Capítulo XXX

Llevo un buen rato observando a Levi y Hanji dormir. No puedo alejarme demasiado del campamento por si alguien se nos acerca, pero creo que ya es momento de comenzar a movernos. Le di unos últimos retoques a la carreta y podría funcionar si utilizamos un caballo.

Silbé esperando que haya alguno de los nuestros en las cercanías. Y mientras espero, comienzo a hervir agua para preparar el desayuno y realizar la última limpieza en las heridas del enano antes de partir. Nos queda poco té y solo una barra de pan, la cual divido en dos para ese par.

Comienza a amanecer y les sirvo una taza a cada uno. Bebo aquel líquido y me da un par de años de vida más.

― Levi, intenta comer un poco ¿Tienes nauseas? ― Le pregunto, cuando logro ver que se sienta con dificultad. Hanji comienza a comer con gusto mientras nos observa divertida.

― Estoy bien ― Susurra. Con cuidado lo ayudo a comer un poco y a beber té, ya que sé que es lo que más le gusta en el mundo.

― ¡Chiyu! ¿Tú ya comiste? ― Me pregunta, algo alarmada cuando nota que ya se terminó nuestra última ración de comida. La sonrisa de su rostro desaparece automáticamente, me descubrió al instante.

― Sí. Antes de que ustedes despertaran di una vuelta y comí ― Le mentí. No por ella, si no por el enano gruñón. Ella asiente.

― Entonces… creo que iré a buscar un caballo. Te escuché silbar ― Murmura, levantándose.

― Te lo agradezco. Nuestra ropa ya está seca, así que deberíamos cambiarnos antes de irnos.

Hanji levantó su dedo pulgar en señal de aprobación y con tranquilidad tomó el arma en sus manos, para buscar al animal. Mientras tanto, comencé a desvestir al enano para hacer una revisión general antes de marcharnos.

― Oye oye, espera… no quieres que la cuatro ojos de mierda nos vea ¿O sí? ― Me pregunta luego de unos minutos de silencio. Conozco a Levi y sé que no le gusta la charla del doctor. Al menos su ánimo estaba bien.

― Ni siquiera pienses en eso.

― Estuve a punto de morir.

― ¡Con mayor razón! Nunca te dije eso cuando… ― Hice una pausa. Comencé a reír a carcajadas.

― Sí. Me faltarían dedos para contar cuantas veces has estado a punto de morir.

Y reí aún más. Porque él tenía razón.

― Esa estuvo buena.

― Me acostumbraré ― Murmuró observando su mano ― Pero quítame estas malditas vendas de la cara si no…

― ¡Esas NO! Se pueden infectar las suturas. Voy a limpiarlas ahora, así que tranquilo.

Y comencé a realizar mi trabajo. De vez en cuando se quejaba, pero era inevitable. Las suturas de la cara y la mano estaban sanando bien, pero me preocupaba aún su interior. Cambié todos los vendajes y Levi estaba listo para cuando Hanji regresó con un caballo a su lado. Lo atamos a la carreta y en cuanto estuvimos listos comenzamos a caminar.

Levi estaba envuelto en algunas mantas para evitar que se moviera. Hanji sujetaba las riendas del caballo y yo caminaba por delante de ellos mientras buscaba alguien que nos ayudara.

El silencio nos acompaña cuando diviso a la lejanía algo de vapor. Me detuve rápidamente y le entregué el arma a Hanji.

― Creo que sé quién está allí ― Le dije apuntando con mi mano ― Si la cosa se pone fea, huyan.

― ¡Espera, ._._._._.! ― Gruñó Levi.

― Esperaremos aquí. ― Hanji solo se limitó a asentir.

Caminé hasta ellos. Me acerqué bastante cuando pude confirmar mis sospechas. Era el titán carreta y el comandante Magath, por lo que, con cuidado, levanté las manos y les hablé.

― ¡Hola! Soy ._._._._. ― Les grité. Qué manera más absurda de lanzarme a la muerte. Ellos reaccionaron de inmediato, el comandante quien me apuntaba con su arma y el titán que amenazaba con comerme en cualquier momento. ― Tranquilos. Estoy desarmada y tengo un compañero herido. No nos coman ¿Por favor?

Si no daba lastima con eso ¿Qué más?

― ¿Quiénes son? ― Preguntó Magath con seriedad. Su arma apuntaba directo a mi cabeza.

