Hola a todos! Acaba esta historia.

ALERTA DE SPOILER: CONTIENE ESCENAS DEL FINAL DEL MANGA. Leer bajo su propia responsabilidad.


Capítulo XXXI – Final

― Tienen que irse… esta niebla…

Levi me observaba atónito. En cuanto noté que nos rodeaba ese maldito vapor igual que como ocurrió en Ragako lo supe. Su brazo sujetaba el mío con fuerza, mientras Kaito me sostenía de pie, porque tenía una pierna destrozada. Creo que el enano gruñón nunca pensó que lo iba a salvar de terminar en una silla de ruedas sacrificándome a mí misma.
Todo lo que ocurrió allá arriba fue una locura. La muerte de Hanji, la huida en el bote volador, el reencuentro con antiguos titanes. Quizá nuestras hazañas quedarían registradas en la historia de la humanidad, pero…

Ya no tenía sentido seguir. Todos íbamos a morir transformados en titanes, atacándonos sin conciencia entre nosotros mismos. Si éramos amigos, familia o algo más ya no importaba.

―No te dejaré aquí. ― Murmuró el pelinegro. Estábamos sobre Falco, quien transformado en ese titan pájaro esperaba una última orden. Lo acompañaba Mikasa y Pieck, quienes nos observaban con dolor.

― ¡En este momento nombro a Armin Arlert como el nuevo comandante de la Legión de Reconocimiento y ustedes tienen el deber de comunicárselo! Además…tienen que irse ahora. Corren peligro estando cerca de nosotros. Váyanse. Hagan lo que tengan que hacer. ¡Entreguen sus corazones y sean libres de una vez por todas!

Grité. Sentí como el aire se drenaba de mis pulmones en el que fue mi último grito como su comandante. Me solté del agarre de Levi y bajé con ayuda de Hanna y Kaito hasta pisar tierra firme. Sus ojos grisáceos me pedían a gritos que no ocurriera lo que iba a pasar.

― ¡Heichou, Mikasa! Terminen con esto, por favor. ― Les gritó Hanna, mientras las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos. Ella los observaba impaciente, mientras intentábamos retroceder.

― Vamos. ― Murmuró Levi, mientras no separaba su vista sobre la mía. Tomó entre sus dedos lo que supuse era el anillo que le había obsequiado hace tiempo y lo besó.

Era su despedida.

Vimos como Falco tomaba vuelo y se alejaba de nosotros. Kaito me sostenía aun de forma estoica, mientras Hanna intentaba detener el sangrado de mi pierna.

―Chiyu, si no te llevamos a un hospital ahora…― Dijo la rubia.

―Déjalo, Hanna.

― Pero…

― ¡Hanna!

― ¡Lo sé! Es que… no pensé que íbamos a terminar así.

Su rostro descompuesto me dio una última mirada. Estaba sonriendo, observando la sangre fluir de mi cuerpo. El cuerpo de Kaito temblaba sin parar, podía sentirlo por el firme agarre que intentaba mantener.

Observé a mi alrededor. Jean y Connie estaban un poco más atrás, observando a Falco volar por los aires. Estaban abrazados.

El resto de las personas que se encontraban ahí, supuse que no tenían idea del desastre que estaba por comenzar. Suspiré.

―Ustedes son unas de las personas más importantes que tuve el agrado de conocer y de tener en mi vida. Gracias por todo, Hanna, Kaito.

Los abracé con fuerza y me solté del agarre del castaño para darles un momento a solas. Caminé con dificultar, ya comenzaba a marearme por la herida en la pierna.

Le di una vista rápida. Había mucha sangre y musculo a la vista, dolía como el infierno y era mi última hazaña como humana salvarle la vida al soldado más fuerte de la humanidad.

Elevé la vista, Falco estaba llegando a su destino.

Y gritó.


*Flashback*

El esquelético titan fundador de Eren está inundado de titanes de todas las épocas. Están intentando defenderlo hasta que el retumbar culmine satisfactoriamente.

El equipo tridimensional y el tenue sonido del gas me llenan los sentidos. Sé que lo vamos a lograr.

Debemos lograrlo.

Diviso a lo lejos que mis soldados están en aprietos. Los equipos están comenzando a fallar.

― ¡Connie! ―La voz de Mikasa distrae mi objetivo. Logro ver al chico colgando de las cuerdas y me abalanzo sobre él para rescatarlo.

