Capitulo XX

¿Aquello es… la cabeza del titán colosal?

-¡Todos, cúbranse y agáchense!- Gritó una voz lejana a mí. En menos de dos segundos, tenía a Kaito sujetándome y prácticamente cubriéndome con su cuerpo. Armin, a mi lado, intentaba sujetarse de mí.

Le tendí la mano cuando una ráfaga de vapor y tierra nos golpeó. Los tres, semiconscientes, logramos levantarnos para ayudar a los soldados heridos.

Miré por la orilla de la muralla, pero solo había un gran agujero en la tierra y algunos titanes intentando subir. De los chicos-titanes, ninguna señal. Ni siquiera estaba Ymir.

Algunos soldados nos informaron que Eren y la chica fueron secuestrados, por lo que me dediqué a reorganizar a los soldados y envié a uno de Las Tropas Estacionarias para que buscara a Erwin y le informara lo sucedido. Con Hanji y Moblit tendidos a un costado, sin conciencia, supuse que los que tendríamos que salir fuera de las murallas seriamos muy pocos. Y perderíamos mucho tiempo, puesto que en ese lugar de la muralla no se encontraba una compuerta para que los caballos avanzaran fuera.

Necesitaba volver a la base de la Legión y reponer mi equipo, bastante desgastado luego de la batalla en el castillo Utgard. Dejé a cargo un segundo a Armin y con ayuda de Kaito, reuní a los soldados.

-El resto de la 104 debe volver a la base conmigo y prepararse para seguir a los titanes. Kaito, tu irás por los soldados que se encuentren aptos para batalla en el Centro de Sanación. Yo me encargaré de los suministros y lo necesario para salir fuera de las murallas. Tenemos poco tiempo ¿Entendido?-

-¡Si, Capitán!-

Bajamos de las murallas con ayuda de los equipos tridimensionales y afortunadamente, algunos soldados de las Tropas nos prestaron sus caballos.

No estaba totalmente segura de lo que me proponía hacer, pero cuando llegamos, todos los soldados actuaron por su cuenta.

-¡._._._._._.! – La voz de Erwin me llamaba. Me detuve antes de entrar, frenando mientras corría.

-¡Comandante, he organizado algo a las tropas! Esperamos instrucciones- Solté, agitada.

-No esperaba menos de ti. Supongo que no descubriste a los titanes hasta que todo esto sucedió- Murmuró, caminando a mi lado. Nos dirigíamos hasta mi laboratorio, en donde guardaba las alforjas listas con suministros.

-Así es. La verdad, Ymir me salvó de la muerte. En ningún momento se dispuso a atacarnos… pero ellos dos…-

-Jean está igual que tú. Le ordene que alistara un par de cosas y se reuniera con sus compañeros. Irás como capitán junto a ellos, no lo olvides-

Asentí. Erwin salió disparado en otra dirección, dejándome sola nuevamente. Uno de los soldados recogió los suministros y los llevó a una de las carretas mientras me dirigía a mi habitación, para cambiar mi equipo y uniforme.

Ahí, revolviendo todas mis cosas para encontrar un mapa, la puerta se abrió y cerró rápidamente.

-Mocosa-

¡Levi! Ni siquiera se me pasó por la cabeza visitar al enano en medio del caos.

-¿Estas bien?- Le pregunté, mientras ajustaba las correas. Él me observaba irradiando furia por sus poros.

-No. Quiero ir- Soltó. Me giré bruscamente para regañarlo, pero palidecí al verlo. Miraba al suelo, sujetando su pierna adolorida y una pequeña pero visible lágrima le corría por la mejilla.

-No mires hacia abajo- Le dije, acercándome a él. Puse mis manos en sus hombros y solo con ese gesto levantó la cabeza – Estaremos bien. Recupérate, te necesitamos. Por favor- Susurré.

Se veía notoriamente colapsado. Limpió su rostro y asintió, como un niño pequeño. Lo abrace, ya que muchas palabras no servirían en aquel momento. Sentí sus manos en mi espalda y cabello, atrayéndome a su cuerpo con fuerza, como si no quisiera dejarme ir.

-¿Recuerdas el día que nos conocimos? Es doloroso para mí, porque nadie quiere morir tan rápido- Susurró en mi oído. Aquella frase…

Tantos años atrás.

-Encontrémonos fuera de los muros, en algún lugar que no esté marcado en los mapas- Le respondí, como si aquello fuera un pacto.

