Este Fic esta dedicado a KeaLangrey, puke es una persona hermosa y este es su regalo de Cumpleaños ¡felicidades pkño!

advertencia: Todos lo que esté en cursiva, es un flashback.

Capitulo 4 Entendimiento

-Brrr… eso estuvo frío-

-¡Cállate Tyson! – reprendió enérgico Max, el fuerte portazo que Kai había dado al salir, ya había sido suficientemente malo como para que el dueño de Dragoon hiciera gala de su sarcasmo. Preocupado, el rubio volteó a ver a Rei, quien aun tenía los ojos puestos sobre la puerta por donde el ruso acababa de salir.

-Rei… -llamó suavemente el americano, posando una de sus manos en el hombro del pelinegro, que pareció salir de sus pensamientos y viró sus ojos al menor. Le sonrió melancólico y se levantó del sofá, dirigiendo sus pasos a la solitaria habitación que hoy dejarían para volver a viajar; una última exhibición y toda la gira terminaría.

Un cansado y largo suspiro abandonó sus labios cuando abatido se sentaba sobre la solitaria cama, mirando a la vecina que por las últimas dos noches había permanecido completamente olvidada por un desconsiderado peliazul bicolor de ojos grana que lo había estado evitando desde aquel infame beso.

De acuerdo, el primer día agradeció la distancia que Kai impuso, le había dado el tiempo para meditar un poco y tranquilizarse… pero la ausencia del ruso a la mañana siguiente, a la puesta del sol y a la salida de la luna fue demasiado. Decidido había ido a buscarlo al amanecer siguiente, no quería que el peliazul pensara que estaba molesto o que le culpaba de algo, quería asegurarle que seguían siendo amigos. Le encontró entrenando, era de esperarse, lo que no esperó fue encontrar al Kai seco, frío e indiferente de hace años. El soviético ni siquiera le dio oportunidad de hablar cuando le ordenó tajante que olvidara lo sucedido y jamás volver a mencionar que algo pasó; para volver a ignorarle el resto del día.

Inicialmente la actitud de Kai le hizo enfadar, no podía creer cómo se comportaba y su manera de tratarle, pero a medida que pasaba el día… a medida que cada segundo el único pensamiento en su cabeza era el estoico ruso, una nueva verdad se asomó en su mente. El real motivo por el cual la actitud de Kai simplemente dolía tanto.

-¿Rei? – la voz de Max nuevamente le sacó de sus pensamiento, mas el asiático no hizo señal de moverse; con cuidado el rubio se sentó a su lado y ambos permanecieron en silencio por varios minutos.

-¿Me dirás qué sucedió entre ustedes? – preguntó cauteloso, Rei simplemente cerró los ojos y negro con la cabeza en un movimiento lento y elegante. Max tuvo la impresión de que su amigo estaba cargando el peso del mundo sobre los hombros y la desolación perfectamente legible en sus rasgos, eran la escenificación más clara de un corazón roto.

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-Infelices…- susurró Kai luego de asegurarse que las personas que le seguían no les habían visto. Resopló molesto y se volvió hacia Rei, quien aun recuperaba aliento tras la inesperada persecución en la que él y Kai se habían visto sorprendidos.

-¿Se fueron ya? – consiguió articular con algo de aire en su voz.

-Hn… por ahora – replicó el ruso sentándose junto al otro en la base de aquel enorme árbol que les había servido de provisional escondite. Esos pseudo reporteros no dejaban de hostigarlo, no importaba a dónde llegara, siempre estaban ahí acosándolo para conocer cualquier detalle del millonario heredero de Voltaire.

-Kai, mira…- llamó el pelinegro haciendo que el mayor llevara sus ojos a donde indicaba- no había visto un atardecer así desde que salí de China… es hermoso…-

Sí. Lo era. En realidad lo era… Kai miró el paisaje y se preguntó hacía cuánto que el mismo no admiraba tal espectáculo como lo hacía ahora, sin más preocupación que no dejar escapar los detalles de la luz del sol sobre las rechonchas nubes en el cielo.

