Capitulo XXI

Si creíamos que el caos dentro de las murallas era trágico, nadie pensó en lo que sucedía en la Ciudad Subterránea. Los niveles de delincuencia llegaron al tope en menos de dos días, por lo sucedido en Rose mientras la gente se reubicaba. Y con delincuencia no me refería a robar por alimento.

Se estaban matando allá abajo.

Erwin apenas estaba recuperándose. No muchos teníamos permitido entrar a su habitación mientras no se sintiera apto para enfrentar lo sucedido. No quería que lo vieran mientras le enseñaba a usar su mano izquierda para comenzar su nuevo estilo de vida como zurdo.

-Vamos, come. O volveré a alimentarte yo- Le dije. Observaba su plato con indiferencia, desviando la mirada, incluso conseguí carne para él. Luego le di una vista rápida y noté que su barba comenzaba a crecer.

-._._._._._. , necesito decirte algo. Y quiero que me escuches atentamente y acates mis órdenes- Soltó sorprendiéndome. Saque de su cama la bandeja con comida y la dejé a un lado, sentándome frente a él.

-Dime- Respondí. Realmente, ese tono de voz me hizo temer por mi vida.

-Levi se escabulló aquí y me contó lo que sucedía. Y lo que planeaba hacer-

Maldito enano. Ni siquiera yo abrí la boca para no atormentar a Erwin.

-Es complicado, pero…-

-Me encargaré que todo el mundo piense que esto se hará sin derramar una gota de sangre. Pero ellos comenzaran, Chiyu. No podemos quedarnos atrás- Murmuró.

Mierda.

-¿Qué es lo que intentas…?-

-Necesito que finjas tu muerte. Actualmente eres considerada un estorbo, mantienes vidas que para ellos, sería mejor terminar. Temo que serás un blanco al cual asesinar tarde o temprano. Afortunadamente se conserva en secreto que Hanna y Kaito son los nuevos médicos, pudiendo continuar normalmente con sus funciones, pero tu…-

Sus ojos azulados comenzaban a darme miedo.

-Se claro, Erwin- Solté.

-Pasa un tiempo en la Ciudad Subterránea. Hay una persona que me debe un favor, el podrá entrenarte. Escóndete mientras puedas, te enviaré información periódicamente-

¿Entrenar y esconderme?

-Si estas pidiendo que nuevamente me disfrace de hombre para no ser un blanco, está bien. No entiendo lo del entrenamiento. Creo que mis habilidades como médico son lo suficientemente buenas-

-Debes aprender a asesinar. Asesinar personas, ._._._._._. –

Esto es una locura. Sentí ganas de dimitir, huir e irme al infierno. Pero no podía.

Se lo prometí. Se lo debo.

-Lo entiendo- Logré decir.

-Busca en mi armario. En la parte superior hay una pequeña caja de madera-

Me levanté para buscarla. Necesité de una silla para alcanzarla y la llevé junto a Erwin. Con la mirada me pidió que la abriera.

Una llave y un mapa muy arrugado.

-¿A quién debo entregarle esto?- Le pregunté.

-Son para ti. Es un mapa de la Ciudad Subterránea. Y la llave es de la casa en donde vivía Levi junto Isabel y Farlan-

Santo cielo, esto estaba llegando a un extremo que no quería cruzar.

-Lo haré-

Silencio. Tomé la llave entre mis dedos y deseé no tener que hacerle eso a Levi. Si el enano se llegara a enterar, se encargaría de asesinarme con sus propias manos.

-Si todo sale bien, Historia Reiss se convertirá en la nueva reina y podrá absolverte automáticamente de la mentira. Si el plan llegara a fallar, fingiremos que fue un secuestro para que puedas volver. Nifa se encargará de mantenerte informada, pediremos tu opinión en ciertos asuntos. El equipo de Levi también debe partir-

Demasiada información en poco tiempo. Asentí, porque nada de lo que el planeara era de mi incumbencia.

Hanna entró junto a Kaito de pronto para salvar el momento, ella tenía una bandeja en las manos. Me puse de pie, intentando que Erwin continuara comiendo. Me sentí demasiado explotada como para siquiera emitir alguna opinión.

El joven salió antes que nosotras, enviado por el comandante para buscar a Levi y llevarlo a la habitación.

-Comandante, encontré algo que podría desatar síntomas de enfermedad. Si queremos que esto sea creíble, es una buena opción- Soltó la chica rubia. Fruncí el ceño al escucharla.

