Capitulo XXIV
Tuve que alejarme del grupo cuando logramos salir de aquella caverna. Hanji no paraba de gritar que logró verme en sueños, junto a Armin. Erwin, con solo un cruce de miradas, me pidió que volviera a la ciudad subterránea hasta nuevo aviso.
O al menos eso fue lo que hice, tomando una ruta alternativa, preocupada de igual modo por aquel titán a medio formar que lograba ver a distancia.
Aunque como si fuera poco, el subterráneo vivía su propio caos, no comparado con el de un titán enorme, pero si igual de dañino.
Los humanos se peleaban entre ellos como fueran tan diferentes unos de otros.
Todos inmersos en una batalla absurda que no tenía fin, nuevos visitantes luchaban contra los más antiguos, tratando de conseguir un espacio para sobrevivir. La noticia estaba completamente esparcida por el subterráneo, lo que, entre confusiones y peleas, terminó así.
Escuché algunos cañonazos desde la superficie, lo que significaba que aquel titán ya estaba en las murallas.
Me escabullí entre la gente, intentando que no me reconocieran demasiado. Aun así, algunos habitantes del subterráneo lucharon contra mí, dificultando mi deseo de llegar a casa y buscar a Thomas y las niñas.
Estuve absorta en aquella lucha más de lo que me gustaría admitir. El sentido común desapareció cuando algunas gotas de sangre comenzaron a brotar de diferentes lugares de mi cuerpo, cuando intentaba separar algunos grupos, no recibí más que golpes y cuchillazos.
Se suponía que el ejército me preparó para asesinar titanes, no humanos, era lo único que mi mente repetía una y otra vez.
Y me asustaba que cada vez fuera más fácil.
En el lugar se encontraban varios soldados de la policía militar, pero de un momento a otro una horda demasiado agresiva bajó las escaleras, incluso algunos ocupando su equipo tridimensional. Como era obvio, muchos se asustaron y corrieron hasta sus casas para esconderse.
Llegué hasta la casa de Levi entre disparos y gritos. Al abrir y notar el desértico paisaje, me armé de valor y repuse mi equipo tridimensional y guardé navajas y pistolas entre mis ropas. Examiné cada habitación antes de salir, para asegurarme que el lugar estuviera vacío y me encaminé hasta el hogar de Thomas.
La puerta estaba entreabierta.
-No…- Susurré, escapándose de mi boca instintivamente. Me atreví a entrar solo cuando logré mantener el pulso del arma que tenía en la mano.
Thomas estaba en el suelo, junto a su esposa.
-Ella… salió para luchar…-
Sus ojos apagados no necesitaban más explicación. La mujer yacía muerta en el suelo, aparentemente desangrada.
-Lo lamento ¿Y tú? ¿Los niños? -
-Ellos están en esa habitación, escondidos. Y yo… esperaba a que llegaras, ._._._._. –
- ¿Qué? -
Su voz se apagaba con cada frase que emitía. Abrió su camisa frente a mis ojos, dejándome ver una puñalada que sangraba a borbotones en la zona del corazón.
-Recuéstate. Voy a salvarte-
-No pierdas el tiempo, Chiyu. Confío en que cuidarás de Oliver, Ambar y Emily-
- ¡No jodas, Thomas! -
- ¡Oye! ¡Aquí hay dos más! -
Escuché aquella voz fuera de la casa, mientras varios pasos apresurados se acercaban hacia nosotros. El hombre me dio una última mirada antes de cerrar los ojos, seguramente estaba agotado.
-Mátalos a todos. Que nuestra muerte no sea en vano, sigue luchando por salir de este encierro-
-Volveré aquí por ustedes-
No pude continuar hablando con él, un nudo apretaba mi garganta y las lágrimas amenazaban con salir. Me asomé fuera de la casa, al menos diez soldados de la policía militar nos rodeaban.
¿Qué haría?
