Capitulo XVII

Observarlo así, limpiando tan meticulosamente y notar que aquello le hacía muy feliz, logró sacarme una sonrisa absolutamente sincera.

Cuando terminó, se giró hasta mí secándose las manos con un paño.

-¿Por qué me miras así?- Gruñó.

-Siempre me ha gustado verle limpiar- Le respondí de manera sincera. Él se sentó nuevamente en la mesa conmigo, con una expresión de no saber si seguir hablando o no.

-La que se hacía llamar mi madre, no era capaz de limpiar un solo centímetro de la casa en donde vivíamos. Y eso me incluía. Crecí en una pocilga asquerosa, por eso tu Padre me conoció. Fui un crío lleno de infecciones hasta que pude independizarme-

Levi jamás mencionaba a su madre, a menos que fuera medio borracho y se le escapara un poco sutil prostituta de mierda sin ningún tipo de cariño en sus palabras. Y menos hablar del padre.

-Papá me llevaba allí para educarme desde pequeña- Comenté. El pelinegro desvió la mirada, incomodo.

-Cuando nos enteramos de su muerte, el doctor le había dejado suficiente medicina a Farlan para mí, que duró años. Hasta que nos llevaron a la Legión, en donde estabas tú -

-Como usted diría, somos muy metiches-

Levi asintió, provocándome una risa.

-Deberías cambiarte de ropa. Iré a recorrer tu pueblo- Soltó, de repente, poniéndose de pie.

-¡Espere! ¿Cree que puede ir por ahí solo? ¿Sabe al menos como llegar?- Chillé. Él solo asintió, así que saqué de mi bolsillo una llave de la casa, para que pudiera entrar.

-¿Qué haces?-

-Le estoy dando una llave. Así podrá moverse libremente si no desea estar aquí- Murmuré, algo apenada.

-No es eso lo que…-

-Sé que no es lo que quiere decir. Pero puedo entender si en algún momento Mamá le hace sentir incómodo y quiere ir a matar a alguien- Reí.

El pelinegro recibió la llave y la guardó en su chaqueta y volvió a asentir, saliendo de la casa, dejándome absolutamente sola. Tomé un baño también y revisé mis cosas para ver que ropa podía usar. Al parecer Mamá compró cosas para mí, estaban encima de la cama, así que decidí usar una camisa a cuadros roja y negra, junto con unos pantalones grises.

Recorrí el lugar para saludar a los vecinos, entreteniéndome durante horas. Luego caminé sin rumbo hasta llegar a un bosque bastante alejado, donde la gente solía sacar madera, recostándome en la sombra agradable que los arboles me brindaban.

Mi mente fue directamente hasta Levi. ¿Por qué demonios cambio tanto su apariencia? ¿Por qué se veía tan bien? ¿Por qué se comportaba de esa manera?

Mierda.

¡¿El maldito enano quería cortejar a mi madre?!

Volví a mi casa dando grandes zancadas, dispuesta a encarar a Levi para que relevara sus verdaderas intenciones. Al entrar, los encontré conversando sobre alguien en la mesa, al parecer terminando de comer.

Era una jodida idiota. Los observé largos minutos antes de darme cuenta de que parecían madre e hijo. Levi necesitaba una figura así, y seguramente no tenía idea de cómo comportarse con ella o conmigo.

No quise parecer maleducada, así que tosí para anunciarme.

-¡Donde estabas, hija! El Capitán lleva un buen rato esperándote. Casi va por ti-

-Caminando, Mamá- Respondí de una manera arisca. No me sentía de humor para regaños absurdos, así que fui hasta mi habitación y me lance sobre la cama.

Nadie me molestó, por lo que dormí una siesta especialmente larga aquel día. Desperté cuando el sol casi ya no entraba por mi ventana, así que busqué a mi madre por la casa.

-¿Estas bien?- Soltó con su voz de inocente. Asentí, disculpándome un poco por mi actitud.

-Creo que estoy algo estresada- Respondí.

