Capitulo XVI

Completo silencio en el Centro de Sanación. Ningún soldado estaba demasiado mal, a excepción de Hanna, por lo que junto a Erwin los enviamos a todos a descansar, salvo soldados que se ofrecieron para cuidar de sus compañeros. Mi recluta estaba siendo vigilada por una pequeña chica rubia, Christa Renz, mientras nosotros terminábamos de trabajar.

Caminaba junto a Kaito con Levi en la espalda. Lo cargaba porque era un maldito enano bastardo, no siendo capaz de comunicarse conmigo. Salían chispas de mis ojos al enterarme con mayor detalle de su lesión en el pie. El enano solo se removía incomodo de mi agarre, por lo que le enterraba las uñas de vez en cuando para que dejara de joder.

-Si no es una fractura grave, me encargaré de que lo sea- Bufé, como una maldita loca. Escuché un tsk y el castaño que me acompañaba rio a mi lado.

Llegamos hasta la habitación de Levi, recostándolo en su cama. Le quité la mayor parte del uniforme, dejándole solo la camisa y su ropa interior puesta. Y el estúpido pañuelo.

Su pie derecho estaba jodidamente hinchado y con hematomas.

Comencé a palpar. No se sentía todo demasiado alejado de su lugar, y sus huesos no estaban quebrados al parecer, pero caminar kilómetros sin avisarme era un motivo para cortarle la pierna.

Sin duda, tenía un esguince en el tobillo. Levi iba tocar su pie, le golpeé la mano.

-¡Ni se te ocurra frotar! Ahora, enano, harás lo que yo diga. Kaito va a sujetarte y lo que haré dolerá como el infierno. Solo serán un par de segundos, mientras verifico que no tengas el hueso quebrado… luego inmovilizare y vendaré ¿Entendido?-

Levi y Kaito me miraban perplejos. Mi ceño fruncido y mis mejillas sonrojadas daban señales confusas, pero el pelinegro solo asintió, como un niño. El castaño se subió a la cama, colocándose contra el enano en una posición divertida y comprometedora.

-A la cuenta de tres. Uno, dos…- Murmuró Kaito.

Esta vez palpe más fuerte. Levi gruñó. Y cuando comencé a mover… Por el amor a los titanes. Jamás en mi vida escuché tantas groserías juntas.

-¡Mierda, mocosa, termina de una vez!- Soltó.

-¡Ya casi, tranquilo, cariño!-

¡Mierda! ¿Pero qué estupidez acababa de decir? Espero que Kaito no haya escuchado eso. Maldición, los alaridos de dolor de Levi me descolocaron completamente.

Listo. Después de involuntariamente torturar al enano, vendé su tobillo e improvisé una férula para que aquello no empeorara más.

Kaito me observaba inexpresivo. Sabía que si abría la boca, se condenaba. Solo salió de ahí indicándome que estaría con Hanna en caso de que necesitara más de su ayuda.

Tomé las almohadas y mantas de mi habitación y las llevé con Levi. Elevé su tobillo, coloqué hielo y lo cubrí para que se durmiera.

-Mocosa…-

Me miraba con sus ojos afilados entrecerrados. Limpié el sudor de su frente, y al tocarlo noté que estaba un poco afiebrado.

-Lo siento tanto…- Murmuré. Ya más tranquila y con el corazón en la mano por ver, escuchar y sentir el dolor del enano, me senté a su lado mientras acariciaba su pecho por sobre la camisa.

-Grité tu nombre muchas veces…-

¡Aquello no fue mi imaginación!

-Lo escuché, pero no estaba en condiciones para responder. Cuando estés mejor te lo contaré ¿Si?-

-Aun así…-

¿Aun así? Fruncí el ceño. Levi no se escuchaba bien. De hecho, cerró los ojos. Era comprensible que estuviera cansado, pero no lograba seguir la línea de la conversación.

-Moriste. Y nunca logré decírtelo…-

¿Qué?

-¡Levi, reacciona! Estoy aquí- Grité. Tomé una de sus manos, colocándola en una de mis mejillas, para que pudiera sentir el calor que emanaban.

