Capitulo XXII

Me senté en la barra junto a Thomas. Según él, para suavizar el primer asesinato, el alcohol sería un buen aliado.

No podía abandonar. Era una situación en la que actuaría sí o sí.

Me sorprendió que nadie lo conociera. Me contó que su oficio era parte de una red de informantes, quienes actuaban independientes unos de otros. El fin era siempre el mismo, tratar de que la Ciudad Subterránea fuera un lugar mejor.

Las mujeres se paseaban entre nosotros, seductoras y demacradas. Muchas de ellas atractivas, pero su piel grisácea por la falta de sol daba miedo. Parecían muertos andantes.

-¿Cuál prefieren esta noche?- Preguntó un sujeto con sombrero posicionándose tras de mí. Miré a Thomas, quien confianzudo, lanzó la frase sin anestesia,

-He escuchado sobre la nueva mercancía. Mi amigo y yo queremos deleitarnos hoy-

Por Dios, aquel hombre se escuchó de forma asquerosa. Daba gracias por conocerlo y no sentir deseos de golpearlo hasta la muerte.

El viejo me dio una mirada rápida y arqueó una ceja. A cambio, saqué de mi chaqueta dos monedas de oro. Su expresión cambió.

-Acompáñenme-

Lo seguimos a un subterráneo. Ahí, dos niñas, absolutamente aterradas, me observaban fijamente.

La mayor, de cabello y ojos castaños, vestía a penas una camiseta y un short demasiado corto. La menor, de no más de diez años, era rubia de ojos azules. Su vestido era aparatosamente refinado, pero estaba desgastado. De seguro la niña era de clase alta.

-¿Cómo llegaron aquí las preciosuras?- Pregunté. Me estaba tomando aquello demasiado enserio.

-Las encontré en la evacuación de Rose. Ya sabes… tienen que ganarse la vida. Y pagar el techo y el alimento que les damos- Respondió.

Bien. Él era el único responsable.

Me acerqué hasta el viejo. Olía a tabaco y alcohol, lo que era nauseabundo.

-Niñas… ¿Pueden girarse un momento por favor?- Les preguntó el pelinegro. Las jóvenes, confundidas, asintieron y obedecieron. Noté que estaban tomándose de la mano.

-¿Y no pensaste en buscar a sus familias, cerdo asqueroso?- Gruñí mirando al hombre – Aprovecharse del caos que se está viviendo dentro de las murallas para denigrar a unas pobres niñas que no tienen idea de lo que sucede ¡Hijo de puta!-

Mientras más avanzaba, él más retrocedía. De mi chaqueta saqué una navaja y con firmeza, apunté entre sus ojos.

-¿Qué…que… que haces?- Tartamudeó.

Jodido maldito. Tapé su boca cuando comenzó a gritar y de un solo movimiento, enterré la navaja en su cuello, rasgando de un extremo a otro. La adrenalina evitó que sintiera cualquier tipo de remordimiento.

De hecho, se sintió bien.

El cuerpo del hombre cayó al suelo a los pocos minutos, sin vida, sus ojos blancos y su ropa manchada de sangre.

Creí que vomitaría sobre él. Pero a cambio de eso, logre controlarme y limpiando mi navaja, me giré hasta Thomas. Tenía a las jóvenes tras de él, evitando que vieran los sucedido.

-¿Cómo las sacamos de aquí?- Pregunté.

-A mitad de las escaleras había una pequeña ventana. Supongo que pasaremos por ahí-

-Bien- Me acerqué hasta ellas para intentar que sintieran confianza conmigo - ¿Cuál es su…?-

La rubia se lanzó a mis brazos, abrazándome con fuerza. Temblaba y con fuerza la levanté del suelo para caminar con ella colgada a mí.

-Ella es Ambar. Mi nombre es Emily- Respondió la castaña. Dio una vista rápida al cadáver y luego desvió la mirada.

-Vámonos de aquí- Susurró la menor.

Le acaricié la espalda y asentí. Thomas escribió una nota en un papel y la dejó enterrada en la frente del tipo con un cuchillo.

Sanguinario era poco.

Los cuatro salimos por la ventana y comenzamos a caminar en dirección hasta mi hogar temporal. En el lugar nos esperaba Sarah, gracias a quien pudimos alimentar a las niñas quienes recibieron nuestra ayuda de manera tímida.