― ¡._._._._._.! ―Es la voz de Levi, que como el pequeño remolino feroz que era, pasaba por sobre mi para hacer lo mismo que yo. Le gané esa carrera y antes de que arriesgara su vida con las heridas que ya tenía en el cuerpo, lo tomé por el equipo y lo lancé hacia Jean, quien lo sujetó a duras penas.

Logre salvar a Connie. Pero mi pierna estaba en las fauces del titan que saltó para devorarlo. El maldito está apretando y duele como el infierno.

― ¡Chiyu! ― Kaito grita con desesperación. Hanna le da un golpe al titan en la nuca, pero no logra del todo asesinarlo.

― ¡Lleven a los demás a una zona segura! Yo puedo…

― ¡Ni lo sueñes! ― Hanna vuelve a dar un golpe.

Comienzo a sentir que el endemoniado titan entierra los dientes en mi carne. Con el golpe de adrenalina, le entierro las cuchillas en comisura de la boca y abre un poco. Duele y arde, pero logro sacar la pierna completa. Tomo algo de impulso y le entierro las cuchillas en la nuca y el vapor comienza a fluir, pero pierdo el equilibrio al no tener donde aterrizar.

Veo a Connie sujetando a Levi. Creo que hizo un esfuerzo de más, pero está bien.

Caigo sobre la espalda de Hanna, quien me sujeta con cuidado. Y con ayuda de las cuerdas, todos somos arrastrados sobre un pájaro gigante que aparece de la nada.

Annie y Gabi están sobre él.

―Estoy contenta de haber venido. ―Nos suelta la rubia.

Comienzan a conversar mientras tengo a Hanna intentando envolver mi pierna en su capa. Levi se acomoda a mi lado y me observa con lo que supongo es una mezcla de odio e intensa preocupación.

―Eso fue estúpido. ―Me dice el pelinegro, sus ojos grises implorantes me hacen sonreír.

―Por lo que pude percibir, ibas directo a hacer lo mismo, Heichou. ― Murmuré. El rodó los ojos.

―No tengo los implementos para desinfectar y coser. Tendremos que esperar a llegar a tierra firme, pero el sangrado está parando. ― Agrega Kaito. Hanna rebusca en su alforja y suspira decepcionada. Revisa la mía y tampoco.

―Ocupé todo en el bosque. No tuve oportunidad de reponer. ―Respondí suavemente. ― Solo envuélvela con fuerza y haz que no se me caiga a pedazos, por favor.

― ¡Mocosa! ― Es lo único que sale de la expresión horrorizada del enano gruñón.

― Estaré bien. ― Murmuro. Sus ojos se van hacia mi pierna. Es la izquierda y tiene marcados unos perfectos dientes gigantes que estuvieron a punto de llegar al hueso. El pantalón negro disimula la sangre, pero de todos modos se ve horrible. ― Ahora debemos pensar cual es nuestro siguiente paso.

Levi coloca una mano en mi hombro y lo aprieta. Entiendo ese gesto. Ya no quiere que siga luchando.

―Haremos dos equipos y utilizaremos los explosivos…―

El pelinegro se encargó de dar las instrucciones mientras intentaba recuperar la cordura. El dolor comenzaba a ser cada vez más intenso y él lo notó, por lo que cuando acabó de hablar se acercó más a mi intentando darme apoyo moral, aunque se nota bastante enojado.

―Lo volvería a hacer. Arriesgaste tu vida sabiendo que hay un equipo tras de ti, que, a pesar de no tener unos instintos sobrenaturales, si somos lo bastante fuertes. ― Le dije, en tono bajito, de cierta forma regañándolo.

―Me recupero más rápido. No me imaginé que te ibas a ofrecer de cena para titanes, estando tan cerca de acabar con esto.

―Te explotó una lanza relámpago al lado. Estas vivo, pero no eres inmortal. Y además ya no duele tanto. Debo estar preparada para seguir. ― Mentí. El suspiró exhausto.

―Déjate de idioteces, ni siquiera vas a ser capaz de ponerte de pie sola.

― Si no tengo que apoyar la pierna estaré bien. Vamos a terminar con esto e ir por la casita en el bosque.

Sus ojos se conectaron con los míos y asintió.


La cabeza me arde.

Siento que todo da vueltas, los músculos de mi cuerpo no responden, se siente como si tuviera algo aplastándome sin piedad.

Me tomé un segundo antes de intentar descifrar que demonios ocurría conmigo.

No quiero abrir los ojos. Veré como todos nos convertimos en titanes, como mis amigos se desmiembran unos contra otros.

