Capitulo XXIII

Esos alaridos atraerían a cualquier soldado.

Era pasado medianoche y las estrellas iluminaban mi rostro. Dormitando sobre un árbol a unos cincuenta metros de la cabaña, escuché ese sonido que estremeció mi interior.

Me llevó al pasado. Sintiendo la lluvia golpear mi cara, la muerte de Isabel y Farlan a mi alrededor.

Mierda. Otro grito.

La voz sin duda alguna era de Levi.

Bajé del árbol y me encaminé hasta la entrada de la cabaña. Justo cuando estaba por golpear, la madera crujió y una preocupada Nifa salió del lugar.

-Conozco esos gritos. Necesito que me dejes entrar- Le pedí a la chica. Aun no me acomodaba el escucharme como hombre, pero supuse que ella entendió el porqué de mi preocupación.

-Es una locura, te reconocerán- Susurró ella. Suspiré.

-Estoy demacrado, no lo harán. Incluso las botas me hacen parecer más alto, tengo marcas y golpes que antes no. Por favor- Insistí. Noté su cara tensarse y me dejó pasar.

Todos los soldados dormían, o eso intentaban, ordenados uno al lado del otro. Eren levantó la cabeza y sus ojos aguamarina brillaron de manera intensa.

-¿Eres Jake? Hemos leído sobre ti…-

-Eren- Le calló Nifa – Duérmete-

El castaño frunció el ceño. Otro grito proveniente de al parecer, la única habitación disponible, terminó por despertar a todos.

-¿Es seguro que el chico esté aquí?-

Tras de mí, la adormecida voz de Kaito me sorprendió. Se escuchaba algo cansado, le miré unos segundos y asentí.

-Me iré pronto, no se preocupen- Susurré - He escuchado sobre Levi Heichou y su vida pasada. También vivo en la Ciudad Subterránea y supongo que podré ayudar. Ustedes se ven cansados y así no podrán lograr su objetivo-

Ahora tenía la mirada de todos los soldados sobre mí. Nerviosa, entré hasta la habitación del enano. Apestaba a humedad y a desinfectante, una mezcla bastante desagradable. Su expresión furiosa me dio a entender que tenía una muy mala pesadilla, por lo que le moví los hombros para despertarlo.

-Levi- Repetí.

Cuando despertó, sus ojos afilados se clavaron en los míos. Sin duda mi apariencia era diferente, pero si el enano me descubría, todo se iría al demonio.

Trató de levantarse, pero se desplomó sobre la cama.

-Mierda, ahora estoy alucinando- Soltó. Maldición, debía desviar su atención de mi rostro.

-Levi, soy Jake. No estas alucinando- Le dije – Fui enviado por Erwin- Agregué, extendiendo la mano. Pero él no respondió. Volvió a enfocar su vista sobre mí, ahora con otro sentimiento, quizás curiosidad. Me sorprendía que estuviera tan tranquilo, si fuera otra situación, ya estaría sobre mí intentando matarme.

-¿Por qué demonios estas aquí, mocoso?- Preguntó. Sentí alivio.

-Te escuché gritar- Fui simple y concisa. Al punto, para que confesara que era lo que sucedía.

-Eso no te incumbe- Dijo, con una voz bastante enfadada.

-Si gritas así atraerás a la Policía Militar- Insistí.

Tomó aire y me insultó de todas las maneras posibles. Suspiré y caminé hasta la puerta, derrotada. Cuando coloqué mi mano en el pomo de la puerta, me detuvo.

-Oye. Esa marca, en tu espalda-

Seguramente la camiseta que traía puesta dejaba ver el inicio de aquella horrible cicatriz. Le dirigí la vista solo para que continuara hablando.

-¿Qué hay con ella?-

Se levantó y sin ningún tipo de vergüenza comenzó a vestirse frente a mí. Cuando estuvo listo, tomo una navaja que estaba bajo su almohada.

Mierda. Era una de las mías, que llevaba mi nombre grabado junto al logo de la Legión de Reconocimiento.

-Salgamos-

Caminamos hasta las afueras de la cabaña. Hizo que me quitara el equipo tridimensional y uno frente al otro, entendí lo que sucedía.

El enano quería descargarse luchando contra mí.

Corrió en mi dirección y lo esquivé con facilidad. Sus movimientos eran predecibles ya que se notaba que estaba agotadísimo. Luchamos así un par de minutos hasta que se sentó sobre el césped húmedo.