El pelinegro tenía a su hijo en los brazos, quien lloraba desconsolado.

Supuse que el mocoso tenía hambre.

-Oye… ¿Puedes venir un segundo?- Me preguntó el pelinegro, quien trataba de calmar al niño. Me ofreció cargarlo pero negué varias veces con la cabeza, incomoda.

-¿Si?- Le dije, cuando estuvimos en una esquina apartada al comedor donde estaban en resto de nuestras acompañantes. Titubeó antes de hablar.

-Hay que revisarlas. Por si concretaron-

Que horrible palabra para describir el abuso. Volvimos a la mesa, aun se notaban nerviosas y asustadas.

-Lamento preguntarles esto, sé que aún no nos conocemos demasiado… pero ustedes… ¿Sufrieron de algún…?-

Antes de siquiera terminar la frase la castaña le tapó rápidamente los oídos a la rubia. Ella, confundida, me observaba de medio lado.

-¡No!- Chilló la mayor – Ella no sabe lo que sucedía ahí. Por favor no lo digas – Susurró.

-¿Son parientes?-

Volvió a negar.

-¿Puedes cooperar más, por favor?- Preguntó Thomas, notoriamente sin paciencia.

-¡Ya confiamos en alguien y terminamos en ese horrible lugar! Y ustedes son… son...-

-Asesinos. Pero confía en mí, por favor-

Le dije esto casi en una súplica. Mi mente se encendió y arriesgando enviar todo al demonio, me quité la peluca rubia. Como dolió quitarme esa cosa.

Sensei!- Un gritito de emoción salió de la rubia más pequeña, aplaudiendo.

-Arriesgo mi vida revelándoles mi verdadera identidad. Si sucedió algo, solo díganlo, podré ayudarlas- Solté. La castaña aun no salía de la impresión. Luego suspiró y sonrió por primera vez en toda la noche.

Thomas asintió y obligándome a cargar a su hijo, salieron de la casa junto a Sarah. Supongo que sería la niñera por unos minutos. El mocoso, a pesar de ser tímido, estuvo muy tranquilo en mis brazos dormitando.

La castaña contó la historia de ambas. La menor, Ambar Collins, era una pequeña noble de apenas seis años nacida en el distrito Stohess. Se separó de sus padres en medio de la batalla de Annie y Eren en la ciudad, sin poder reencontrarse. Emily Lewis era una chica de quince años que vivía en Shingashina y junto a los suyos, estaba reubicada en Trost. Y por la última aparición del titán Colosal, huyo hacia la Ciudad Subterránea.

Se encontraron aquí y no volvieron a separarse.

Me permitieron revisarlas y afortunadamente no tenían rastros de abuso. Ni siquiera de golpes, así que un poco más tranquila, las envié a que tomaran un baño para luego irse a la cama.

Tenía los suficientes recursos para encargarme de ellas, pero no podía salvar a todo el mundo de la misma manera. Oliver estaba a punto de roncar en mis brazos cuando la puerta se abrió nuevamente. Thomas y Sarah fueron por ropa para las dos pequeñas niñas y luego de una agradable conversación en donde todos los mocosos terminaron dormidos, el pelinegro me tomó por el brazo.

-¿Estas lista?- Me preguntó. Sarah me dijo que cuidaría de ellas mientras mi proceso de iniciación durara.

Asentí y nos dirigimos a su hogar. En medio de velas encendidas estaba una silla que él me obligo a utilizar, aunque al revés, por lo que mi abdomen descansaba en el respaldo. Se dio la vuelta para que pudiera quitarme la camisa y las vendas.

La liberación. Usar esas cosas todo el tiempo me haría daño.

Volvió a girarse y sacó un cuchillo que relucía con la iluminación del lugar. No logre ver nada de lo que planeaba hasta que sin preparación ni aviso, el maldito hijo de puta clavó el metal en mi piel.

Estaba ardiendo. Me estaba marcando como un animal.

-¡Mierda, Thomas! ¿Qué demonios…? – Chillé, cuando sentí que quitaba el cuchillo de mi nuca. Traté de no moverme, pero el acero caliente fue doloroso.