-Te traté como la peor basura existente en estas cuatro paredes, te discipliné a mi modo, te golpeé, no confié en ti como debería… y en el fondo, me perdía en tus ojos de mierda, en tus palabras… Quería que algún día fueras para mí, mocosa. Te amaba, guérisseur des âmes, y me conformé con mirarte desde lejos porque sabía que esto sucedería…-

¡¿Qué demonios está pasando?!

-._._._._. – La voz de Erwin me dio el jodido susto de mi vida. Quizás cuanto tiempo llevaba ahí, espiando como las ratas.

-¡¿Qué mierda estas esperando, Erwin?! ¡Ve por unas malditas compresas con agua, Levi esta alucinando de fiebre!- Grité, enfurecida. El rubio solo obedeció.

Palmeé las mejillas del pelinegro, pero no reaccionaba. Seguramente se desmayó de dolor y la fiebre lo consumía más y más mientras los segundos pasaban.

Cuando mi comandante volvió, hice lo que más pude para calmar el malestar del enano. Aún seguía balbuceando, pero ya no se le entendía nada.

-Chiyu, debes controlarte- Soltó, sentándose en una silla a mi lado. Mientras yo seguía en la cama, el rubio me miraba inquisidor.

Colapsada, comencé a llorar como una chiquilla. Erwin trataba de calmarme, pero mi jodido brazo dolía, ver al enano así dolía, la misión fracasada dolía, las perdidas dolían…

-Esto es una mierda- Murmuré. Él sonrió, tomando mis manos.

-Levi estaba tan abrumado cuando me informó que estabas muerta… dudo mucho que haya despertado de esa pesadilla. Tu misma lo escuchaste ¿Crees que él no tiene sentimientos?- En silencio, solo asentí como si estuviera siendo regañada por mi padre – Ni siquiera notó que tienes un agujero en la chaqueta del uniforme. Y que ese agujero traspasa tu camisa y tu brazo-

Se me olvidaba a veces que mi comandante era un jodido observador innato.

-¿Tu sabias todo esto?-

Asintió.

-Levi y yo no somos tan valientes como crees. Ambos huimos de nuestra verdad. Creo que ha pasado los últimos años conteniéndose ante ti. Se lo que se siente-

-Creo que esto debe parar ahora. No puedo permitir que él esté tan jodidamente preocupado por mi bienestar. Maldición, Erwin, hay cosas gigantes allá fuera que nos comen ¿Qué clase de vida le puedo entregar a Levi?-

-Le estas entregando el motivo. ¿Acaso tu no…?-

-Si lo diré algún día, me gustaría que fuera él quien lo escuchara, no tú. Nos hemos hecho demasiado daño entre todos ¿No crees que ya es suficiente…?-

-Lo creo. La primera vez que nos acostamos, pensé en no herirme a mí mismo. En el fondo pensaba en Hanji, y sabía que Levi jamás se abriría contigo… terminé deduciendo que como no teníamos sentimientos de por medio, sería más fácil ¿Imaginas enfrentar un juicio por enamorarte? ¿Qué la gente que no está en el ejército puede formar familias y vivir tranquilas?-

Quizá la palabra tranquilas no era la adecuada, pero entendía su punto. Y estúpido Erwin, utilizando a los soldados como piezas de ajedrez y a sus amigas como objetos sexuales.

-En el fondo, no tenemos derecho a ser felices. Nos entregamos en cuerpo y alma al ejército-

-Exacto. Si alguien se enterara de tu relación ahora, en el peor de los casos, el Tribunal Militar decidiría cuál de los dos debe salir de la Legión. Por donde lo mires, te quedas sola. El ejército fue creado con otros fines… llevamos años luchando para que esto cambie, pero al parecer, los soldados somos solo eso-

Él solo planteó la idea. Mi mundo entero estaba colgando de un pequeño hilo gracias a algo tan normal como encariñarse de alguien.

A mi mente se vino sin duda la pareja más antigua e icono de la Legión de Reconocimiento: Mike y Nanaba. Nosotros lo sabíamos y los protegíamos, como si fuéramos una gran familia. Esos pequeños detalles no pueden ser negados a un grupo de personas que no saben si volverán con vida de una misión.

