Mierda, la mocosa.
Puedo sentir un sabor desagradable y amargo subiendo por mi garganta. Maldición, el equipo… mi equipo, aniquilado por completo.
Me detuve sobre el árbol donde yacía el cadáver de Petra. Jodido mocoso ¿Qué demonios está haciendo? ¿De verdad cree que el solo lo lograra?
Los mejores cuatro soldados… dieron su vida por él.
Aunque quizás… sean cinco.
-._._._._.- Su nombre se me escapo de los pulmones como un último aliento. Su voz cálida no me responde.
Ella no responde.
Está muerta.
-¡._._._._._.!- Un segundo intento desesperado fluye desde mi interior. Nada.
Jodida mocosa, aparece, dime que estás jugando, que te estas escondiendo para darme un disgusto y luego calmarme.
Solo como tú sabes.
No ahora, guérisseur des âmes. No cuando estás haciendo efecto en mí.
Capitulo XVIII
Erwin hizo una seña con su mano en dirección hacia mí, indicando que debíamos salir un par de minutos de aquella reunión. No fue capaz de llevarme hasta su oficina, si no que apoyo la espalda en las heladas murallas de piedra del cuartel.
-¿Hanna y Kaito están listos?- Preguntó.
Cielos, me atrapó por sorpresa.
-Ella tiene más experiencia. Él aprende rápido, así que sí. Ambos- Respondí. Siento orgullo de mis polluelos, por decirlo de alguna manera.
-Bien. Ellos tomaran tu lugar. No puedes distraerte siendo la sensei mientras esto dura- Soltó, sorprendiéndome.
-No es una distracción, Erwin. Es mi jodido trabajo- Bufé.
-¿Cuál es el diagnostico de Levi?- Volvió a preguntar, ignorándome. Me crucé de brazos.
-Tiene que descansar por lo menos un mes en cama, porque el dolor no le dará tregua. No en un tiempo-
-Eso es algo que ambos sabemos que no hará. Por eso serás capitán junto a él. Si no atrapamos a la chica mañana, dentro de las murallas, lo haremos fuera. Eventualmente tendremos que salir más pronto que tarde… es por esto mi decisión. Y él, en estas condiciones, será más una carga que un apoyo-
-Estoy a tus órdenes. Lo sabes-
Levi me asesinará.
-Hablaré con él. Sea lo que sea que está pasando entre ustedes, no debe afectarlos. Los necesito atentos, fuertes y decididos. Como siempre-
No pude evitar sentir mis mejillas hervir. Estúpido Cejotas.
-Le reitero, Comandante, que estoy a sus órdenes-
Esta vez soné como un animal gruñendo. El me ignoró, hablándole a un soldado que pasaba de camino. No alcancé a escuchar del todo, pero el rubio me invitó a entrar nuevamente en la reunión.
Armin hablaba enérgico, mientras Jean y Mikasa tomaban notas en un papel. Eren parecía estar en otro mundo, sumido en sus pensamientos.
Cuando volví a sentarme al lado de Levi, sentí su mirada grisácea gélida jodidamente enojada.
-Bien. Si ya está todo claro, me gustaría que cada uno de ustedes guarde sus anotaciones. Habrá aquí una reunión con algunos soldados de la Legión de Reconocimiento en un par de minutos. Esto es estrictamente confidencial, menos lo que hablaré cuando estemos todos-
Rápidamente el bullicio entro al comedor de la Legión. Erwin, siempre claro y conciso, presentó nuestro plan para el día de mañana. También, nombró a Hanna y Kaito como los nuevos médicos del equipo. A mí, como la nueva capitán, dejándome al mismo nivel que Levi. Luego de eso, dio sus últimas instrucciones y el comedor se vació.
Observe a Levi. Su ceño fruncido ya no denotaba enojo, si no, dolor.
-Vamos. Debes descansar- Solté, ofreciéndole la mano para que se levantara.
-A la tuya- Murmuró, sin ánimos de pelear. Le ayudé a caminar hasta mi habitación sin ser vistos y entramos rápidamente.
Lo acomodé en la cama y me senté a su lado, mirándolo para que soltara alguna palabra.
-¿Estás enojado conmigo?- Fue lo único que logre decir. El suspiró como si mi pregunta fuera la mayor estupidez de la vida.