-¿Qué es lo que sucede?- Volví a preguntar. Notamos que nadie nos vigilaba y ninguno de su tropa estaba alerta, así que lo confesó.

-Erwin te envió en reemplazo de ella- Soltó - ¿Cómo lo conoces?-

-Le debo un favor-

-Hablemos como hombres y se sincero, mocoso- Gruñó. Me mostró levantándose un poco su camisa lo que sería el término de la cicatriz. La sorpresa en mi rostro no se hizo esperar, puesto que al enano no le gustaba mostrar sus marcas. Quizás era una especie de código entre asesinos.

-Sí, soy un reemplazo. Erwin teme que esos niños no se atrevan a matar cuando se les pida-

-No hables como si tu fueras muy viejo ¿Cuántos años tienes, quince, dieciséis?-

Suspiré.

-Dieciséis – Mentí. Incomoda por la confianza que a mi años me costó formar, le pregunté - ¿A qué se debe esto? –

Apunté a nuestro alrededor, parecíamos un par de amigos hablando como si fuéramos casi hermanos.

-Erwin ha demostrado no ser un imbécil. Si ha confiado en ti, también puedo hacerlo- Respondió. Luego de unos minutos, sacó un papel arrugado de su chaqueta y me lo enseño - ¿Qué es lo que sabes sobre esto?-

Leí rápidamente. Mi rostro se desencajó al llegar al absurdo titular con mi muerte y buscando creatividad en mi cerebro, le respondí.

-Supe que los comandantes Pixis y Dawk le dieron condolencias a Erwin- Susurré. El enano negó con la cabeza varias veces.

-Ese hijo de puta de Dawk es un…- Gruñó.

-Supongo que ella era alguien importante para la Legión de Reconocimiento- Murmuré – Es entendible que estés así de enfadado-

-Ella es mi mujer – Dijo, marcando aquellas palabras. Me sonroje al escucharlo – Y Dawk pagará lo que intentó hacer con ella-

-No eres como dicen, Levi- Fue lo único que logre decir. El negó nuevamente y trató de levantarse, tambaleándose a medio camino – Espera – Le dije.

-No es nada- Susurró. Le ayude a levantarse y con el tenue contacto que tuvimos supe que no estaba bien. Lo dejé en la puerta de la cabaña y Nifa nuevamente salió para hablar conmigo.

-En su alforja hay una jeringuilla que tiene una etiqueta con nombre influenza. Dile a Kaito que lo inyecte, prepárenle un té con la hierba para no soñar y esperemos que mañana amanezca mejor- Le dije a soldado. Ella sonrió y asintió.

-Durante la madrugada partiremos a Stohess. Sería prudente que nos siguiera de cerca, necesitaremos de su ayuda- Soltó.

-Lo entiendo, Nifa. Estaré aquí al alba- Le respondí. Ella me palmeó el hombro y dejándome cerca del árbol donde provisionalmente vivía, se despidió con una expresión entristecida.

Desafortunadamente los nervios no me permitieron descansar, por lo que cuando Nifa y los demás salieron de la cabaña, yo ya estaba vestida con un uniforme de la Policía Militar junto a su respectivo equipo tridimensional. Sobre mi caballo, avancé delante de ellos, con una distancia prudente para que no nos descubrieran.

Una sensación extraña recorría mi cuerpo, hasta que luego de varios minutos galopando, lo recordé.

Hanna estaba en peligro. Dawk sabía que ella era médico, lo conversamos cuando encontramos al titán dentro de las murallas.

¡Maldición!

Noté que Nifa adelantó el paso hasta alcanzarme. Estábamos por entrar a Stohess y ella se veía realmente nerviosa.

-Desde aquí en adelante nos separaremos de ti- Soltó, al notar que Levi también se nos acercaba. Seguramente al enano no se le escapaba una.

-¿Estás seguro de usar ese uniforme, mocoso?- Me preguntó. Sonreí.

-Seguro. Son tan idiotas que es probable que no se conozcan entre ellos – Le respondí. El pelinegro rodó los ojos y asintió.

-Bien. Nos encontraremos en el bar- Susurró Nifa.

-Hay una cosa… Evans está en peligro. Dawk lo sabe, lo escuché durante la reconstrucción. Erwin debe esconderla-

La chica se sorprendió y asintió varias veces. El mensaje era claro.