-El bar está abierto hoy ¿Por qué no vas con él?-

¿Qué clase de madre haría ese comentario?

-No sé si le gustarán esos lugares, Mamá-

-Esta fuera, alimentando los caballos. Pregúntaselo tú misma-

Me empujó hasta fuera de la casa. Levi tenía la costumbre de dejar que su caballo lamiera el dorso de su mano, parecía que así se comunicaban el uno con el otro.

Cuando me vio, frunció el ceño.

-¿Esa es la actitud normal para tratar a tu madre, mocosa?- Dijo, con un tono ciertamente enfadado.

-Lo siento. Esto me tiene realmente confundida… - Suspiré, ayudándolo. Los caballos relincharon fuertemente, asustándome.

-Créeme ._._._._. que tampoco estoy en el paraíso. ¿Cómo demonios crees que se siente una persona que no tuvo una madre conociendo a una real? –

-¡Lo que menos quiero es que se sienta incomodo aquí, Heichou! – Le grité. Al parecer fui demasiado ruda porque el frunció el ceño y retrocedió – Ni tampoco pretenda ser alguien que no es. Lo conozco hace años y sin importar lo que haya o no pasado, Mamá y yo le ofreceremos un hogar con nosotras-

Me crucé de brazos. Él estaba sorprendido.

-¿Tanto te preocupo, basura?- Murmuró. Podía entender que el enano estuviera algo sensible y quizás afectado por todo lo que sucedía, pero ¿A este extremo? ¿Qué sucedía con Levi?

-Obviamente- Respondí de manera simple, él desvió la mirada y rodó los ojos – En realidad quería preguntarle algo, porque lo veo muy nervioso y eso me pone nerviosa a mi ¿Quiere salir esta noche? Hay un bar, aquí cerca y…-

Maldición. Me escuchaba a mí misma y parecía que estaba invitando a una cita al enano ¿En qué minuto esto se volvió tan estúpidamente raro?

Para mi sorpresa, el asintió.

-Come algo y vámonos, iré a asearme- Se miró las manos, donde el caballo le lamió y me dejó hablando sola nuevamente.

No le obedecí, sino que también tomé una ducha. Me vestí acorde a la ocasión, con colores más oscuros para no llamar tanto la atención.

Cuando volví a verlo, seguía viéndose tan jodidamente bien como en la mañana. Endemoniado enano. Tomé un pequeño pastel que había sobre la mesa y lo comí rápidamente.

Mamá nos despidió agitando su mano desde la puerta. Levi caminaba con las manos en los bolsillos, como si no estuviera interesado en absoluto por lo que nos esperaba.

Llegamos hasta una casa de muy buena apariencia por fuera. Toqué la puerta y un hombre grandulón abrió y me observó fijamente.

Él me conocía, seguramente.

-Hola, guapa ¿Hay buen clima, no crees?- Preguntó. Estúpidas claves.

-Sí, pero mi amigo y yo siempre salimos con un paraguas- Le respondí. Sonrió y nos dejó entrar, encaminándonos hasta unas escaleras que daban a un subterráneo.

-Ya sabes el camino. Que tengan una buena velada- Soltó. Asentí, a pesar de su frase con doble sentido.

Bajamos hasta llegar con una chica, que nos guió hasta un rincón apacible en el bar. Un sillón para dos personas y una mesa pequeña en frente con solamente una vela encendida que la adornaba. El resto del lugar era de lo más normal, con muchas butacas para sentarse, un espacio en el centro, parecido a un escenario y sin mencionar que estaba repleto de parejas y grupos de amigos.

El bar tenía tenues rastros de aroma a tabaco, alcohol y otras cosas. A Levi no pareció molestarle en absoluto nada de ello, pero cuando se sentó a mi lado, me interrogó.

-¿Qué mierda fue eso de allá arriba?-

-Es algo así como un código. En nuestro caso, damos a entender que somos soldados pero que no abriremos la boca ni ellos tampoco –

-¿Desde cuándo bebes?-

-Desde que entré al ejército-

Frunció el ceño. Quizás quería regañarme, pero no podía ocultarle la verdad. A cambio de eso, le sonreí.