-Oye Kai… ¿se ven atardeceres así en Rusia? –

Una elegante ceja azul mercurio se enarcó ante la pregunta y dos pupilas carmesí se posaron suspicaces en el nekojin. Rei soltó una leve risilla nerviosa y apartó apenado su mirada del otro, doblando las rodillas para llevarlas a su pecho y recargar sobre ellas su barbilla.

-Lo siento, es una pregunta tonta… por supuesto que en Rusia también se ven atardeceres…-

-No como éstos- respondió finalmente el soviético, cruzando los brazos sobre el pecho y volviendo su mirada al horizonte.

-¿Entonces, nunca habías visto uno así? – insistió cauteloso el asiático, Kai resopló divertido curvando la comisura izquierda de sus labios.

-Una vez, hace mucho tiempo… mis padres me trajeron a la torre de Tokio y pasamos ahí todo el día. Era igual a este… recuerdo perfectamente la manera en que la luz se reflejaba en los rostros de mis padres, se veían tan… felices… -

-Hmm, es un lindo recuerdo Kai – comentó suavemente Rei, no deseaba romper la atmósfera que había llevado al peliazul a contarle algo de su infancia. Una melancólica sonrisa se apoderó de sus labios al imaginar la escena.

-Es el único que tengo de ellos, pero es sólo eso, un recuerdo.- replicó algo crudo, tratando de quitarle importancia a lo que había dicho, reprendiéndose por haber bajado la guardia y hablar de algo tan íntimo con tal facilidad.

-Algún día te bastará… yo no tengo ninguno de mis padres –susurró, girando el rostro para sonreír artificialmente al ruso, que ahora le miraba curioso en espera de que continuara- Mamá murió cuando tenía sólo meses de vida y nadie supo jamás quién fue mi padre. – concluyó encogiéndose de hombros y volviendo su mira al ahora casi desaparecido crepúsculo.

-¿Los extrañas?

-Cómo hacerlo, nunca los tuve. Además, siempre he estado rodeado de gente que me quiere y se han convertido en mi familia.

Los ojos de Kai estaban fijos en las facciones del nekojin, los últimos rastros de luz le acariciaban etéreos, acentuando sus agraciados rasgos y dorados ojos. Pero esa belleza no podía ocultar la melancolía que toda su aura desprendía en ese momento. Kai miró nuevamente al horizonte, para luego agachar la cabeza y cerrar los ojos.

-Extrañarlos no tiene nada que ver con la gente que está a tu alrededor- musitó, más para sí mismo que para el pelinegro con una indescifrable emoción en su voz que erizó la piel de Rei.

-Lo sé – murmuró igualmente suave, igualmente comprensivo; dejando que su cabeza se inclinara hasta recargarse en el hombro del peliazul. Ambos necesitaban ese ligero contacto, esa presencia física de que no estaban solos en el mundo.

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El movimiento del autobús al ser encendido trajo conciencia a Rei, quien por primera vez desde que abordara el vehículo retiraba su perdida mirada de la ventanilla para recorrer con ella el interior del camión. Una arruga se formó entre sus cejas al percatarse de que no estaba imaginando la ausencia de uno de los miembros de los Bladebreakers dentro del transporte. Cuando sintió que el camión comenzaba a moverse, e inmediato se levantó de su asiento para llegar al frente y cuestionar por qué avanzaban si aun faltaba un pasajero por abordar.

-Kai dijo que llegaría por su cuenta – replicó Kenny. Ignorando la punzada en su pecho por el nuevo desaire, Rei demandó decidido y molesto descender del autobús.

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-¿Qué? ¿¡Por qué tengo que dar diez vueltas más que los demás? – se quejó Tyson con un mohín en el rostro que sólo generó risillas entre los menores.

-Porque soy el capitán y lo ordeno Tyson – replicó indiferente Kai, mirando al menor con aburrimiento, completamente impasible a sus quejas.

-¡Pero no es justo! ¡Sólo lo haces para molestarme, en cambio a Rei no le has exigido que corra ni una sola vuelta el día de hoy!

