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- "Permiso, permisito… comper comper…" – A pesar de su complexión delgada, y de su cierta gracia al caminar, a Tigresa le costaba bastante el moverse entre las mesas del restaurante, estaban, bastante juntas – "Aguas con el cayo" – Ni cuenta se dio cuando piso la pata de un cerdo, el cual chillo, y le regreso una mirada molesta en reprimenda – "Uy… perdón"

Platos más, platos menos eran lo que entregaba día a día, pero no representaba un problema, mucho menos alguna incomodidad, Tigresa era consciente, y era agradecida respecto a la vida que se le había dado… pero no podía evitar sentirse atraída ante otras cosas… un ejemplo muy claro a esto serian seguramente las artes marciales, desde una cierta edad, desarrollo un gusto por el Kung Fu, si es que el mismo día que descubrió que le encantaba… no tardo demasiado en tallar ella misma las mismas figuras de acción que en su ventana tenia, mas sus pensamientos, fueron interrumpidos cuando escucho un llamado proveniente a una de las mesas cercanas a la entrada del restaurante

- "¡Tigresa! ¡Mi niña, por aquí!" – Al despejarse la mente, y levantar la cabeza, se encontró de frente con dos personas que le hicieron sonreír de oreja a oreja, una cabra madura, así como una cerdita de cierta edad avanzada, quienes estaban saludando a esta, mientras tomaban asiento

Tigresa no pudo contener demasiado su emoción, y fue entonces cuando apenas termino de entregar los pedidos pendientes, esta salió corriendo hacia aquella mesa, casi deslizándose por el suelo cuando llego, fue que les regalo aquella misma sonrisa de oreja a oreja más directamente a ellas… eran unas muy buenas amigas de su padre ganso, sin embargo, también eran amigas suyas, las conocía desde que podía recordar… a la cabra la recordaba por haber sido una de sus nanas… Tigresa si bien de pequeña, era tranquila, era bastante temida, pues los tigres no se veían muy seguido… sino es que nunca, y algunos debido a sus colmillos y garras, eran que tenían miedo… pero no lo tuvo aquella cabra… simpática, tierna, amorosa y maternal, cuido de Tigresa cuando al señor ping el trabajo lo tenía atareado, o agobiado, y así era, desde su niñez, hasta la infancia, y una muy pequeña parte de su adolescencia, que la cabra le hizo compañía, incluso le regalo el pantalón que estaba utilizando en esos momentos, claro que, antes el pantalón no estaba todo lleno de parches, y estos mismos se debían a unos ciertos altercados al ponérselos Tigresa, y con altercados hablo de que era casi misión imposible que se los subiera sin rasgarlos con las garras… pero con el paso de los años y el tiempo, controlo esa parte suya, y ahora podía subírselos sin problema alguno… la razón por la que no los había tirado aun, o los había reemplazado por otros más nuevos… era porque tenían un valor sentimental para ella… pues fue uno de los primeros regalos que le dieron en toda su vida

Y la cerdita… aquella mujer era ciertamente un caso especial, tal vez no tanto como la cabra, pero sí que se había ganado su importancia para la vida de la felina rayada, pues esta fue su maestra en la escuela, y la más querida para ella en realidad… es cierto, que hubo un punto en el que, algunos niños eran… malos, o crueles con ella por su aspecto y otras cosas, pero aun a pesar de esa maldad, la tigresita siempre encontraba consuelo y luz en la enseñanza de esa adorable cerdita, que a pesar de todo, y dijeran lo que dijeran… ella jamás se apartó de su lado en la escuela, comían juntas, caminaban juntas, y si había que hacer algo en equipo, ellas dos lo hacían juntos… tal vez eso molesto un poco más a los niños en ese entonces, Tigresa era la consentida de la maestra… y si, esto le dio buenas notas, aunque posiblemente su relación no influyo en eso, debido a que Tigresa, era de las que se esforzaban al cien por ciento en todo lo que hacía, sin duda alguna… ella era especial… y desde hace tiempo, conocida en el pueblo, el restaurante de fideos del señor ping llevaba bastante tiempo abierto, y desde que a ella le dio la oportunidad de integrarse al negocio familiar, fue más y más gente a la que conoció, y viceversa

- "Señora Lían (La cabra) Señora Shailin (La cerdita)" – Entusiasmada, al escuchar sus nombres llamar ambas le sonrieron, y una vez más, le saludaron de mano abierta a la felina rayada

- "Hola Tigresa… vaaaaya, mírate, como has crecido, estas hecha toda una señorita" – Exclamo en un principio la cabra, para ser terminado por la cerdita, haciendo teñir las mejillas de la felina en un adorable tono rojizo

- "Ejejeje… se lo agradezco… ¿Qué les vamos a preparar?" – Pregunto Tigresa, sacando velozmente su libreta, y un lápiz

- "Un plato de panes de frijol sino es molestia nena" – Dijo Lían, viendo como Tigresa anoto a buena velocidad dicha orden – "Con un poquitito de salsa a un lado"

- "Y para mí, un plato de fideos con dumplings" – Termino Shailin la orden

- "Enseguida" – Apenas termino de anotar, se giró hacia la cocina, se aclaró la garganta y enderezo – "…¡Salen una orden de panes de frijol con salsa a un lado, y un plato de fideos con dumplings!" – Ciertamente era un grito aturdidor un tanto poderoso, pero fuera de molestar a los presentes, parecían estar más acostumbrados que otra cosa, ante esto, el señor Ping apenas la escucho, saco su ala por la ventanilla de la cocina, y levanto su "pulgar" antes de apurarse a preparar la orden – "En un momento estará listo su pedido"

Apenas vieron a Tigresa dispuesta a marcharse, ambas ancianas rieron con levedad

- "Pero no te vayas todavía querida" – Dijo y llamo Lían, quien de debajo de la mesa, saco un asiento de madera libre, y lo puso justo a un lado de ambas mujeres – "Ven, acompáñanos aunque sea un rato"

- "…Ammm… no debería… pero… uy, qué barbaridad, ya es hora de mi descanso de treinta minutos… así que… ¿Por qué no?" – Sin perder su toque juguetón en ningún momento, fue que esta tomo asiento en la silla previamente acomodada, para acercarla un poco más a la mesa, y recibir un pequeño apretón de cachete de cada una

- "Awwwww… mírate Tigresa, ya toda una señorita adulta" – Le soltó la mejilla, y a esto, la felina solo supo sonreír de manera ladina, antes de empezar a sobarse ella misma su mejilla – "Y pensar que te conocí cuando estabas así" – Expreso Shailin, haciendo con sus dedos una expresión de algo muy… muy pequeñito, casi del tamaño de un grano de arroz

- "Oh vamos, está exagerando… era un poquitito más chiquita que eso" - Si bien la cerdita estaba bromeando, Tigresa le siguió el juego, y ahora las tres empezaron a reír con levedad

- "Ay cariño, si es que no has cambiado nada" – Dijo ahora Lían, quien pronto dio unas palmaditas en el brazo de Tigresa, enderezándose de nueva cuenta en su asiento – "¿Cómo les ha ido a ti y a tu padre?"