-¿Qué puedo traerles esta noche?-

Una jovencita, demasiado diría yo, tenía papel y lápiz en sus manos y nos miraba con una sonrisa amable. Observé a Levi un segundo.

-Whisky- Respondió el pelinegro.

-Una botella de whisky y un vaso para mi amigo, una botella de gin, jugo de naranja y un vaso para mí-

La chica me dio una mirada divertida y asintió, retirándose. Levi en cambio, se sorprendió.

-No te ayudaré si te emborrachas demasiado- Soltó.

-No sucederá nada- Respondí con una amplia sonrisa.

Nuestras bebidas llegaron mientras teníamos una interesante plática sobre trabajo, pero en cuanto Levi comenzó a beber, toda seriedad se desvirtuó.

Jamás lo vi así. Ni siquiera en las pequeñas reuniones que se formaban en la Legión de Reconocimiento. Con las mejillas enrojecidas y la botella con menos de la mitad del licor, el enano estaba en un éxtasis absoluto a mi lado.

A media noche unos chicos le pidieron una frase a cada uno de los presentes para inventar una canción y animar el ambiente.

Levi sin quitarme los ojos de encima, soltó algo que me dio vueltas en la cabeza toda la noche.

Encontrémonos fuera de los muros, en algún lugar que no esté marcado en los mapas.

¿Aquello significaba algo especial para él?

En cambio la mía fue más simple y predecible. Un toque melancólico que dejaba más que obvio mi condición de soldado.

¿Recuerdas el día que nos conocimos? Es doloroso para mí, porque nadie quiere morir tan rápido.

Mi botella estaba vacía para cuando Levi decidió que era suficiente y no podía tolerar más. Le sonreí plácidamente, demostrándole que no estaba tan mal como él.

-Mocosa de mierda…- Arrastrando las palabras intentó ponerse de pie, cayéndose sobre mí. No pude contener mi risa, ayudándolo.

-¿Esta demasiado mal?- Pregunté. Lo sujeté contra mi cuerpo, para que se apoyara en mí.

De manera lenta subimos las eternas escaleras. Fue ahí donde sentí el primer mareo producto del alcohol, nada demasiado grave, comparado con Levi.

-No…-

Todo su cuerpo decía lo contrario. Ya en la calle, caminamos a su paso, tambaleándonos en todas direcciones.

-Heichou. Súbase a mi espalda o jamás llegaremos a casa- Solté.

-¿Estás loca, ._._._._._.?- Me dijo de repente. Supongo que sí, un poco.

-Estoy hablando en serio-

-Te bebiste una botella completa… ¿Cómo…?-

-Tengo buena resistencia ¿Subirá o debo cargarlo como a una princesa?-

-No seas insolente, basura-

-Lo siento…-

Tuve un ataque de risa en medio de la noche. Verlo así era tan gracioso, despeinado, con la camisa medio abierta. Sus mejillas sonrojadas y sus ojos entrecerrados.

-¿Qué te parece tan gracioso?-

Y como arrastraba las palabras. Gracias al cielo aun podía entenderle.

-Siendo sincera, arriesgándome a la paliza de mi vida… usted-

Soltó un tsk. Vencido y borracho como el infierno, dejó que lo cargara hasta casa. Tuve que golpear la puerta, no siendo capaz de apuntarle al agujero donde va la llave de mi propio hogar, por lo que mi madre en medio de carcajadas y preocupación abrió.

Nos vigilaba de cerca. Creo que jamás, al igual que yo, imagino a Levi así. Le hice una seña para que esperara mientras recostaba al enano en su cama.

-Quédate aquí, ._._._._._. – Murmuró de repente. Me observaba fijamente mientras le quitaba las botas para meterlo bajo las mantas y acunarlo como un bebé.