Abandonando el caballo en medio de la nada, mi misión era fácil. Debía escabullirme entre la multitud y conseguir la mayor cantidad de información posible. Me encontré con algunos soldados de la Policía Militar, quienes estaban repartiendo unos panfletos a los civiles.

-¡Oye! ¿Ya te quedaste sin volantes?- Gritó una chica corriendo hasta mí. Asentí.

-Stohess está repleto- Le sonreí. Ella dividió sus papeles a la mitad, entregándome una cantidad razonable de ellos. Palidecí.

-No te había visto por estos lugares… ¿Eres nuevo?- Su actitud de coqueteo me dio nauseas.

-Estoy designado a Trost. Si me disculpas…-

Me aleje de ella. Aquella hoja tenía un intento de retrato de Levi. Se informaba que la Legión de Reconocimiento estaba cometiendo asesinatos contra los ciudadanos y de alguna forma, intenté encontrarme con el equipo del enano.

Corrí por entre los callejones, sin antes guardar una de las impresiones en mi bolsillo. Entregué algunos con miedo, hasta que encontré algunos caballos.

Ese chico con sombrero…

¿Jean?

-Señor- Le dije. El chico me reconoció casi al instante y le extendí la hoja. La recibió y tomó una expresión parecida a la mía, de preocupación y miedo.

-Bueno… es un retrato horrible- Bromeó. Suspiré.

-Los están repartiendo por toda la ciudad. Precaución-

Asintió.

Cuando estaba por continuar caminando, escuchamos unos disparos. El bullicio no se hizo esperar y luego de unos segundos, teníamos a varios sujetos con equipo tridimensional rodeándonos. Levi fue el primero en aparecer, señalándome que me subiera a la parte posterior de la carreta que Armin controlaba.

De un brinco comenzamos a movernos.

-Mataron a Nifa – Soltó – Infórmale a Erwin. Llévale esto – Me entregó un papel arrugado y asentí. Saltó nuevamente y en medio de disparos y cuchillazos, brinqué hasta un tejado, lanzando la chaqueta que me identificaba como soldado.

Saqué de mi cinturón un revolver y disparé lo que más pude. Note que desde la carroza Armin, petrificado al ver a Jean siendo amenazado, no reaccionaba.

-¡Armin, dispara!- Le grité a la distancia, avanzando cerca de ellos con ayuda del equipo. Sus ojos azules se conectaron con los míos un segundo, que fue eterno, pero disparó.

Era inevitable que las manos de todos se mancharan de sangre.

-¡Vete!- Escuche a Levi gritar. Desaparecí entre los edificios, dejando abandonado el equipo tridimensional. Esperaba que nadie me reconociera y con algunas manchas de sangre en mi ropa, camine evitando a toda la Policía Militar para llegar hasta el cuartel donde esta Erwin.

Apenas era mediodía, pero el edificio estaba desértico.

Le informe a un soldado que necesitaba una reunión urgente con el Comandante y fui atendida en menos de diez minutos.

Erwin, más delgado y barbón apareció ante mi vista y noté de inmediato su preocupación. No me habló, solo me indicó que caminara a su lado hasta llegar a su habitación, en donde luego de dejarme entrar, me rodeó con su brazo izquierdo en un abrazo algo incómodo.

-Estas herida ¿Qué es lo que está sucediendo?- Me preguntó.

-Lamento romper la regla de no venir aquí con esta apariencia. Nifa fue asesinada, Levi y su equipo, al parecer, tuvo que cambiar de planes… te envió esto-

Extendí el papel que el enano me entregó previamente. A su lado, acomode el retrato.

-Tu voz es un acierto de Hanna- Murmuró para sí mismo – Es un mapa. Creen saber dónde está Eren e Historia –

-Dawk sabe que Hanna es médico. Por favor, escóndela- Le dije. Él se sorprendió, asintiendo.

-Haré lo posible. Copia este mapa y cuando anochezca, dirígete hasta allí. Estoy seguro que necesitaran de tu ayuda. Y no permitas que Hanji te vea, o lo descubrirá todo-

Me observaba fijamente mientras copiaba el mapa y las instrucciones.

-La libreta donde nos comunicábamos…-

-Está en mi poder. No te preocupes-

Eso es bueno. En cuanto termine, guardé la hoja en mi pantalón.

-Estaré en el subterráneo hasta que anochezca. No sé cómo me comunicare contigo desde ahora- Le dije, algo angustiada.