- "Nos va excelente, señora Lían… claro que, a principio estábamos un poquito flojos de trabajo, ahora si esta toda la cocina rebosando de hoyas repletas de fideos listos para servir" – Aclaro Tigresa, ganando un par de risas cortas de ambas mujeres

- "Eso es muy bueno, de verdad que si querida"

- "Si… es como mi padre dice, lo mejor de trabajar, es ganar dinero… y yo opino igual, pero lo que odio de trabajar… es trabajar" – Declaro Tigresa, y nuevamente las risas estallaron en aquella mesa, mas irónica, posiblemente podría ser, pero ciertamente Tigresa era un caso especial

- "Jejeje… jeje… Uuuh, pero miren eso… creo que alguien, tiene admiradores~" – Dijo ahora Shai, ganando una mirada desconcertada, pero sonriente de Tigresa, a quien le señalo unas cuantas mesas hacia el lado derecho de la felina

Al girar su cabeza, Tigresa noto como un grupo de dos cerdos, un conejo y un carnero se dieron la vuelta inmediatamente apenas esta giro, eso la dejo confusa… pero de vez en cuando, si uno volteaba, se regresaba rápidamente para evitar ser descubierto… sino es que el conejo le daba un saludo bastante tímido… saludo que la felina regreso por amabilidad, antes de regresar la mirada a donde la tenía

- "Ah… si, ellos, ahora que lo veo… algo me dice que solo vienen al restaurante para verme a mi" – Dijo con simpleza, llevando una de sus garras de la diestra para trazar círculos irregulares sobre la mesa donde encontraba, ciertamente su indiferencia ante esto, dejo sorprendidas a ambas acompañantes, quienes se vieron un momento antes de ver de regreso a Tigresa, quien al notar sus miradas, se enderezo en su sitio – "…¿Qué?"

- "Mi niña, estas en la parte más temprana de tu vida joven… Me sorprende que no te llame la atención los asuntos respecto al corazón" – Dijo Lían, quien gano pronto una tierna risa de la felina, quien se rasco con ligereza el cuello

- "No es que… no me llamen la atención, es solo que… no son exactamente mi… tipo… además… yo ya tengo a alguien en la mira~" – Esto último lo dijo con una sonrisilla bastante traviesa, mientras uno de sus dedos se rascaba de manera coqueta su mejilla, antes de que ambas mujeres, notando esto, rieran en complicidad a lo que la felina había declarado

- "¿Ya tienes pareja querida? ¡Felicidades!" – Decía Shai, pero esta pronto recibió un negar de cabeza de Tigresa mientras esta reía

- "No, nonono… no pareja… pero… podríamos decir que… ya tengo los ojos puestos en cierto hombre" – Declaro Tigresa, aumentando ahora la curiosidad en las ancianas junto a ella

- "Ya picaste nuestra curiosidad mi querida niña… Dinos ¿De quién se trata?" – Pregunto Lían

- "No es alguien que… viva en el valle, al menos creo que no vive entre nosotros"

- "¿Entonces vive lejos?" – Esta vez, la pregunta vino de Shai

- "Pues… no, no lo creo… digo, pareciera que vive lejos pero…"

- "Ya déjate de misterios que si no me va a dar más hambre" – Exclamo Lían nuevamente, esta vez causando risa de parte de las otras dos – "Sin rodeos mi niña ¿Quién es?"

Tigresa se lo pensó bastante… no dejaba de sonreír ante las miradas expectativas de Lían y Shai, que ciertamente, fuera de incomodarla, la hacían sentirse todavía más traviesa ante sus pensamientos locos… como tal, su enamoramiento, era algo bastante… imposible, o eso era lo que ella pensaba… desde hace ya algún tiempo… ella tenía una cierta atracción que con el paso del tiempo aumentaba… debido tanto a las noticias sobre él, que por otra cosa… era un alguien… con el que soñaba casi todas las noches… un alguien a quien sentía cerca de ella… casi a su lado… en algunas ocasiones… velaba por él.. o incluso, oraba… raro en ella quizás… tan religiosa no se consideraba, pero en cuanto a ese hombre se refería… ciertas cosas le hacían pensar bastante al respecto… quiso responderles a sus dudas pero fue entonces… cuando unos pasos apresurados afuera del restaurante captaron su atención, haciéndola levantar sus sensibles orejas al ruido, y así, dirigir la mirada hacia la entrada, fue ahí cuando lo encontró, un cerdo adulto, que parecía estar siendo perseguido por el mismo diablo… no, no se refería a ese tipo en cuanto a su enamoramiento se refería… pero verlo así de agitado… así de… asustado… o tal vez, preocupado, le dejo confusa, pronto ante sus jadeos y exhalaciones violentas de aire, gran parte del restaurante paro su comida… y fue entonces cuando este hablo

- "Lo vieron… ¡Lo vieron!" – Grito, esta vez llamando la atención de todos de inmediato, Tigresa, ante esto, decidió levantarse, e ir con el cerdo – "¡Lo vieron, lo vieron, escúchenme, lo vieron!"

- "Señor, conserve la calma, relájese… venga, tome asiento" – Dijo Tigresa, queriendo tomar el brazo del cerdo, pero este no se dejó, tan solo camino a donde esta le indico, y se sentó en una mesa vacía del otro lado a donde las señoras estaban

- "Lo vieron… lo vieron… santo cielo, lo vieron…" – Murmuraba, para sí mismo, pero esto no pasó desapercibido para el sensible oído de Tigresa, con el entrecejo fruncido, fue que llego el señor Ping, con un vaso de agua fría para el señor

- "Tranquilícese… tenga, beba un poco de agua" – Dijo el ganso, dejando el vaso en la mesa, aun con sus ojos llenos de miedo, y sorpresa, el cerdo intento sujetarlo, pero cuando lo hizo, su temblor violento en sus extremidades se extendió hasta el vaso, derramando el agua un poco, antes de que este alcanzara su boca, y bebiera lo que quedaba de dicha agua con lentitud – "Respire profundo… lento… tranquilo… no pasa nada, todo está bien"

- "No… no, eso es mentira, nada está bien… lo vieron… ya lo vieron" – Empezaba en voz alta, pero luego en susurros bastante bajos – "Santo dios… lo vieron"

- "Señor ¿A quién vieron?" – Pregunto en el tomo más tranquilo posible que el ganso tenia para ofrecer, pero este inmediatamente fue sujetado de la ropa por el cerdo, el cual lo levanto, y acerco, dejándolo a muy escasos centímetros de su rostro

- "¡LO VIERON A EL! ¡A EL! ¡De todos los que pudieron haber sido! ¡Lo vieron a él!" – Grito histérico el cerdo, quien pronto fue apartado del señor Ping por parte de Tigresa, quien ahora se interpuso entre su padre, y el hombre aquel, a quien empezó a gruñirle en un tono bastante bajo

- "¿A quién?" – Pregunto esta, ya fastidiada porque el cerdo no diera indicio alguno del porque es que estaba tan exaltado

- "¡AL FANTASMA DE LA PAZ!"