-Se cuidadosa, estaré esperando aquí a que regreses- Agregó, ya más tranquilo. Asentí, y definiendo los últimos detalles, salí hasta la entrada de nuestro cuartel.

La mayoría de los soldados estaba sobre sus caballos, listos para partir. Una cabellera rubia y ojos azules como el cielo se abalanzaron sobre mí, sorprendiéndome.

-¡Capitán! ¿Es hora de iniciar la misión?- Preguntó Hanna, notoriamente recuperada. Y pensar que existían soldados que preferían esconderse dentro de las murallas, mientras que ella estaba dispuesta a dar su vida.

-Antes de cualquier cosa, quiero que camines hasta esa esquina sin marearte. Lo notare, Hanna- Le respondí. No podía ser tan irresponsable y dejarla salir con una contusión a medio sanar. Ella asintió, ofreciendo su corazón, pero fallando a medio camino al tambalearse.

-Ella solo saltó de la cama, Capitán… usted la conoce más que yo- Murmuró Kaito. El castaño se veía preocupado cuando la rubia volvió a nuestro lado, con una sonrisa de resignación.

-Hanna, Kaito… ustedes son los nuevos Sensei de la Legión de Reconocimiento. Quiero que se queden aquí y tengan listas unas cuantas salas de recuperación. También un quirófano en caso de emergencia. Ayúdenme a cuidar de Levi, también. Eso es lo que se me ordenaría a mí en esta situación ¿Lo comprenden? Solo pediré que uno vaya a la muralla y espere a que regresemos, pero eso puede ser unas cuantas horas más tarde. No sé qué es lo que sucederá allá fuera-

Ellos se miraron entre si sorprendidos. Luego, ambos ofrecieron su corazón y agacharon la cabeza en señal de respeto. Sonreí, puesto que aquel gesto de algún modo lleno mi pecho de orgullo y esperanza.

-¡Si, Sensei!- Respondieron al unísono.

-Bien. Creo que debo partir… confío en ustedes- Les dije.

Subí al caballo que me prestaron mientras un soldado acomodaba las alforjas tras de mí. Partí antes que la mayoría puesto debía atender a los chicos que estaban en la muralla. Los soldados de la 104 me hicieron compañía y todos llegamos a la muralla rápidamente.

Lo primero que hice fue repartir algunas alforjas. Principalmente confié en Armin, Jean y Christa, demostrando ser los más habilidosos durante el progreso de las clases. Coloqué una alrededor de mi cintura y guardé una para Erwin y Mikasa, quien aun inconsciente ni siquiera sabía lo que estaba sucediendo.

Me dedique a cuidar de Hanji y Moblit cuando vi por fin a los caballos galopar sobre la muralla. Mi amiga recién daba señales de estar recuperando la conciencia, por lo que insistí en que se quedara quieta, ya que estaba lesionada al igual que Mikasa. Según Kaito, la chica tenía una fractura. Aunque ella ya estaba lista para luchar por Eren.

-¡Déjame ir, Chiyu! Esto es importante… es… es…-

Obviamente al sentarse tan rápido se mareó. La obligué a recostarse mientras balbuceaba odio en mi contra.

-Ya no decido quien se queda y quién no. Son órdenes de Kaito- Murmuré, evitando la culpa y sonriendo irónicamente.

-¡Maldito mocoso inteligente!- Volvió a gemir.

-Vamos. Solo recupérate pronto- Solté.

Afortunadamente las tropas se reunieron a nuestro lado, y haciendo uso del mapa que empaque, Hanji dio sus últimas instrucciones, absolutamente rendida.

-Hay un pequeño bosque de árboles gigantes por aquí. Aunque dudo que él este escondiendo sus pasos, estarán cansados. Necesitaran tomar un respiro antes de llegar a su destino, por lo que aseguro que llegaran ahí. Tienen tiempo hasta al anochecer ¡Serán capaces de alcanzarlos!-

Erwin pidió que los caballos fueran acomodados fuera de las murallas. Para mi sorpresa, soldados de la Policía Militar y las Tropas Estacionarias nos acompañarían en aquel suicidio asistido.

Avancé con la 104 tras de mí. Obviamente nos guiamos por los pasos del titán acorazado, pero galopamos horas antes de siquiera encontrar rastro de los jóvenes. Al entrar en el bosque, un destello nos recibió.

Ellos sabían que íbamos tras ellos. Alguno se transformó en titán para huir.