Prefiero quedarme así. Suspiré de forma melancólica.

―Está despertando. ― Escuché que alguien murmuró a mi lado. Intento abrir los ojos, pero todo está nublado.

Esa voz. Siento que deposita una mano sobre la mía y da un fuerte apretón.

―Avísale a los demás, por favor.

La mano se despega de mí y aún no logro reconocer a nadie.

―Estás destrozada, ._._._._. .

― ¿Estoy muerta o alucinando? ― Pregunté. Mi voz está débil. Escucho que una puerta se abre y numerosos pasos se aproximan hacia mí.

― Puede que un poco de ambas.

― ¡Mike!

Por fin logro enfocar la vista. Son ellos. Un trio de rubios me acompaña, observándome con compasión. Mike, Nanaba y Gelgar. En el marco de la puerta de la habitación, está apoyado Moblit, con los brazos cruzados.

Intento levantarme con desesperación.

― Estás a punto de perder una pierna, Chiyu.

Me abalancé sobre los brazos del fiel compañero de Hanji y las lágrimas corren por mi rostro sin control. Siento que sus brazos rodean mi espalda.

―Lo siento, lo siento, lo siento.

Le repetí tantas veces lo mismo al pobre castaño, a quien no pude acompañar como se debía. Él salvó la vida de Hanji permitiéndole avanzar un poco más hasta alcanzar su propio sacrificio.

― Tranquila. Descansar era lo que me hacía falta. ― Dijo separándose de mí. Sus ojos se veían calmos, igual que como lo recordaba antes de partir.

―Pensé que nos extrañaba más a nosotros. ―Murmuró Gelgar.

― ¡Ustedes! ―Grité. Me abalancé sobre ellos tres para darles un gran abrazo. Ellos lo fueron todo para mí al comenzar mi aventura como novata en la Legión de Reconocimiento.

―Deberías acompañarnos. ― Soltó Mike, mientras me extendía un brazo para ayudarme a caminar. Noté que la habitación tenía una tenue iluminación, pero no había ventanas, ni ahí, ni en todo el camino hasta llegar a un gran salón.

Todas las Tropas de Sanación estaban ahí, junto con los demás soldados caídos de la Legión de Reconocimiento, recibiéndome con cariño a pesar de lo breve que fue nuestro encuentro. Thomas y Sarah LeBlanc están en un sillón de la sala, bebiendo una copa. Él, al verme, la levanta hacia mi dirección. Mis padres están a su lado, observándome orgullosos, pero hay algo que impide que me acerque a ellos.

― ¡Chiyu!

Ella se abalanzó sobre mí. Mi amiga estaba ahí, de carne y hueso, asfixiándome con sus habituales muestras de cariño.

― ¿Que es todo este lugar?

― ¿Realmente estas preguntándome eso cuando asesiné a tres titanes colosales frente a ti?

― ¡Lo vi y me enorgulleciste! Pero… te perdí ahí.

Ella sonrió y asintió.

―Estamos contigo. Finalmente, todos estamos conectados. Los Eldianos.

―Así es, Chiyu.

Él. Comencé a gimotear como una niña pequeña. Extendió su brazo y me recibió con gusto.

―Yo… me alegra tanto verlos aquí. Quiero quedarme aquí. ― Murmuré. Erwin me alejó suavemente y negó varias veces.

―Tienes que continuar.

―Estoy muerta.

―No lo creo.

― ¡Erwin! Ya deja de jugar con mi cabeza… esto… es imposible.

―Es un regalo. Recuerda, estamos contigo.

Comienzo a sentirme mareada. Su brazo ya no me sostiene y todos comienzan a desaparecer, porque mi vista se nubla de nuevo.

Duele.

―Si esto es un regalo… quien… no lo entiendo…― Murmuré de forma suave.

― Levi Heichou me contó una vez que a usted le encantaba el lago que está en el antiguo cuartel de la Legión de Reconocimiento. Este lugar es similar.

Esa voz.

― ¡Eren!

Como pude abrí los ojos e intenté levantarme, ya que a pesar de todo… él era una persona a la cual le tenía aprecio.

La vista nublada comenzó a aclararse. Estábamos en ese maldito lugar con arena y frente a mí una gran luz en donde varias se unían al final. Realmente era hermoso. Mi pierna izquierda estaba enterrada en la arena, por lo que el castaño se sentó junto a mí.

Mis brazos rodearon a Eren quien notoriamente estaba sorprendido.

― Usted nunca dejó de confiar en mí.

Sus palabras me dejaron en shock.