Escuchar ese nombre hizo rechinar los tazones con el sonido de los palillos cayendo sobre sus bordes, las pláticas pararon, las risas igual… y ahora todas las miradas estaban sobre aquel cerdo, incluso Tigresa que estaba molesta por el cómo trato a su padre… ahora había dejado de gruñir… y a su rostro llego una expresión de sorpresa bastante grandes y notorios… ese nombre… lo conocía muy bien… ella, y todo el valle… pero cada vez que se hablaba de él, o se mencionaba, una de dos cosas ocurrían, las palabras carecían… o simplemente nadie sabía cómo reaccionar ante una nueva noticia de ese ser… eran tan diferentes las reacciones cada vez que se le mencionaba, a veces eran… alegres, otras veces eran, indiferentes… algunas otras, eran reacciones temerosas… nerviosas… y preocupadas… y no era para menos… no tratándose… de EL… de su chaleco, el cerdo fue a buscar un algo… y lo encontró, sacándolo pronto para entonces extenderlo… era una especie de venda roja

- "…Dicen… que esto se le cayó…" – Dijo el cerdo, extendiendo el mismo pedazo de tela hacia Tigresa, quien lo sujeto… y empezó a examinarlo – "Y el hijo del campesino que dice haberlo visto… dibujo esto"

Aun con el pedazo de venda en sus manos, Tigresa levanto la mirada, y al igual que todos… se quedaron viendo un rollo que el cerdo estaba extendiendo… era una simple figura " " … pero la figura no era lo importante… sino el color… esa marca… estaba dibujada en un tono rojo… un tono… de sangre… era entonces de verdad el… muy poco se sabía del fantasma de la paz… pero todos aseguraban haber visto una marca roja con esa misma forma… antes de desaparecer… su especie… su edad… o su origen… eran desconocidos… todo, lo que se tenía de el… era el conocimiento de esa marca… y sus acciones… aunque era también curiosa… la manera en la que el apareció… por primera vez…

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Un Par De Años Atrás

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Era un día como cualquier otro en el valle de la paz… el sol estaba irradiando en los cielos… y estos estaban despejados… dando vista y a conocer un hermoso cielo azulado, el valle de la paz hace unos años atrás no era la gran cosa, al menos nada había cambiado en ese entonces, y tampoco en la actualidad… sin embargo… como era costumbre… había problemas… serios problemas, pero eran externos, a lo que en un cierto puesto de fideos se refería, pues un ganso de edad avanzada, aunque ciertamente enérgico, estaba preparando numerosas canastas para vegetales y verduras, sobre una carreta que estaba en la misma salida del restaurante

- "Esto sí que es perfecto, absolutamente adecuado… Un jabalí lunático destruyo los caminos de comercio del norte, y ahora tengo que ir al sur por vegetales" – Exclamo este, antes de terminar de acomodar las cajas, y girar la cabeza hacia su cocina – "¿Estas segura de que puedes manejar las cosas aquí, Tigresa?"

De la cocina, estaba saliendo una Tigresa bastante más joven… de facciones delicadas, y esbeltas sin duda, sin embargo, ahora tenía en su rostro atorado lo que era un mandil de cocina, y por más que intentaba acomodárselo, tan solo pudo dejar al descubierto sus ojos, esos hermosos ojos ámbares que tanto la caracterizaban, y así mismo, con la boca cubierta por el mandil, esta sonrió a su padre ganso

- "Claro que si papa, no te preocupes, te he visto miles de veces cocinando, seré muy buena chefiando… digo.. chefeando" – Con un pequeño gruñido bastante frustrado, fue que esta termino por acomodarse el mandil, ajustándolo a sus cintura antes de dedicar una tierna sonrisa a su padre ganso, en ese entonces sus rayas, la mayoría aún no se había terminado de definir

- "Oh, sí casi lo olvidaba" – Ahora cambiando su tono a uno ligeramente deprimido, el ganso abrió las alas, y Tigresa al verlo, estiro sus brazos, esperando un abrazo… sin embargo este siguió de largo, y entro en la cocina, cosa que Tigresa vio, y empezó a despedirse de sus utensilios de cocina – "Adiós… los voy a extrañar… volveré tan pronto como pueda mis pequeños" – Incluso le dio un beso a sus utensilios

"Que dramático" pensó Tigresa para sí misma, aunque esta no pudo nada más que reírse en un tono bastante bajo ante las acciones de su padre… igual no era como que necesitara de un abrazo, para saber que la quería, pero aun así, no se negó a posar las manos sobre su cintura y a recargar su peso sobre una de sus piernas, antes de que el ganso saliera de la cocina y le diera algunas cuantas instrucciones a su hija

- "Recuerda, antes de abrir el restaurante, barre la acera, limpia las mesas… y reparte nuestros menús" – Esto último lo dijo sacando de la carreta un montón de papeles, como lo había comentado, el menú de todo el restaurante, con la figura de un plato de fideos, y las palabras "Fideos del Señor Ping E Hija" encima de este mismo, los cuales entrego a Tigresa y esta los recibió

- "Barrer, Limpiar y repartir, justo igual a todos los días… papa, tranquilo, todo estará bien, ya lo veras" – Dijo Tigresa, viendo dichos menús unos cuantos segundos, antes de esta ser jalada hacia abajo, y así recibir un beso en la frente de parte del ganso, cosa que si bien la tomo desprevenida, le hizo sonreír medianamente, y ronronear con fuerza

- "Pórtate bien hija mía, bueno, ya me voy… ¡Adiós!" – Dejando una silueta de su cuerpo con humo, salió disparado fuera del restaurando, tirando de aquella carreta anteriormente mencionada