-Lo que haremos es jodidamente peligroso, mocosa. Y yo estoy destinado a estar postrado en una carrosa de mierda cuidando del mocoso, mientras tu…-
-Son mis instrucciones. Así me siento todo el tiempo cuando tú sales fuera de las murallas y yo me quedo aquí cuidando de las hierbas-
Mi tono fue lo suficientemente desagradable para que el reaccionara.
-Duele mucho. No sé qué hacer-
Mi corazón se encogió. Jamás lo había escuchado así.
-Creo entenderte, Levi. Por favor, haz el tratamiento que te indiqué. Entre más rápido sanes, menos preocupaciones tendrás-
-¿Por qué debes vestirte como hombre?- Soltó, con una mirada confundida.
Ah, eso.
-No responderé. O tu viejo y cansado corazón sufrirá un infarto- Sonreí. Frunció el ceño nuevamente.
-¿Ese es tu juego, basura?- Gruñó.
-Si no te cansas de esto voy a sedarte durante una semana ¿Entendido?- Bufé. Su expresión cambió y comenzó a divagar sobre mis informes y la misión de mañana.
No sería gracioso explicarle a Levi que sería un señuelo. Según Armin, la chica entiende todo a pesar de su forma de titán. Ella cree que estoy muerta, por lo que la sorprenderé y seguramente me seguirá.
Sera una buena forma de intentar capturarla.
Entrada la noche, me escabullí para conseguir algo de cena y té para Levi y para mí. Era tranquilizante tenerlo en mi habitación sin tener que estar presionados a que nos descubran. Su actitud era algo diferente a la habitual, pero seguía siendo el enano gruñón de siempre.
Las horas pasaban y ambos no podíamos conciliar el sueño, hasta que decidí dar por terminados mis informes y recostarme a su lado.
El repasaba sus instrucciones.
-Necesito que me quites esa mierda del tobillo. Vamos a dormir-
Asentí. Un gruñido salió de su garganta al tocarlo y luego de arroparlo como a un niño, me metí a la cama solo quitándome los zapatos.
-Te daré tu espacio. Eres libre de despertarme si te golpeo el pie o algo así- Murmuré, tensa.
El me observó confundido. Apagué la vela a mi lado y miré el techo durante un tiempo.
Y a los pocos minutos, lo tenía acurrucado contra mi durmiendo. Sonreí.
Aquella mañana fue caótica. Ayudé a Levi a vestirse como un hombre decente, parecía un novio directo a su matrimonio. Aunque el traje le quedaba algo grande.
En cambio el me ayudó a vendar mi pecho y a trenzar mi cabello, para luego ocultarlo bajo una peluca.
Si. Parecía un hombre, pero mi voz me delataba.
Antes de salir de la habitación, tomé a Levi por el hombro.
-No hagas ninguna estupidez- Suspiré, citándolo. El enano se giró inundándome con su mirada plateada llena de nerviosismo.
-No mueras, ._._._._._. –
Sonreí y negué varias veces con la cabeza. Luego de eso, me besó por un largo minuto y abrió la puerta para subirse al condenado carruaje, con Jean disfrazado de Eren.
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Puedo ver a esa pequeña hija de puta por sobre el tejado donde estoy escondida. La maldita no quiere entrar al túnel.
¿Por qué…?
No. La bengala. La explosión.
¡Mierda!
-¡No dejen que se mueva de esta área, avancen!- Grité a unos cuantos soldados que estaban a mi cargo. La mayoría estábamos ocultos bajo nuestra capa de la Legión de Reconocimiento.
Vi a Mikasa revoloteando sobre ella, pero luego cayó a un costado de las calles. Mi tropa trataba de detenerla de cualquier modo.
-¡Cuidado con las cuerdas!- Volví a gritar. Demonios, ella es inteligente.
Me enfoqué en los tendones de sus tobillos para intentar que cayera al suelo. A mi ataque se unió una malherida Mikasa, con el odio saliendo por sus poros.
Los soldados que luchaban a mi lado caían uno a uno, por la experiencia de la titán. De pronto escuche la voz de Jean.
Maldición ¿Tan rápido?