-Creo que lo del subterráneo terminará pronto. No le doy más de dos días a este asunto-

-Levi me asesinará-

-No. Levi estará feliz- Hizo una pausa, confuso – Y luego te asesinará-

Jodido Cejotas.

Salí de su oficina y nuevamente, evitando a todos los soldados posibles, me escabullí del cuartel y me dirigí hasta la Ciudad Subterránea, en donde Thomas me esperaba sentado en las escaleras que estaban en la entrada de la casa de Levi.

-Oye, Jake, abandonar a esas niñas sin…- Su voz desapareció al conectar su vista con la mía.

-Misión. Creo que tengo una herida en el hombro, arde como el infierno- Le dije. Solo asintió, dejándome entrar antes que él. Ambar y Emily se levantaron al escuchar la puerta abrirse. Y ambas se lanzaron sobre mí, abrazándome.

-¡._._._._.! – Mi nombre, en vez de mi seudónimo, salió de los labios de ambas. Hice un gesto con mi dedo índice para que mantuvieran el secreto a salvo.

Tras de ellas, el pelinegro me obligo a quitarme la camisa para ver qué demonios tenía en el hombro. No sentí el ardor hasta que vi a Erwin, por lo que supuse que la adrenalina se estaría acabando.

-Es una huella de bala ¿Dónde demonios estabas metida?-

Eso se escuchó como Levi. Fruncí el ceño y cansada, solo le explique lo sucedido. Comenzó con las curaciones y me envió a dormir, como si fuera un niño.

-¡Oye! Tengo cosas que hacer y…-

-¡Solo intenta dormir! Será una larga noche. Yo… me haré cargo- Murmuró.

De pronto recordé que ese hombre no me hablaba desde hace más de dos semanas. Y todo se volvió tan normal de un minuto a otro…

¿Qué está sucediendo?

Me metí a la bañera y en tiempo record me recosté para intentar dormir. Luego de dormitar unos minutos, logré caer en un profundo sueño.

O más bien, una pesadilla.

Todo estaba muy oscuro. Como si fuera el vacío mismo, caminaba en círculos tratando de encontrar un camino.

-Chiyu-

Abrí los ojos de golpe. Thomas, con una taza de té en las manos, me despertó justo a tiempo.

-Gracias- Susurré.

-Creo que es hora-

Asentí. El hombre solo salió de la habitación y permitió que me vistiera como hombre. Como si ya fuera una costumbre, envolví mi pecho con vendas y trencé mi cabello para esconderlo bajo la peluca. Me vestí con colores oscuros para pasar de ser percibida en medio de la noche.

Lista y con mapa en mano, tomando una navaja y un revolver, salí para encontrarme con la casa vacía. Thomas en el sillón leyendo el panfleto mientras bebía te.

-¿Dónde están?- Pregunté dándole un largo trago a mi bebida.

-Se quedaran con nosotros hasta que vuelvas. Le harán buena compañía a Sarah- Sonrió. Asentí, agradecida y confundida.

-Sé que al final de todo esto, de igual modo se quedaran contigo- Murmuré.

-Donde comen tres, comen cinco- Respondió de vuelta. Reí un poco – Iremos de vez en cuando a visitarte –

-¿Estás dando por hecho que esto se acaba aquí?-

-Si. Buena suerte-

Salió de la casa sin siquiera dejarme responder. Suspiré y luego de unos minutos, tomé rumbo a mi destino.

La noche caía plena dentro de las murallas. Caminé lo que más pude antes de comenzar a buscar un caballo y un equipo tridimensional que me acercaran al edificio marcado en el mapa. A lo lejos, vi una sombra sujetándose de un árbol que vigilaba como los demás se movilizaban.

-Oye- Solté. Levi se giró bruscamente con una navaja en la mano, pero al verme, bajó la guardia.

-¿Hablaste con Erwin?- Preguntó. Volvió a su posición inicial, observando a sus soldados invadir el edificio.

-Si. Vendrán aquí también, más tarde para no levantar sospechas-

-¿Él te pidió que vinieras?-

-Así es-

Con una seña me pidió que avanzara junto a él.

-Los mocosos no están funcionando como asesinos. Hazte cargo del frente, junto a mí-

No cruzamos más palabras y así lo hice. Entre líneas pude entender también que prefería su muerte o la mía antes que la de ellos, lo que me lleno un poco el corazón.