Dichosa, no podría estarlo más, aunque, un poderoso viento soplo en el restaurante, y arrebato de sus manos hasta el último de aquellos menús, aun por tanto que saltara o intentara alcanzarlos, el viento ya los había elevado a grandes distancias, dejando ahí en el suelo a una preocupada… pero… de cierta forma, librada Tigresa

- "…Bueno… ya acabe" – Se dijo así misma, sonriente y triunfal, regresando al interior de la cocina, uno de esos menús se fueron hacia el templo en la cima de aquella montaña…

Pero había un segundo menú… que fue desviado lejos de la aldea… pasando a irse, con dirección… a los bosques alrededor del valle de la paz… fue un día bastante normal, rutinario podría decirse, vaya la redundancia, aunque a la cocina, un pedido peculiar había llegado, de parte del palacio de jade… ese templo tan curioso que yacía en la montaña aquella, y si bien Tigresa tenia bastantes talentos… cocinar no era uno de ellos, no se las arreglaba muy bien en la cocina, todo estaba patas arriba, había fideos colgando del techo, vegetales sin terminar de cortar, un ganso afuera del mostrador con una expresión impaciente, y a una Tigresa bastante frustrada, viendo el menú en si para preparar la orden

- "¡La sazón!" – Exclamo, y corrió a una olla caliente donde dejo caer el caldo, los fideos y varios vegetales, un tanto caliente, o al menos cuando se calentaron lo suficiente, fue que tomo la olla, y entre brinquitos pequeños por lo mismo, la llevo hasta el mostrador sobre un mantel – "…Y… ¿Qué hacen ahí en el palacio de jade?"

- "…Kung Fu" – Respondió con simpleza el ganso, no parecía tener, tanto ánimos como para perder tiempo en charlas tontas, sin embargo, mayor fue su impaciencia cuando Tigresa sin querer al estar aplicando algo de pimienta a la sopa, le cayó en la nariz, y le estornudo encima al ganso… y la comida…

- "Ah…Gracias, igualmente" – Dijo esta, pensando que le había dicho "Salud" por su estornudo de recién – "Pero si, que bien, y todo eso… y si ammm… si"

- "…No tienes idea de que es ¿O si, niña?"

- "…No, no señor~…" – Admitió, con las orejas agachadas, y una sonrisa nerviosa en el rostro, antes de que el ganso terminara de cerrar el mantel con el que se iba a llevar la sopa

- "Como sea, tengo que llevar esto… adiós" -

- "¿Cómo?" – Pregunto, se había distraído un momento, y poco pudo ver al como el ganso aquel se estaba retirando, cargando la sopa en sus brazos – "Ah, eso, si, les va a encantar ¡Mucho!"

Pero ni siquiera fue así… para su desgracia, la comida sentó mal a uno de los grandes maestros del palacio de jade… el día paso normalmente desde ese mismo punto… el sol empezaba a bajar a la tierra, para ocultarse, pero dio la casualidad, que esa misma tarde, el señor Ping estaba volviendo, con la carreta repleta de vegetales y verduras para el restaurante, y todo campal, sin darse cuenta del enorme desastre de la cocina, paso con una caja de papas en sus manos

- "Tigresa, ya volviiii, Oye ¿Ya oíste las nuevas? Dicen que un cocinero tonto intoxico al maestro Shifu del palacio de jade" – Dijo con el tono más liberalmente tranquilo que podía tener el ganso, esto ocasionando la sorpresa en cierta felina rayada en el segundo piso

- "¿¡COMO DICES!?" – En su desesperación por querer bajar, tropezó, y empezó a caer escaleras abajo, hasta terminar azotando el trasero de lleno contra el último de los escalones, quedando así a un lado de su padre, quien estaba acomodando la caja aquella sobre una mesa, tenía su ropa sucia, así como su mandil – "Au… ¿¡Esta muerto!?"

- "Aun no bebe, pero si lo encuentran, lo matan" – Dijo, antes de salir de la cocina nuevamente, y entrar con una caja de apio entre sus alas

- "No papa, yo me refiero a Shifu" – Quiso ir tras de él, pero apenas iba a salir, el ganso estaba entrando de nuevo, por lo que esta tuvo que apartarse y darle espacio para entrar al ganso

- "Ah no… él está vivo… apenas… jeje" – Dijo en forma de burla, esto preocupo bastante a la felina rayada, quien se cubrió las orejas y expreso sus nervios con la cara – "¿Y cómo te fue?"

- "Pues hice un enorme desastre…" – Dijo esta, llevándose pronto las manos a la cara, antes de sentarse sobre el mostrador… fue ahí entonces cuando el ganso empezó a pasear la mirada… por toda la cocina, desde arriba, hacia abajo

- "Oh si… eso se nota… jmjmjm, awwwww, mi hija la chef, estoy tan orgulloso de ti mi cielo" – Dijo el ganso, con grandes aires de alegría

- "Este… bueno… sobre eso, papa, tal vez sería mejor… en otras… cosas" – Esta apenas tuvo tiempo a reaccionar, para atrapar una escoba que el ganso le había lanzado a las manos

- "Pues veamos qué tan buena y rápida eres limpiando este desastre"

- "Oh…¡Oooooh, bien pensado! Soy buena limpiando, podría ser una buena conserje" – Dijo esta en voz alta, con una sonrisa en rostro, pero eso solo ocasiono una risa de parte de su padre

- "¿Conserje?... Mi vida, si me costó trabajo, y me sigue costando trabajo, hacer que te bañes seguido… y eres una dama, por todos los cielos… que graciosa, deberías seguramente ser comediante" – Respondió el ganso… si bien gran parte de eso fue cierto, lo último lo dijo con sarcasmo… sarcasmo que Tigresa no entendió

- "¡Comediante, eso está mejor!" – Expreso la felina, mientras empezaba a barrer la cocina… el ganso con una cierta expresión… entre burlona y seria, giro a ver a su hija, y se cruzó de brazos delante del pecho

- "O bailarina" – Volvió a decir, en tono sarcástico, tono que Tigresa nuevamente, no capto

- "Bailarina… eso también esta, tengo mucha gracia" – Respondió esta, con unos cuantos movimientos que según ella, eran pasos de baile… pero consiguió tirar una taza de un estante al suelo

- "…¿Tu, gracia? Si es que me dan nauseas"

- "¿Necesitas un médico? También podría ser doctora… conserje, comediante, bailarina, doctora… ¿Qué más?" – Se preguntó a sí misma, y ahora, con una ceja arqueada, el ganso le respondió

- "Emperatriz" -

- "…¿Puedo?~" – Pregunto la felina rayada en un tono bastante bajo, casi soñador, pero el ganso tan solo negó con la cabeza, y tomo la escoba de sus manos

- "No mi niña, solo estaba bromeando… Tigresa… Tu destino es convertirte en chef… igual que yo…"