-Todos ¡Divídanse! Rescaten a Eren y tráiganlo de vuelta- Gritó Erwin, levantando una de sus cuchillas.

-¡Luchar no es la prioridad, solo rescátenlo y regresaremos!- Le dije a mi tropa.

Salté de mi caballo porque la forma de titán de Ymir aparentemente se comió a Christa. Para seguirla, intenté enganchar mis cuerdas en su cuerpo, fallando miserablemente. Avancé por el bosque al ver que Eren estaba amordazado en la espalda del titán acorazado.

Mi mente canturreaba que Eren era la prioridad cuando Erwin desvió la formación para llevar a los titanes hacia Reiner. Ciertamente, en mi mente existía solo la venganza con ese muchacho Bertholdt por la muerte de mi madre.

Galopando al lado de mi Comandante nos encontramos de frente con el titán acorazado.

-¡Dispérsense nuevamente, dejen que los titanes lo ataquen!- Volvió a gritar el rubio.

Aquella era nuestra oportunidad.

-¡Avancen y ataquen!- Le grité a los soldados. Estábamos jodidamente cerca de Reiner cuando perdí de vista a Erwin.

-¡Comandante!- Gritó Jean.

-¡Avancen!- Respondió. Cuando me giré para mirar lo que sucedía, hice que mi caballo girara bruscamente y rompiera la formación.

-¡Erwin!-

-¡Avanza, ._._._._._. !-

No lo hice. No podía aguantar ver a mi amigo siendo cercenado por un titán. Le clavé las condenadas cuchillas en el cuello a esa aberración y ambos nos fuimos de bruces al suelo.

-¡Mierda! ¡Monstruo asqueroso!- Chillé levantándome para ayudar a Erwin. El vapor les quitó visibilidad a los titanes que corrían a nuestro lado. El rubio, tendido en el suelo y sin su brazo derecho me descontroló.

-¡Chiyu, he dicho que avances! ¡Hay una misión que completar!- Bramó, golpeando la tierra con su brazo izquierdo.

-¡No jodas y cállate! ¡Aprovecharé los segundos para salvarte la maldita vida!-

Con mi navaja corté parte de mi capa para frenar el sangrado e intentar cortar la circulación en la parte superior del brazo, nada más detallista porque si no salíamos de ahí nos iban a comer vivos a los dos.

Le ayudé a que se levantara y subimos a un caballo, sentándome frente a él. Avanzamos rápidamente a vista impresionada de los demás soldados.

Cuando vimos que Mikasa rescataba a Eren, retrocedimos rápidamente. Erwin les gritaba a los soldados y yo dirigía la formación para no sentirme demasiado inútil. Absolutamente devastada, solo sentí que algo nos cayó encima y nuevamente nos caímos al suelo.

-Chiyu ¡Chiyu!- Gritó el rubio, zarandeándome en el suelo. Mi cabeza dolía un poco. Me llevé la mano a la sien izquierda, un pequeño hilo de sangre corría por ahí.

-Seré el cuerpo, Erwin. Guíame. Tenemos que salir de aquí- Murmuré, poniéndome de pie. Apuntó a nuestro alrededor, rodeados de titanes. Todos los soldados con alguna de aquellas cosas a punto de matarlos, incluso nosotros.

Uno especialmente grande me miraba fijamente.

-Salta y mátalo, ._._._._._. . Eres una de las mejores cadetes que ha tenido la Legión de Reconocimiento. Si vamos a morir, hagámoslo con honor. No nos rendiremos jamás-

Me sentí como un títere, pero lo logré. Corrí de un lado a otro protegiendo a los soldados, asesinando titanes como me lo ordenaba Erwin, pero llegado a un punto, mi cuerpo dejó de reaccionar.

Volví con mi Comandante cuando vi a Eren protegiendo a la chica pelinegra. Pareciera que estaba conversando con el titán que tenía al frente. Por lo menos a nosotros ya no nos rodeaban más.

-Erwin- Murmuré. Sus ojos azules se conectaron con los míos – Gracias por no permitir que abandonara esta basura. Y lamento no poder hacer nada por ti en este caso. Estuvimos realmente cerca gracias a ti-

Negó varias veces con la cabeza y con su brazo izquierdo ofreció su corazón.

-Esto no ha terminado aún-

Me dijo esto cuando notamos que los titanes se alejaban de nosotros. Todos se dirigían a atacar al titán acorazado, nos ignoraban absolutamente mientras Eren gritaba descontrolado.

Esa fue la señal de retirada.