― Cuando te conocí supe que tus convicciones eran sinceras. No soy nadie para decidir si aquellas convicciones fueron buenas o malas… todo ocurrió de una forma que nadie esperaba realmente. Aunque si te soy sincera, me gustaba más cuando todo era nosotros versus titanes… y no humanos contra humanos.

Eren me observaba sorprendido. Sus ojos aguamarina eran tan profundos y se veían sumidos en tanto dolor que me hubiera gustado hacer algo más por él.

Pero supongo que eso era todo. Estaba muerta. Me senté junto a él mientras veíamos flujo de la luz moverse tenuemente.

―Por desgracia siempre fue humanos contra humanos, pero espero que eso tenga su fin pronto…

―Eso espero también. Quienes lo lograron tendrán una vida dichosa, con dificultades, pero libres.

Eren me observó un segundo y asintió suavemente.

―Armin es nuestra esperanza. Usted lo supo desde el principio y lo guio hasta donde están ahora. Pero antes de que hablemos de eso, creo que le debo unas respuestas.

Bajó la vista y suspiró.

―Si no quieres hablar está bien. Supongo que es tiempo de que ambos descansemos un momento.

―Hace años, cuando vi algunas de las memorias, no logré unir todas las piezas. Ahora ya estoy consciente de lo que pasó con su padre. Mi padre le confió el secreto de dónde venía y le enseñó asuntos de medicina que no conocía, debido a la diferencia de tecnologías entre Paradis y Marley… y a pesar de soltarle una bomba de ese calibre, el señor._._._._. no se inmutó y continuó trabajando con él. Pero su enfermedad… fue culpa de mi padre. Intentaron replicar el suero y como él ya era un titan, lo probaron en su padre… y no funcionó. No era la formula correcta y el prototipo fue dañando sus órganos hasta que…

Eren hizo un silencio cuando notó que había comenzado a llorar.

―Su madre no supo nada. Ella fue una gran mujer, cuidándola a usted, a su padre y a mi junto Mikasa cuando éramos niños. Estoy agradecido de lo que hizo en el pasado y de lo que hizo usted cuando nos conoció y cuidó también de mí y de mis amigos…

―Es como ellos me criaron. Fue un placer ser de ayuda, Eren.

―Necesito que siga haciéndolo.

― ¿Cómo?

―Estamos en los caminos. Aquí no estamos ni vivos, ni muertos… solo… estamos. La arena está sanando su herida, estará bien cuando vuelva… usted… y los demás… junto con el Heichou vivirán una larga vida en libertad.

Observé a Eren abrumada. Él estaba cabizbajo, me pareció ver al niño de quince años que conocí en Trost.

―Eren, me estás asustando.

―Si, todo esto es muy confuso para digerirlo en un principio, pero es lo creo que debía hacer para despedirme de todos.

― ¿Qué puedo hacer por ti?

Él se sorprendió con la pregunta. Me devolvió la mirada tras unos segundos de silencio.

― Cuide de ella… de ellos… de todos.

― Lo del instinto Ackerman era mentira ¿No es así? ―Le pregunté con curiosidad. Me observó y asintió.

―Efectivamente los Ackerman tienen un poder oculto que se manifiesta, pero no responden a un "amo". Actúan por amor, sea romántico o no. Es por eso que Mikasa insistentemente cuidaba de Armin sabiendo que él era el titan colosal… Usted dígame… ¿Qué le iba a pasar a él…?

Y comenzó a reír. Carcajadas salieron de su boca y fue contagioso para mí, puesto que jamás lo había pensado de esa forma. Y quizás de esa misma forma actuaba Levi. Él siempre ha protegido a los que le importan, sin tomar en cuenta si arriesga su vida o no.

―Ella te aprecia mucho y lo hará siempre. Y prometo cuidar de ellos, ya son mis hijos de todos modos. Levi y yo los adoptamos desde el inicio. ― Le contesté sonriente.

―Él no fue demasiado conversador esta vez. ¿Puede decirle que le agradezco todo lo que hizo por mí?

―Por supuesto. Él entenderá, eventualmente. Todos lo haremos.

―Bien.

Se puso de pie y extendió su brazo. Lo tomé con suavidad y me levantó de la arena. La pierna estaba intacta. Cuando se separó de mí, hizo el gesto.

Entregó su corazón.


El vapor me rodea y comienzo a respirar de forma agitada. Se escuchan sonidos a lo lejos pero no logro identificarlos del todo.