- "Pero… pero papa, yo no puedo ser chef, fui yo la que env… ammm… digo… yo no puedo ser chef y ya…" – Tomo asiento, y recargo su espalda contra uno de los muros de la cocina, bajando las orejas y dejando decaer su expresión facial – "Yo… no sé qué quiero hacer…"

- "…¿Sabes que puedes hacer?" – Pregunto el ganso, llamando pronto la atención de su hija felina – "Sacar la basura, anda, hay que limpiar todo esto antes de que anochezca"

- "…Si papa" – Soltó un pesado suspiro de sus fosas, y así esta se levantó, y empezó a ayudarle a limpiar…

Pero esa misma noche… las cosas se pusieron demasiado feas… el maestro Shifu, había enfermado demasiado… y simplemente no estaba en condiciones de pelear… no así… la orden de evacuación de todo el valle se estaba dando… y si acaso, los únicos que no parecían intenciones de irse, eran el señor Ping, y Tigresa, quienes desde la entrada de su restaurante, veían a todo el pueblo, pasar con sus linternas y pertenencias personales en manos, y si bien Tigresa no podía evitar sentir culpa… tampoco podía hacer ya nada para enmendarlo – "Esto está muy mal…"

- "Si… ya lo sé hija… ¡Se van antes del desayuno!" – Exclamo el señor Ping, incrédulo mientras veía a los habitantes retirándose

- "…Si no hubiera intoxicado a Shifu con mi comida, nada de esto habría pasado seguramente…¡Eep!" – Apenas se dio cuenta de lo que dijo, se llevó las manos a la boca, y desvió la mirada rápidamente, pues pudo sentir la mirada perpleja de su padre sobre ella

- "Tigresa… ¿Tu cocinaste eso para Shifu?... ¿El maestro Shifu… comió fideos… de la casa de fideos del señor ping e hija?…" – Su expresión, estaba cambiando demasiado entre esos lapsos, y palabras, simplemente Tigresa no lo resistió, y tuvo que encarar entonces a su padre de frente, con las orejas agachadas, y soltando pequeños chillidos ocasionales

- "Papa… lo siento, yo, te lo quería decir pero" – No pudo continuar, pues pronto el ganso se lanzó contra su hija, a quien abrazo con todas sus fuerzas

- "Esto… es… ¡FANTASTICO! "Ahora con servicio al palacio de jade" Ping E Hija… ¡Esa es una clase de publicidad que no puede comprarse, jojojo!" Soltó a su hija, acomodo su ropaje, y pronto empezó a frotarse las alas entre si… ahora la que estaba perpleja era Tigresa

- "Pero… pero papa"

- "Si nos damos prisa, seremos los únicos que les sirvan alimentos, a toda esta gente hambrienta… ¡VOY POR LAS OLLAS!" – Intentando replicar, Tigresa no pudo decir ni pio antes de que su padre entrara a la cocina – "Tu ve por raíces y champiñones a la colina, te veré haya más tarde cariño"

- "…Si papa… ya voy" – Dijo esta, empezando a seguir a la gente… y a un costado suyo, sin intenciones en realidad, pudo escuchar una conversación que un Mono, una Víbora, un mantis, y una Grulla estaban teniendo…

- "Ojala pudiéramos hacer algo…" – Dijo la serpiente, mientras que esta veía de un lado a otro, el cómo las personas de todo el pueblo, se estaban retirando – "…Es triste… ver una evacuación de una aldea completa"

- "¿Alguien sabe cómo es ese jabalí? Es enorme… gigantesco… ¿Grandulón?" – Pregunto la mantis

- "Dicen que es… grande… no entiendo mucho de eso, pero sí sé que ha destruido muchos pueblos hasta ahora… y a derrotado a muchos maestros de Kung Fu desde el norte… y ahora viene hacia acá" – Contesto el Mono

- "… Es mi culpa… " – Susurro Tigresa, para sí misma… pero fue escuchada por los otros, y si bien no presto mucha atención a que la estaban observando, más aun encima, la estaban escuchando, esta continuo hablando – "Si tan solo… no hubiera envenenado a Shifu con mi estúpida comida… posiblemente él lo habría detenido…"

- "¿Tu comida?" – Pregunto la Grulla, Tigresa cayo en cuenta de estar siendo escuchada, y para cuando lo noto del todo, agacho sus orejas y se cubrió la cara con las manos

- "…Am…. Si... bueno… si, fue mi comida…" – Ocultarlo ya no podía, así que tan solo bajo las manos, y las metió a sus bolsillos – "Y ahora… por mi culpa… es que debemos irnos… bueno, ustedes se irán, yo, debo ir por champiñones y raíces a la colina de por allá…" – Señalo esta… pero poco se dio cuenta, y no fue hasta ver la expresión de los otros, que esta se dio vuelta… el cielo estaba teñido de rojo… y se podían escuchar pasos pesados acercándose bastante… - "…Ya está aquí"

- "…Saben una cosa… al demonio" – Exclamo la reptil, saliendo del camino para entonces andar hacia la dirección aquella, pero se detuvo, para regresar una mirada un tanto determinada hacia los otros… incluida Tigresa – "No importa lo que el gran maestro Shifu haya sido… aunque sea poco, podemos hacer algo… démosle tiempo a esta gente para irse"

- "Tarde o temprano tenemos que ensuciarnos las manos… Hagámoslo" – Dijo el ave, levantando el vuelo antes de que los demás empezaran a irse también, sin embargo, Tigresa se quedó atrás, sin saber que decir… hasta que la mantis regreso, y se le quedo viendo de frente por un momento

- "Oye muchacha… ¿Aun te sientes mal por Shifu?" – Este le pregunto, y ella tan solo asintió levemente – "Pues entonces ven con nosotros… libera tu culpa, haciendo lo correcto" – Dijo al final, para irse saltando a gran velocidad

Tigresa se lo estaba pensando… se lo estaba pensando seriamente… por un lado, tenía que hacer lo que su padre le pidió… pero por el otro… tenía que liberarse de la culpa que sentía, de lo contrario… no estaría tranquila… tuvo el tiempo suficiente con su consciencia, y su corazón… y fue entonces que salió corriendo a toda velocidad detrás de ellos… debía hacer frente a sus consecuencias… debía enfrentarse a ese jabalí… si tan solo, las cosas hubieran salido mejores para ella… y para los otros… dieron una muy buena pelea, digna de ser recordada y contada… pero no fue suficiente para siquiera cansar aquel espantoso jabalí que inhalaba aires de grandeza… uno a uno, derroto al pequeño grupo de peleadores… se mofaba… se pavoneaba entre ellos… y la que se llevó la peor parte, fue Tigresa… sin experiencia alguna en pelea, mucho no fue lo que pudo hacer… para cuando el sol empezó a salir… el cielo seguía teñido de rojo… y el fuego que había quedado tras el camino del jabalí, se estaba extendiendo bastante rápido… ante esto… Tigresa, que yacía en el suelo, intento levantarse… pero no podía… sus piernas y brazos no le respondían… estaba demasiado débil… pero apenas y pudo ver, a esos cuatro guerreros… tendidos en el suelo… inconscientes… vivos… pero inhabilitados para pelear… Tigresa, ante esto empezó a lagrimear… ella lo había generado… y era un dolor… que la torturaba internamente… una ronca risa resonó cerca de ella

