pasó?- Le pregunté, arrodillándome frente a ella. Toqué su cuerpo en busca de lesiones o heridas, pero nada saltaba a la vista tan fácilmente.
-Quince metros. Pateó mi caballo y caí- Se quejó.
-Mierda… - Bufé, hecha un manojo de nervios. Una caída demasiado fuerte estaría formando hematomas dentro de las próximas horas. Nada que pudiera ver en el instante. Toqué su nuca, ella se quejó considerablemente.
Era una contusión.
-Estoy algo mareada-
-Necesito que estés muy quieta y no intentes levantarte. Te daré algo para el dolor. Debes decirme que sientes en todo momento ¿Esta bien?-
Ella asintió. Le inyecté un anti inflamatorio y seguí buscando heridas para curar. Mientras hacía aquello, el flanco izquierdo llegó, notoriamente más numeroso que el anterior.
-¡Sensei!-
La voz de Kaito. Suspiré de alivio y le pedí que cuidara de Hanna y los demás soldados, puesto que pronto pasaría por el centro el escuadrón de operaciones especiales de Levi.
Sujetada desde la rama de un árbol, esperaba impaciente el momento. Comenzamos a escuchar los pasos de un titán corriendo, seguro que era del que todos hablaban.
-¡._._._._._.! – La voz de Erwin me asusto – Toma tu caballo ¿Escuchaste eso? Es la bomba de sonido de Levi. Sea lo que sea, está tras Eren, necesito que lo escondas. Te quedarás a cargo del escuadrón unos minutos ¡Ahora!-
No pensé, solo lo hice.
En menos de cinco minutos, escuché los disparos de las trampas. La tierra dejó poca visibilidad, pero estaba cabalgando tras Eren.
El chico me miró suplicante. Estaba aterrado.
Y para que hablar de Levi. Jamás se imaginó que el apoyo suicida de su tropa… seria yo.
-Avancen otro poco, aten los caballos y cambien al equipo tridimensional. Irán sin mí por un momento, ._._._._._. está a cargo del escuadrón. Cuando estén lo suficientemente alejados, escondan a Eren –
Saltó de su caballo y volvió a donde aquel titán estaba atrapado. Ate a la bestia junto a la mía, rogando para que todo aquello saliera bien.
-¡Erd! Tus iras al frente. Rodeen a Eren, protéjanlo. Yo iré atrás- Grité. Ellos obedecieron sin chistar, mientras planeaba mentalmente que hacer con el chico.
-Acaso… ¿Llevaran a ese titán vivo?- Me preguntó Eren.
-¿Lo ves? Este es el poder de la Legión de Reconocimiento- Gritó Gunter.
-No nos subestimes, idiota- Bromeó Auruo. Petra solo me observaba sonriente, incrédula.
Cuando la conversación se volvió menos agradable, los hice callar. Cambiamos al equipo tridimensional mientras nos alejábamos del centro del bosque, a un lugar más oculto, mientras un rugido absurdamente fuerte alertó mis sentidos. Paramos en las ramas de unos árboles mientras el equipo volvía a su modo amigable, serenos por cumplir la misión.
La bengala de retirada me llamó la atención. Comenzamos a movernos nuevamente, mientras las historias graciosas volvían a animarnos.
-Te recuerdo Auruo, que Petra y tú se orinaron en su primera misión ¡Y Sensei tuvo que cuidar de ustedes!- Erd comentó esto mientras utilizábamos el equipo tridimensional, lo que ciertamente trajo esos recuerdos a mi mente.
-¡No le digas eso, o perderá el respeto por mí!- Chilló Petra. Eren me miró alarmado, solamente asentí.
-Les he dicho que eso pasa…- Murmuré.
-¡Sensei, no lo arruine más por favor!- Gritó Auruo.
-Paren ya con esto ¡Estamos fuera de los muros!- Gritó Gunter.
Seguimos en silencio, hasta que escuchamos el sonido de otra bengala.
-Esa debe ser de Levi Heichou ¡Nos reuniremos con él!- Ordené, esta vez cambiando de dirección. Gunter disparó otra bengala, dejando clara nuestra posición.
El sonido del gas de mi equipo llamó mi atención. Seguramente no quedaba demasiado, a pesar de ahorrar lo que más pude, sin posibilidad de recargar ni una vez.
-¿Levi-Heichou?- Preguntó Gunter, mirando hacia un lado.
Una figura con nuestro uniforme, estaba siguiéndonos.