-._._._._._._. , Hanna, Nifa y yo seremos los únicos en conocer tu posición. Hanna, continua- Agregó el comandante.

-La zona verde de una patata al ser ingerida provoca síntomas de indigestión en pocas dosis. Podremos culpar al golpe que sufrió en la cabeza en la pasada misión. Diremos que fue una infeccion sin tratar y ellos quedaran contentos-

¿Es que acaso Hanna estaba loca?

-¿Es necesario que este muerta?- Le pregunté a ambos. Ellos asintieron.

-Si desapareces te buscarán y te pondremos en un riesgo innecesario. Si mueres, no se darán el trabajo de abrir tu tumba. Podrás moverte libremente por la Ciudad Subterránea y aquí- Respondió Erwin.

-Me encargue de comprarle lo necesario para que pueda sobrevivir un par de días. Desafortunadamente, no podrá utilizar nada que la identifique como parte de la Legión de Reconocimiento. Ni siquiera el equipo tridimensional, en caso de que sea necesario, Nifa o yo se lo haremos llegar- Dijo la rubia.

No puedo negar que aquello logró que titubeara. Pedirle a la persona responsable de salvar vidas que comenzara a asesinar, era absurdo.

-Kaito tomará tu lugar en el equipo de Levi. Eso es todo, por ahora. Tendrás instrucciones cuando partas, ellos están prontos a salir también. Buena suerte-

Buena suerte. Comí la jodida patata verde y salí de la habitación sin siquiera despedirme de él. Con la llave y el mapa escondido entre mi uniforme, sentí que esto no iba nada bien. Aquellos niños mancharían sus manos por una supuesta revolución. Conmigo incluida.

Cuando llegué hasta mi habitación comencé a sentir el dolor agudo en el estómago. Me recosté en posición fetal, sintiendo como pequeñas gotas de sudor se formaban en mi frente.

Haría mucho daño. A todos, desapareciendo. Mintiendo por el bien de la humanidad.

¿Es que acaso lo que Erwin consideraba bueno, lo era para todos?

¿Mi criterio no importaba en aquella misión?

La primera nausea se hizo presente. Debía estar muy loca para aceptar un trato así.

-¡._._._._._.!- La voz de Levi entrando de golpe a la habitación lo detonó todo. Tuve que correr hasta el lavabo porque el efecto toxico comenzaba a dañar mi organismo.

-Por favor no entres. Estoy bien- Le dije al enano, quien pálido, me miraba desde el marco de la puerta. El negó varias veces, pero tampoco se acercaría para sujetar mi cabello mientras lo devolvía todo.

-¿Qué mierda está mal contigo?- Preguntó afligido. En su voz se notaba preocupación, pero no podría decir nada. No sin que él me considerara una escoria y arruinara toda la operación.

Mi mente hizo un clic. Erwin necesitaba que Levi se desconectara de mí, para que volviera a ser el frío y tosco Heichou. El pelinegro debía ser perfecto, como suele serlo. Sin mi intromisión de por medio.

Gruñí cuando sentí que mi estómago no dejaba de doler. Aquello sería tortuoso un buen rato.

Enjuague mi boca y me recosté bajo las mantas. A mi lado, el ojigris tuvo la necesidad de acompañarme.

-Lo lamento- Susurré. Desde el fondo de mi alma, de verdad lo hacía.

-La mocosa me lo ha dicho. Kaito irá en tu lugar, eventualmente te unirás a nosotros cuando estés mejor- Murmuró.

Gemí. Levi demostró por su reacción que estaba asustado. Lo miré fijamente. La ropa que tenía puesta le quitaba varios años de encima, casual e inocente, su mirada afilada no se marcaba tanto como cuando llevaba el uniforme.

Le sonreí suavemente.

Tenía que asumir que quería mucho a ese hombre.

-Levi, si todo esto se acaba ¿Qué harás?- Le pregunté. Extrañado, se recostó a mi lado, colocando ambas manos tras su nuca.

-La vida que llevamos no es algo que se acabe de un día para otro. Aunque si estas murallas de mierda por fin caen, lo primero sería enviar a Erwin al infierno y largarme- Respondió. Reí ante su sincera respuesta y me alegré de que por lo menos el enano tuviera planes a futuro.

-Me alegra- Susurré. Maldición, estaba pensando en voz alta.

-Si esperabas la respuesta de un hombre romántico, estás hablando con el sujeto equivocado- Agregó.