Intento levantar el rostro… pero ni siquiera hubo necesidad de hacerlo… una mano gruesa y dura la sujeto de una oreja, y a base de chillidos y quejidos fuertes, esta fue levantada del suelo, intentaba liberar el agarre a su oreja, y pronto esta fue a ser sujetada del cuello con una segunda mano… su mirada borrosa, al aclararse, dejo ver el rostro de su capto… el endemoniado jabalí… este con una enorme sonrisa de oreja a oreja, manteniendo a Tigresa a varios centímetros fuera del suelo… la inspecciono con la mirada… Tigresa casi tenia arcadas por la forma en la que esta parecía estar admirando… a su "presa"… y por más que lo intentara, su cuerpo no podía responderle para ejercer pelea, para forcejear… o para huir…

- "Yo… soy jabalí… yo soy, imparable… y tu… fallaste" – Sus últimas palabras, fueron acompañadas de una enorme carcajada, una que no hacía nada más que asquear a Tigresa, mientras aquel enorme jabalí, la llevaba de un lado a otro – "Observa con atención, Shifu… tu, y tus guerreros han caído ante mi… ¡ANTE JABALI!"

Ante este grito de victoria, el mismo sujeto soltó a la felina rayada, dejándola caer unos cuantos segundos antes de impactar en su vientre un golpe con el puño cerrado, esto abrió los ojos de Tigresa de sobre manera, y bastante aire escapo de su boca… así como un poca de sangre… pero no acabo ahí, pues nuevamente la rodilla del cerdo golpeo su cabeza por la mandíbula, y la mando a los aires, antes de esta ser sujetada de su cola, y azotada contra el suelo, una y otra, y otra vez, los gritos de dolor… sus chillidos, y sus alaridos desgarradores eran audibles por todo ese claro despejado de trigo… gran parte de su ropa estaba destrozada, y por más que lo intentara… ya su cuerpo no respondía, y fue hasta que el jabalí la hizo golpear el suelo con su cuerpo una última vez… antes de tomarla del pellejo de la nuca, y levantarla… su nariz… su boca sangraban… y estaba llena de leves morenotes por todas partes… fue así que a esta la hizo girarse… para encarar el desalmado rostro de aquel maldito cerdo

- "…Me gustaría quedarme… a gozar un poco más de tu compañía gatita…" – Esto, lo dijo con sorna, relamiéndose sus labios un instante, llenando estos de su saliva, antes de levantar la mirada, hacia el templo de la montaña – "…Pero quiero disfrutar de mi nuevo palacio… y tu… debes alcanzar un vuelo"

En esto, la sonrisa del jabalí se tornó maligna, y sin misericordia alguna, arrojo a Tigresa hacia los cielos… ¿Así era como iba a terminar?... así era como todo acababa… tan solo, en ese momento, en el aire… su debilitada mente solo podía pensar en una persona… su padre… su amado y querido padre… sería un problema… lo dejaría triste… desconsolado… decepcionado tal vez, porque su hija lo desobedeció… pero ahora… tan solo cerro sus parpados… y espero el impacto de su larga caída, sin embargo, cuando sintió un impacto… no fue como se lo esperaba… fue más suave… más cálido… ¿Mas esponjoso?... ¿Y eso acaso era… musculo?, de su espalda, el viento empezó a golpear contra su rostro, y pronto, sintió como estaba cayendo de nuevo… pero a una velocidad mayor a antes

- ¡Paam! -

Sus orejas apenas y se movieron tras un poderoso eco debido al impacto… había caído al suelo… pero si era así… ¿Por qué no sentía rocas? O ¿La dureza de este mismo sobre su cuerpo?... ¿Por qué en su lugar sentía algo… suave… cálido… frondoso… cómodo… fuerte…? Algo que la estaba envolviendo de manera protectora contra lo que ella dedujo, era un pectoral… un pectoral sumamente musculoso, firme, y duro… quien fuera… la deposito con delicadeza en el suelo… poso una de sus manos sobre su cabeza… y le acaricio ligeramente sobre su frente, y parte de su hocico… antes de escuchar como aquella figura… se alejaba, posándose justo frente a ella… Tigresa, como pudo abrió sus parpados… y así fue cuando se encontró de frente… con una pierna… una pierna de pelaje negro, con una musculatura bastante notable, donde en sus pies, portaba unas sandalias de un estilo bastante curioso… pues eran sandalias, sí, pero una numerosa cantidad de correas sujetaban a esta a su misma pierna… y pronto junto a dicha pierna… una especie de espada cayo… solo que era una espada bastante pequeña… pero era curiosa… el mango de esta, era la cabeza de lo que creía era, un dragón, el cual tenía la boca enormemente abierta, y sus colmillos extendidos, y donde debía ir su lengua, era que salía la hoja de la espada… una poderosa y temible hoja… que estaba envuelta en llamas, y dicha espada estaba sujetada por una cadena bastante gruesa… fue todo lo que pudo ver… antes de que su mundo… se oscureciera a su alrededor

- "…¿Quién eres tú?… ¿Qué acaso quieres terminar como ella?... ¿O como ellos? ..." – Esto lo dijo el jabalí, señalando pronto hacia el resto de guerreros en el suelo… pero no obtuvo respuesta de la nueva intrusión… - "… ¿Y bien?... Responde, idiota" – Mando

La figura a varios metros de él, extendió una segunda espada del lado contrario a la primera… y ambas, así como las cadenas que sujetaban dichas espadas, se cubrieron en poderosas llamas rojas… y así… el mismo ser empezó a caminar hacia el jabalí… a pasos lentos… pero que causaban un poderoso eco alrededor de los dos… posiblemente para el jabalí no significaba nada… pero fue cuando noto la mirada fija del contrario sobre el… unos orbes de un color verde tan brillantes como la luna… pero no eran solamente un verde común y corriente… era un verde jade… dicho ser estaba alejándose del cráter que su caída previa había ocasionado, y su avance, era directo hacia el jabalí…