-¡Oye, Annie!- Grité. Ella detuvo sus movimientos de inmediato, girándose hasta mirarme fijamente. Corrió en mi dirección mientras me quitaba la capa y la peluca, lanzándolas al viento -¡Creo que te faltó alguien la última vez!- Me encargue de quedar frente a ella, mirándola a los ojos – Voy a ser la que te asesine ahora, sin fallar-
Tal como se predijo, la titán comenzó a correr en mi dirección. Delante de mí volaban Armin junto a Jean, mostrándome el camino.
Sentí el roce de sus dedos en varias ocasiones, pero no logró capturarme. Antes de ello, fue inmovilizada un par de minutos por Hanji y su tropa.
Maldición. Mi brazo malherido hormiguea, quizás por la sobrecarga de fuerza realizada. A mi lado se unió Kaito mirándome preocupado.
-Capitán- Soltó. Frunciéndome el ceño, me masajeó el hombro herido.
-Sensei- Respondí. Sonreí para calmarle, inútilmente – Vamos, Kaito. No puedo darme el lujo de descansar ahora-
-Solo no haga fuerza innecesaria. Hanna me regañará si le sucede algo-
Oh. La nueva Sensei oficial de la Legión tiene su carácter. Logro divisarla desde mi posición, en un trabajo considerablemente más calmado. No puede moverse demasiado por la contusión, pero está haciendo su trabajo.
Ella me observo un segundo, sonriendo, hasta que el ruido que hizo Annie en su forma de titán me asusto. Se liberó de las trampas, comenzando a correr hacia el centro de la ciudad.
-¡Todos tras ella!- Grité, alejándome de Kaito de forma brusca. La seguí en compañía de Jean, Armin, Mikasa y Hanji, cada uno dando su mejor esfuerzo para detenerla. La chica pelinegra fue la que más daño intento causar, siendo golpeada por Annie.
-¡Mikasa!- Chilló Armin, girando la cabeza hacia atrás. Su expresión de terror me distrajo.
-Avanza, Kaito se encargará de ella- Le dije para calmarlo. El chico a su lado asintió, apoyándolo también.
La titán se detuvo cuando escuchamos la segunda explosión. Eren apareció corriendo tras nosotros, golpeándola fuertemente, incluso lanzándola al suelo. Comenzaron a luchar y a correr, cuando di la señal para acercarnos a ellos.
-Al parecer esta vez tiene el control- Murmuró Hanji.
-Si. Pero hasta ahora, Eren no ha vencido al titán femenino- Agregó. Las memorias en el bosque de árboles gigantes regresaron a mi mente.
-Ahora que se transformó, debe prepararse para luchar- Jean interrumpió a su amigo.
-Esta vez necesitará dar mucho más- Agregué, casi en un murmuro.
Mientras seguíamos avanzando, lograba ver la destrucción que ambos titanes dejaban en la ciudad. Realmente esta misión era un todo o nada.
-Buntaichou, si siguen así, destruirán la ciudad entera- Comentó un soldado, dirigiéndose a Hanji.
-Son órdenes de Erwin. Prepárense para capturarla- Respondió.
Todo avanzaba con más y más destrucción. Eren y Annie luchaban, desmembrándose y destruyendo todo a su paso, hasta que la titán comenzó a correr hacia la muralla, intentando escalar.
Atónita desde mi lugar en aquel tejado, sin siquiera parpadear, solo empujé a Mikasa para que me acompañara.
-Los dedos, al mismo tiempo. No sabemos si podrá usar la habilidad que Levi y tú me comentaron- Le dije mientras estábamos en el aire. Ella asintió, dirigiéndose a la mano derecha de Annie, mientras que tomaba un impulso para cortar la contraria.
El cuerpo de la titán caía en cámara lenta, cuando Mikasa se posó sobre ella. Por mi parte, salté hasta el suelo, corriendo en dirección a ambos titanes.
-Eren ¡Eren! ¡No lo hagas, maldición!- Grité desde mi lugar. El chico tenía todas las intenciones de matarla y comerla. Era absolutamente entendible, pero no. Necesitábamos respuestas.
Cuando quise saltar para intentar impedir la acción de Eren, un pequeño y enojado remolino pasó por sobre mí. Era Levi, quien sacó oportunamente al chico del cuerpo del titán.
-No te comas a un testigo valioso, idiota- Refunfuñó, clavando sus katanas en la carne del gigante. Le ayudé a dejar al chico en el suelo, mientras esperábamos a que reaccionara.