-Lo haré, Heichou- Suspiré. Era una jodida mentira, pero mi experiencia me enseñó a jamás pelear con un ebrio.

-Ven aquí-

Mierda. Su voz… estaba ronca.

¿Qué demonios pensaba el enano?

Me acerqué un poco a él, como pidió. Sus manos agiles me dejaron a horcajadas sobre su cuerpo, estremeciéndome.

Jodido enano pervertido ¿Acaso quería violarme o algo así?

Y mi madre mirando desde el marco de la puerta con un jodido ataque de risa… en vez de ayudarme.

-Levi, esto no es correcto- Murmuré. Estaba demasiado cerca de él, un poco más, y mi nariz chocaría con la de él.

-Me importa una mierda, guérisseur des âmes. Lo haremos y ya-

Hijo de puta. Pensé en golpearlo hasta que se me cayeran las manos, pero fui paciente y entendí su condición.

-Entonces, cierra los ojos-

Inventé una voz lo más seductora que encontré. Mi madre se calló, por fin, mirando atenta mis movimientos.

Y en cuanto el enano cerró los ojos, comenzó a roncar de manera exagerada. Suspiré cuando escuché a mi madre volver a reír, mientras terminaba de arropar a Levi para que estuviera cómodo.

-Hija, eso fue muy…-

Nos dirigimos hasta la cocina, en donde ella me preparó un té.

-Lamento que hayas tenido que ver eso, Mamá-

-Fue divertido- Soltó.

-El Heichou estaba absolutamente fuera de sí. Él no es así, te lo puedo asegurar-

-Lo tengo más que claro, Chiyu. El Capitán necesita distraerse del universo en el cual está viviendo. Quizás esta no es la forma, pero sé que requiere de alguien para escapar-

-¿Hablas del motivo?-

-Él ya lo tiene, hija. Pero está cuidando del motivo más que de sí mismo. Eso será peligroso en el futuro, porque el Capitán es ser humano igual que tu o que yo. La carga de ser el más fuerte, de la perdida de sus amigos, su pasado…-

Mamá se veía demasiado preocupada. Al parecer tuvo una extensa conversación con Levi mientras no estaba.

-Levi Heichou ha cuidado de mí y yo de él durante todo este tiempo, que ya no recuerdo cuantas veces ha pasado. Lo vigilaré de cerca, no estés preocupada, Mamá- Suspiré. Ella palmeó mis mejillas como una madre regañaría a su hijo, mientras me enviaba a dormir.

Esa noche no fue demasiado tranquila. Al recostarme pude escuchar como Levi vomitaba hasta el alma en varias ocasiones, por lo que estuve con un ojo abierto la mayoría de la noche. Luego escuché a Mamá en la mañana llevarle un té y seguramente un medicamento, antes de ir al hospital.

Me levanté pasado el mediodía, en búsqueda de algo para comer. La juventud todavía estaba de mi lado, por lo que no sentía ningún malestar a parte de un leve dolor de cabeza ganado con justificación.

El cuerpo endemoniado de Levi salió de su habitación dos horas después. Me miraba con una expresión entre odio profundo y ganas de asesinarme, yo le devolvía sonrisas tímidas de lastima.

-¿Qué demonios fue lo que hicimos anoche, ._._._._._.?- Su voz rasposa por la mala noche me hizo reír.

-Bebimos un montón - Respondí, ofreciéndole té. El aceptó a regañadientes.

-Sabes que no me refiero a eso-

Oh. ¿Levi de verdad pensaba que dormimos juntos?

-Santo cielo, Heichou, estamos en casa de mi Madre. Lo cargué durante todo el camino y lo arropé en su cama. Nada más ni nada menos- Gruñí, ciertamente espantada.

Él asintió, se veía aliviado.

-Necesito una ducha- Se quejó – Pero…-

-Use mi habitación. Limpiaré enseguida-

Podía imaginarme el desastre en el cuarto de baño de Levi.

-Lo siento-

Su voz era tan sincera. Solo reí en mi lugar, me coloqué un pañuelo en la nariz y guantes para comenzar a trabajar.