Enfrentarlos. No podía quedarme ahí como si no sucediera nada a mi alrededor.
Con ayuda de mi equipo tridimensional subí hasta el techo de la casa, disparando con precisión en el cráneo de cada uno de aquellos títeres de la milicia. Entendía perfectamente que aquellos jóvenes no tenían ni idea de lo que hacían, pero actuaban sin ningún tipo de clemencia.
Y no tendría piedad con ellos en este horrible mundo, en donde sobrevive el más fuerte y el que toma buenas decisiones.
Los dos últimos soldados que quedaban con vida se dedicaron a disparar al aire, una de aquellas balas me hirió superficialmente al costado izquierdo del estómago.
Bajé a tierra firme, solo para enterrar mi navaja en sus cuellos. Miré hacia todos lados, buscando más soldados, pero parecía que ya nadie quedaba en ese lugar.
Volví a entrar a la casa solo para encontrarme esta vez con Thomas totalmente ido.
- ¡Thomas! -
Abrí nuevamente su camisa y solamente con mis manos hice presión sobre la herida.
-._._._._._. , por favor…-
-Podremos volver, amigo. Viviremos en la superficie, me encargaré de encontrar un lugar para todos…-
-No quiero un mundo sin ella. Oliver no merece tener a un padre inútil y egoísta como…-
- ¿Thomas? -
No respondió.
- ¡Thomas, no! -
Sus ojos castaños se abrieron un momento, sonriendo de manera cálida. Una lagrima recorrió su mejilla y exhaló su último aliento.
-Hasta pronto, Chiyu. Nos encontraremos en un lugar mejor. Cuida de ellos-
Su vida se apagó como la llama de una vela.
- ¡Jake! ¿Estás bien? -
La voz de Hanna me sacó de aquel horrible panorama. Sus ojos azules me observaban de manera maternal, mientras mis manos manchadas de sangre aún seguían sobre el cuerpo del pelinegro.
-Él…-
-Mocosa ¿Qué haces aquí…? -
Levi y los demás estaban tras de la joven, quienes se sorprendieron al ver el desolador panorama. Por un segundo creí que el pelinegro me hablaba, pero era a Hanna a quien le dirigía la vista.
- ¿Hay alguien más con vida aquí? - Susurró la rubia, impaciente.
-Los niños- Respondí de manera automática. Toqué varias veces la puerta de la habitación principal, sin recibir respuesta, aunque dentro se escuchaban tenues sollozos que le romperían el alma a cualquier persona – Emily, Ambar, soy yo. Jake-
-Jake- Repitió una voz varonil tras de mí. Erwin apoyo la espalda antes de continuar hablando - ¿Qué paso? -
Noté que prácticamente toda la Legión de Reconocimiento estaba dentro de aquella casa.
-La Policía Militar…-
-Sacaremos los cuerpos antes de que los niños salgan-
-Entiendo… Hanna ¿Podrías cuidar de ellos mientras…?
No había necesitad de terminar esa frase. Me esperaría un largo juicio luego de todas mis mentiras y acciones.
-Lo haré-
-Bien-
La puerta chirreó al abrirse. Emily cargaba en sus brazos a Oliver, quien dormía plácidamente. Tras ella, Ambas caminaba a tropezones, notoriamente nerviosa.
Mis manos ensangrentadas se posaron sobre las mejillas de la castaña.
-Ellos…- Susurró. Asentí. Abracé a los tres niños por largos minutos, antes de que Erwin y los demás regresaran a la casa.
-Descansarán en nuestras instalaciones… pero la Policía Militar te está buscando. Hemos conseguido un juicio para mañana- Me dijo el rubio, mientras extendía unas esposas hacia mi dirección.
Solamente estiré los brazos, juntándolos tras mi espalda. Tuvo que ser ayudado por Levi, quien hizo más fuerza que de costumbre cerrándolas.