Su cara tenía aquellas marcas rojizas nuevamente, cuando toqué su mejilla para verificar, me quemé un poco.
Mikasa y Armin corrieron a su lado, arrodillándose. La chica de inmediato iba a tocarlo.
-Espera un poco. Puede ser peligroso, está ardiendo- Le dije, mirándola fijamente a los ojos. Kaito apareció a mi lado, con una cantimplora y algunos apósitos que servirían. Hanna se unió a nosotros, recordándome sutilmente que si Erwin me veía así, tendría problemas.
Asentí, caminando en dirección a la cristalizada forma de Annie.
Observé su expresión de dolor. Pero fue inevitable desear asesinarla. Como lo hizo con muchos de los nuestros, casi conmigo misma.
-Mocosa-
La voz de Levi, con evidente preocupación, interrumpió mis pensamientos. Nadie estaba demasiado cerca de nosotros, por lo que pudimos conversar libremente.
-Te dije que no podías usar el equipo- Solté, desviando el tema. No quería que él se preocupara por mí. Soltó un tsk, apuntando mi brazo herido.
Comenzó a cojear, alejándose de todos los que estaban aquí. Lo seguí, hasta que se detuvo tras uno de los edificios, en donde se sentó tocando su pierna por sobre el uniforme.
-Lo sé- Logró decir. Me senté junto a él, colocando su tobillo sobre mi regazo. Quité su bota de la manera más suave y saqué una inyección desde la chaqueta de mi uniforme. El me observó de manera desaprobatoria.
-Tengo un pequeño problema para seguir instrucciones- Murmuré, inyectando el área. Él se quejó, por lo que le tomé una mano.
-Cejotas lo dejó muy claro- Agregó, dándome un apretón para luego soltarme.
-Era para mí. No llevo nada sobre medicina encima, no podía fallar en mi primera misión como capitán- Le sonreí de manera tranquilizadora.
Gruñó. Luego soltó un suspiro.
-Estas jodidamente pálida ¿Fue la altura?-
Negué con la cabeza.
-Ella me siguió en cuanto me vio. No he parado de temer por mi vida hasta ahora- Respondí de manera sincera. Luego pensé en la altura…
¿Cómo podía ser posible…?
-Oye, ._._._._._. ¿Qué es lo que pasó?-
-El miedo- Solté.
-Mierda, mocosa, dilo ya-
-No lo sentí-
Su expresión cambió a una de confusión, iba a responderme, pero éramos buscados por algunos soldados. Volví a colocarle la bota y le ayudé a ponerse de pie, para caminar hasta la chica. Eren estaba despierto en los brazos de Mikasa, mientras Jean golpeaba con una katana el cristal que envolvía a Annie.
Todo esto mientras las formas de titán de ambos se evaporaban, quedando solo los esqueletos.
-¡Maldición! ¿Qué es esto? ¿Llegaste aquí para no decir nada, Annie? ¡Sal! ¡Sal y termina lo que empezaste! Oye… esto no es justo, Annie ¡Annie!- Jean gritaba desesperado, colapsado por todo lo vivido. Volvería a golpear el cristal, cuando Levi lo detuvo.
-Déjalo. Es inútil – Le dijo, tomando su hombro. Sorprendiéndonos a todos, el chico se tranquilizó con el gesto del Heichou.
-¡Hagan una red con los cables! ¡Lo ataremos y llevaremos bajo tierra!- Gritó Hanji. Varios soldados asintieron, comenzando a correr.
-Capitán- Murmuró Armin, a mi lado, apuntando a Eren. El chico se desmayó nuevamente, me acerqué para comprobar sus signos vitales.
-Maldición…- Solté. Con Hanna y Kaito a mi lado, no lográbamos descifrar que demonios sucedía. Lo más lógico era el agotamiento por la fiebre, pero era peligroso tener al chico sin atención – Esperen un minuto, me haré cargo de esto-
Caminé en dirección a Nile Dawk, quien me observaba aun con su escopeta en las manos.
-._._._._._._. –
-Comandante, solicito su autorización para llevar al soldado Eren Jaeger a las instalaciones de la Legión de Reconocimiento. Está en riesgo y necesita atención inmediata-
-Dígame que es una broma, capitán- Soltó.