Reí. El malestar no se detenía, pero aquello era una terapia muy buena.

-No me malinterpretes- Le dije.

-¡Heichou, ya es hora!-

La voz de Eren tras la puerta le molestó. Suspiró, como nunca lo hacía y se despidió de mi besando la comisura de mis labios y luego mi frente.

Mierda. El enano se estaba despidiendo de verdad. Como si no fueran a volver.

-Aunque si fuera por mí, tu y yo ya estaríamos usando esas argollas-

Salió dejándome boquiabierta. Ese maldito enano ¡Por qué hablaba cuando no debía!

A los pocos minutos entró Hanna con una infusión de hierbas asquerosa pero efectiva. El malestar desapareció a las pocas horas y logré volver a la normalidad.

El crepúsculo me apresuraba. Debía partir esa noche.

-._._._._._. – Murmuró la rubia. Le dirigí la mirada, la chica irradiaba tristeza.

-Kaito me lo contó y entiendo perfectamente cómo te sientes- Susurré. Las lágrimas brotaron de sus ojos azules de inmediato, perdiendo el control de sí misma.

-Lo siento- Dijo. Negué. Aquello no era algo para avergonzarse.

-Debes ser fuerte, Hanna. Esperemos que algo bueno venga para nosotros-

Asintió. Cuando se calmó, sacó de mi armario un bolso mediano y algunas cosas que ni siquiera sabía que estaban ahí.

-Conseguí una peluca rubia. Sus ojos se adaptarán a ese color- Soltó – Se afirma bien en el cabello, no es algo que se caerá con facilidad. Necesitará algo de fuerza para quitarla. La apariencia que demostrará con ella, incluyendo su tono de voz, es un chico adolescente de no más de 18 años. Debe comportarse como tal, así no levantará sospechas-

Me la coloqué escondiendo mi cabello. Me veía jodidamente extraña, lo que era bueno. No parecía yo misma. Un mechón rubio caía por el medio de mi frente y atrás era algo mas corta, pero desordenada.

-También compré algo de ropa de chico. Hay un cambio para que se vista ahora y algunos otros para el resto del tiempo. Empaqué una alforja, un par de navajas y una pistola. Si usted tiene dinero ahorrado, sería bueno que llevara un poco-

-Tranquila, Hanna. Te agradezco todo esto, estaré bien y espero que manejes todo lo que suceda aquí. Sé que como hay varios refugiados de Rose allí, no necesitaré pagar cada vez que suba o baje. Mentiré, algo se me ocurrirá. Por favor no cargues con el peso de esto, es suficiente conmigo- Solté. Estaba vendándome el pecho y terminando de abotonar mi camisa antes de que ella retomara la palabra.

-El nombre clave con el cual el comandante la identificará es Jake Laurie. Así también la espera la persona en la ciudad subterránea. Él la encontrará-

Asentí. Cuando termine de vestirme me di una rápida mirada al espejo. Parecía un chico, sí, pero mi voz sería un problema. Leí en algunos pergaminos técnicas de respiración para agravar la voz, pero eso ya lo practicaría de camino.

Ella colocó mi bolso en mi espalda y lo ocultamos bajo una capa azul marino. Me encaminó hasta las afueras de nuestra base, sin que ningún otro soldado nos notara y cuando estuvimos lo suficientemente lejos, me despedí.

-Hanna. Se cuidadosa. Cuida de Erwin y…-

Ella me interrumpió con un espontaneo abrazo. Incomoda y casi sin poder respirar, devolví el gesto, ya que la chica era considerablemente más alta que yo.

-Usted y Kaito deben regresar vivos o me encargaré de que lo lamenten- Susurró. Reí ante su comentario y luego de separarnos, le guiñe un ojo.

-Volveremos- Le dije. Y comencé a caminar en dirección a la entrada de la Ciudad Subterránea.

Antes de acercarme demasiado analicé el mapa para no parecer una idiota allá abajo. La casa de Levi estaba algo lejana, pero ya me daría el tiempo de ubicarme. Desafortunadamente no conocía el lugar con exactitud a pesar de que mi Padre me llevó varias veces allí.

Y en la misión de captura, solo utilicé mi equipo tridimensional mientras seguía a Farlan.

Llegué a las escaleras y dos soldados de la Policía Militar me observaban fijamente. Tomé una bocanada de aire antes de que ellos me hablaran.

-Mocoso ¿Qué haces a esta hora?- Preguntó uno. El otro sonrió de medio lado.