Volvimos a la muralla a duras penas y peor aún, con la noche acompañándonos. La euforia de Erwin debido a lo sucedido se estaba terminando y de camino se desmayó varias veces.

Ni siquiera esperé una camilla y haciendo uso de los entrenamientos, lo subí a la muralla con ayuda del equipo tridimensional.

-¡._._._._._.! – Gritó Hanna, quien estaba ayudando a los soldados que iban llegando – Kaito está en el Centro… ¡Comandante Erwin!-

Tendimos en el suelo al rubio un momento, mientras la chica le prestaba los primeros auxilios. Comprobó los signos vitales de Erwin y realmente, todo estaba mal.

Si no lo atendíamos pronto, moriría. Una de nuestras carretas esperaba a los soldados más graves, por lo que ni siquiera pedí permiso y lo acomodé en ella.

-Erwin-

El rubio abrió los ojos a duras penas.

-Está bien, Chiyu. Lo logramos- Susurró.

-Juro por mi vida que te sacare de esta. Trata de mantenerte consiente, por favor. Un último esfuerzo-

Asintió, tratando de enfocar la vista en mis ojos.

-Aun estas sangrando-

Ni siquiera sentía la herida. Ya sería tratada más tarde.

-He probado tantas medicinas en mi cuerpo que supongo que soy inmortal o algo-

Intentó sonreír, pero no lo logró. Cerró los ojos.

-¿Hemos llegado?-

-Si. Estamos en la entrada del Centro-

Era cierto, pero su voz de cansancio me tenía al borde de las lágrimas. Kaito nos esperaba en la entrada con una camilla.

-¡Chiyu! ¿Quién es…?-

La voz de Hanji se apagó de inmediato al verme junto al castaño cargar a Erwin y correr por el Centro de Sanación. Nos seguía de cerca realmente impactada, no se esperaba que todos termináramos de aquella manera.

-Si logras estar tranquila necesito que nos ayudes. Seremos solo los tres y hay que salvarle la vida por las buenas o por las malas- Le dije. Ella asintió varias veces.

-A tus ordenes- Soltó. Nos desinfectamos las manos y cambiamos nuestro uniforme por el de médicos, que estaban estériles para realizar la sutura de Erwin. Kaito intentaba frenar el sangrado de mi cabeza, pero acabo con el poco animo que me quedaba en ese minuto.

-¡Después! Es soportable. Erwin es la prioridad ahora. Seamos precisos- Chillé. Hanji se sentó a su lado, tomando su muñeca para verificar su pulso con un reloj de bolsillo. Kaito le quitó la camisa dejando su torso desnudo mientras yo le quitaba la improvisada venda del brazo.

La sangre goteaba enérgica, dificultando mi misión.

Limpié la zona con una solución antiséptica y acomodé la piel para que pudiéramos cerrar la herida. Kaito cauterizó algunas zonas de donde salía demasiada sangre cuando Hanji interrumpió nuestro trabajo.

-Chiyu ¡No hay pulso!- Gritó. Kaito elevó el brazo herido y con ayuda de algunas mantas, los pies de Erwin.

Me posicioné sobre él y comencé la maniobra de reanimación. Él lo dijo. Esto no terminaba aquí.

-¡No seas un jodido mentiroso, Cejotas! ¡Despierta!- Le grite, como si eso lograra enfadarlo y me golpeara suavemente la cabeza, como solía hacerlo.

Mis manos presionaban con todo mi peso el pecho de Erwin. Luego, a vista de Hanji tuve que realizar respiración de boca a boca, pero dudo que a ella le molestara eso en ese momento.

Aumenté la fuerza por que el maldito no reaccionaba.

-¡._._._._.! – Hanji repetía una y otra vez mi nombre en un susurro abrumador.

-¡Erwin! – Volví a gritar.

Mientras comprimía su pecho observaba su brazo. La sangre daría un gran salto si Cejotas recuperaba el pulso.

-¡Sensei, ya está!- Gritó Kaito.

-¡Ha vuelto!- Gritó casi de inmediato Hanji.

Parecía un milagro. Un poco de sangre cayó al suelo y logramos continuar con la sutura. El pecho de Erwin se movía lento, pero esa simple respiración devolvió el alma a mi cuerpo.

Envolví el muñón con vendas y me senté a su lado, cansada y perpleja. No duré mucho en esa posición, porque Hanji se abalanzó sobre mí.

-Gracias- Susurró. Vi como Kaito sonreía y ahora él comprobaba los signos vitales del Comandante.