-No jugaría con esto. El chico puede morir en cualquier momento y nada de lo que sucedió aquí habrá dado respuestas. Algunos de sus soldados más capacitados pueden acompañarme y quedarse en mis instalaciones, si gusta-
Mi mirada era tensa. Exagerar la condición de Eren es una buena herramienta para conseguir permiso.
-Mis soldados irán cuando su comandante de las explicaciones al caso en una reunión. La soldado Hanna Evans, tengo entendido, es la nueva médico. Ella puede llevarlo mientras esto se soluciona. Usted se quedará aquí y nos ayudará con la reconstrucción de la muralla y los civiles heridos. Es lo menos que puede hacer-
Que hijo de puta. Asentí, ofreciendo mi corazón y corriendo en dirección a la rubia, le dejé las instrucciones.
-Hanna, intérnalo. Revisa todo lo básico, lleva a Kaito para que ayude. Los alcanzaré en la noche, debo quedarme ¿Entendido?-
-Sí, capitán- Respondió la chica, sonriente.
Por lo menos Dawk tuvo la decencia de llevar al chico en un carruaje hasta el Centro de Sanación. Con esa preocupación menos, me reuní con nuevamente con él.
-Tendremos que formar un campamento con los sobrevivientes, verificar que estén bien y usar como refugio los edificios que no fueron destruidos. Eso lo harán mis tropas, ._._._._. . Espero que usted pueda fortificar la muralla lo más rápido posible- Soltó el comandante. Asentí.
-Lo haremos ahora. Si hay alguna emergencia médica, no dude en llamarme-
Las tropas se dispersaron al igual que el vapor que emanaban los titanes, observé desde mi lugar los agujeros que Annie hizo en el muro.
Mierda.
No podía ser…
Utilicé mi equipo para ver más de cerca y mi mente aun no acababa de procesar. A la vista de todos, lo que parecía ser un titán dentro de la muralla me observaba fijamente. Saqué una cuchilla y comencé a moverla frente a él, quien la seguía con los ojos.
Aquello era absurdamente peligroso.
-¡Hanji!- Grité. Ella se sorprendió al igual que yo cuando llegó a mi lado – Busca al Pastor Nick e interrógalo por esto. Traeré telas para provisionalmente cerrar los muros, no podremos construir aquí…-
-Hasta la noche, sí. Si se despierta, podría romper la muralla desde dentro. Mantenme informada, Chiyu-
Ella salió disparada, al igual que yo, buscando a alguien que me ayudara. Para mi buena suerte, Armin, Mikasa y Jean seguían por el lugar. Los envié a buscar tela oscura mientras yo conseguía algo con que sujetarla.
Fue un atardecer caótico. Las bajas eran enormes, muchos civiles muertos y pocos heridos hicieron de mi tarea algo fácil.
-._._._._._. Heichou – Soltó Mikasa. Sonreí por la manera en la que me llamó. La chica estaba destruida, podía verlo a simple vista. Con ambos jóvenes tras ella, esperaban instrucciones. Eran casi los últimos miembros de la Legión de Reconocimiento que seguían en el lugar.
-Vayan a descansar, buen trabajo, chicos. Tengo todo cubierto aquí, aunque si pudieran enviar a alguien con un caballo para mí, se los agradecería-
-Sí, Capitán- Los tres asintieron ofreciendo su corazón.
Para mi sorpresa, en menos de una hora Jean volvía con dos caballos, pidiéndome que por favor le dejara ayudarme.
-Necesito dejar de pensar ahora- Fue lo que me dijo. El chico coopero con los heridos, mientras yo me ocupaba de los más graves.
Cuando anocheció, los únicos soldados de la Legión de Reconocimiento éramos Jean, Hanji, Moblit y yo. Con cuidado quitamos los telares y sellamos la muralla con materiales firmes, notando que el titán ya no nos seguía con la mirada.
Le informé a Dawk el término de nuestras actividades, para volver al cuartel de la Legión. Estaba cansada y mi brazo comenzaba a doler de nuevo.
Moblit y Hanji tomaron un caballo, mientras el otro Jean lo controlaba conmigo tras de sí. Recorrimos el camino en completo silencio, solo quebrándose hasta llegar. Era jodidamente tarde, por lo que todos se dirigieron a dormir, menos yo.