―Hola, chicos. ― Me despierta la voz de Levi. Abro los ojos, estoy sentada a su lado. Frente nuestro, están todos, igual que en mi sueño. ―Este es el resultado… de que entregaron sus corazones.

El pelinegro llevó su puño a su corazón y lo imité con lágrimas en los ojos.

Había terminado.

Toda esa maldita pesadilla.

Éramos libres por fin.

―Eren me pidió que te dijera que te agradecía por todo.

―Lo sé. Ese maldito mocoso…

Me levanté de su lado y extendí mi mano sin dejar de lagrimear para ayudarlo a ponerse de pie. Miró mi uniforme roto en la pierna izquierda y notó que la herida ya no estaba.

―Ven. Tenemos que ir con los demás. ―Le digo y se levanta a duras penas. Cuando intento darle soporte, me detiene y me besa con la más pura calma que haya sentido en todos estos años de escabullirnos frente a todos. Cuando se despega de mí, me abraza con fuerza y esconde su rostro en mi cuello.

―Tú también entregaste todo, lo diste todo por nosotros. Te lo agradezco, maldita mocosa hurga-cadáveres. Sin duda no me arrepiento de esta elección.

―Aunque perdiera todo, incluso mi vida, habría vuelto a joderte, Levi Ackerman. Porque eres quien me mantuvo cuerda todos estos años.

Él asintió. Caminamos hasta llegar tras Armin, quien posterior a una agitada conversación, consiguió que nos dejaran a todos en paz.

―Bien hecho, Comandante. ― Le dije, palmeando su hombro suavemente. Él negó con la cabeza suavemente y sonrió.

―Aprendí de los mejores. ― Fue su respuesta.

― ¿Sabes si hay algún lugar donde puedan atender a Levi?

― Pieck está coordinando al ejercito de Marley, creo que ellos nos permitirán quedarnos aquí un tiempo. No creo que sea una buena idea volver de inmediato a Paradis… Mikasa… ella…

― Estará bien. Supongo que Historia se encargará de mantener el contacto.

― Eso espero.

―La pregunta importante es… ¿Qué haremos ahora?


Dos meses después

Ha pasado un tiempo desde el Retumbar. Aún no podemos volver a la normalidad después de todo lo que ha sucedido, las pesadillas en todos son recurrentes y la gran mayoría de nosotros no quiere estar solo después de eso.

Luego de la destrucción masiva, nos propusimos la misión de reconstruir todo lo que fuera posible para nosotros, ya que, como era de esperar, muchas personas quedaron sin hogar, había muchísimos heridos, niños huérfanos y demás.

Afortunadamente Marley y en especial la ciudad de Liberio nos recibió con calma. Finalmente, los Eldianos seguían cuidándose entre ellos, por lo que establecernos no nos costó demasiado.

El Hospital de Liberio era enorme y le costó poco tiempo funcionar después del caos. Y Levi llevaba ingresado poco mas de un mes puesto la gravedad de sus heridas. Se nos encomendó la misión junto a Kaito y Hanna de ayudar en el hospital y aprender lo más rápido posible las nuevas tecnologías que allí se encontraban, ellos consientes de nuestro atraso a diversos temas fueron comprensivos y nos entrenaron a la perfección.

El resto de lo que quedaba de Legión de Reconocimiento se encargó de las demás tareas. Orden, reconstrucción, entrega oportuna de información y todo lo que fuera útil para ese nuevo comienzo que nos esperaba.

Jean encontró una zona a las afueras de Liberio, que de cierto modo nos recordó al bosque de árboles gigantes de Paradis y nos asentamos ahí. Pequeñas casas una junta a la otra simulando ser los dormitorios de la Legión de Reconocimiento. Era una zona residencial en la cual pudimos sobrevivir mientras todo volvía poco a poco a la normalidad, pero para eso faltaba mucho.

― ¡Chiyu! El desayuno está servido.

La voz encantadora de Kaito me sacó de mis pensamientos. Me encontraba escribiendo en mi dormitorio, intentando plasmar en papel cada memoria de nuestra historia. A pesar de vivir todos en casas diferentes, intentábamos reunirnos como en los viejos tiempos.

La casa huele a pan recién horneado y té negro. Me siento junto a Armin, quien me sonríe al ver que aparezco frente a él.

― ¡Hoy es el día, ._._._._.! ― Dice Jean mientras entra a la casa, con el periódico en sus manos. Toma asiento frente a nosotros y come con tranquilidad. Al poco rato, se une Connie y Hanna, con rostros adormilados.

