Terry Grandchester. Infancia y adultez.
Segunda parte. De 13 años después, una historia de amor.
NO LEER, SI NO HAS LEIDO 13 AÑOS DESPUES.
Advertencia, esta historia es completamente diferente a las demás historias donde Terry o Candy se enamora y hay un noviazgo. Eso sucedió en 13 años después, esta historia es de un Terry ya casado con Candy y con sus dos hijos. Esta historia trata principalmente de la infancia de Terry desde su nacimiento hasta que Terry conoce a Candy en el trasatlántico. Desde el capítulo 8 tiene fragmentos muy dolorosos, maltrato físico , pero sobre todo maltrato emocional. Abstenerse de leer si son sensibles a este tipo de lectura. Gracias.
La temática va a ser igual. Presente entrelazado con la infancia de Terry, sus padres el Duque y Eleonor y sus dos hijos Ricky y Maggie.
Los personajes van a ser exactamente los mismos. Como todas sabes los personajes son de K. Mizuki y de Y. Igarashi, a mí no me pertenecen, esto es con finalidad de diversión y no de lucro alguno. Al igual tomaré pequeños fragmentos de la novela FINAL STORY de Mizuki.
CAPITULO 1
UN NUEVO COMIENZO.
Finales de agosto de 1930.
Terry Grandchester:
Cuando llegamos a América a pasar las vacaciones de verano siempre pensé el regresar al Reino Unido… sin embargo estas vacaciones me hicieron reflexionar que América es la oportunidad de nuevos trabajos, nuevos horizontes, una nueva vida… Candy es americana y sus familiares están en Chicago y El Hogar de Ponny está relativamente cerca y sin tener que cruzar el atlántico.
Mi hermano Lord Edward, fue muy generoso conmigo, pues a pesar de que él ya había heredado el Ducado de mi padre Como nuevo Duque de Grandchester abogo por mí ante la Corte y Su Majestad para que me devolvieran todos mis privilegios como hijo de los Duques de Grandchester, me sorprendí que a finales de Julio tuviera nuevamente mi título de Marqués al igual que Candy, y mis hijos tendrían sus títulos de cortesía, y que me tocara lo que a mí me corresponde por ley, por el simple hecho que soy hijo legitimo del Duque y la Duquesa de Grandchester… mensualmente tenía ahora un fideicomiso con una suma bastante cuantiosa, y aunque no trabajará podría vivir como el mismísimo Rey de Inglaterra.
Sin embargo, vivir de la aristocracia nunca había sido realmente mi estilo de vida, pero con ese dinero podría hacerme de una nueva casa en Nueva York y quizá en el futuro poder ser productor en Broadway… sabía perfectamente que tendría que comenzar desde cero, y lo peor del caso es que ya no era más un joven soltero y posiblemente olvidado, pues más de una década no había pisado Broadway.
Había pasado una semana ya en Nueva York, las noticias de quedarnos a vivir aquí no le había agradado a Ricky, sin embargo, para mi sorpresa a Maggie lo tomo más que excelente la noticia.
Flashback.
– ¡¿Qué?! ¡¿Vamos a vivir aquí en Nueva York?! ¿No vamos a estudiar en Stratford, en Inglaterra? – Preguntó Ricky completamente pasmado con la noticia. – ¿Por qué?
– ¿No te agradaría cambiar de ambiente y vivir en la Gran Ciudad de Nueva York? Además, aquí la educación no es tan estricta como lo es en Inglaterra. – Contesto Terry algo triste, pues pensaba que sus hijos les agradaría vivir en América.
– Supongo que van a ser diferente. – Dijo Ricky completamente desilusionado.
– ¿Y tú Maggie, qué piensas referente a quedarte a vivir aquí en Nueva York? – Pregunto Candy viendo el completo desagrado de Ricky en vivir aquí. Seguramente su hija deseaba irse también a Inglaterra.
– No tengo problema en quedarme a vivir en Nueva York, al contrario, lo veo fascinante. – Respondió Maggie con un brillo especial en sus ojos azules.
– ¿Estás segura? Sabes perfectamente que aquí no hay monarquía, ni tienen privilegio alguno en América como lo tienen en Europa. – Dijo completamente anonadada Candy sabiendo como era su hija de elitista.
– ¡Sí! Además, si mi papá es feliz actuando aquí en Broadway yo también estoy feliz por él, – abrazo a su padre con cariño – deseo que mi papá se realice como actor en Broadway, se muy bien que a él le gustaría pisar nuevamente los escenarios. – le regalo una sonrisa especial
– Para mí, lo más importante es que ustedes sean felices. – dijo Terry conmovido con las palabras de su pequeña hija. – Pero Ricky, ¿Hay alguna razón por la que desees estudiar en Stratford Avon?
– No papá, no hay ninguna razón… solo me tomo de sorpresa que nos quedemos a vivir aquí de un día para otro. Pensaba que mañana íbamos a tomar el transatlántico para Inglaterra… y quedarnos a vivir aquí me tomo de sorpresa. Supongo que será agradable y diferente.