En el suelo había una entrada secreta, por lo que alejándome de Hanji y siguiendo las órdenes de Levi, entramos junto a su equipo de manera silenciosa. Caminaba tras Kaito nerviosa, hasta que Jean pateó una gran puerta de madera, lanzando un barril con pólvora y aceite en su interior.

Me lancé tras Levi desenfundando las cuchillas cuando Sasha le disparó una flecha de fuego al barril. Gracias a la poca visibilidad, me moví libremente asesinando a los soldados enemigos sin ningún tipo de piedad.

Noté que el pelinegro me observaba de vez en cuando. Maldición, el enano estaba sospechando de mí.

-¡Cuento treinta y dos!- Le grité, para distraerlo.

-¡Hay treinta y cinco, hay que eliminarlos a todos!- Gritó de vuelta. A mi lado, Mikasa Ackerman le daba la señal de entrada para el resto del equipo.

El lugar era ciertamente extraño. Las columnas brillaban en la oscuridad, por lo que sospeché de su procedencia. Aquellas cosas se parecían un poco a la cristalización de Annie, pero más irregular. Como las columnas que sostenían la ciudad subterránea…

Mierda.

-¡Hanji-san!-

La voz coordinada que todos los miembros del equipo apuntaban a mi caída compañera. Deseché las cuchillas manchadas de sangre humana y bajé hasta donde yacía semiconsciente.

-Armin, quédate con ella. Nosotros buscaremos al enemigo- Ordenó Levi, impaciente, comenzando a avanzar.

Todos comenzaron a seguir al Heichou, menos el rubio y yo.

-Dame eso- Le pedí, apuntando su alforja – Necesita ayuda-

-Continua, Jake… puedo hacerlo. Levi Heichou necesita de alguien como tú con él-

-Armin. Avanza, la llevaré con ustedes. Debo curarla…-

Sus ojos azules se abrieron como platos. Maldición.

-¿Puedo ayudarla?-

No sé si se refería a ayudar a Hanji o para ayudarme a mí. Asentí y verifiqué que la castaña cayó de muy mala forma. Las rocas le lastimaron el brazo sin contar que aquel soldado le enterró las cuerdas del equipo tridimensional en el mismo lugar. Dejé el área limpia para que Armin suturara antes de que recuperara la conciencia.

Para mi mala suerte, abrió los ojos y comenzó a gritar.

-Mierda ¡Chiyu! ¿Estamos en el infierno? – Soltó intentando sentarse. Me zarandeó un poco y molesta, suspiré.

-Estamos en el infierno. Armin va a curarte ahora-

Sin pensarlo dos veces, le inyecté la mitad de un calmante. Supongo que aquellos cerebritos eran difíciles de engañar.

-He terminado- Susurró el chico. Di una vista rápida, asentí, y cargué a Hanji en mi espalda. Con ayuda del equipo tridimensional, avanzamos de manera rápida hasta que nuevamente me dirigió la palabra - ¿Debo guardar el secreto?-

Por todos los cielos…

-Es una orden-

Sonrió y asintió. Llegamos hasta un área con más columnas. Eren se veía a la distancia, encadenado, junto a Historia y otros sujetos. Esperamos en el silencio y la penumbra hasta que un titán se transformó frente nosotros. Aprovechamos la oportunidad para liberar a Eren mientras la chica rubia corría en su dirección con un maletín en las manos.

El lugar estaba colapsando. Dejé a Hanji tras de mí, en el suelo, intentando buscar algo con que protegerla.

Del maletín salió rodando una pequeña botella que llevaba una etiqueta.

'Acorazado – Reiner'

La cual Eren no dudo llevarse a la boca y tragarse el líquido en su interior. Y nuevamente una explosión y vapor nos rodeó.

Sentí un suave golpe en mi mano. Con la poca visibilidad, solo logre tomar aquello y guardarlo en mi chaqueta, envolviéndolo en un vendaje luego de descubrir la etiqueta.

A diferencia de la botella anterior, esta decía.

'Femenino – Annie'


Hola hola, queridos lectores. La verdad, estoy tanteando el terreno, porque este fic esta llegando a un punto de no retorno. Tengo muchas muchas ideas y no sé cual de todas elegir, por eso tardé un poquito mas en actualizar.

Pero bueno, espero que este cerebro mio no los defraude y como siempre sus comentarios son bienvenidos.

Setsuna.