Era increíble como una persona así de pequeña creara un caos tan grande. Dejé todo reluciente y luego de lavarme las manos por casi media hora, comencé a cocinar.

Preparé una sopa para todos. De reojo pude ver como Levi se paseó por su habitación y la mía con solo una toalla atada a la cintura.

Para cuando terminé, serví sopa para los dos, ya que Mamá aun no aparecía. Encendí la chimenea y me acomodé en el sillón que estaba frente a ella, dejando ambos tazones sobre una pequeña mesa.

Levi se sentó a mi lado. Comió en silencio sin siquiera dirigirme la mirada, y cuando ambos terminamos, se puso de pie rápidamente para limpiar los platos.

Pensé que iría a su habitación, por lo que tomé un libro de medicina y comencé a leer atentamente. El enano volvió a sentarse a mi lado, esta vez con una manta en las manos.

-Detesto el frío- Murmuró, sentándose.

-Yo también, por eso encendí la chimenea- Respondí, sin desviar la mirada. Pasados los minutos, Levi estaba cada vez más cerca de mí, seguramente, dormitando.

-Isabel siempre hacia esto con Farlan cuando el frío era demasiado en el subterráneo- Murmuró. Apoyó su cabeza en mi regazo, sorprendiéndome. Se recostó totalmente en el sillón, cubriéndose con la manta – Nunca entendí a esa mocosa estúpida, ni por qué me decía hermano… Y esos dos idiotas creían que no me daba cuenta de lo que pasaba entre ellos… -

Cerré el libro y lo dejé a mi lado. Apoye mi brazo en su hombro, dándole leves palmaditas, como si fuera un niño.

-Usted tiene esa apariencia de hermano mayor, supongo que Isabel necesitaba alguien que la encaminara. Y Farlan era… bueno, Farlan. La mitad de las chicas de la Legión iban tras él- Reí.

-La mocosa era demasiado animada para el estilo de vida que tuvo antes de encontrarnos. Fue maltratada por su familia- Me confesó aquello, sorprendiéndome.

-Los tres tenían una historia oscura allá abajo- Agregué.

-Lo tuyo tampoco es un cuento de hadas-

-Pero viví bien. Jamás me pasó nada, ni sentí hambre, ni frío. Mi vida cambió cuando Papá murió frente a mis ojos, sin poder hacer nada cuando tenía doce años. Siento culpa aun-

Levi se tensó, pude notarlo. Sentí como su mano tibia se juntaba con la mía.

-Eso es algo que tenemos en común-

Luego su respiración volvió a ser normal, casi lenta. Se había dormido.

Nuestros días juntos volvieron a ser calmados luego de eso. Mamá insistía en bromear con nosotros, regañándome y regañando a Levi como si fuéramos hermanos.

Y lloró desconsoladamente cuando tuvimos que despedirnos de ella. A mí me abrazaba como si no quisiera dejarme ir, a Levi, le tomaba las manos y le balbuceaba cosas.

-Hija… vuelve, por favor- Murmuró. La abracé fuertemente y besé su cabello, como ella haría conmigo.

-Lo haré. Vendré cuando pueda, no te sobre exijas demasiado. Cuídate y te enviaré una carta cuando regresemos-

Ella asintió. Me subí a mi caballo y esperé a que se despidiera del enano. Escuché muy poco de las palabras que cruzaron. Mamá termino abrazándolo de igual modo, no sé si incomodándolo, pero sabía que él no era precisamente fanático de aquellas muestras de afecto.

Cuando salimos fuera de las murallas, ella estaba ahí. Nos despidió con gritos de aliento y esperanza.

Para mi mala suerte, cuando volvimos, no pude encontrarla por ningún lado. La muralla destruida, los titanes caminando cerca de mí ya no existente casa, ni rastros de sangre que me dieran alguna pista.

Con ayuda de una pequeña tropa, estuve durante minutos buscando.