-Mi hermano me envió a casa por si recuperábamos alguna de nuestras cosas… somos de Ragako y…-

Con aquel nombre los soldados dejaron el interrogatorio y solo me indicaron la entrada. Me dejaron bajar sin siquiera revisar mi equipaje, a pesar de agradecerlo, era una falla de seguridad absurda. Sin duda esa era una causa de la delincuencia en este lugar.

Bajo la capa, mis manos temblorosas sostenían una navaja en caso de emergencia. Mientras caminaba noté que varias personas me observaban desde arriba de los tejados, otros, escondidos tras enormes cajas de madera y algunos se me quedaban viendo al pasar por su lado.

Quizás mi condición de militar me permitía notar hasta los más pequeños detalles, pero estaba sintiéndome realmente nerviosa.

-Oye ¿Qué tienes bajo esa capa?-

Un hombre mayor con un cuchillo en las manos estaba de pie frente a mí, amenazante. Le sonreí y sentí pasos tras de mí.

-Eso no te incumbe, viejo- Solté. Los pasos se transformaron en carreras y de pronto tenía tres sujetos sobre mí. Debía dejar de titubear y comenzar con mi misión.

Asesinar.

-¡Chico! ¿Tú eres Jake Laurie?- Gritó un hombre, saltando por encima de mí. De un movimiento absurdamente rápido, los apuñaló y dejó tendidos en el suelo, sin matarlos aparentemente.

Ni se inmutó y me indicó que caminara con él a su lado.

Y yo seguía con una navaja en mi mano.

-Sí, soy yo- Murmuré. Frunció el ceño ante esa respuesta y pasando su brazo por sobre mi hombro, colocando sus labios muy cerca de mi oído, me regañó.

-Tendremos que practicar el hablar como hombre, Sensei-

Me separé bruscamente de él. ¿Cómo demonios Erwin si quiera pensaba en confiarle mi identidad a alguien que podría asesinarme en un segundo? Le di una mirada rápida para analizarlo. Sus ojos castaños y su cabello revuelto negro como la noche le daban una apariencia bastante juvenil, aunque era casi tan alto y fornido como Erwin.

Notó que le miraba y me mostró una sonrisa encantadora.

Maldición. Lo conocía.

-¿Eres Thomas Leblanc?- Le pregunté. Él se largó a reír sonoramente, asintiendo.

-Veo que tienes buena memoria. Es un gusto volver a verte, Jake. Se dónde te quedarás, no es demasiado lejos de aquí-

Thomas fue un soldado de la Legión de Reconocimiento, quien entró junto a mí con la intensión de ser médico del Centro de Sanación. Dimitió en el año 845, luego de la aparición del Titán Colosal.

Nunca conocí su motivo, pero el chico fue el primer lugar de mi generación. Podría estar en la Policía Militar si lo quisiera.

Me extrañe cuando llegamos hasta la casa de Levi. Se notaba que nadie ocupaba el lugar, aunque parecía extraño luego del incidente en Rose. Supuse que Thomas se encargaba de mantenerla sin visitantes indeseados.

Metí la llave y un clic sonó en la cerradura. Al entrar, el pasado del enano se abrió ante mis ojos.

-Bienvenido a casa- Dijo el pelinegro. Por un segundo lo confundí con Levi y una punzada en mi corazón se hizo presente.

Cerró nuevamente con llave tras de él y sentándonos, comenzó a explicarme lo sucedido. Aparentemente él vivía en la casa, porque con confianza, me invitó un vaso de licor luego de encender un par de velas.

-¿Me lo puedes contar?- Susurré. Thomas asintió, acomodándose.

-Erwin, luego de dimitir, me pidió que me hiciera cargo de este lugar. Y no me refiero a la casa, si no a la Ciudad Subterránea por completo. Las oleadas de gente que llegan aquí se contaminan y alguien necesita mantener el orden, quizás como Levi pero en una versión más amable- Suspiró.

-¿Por qué te fuiste? El comandante no quiso decirme que sucedió. Siempre pensé que estabas muerto- Respondí, dando un trago al alcohol.

-¡Yo fui quien pensó que estabas muerta, ._._._._._._. ! Llegaste en un estado deplorable a la base. No supe que hacer, no estaba tan preparado como tú. El enano amenazó con matarme si no te salvaba. Y cuando recuperaste la conciencia, supe que mi trabajo estaba hecho. Erwin me ofreció esto y yo acepté. Fue una tortura ver como alguien quien salvaba vidas era atacada por esas mierdas de allá fuera…-

-¿Elegiste bien?- Volví a preguntar.