Cuando caminamos en dirección a Nile Dawk, noté que cojeaba. La molestia en el estómago era grande, dificultando mi posición de pie.
- ¿Cuál es el problema? - Preguntó el comandante de la policía militar. No respondí.
Caminé tras él dando pasos seguros. Me giré una vez más para observar a mis compañeros, quienes me miraban afligidos.
Erwin movió sus labios sin emitir sonido.
Confía en nosotros.
No me quedaba otra opción.
En cuanto Dawk me subió a esa carroza, todos sus soldados se dedicaron a golpearme hasta dejarme al borde de la inconciencia. Era entendible, asesiné a muchos de sus compañeros.
Ni siquiera podía defenderme. Perdí la conciencia a la mitad del viaje, esperando que ellos no descubrieran quien era y toda la operación fracasara abruptamente.
Y mi vida terminara en sus manos.
. . .
-Tengo autorización para entrar-
La voz de Levi me sobresaltó, despertándome de manera rápida. Miré a todos lados, estaba tendida en el suelo en un calabozo frio de piedra, la camisa se había pegado por culpa de la sangre a mis heridas.
Y todo dolía como el infierno.
Los soldados dejaron entrar al pelinegro, quien venía con un cambio de ropa en sus manos. Se acercó hasta mí, agachándose y hundiendo los dedos en mi cabello falso, para dejar a la vista mi rostro.
-Hijos de puta- Soltó - ¿Puedes levantarte? -
Asentí. Noté que ya no estaba esposada, por lo que con las pocas fuerzas que me quedaban, logré tambalearme hasta estar erguida.
Suspiré y él caminó hasta el cuarto de baño contiguo a la celda. No podía hablar porque él lo descubriría todo, solo coloqué una expresión de confusión hasta que él hablo por sí mismo.
-Entra. No puedes ir así al juicio, estás a mi cargo ahora-
Volví a asentir y entré tras de Levi. Cerró la puerta y tras unos segundos observándome, dejó la ropa sobre el lavamanos.
-Quítate la mierda que tienes en la cabeza-
Palidecí al instante. Nerviosa, bajé la vista como si no entendiera lo que él decía. Suspiró absolutamente enojado y caminó hasta mí, comenzando a jalar la cabellera rubia que escondía mi verdadera apariencia.
Me hizo daño, pero logró quitarla con facilidad.
Su mano derecha se posó en mi mentón y lo levantó, para que nuestras miradas se conectaran. Se separó de mí, volvió a darme una última mirada y me abrazó en un gesto desesperado, con él intentando tenerme lo más cerca posible y conmigo retorciéndome de dolor bajo su fuerza.
-El maldito Cejotas tuvo que contármelo todo antes de venir, realmente me tragué toda esa basura del niño asesino que nos estaba ayudando-
Enmudecida, solo logré corresponder el gesto con dificultad.
-Han pasado siglos, ._._._._._. –
Sonreí y hasta ese mínimo gesto dolió.
-Ha sido una tortura insufrible, Levi. Realmente no quiero hacerlo de nuevo-
-Por un momento me sentí realmente enfadado, pero Erwin insistió en que fueron sus órdenes… y el maldito consiguió mantenerte con vida a pesar de todo-
-Creo que también merezco crédito sobre eso-
Suspiró y asintió con una expresión tensa.
-Te hará bien algo de agua tibia. Vamos-
La cantidad de sangre en mi camisa dificultaba la tarea de quitarla, ya que parecía estar adherida a mi piel. Chillé al sacarla en algunos lugares, los que comenzaron a sangrar de inmediato.
Cuando me quité una de las botas encontré el suero escondido. Se lo entregué a Levi mientras me metía a aquella regadera de agua tibia.
-Lo encontré junto con el otro. Me encargué de verificar que no había más y lo guardé por precaución, puedes entregárselo-
Pero la mirada del pelinegro no estaba sobre el suero, si no sobre mi cuerpo, debido a la poca privacidad de la habitación.