-Chiyu, debemos limpiar esta ciudad y ayudar en la evacuación- Gritó Hanji, cabalgando cerca de mí.

-¡Maldición, Hanji, es mi madre!- Grité de vuelta, con lágrimas en mis ojos. Corrí por sobre los escombros de mi casa.

Vi un retrato de Mamá, Papá y yo.

Mis piernas fallaron, cayéndome al suelo. Las katanas tintinearon a mi lado.

No quedaba nada.

Estaba sola.

-¡._._._._._. , cuidado!- Volvió a gritar Hanji.

-¡Mocosa inútil, sal de ahí ahora mismo!- La voz de Levi se escuchaba lejana…

¿Por qué?

Fue ahí cuando un titán me golpeó. Estuve semiconsciente durante horas, sin poder emitir palabra, sintiendo mi cuerpo destrozado.

Recuerdo varias palabras que se dijeron a mi lado.

Necesitamos ayuda. Está demasiado mal.

Si no encontramos a alguien que sepa lo mismo que ella, morirá.

¡Leeré sus libros! ¡Lo lograremos!

Mierda mocosa… ¿Qué demonios estabas pensando? ¿Recuerdas cuando me ofreciste un hogar? Ahora yo seré tu familia. Todos nosotros.

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-Oye, ._._._._._. –

Levi me movía de un lado a otro, observándome con preocupación. Abrí los ojos y me costó un poco orientarme. Sentí que estaba cubierta en sudor.

El sueño alegre terminó en pesadilla.

-Lo lamento- Murmuré – Se supone que debía cuidarte-

El negó con la cabeza.

-¿Mal sueño?- Preguntó. Asentí.

Me puse de pie de manera lenta. Sentía que estaba algo mareada, seguramente por la pérdida de sangre, pero nada grave.

Debía limpiar esa condenada herida o se infectaría.

-Tomaré un baño, volveré enseguida ¿Necesitas algo?-

-Hazlo aquí- Soltó. Parecía más una orden que una sugerencia.

-Bien. Iré por otro uniforme, este está destruido- Suspiré.

Salí de la habitación de Levi y el cuartel de la Legión de Reconocimiento estaba literalmente vacío. Ni siquiera los nuevos reclutas aparecían.

-¡Sensei!-

La voz de Kaito me asustó.

-¿Qué tal, Kaito? ¿Cómo esta Hanna?-

-Ella está bien. Aun no despierta, pero es mejor que la dejemos descansar ¿Usted cómo está?-

-Bien. Me cambiaré, o las suturas se infectaran. Pasé la noche vigilando a Levi-

-El Comandante Erwin me dijo que tuvo alucinaciones por la fiebre-

-Si. Pero ya está mejor-

-Que bien. Por cierto, la Mayor Hanji ha pedido que no use el uniforme el día de hoy. Tendremos un receso por lo que pasó- Suspiró – Y el Comandante quiere reunirse con usted y Levi Heichou en un par de horas-

-Pude notar que no hubo campanadas hoy-

-Sí, el Comandante Erwin lo pidió-

Erwin estaba jodidamente preocupado por todos, a su manera.

-Estaré en el comedor en una hora más. Búscame ahí, por favor, si necesitas ayuda-

-¡Si, Sensei!-

Y se alejó de mí. Entré a mi habitación y tome lo primero que encontré. Volví rápidamente con Levi, quien desobedeciéndome, estaba de pie con la bañera lista para ser usada.

-No puedes caminar aun- Solté, algo enfadada. El chasqueó los dientes y le quité la férula del pie, luego el vendaje. Terminó de desvestirse el solo y le ayudé a que se metiera en el agua caliente.

Lo observé largos minutos.

-¿Qué esperas?- Me dijo. Volví en sí. Me quité la ropa y el vendaje del brazo, no le permití que mirara demasiado y lo acompañé.

Se sentía tan a gusto…

No nos tardamos demasiado. Levi a duras penas podía caminar, por lo que fui su muleta humana la mayor parte del trayecto.