―Le he mentido durante todo este tiempo. Él no sabe que logramos construir esto…―Murmuré. Annie se unió a la conversación al aparecer y sentarse rápidamente al lado de Armin.

―Gabi y Falco lo han distraído. ―Murmuró suavemente.

―Le dijimos que estabas quedándote en mi casa conmigo y mi papá. ― Soltó Pieck de pronto. Ella era una gran aliada. Demostró un liderazgo abrumador y además abogó por nosotros con el ejército de Marley.

―Pasó buena noche y está listo para ser dado de alta. Y yo necesito dormir un poco. ―Murmuró Hanna, bostezando, apoyando su cabeza en el hombro de Kaito quien le sonreía con cariño.

Bebí un poco de té, pero los nervios no me permitían mas que eso. Miré el reloj y ya marcaba las 7:30AM. Todos debíamos ir a trabajar.

―El Heichou estará bien. ._._._._. mantiene la casa limpia y hay comida deliciosa. Es todo lo que le importa a un hombre.

Reí al escuchar decir eso a Connie. Jamás ninguno de sus soldados olvidará lo jodido que es con el tema del aseo.

Ahora que lo pienso ¿Por qué nadie se sorprendió al contarles que el enano de mierda y yo íbamos a vivir juntos? ¿Es que acaso fuimos tan evidentes? Negué con la cabeza y en cuanto todos estuvieron listos enjuagué los trastos y partimos al hospital otra vez.

Saludé a mis nuevos compañeros y con rapidez nos dirigimos donde el pelinegro. Afortunadamente me permitieron ser su doctora de cabecera, a pesar de los regaños por mi infinita sobreprotección y el "hay motivos porque los doctores no atienden a sus familiares".

Era temprano y Levi ya tenía sentado a su lado a Gabi mientras Falco hablaba sin parar. Sin duda él ya había adoptado a ese par.

―Buen día. ― Les dije. Tuve que presentar a mi paciente, ya que había otros chicos aprendiendo en el hospital. ― Levi Ackerman, treinta y cinco años de edad. ― Comencé, mientras abría la carpeta con toda la información del enano. ― Estuvo expuesto a una explosión de gran intensidad. Cicatriz que abarca desde el parpado derecho hasta el labio y una menor paralela en la mejilla, importante agregar que el globo ocular no sufrió daño. Contusiones en todo el cuerpo, fractura de costillas con buena evolución y cortes menores producto del uso de las cuchillas del equipo tridimensional. Ha recibido tratamiento y rehabilitación en el hospital, con buen pronóstico y resultados.

― ¿Cómo se siente hoy? ― Preguntó uno de los doctores aprendices.

―Si sigo otro día en esta cama, voy a …

―Levi. ―Lo interrumpí.

―Bien.

―Excelente. ― Fue lo que respondí, para que no atormentara con su infinito malhumor a los demás. ―Hoy recibirá su alta médica, Levi Heichou, así que le haremos unos últimos exámenes y podrá salir de aquí.

― ¿Estas bromeando? ― Preguntó con un rostro serio. Negué varias veces. Sus ojos afilados volvieron a verse azules por un momento.

―Arreglaremos todo para usted en unos momentos.

Los demás salieron de la habitación. La cama de Levi estaba junto a la ventana y el aire entraba fresco, por lo que me acerqué a ella para respirar un poco. Noté que los niños tenían unos dibujos en las manos… eran Erwin y Hanji.

―Al parecer Armin está en contacto con Historia. Ella envió nuestros retratos en una carta y espera seguir enviando cosas.

―Ellos se ven…

― Ella estuvo con nosotros casi hasta el final ¿No? Pero y el ¿Quién es? ― Interrumpió Falco con curiosidad. Gabi se acomodó a su lado.

―Él es Erwin Smith. Fue el comandante de la Legión de Reconocimiento antes que yo. Tuvo muchas hazañas, fue un gran hombre… un gran amigo. ―Respondí.

―Él estará en los libros de historia también, al igual que nosotros y ustedes, mocosos entrometidos.

Asentí y salí de la habitación con un sutil nudo en la garganta. Revoloteé por las demás habitaciones y me alegraba ver que la gran mayoría de los pacientes se recuperaba sin dificultad.

Al medio día, con la expectación de la mayoría, Levi era oficialmente dado de alta. Estaba sentado en una silla de ruedas, con un pequeño bolso en su regazo. Creo que Gabi se lo regaló para que guardara sus cosas mientras estaba allí. Además, varios de los trabajadores e incluso los mismos niños le habían regalado cosas durante la estancia, como forma de animarlo y agradecerle por sus hazañas.