― Levi, Hanji y yo. ― Respondí. Necesitaba que confiaran en mí.

Necesitaba de su ayuda.

― Diles que se acerquen. Si dan un paso en falso, los mataré ¿Entiendes, comandante?

― Sí.

Levanté mi mano derecha esperando que estuvieran atentos a mis movimientos e hice una seña. En pocos minutos se nos unieron. Pieck me dio una mirada de lástima que me conmovió cuando ayudé al enano a sentarse en aquella improvisada camilla.

― Nuestros intereses coinciden. Theo Magath. Pieck Finger

― Levi Ackerman. Parece que tienes la fuerza para luchar contra los nueve titanes. Pero ¿Cómo esperas esquivar una de mis balas en ese estado? ― Le dijo el comandante Magath.

―No puedo esquivar ninguna bala. Pero me estoy presentando ante el enemigo en este estado tan lamentable. Dispara o escucha, es tú decisión.

― Entonces escucharemos antes de disparar. Dijiste que matarías a Zeke ¿Dónde está?

―Zeke y Eren están luchando ahora en los caminos, para poder utilizar el titán fundador. Al menos eso es lo que creo ― Respondí rápidamente.

― Parece que lo sabes todo, doctora ._._._._. . Incluso más que Marley ¿Has visto al titán fundador en persona?

― Solo sabemos que es muy grande y parece invencible. Por lo que necesito de su ayuda. Tenemos que combinar fuerzas.

― ¿Y cómo crees que algo así resultará? ― Preguntó Magath, notoriamente molesto.

― Tendremos que reunirlos a todos. Jean y Armin recibieron instrucciones para una situación así. Jean debe estar con los Jaegeristas ahora, consiguiendo toda la información posible y Armin junto los demás deben estar reuniendo insumos y comida para nosotros. Les dije que por todos los medios intentaría reunirme con ellos, aunque probablemente piensen que estamos muertos ahora. Depende de ustedes, comandante, Pieck.

― Así que necesitas a Pieck para reunirte con ellos, asumo.

― Sí.

―Debes traer a Yelena viva. Es una de las condiciones para que cooperemos.

― Lo haré.

Magath asintió. Creo que no tenía nada que perder, por lo que en menos de una hora estaba viajando sobre Pieck, agradeciendo el silencio el cual no se hizo incómodo. Estaba atardeciendo cuando logramos escabullirnos en el edificio militar. Como podría predecirse, mis soldados estaban reuniendo algunos insumos de utilidad, por lo que entramos de forma sigilosa.

― Kaito. ― Le dije al castaño, quien estaba sobre una carreta. Pieck miraba hacia todos lados, algo nerviosa.

― ._._._._.

Mi nombre salió de sus pulmones en un susurro. Bajó con rapidez y me levantó en sus brazos. Ni siquiera notó a la pelinegra que me acompañaba.

― Hanji y yo estamos bien, pero Levi fue herido de gravedad. Por cierto, Pieck viene conmigo, les contaré todo ahora ¿Cómo están todos?

― Todos estamos bien. Los niños también están aquí.

― ¿Gabi y Falco? ― Preguntó Pieck, sorprendida.

― Así es. Puedes ir con ellos, están en la siguiente habitación comiendo. ― Respondió Kaito con rapidez. Asentí.

― Buen trabajo con sus soldados, Comandante. ― Dijo la mujer antes de desaparecer de nuestra vista.

― Es una larga historia. No me mires así. ―Susurré, ante la mirada inquisidora del médico.

― Confío en ti. Además, esos mocosos terminaron por ayudarnos también. Sinceramente no entiendo nada de lo que está pasando.

Con esas palabras se despidió de mi para encaminarse junto a Pieck, mientras buscaba a los pocos compañeros que quedaban con vida. Brevemente les expliqué nuestra situación, lo que planeábamos hacer en conjunto con el apoyo del titán y el comandante y obviamente las caras de incredulidad no demoraron en aparecer. En pocos minutos, Pieck y los niños se unieron a la conversación.

―Finalmente esto es lo que haremos. Sé que suena como una locura, pero no tenemos más opciones. Eren comenzó el retumbar y será un héroe para esta isla, pero mientras aquí se celebra todo el resto del mundo está muriendo. Como Legión de Reconocimiento juramos entregar nuestro corazón para el beneficio de la humanidad. Y para mí al menos no hay diferencia entre Eldianos o Marleyanos o quien sea, no soy un demonio ni tampoco soy responsable de los pecados de mis antepasados. Simplemente nos tocó nacer dentro de estas malditas murallas y si puedo hacer algo para que convivamos libres, lo haré. Están en todo su derecho de abandonar ahora, si no están de acuerdo, lo entiendo.