-No es el- Solté. Tenía las katanas desenfundadas… Santo cielo - ¡Cuidado! ¡Retírense!- Grité.
Demasiado tarde. Aquel soldado atacó a Gunter en un movimiento bastante preciso. El resto del escuadrón retrocedió un poco, solo Eren desobedeció mi orden.
-Sensei- Chilló el joven ojiverde - ¡Esta muerto!-
-Mierda, Eren ¡Avanza!- Grité, empujándolo adelante. El escuadrón entendió mi idea, escoltando al chico de aquel soldado - ¡Protéjanlo, es una maldita orden!-
-Ven por mi ¡Te mataré!- Gritó Petra, desesperada. Giramos hasta ver a la figura misteriosa.
-No… ¡Es el femenino!- Chillé.
Maldición. Seguramente el rugido era de ella, quien escapo de la trampa. Se transformó en titán frente a nosotros, sin darnos tregua para huir.
Su misión era jodidamente clara.
Tener a esa cosa corriendo tras nosotros, ciertamente no dejaba que pensara de manera tranquila. Y fue aún peor, cuando Eren colocó una mano cerca de su boca.
-¡No lo hagas! Nosotros cuatro la mataremos- Soltó Erd. Asentí.
-¡Eren! Largo de aquí. Alerta a Levi, Erwin, Mike, todos los que encuentres. Es tu prioridad ¡Obedece!- Chille.
-Yo también pelearé- Dijo el chico.
Mierda… no es hora para pelear por esto. El titán corría cada vez más cerca de nosotros.
-Solo confía en nosotros ¡Vete!- Gritó Petra.
Eso le hizo despertar. Tomó distancia de nosotros, mientras comenzábamos la batalla con el titán femenino.
Petra y Auruo la cegaron, mientras Erd y yo intentábamos cortar sus músculos. El titán se desequilibró y golpeó un árbol, mientras continuábamos atacando.
Hasta que la maldita bajó uno de sus brazos.
El cuello seria el siguiente foco. Hasta que Erd enganchó las cuerdas ahí…
Lo mordió.
Pateó a Petra contra un árbol, de igual modo lo hizo con Auruo.
Todos muertos.
Era el final para mí también.
Aquellos momentos pasan de forma tan lenta, que mi mente ni siquiera alcanzó a procesar la rapidez de su movimiento contra mí. Tomó una de mis cuerdas, enganchadas también en su cuello.
Me impulsó con fuerza hasta el cielo.
Literalmente estaba volando.
Escuché una segunda explosión, de seguro ese era Eren.
Sentí como la velocidad con la que era empujada hería cada centímetro de mi cuerpo. Las ramas y las hojas se incrustaban en mi uniforme. Hasta que salí de ahí.
Suspendida en el aire, con poco gas, equipo tridimensional algo dañado y solo un recambio de katanas, no me dejaban la suficiente esperanza para intentar salvarme.
Cuando me di cuenta, estaba sobre el bosque.
Flotando como un pájaro. Un pájaro con miedo a las alturas.
¡No era momento de estúpidas fobias! Miré el bosque, calculando la distancia entre el suelo y mi cuerpo. Comencé a bajar, también de manera lenta.
Necesitaba una manera de protegerme, o moriría solo del impacto al tocar el suelo. Cubrí mi cabeza con la capucha de la capa, encogiéndome lo que más pude. Casi en posición fetal, me entregué a mi fatídico destino.
En carne propia viví aquella sensación de ver la vida en un segundo o la luz al final del túnel. Incluso escuché que alguien me llamaba, pero aquella voz estaba quebrada, sumida en dolor… no era algo agradable de escuchar.
Rocé nuevamente todas las hojas y las ramas.
Mi cuerpo dolía como el infierno.
Un momento de lucidez y adrenalina me hizo pensar de manera decente. Enganché mis cuerdas a los árboles, a modo de detener un poco la velocidad de mi movimiento. Funciono a la perfección, sin mencionar que casi me azoto contra el suelo, volviendo a subir donde mis cuerdas estaban sujetadas.
En ese viaje de vuelta, una condenada rama se incrustó en mi brazo izquierdo, un poco más arriba del codo, como si fuera una estaca.
Bueno, aquello era mejor que morir como un trozo de carne golpeado en la tierra.
Piensa, Chiyu, piensa.
Bien. Estaba suspendida en el aire, mi equipo aun funcionaba, por lo visto. La rama estaba literalmente atravesando mi brazo, comenzando a sangrar.