Finalmente, él y los demás éramos héroes de guerra proclamados por la humanidad.

―Es protocolar. ― Murmuré al ver que se veía molesto sentado en aquel invento. Suspiró enfadado.

―Parezco un anciano.

―Lo eres.

Sonreí mientras llegábamos a la salida del hospital. Allí, todos lo estaban esperando. Sujeté con firmeza su bolso mientras él se ponía de pie y caminaba a la perfección. Incluso creo que me emocioné un poco, después de verlo a punto de morir en mis brazos.

En cuanto le ayudé a abrir la puerta y el sol le dio en la cara pude notar como miraba a todos sus exsoldados con cariño. Recibió las muestras de camaradería esperadas, además de algunos ciudadanos de Marley y Liberio que le agradecieron por su misión.

― ¿La casa de Pieck esta muy lejos? ― Preguntó, cuando las felicitaciones acabaron. Creo que pensó que nos quedaríamos allí un tiempo.

―No tanto, además un amigo vendrá por nosotros en automóvil. Nosotros aun no aprendemos a conducir, así que…

Mientras le contestaba al enano, Onyankopon hizo su aparición frente a nosotros.

―Levi-Heichou ¡Que gusto verlo bien! Vamos, suban, suban.

Enérgico como siempre, Onyankopon hizo de el camino alegre y conversador. Noté que Levi observaba como salíamos sutilmente de la ciudad y nos encaminábamos a la entrada de un bosque y me miró con confusión.

― ¿Cuándo permitirás que dejemos de usar los caballos? ―Le dije al moreno para desviar la atención de Levi. Él rio de manera fuerte.

―No quiero que tengan un accidente, esto no es lo mismo que caerse del caballo. Ya habrá tiempos para entrenarlos en esto. Además ¡Ya llegamos! ― Dijo mientras se detenía suavemente en frente de el nuevo hogar de Levi.

― ¿Vienes a cenar? ―Le pregunté.

―Siempre es un agrado. Armin debe estar esperándome, así que los dejaré por ahora.

― ¡Ten cuidado de vuelta!

Y con esa corta conversación se despidió de nosotros. Levi estaba de pie frente a esa casa desconocida para él.

― ¿Estas jodiendo? ― Me soltó de repente, observándome con ojos implorantes.

―Sorpresa. ― Respondí con alegría. Levi recorrió los alrededores primero. Notó como había varias casas construidas de forma similar a como era Trost. Caminó y se encontró con el establo en donde había varios caballos amarrados, además se acercó al pequeño arrollo que estaba cerca de ellos. Volvimos a la casa de en medio y le entregué una copia de la llave.

Entró con rapidez y dejó su bolso sobre uno de los sillones. Notó el pequeño desorden de sillas que había en el comedor, recorrió las únicas dos habitaciones y la cocina. Investigó la pequeña biblioteca junto a los sillones y la chimenea. ¿De verdad está pasando los dedos sobre los muebles para saber si están limpios?

―Inconscientemente acomodaste esta casa como la de tu loca madre. ― Dijo mientras me observaba con sorpresa.

― ¡No lo había notado! ― Dije mientras reía. ― Y no es "esta casa". Es tu casa. Estas manos y las de todos nuestros amigos ayudaron a construirla, bueno en realidad todas. Hicimos algo similar a los cuarteles porque… bueno, no sé aun porqué. Pero ya llegará el tiempo de separarnos y no es ahora.

Me abrazó con fuerza. Sentí sus manos en mi espalda y en mi nuca atrayéndome hacia el con necesidad.

―Ahora entiendo porqué siempre te veías tan destruida. ― Murmuró. Fruncí el ceño.

―Al principio fue difícil. Hanna, Kaito y yo dormíamos en el hospital mientras los demás se dividieron con Pieck, Annie y Reiner. Y las pesadillas no nos abandonan, por lo que te advierto, que a veces hay visitas nocturnas. Supongo que el trauma va a demorar en sanar… anoche, por ejemplo, Connie estaba en turno nocturno junto a Armin. Jean estaba solo en la casa y apareció aquí a las 4 de la mañana con el rostro descompuesto. Así que nos sentamos en el sillón a conversar y dormimos ahí. Sin duda esto ha sido horriblemente difícil, pero nadie quería preocuparte demás. Era importante para nosotros que sanaras de forma correcta. Y por eso siempre había uno de nosotros si era necesario contigo.