-Tengo mis razones Gragner – El aludido, conocido por no saber cuando retirase presionó más al peliazul.

-¡Ah sí, pues quiero saberlas 'señor-soy-frío-e-indiferente'! ¡Quiero saber por qué tienes esa preferencia por Rei! –

Los agudos ojos grana del ruso se afilaron fieros y la unión de sus cejas sobre el puente de su nariz le dio a todo su rostro un marco de imponencia que helaba las venas. Los Bladebreakers incluido Rei tragaron en seco ante la visión de un terriblemente enfadado ruso.

-No tengo por qué darte explicaciones Gragner.- espetó bajo y mordaz- El día que te conviertas en un oponente digno de pelea, un compañero leal e inteligente que no limita su tiempo libre a sólo comer; ese día te trataré con el respeto que a él le tengo.

Todos los presentes se quedaron asombrados, no sólo de escuchar lo que Kai pensaba del asiático miembro el equipo; para la mayoría, esa era la primera vez que escuchaban hablar al ruso más de cinco palabras juntas. Rei sin embargo, no podía dejar de oír el eco de sus palabras dentro de su cabeza y sentir que sus mejillas se teñían de calor.

La voz de Kai volvió a imponerse, rompiendo el incómodo silencio entre los Bladebreakers.

-Si no quieres que agregue cinco vueltas más empieza de una vez. – El dueño de Dragoon pestañeó asustado, para enseguida alejarse de ahí lo más pronto posible, dejando un ligero rastro de tierra levantada de lo rápido que giró y comenzó a correr.

-Y ustedes, más vale que dejen de comer tanta azúcar o la próxima sesión lo acompañaran – ordenó tajante, haciendo temblar a los pequeños, que de inmediato balbucearon algo y se retiraron del lugar, dejando a los dos mayores solos.

Rei escuchó un bufido y regresó su mirada hacia el soviético, quien portaba una innegable sonrisa de satisfacción y burla, una que conjugaba perfectamente con el brillo de travesura que se podía apreciar en sus ojos.

-A veces eres realmente cruel con ellos – murmuró Rei con una tímida sonrisa en los labios. Kai le miró un segundo, una sonrisa torcida apareció en su boca y un rápido guiño en el ojo, fue el último gesto que hizo antes de darse la vuelta y retirarse del lugar.

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Siendo honesto, realmente no esperaba que estuviese en la recién entregada habitación, pero era el primer lugar donde por lógica debía empezar su búsqueda. Salió del solitario lugar y comenzó a recorrer el pasillo de las habitaciones que la BBA había tenido reservadas para todos los equipos que participaban en la gira, tenía la esperanza de encontrar algo que le indicará en dónde podía estar al desconsiderado ruso.

Por extraña coincidencia, la respuesta llegó en la forma de un delgado y alto joven de intensos ojos azul cielo e inconfundible cabello rojizo, que venía a su encuentro desde el otro extremo del pasillo.

-Vaya, vaya… ¿estás perdido gatito? – preguntó sarcástico el altivo capitán, acercándose a donde se hallaba petrificado el pelinegro. Su irónica sonrisa se acentuó al ver el fruncido rostro del nekojin.

Rei no supo por qué… no supo de donde vino la idea de que el otro sabría exactamente qué sucedía; pero su boca se abrió antes que se diera cuenta que su voz ya se escuchaba.

-¿En dónde está Kai?

El dueño de Wolfborg le miró detenidamente, enarcando una ceja al tono de voz demandante y seguro que había usado el chino. Su mirada era escrutadora e intensa, cualquiera podría haberse intimidado con ella; pero años de convivir con la penetrante mirada de Kai ya le habían echo inmune a otras.

El minuto de hermético silencio entre ambos fue roto cuando Rei comenzó a caminar nuevamente, decidido a pasar a Tala si no pensaba ayudarle y continuar con su búsqueda.