Debía quitarla o moriría de igual modo.
Curiosamente no dolía tanto, hasta que se me ocurrió jalar de ella.
Uno… dos… ¡Tres!
Rama fuera. Ahora, debía tocar el suelo. Caer poco a poco. No quería desaprovechar el poco gas que quedaba en mi equipo, por lo que me balanceé moviéndome de un árbol a otro.
Llegué hasta la zona más abierta, donde el titán femenino se transformó frente a mí.
Había una pequeña tropa, buscando cuerpos ahí.
Creo que hice mucho ruido al caer al suelo e intentar ponerme de pie. Aquellos chicos corrieron hasta mí.
-¿Sensei?-
Gracias al cielo.
-¡¿Armin?!- Chillé, como una adolescente. Él sonrió suavemente, luego palideció al ver mi brazo. Jean y otros soldados estaban con ellos. El chico rubio tenía un vendaje en la cabeza.
¿Es que acaso todos estuvimos a punto de morir?
-Siento tener que decirle esto, pero Levi Heichou la dio por muerta y desaparecida. Nos prohibió volver sin su cuerpo- Comentó Armin mientras tomaba una ficha en su mano, tachando todo lo escrito.
A mi mente se vino la imagen del enano descontrolado igual que cuando pasó lo de Farlan e Isabel. Era aquella historia repitiéndose una y otra vez, en esta ocasión, con el escuadrón de operaciones especiales. Solo suspiré y asentí, conocía perfectamente la posición de Levi respecto a los cadáveres de los soldados. El cuerpo es solo eso, no cambia nada, de igual modo está muerto.
Estaba siendo egoísta, a su modo.
-Necesita ayuda- Soltó el castaño, apuntándome. Jean, considerablemente más alto que Armin y yo, me cargó hasta una de las carretas.
-¿Novedades, chicos?- Pregunté, mientras iba en la espalda del recluta.
-No sabemos del todo que sucede… Mikasa pasó por aquí primero que nosotros. Luego, apareció Levi Heichou. Ambos volvieron con Eren… y nos enviaron a buscar los cuerpos- Respondió el rubio, observándome nervioso. Me informaron rápidamente sobre el rescate de ambos pelinegros, enfrentando al titán femenino.
-¿Él está bien?-
-Sí, Sensei. Esta inconsciente, por usar el poder de titán-
-El titán femenino tenía sus prioridades muy claras. No se cansó hasta que pensó que todo el escuadrón estaba muerto…- Suspiré, mirando mi herida. No era tan grande, pero necesitaba ser suturada.
-¿También la atacó?- Preguntó Jean, comenzando a limpiar mi brazo. La carreta comenzó a moverse en cuanto la tarea ahí se terminó.
Volveríamos a las murallas por fin.
-¿Alguna vez jugaron con nieve? Bueno… ella me lanzó tal cual…-
Ellos maldijeron. Les devolví una mirada de tranquilidad.
-Sensei… ¿Debemos?... – Preguntó Armin, apuntando mi herida.
Por supuesto que deben, niños.
-Les enseñé a suturar. Háganlo. Confío en ustedes- Murmuré. Armin movía las manos nervioso, mientras que Jean rodó los ojos y sacó los implementos necesarios.
Comenzó a trabajar como un experto. No dolía más de lo que debería, por lo que me asombró su habilidad. En cambio el chico rubio solo observaba atónito.
-¿Esta bien?- Preguntó Jean. Asentí.
-Muy bien. Ahora, vuelve a limpiar y envuelve mi brazo con vendas. Debe quedar un poco apretado-
Realmente necesito a este chico en la tropa de sanación. Él hizo lo que le pedí, mientras Armin sacudía mi capa y mi chaqueta, recargaba de gas mi equipo y reponía algunas de las katanas.
Terminó por vestirme, como si él fuera el médico y yo la paciente.
Estaba atardeciendo y más adelante podía ver el primer y único descanso antes de regresar. Me sentía algo incomoda viajando al lado de los cuerpos de mis colegas, no por el hecho de estar muertos, si no porque casi fui una de ellos.
Su vida fue entregada a favor de la humanidad, y realmente, no sabía si estar con vida era algo bueno o malo.
Los caballos comenzaron a detenerse. Fuimos el último grupo en llegar al punto de reunión, por lo que me bajé de la carreta y busqué a Kaito y Hanna para verificar que estuvieran bien. En cambio, al primero que encontré fue a Eren.
Me subí hasta donde él estaba, mientras lo revisaba.