- "…No te tengo miedo… ¡YO SOY JABALI!... ¡YO SOY IMPARABLE!" – Grito este, golpeándose a puño cerrado los pectorales como gorila, antes bufar vapor de la nariz, preparándose para una carga contra el ser aquel, quien se detuvo, e hizo girar las espadas, rodeando las cadenas de estas mismas en sus antebrazos… hasta que sujeto así los mangos de ambas espadas

Desde los pies… hasta la cintura, un pelaje negro azabache, repleto de un musculo tonificado y trabajado, era lo visiblemente imponente, donde una especie de toga, pero solo era la mitad de una que iba desde la cintura, a un poco más arriba de las rodillas, junto a eso, un vendaje que iba en ambos muslos, y una especie de falda de cadenas y piel… la toga era de tela roja, y estaba detallado encima suyo figuras de un color dorado que brillaba con la luz del amanecer sobre el … así como pronto un torso desnudo en su totalidad, donde se dividen dos partes… la barriga, y el pectoral, los músculos en estas sin duda también eran notorios, 6 firmes y duras abdominales, junto a un vientre delineadamente robusto, un par de pectorales firmes y cuadrados, eran acompañados por una marca " " que iba desde la parte superior de su hombro, por debajo, hasta llegar una punta con el centro de su barriga, y bajar lentamente hasta conectarse con su cintura… sus brazos… fuertes… y llenos de musculo también, se tensaron al momento de sujetar las espadas en las manos… su espalda, firme, recta, y fuerte, clavículas a la vista… todo el cuerpo de aquel ser de blanco y negro sobresalía… por mucho… demasiado podría decirse… y fue así entonces, cuando este levanto en su mano derecha, la espada que estaba sujetando la misma… y apunto con su hoja en dirección al jabalí…

- "…Yo soy Po… El Fantasma De La Paz" – Declaro este… si bien se veía joven… bastante joven, casi de la edad de Tigresa… su voz… su voz era gruesa… firme… madura… severa… radical… pero estaba llena de odio… y molestia… sentimientos dirigidos directamente hacia el jabalí – "Y tu… vas a morir, este día, por haber perturbado… mi amada ciudad"

- "JA…¡No me hagas reír! Si tantos huevos tienes… anda… ven a por mí, enfrenta tu muerte" – Exclamo el jabalí… y a mal hora, vio las hojas de ambas espadas volando hacia el… las cuales impactaron una en su hombro, y otra sobre su cadera, perforaron su carne… la cortaron… y la sujetaron, y fue ahí cuando entonces, Po sujeto las cadenas, e hizo acercarse bruscamente al jabalí, las llamas de las cadenas y las espadas estaban cociendo la carne del jabalí, quien se aguantó los alaridos de dolor por esto… pero fue entonces cuando la gruesa y firme mano del panda… lo sujeto del cuello… y le hizo fijar sus ojos… sobre los de, el… no solo vio un panda en esos ojos… vio su fría… cruel… cruda… y pronta muerte en la profundidad de esos orbes de jade…

- "…Te arrepentirás… de haber nacido…" – Y así como llego, lo soltó, tomando de regreso los mangos de las espadas, las cuales arranco con furia del cuerpo del jabalí, haciendo que dichas terminaran por cortar y casi arrancar partes vitales de su carne, esto al final arranco un alarido al porcino, pero a pesar de su dolor, no se iba a arrodillar frente al panda, quien llevo las espadas a su espalda, y ahí las dejo… pues sus puños se habían cerrado, el fuego los envolvió… y sin más… este se lanzó al ataque…

Empujo con una patada a la barriga al jabalí mismo, y apenas se encontró apartado, el encolerado panda volvió a acercarse, tan solo lo aparto para embestirlo, y con el cuerpo del jabalí, empezar a destrozar todo lo que a espaldas de este se encontrara, ramas de bambú, arboles, o incluso piedras, hasta llegar a una de las montañas vecinas al palacio de jade, donde Po fue a impactar al jabalí y apenas ahí se aseguró de que no se movería… inicio una cadena de puñetazos directos al rostro de este, uno, tras otro, tras otro, izquierda, derecha, izquierda, derecha, los dientes de este empezaron a volar, junto a su misma sangre, por más que este intentaba cubrirse, los golpes que recibía en los brazos eran peores, pues pensó que sería capaz de rompérselos si se lo propusiera, en un momento de descuido del panda, Jabalí intento apartarse, y correr, pero inmediatamente de eso, una de las espadas del panda se fue a clavar en su espalda, y sujetándolo, lo hizo regresar a donde estaba, con la diferencia de que lo hizo volar en un círculo pequeño, donde impacto el cuerpo del jabalí de regreso contra aquella montaña, pero el impactad de espaldas a la montaña, hizo que la espada se enterrara aún más en su cuerpo, pero no tuvo tiempo suficiente a gritar por eso, pues el panda de nueva cuenta fue donde el… y le sujeto con gran fuerza de sus colmillos, tirando de estos queriéndoselos arrancar… y por más que golpeaba sus puños, o su cara, este no tenía intenciones de dejarlo ir… no… el odio en el panda había aumentado… su ira… era errática… y no iba a parar… hasta ver el verdadero sufrimiento en los ojos del jabalí

Y fue ahí entonces, cuando logró arrancarle uno de sus colmillos, pero no fue solo el colmillo… sino que además de eso, le desencajo la quijada, por ende, lo hizo caer de frente al suelo, ahora su grito era más aturdidor que antes… podrían considerarlo excesivo… pero solo el panda, sabía lo que tenía que hacer, y como debía hacerlo… y no fue hasta que vio al jabalí arrastrándose por el suelo, intentando huir de el que se detuvo… sin embargo… no era suficiente… aun no… con cada fibra de su musculo tensada, el panda cerro las manos… y reunió… la energía de todo su cuerpo

- "¡Graaaaaaaaaah! … ¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!" – Todo su cuerpo, desde los pies, hasta la cabeza se vio rodeado de poderosas e intensas llamas como resultado de la liberación de su poder oculto… pero no lo uso directamente sobre el jabalí… sino en aquella montaña, en la cual metió las manos por debajo de la misma, enterrando los dedos sobre su corteza, y empezó a ejercer bastante de su fuerza sobre la misma… sus pies se sumieron en el suelo, pero a pesar de todo… a pesar de ser algo prácticamente imposible… el panda levanto del suelo, la gigantesca montaña, casi sacando esta misma en su totalidad del suelo… era impresionando como un "simple mortal" podía ser portador de semejante fuerza… y sin medir palabra alguna… la dejo caer sobre el jabalí, quien aún sangrante, no tardó mucho en ser aplastado por la gigantesca montaña… la cual se partió en pedazos apenas impacto de regreso con el suelo…