―Ustedes, mocosos…

―Pero ahora estás en casa. Y cuando te sientas listo, comenzarás a trabajar con los demás.

―Mañana. Ahora necesito otra cosa. ―Dijo mientras me levantaba del suelo y se encaminaba conmigo a la habitación.

Nos reunimos esa tarde todos a cenar en el que era el nuevo hogar del Heichou. Todos estaban ahí, incluso los niños, mientras disfrutábamos de una conversación al fin todos juntos, después de todo lo que había ocurrido.

Fue sin duda una noche de alegría infinita. Pero pocas horas después de dormir sentimos que tocaron la puerta.

― ¿Qué demonios? ―Fue lo que logró decir un adormilado Levi, levantando la cabeza.

―Te lo dije. ―Contesté levantándome rápido. Abrí la puerta y era Kaito con Hanna en los brazos. Ella estaba llorando.

―Algo pasa. ―Fue lo único que dijo.

―Hanna ¿Fue una pesadilla? ― Le pregunté, pero ella negó con la cabeza. ― Voy a revisarte ¿Bien? Necesito que ustedes dos se den vuelta y se coloquen por allá, por favor.

―Bien.

Ambos hombres adormilados hicieron caso a mis instrucciones, mientras revisaba a Hanna en uno de los sillones.

Ah, demonios.

― ¿Tuviste un leve sangrado?

―Sí.

―En la mañana iremos al hospital para confirmar.

Hanna lloró mas fuerte. No entendía del todo si ella estaba feliz, aterrorizada o una mezcla de las dos.

― ¿Qué pasa? ― Preguntó el enano, aun mirando hacia la muralla. Kaito se notaba nervioso.

―Vamos a ser abuelitos, Levi. ― Respondí.

El enano tomó por el cuello a Kaito tan rápido que no tuve forma de evitarlo. El castaño solo estaba en un proceso de aceptación sin notar que pasaba a su alrededor.

― ¿Estas bien? ―

Levi en un gesto de buen corazón se sentó al lado de Hanna después de darle una mirada de muerte a Kaito y le preguntó eso. Ella asintió varias veces, limpiándose las lágrimas.

―Aquí estaremos, para todo lo que necesiten. ―Agregué. Después de eso, abracé a Hanna y Levi le palmeó el hombro a Kaito.

―Gracias por todo, Chiyu. ― Murmuró al rubia.

Poco logramos dormir después de aquella noticia y luego de confirmarla y celebrarla al día siguiente, todos volvimos a reunirnos como en los viejos tiempos.

Ya estaba atardeciendo para cuando Levi decidió salir a caminar por los alrededores otra vez. Encontró un lugar cómodo lleno de césped a las orillas del arroyo y se sentó, mientras me hacía señas para que lo acompañara.

― ¿Ya podemos usarlos sin esconderlos? ― Preguntó. Se sacó el collar y miró por largos minutos el anillo de oro que tintineaba mientras lo movía. Imité el gesto y le coloqué el suyo en el dedo anular de la mano izquierda y el hizo lo mismo conmigo.

―Al fin somos libres. Es abrumador y aun sigo sin creer que sea real.

―Hubo días en el hospital en los cuales despertaba y no sabía donde estaba. Creí que todavía estaba volando entre todos esos titanes intentando matarlos…

―Y después razonabas que ellos ya no existen mas y logramos vivir para verlo.

―Así es.

Ambos nos recostamos sobre el césped. Instintivamente, levantamos nuestras manos izquierdas y el sol iluminó los anillos. Levi suspiró y me dio una mirada rápida.

El aroma al césped húmedo, el sonido del agua correr y el aire que nos golpeaba de vez en cuando suavemente nos hizo sentir diferentes. Y es que era la primera vez que nos sentíamos libres, sin murallas que nos rodeen, sin titanes que nos maten, sin tener que escondernos de alguien.

Miré a Levi, quien estaba calmo, su expresión era tranquila a pesar de los años. Su cabello negro corto y ordenado seguía igual. Las cicatrices que adornaban su rostro eran tenues, mientras que sus ojos grisáceos eran igual de hermosos que el primer día que lo conocí.

Se siente cálido. Supongo que es así.

La libertad.


Después de tanto tiempo, he terminado esta historia. Muchas gracias a todos por leerme, comentar, acompañarme durante todo este tiempo.

Quizás nos leeremos en otra historia ¿O quizás un epilogo?

Abrazos.

Setchan.