Petra y Auruo dimitirían si fuera necesario. Planeaban casarse, aun no tenían una fecha, pero ellos se querían.

La esposa de Erd fue soldado de la Legión. En cuanto se conocieron, ella dimitió luego del año obligatorio que se debe estar en alguna rama del ejército, para que no se considerase como huir y la ejecutaran.

Incluso mis padres. Ella, soldado de la Policía Militar. Él, medico de las Tropas Estacionarias. Dejaron el ejército, teniendo que empezar una vida desde la nada misma.

Demonios…

Erwin se retiró de la habitación. Observé a Levi, quien seguía gimiendo cosas inentendibles, delirando de fiebre. Me tomé el tiempo de cambiar todas las compresas de agua y el hielo de su tobillo, pero no quería dejarlo demasiado solo.

Sería una noche muy larga de vigilia. Tomé uno de sus libros y me acomodé a su lado, en la cama. Comencé a hablarle, eso pareció tranquilizarlo.

Leí horas en voz alta. Me detenía solo para preparar café o cambiar de posición y estirarme un poco. La fiebre bajó considerablemente y a eso de las cuatro de la mañana, el enano despertó.

Abrió los ojos y me observó fijamente. Tenía su capa puesta, porque la noche estaba helada, y me había movido a una silla, llevando las rodillas a mi pecho.

Estaba jodidamente incomoda pero por lo menos así no me dormía ni pasaba frio.

-¿Quién demonios eres tú? ¿Y porque apestas a tierra y a hierbajos?- Gruñó. Su tono de voz me hizo reír.

El maldito enano estaba muy convencido de mi muerte. Pero la limpieza ante todo.

Me quité la capucha, dejando mi cabello moverse libremente. Sus ojos se abrieron más aún.

-Apesto a tierra y a hierbas porque cierto enano de mierda no ha permitido que haga nada más que cuidarlo-

-._._._._._. – Mi nombre, sin ningún adjetivo, ni una grosería, ni un apodo. Aquello me devolvió un poco a la realidad.

-¿Cómo te sientes? ¿Necesitas algo?- Le pregunté, poniéndome de pie. En cuanto me acerqué a él, su mano derecha fue a mi mejilla instintivamente.

-Mi pierna duele. Y necesito que estés aquí. Ahora-

Apuntó a su lado en la cama. Incluso se movió un poco, sin quitarme la vista de encima. Suspiré.

-¿Así está bien?-

Solo me recosté a su lado. Ni siquiera fui capaz de sacarme las botas, ni de quitarme las correas, ni la capa. El solo levantó las mantas a su lado y me dejó descansar con él.

-Voy a permitir que entres sucia a mi cama solo porque necesito que estés aquí. Mañana limpiarás todo ¿Entendido?- Murmuró. Volví a soltar una risita. Tuvo la mala idea de tocar mi brazo izquierdo, logrando que chillara como un animal herido.

¿Realmente su mente estaba bloqueando ciertos recuerdos?

Levanté un poco su capa, mostrándole el ensangrentado uniforme que aún no era capaz de quitarme. El me dio una mirada horrorizado, como si acabara de unir el rompecabezas.

-No es nada grave-

-No puedo recordar ni una maldita mierda de lo que pasó contigo ahí fuera-

-No sucedió nada conmigo allá fuera-

-Pensé que estabas muerta, mocosa ¿Dónde carajo estabas?-

Maldición. Dejó de estar tranquilo, mirándome de una manera demasiado amenazante. Ni siquiera quise evitar el tema.

-Protegí a Eren con mi vida, vi a todos morir ante mis ojos, igual que él. El titán femenino fue rápido, tomó una de las cuerdas del equipo con las manos y me lanzó al cielo, literalmente. Perdí la noción del tiempo, no sé cuánto estuve suspendida en el aire, ni cuanto demoré en caer, ni como logré salvarme. Tú sabes perfectamente cuantas veces hemos vivido el mismo terror, así que por favor, no le des más vueltas. Quiero que estés tranquilo-

Levi alzó una ceja con ese comentario. Sus ojos grisáceos no estaban del todo húmedos, pero daba la impresión de que tenía unas ganas de llorar contenidas hace mucho tiempo. Solo lo abrace, en silencio, esperando que se desahogara, o mejor, que se durmiera tranquilo.