Ya en el comedor, absolutamente vacío, le preparé un té y me senté a su lado. Él, siempre en la cabecera, como estábamos acostumbrados.

-Pon tu pie aquí. Así dolerá menos-

Apunté a mi regazo, el solo obedeció. Me observaba en silencio y tomó mi mano, entrelazando sus dedos con los míos.

-También te duele- Murmuró. Asentí con una sonrisa.

A los pocos minutos entró Eren al comedor, pero Levi ni siquiera hizo un esfuerzo por separarse de mí.

-¿Quieres algo, Eren?- Le pregunté, con intención para ponerme de pie. El negó rápidamente.

-No se preocupe, puedo hacerlo yo mismo- Respondió. Y volvió con una taza de té para mí también.

-¿Cómo te sientes?- Insistí.

-Bien. Es el poder de titán… hace que sane más rápido- Suspiró. Luego nos observó incomodo a mí y a Levi.

-¿Qué tienes, mocoso?- Gruñó el pelinegro.

El castaño, un poco dudoso, apuntó a nuestras manos unidas. Y luego sonrió un poco.

-Levi Heichou está adolorido y me está quebrando la mano en este momento- Comenté de manera inocente.

-No digas basuras, ._._._._._. . La mocosa es mía, fin del asunto, no digas una palabra de esto a nadie o me encargaré de matarte ¿Entiendes?-

Me sonrojé y el castaño también.

-¡No se lo digas de esa forma!- Chillé.

-¡Levi Heichou y ._._._._._. Sensei!- Soltó, como si no pudiera creerlo.

-Basta- Murmuró Levi. Ambos asentimos, avergonzados, por lo que Levi me soltó, solo dejando su pie lesionado en mi regazo – Están tardando. Erwin y sus malditos me están haciendo esperar… La Policía Militar llegara primero, seguramente está estreñido de nuevo-

Reí suavemente, Eren sonrió.

-Heichou, está muy conversador hoy- Le dijo el castaño.

-No seas idiota, soy una persona muy conversadora-

Luego de eso, se quejó y tocó su pierna. Le miré alarmada, masajeando suavemente para intentar calmar su dolor.

-Lo lamento. Si hubiese decidido bien aquella vez, esto no…-

-Te lo dije. Nadie conoce los resultados-

Dicho esto, Erwin, junto a Mikasa, Armin y Jean entraron al comedor. Eren se puso de pie de inmediato, Levi y yo obviamos la formalidad.

-Disculpen la demora- Soltó Erwin.

-No… ¿Muchachos?- Preguntó Eren, confundido.

-Hemos identificado quien probablemente sea el titán femenino. Lo capturaremos esta vez- Comentó el comandante, sentándose a mi lado. Los demás chicos se acomodaron en las sillas libres- La operación comenzara en dos días. Tendrá lugar en Stohess, ya que pasaremos por ahí para ir a la Corte. Es la última y única oportunidad que nos queda, si no lo logramos, tendremos que ceder a Eren y será más complicado aún atrapar a quienes planearon destruir los muros-

Le entregó un papel a Levi y otro a mí, mientras explicaba el plan a los nuevos cadetes.

Mierda. Al parecer el titán femenino fue compañera de Eren y los demás.

-El nombre de la chica es Annie Leonhardt-

Eren se alteró al escuchar ese nombre. La misma expresión que tomé yo al continuar leyendo el documento.

La letra de Erwin era demasiado clara para no entenderla.

Desde hoy, ._._._._. ._._._._. es parte del equipo de Operaciones Especiales, siendo Capitán junto a Levi Ackerman.


¡Hola! Espero que les haya gustado este capitulo. Agradezco sus comentarios en el capitulo anterior, son las mejores!

Setchan.

PD: Si hay alguien aquí que esta leyendo Luces, sepan que fui a ver Avengers AOU y ha matado todos mis shippeos y mi inspiración para la continuidad con el fic xD Inventaré algo para no defraudarlos, pero fue un golpe directo en mi kokoro :(