-Así que descubriste que significaba la cicatriz- Murmuró.
-Si. Y entiendo el por qué no te gusta hablar de ella-
Cerré la llave del agua para comenzar a vestirme. Afortunadamente Levi tenía una alforja atada a la cintura, por lo que pude curar algunas de las heridas.
Y cuando logré verme en el espejo, mis ojos estaban rodeados de hematomas, mi cara con algunos raspones y un corte en el cuello del cual no recordaba donde me lo hice.
Levi ayudó a atar mi cabello y a envolverme en el vendaje que ocultaba mi feminidad. Con una camisa blanca, un pantalón negro y un par de zapatos salí de ahí algo más compuesta para enfrentarme al juicio.
Fui encadenada nuevamente por el Heichou, quien me guio hasta la puerta principal del tribunal, en donde tuvo que dejarme sola.
Dos soldados de la policía militar me escoltaron hasta el frente, en donde estuve de pie hasta que Darius Zackly e Historia Reiss entraron.
-Puedes sentarte, Jake-
El hombre parecía serio, leyendo unos informes, que supuse serian míos. A su lado, Historia me observaba nerviosa.
Ella también lo sabía.
-Comenzaremos el juicio en contra de Jack Laurie, de dieciséis años, proveniente de la Ciudad Subterránea, acusado de ser un asesino bajo sueldo, cometiendo el delito en su mayoría en contra de miembros del ejército. La Policía Militar lo acusa de estos delitos, mientras que la Legión de Reconocimiento actúa en su defensa-
Noté que la sala estaba llena de rostros conocidos.
-Las pruebas son irrefutables, Comandante. Este niño no tuvo problema en deshacerse de escuadrones completos de soldados. Y no solamente ayer, sino días previos, en la ciudad y sus lejanías- Soltó Dawk, con una expresión tan ofuscada que me dio asco.
- ¿Qué puedes decir de eso, Jake? - Preguntó el Comandante en Jefe.
-Actué en defensa propia- Murmuré, ya que mi voz era claramente la de una mujer. Considerando que todos los soldados de la Legión fueron absueltos de todos los cargos, podría agregar datos para mi libertad – Escuché que Nile Dawk quería a toda costa asesinar al escuadrón del Capitán Levi Ackerman para que no lograran su objetivo. Fui hasta allí solo para advertirle y actué por mis propias decisiones-
- ¡Está mintiendo! - Gritó un soldado de la policía.
-Nosotros también obtuvimos esa información. Sin considerar el plan para asesinar a ._._._._. ._._._._._. , médico y capitán de la Legión de Reconocimiento. Uno de sus soldados lo confesó y usted estuvo presente, Comandante- Agregó Erwin.
-Mientras estuve en la Ciudad Subterránea vi como ellos asesinaban sin piedad a cualquier persona que se cruzara frente a ellos. Fui acogido por una familia allí, Thomas y Sarah Leblanc, también asesinados por ellos, dejando huérfano a un bebé llamado Oliver. Cuando me encontraron en su casa estaban decididos a acabar con mi vida también-
-Pero no hay sobrevivientes de ese escuadrón, Jake. Te encargaste de matarlos a todos-
-La Ciudad Subterránea es un lugar hostil en el cual vivir. Es difícil la supervivencia. Y no por un par de soldados con órdenes absurdas dejaría de vivir. Y puedo decir que ellos mataron a más humanos de los que puedo recordar. No porque estén allá abajo sus vidas valen menos, Comandante-
Hubo un silencio abrumador antes de que continuáramos el juicio.
-La defensa propia es válida en este juicio. Es un joven que no hizo más que cuidar de los suyos- Fue lo que de pronto dijo Historia. Levanté la vista, realmente sorprendida.