-Está con Bryan – la voz del ruso le detuvo en seco. Rei giró para mirar por sobre su hombro la seriedad en el rostro pálido del lobo. No necesitó decirle nada más, comprendió el resto de la oración. Su corazón comenzó a latir acelerado y una descarga de adrenalina y temor bombardeó su asustado sistema nervioso.

Tenía que encontrarlo.

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El alta voz dentro de los vestidores de los Bladebreakers anunciaba que sólo quedaban dos minutos para iniciar la pelea. Tyson, Max y Kenny se levantaron de la banca cuando Rei lo hizo, los tres chicos le desearon suerte, le aseguraron que ganaría y que estarían en la tribuna apoyándolo. Tyson agregó casi al abandonar el cuarto, que barriera el suelo con 'el ruso'.


Rei rió por lo bajo y les despidió para entonces centrar su atención en el silente acompañante que aun permanecía en el lugar. Kai se encontraba en una esquina de la habitación, recargando su espalda contra la pared, cabeza gacha, parpados cerrados y brazos al pecho cruzados sobre el. Rei suspiró divertido al verle, era la típica posición 'hiwatari'; se encaminó hasta donde estaba el capitán del equipo, sabía que el soviético seguía aun en contra de esta pelea, hacía tan solo unas horas que habían tenido una discusión sobre su participación… y Kai se había marchado molesto…

Encontrarlo en los vestidores del estadio cuando llegó, devolvió al nekojin su seguridad y confianza. Saber que el peliazul estaba ahí apoyándole le hacía sentir inigualablemente protegido.

-Kai tengo que irme ya…- llamó suavemente, mas el ruso no movió un solo músculo-…descuida tuve un buen entrenador, seguro ganaré. – bromeó, mas no obtuvo respuesta del mayor… ciertamente estaba ahí, pero era obvio que seguía molesto. Entristecido, Rei suspiró resignado desviando la mirada. Meció la cabeza para despejarla y se dio media vuelta.

No pudo más que dar un par de pasos antes de sentir su muñeca izquierda ser sujetada con firme gentileza, deteniendo su avance. Rei se giró sobre sí para encarar al ruso, encontrándolo erguido y observándolo fijamente.

La mirada del peliazul era intensa… emotivamente intensa… era una mezcla de preocupación y ansiedad, más sus rasgos permanecían serenos e indescifrables. Rei se sintió arrastrado al profundo mar carmesí que eran los ojos de Kai, tan llenos de vehemencia y pasión… vagamente tuvo la conciencia de preguntarse si es que siempre habían sido así de expresivos y nunca antes lo había notado… si es que siempre habían sido así de… hermosos.

No tuvo tiempo de pensar más, su muñeca fue jalada suavemente, tirando de todo su cuerpo para que por inercia éste diera el paso que le separaba del cuerpo del soviético. Rei apenas registró ese hecho cuando sintió un par de fuertes brazos envolver suavemente su cintura y apegarle al ruso con seguridad.

El calor del cuerpo de Kai contra el suyo fue instantáneo, electrificante e hipnótico; por instinto sus brazos se elevaron por sobre aquellos que le aseguraban como si fuera la posesión más sagrada que contenían. Sintió bajo sus dedos los marcados músculos de Kai y la redonda forma de sus hombros antes de que sus brazos se cruzaran tras el cuello del ruso, anclándose a él. Kai aferró el cuerpo del nekojin contra el propio, efectivamente eliminando cualquier espacio entre ellos, mientras bajaba la cabeza y la semi escondía entre el cuello y el hombro del pelinegro, embriagándose de su aroma.

Todo el momento fue vivido en cámara lenta por Rei y le resultó completa y desconcertantemente erótico. Nunca nadie le había sostenido así, ni buscado refugio en su cuerpo como Kai lo hacia ahora. Nunca antes se había sentido tan necesitado y apreciado como en éste momento.

No existió nada más. No estadio. No pelea. No advertencia de que la batalla estaba por comenzar.

Sólo existía él. Sólo existía Kai. Sólo sus brazos. Sólo su calor. Sólo su voz susurrándole al oído aplastar a Bryan y regresar en una pieza a él.