– Bueno, creo que está decidido, mañana buscaremos escuelas para ustedes y también veremos de rentar un departamento, ya que vivir en hoteles no me agrada mucho la idea. – dijo Terry más relajado. Pues la opinión de sus dos hijos era primordial para él.
– ¡Sí!
Ya en la noche.
– Ricky – dijo Maggie cuando se habían ido a dormir y compartían la misma habitación en el hotel. – ¿Por qué deseabas regresar a Inglaterra? Pienso que Nueva York es diferente y fascinante, ¡Vivir en la gran Ciudad!
– ¿Realmente te gusta Nueva York? – Preguntó Ricky con una mirada intencionada. – Lo dudo mucho hermanita, cómo si no te conociera cómo piensas y cómo eres realmente. – le dio una sonrisa.
– Bueno, tú sabes, me lastimaron muchos mis amigas del colegio, – bajo el rostro recordando melancolicamente – me sentí como una leprosa desde que a mi papá lo desterraron de la monarquía y todo por culpa de esa odiosa Emma Miller que pretendió ser una Grandchester.
– ¡Margaret!
– Allá nos van a mirar con desprecio, y no me gusta ser repudiada, pues todos saben lo ocurrido... y aquí nadie nos conoce, tendríamos nuevos amigos, sin embargo, si es muy bien conocido en América el poderío del apellido Grandchester y Andley.
– ¡Emma no tuvo la culpa de eso! – Exclamó enojado Ricky levantándose de la cama de su hermana – Sabes que fue mi padre quien planeo todo ese alboroto de su vestido y ¡Qué las escoltas sacaran un arma apuntando a la Realeza! ¡Fue mi papá que hizo creer que Emma era hija de mi abuelo! ¡No tienes por qué culpar a Emma de eso Margaret!
– ¡Así! Se me olvidaba que estás locamente enamorado de ella ¿Verdad? – Le guiño el ojo pícaramente. – ya comprendo porque deseabas regresar a Inglaterra.
– ¡Margaret! A veces puedes ser tan odiosa. – dijo apagando la lámpara de la mesita de a lado de su cama y tapándose con las cobijas hasta la cara para ya no escucharla.
La primera semana fue todo un caos, las mañanas las utilizábamos para buscar colegios para los niños, y en las tardes viendo departamentos que llenaran nuestras expectativas.
– ¿Te gusta este lugar? – Preguntó Terry viendo un departamento en la quinta avenida. En realidad, deseaba algo muy lujoso y exclusivo, ya que a pesar de todo, siempre había sido educado de esa manera y deseaba lo mismo para sus dos pequeños hijos, su objetivo era tener una hermosa vista del Central Park en vez de una vista a una calle llena de edificios. Ya que en Stratford teníamos vista al lago Avon y praderas verdes. Así no sería tan drástico el cambio de país y residencia.
– ¡¿Podemos pagar esto?! – Fue la respuesta que dio Candy a la hermosa vista desde la sala y comedor al Central Park, también se podía ver un enorme lago, y adentro del departamento era bastante enorme y lujoso. Había cuatro recamaras, sala, comedor, una amplia cocina, biblioteca, un despacho, y un cuarto de servicio.
– Bueno, en realidad primero vamos a rentarlo y dependiendo de cómo me vaya en Broadway ya veremos… ya que también está la opción de compra.– Entraron a la recámara principal una habitación de 4x5 metros.
– No es muy grande la recámara, pero lo suficiente para una cama queensize, una amplia cómoda para arreglarme y aquí sobre el ventanal un sofá para que estudies tus diálogos. – Candy ya se estaba imaginando la decoración mientras veía tambien dos vestidores, uno más grande que otro y al lado del vestidor el cuarto de baño con una hermosa bañera de porcelana – me gusta muchísimo, va a ser muy acogedor.
– Además, la mujer de bienes raíces, me dijo que en esta zona están los colegios más exclusivos de Nueva York.
– Para serte franca me agrada mucho el lugar y la vista es espectacular – dijo viendo una línea larguísima de enormes árboles en el central Park.
– Espero que no salgas de noche a querer saltar de árbol en árbol, como la Tarzan pecosa que conocí en mis días de colegio. – Candy volteo a verlo con cara de pocos amigos.
– ¡Terry! ¡Te voy a asesinar! – Gritó Candy y Terry se echó a correr saliendo de la recámara y corría por la sala y comedor vacío de muebles – ¡Nada más deja que te atrape! – Pero cuando Candy atrapo a Terry, su esposo la tomo de la cintura y ahí le dio un beso de lo más apasionado mientras sus manos apretaban fuertemente los glúteos de ella y se miraban a los ojos, Terry le regaló una sonrisa retorcida y una mirada seductora.
¿Acaso Terry pensaba tener intimidad ahí mismo, en el piso de esa sala sin amueblar? La mujer le sonrió traviesamente y se mordió el labio inferior mientras sus mejillas se sonrojaba fuertemente, Terry comprendió que la idea de él no le molestaba en absoluto a su pecosa mujer, mientras ella cerraba los ojos y le ofrecía su cuello, él comprendío que aceptaba a sus peticiones sin decir absolutamente nada, solo sentía sus besos sobre ella y el cierre de su vestido caía lentamente a sus pies y dejándose llevar por las ocurrencias de su marido demandante, mientras ella también lo despojaba de su camisa y abría su cinturón, el botón de su pantalón y bajaba el cierre, mientras metía sus manos debajo de su ropa interior y lo bajaba lentamente y seductoramente ahí se amaron intensamente.