-Cuando termine te lo diré. Ahora, esto se realiza de un solo golpe. Si vuelves a moverte tendré que hacerlo una y otra vez-

Asentí con lágrimas en los ojos. No tenía de qué aferrarme, ni siquiera algo que morder para aguantar. Un segundo grito salió de mis labios cuando el cuchillo volvió a enterrarse en mi piel, hirviendo. De manera lenta bajaba por mi espalda, torturándome.

Sentí mi sangre correr por los costados de la herida. Lo único que faltaba es que lanzara algo de sal sobre ella y la tortura seria completa.

Sacó el cuchillo de mi carne en la parte baja de la espalda. Gemía de dolor descontrolada, hasta que él tomó mis mejillas entre sus manos.

-Lo que estas sintiendo es el dolor que provocaras en todas tus víctimas. La cicatriz que quedará es la huella que un asesino deja en el mundo-

Thomas estaba loco. Incluso se me pasó por la cabeza asesinarlo a él.

Mierda.

¿Por qué fue tan fácil matar a aquel hombre? ¿Por qué ni siquiera mi conciencia estaba molestando? No podía ser.

No.

Mi mente lo acepta.

-No todo puede ser blanco o negro. Mientras tu salvas vidas, hay otros allá fuera que matan sin piedad. Busca tu equilibrio, si crees y sientes que está bien, hazlo. Si no, sentirás remordimiento-

Lo que hice con esas niñas estuvo bien.

Bien.

-Te acabas de convertir en una persona peligrosa, ._._._._. . Porque ahora sabes dar vida, como mantenerla y como apagarla-

Peligrosa…

Perdiendo mi humanidad por el bien del resto.

. . .

El calor que sentía me despertó y ni siquiera podía orientarme. Observe a mi alrededor, era la habitación de Levi. Mis cosas, a los pies de la cama, descansaban de la misma manera en la cual las había dejado. Miré mi cuerpo y estaba desnuda desde la cintura hacia arriba y traía un short que apenas me cubría la mitad de los muslos.

Cierto.

Me levanté para buscar un espejo. No podía ver cómo era la jodida marca en la espalda, así que tomando una camiseta sin mangas, me dispuse a salir de la habitación.

-¡._._._._.!-

La voz de Emily inundó mis sentidos. Ambas se veían más compuestas y radiantes, como si la vida regresara a sus cuerpos.

-Oye, chica, no la llames por su nombre o la descubrirán. Él es Jake-

Thomas regaño a la castaña mientras se ponía de pie y caminaba hasta mí. Ni Sarah ni Oliver estaban a la vista, por lo que debía agradecerle al hombre.

-Gracias por cuidar de ellas- Murmuré, apenada.

-Tú me obligaste. Tuviste fiebre y me enviaste a la mierda varias veces. Llevas dos días durmiendo-

¡Maldición!

-Lo lamento- Volví a murmurar. Él soltó una carcajada y me invitó a acompañarlos mientras aparentemente, estudiaban medicina.

Noté la mirada de ambas chicas sobre mi cuerpo. Seguramente estaban contando cuantas cicatrices llevaba sobre mí, imaginando como han llegado hasta ahí.

-No te preocupes. Es una reacción normal- Agregó Thomas. Luego de unos segundos la pequeña rubia comenzó a jalar la camisa del pelinegro.

-Thomas… tengo hambre-

Por las murallas, no esa frase. La castaña se sonrojó al escuchar a su amiga y bajó la mirada. Mi estomagó gruño también.

-Recuerden que estamos en escases. Podremos comer antes de ir a dormir – Respondió el pelinegro.

Era entendible. Él alimentaba solo dos bocas. Ahora eran cinco.

-Puedo ir arriba y comprar…-

Alguien tocó la puerta de manera suave. Puse mi dedo índice en mis labios, para que nadie hiciera ruido. Thomas llevó a las niñas a hasta una de las habitaciones y se escondieron.

Tomé una navaja y abrí la puerta escondiéndome tras ella. No podía dejarme ver, puesto no estaba disfrazada.

-Sensei-

-Nifa-

Cerré la puerta tras ella cuando entró completamente. Iba de civil y traía consigo un bolso bastante abultado. La chica se sorprendió al verme, quizás mi apariencia no era la mejor.