No supe que responder. Aquello era simplemente mi deber, el hecho por el cual me uní a la Legión de Reconocimiento. La entendía absolutamente y admiré su habilidad y su capacidad para estar tranquila en aquellos momentos de crisis.

Movimos a Erwin a una habitación para que descansara luego de que las variaciones en sus signos no fueron un problema. Una de las enfermeras haría vigilia esa noche, porque Hanji también estaba lesionada.

Los tres salimos del Centro de Sanación y absolutamente toda la Legión de Reconocimiento nos estaba esperando.

-¡Sensei! ¿Cómo se encuentra el Comandante…?-

Fui tentada a responder, pero le di una mirada a Kaito y el asintió, nervioso, respondiéndole a los soldados.

Se escuchó un suspiro de alivio universal.

-Pueden descansar por ahora. Mañana se informarán los pasos a seguir- Logré decir. Ellos asintieron, ofreciendo su corazón, y se retiraron.

Nos dirigimos hasta una de las fogatas, en donde debíamos quemar el uniforme médico que estábamos utilizando.

Me quité el pañuelo del cabello, la mascarilla y los guantes. Kaito tuvo que ayudarme con la bata, porque se ataba por la espalda.

-Esa herida no ha parado de sangrar, ._._._._. – Soltó Hanji, mirándome de medio lado. Kaito asintió y sacó de su alforja lo necesario para curarme.

-Supongo que es algo superficial porque… ¡Mierda! ¿Qué crees que haces, Kaito?- Chillé.

-Es profunda, Capitán. Lo lamento – Susurró, con una sonrisa en sus labios. Suturó al aire libre como si fuera algo tan simple. Luego colocó un apósito sobre la herida, ya que no era demasiado grande como para vendar por completo mi cabeza.

-Vamos a descansar. Mañana tendremos mucho trabajo- Soltó Hanji, colocando las manos en su cintura mientras caminaba. Kaito y yo la seguimos y nos despedimos a medio camino.

Subí las escaleras. Se escuchaban murmullos desde mi habitación, por lo que extrañada, entré.

Levi, Eren, Jean y Armin tenían una extenuante platica en mi cuarto. Parpadeé un par de veces porque no entendí nada.

-Volveré en otro momento- Les dije. La situación era tan absurda que pensé en la pérdida de sangre de mi cuerpo seria la culpable de mi imaginación.

-Espera, mocosa. Siéntate ¿Estas bien?- Preguntó el pelinegro, deteniéndome con su voz. Eren se levantó y tomándome de la mano, me guió hasta la cama, en donde estaban sentados, menos Levi, quien ocupaba el sillón.

-¿Qué es esta reunión secreta?- Murmuré. Pero la atención de ellos estaba en otra cosa.

Mi uniforme manchado de sangre seguramente. Fue un mal día para las camisas blancas.

-Ellos me están informando de lo que sucedió fuera- Respondió Levi – Eren me encontró aquí y les pedí que vinieran-

Bien, Levi. Confirmando la relación que teníamos con los reclutas. Suspiré y asentí, rendida, escuchando lo vivido previamente. Cuando terminaron, hubo un segundo de silencio.

-Por un momento me recordó a Levi Heichou, Sensei- Murmuró Eren, a mi lado. Lo miré extrañada, ya que no entendía del todo a donde se dirigía la conversación.

-Ella se movía rápida por el aire, asesinando a los titanes que estaban demasiado cerca de nosotros- Agregó Armin, sonriente.

No lo recordaba del todo, pero si ellos lo dicen…

-Sufrí un golpe en la cabeza. Supongo que luego de tantos años juntos, he copiado sus movimientos involuntariamente- Reí. Ellos también.

-¿O sea que ya puedo retirarme?- Preguntó el pelinegro, con cierto aire de satisfacción.

-No. Absolutamente no- Respondí de manera rápida.

Parecíamos un grupo de amigos conversando sobre la vida. Como decía aquello que leí un tiempo atrás…

Las sillas tan cerca y la habitación tan pequeña.

-De todos modos, supongo que deberíamos actuar por nuestra cuenta mientras Erwin se recupera. Debo formar un nuevo escuadrón de Operaciones Especiales. Y ustedes han demostrado ser buenos en lo que hacen-

Asentí. Creo que Levi necesitaba de mi aprobación también.

-Estoy de acuerdo. Lo vi en Trost, con Annie… y ahora, fuera de las murallas. Son un buen equipo-

Ellos asintieron, agradecidos.