-No lo sé. Creo que tomé la salida fácil-

-Estas bromeando ¿Cómo que fácil?- Gruñí. Él sonrió.

-Así es. Es más fácil controlar y asesinar humanos, que controlar y asesinar titanes. Llevo cinco años en esto, si estuviera arriba, estaría muerto. Al igual que tú, conozco mis capacidades. Fue absurdo seguirte, ._._._._. –

¿Seguirme?

-Te escuchas como un adolescente enamorado, Thomas. Si me seguiste, fue por mis planes. Te lo comenté en la ceremonia de graduación, pero eso fue todo-

-Bueno, esto confirma que nunca se te dio entender los sentimientos humanos-

-¡Estábamos en el ejército!- Chillé. Me sonrojé como una niña, porque nunca se me pasó por la cabeza que él sintiera eso por mí.

-Estuvimos tres años juntos y ni siquiera cruzamos palabra. Pero cuando te escuche hablar con esa convicción… Aunque no te emociones. Es cosa del pasado- Agregó, sonriente – Vivo con mi esposa a dos casas de aquí. Y tenemos un niño de dos años que es adorable…-

-Siento envidia absoluta de ti, Thomas- Solté de repente. Nuevamente me sonrió.

-Supongo que lo mío no era la Milicia. Aquí la gente sabe con quién meterse y con quien no, pero con el reciente caos, he tenido un par de problemas. Mi mujer se ha encargado de aprender lo básico de medicina mientras yo cuido de nuestras vidas. Así que este es el trato. Tú le enseñas a ella y yo te enseño a ti-

-Es un trato. Aunque deberá ser rápido- Extendí la mano y el pelinegro la estrecho.

De pronto, hubo un silencio muy incómodo.

-No se cuánto tiempo estarás aquí. Podría ser un par de días o meses. Aquí no contratarán tus servicios como médico, si no como asesina. Y si no tienes la marca, es probable que mueras de hambre. Es algo de lo que debes estar consiente-

-¿De qué hablas?- Pregunté confundida.

-Los asesinos se inician luego de su primer crimen. Algún veterano traza una línea vertical desde el cuello hasta la espalda baja con un cuchillo, para dejar una cicatriz. Es la única manera de reconocerse los unos a los otros-

Dicho esto, se quitó la camiseta que tenía puesta, dándome la espalda.

Mierda. La misma cicatriz que Levi. Así que eso significaba todo.

-Thomas, cualquiera puede hacer eso- Solté confundida.

-Este es otro mundo. Nadie marcaría su cuerpo por una idiotez como esta, a menos que te lo tomes enserio. Es como una tradición de la Ciudad Subterránea-

Sí que se lo tomaban enserio. De todos modos, Thomas tenía razón. Si quería sobrevivir, debía adaptarme lo más posible.

-Si es en público tendré problemas- Agregué.

-No. Actualmente soy yo quien lo hace, no permitiré que te expongas así-

-Bien-

No, eso no estaba nada bien. En qué demonios me estaba metiendo.

-Ahora iremos con Sarah e iniciarás tu primera misión. Iremos juntos esta vez, pero luego actuarás por tu cuenta. Es tu prueba de fuego- Soltó, poniéndose de pie.

Guardé rápidamente mis cosas en la que parecía la antigua habitación de Levi y salí junto a Thomas, llegando a su casa rápidamente. Una guapa mujer de mi altura, con ojos azules como el cielo y el cabello rubio me dio la bienvenida en medio de abrazos mezclados con timidez.

-Es un gusto, Sensei. Soy Sarah Leblanc y él es nuestro hijo, Oliver-

El niño era idéntico al padre. Su cabello negro azabache y sus ojos castaños, casi avellana como una mezcla de él y su madre. Le sonreí, pero el mocoso era tímido.

La mujer me sirvió un plato de comida jodidamente exquisito, pero nadie recordaba siquiera que aquella noche me iniciaba como asesina. Luego de que Thomas hiciera dormir al niño, sobre la mesa extendieron varios dibujos del cuerpo humano.

Pensé que sería para que le enseñara, pero era todo lo contrario.