-Jack Laurie es absuelto de todos los cargos en su contra- Soltó el Comandante, firmando todos los papeles que tenía enfrente- Ahora, Comandante Dawk, quiero que me informe de sus planes en contra de la médico y capitán ._._._._. _._._._._. –
-Fueron órdenes del régimen anterior, Comandante. Y eso ya no importa ahora, ya que la capitana está muerta-
Erwin se veía nervioso, aparentemente, esa parte del juicio no estaba en sus planes.
-Quítenle las cadenas- Pidió Historia nuevamente. Dos soldados se me acercaron y me las quitaron, volviendo a mi libertad. Me masajeé la zona en donde estuvieron, enrojecidas por la presión.
Le dirigí la vista a mis compañeros, luego a Dawk y finalmente al Comandante en Jefe, quien asintió.
-Desde que tengo memoria he sido un estorbo para la Policía Militar, menos en la ocasión en donde tuve que operar a un falso rey, que supuestamente dio la orden de asesinarme un par de veces. Dawk, espero que la conciencia te deje dormir luego de esto-
Me quité la peluca en medio de un silencio aterrador. La mirada atónita de todos los presentes estaba sobre mí.
-Ellos… ¡Ellos mintieron, Comandante! La dieron por muerta, sabiendo que estaba…-
-La Policía Militar está tan desacreditada que no continuaría con esto, Nile. Asume tu error y no vuelvas a acercarte a esta joven, que, por ser miembro de la Legión de Reconocimiento, también está absuelta de todos los cargos. Pueden retirarse todos, ella saldrá en un momento-
Pude escuchar a la distancia los gritos de mis soldados, quienes se veían alegres. Esperé a que la sala se vaciara, quedando solo el comandante, la reina y yo.
-Sensei, bienvenida de vuelta- Me dijo la chica. Le sonreí ampliamente.
-Gracias a ustedes por esta oportunidad- Respondí.
-Eres una de las mejores soldados que tiene la milicia, confirmado con lo que ha pasado durante estas largas semanas. Mantente firme y así conseguiremos nuestra ansiada libertad-
La altura desde en la que estaban ellos dos le facilitó que me palmeara la cabeza en dos ocasiones, tal cual lo haría un padre con su hija pequeña. Historia en cambio, bajó hasta donde estaba, vestida como la reina que era.
Aquella niña era como un ángel caído del cielo. Ofrecí mi corazón con educación y ella colocó ambas manos en las mías, juntándolas frente a ella.
-Esta posición dificulta que continúe con mi lugar en el ejército… pero la ayudaré con lo que sea necesario. De hecho… ya conseguí un hogar en donde cuidar a los huérfanos producto de las batallas dentro de las murallas-
-No tengo como agradecértelo. Ofrezco mi vida en tu beneficio-
-Por favor, hay algo… Ymir. Encuéntrela y dígale que la estoy esperando-
La chica comenzó a llorar frente a mí. La abracé como si de una hija se tratase y ella pareció aceptar el gesto con gusto.
-Tranquila. Haré lo que esté en mis manos-
-Y otra cosa… ¿Puedo golpear al Heichou? ¡S-será suave! -
No pude contener la risa y me largué a reír. Ella sonrió suavemente, iluminando la habitación por completo.
-Si es suave, no creo que tenga problema. Él es un hombre amable, Historia. Solo hay que saber llevarlo-
Le guiñé un ojo y ella asintió. Abrí la puerta, dejándola pasar primero, notando que la Legión completa nos esperaba tras ella.
La chica cruzó pocas palabras con Levi, a quien golpeó con fiereza en el brazo. El enano suspiró y le dedicó una sorprendente, pero tenue sonrisa a todo el equipo.
-Gracias, mocosos-
Pero sus ojos estaban encima de los míos.
- ¡Sensei! -
Kaito se lanzó sobre mí, levantándome del suelo, llorando como un niño pequeño.