-¿Eren?- Le pregunté. Absolutamente adormecido, ardiendo en fiebre y con las marcas extrañas en su rostro. También su uniforme estaba algo húmedo y tenía un aroma extraño.
-Kaito Sensei ha dicho que lo dejemos tranquilo. Dice que estará bien… si el enano hubiera cuidado mejor de él…-
La voz abrumada de Mikasa estaba tras de mí. Aquello de Kaito Sensei sonó tan jodidamente bien, que reí un poco. Los cachorros crecieron, ya podría retirarme si quisiera. Me giré hasta mirarla fijamente a los ojos, ella se sorprendió.
-Tiene razón, estará bien. Y si quieres culpar a alguien por lo que pasó, hazlo conmigo. La tropa estaba a mi cargo. Se nos pidió morir por Eren si era necesario- Solté.
Me alejé de ahí. No me sentía del todo bien para darle explicaciones a una jovencita notoriamente enamorada sin ser menos cruel, por lo que caminé entre los soldados.
Hasta que encontré a mis reclutas. Kaito estaba cabizbajo, sentado al lado de Hanna, tomando su mano. La rubia seguía recostada, al parecer cuidaron bien de ella.
-Kaito Sensei- Solté, con un tono burlón. El chico me dio una mirada, ciertamente aterrorizado. Luego vi su cabellera castaña moverse de manera rápida, abalanzándose sobre mí.
Me abrazaba fuertemente, sujetando mi cabeza contra su hombro con una mano, mientras que con la otra me acercaba a sí.
-Oímos que estaba muerta- Susurró. Su agarre cada vez era más fuerte.
-No vas a creer lo que me pasó- Sonreí. El gruñó.
-¡Nos dio un jodido susto de mierda!-
Cielos. Pasó de sorprendido a olímpicamente enfadado en menos de dos segundos.
-Lo siento ¿Estas bien? ¿Y Hanna?-
-Estoy perfectamente. Hanna trató de ponerse de pie, así que verifiqué que todo estuviera bien y la dormí. Y estas últimas horas he estado de un lado a otro, como usted lo haría-
Asentí. Kaito me liberó de sus brazos y pude ver más de cerca a la rubia. Estaba dormida, su expresión me daba tranquilidad.
Me quité la capa y la coloqué en su nuca, a modo de almohada. Y fui regañada por Kaito por mis notorias marcas de sangre en el brazo. Hui de él, gritándole que todo estaba bien, buscando esta vez a Levi.
Le pregunte a un soldado, quien apuntó a un árbol bastante alejado del improvisado campamento en el que estábamos. Su silueta familiar me hizo querer correr hasta él y abrazarlo muy fuerte, pero en cuanto llegue a su lado, fui frenada por su rostro horrorizado.
Con las insignias de su equipo en las manos, no despegaba la vista de ellas.
Recordé aquello que me dijo tiempo atrás.
Si te mueres nadie va a continuar esa mierda de bordar las insignias. Y de verdad necesito que alguien lo haga, maldita.
-Las bordaré en cuanto volvamos. Tengo un brazo lastimado, pero algo puedo hacer todavía-
Abrió la boca, sorprendido. Sumido en sus pensamientos, ni siquiera notó que esta frente a él. En ese minuto, sus ojos grises opacos se conectaron con los míos, y por un segundo, volvieron a ser algo azulados.
Ni él ni yo necesitábamos decir algo.
Noté que cojeaba cuando me llevó hasta donde estaba su caballo, sentándome delante de él, mientras nuevamente comenzábamos a movernos.
Rodeó mi cintura con sus brazos y apoyó su cabeza en mi espalda.
Levi necesitaba descansar de todo esto en algún momento. Y todo se volvió peor aun cuando volvimos a las murallas.
Completamente desacreditados, con bajas absurdas y una gran cantidad de recursos malgastados, nada más al llegar a nuestra base, fuimos citados a un nuevo juicio.
Esta vez, para entregar a Eren.
¡Hola, querid s! Bueno, como ya habrán calculado estoy llegando al final del animé x3 y la verdad no sé si he hecho spoiler o algo, pero me gustaría preguntarles si quieren que siga la linea del manga, o me invente algo tragikawaii para desde aquí en adelante.
También, siempre agradecerles los 57 favs, los 50 follows y los 83 reviews que han dejado a lo largo de esta historia. Significa mucho para mi, siempre leo sus mensajes hermosos.
Nos leemos en el próximo.
Setsuna.