Algunos llevaron su puño hacia el corazón. Pieck me observaba sorprendida, quizás no esperó aquel discurso frente a ellos, mientras que ambos niños tenían una expresión confundida.

―Prepararemos todo, ._._._._. ― Respondió Armin, movilizando a sus compañeros. Hanna y Kaito se me acercaron en cuanto todos abandonaron la habitación.

―¿Estas segura de todo esto, Chiyu? ― Susurró la rubia, preocupada.

― Sí. Creo que no tenemos más opciones. Casi nos cuesta la vida esta alianza, pero creo que triunfaremos al final ― Respondí. Ellos asintieron con resignación.

― ¿Vas a quedarte ahora? ― Preguntó Kaito.

― No, debo regresar con Hanji y Levi… pero Pieck se quedará con ustedes. Cambiando de tema… ¿Pueden empacar para mi algo de comida y analgésicos?

La cara de ambos cambió a una expresión más divertida.

― ¿El Heichou está bien?

― No del todo. Creemos que la lanza relámpago explotó demasiado cerca de él. Además, no tengo como examinar sus órganos internos, así que estoy cuidándolo a ciegas.

― En cuanto todo esto termine, lo internaré en el Centro de Sanación ― Soltó Hanna, tranquila. Asentí.

― Por cierto ¿Dónde está Jean?

― Él…

La sonrisa de ambos desapareció. Me acompañaron hasta una de las habitaciones continuas, dejándome a solas con él. Toqué la puerta dos veces. No obtuve respuesta.

―Jean. Sé que estoy exigiendo demasiado. Sinceramente… estoy cansada y durante todos estos años tú y Armin han estado a mi lado… Así que me veo en la necesidad de pedirte un último esfuerzo. Él te informará de todo, nos reuniremos mañana. Lo lamento de verdad.

La palma de mi mano estaba sobre la madera de la puerta mientras esperaba, pero ningún sonido se escuchó desde el interior.

Salí del edificio esperando que mi mente se aclarara un poco. La oscuridad de la noche y la preciosa luna que iluminaba mis pasos lograron poner en su lugar las ideas que rondaban en mi cabeza.

― ._._._._._.

La voz de Armin me sorprendió. Él traía consigo lo que previamente le había solicitado a Hanna y Kaito, por lo que supuse que necesitaba hablar conmigo en privado. Me entregó las provisiones y dudó un poco antes de hablar.

― Gracias, Armin. Has sido de gran ayuda.

― Es lo menos que puedo hacer. A veces creo que Hanji tiene razón y el fantasma del Comandante Erwin está conmigo. ― Murmuró, a lo que sonreí.

― Él era un gran hombre. Su mente iba más allá de lo común, creo que era un privilegiado junto a Hanji. Y afortunadamente tu eres igual. ― Él asintió a mis palabras. Noté que sus mejillas se encendieron un poco.

― Tengo una teoría, con lo que sucedió cuando Eren y Zeke se encontraron. En un momento, la cristalización de Reiner desapareció. Si esto fue una orden de Eren…

― ¿Crees que Annie logró salir del cristal?

― Sí.

― Búscala. Se cuán importante es para ti.

― ¡No me malinterprete, Comandante! Solo… yo…

Su nerviosismo lo dejó en evidencia.

― Armin.

― ¿Sí?

― Búscala. Si crees que puedes hacer algo por ella... Además, nos podría ayudar ¿No crees?

Ah, ahí está el espíritu de Erwin otra vez. Él me observó con tranquilidad.

― Lo haré. Gracias.

― Y busquen a Reiner también. Creo que puede cooperar mientras detenemos a Eren.

― Lo haremos. Creo que Gabi sabe dónde está, así que nos será fácil encontrarlo.

― Gracias. Nos vemos mañana, Armin. Intenten descansar.

― Buen viaje, ._._._. .

Se despidió de mi palmeando mi hombro. Afortunadamente había un caballo con el que podría regresar, así que con cautela me escabullí hasta llegar al campamento.

Hanji estaba conversando con el Comandante Magath y Levi dormía al parecer, por lo que, en silencio, encendí el fuego y logré preparar un estofado de verduras que repondría nuestras fuerzas.