-Mierda, guérisseur des âmes-

Su voz totalmente quebrada.

-Por favor, Levi. Debes estar tranquilo, continuaremos nuestras vidas, como lo hemos hecho desde siempre. No nos queda otra opción-

-Debiste entrar a la Policía Militar. Eres una maldita suicida ¿Para qué jodiste tanto tres años en esa mierda de entrenamiento?-

-Para sanarlos-

-Eres muy estúpida, mocosa-

-Me lo has dejado muy claro desde que me conoces-

Enmudeció, escondiendo su cara en mi cuello. Pude sentir algo sutilmente húmedo, por lo que ni siquiera fui capaz de contenerme a mí misma.

Lo acompañé en silencio.

-El otro día soñé con tu madre-

¿Qué?

-¿Aun la recuerdas?-

-Si. Era una jodida vieja loca, pero se parecía mucho a ti-

-Mi madre te adoraba-

-Me recibió en su casa sin siquiera conocerme. De seguro me quería más a mí que a ti, mocosa mal agradecida-

-Fue una buena semana-

Hizo una pausa. Luego, me observó fijamente a los ojos.

-Ella me dio su bendición, lo notó todo, no se cansó hasta sacarme toda la información posible. Le pedí que no te contara nada-

Ahora era yo quien estaba a punto de largarme a llorar ¿Cuánto tiempo llevaba Levi conteniéndose?

-Ya no tienes que continuar ocultándolo. Deliraste, lo dijiste todo y no me diste tiempo ni de sentarme. Eres un jodido idiota-

-Si estaba delirando, no cuenta-

Esta vez me sacó una risa bastante sonora. Luego lo miré un par de minutos, comenzó a quedarse dormido suavemente. Lamentablemente, el sueño me venció, por lo que comencé a soñar con aquella semana de locos en casa.

Pensar, que aquella oportunidad, fue la última vez que la vi con vida.

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Año 845. Erwin no permitió que mi trasero se moviera de aquella silla por lo menos durante seis horas. Escribíamos y escribíamos pergaminos con la misión fuera de las murallas que comenzaría en aproximadamente diez días. Mi mano comenzaba a temblar, hasta que el rubio me dedicó las primeras palabras que no eran de trabajo, alegrándome.

-Quiero que vayan a ver a sus familias, tenemos más que claro que no muchos volverán de esta misión-

Santo cielo, asentí.

-Mamá ha estado enviándome muchas cartas ¿Recuerdas la vez que vino?-

El frunció el ceño.

-Tu madre es una persona…-

-Caótica-

El asintió, yo reí.

-Solo quería conocerte. Siempre le hablo de ti-

-Si vas a verla, envíale mis saludos-

-¡Lo haré! ¿Dónde iras tú?-

-Visitaré la tumba de mi padre, y debo hacer un par de cosas también. Todos los miembros de la Legión tenemos donde ir, menos…-

El aludido entró sin siquiera anunciarse a la oficina del comandante. Los ojos grises del Heichou se posaron en mi un segundo, luego chasqueó los dientes en dirección a Erwin.

-Me quedaré aquí- Soltó.

-¿Y si va conmigo?-

Inocente pregunta. El pelinegro frunció el ceño, luego el rubio sonrió.

-Sería de gran ayuda. El cuartel completo saldrá, si Levi se queda, eso significa que yo también debo quedarme-

-Le enviaré una carta a mi madre ahora mismo. Seguramente mañana tendremos respuesta, pero en realidad, dudo que haya problemas-

Levi no emitía palabra, estaba en su lugar, pasmado, mientras hacíamos planes para él sin consultarle.

-¿Estás de acuerdo?- La voz profunda de Erwin me intimidó.

-Si no queda otra opción, lo haré- Murmuró, notoriamente incómodo. No tenía ese clásico tono enojado, sino más bien, se escuchaba incluso tímido.