Lo único que tenía para ofrecerle era un vaso de agua. Ella, de un trago, se lo acabo. Creo que no era la única que sentía un calor infernal en ese lugar.

-El Comandante Erwin le ha enviado provisiones para una semana por lo menos. También le ha enviado la inyección mensual, según el calendario de la Legión, hoy es el día-

La soldado desempacó todo frente a mi vista, muchas frutas y verduras venían en aquel bolso, acompañado de algo de arroz, leche, pan, unos cuantos huevos y una pequeña caja con té. Suspire aliviada y cuando volví a mirar a Nifa, noté que su mejilla izquierda estaba más sonrojada de lo normal.

-¿Alguien te golpeo cuando llegaste aquí? Porque si es así…-

Le mostré mi navaja y ella rio.

-Fue Levi Heichou. Se descontrolo cuando le confirme su muerte-

¡Mierda! Maldito enano cabrón.

-Lo lamento-

Ella negó con la cabeza.

-El Comandante me dijo que esto era confidencial. Por favor léalo, respóndale y me iré-

Me entregó una libreta de notas y un lápiz, por lo que di una lectura bastante rápida para no seguir demorando la misión de Nifa.

'El plan ha funcionado a la perfección. Pixis y Dawk vinieron a dar las condolencias, aunque por medio de Levi me he enterado que la Policía Militar Central ya había planeado tu muerte, por lo que estamos construyendo ahora va por buen camino.

Quisiera tu opinión respecto a Eren ¿Cuáles serían las pruebas que Hanji debería realizar, según tu criterio? ¿Hay alguna reacción adversa que pueda suceder? De todos, Levi y tú son los que más cercanía tienen con él, pero Levi… lo conoces. No es muy entendido de aquello.

Éxito, Chiyu.'

Erwin normalmente tenía aquella habilidad de contención y filtro con sus subordinados, obviamente este no siendo el caso. Suspiré.

'Respecto a lo primero, me encargaré personalmente de Dawk cuando esto termine.

Volviendo a lo importante, Eren en su forma de titán debería ser capaz de seguir instrucciones y lograr comunicarse con quien sea que lo entrene. El cansancio será un mal aliado, ya que el chico lo intentará hasta morir. Mantengan agua cerca de él. Eso es lo que se me viene a la mente.

Quisiera pedirte un favor. Si puedes, averigua con Pixis y sus soldados sobre Emily Lewis (Shingashina-Trost) y Ambar Collins (Stohess). Son niñas y me gustaría encontrar a sus familias.

PD: Tengo una muy bonita cicatriz en la espalda. Espero que estés orgulloso.'

Cerré aquella libreta y la deposite en las manos de Nifa. La chica se despidió y rápidamente comenzó a correr hasta la lejana escalera.

Las niñas y Thomas salieron al escuchar que volvíamos a estar solos. Su mirada cayó hasta la mesa llena de comida.

-Bueno… ¿Alguien quiere tener una tercera comida el día de hoy?- Les pregunté de manera alegre. Thomas se cruzó de brazos, sonriente. Las niñas aplaudieron.

-Debemos ahorrar- Suspiró el pelinegro. Asentí.

Los dos comenzamos a preparar una sopa de verduras que mantendría lleno el estómago de todos por un tiempo. A los pocos minutos se nos unió Sarah y Oliver, por lo que aquella familia improvisada estaba completa.

-Tienes suerte, Jake- Murmuró Sarah a mi lado.

-Cejotas es así. Muy bueno y muy malo, cuando quiere-

Thomas soltó una carcajada.

Luego de aquel pequeño gustito, me dediqué la mayor parte de la tarde a enseñarle medicina a la esposa del pelinegro. Mientras los niños jugueteaban bajo la supervisión de Emily, los tres adultos estábamos muy concentrados en la mesa del comedor.

-Oye… ¿Te sientes bien?- Me preguntó Thomas, confundido.

-Si… aunque aquí está muy caluroso- Respondí.

-No me refiero a eso-

-Thomas, no deberías…-

Una sola mirada a Sarah de parte de su esposo y ella, sumisa, no volvió a entrometerse.