El plan resultó a la perfección, por lo que a la noche siguiente estábamos todos reunidos en el campamento. Hanji fue quien preparó la cena esa noche y mientras la discusión entre el Comandante Magath y Jean iba subiendo de tono, tuve que intervenir antes de que se asesinaran.

― Ya basta. Nadie quiere oír la disputa sobre lo que ocurrió hasta más de dos mil años.

― Además el estofado está listo ― Agregó Hanji. Se hizo el silencio mientras comíamos, mientras la paz duró pocos segundos después de terminar.

Yelena comenzó a despotricar contra todos nosotros. Ella sabía perfectamente lo que había ocurrido con nuestra vida en Paradis y en Marley. Estaba escuchándola con tranquilidad mientras oprimía el deseo de callarla con una patada en la cara. Hasta que llegó a mi historia.

― La doctora. Quien aprendió a salvar vidas desde niña y terminó convirtiéndose en asesina a pedido de Erwin Smith. Porque, evidentemente, alguien tenía que asegurarse de que sus objetivos como comandante se cumplieran ¿No?

La mirada de la rubia me enfureció. Ella me sonreía mientras pensaba en lanzarle el plato con comida en la cabeza.

― Sabes que no deberías hacer enojar a una asesina ¿Cierto? ― Le pregunté, mientras le mostraba una navaja que llevaba en mi chaqueta.

― ¡Chiyu!

La conversación llegó hasta el desastre. Me levanté para acercarme a Levi, quien estaba despierto hace un rato por lo visto.

― No quiero seguir escuchando. ¿Necesitas algo?

― Que se callen, si es posible.

Reí.

― Creo que esta batalla continuará unos minutos más.

― Entonces podría estirar las piernas.

Le ayudé a levantarse con suavidad. Se sujetaba de mi en cada paso que daba, lo que me preocupó de inmediato. Quizás todo este esfuerzo se iba al demonio en cualquier momento y el enano realmente estaba más dañado de lo que pensaba.

Sus pasos fueron lentos hasta que nos alejamos un poco del campamento. Al menos la discusión ya no se escuchaba.

―Si logramos detener toda esta locura ¿Qué haremos? ― Murmuró el pelinegro mientras se sentaba con dificultad. Creo que era demasiado caminar aún.

― Creo que tendrás que conquistar a Kiyomi Azumabito y lograr que nos permita vivir en Hizuru.

Él bufó con evidente enfado. Creo que no me estaba entendiendo del todo.

― ¿A qué viene esa estupidez, ._._._._. ?

― Supongo que nos esperan dos escenarios. Que no logremos detener nada y todos terminemos muertos y lo segundo es que volvamos a Paradis, pero se nos considere traidores y nos exilien o nos ejecuten ¿No lo has pensado? El único que tiene el apoyo de esta isla en este momento es Eren. Porque él actuará como un gran vengador por todo lo que hemos pasado siendo devorados por titanes, obteniendo una falsa justicia. Pero finalmente es lo mismo que nos ha hecho Marley a la inversa.

No me di cuenta, pero mis puños estaban muy apretados. Levi me observaba con una expresión aterrada.

― Y si todo sale bien, la casita en el bosque sigue en pie.

Suspiré y apoyé con suavidad mi cabeza en su hombro. Estaba realmente agotada.

― Una casa en algún bosque de Hizuru será, entonces ―Murmuró mientras con su brazo libre me acercaba a sí mismo.

― ¡Oye!

― Tú lo propusiste. Podrías ser mi sirvienta.

Maldito enano oportunista. Lo observé de reojo, las vendas a penas me permitían ver uno de sus ojos, el cual estaba tristemente apagado. Lo llevé de vuelta al campamento por obligación, mientras le cubría con una manta, le rogué que descansara para la fatídica misión del siguiente día.

Esa era nuestra última guerra.


Hola hola! Estoy post depresión cap 138. Daré lo mejor de mí para terminar esta historia. Han sido muchos años y SNK es una de mis cosas favoritas, así que espero que les guste aún cuando esto llegue al final.

Aidil muchas gracias por tu comentario. Gracias por continuar leyendo hasta este punto, me alegras mucho.

Daytime Shooting Star muchas gracias. La verdad si ha durado mucho! Es que hice una pausa dramática durante un par de años uwu espero que continues leyendo!

Y a todos los lectores, gracias!

Setchan.