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-Llegas tarde –

-… -

-¿Qué, no habrá superficial plática entre nosotros antes de pelar?-

-… -

-Bien, como quieras Hiwatari – replicó el ruso de cortos cabellos liliáceos, quien sonreía cínico y sacaba su disparador, observando la estoica posición en la que su rival permanecía. Arrugó el rostro molesto, odiaba esa superioridad con que Kai aguardaba hasta el último segundo para lanzar su blade.

-3… 2… 1 ¡Let it rip!

Al unísono ambos blades salieron disparados y enseguida se engancharon en una pelea frontal directa, haciendo rechinar sus giratorios anillos, arrojando chispas por la fricción con que se frotaban.

El rostro de Kai permanecía impasible, mirando cómo Dranzer resistía la embestida del otro, pero una pelea directa con el pelilavanda no le daría una victoria sencilla, no contra Bryan… eso fue algo que recalcó muchas veces en el entrenamiento que hizo con el nekojin. Inesperadamente el blade de Bryan se retiró, sacando de balance el disco de Kai. Con un ágil movimiento Falborg cambió su trayectoria, aceleró su movimiento y comenzó a atacar a Dranzer desde diversos ángulos con irrefrenable fuerza, empujando al disco a ser arrinconado contra una de las paredes de la improvisada arena de beyblade en que se convirtió aquel callejón.

Un particular ataque hizo que Dranzer se estrellara contra unas abandonadas cajas en el lugar, la colisión no hizo mucho daño al disco, pero si distrajo al peliazul.

De las derrumbadas cajas un pequeño y asustado gatito de pelaje pardo y ojos dorados, salió corriendo hasta desaparecer a lo lejos. Kai siguió su trayectoria todo el tiempo

-¡Ataca ahora! – gritó Bryan de pronto, despertando al peliazul de su trance para ver como el disco del otro acertaba un golpe directo contra su blade. El impacto fue tan intenso que él mismo resintió su fuerza y la onda expansiva derrumbó a un mal parado bicolor, quien de inmediato llevó una de sus manos a su costado. Le tomó segundos recuperar su postura, aunque cada movimiento de su cuerpo le lanzó punzadas de dolor que recorrieron toda su anatomía.

Una sonrisa socarrona se mostró en sus labios, al ver como Bryan se enfurecía de encontrar todavía a Dranzer girando inmutable.

-Buen intento Kuznetzov, pero necesitarás más que eso para ganarme.-murmuró reuniendo toda su energía para ordenar un nuevo ataque de Dranzer, que de inmediato repelió al blade del pelilavanda haciéndolo retroceder sin piedad.

-Voy a destruirte Hiwatari –rezongó el otro- ¡y contigo fuera nada me impedirá, destrozar al imbécil de Kon!

Los ojos de Kai destilaron furia y su mandíbula se tensó férrea. La sola mención de Rei en la boca de Bryan le hizo arder la sangre. Nunca. Nunca permitiría que Bryan ni nadie le pusiera un dedo encima. Esa era la razón por la que estaba aquí ahora; por ello había aceptado pelear contra el mayor.

-¡Vamos Falborg, ataca! – ordenó Bryan nuevamente, su blade de inmediato comenzó a arremeter contra Dranzer, que luchaba por resistir sus embestidas. Kai apretó los dientes, estaba resintiendo la fuerza de cada golpe, pero aun así, derrotar a Bryan no debería ser tan complicado, sabía que podía deshacerse de él si sólo se concentraba en hacerlo… pero ese era el problema, no podía concentrarse en nada que no fuera un joven de apiñonada piel y largo cabello azabache.

Dos días sin cruzar palabra con él y ya lo extrañaba. Su compañía, su plática, su mediación entre los menores con él; su sonrisa, la tranquilidad que le acompañaba siempre que estaba a su lado. Necesitaba verlo… sentirlo cerca… sin Rei al alcance, algo dentro de él se encontraba vacío.