-Oye, oye, me golpearon sin piedad-
-Es la segunda vez, Sensei-
-Lo sé. No es mi intención jugar con tus emociones, Kaito, pero estamos en un mundo cruel-
-Nosotros…-
-Tranquilo-
Acaricié su espalda, aunque el chico me sacaba una cabeza de diferencia, pero parecía estar tan desorientado que no pude evitar dejar fluir mis emociones con él.
Indirectamente, en la milicia, seriamos siempre una gran familia.
-Oye, Kaito…-
Levi no estaba demasiado de acuerdo con esas muestras de afecto, al parecer.
- ¡Heichou! Yo… yo…-
-Te entiendo, mocoso, pero déjala respirar-
-Está celoso-
Mikasa estaba sonriente como nunca observando la escena. La mirada afilada de Levi fue como una advertencia para todos, pero no logró su cometido.
Kaito dejó mis pies sobre tierra firme y volví a sonreírle al equipo.
-Espero que jamás tenga que hacer esto de nuevo- Suspiré, algo aliviada.
- ¡CHIYU-CHAN! -
Ese grito lo reconocería a miles de kilómetros de distancia. Hanji caminaba hacia mí de manera rápida, dándome una mirada más de cerca, para luego colgarse de mis brazos.
Ella murmuraba contra mis hombros, no podía entender del todo lo que decía, pero parecía estar descargándose sobre mí.
Luego pensé en lo duro que es perder a nuestros compañeros en batallas, en situaciones clave, para finalmente ser recordados con cariño y tener una motivación más para luchar.
Y entendí la emoción de cada uno de los humanos presentes en ese lugar.
-Todos ustedes, cuando volvamos a la base, preparen sus mejores trajes. Vamos a tener una celebración que durará por la eternidad-
Hanji parecía estar más loca de lo normal. Todos miraron a Erwin, quien desvió la mirada.
-Están autorizados, todo lo que hemos logrado merece un descanso y retomaremos nuestras funciones en breve-
El grupo se dispersó y volvimos a nuestra base en diferentes carruajes, compartiéndolo esta vez con Hanji, Erwin y Levi.
- ¡Se aprovecharon! Esos golpes, Chiyu… son horribles-
-Está bien, Hanji. Sanarán-
Realmente extrañé a ese trio de imbéciles.
-Erwin, no voy a permitir que esto suceda de nuevo. O te cortaré ambas piernas-
- ¡Levi! - Reí.
Como los extrañaba…
-Es una mujer fuerte. Quedó demostrado que no necesita de un idiota como tú para… ¿Estás bien, ._._._._._. ?-
¿Qué sucedía? Las lágrimas salían sin control desde mis ojos.
-Me alegra estar de vuelta-
Estaba en mi lugar, con la gente que quería, con mi motivo. Todo volvería a la normalidad, por lo menos un par de días de tranquilidad.
Todo el sufrimiento que he vivido tendrá sus frutos, pronto. La libertad está más cerca de lo que creemos.
-Bienvenida, Chiyu - Me dijo Hanji, sonriente.
-Bienvenida, Pismire- Susurró Erwin de forma alegre.
Levi juntó su frente con la mía y susurró muy despacio.
-Bienvenida, guérisseur des âmes-
Levi estaba emocionado al igual que yo, Hanji y Erwin. Su mirada estaba suavizada por el brillo que sus ojos grises azulados demostraban un sentimiento tan fuerte que me hizo sentir temor.
Pero era mutuo. Aunque no lo dijéramos.
Y merecíamos esa nueva oportunidad juntos.
Adivinen quien ha caído en una depresión profunda con el capitulo 84 del manga. Si, yo. Siempre esperé acercarme lo más posible al manga, pero asi no se puede, Dios. Lamento tardar TANTO en actualizar, pero se me quemó el notebook y bueno, shit happens.
Los quiero mucho y gracias por acompañarme en esta aventura. Recibo opiniones y sugerencias.
Setchan.