Mi cara de sorpresa era kilométrica. Mi relación con Levi mejoro bastante cuando decidí volver a hablarle después de lo sucedido, obviamente, aun me sentía temerosa, pero creí que de ese modo pagaría un poco mi deuda con él. Porque realmente me comporté de una forma estúpida.

Erwin asintió y continuó escribiendo. Me levanté y fui hasta mi habitación, para comenzar a escribir la carta.

Mamá:

¡Adivina quién ira a visitarte! Sí, yo. Imagino tu cara de alegría, o de decepción esperando que fuera el comandante Erwin.

La mala noticia (para ti, creo) es que el motivo de mi visita es que en un par de días saldremos fuera de las murallas, para realizar una misión de reconocimiento habitual. Nada fuera de lo normal, pero como ya se hizo costumbre, nos dan unos días de vacaciones, por decirlo de alguna manera.

También, quisiera pedirte un favor. Llevaré un invitado ¿Esta bien contigo? Es Levi-Heichou, tú conoces su historia, detestaría que estuviera solo durante estos días.

Si aceptas, estaríamos viajando mañana en la noche, llegando durante la mañana a casa.

Di que sí, por favor.

Chiyu.

Mamá conocía mi apodo, incluso a veces ella me llamaba de esa forma.

Envié la carta lo más rápido que pude, recibiendo respuesta al día siguiente. Su letra se veía temblorosa, preocupándome, pero el contenido de aquella hoja me avergonzó hasta el infierno.

Hija:

¡¿Acaso estás jugando con tu vieja madre, trayéndole al hombre más fuerte de la humanidad a casa?! ¡¿Estás diciendo que lo conoceré en persona?!

Viaja ahora mismo pequeña, por favor. Los esperaré con un banquete exquisito.

Lamento mis cortas palabras, pero correré al mercado a comprar lo necesario para recibirlos. Dile que no se preocupe por nada, que es bienvenido el tiempo que él desee.

Ansío su llegada.

Mamá.

Mientras cabalgaba con Levi al lado, ya de camino a mi casa, le mostré aquella carta. Me miró con cara de qué clase de loca escribió esto, yo solo suspiré. Nuestro equipaje era abultado, ya que llevábamos ropa, un par de regalos de la ciudad para Mamá y teníamos puesto el uniforme y el equipo tridimensional, en caso de emergencia.

De noche hicimos una pequeña parada en un pueblo diminuto, para tomar una siesta, comer y alimentar a los caballos.

Ya de día, amaneciendo, llegamos a Shingashina.

Mi casa estaba algo alejada del centro del distrito, solo con dos otras casas más a los lados, en la cima de una pequeña colina, nada difícil de subir.

El prado verde que vio mi infancia me dio la bienvenida. Noté que mi madre tenía un caballo nuevo, por lo que amarré al mío y al de Levi junto a él.

Tomamos nuestras cosas y toqué la puerta.

Ni siquiera me saludó, solo se abalanzó sobre mí, cayéndonos ambas al suelo.

Santo cielo, que mujer más expresiva y animada. Deseé que aquello estuviera más presente en mí. Cuando Levi le ayudó a ponerse de pie, sus ojos se iluminaron.

El enano le extendió la mano, para saludarla.

Ella lo envolvió en un abrazo más educado que el mío.

-Mamá, basta por favor- Murmuré, roja como un tomate por la vergüenza.

-Jovencita ¿Es que acaso no vas a presentarme?-

-Mamá, si lo sueltas podré presentarte-

Ella se alejó, dando un paso atrás, juntando ambas manos en su pecho. Los años pesaban en ella, no era demasiado mayor, pero pequeñas arrugas se formaron en su frente y sus manos. Tenía puesto su delantal blanco, su cabello amarrado en una coleta y vestía un suéter y unos pantalones cómodos.

-Levi Ackerman. Es un gusto, señora. Y gracias por su hospitalidad- El volvió a extender la mano, paciente.

¿Quién es él y que hizo con el bastardo maleducado?