-Esto te incluye, ._._._._._. . Si Erwin te sacó del Centro de Sanación es por algo. Aprovecharé esa oportunidad para que vuelvas al equipo- Soltó Levi.

¡¿Qué?!

-Estoy a sus órdenes, Heichou- Le respondí. Los chicos sonrieron, como si no pudieran ocultarlo más. A pesar de todo, estas situaciones les divertían.

Se despidieron y nos dejaron solos en un par de minutos. Con Levi observándome inquisitivamente, sentí una punzada en la herida, llevándome las manos a la cabeza.

- Guérisseur des âmes – Dijo Levi, arrodillándose frente a mí.

-Tranquilo, no tengo nada. Se pasará enseguida- Susurré – Deberías estar haciendo reposo, Levi – Agregué cuando me sentí mejor.

-Iremos a la bañera y luego dormiremos. Según los mocosos, trataste de reemplazarme todo el tiempo. Eso es peligroso, ._._._._._. . No hemos vivido de la misma forma –

Me sentí ofendida.

-Según Erwin soy una de las mejores- Repliqué.

Fue hasta el cuarto de baño y calentó agua. Luego volvió y me miró de reojo.

-Lo dijo porque estaban a punto de morir-

¡Qué te pasa, enano de mierda!

Rodé los ojos y con ayuda de Levi, me quité la ropa ensangrentada. Ni siquiera el pañuelo que me regaló se salvó de la sangre de Erwin.

Hizo una mueca de asco y lanzó todo al tacho de la basura.

-¡Ese era mi pañuelo!- Gruñí, como una niña pequeña. Me obligó a entrar en el agua mientras era el quien se quitaba la ropa.

-Tengo más- Respondió de manera simple.

-¿Qué haces?- Le pregunté. Extrañada, pensé que me ayudaría solo a asearme.

-Tú no entiendes indirectas ¿Verdad, ._._._._.?- Suspiró sonoramente.

Oh.

Oh.

La idea de Levi de incorporarme a su equipo era buena. Aceptable, en el nivel del caos que hubo en Rose luego de la expedición. Sería de ayuda, puesto que tenía más experiencia que los reclutas como estratega y era médico.

Quizás debería pulir mis habilidades, pero eso se daría con el tiempo.

Aunque cuando Erwin se recuperó, tenía unos planes muy distintos para mí.

Ni siquiera tenía derecho a elegir.

Mi destino estaba escrito.


Esto ha sido rápido. Me alegra que sigan leyendo, de verdad.

Koisshi Saotome Ackerman: Uy! No me digas eso que me emociono xD Espero que este cap te haya gustado también :) *abrazo virtual* Gracias por estar siempre ahi, leyéndome a cada capitulo. La constancia y el hecho de que no te hayan aburrido mis desapariciones me da gusto y me alegran eternamente.

Esto que escribo es una ventana para escapar bueno, de lo que ustedes saben. Ese cochino mundo real al que hay que enfrentar xD

Apailana: Dios, eres la mejor. La verdad es que si, uno se pierde cuando a veces las historias están en pausa y luego hay que leerlas completas para orientarse sobre lo que esta sucediendo. Cada vez que me llega un rw, fav o follow me emociono y a pesar de que me gustaría que fueran mas expresivas, no puedo obligarlas. Es como que me exigieran a mi actualizar regularmente, sabiendo yo misma que no lo cumpliré :(

Respecto a los fic de Avengers NO LOS LEAS PORQUE AW ME DAN GANAS DE REESCRIBIRLOS Y , como decirlo, son mis orígenes *se sonroja*. Aunque de igual forma, me alegra que este cerebro enfermo haya animado algunos de tus días.

Un abrazo de vuelta :3

rika-chan777: Si, me gusta darle vueltas a las relaciones. Lo que llega rápido se va rápido o algo así xD. Lo otro, si, cuando escribo un capitulo o armo el esqueleto leo los capitulos del manga para armar, como decirlo, la columna vertebral del fic. En realidad no quise sacar tantas partes del manga, porque Chiyu no está presente en todas las situaciones y me complica al estar escrito en primera persona. Tomaré tu idea (de hecho edite un poco este capitulo pero vamos, dame tu opinión para saber si resulto o no) para las futuras publicaciones.

Gracias y un abrazo!

Como siempre, agradezco sus favs, follows y reviews. Nos leemos en el próximo!

Setsuna.