-No te creas el macho alfa, idiota- Gruñí – Respondiendo tu pregunta, me siento bien. La cicatriz no duele para nada y mi conciencia está tranquila. Lo que hice estuvo bien-

El pelinegro también bufó.

-Bien. Porque espero que en tu pequeño cerebro de militar entiendas que lo que estás haciendo aquí es porque quieres, no porque estas bajo órdenes de ningún idiota. Si lo hubieses querido, un no de tu parte era buena respuesta-

Tomó a su mujer por el brazo y cargando a su hijo, dio un portazo muy fuerte. Ambar estaba por comenzar a llorar cuando Emily la tranquilizó.

-Emily… presiento que esto sucederá en muchas ocasiones. Incluso puede que yo tenga que estar fuera algunos días… ¿Crees que puedas encargarte de ella? Mientras no pueda volver a la superficie…-

La castaña asintió varias veces.

-Fui criada para ser una dueña de casa. He cuidado de ella hasta que tú llegaste…-

-Me encargaré de que no les falte nada-

-Lo sé-

Lo único que logre hacer fue abrazar a ambas con un nudo en la garganta. La mayor comenzó a cortar una manzana con forma de conejo, por lo que la menor se distrajo rápidamente. Luego comencé a ordenar cada una de las cosas que Erwin me envió, encontrando un pequeño saco. Al abrirlo, una nota con la caligrafía de Hanna y una hierba muy extraña.

-Preparar como el té y beber una vez al día en la mañana. Racionar para un mes- Leí en voz alta mientras obedecía las ordenes.

Al menos no tenía mal sabor.

-¿Qué es eso, Jake?- Me preguntó la menor, jalando de mi camiseta.

-No lo sé-

Mierda. Mi voz estaba diferente.

-¡Suena como un chico!- Gritó la castaña. La menor, confundida, comenzó a reírse.

Las tres terminamos a carcajadas mientras ellas me obligaban a hablar. Luego de unos minutos, comprendí que esto estaba llegando a un nuevo nivel. Y decidí que aquel era mi último día de vagancia, ya que debía seguir aprendiendo y necesitaba dinero.

Busqué entre mis cosas mi reloj de bolsillo e imitando a mi madre, envié a ese par de jovencitas a dormir. El aparato marcaba las once y media, así que luego de arroparlas invadí la antigua habitación de Levi.

Era un lugar muy ordenado e incluso se parecía a la que usaba en la Legión de Reconocimiento.

Sobre la cajonera descansaban muchos papeles, la mayoría desordenados y llenos de polvo. Algunos retratos y un pequeño libro de cuero negro que llamo mi atención.

Lo abrí y me encontré con muchos dibujos que me sacaron una risa. Sin duda, las habilidades artísticas de Levi eran cuestionables desde niño. Claro que aquellos dibujos eran como un mapa del cuerpo humano y demostraban su crecimiento como delincuente. Anotaciones sobre como apuñalar, como tomar los cuchillos, las predisposiciones de las personas para huir, sus movimientos clásicos y variada información que me seria de ayuda.

La mayoría de las hojas tenían la letra de un niño que algún adulto tachó y corrigió. Los dibujos eran muy explícitos y sus instrucciones eran claras.

Dejé aquel libro de lado un momento. Los retratos llamaron mi atención, puesto que el enano no era alguien que guardara ese tipo de cosas. Algunos eran de él, Farlan e Isabel en una faceta mucho más joven y oscura. Otro era de una mujer muy atractiva con un bebé en los brazos, seguramente la madre de Levi, sin duda eran iguales. Al reverso llevaba escrito con una caligrafía hermosa 'Para Kuchel Ackerman' y luego abajo, con una letra más temblorosa, 'Para Levi Ackerman'.

Los recortes de periódicos llevaban los titulares más importantes desde el año 840 en adelante, iniciando con la muerte de mi Padre, la invasión del titán colosal, las revueltas, la escases y un sin número de otras noticias.

Dejé cada cosa en su lugar y llevándome el libro a la cama, comencé a leer, como en los viejos tiempos.

. . .

Pasaron dos semanas sin que Thomas me dirigiera la palabra. A penas Sarah y Oliver eran mis únicos visitantes y con el tiempo entendí el motivo. El idiota fue claro en decírmelo, sería solo un asesinato con su ayuda.