-._._._._._. ._._._._._. , el placer es absolutamente mío, Capitán. ¿Entramos? –

Un hogar normal, como cualquier otro. Aunque absurdamente limpio, porque Mamá seguía siendo médico. Adornos por doquier, escritorios y estantes con libros médicos. En algunos rincones, retratos que inmortalizaban a Mamá y Papá, en algunos aparecía yo, de bebé, otra más grande, luego solo Mamá y yo.

Lo más notorio era el aroma a hierbas, clásico de mi madre inventando cosas, eso sí disgustaría a Levi.

Pero su cara decía otra cosa.

-Hija, llévalo a su habitación. Les prepararé el desayuno-

Mi madre pasó fugaz por nuestra vista, moviéndose rápidamente de un lugar a otro. Acompañé a Levi a la habitación de invitados, que estaba junto a la mía.

-Lo lamento mucho, Heichou. Ella… siempre ha sido así- Murmuré, dejando las maletas de Levi en el armario. La cama era amplia, adornada con un cobertor bordado por ella.

-¿Crees que le moleste si tomo un baño ahora?-

¿Es que acaso el enano no me escuchaba? Estaba muy raro desde que le ofrecí venir conmigo. Negué con la cabeza varias veces.

-La entretendré. Tiene un cuarto de baño para usted solo, está ahí – Apunté a la puerta que estaba a los pies de la cama – Si necesita algo, solo llámeme. Bienvenido a nuestro hogar, espero que se sienta cómodo-

El soltó un tsk, por lo que salí de la habitación. Mi madre me pidió ayuda en cuanto volví con ella, por lo que apenas pude quitarme el equipo y la capa del uniforme.

Mientras cocinaba con ella, realizó el interrogatorio.

-¿Cómo has estado, hija?-

-Muy bien, mucho trabajo, creo-

-¿Y el comandante?-

-Atareado. Te ha enviado saludos, te recuerda muy bien-

-¿Y Hanji-chan?-

-En su mundo. Quiere venir a visitarte de nuevo, pero esta vez no se dio la oportunidad-

-¿Hay algo de lo que deba enterarme entre el capitán y tú?-

¡¿Qué?! Madre, detén esta mierda antes de que me vuelva loca.

-Nada-

-No lo mencionaste durante dos años, hija… si sucedió algo…-

-Tuvimos una discusión muy horrible, eso fue todo-

A mi madre no se le escapaba una. Ella apretó los labios, sabía que mentía, pero no podía contarle que Levi me hirió y luego de dos años me molió a golpes el día de mi cumpleaños, por si fuera poco.

Cuando volví en sí, noté que estaba preparando comida para un batallón completo. En pequeñas porciones, pero eran demasiadas cosas.

-¿Necesitas ayuda, mocosa?-

Cuando me giré, mi mandíbula se salió de su lugar, literalmente. Levi, con el cabello húmedo peinado hacia atrás, con una camisa blanca y una chaquetilla negra y pantalones del mismo color, sin su tonto pañuelo y con un muy, muy jodido buen aroma, aparecía nuevamente ante mí y mi madre.

Ella me golpeó en el hombro.

-Hija, cierra la boca por favor-

-¡Mamá!-

Le pedí al Heichou que llevara un par de cosas a la mesa mientras regañaba mi madre en la cocina. Lo acompañamos luego de unos minutos, mientras le servía el té a Levi y Mamá.

Sabía perfectamente como le gustaba aquella bebida al jodido enano.

-¿Hay algo especial que quiera comer, Capitán, o esto está bien para usted?- Le preguntó mi madre.

El pelinegro me miró, luego a mi madre y le soltó en un perfecto tono de niño bueno:

-Esto se ve exquisito, gracias-

¿Gracias? ¡¿Gracias?! A mí me hubiera mandado a la mierda en menos de dos segundos.

Y comenzamos a comer. Como extrañaba la buena mano de mi madre cocinando, desayuné gustosa y me di el tiempo de comer cada una de las cosas que estaban en la mesa. Levi engullía cada pastelillo que encontraba, o degustaba el pan con mermelada casera, o comía variadas frutas al mismo tiempo.

-¿Usted preparo cada cosa?- Preguntó el enano, al terminar de comer. Yo tenía la mitad de una tostada en la boca.