-Esto es como un mapa. Los puntos débiles están marcados con rojo- Thomas pasaba su dedo por cada zona señalada – Aunque eso ya deberías saberlo. La precisión y la profundidad de tus ataques te darán la victoria-

Me enseñó un par de movimientos y casi de forma automática me sacó de la casa. Me guió por los suburbios hasta llegar a algo parecido a un bar, muy desaliñado por donde se le mirase.

-¿Qué es esto?- Le pregunté al pelinegro.

-Un prostíbulo. Hay mujeres que aquí trabajan por su propia voluntad, porque son adultas. Pero un hijo de puta de este lugar le está ofreciendo a algunos hombres adolescentes y niñas que han llegado hasta aquí por lo de la muralla Rose-

Mierda. Sentí asco.

-Se me acaba de ocurrir algo. Entremos-

-Así me gusta, Jake. Confío en ti-

Cuando entramos a aquel lugar, mi mente desechó la idea de que los titanes eran lo peor existente en la tierra. Entendí por qué la muerte era necesaria en aquel lugar.

Entendí que mi trabajo como sanadora era inútil.

Entendí a Levi.

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:::

.

Aquella mañana Levi estaba muy cabreado. Durante la noche la lluvia los alcanzó antes de llegar a la cabaña y a pesar de estar cuidando su salud, sentía que la garganta se le apretaba más y más.

No debía demostrar debilidad ante los mocosos.

Salió de su habitación y el silencio se hizo presente de inmediato. No entendía por qué Armin acababa de esconder el periódico ni por qué la gran mayoría de su equipo se veía tan afectado.

Sobretodo Kaito.

¿Tan rápido se rindieron?

-Heichou, es mejor que se siente-

Eren le pidió esto con tanta amabilidad, que no tuvo otra opción. Frente a si, Sasha servía una taza de té recién hecho mientras seguía observando como Kaito gimoteaba en silencio.

-¿Qué es lo que le sucedió al mocoso?- Preguntó tomando un sorbo de su té. Los más jóvenes se miraron entre sí, sin saber qué hacer.

Al final, Jean fue quien se atrevió a revelar la realidad. Le entregó la hoja de papel al capitán y esperó a que leyera.

-Le pediremos a Nifa que lo confirme- Fue lo que Armin, al lado del Heichou, logró decir.

Pero la vista de Levi estaba fija en el pequeño titular de la esquina inferior derecha.

-Es una jodida mentira- Susurró.

El equipo no supo que responder.

Para la sorpresa de todos, el capitán se levantó de su silla y salió fuera de la cabaña. Ellos comprendieron que necesitaría un par de minutos para digerir lo que había leído previamente.

Mikasa le dio una segunda vista a la nota. Debía ser mentira. Debía contener un mensaje secreto.

Pero nada.

"Durante la madrugada, el Comandante Erwin Smith confirmó la muerte del único médico de la Legión de Reconocimiento, ._._._._._. ._._._._._._. , luego de una aparente infección contagiada durante la pasada misión de la facción militar. Sus restos han sido incinerados para evitar la propagación de la misma"

El resto era solo amarillismo debido al caos, ni siquiera valía la pena releerlo.

-Tenemos que partir, nos encontraron-

Para sorpresa de todos, el Heichou estaba de vuelta sin expresión. Aunque al tomar sus pocas pertenencias y salir del lugar, notaron por lo menos a cinco soldados de la Policía Militar muertos a su alrededor.

Los escuchó. Como planearon su asesinato. Y como reían por facilitarle la tarea.

La muerte se pagaba con muerte.

Y él la vengaría.


Hola! ¿Que tal les ha parecido esto?

Koisshi Saotome Ackerman Pues yo te amo a ti y así creo que estamos a mano c:. Espero que la historia no te aburra, tengo ese sentimiento de que estoy alargando mucho sin que suceda nada. En fin, un abrazo.

Aidil Puñalada directo a mi kokoro ¿Estoy siendo demasiado melodramática? Dios mio, AYUDA. La invasión de OCs es porque bueno, siempre me ha gustado escribir así. No me gusta reproducir las historias con los mismos personajes. Gracias por tu comentario, estabas desaparecida :c

rika-chan777 No me regañes por si ha salido demasiado ooc esta vez. Seguiré escribiendo mientras pueda, incluso me estoy llevando una libreta al trabajo y ahí anoto mis ideas. Gracias!

Mary-can Bueno, no es que la intriga haya durado mucho, pero gracias por tu comentario. Espero que continúes leyendo y me dejes tu opinión!

Gracias a todos por sus favs, follows y reviews. Nos leemos!

Setsuna.