-Jean- Detuve al soldado mientras este caminaba a los dormitorios – En la alacena del comedor hay una caja metálica con hierba para no soñar. Tómala junto a un té y ve a dormir. Descansa- Murmuré.
-Gracias, Capitán. Igualmente – Respondió el chico automáticamente. Ya para eso había perdido de vista a Hanji y Moblit, por lo que fui al centro de sanación.
Estaba helado.
-¿Dónde está Eren?- Pregunté a una de las enfermeras. Apuntó a la escalera que daba al subterráneo. Bueno, era obvio.
Abrí suavemente la puerta de la única habitación disponible en ese lugar. Me encontré con Hanna y Kaito haciendo anotaciones, con una expresión de preocupación.
-Capitán- Soltó Hanna - ¿Cómo está? ¿Qué sucedió?-
-Estoy bien. Logramos reparar la muralla, la Policía Militar está a cargo ahora ¿Cómo esta él?-
-Inconsciente desde que llegamos. Las marcas en su cara aun no desaparecen y está algo afiebrado- Respondió Kaito – Mikasa lo cuidó mientras nosotros tomábamos un descanso, así que hare guardia toda la noche y Hanna lo hará de día- Agregó.
-Buen trabajo, chicos. Si necesitan algo, no duden en decirme. Siempre puedo escabullirme sin que Erwin lo note-
-Le diremos. Ahora descanse, por favor – Hanna me invitó a salir amablemente. Asentí, caminando rápidamente hasta mi habitación.
Cuando entré, había un bulto convenientemente acurrucado en mi lado de la cama. Sonreí para mí misma, mientras me desvestía para tomar una corta ducha. Mientras esperaba que la bañera estuviera llena, me acerqué hasta la ventana, abriéndola.
Tenía que sacarme esa maldita duda de una vez por todas.
Miré hacia abajo. Nada.
-No puede ser…- Solté, en voz alta sin darme cuenta.
Ninguna sensación de mareo, nausea o terror. Aquello no tenía explicación, ni lógica. Una fobia no termina de un segundo a otro, al menos eso creía.
-¿Qué estás haciendo, ._._._._._.? – La voz ronca de Levi hizo que diera un respingo. Me giré hasta observarlo, negando con la cabeza.
-Sigue durmiendo, tomaré un baño y enseguida te acompañare-
Soltó un tsk, asintiendo, volviendo a recostarse. Quizás debería contarle aquello más tranquila, o cuando estuviera absolutamente segura de que el miedo desapareció totalmente.
En menos de diez minutos estaba de vuelta, levantando las mantas y recostándome al lado de Levi. El ojigris se giró para mirarme fijamente, frunciendo el ceño.
-Es tarde- Murmuró.
-Lo es. Terminamos nuestras órdenes y volvimos- Respondí.
Silencio absoluto, aunque él se notaba algo nervioso. ¿Qué demonios sucedía?
-Esto no acabará jamás, guérisseur des âmes. Se pondrá más jodido desde ahora- Murmuró.
-Estas asustado, Levi- Le dije, abrazándolo suavemente, apoyando mi cabeza en su pecho, escuchando los acelerados latidos de su corazón. El negó varias veces, acariciando mi cabello.
Creo que estaba tratando de convencerse a sí mismo. Se quedó dormido rápidamente, seguramente sumido en pensamientos irreales pretendiendo que vivíamos en un mundo tranquilo sin cosas gigantes que nos comen.
Cuando me giré para apagar la única vela que alumbraba mi habitación, noté que sobre la mesita de noche había un papel y dos anillos de oro que se me hicieron muy familiares.
Era una carta de mi madre para Levi, junto con los anillos de matrimonio de Mamá y Papá.
Solté un gemido de sorpresa, llevándome las manos a la boca.
El enano…
¡¿El maldito enano estaba planeando casarse conmigo?!
Hola! Debo decirles nuevamente que las/los AMO, gracias por aguantar mis pausas melodramáticas y poco kawaiis, créanme, escribí este capitulo a sentaditas como en dos meses. Estoy trabajando en un banco y oh god, why. Todo sea por el cochino dinero, para que algún día pueda conquistar el mundo.
Déjenme sus comentarios y porque no, ¡Reclamos, ideas y sugerencias! Se los agradecería un montón.
PD: Soy de Chile y mientras publicaba esto hubo un temblorcillo. Es una señal.
Setsuna.