-¡Aggh! – Kai se quejó al ser alcanzado por un incisivo golpe de Falborg, su cuerpo salió despedido contra la pared, estrellándose contra ella duramente. Apenas y tuvo tiempo de reaccionar para cubrirse con los brazos ante la bola de energía que se dirigía hacia él. ¿En qué momento había salido la bestia bit de Bryan?

El impacto de semejante ataque levantó una cortina de humo y polvo que los envolvió por minutos. Con trabajo Kai se incorporó del suelo, sujetando uno de sus hombros para mitigar el dolor. Su blade estaba dañado, pero seguía girando. Aun respirando entrecortadamente y con laceraciones en todo su cuerpo, Kai permanecía con su rostro inalterable y orgulloso.

Bryan sonrió cruel, cruzando sus brazos sobre el pecho.

-Si te arrodillas ante mí y pides clemencia, talvez te perdone y no destruya tu preciado Dranzer.-

-¡KAI!

Antes que el peliazul bicolor tuviera oportunidad de responder, el sonido de un angustiado grito hizo eco en el extremo de aquel callejón. Erizando la piel del peliazul al reconocer a quién pertenecía esa voz que llamaba desesperado su nombre. Incrédulo, el ruso se giró tres cuartos para ver a sólo metros de distancia la figura de Rei correr por el estrecho pasadizo tratando de llegar hasta donde él se encontraba.

-¡Los acabaré a ambos! – gritó enérgico Bryan, llamando a su bestia para ordenar un ataque contra el indefenso nekojin, que al percatarse de que el ruso dirigía su asalto hacia él, no pudo mas que paralizarse. Los sentidos de Kai despertaron alertas, tenía que protegerlo.

-¡Dranzer! -Reuniendo todo lo que le quedaba de energía y explotándola al límite, Kai llamó a su preciado fénix al cambo de batalla. La majestuosa ave emergió envuelta en llamas y a la orden de su dueño, no sólo detuvo el ataque de Falborg, sino que devolvió el golpe derribando a la bestia y haciendo que el blade se fracturara, imposibilitándolo para continuar.

El destrozado blade fue a parar a los pies de un sorprendido Bryan, cuya expresión denotaba lo incrédulo que estaba de haber perdido… ¡no era posible! ¡Kai estaba lastimado, desconcentrado y débil, de dónde diablos había sacado la fuerza para invocar a su fénix y vencer a su halcón! Levantó sus ojos a su aguerrido rival, para encontrarse con la flameante mirada carmesí observándolo con real y verdadero odio. Toda el aura de Hiwatari era amenazante, desprendía cólera y ferocidad… nunca antes le había visto de esa manera y resultaba aterrador.

Se inclinó para tomar su arruinado blade, arrugando el rostro al mirar nuevamente a su oponente.

-Nos volveremos a ver – espetó iracundo, para luego dar media vuelta y dejar atrás al escalofriante sensación de estar bajo las pupilas de Hiwatari.

Tensos minutos pasaron luego de la partida de Bryan. El sorpresivo ataque y la consecuente defensa en la que se vio envuelto aun pasaban frente a sus ojos, petrificándolo. No fue sino hasta que escuchó el dolido resoplo que emitió el peliazul que volvió a la realidad.

-¿K-Kai? – la suave voz del asiático resonó en aquel silencio. Lentamente Kai miró sobre su hombro al expectante nekojin. Sus ojos se engancharon en las doraras orbes por eternos segundos, en los cuales los dos pudieron ver claramente el alivio del otro al volver a encontrarse. Sin embargo, el peliazul arrugó el rostro y se giró nuevamente para comenzar a caminar y alejarse de él.

Rei sintió una nueva y profunda punzada en el pecho, mas el enfado fue mayor en esta ocasión. Kai pretendía eludirlo nuevamente, pero esta vez no se lo permitiría.

Continuará…

Miles de gracias por sus reviews! Los aprecio mucho.

Un agradecimiento especial a okami reiko por el detalle de la bestia bit de Bryan! Gracias!
A todos los que les guste la pareja Kai x Rei, les invito a visitar un foro dedicado a ellos la URL está en mi perfil. Gracias.