El fuego en el cuerpo del panda desapareció… y así fue entonces cuando este, empezó a caminar lejos de ahí… el día ya había llegado… y seguramente no faltaría mucho tiempo hasta que los aldeanos se acercaran a ver que había sido lo que ocurrió con aquella montaña… por un momento… al pasar cerca del cráter que previamente había quedado... por breves instantes… fijo su mirada en Tigresa… era curioso… y ciertamente… doloroso verla tan herida… fue así entonces… que busco en sus cosas… hasta dar con una cereza dorada… la cual llevo lentamente hasta Tigresa… y justo como con cierta loba de pelaje café… la mastico… y le ayudo a tragarla… con la diferencia… de que se había ido… antes de que ella recobrara la consciencia… aun a pesar de todo… fue llevada al médico, donde su entristecido, pero alegre padre, la recibió, y la consoló después de todo lo que había pasado… si bien, se molestó un poco por lo ocurrido, no podía estar enojado con ella… pues al final, su querida y amada hija estaba bien… pero aun así… ella… no podía evitar recordar en unas palabras… que hacían eco en su cabeza en ese momento… unas palabras… que hasta la actualidad… aun la acompañaban

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- "El fantasma… de la paz…" – Susurro para sí misma… mientras veía ese pedazo de venda todavía… ahora estaba de pie en un gigantesco prado… un prado donde se había llevado a cabo esa furiosa pelea… donde el suelo a sus pies tembló… y la tierra se agito con el chocar de los puños de ese fiero guerrero contra el cuerpo del jabalí… y no muy lejos de ahí… la montaña derribada… a la cual ya la naturaleza hacia acto de presencia, pues árboles, pasto y flores crecían en esa despedazada montaña derribada… claro que ese prado también había sanado… fue sembrado… y grandes frutos crecían ahí… estaba anocheciendo… y aun con la poca luz de sol que tenía… a Tigresa poco le importaba estar ahí sola… pues… sentía como que no lo estaba en realidad… estaba siendo vigilada tal vez… protegida… por un ángel guardián… pensamientos bobos seguramente… pero tener ese pedazo de tela en sus manos… era la prueba viviente de que el fantasma de la paz existía… que estaba ahí, en algún lado… no que fuera la primera vez que escuchara de él, o que hablaran de el… pero… su apariencia… seguía siendo un misterio hacia la fecha

…¿Cómo era en realidad el fantasma de la paz?... sería una especie grande… o mediana… ¿Seria guapo?... ¿Atractivo?... ¿Un semental?... si bien las ideas románticas quedaban ligeramente de lado para su mente, el pensar así de un ser que no conoce ni en pintura, le hacían revolotear mariposas en el estómago, y sonrojar como adolecente enamorada, así como reír adorable y tiernamente ante esos pensamientos… de algo estaba segura… y era que no estaba sola… no entendía porque… pero lo sabía… froto por escasos segundos el pedazo de venda sobre su cara, antes de retirarse de ahí, en dirección a su casa…

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Al Día Siguiente

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Oculta entre los arboles… la chimenea de una cabaña estaba encendida… y el humo que se dispersaba con el aire, pronto desaparecía… en el interior de la cabaña… en una cama… un león de bastante edad… descansaba plácidamente… mientras que cerca de la chimenea… un panda joven… entre unos veinte y veinte tantos años… pero de buena musculatura… figura y complexión delgadas, robustas, pero firmes, trabajadas, tonificadas, y musculosas… vistiendo con un par de botas y pantalón de piel pintada de castaño para no causar el pánico… su cintura y pantalones eran sujetados por un cinturón de cuero castaño que se aferraba firmemente a su cintura… y no parecía fácil de remover… de ahí en más, de la cintura para arriba, estaba semi desnudo, con la diferencia que atado a su torso, cubriendo su hombro derecho, así como parte de su bicep del mismo lado tenía una especie de hombrera de cuatro piezas, una que cubría el pectoral y el hombro derechos, las otras tres que estaban en fila cubriendo el bicep, la correa que sujetaba esta prenda a su cuerpo, pasaba desde la misma, por debajo del brazo del panda, cruzando por su espalda, hasta sujetarse por el otro extremo a la misma… en su rostro… tenía una barba ligeramente larga… no tanto obviamente, pero si era bastante notable… tras remover un poco el carbón y la madera de la chimenea, este se levantó y enderezo en su sitio… unos excepcionales 2 metros de estatura eran los que conformaban el cuerpo de ese panda musculoso, y fue así entonces… cuando al escuchar un corto quejido de parte del león en la cama, levanto su oreja, y se apresuró a acercarse, arrodillándose a un lado de esta

- "…Padre" – Llamo el panda… haciendo abrir los ojos del león blanco que yacía en la cama… se le veía cansado… agotado… demasiado agotado –

- "Chico… sigues aquí… bien… bien… ¿Qué hora es?" -

- "Apenas es el alba, padre… el sol está saliendo" -

- "Ya veo… joder…" – Intento levantarse, sin embargo, no supo de donde sacar las fuerzas para esto… tan solo termino recostándose de nueva cuenta… hacia un tiempo ya que estaba enfermo… era una enfermedad.. o simplemente la vida tomando su curso… no se sabía a ciencia cierta… pero aun cuando empezó a quedarse en cama… el panda se hacía cargo de la casa – "…Chico"

- "¿Si padre?"

- "…Tengo hambre…"

- "…Y se nos acabó la comida… fue más rápido de lo que esperaba…" – Dijo para sí mismo el panda, quien tenía una mano sobre el hombro derecho del león, lo cual pronto fue cosa del pasado, pues aparto su mano, y este se enderezo – "No te preocupes padre… yo conseguiré comida para este día…"

- "…Solo… ten cuidado… chico… si vas a salir… recuerda… ocultar tus marcas… la gente… aun no está preparada… para saber… quien eres…" – Dijo el león a duras penas… su voz era débil… pero posiblemente era por el hambre…

- "…Como tú lo digas, padre"

Se reverencio en señal de respeto… su voz era firme… severa… fría, distante… pero en cuanto a su padre se refería, respeto era todo lo que demostraba, antes de entonces irse hacia la mesa, donde una muy pequeña caja de madera adornaba la misma… abrió esta, y de su interior saco un papel envuelto… de hace bastante tiempo podría decirse, pues el papel estaba desgastado… y al desdoblarlo… fue que lo vio con atención… y leyó en voz alta

- "La casa de fideos del señor ping e hija… no suena tan mal… no haría daño ir a echar… un vistazo"…

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Continuara…