Aunque conseguí fama en la ciudad subterránea, gracias a una anciana que extendió el rumor diciendo que los de mi clase, según ella, tímidos y atractivos, eran los mejores. Por lo menos estaba generando dinero y aquello era lo importante.

Incluso perdí la cuenta de cuanta sangre tenía en las manos.

Cocinaba para Ambar y Emily cuando recibí la visita de Nifa. La chica se disculpó por no poder aparecer antes y mientras llenaba mi despensa, me dio mi nueva misión.

-El equipo de Levi Heichou ha tenido un poco de problemas… y el Comandante Erwin necesita a alguien que se haga cargo de la Policía Militar. La quiere un par de días vigilando su posición-

-¿Los escondites no han funcionado?- Le pregunté a la chica.

-Sospechamos que el vapor que emana el cuerpo de Eren cuando se transforma en titán los atrae-

-Suena lógico ¿Cuándo debo partir?-

-Ahora – Susurró, entregándome la libreta con la cual me comunicaba con Erwin- Iré al cuartel y me reuniré con usted más tarde, en la cabaña. Recuerde que nadie sabe lo suyo- Agregó.

Asentí y comencé a leer.

'Es algo que solo podía confiarte a ti. Las marcas en tu cuerpo son secundarias, ya que te conozco lo suficiente sin ellas también.

Lamento informarte que los padres de Emily Lewis fueron identificados en un vomito de titán en Trost. La madre de Ambar Collins notificó su desaparición pero murió a los pocos días en un hospital, el padre, fue encontrado muerto bajo los escombros de su hogar. Supongo que ya has tomado responsabilidad de ellas, pero ten claro que aquellas niñas no podrán entrar en las instalaciones de la Legión de Reconocimiento cuando puedas volver, Thomas ha decidido encargarse.

Cuando leas esto estarás a punto de tener un encuentro con Levi. Por favor, como tu Comandante, te prohíbo que reveles tu identidad ante su equipo. Está canalizando su ira en fuerza y estoy seguro que nos llevará a la victoria.

Lo lamento.'

'Entendido' respondí. Más que eso, sería hacerle un favor al maldito cejas de oruga y en aquel minuto sentí un deseo poderoso de meterle una escoba por donde no llega el sol.

Nifa se retiró y me despedí de ambas niñas. Escribí una nota para Thomas y la metí bajo su puerta, tomando rumbo a mi misión.

De camino tuve que robar un caballo y asesinar a un soldado de la Policía Militar para quedarme con su equipo tridimensional. Estaba atardeciendo y mi cuerpo agradecía aquellos fuertes rayos de sol golpeando mi piel, luego de mi escaza presencia en la superficie.

Luego de galopar por casi dos horas, llegue hasta la pequeña cabaña en donde estaba el nuevo equipo de operaciones especiales. Nuevamente tuve que asesinar a unos cuantos soldados que estaban jodidamente cerca de ellos.

El metal de mi cuchilla goteaba sangre cuando escuché el crujir de las hojas. Un pequeño remolino pelinegro estaba intentando abalanzarse sobre mi cuando esquivé su ataque, por lo que empuñé mi arma aun ensangrentada al ver que los ojos grisáceos de Levi venían en mi contra nuevamente.

-Estoy cuidando sus traseros bajo las ordenes de Erwin- Logré decir. El enano seguía tenso y no detenía sus ataques. Seguramente me estaba probando.

-Heichou ¡Deténgase, es él!- Gritó la voz de Eren. Cuando pude notarlo, toda la tropa estaba fuera de la cabaña. Sentí alivio al verlos bien.

-Arruinan la diversión, mocosos- Soltó Levi, dándome la espalda y dejándome sola en medio del prado en el que nos encontrábamos.

Mi corazón latía agitado cuando él desapareció de mi vista. Sonreí y supuse que tendría que buscar un lugar a los alrededores para pasar la noche. Luego dimensioné que mi misión, por primera vez desde ser parte de la Legión de Reconocimiento, era cuidar de Levi y su equipo.


Este capitulo ha sido escrito con un hermoso dolor de cabeza :'D así que espero que les haya gustado. Nos leemos.

Setchan.