-Así es. Preparo mermeladas caseras, pasteles y ese tipo de cosas dulces. A veces chocolate, también. Pero ahora está todo muy escaso, así que he pedido algunos favores-

-Nos haces parecer mafiosas- Agregué, con la boca llena. Poco señorita de mi parte, ella me regañó.

-Hay personas que no pueden permitirse pagar una consulta médica y vienen aquí en vez del hospital en el que trabajo, a pesar de no cobrar por hacerlo, la gente se siente en necesidad de entregar algo por el servicio. Algunos me dan dinero a modo de pago, otras personas me dan cosas-

-Es el mal llamado devolver la mano- Agregó Levi. Mi madre asintió.

-Una vez un noble nos trajo carne por el buen diagnóstico de Mamá- Murmuré. Ella suspiró, él se sorprendió.

-Quizás usted probó un poco. Hice un estofado de carne para alimentar a las personas que viven en la Ciudad Subterránea-

-Con unos amigos, si…-

Maldita nostalgia. Mamá le sonreía al Heichou, él colocó una mano en el respaldo de la silla, se reclinó un poco y sonrió levemente.

Hijo de la grandísima…

Alguien mató el momento al golpear la puerta. Llamaban a Mamá, ella se levantó de la mesa rápidamente.

-Lo lamento, pero debo retirarme un momento. Seguramente ese es el aprendiz del hospital, así que iré un momento ¿Estarán bien?-

-Seguro- Respondí sonriente. Levi asintió. Ella me abrazó sutilmente y besó mi cabello, a Levi le tocó solo el abrazo. Que jodida mujer más cariñosa.

Y nos dejó solos.

Baje la vista, en menos de una hora mi madre me avergonzó como quiso frente al Heichou y el seguramente estaría incómodo y…

-Mocosa, basta de darle vueltas al asunto-

Oh. Jodido enano lector de mentes. Se levantó de la mesa y comenzó a llevar los platos sucios al fregadero, por lo que detuve su acción.

-Déjelo. Lo haré enseguida-

-De los dos ¿Quién limpia mejor?-

-Usted es el invitado-

-Piensa que estoy devolviendo la mano. Ahora siéntate y observa como se hace-

Hice lo que él me pidió. Se arremangó la camisa y comenzó a lavar todo con una experiencia y eficacia insuperable.

Mientras más lo miraba, más fuerte me palpitaba el corazón.

Parecíamos…

Parecíamos una jodida pareja de recién casados.


Hola, mis hermosas y hermosos (si es que hay xD) lectores :3 deben saber que me he enamorado oficialmente de todos ustedes, así que les envío mucho amor y abrazos a la distancia. Son los mejores y mas kawaii y pues ya no se que decir.

Respecto al capitulo, bueno, obviamente esta es una parte y luego viene la continuación del como diría una amiga '' pos aquí conociendo a la suegra'' xDD. Saldrá en poco tiempo, porque estaba MUY JODIDAMENTE MOTIVADA escribiendo cuando me di cuenta de que había excedido mi numero de palabras promedio por capitulo.

So...

Espero que les haya gustado.

Ahora, respondo rápidamente sus comentarios:

Yuno Otonashi No, no. No tendría sentido para mi matarnos xD Y pues como tu dices, Isa La Yama me tiene con un trauma que ningún psicólogo me quitará, por lo que puedo decir, que a nadie que no le corresponda morir morirá por ahora xD

Koisshi Saotome Ackerman Espero que te haya gustado este capitulo, que también es muy hermoso, creo :3

Aidil Insisto, no queremos morir (?) con tragikawaii me refería a que todo vaya muy bien... luego muy mal... ya sabes. Ese tipo de cosas.

Apailana Gracias! Un abrazo para ti también :'D El enano siente, de eso estoy segura.

littlechess ¿Es en serio? yo al principio me sentía algo insegura escribiendo esta historia... pero creo que ha evolucionado bien. Muchas gracias.

Hopeless-hikari Aquí esta el siguiente! Y espero que te guste. Y si, el jodido manga esta que arde.

Así que ya saben. Vamos poniéndonos al día con el manga de SNK para evitar spoilers innecesarios. No digan que no lo advertí :D

Setchan.