Fin del Flashback.
Viernes en la mañana.
– ¡¿Qué?! – Gritó Ricky completamente enojado, – ¿Voy a asistir a un colegio de varones? ¡¿No habrá niñas?! ¿Por qué?
– ¿Y yo debo de asistir a otro colegio de niñas? – Maggie también se sorprendió – ¿Ya no vamos a estar juntos en el mismo colegio? ¿Por qué?
– La mayoría de los colegios privados son así… si deseas una buena educación. – dijo Candy con una hermosa sonrisa a sus dos pequeños hijos, pues sabía perfectamente que no les iba a agradar la decisión. – El lunes ya comienzan las clases, estoy segura que les va a gustar estos colegios... los profesores no son tan estrictos. – les guiño el ojo.
– Su madre tiene razón referente a los colegios, no se compara en nada con los colegios británicos, aquí son muy nuevos para mi gusto. – Dijo Terry seriamente – Maggie asistirá a The Brearley School y Ricky asistirás a St. Bernard's School, no tiene 100 años de historia, pero parece un colegio agradable para que estudien.
– No creo que me agrade mucho la idea de ir a un colegio de varones únicamente – Ricky hizo un triste puchero. – deseo ir a un colegio Mixto.
Dos semanas después finalmente pudieron cambiarse a su nuevo departamento, justo enfrente del Central Park y en el exclusivo quinto piso. Ya que había solicitado a sus antiguas empleadas a Emilia y a Jenny hacer una mudanza de ropa, artículos personales de todos los miembros, así como los juguetes de sus hijos en Inglaterra. La mudanza había llegado en un transatlántico.
Escocia.
Septiembre.
Villa de los Grandchester.
Eleonor Baker estaba sentada en el jardín tomando su desayuno, cuando una de las doncellas había llegado con el correo, había una carta que le había llenado de satisfacción enorme, pues nunca pensó recibir una carta de Terry, en tan poco tiempo. La rasgo y saco dos hojas completas con su elegante escritura masculina. Decidió servirse más té y galletas para leer la masiva de su hijo. Mientras leía la carta su expresión había cambiado muchísimo, nunca se había imaginado un cambio tan drástico en la vida de su hijo.
– Buenos días mi amor, – Saludo el Duque dándole un beso en los labios y Eleonor inmediatamente oculto la carta de Terry. – ¿Qué ocurre? ¿Pasa algo malo?
– Buenos días Richard, – Eleonor trato de sonreír – pensé que habías ido a cabalgar.
– Ese era mi plan esta mañana, pero me dolía un poco mi cadera y preferí solo caminar un rato cerca del lago. – Se sirvió té y tomo una galleta y le dio un mordisco – te hice una pregunta – dijo el Duque seriamente – ¿Hay malas noticias? o ¿Por qué estás ocultando unos papeles de bajo de la mesa?
– Ahhh ¿Esto? – Saco la carta de Terry y la puso sobre la mesa. – Es una carta de Terry…
– ¿De Terry? ¿Qué te platica? – Pregunto el Duque tranquilamente mientras le daba un sorbo a su té de limón.
– Bueno, me platica muchas cosas referentes a sus planes en el futuro… ya que lo despidieron del Parlamento en la primavera, – suspiro para darse fuerzas para decirle la noticia – ha decidido volver a la actuación, en esta masiva me dice que no va a regresar a Inglaterra, piensa trabajar nuevamente en Broadway.
– ¡¿Qué?! ¡¿Piensa mudarse a Nueva York?! ¡¿Y trabajar nuevamente en Broadway?! – Eleonor solo asintió con la cabeza – ¡No sé por qué demonios no me sorprende si ya lo sabía! – Golpeo la mesa con fuerza – ¡Sabía perfectamente que el día que le entregará los pasaportes de Ricky y Maggie se los llevaría a América! ¿Te dice algo más?
– Terry me platica que está viendo departamentos en la quinta avenida y en la octava. Frente al Central Park y está buscando colegios para los niños.
– ¡Supongo que con el fideicomiso que le llega mensualmente de los Grandchester, ya que esa zona no es nada barata y si bastante exclusiva! – Se carcajeo ante su incredulidad. – jajajajaja
– Richard.
– ¡Parece que lo tenía fríamente todo calculado! Cómo es qué no me di cuenta… cuando planeo todo el alboroto en la fiesta de cumpleaños de Ricky y embarcarme a mí con la hija de la mucama, con Emma Miller como mi hija. – Rodo sus ojos de lo ingenuo que había sido – ¡Lo despiden del Parlamento! ¡Se zafa fácilmente de su compromiso de heredar el Ducado de los Grandchester! Y ahora ¡Se larga con toda su familia a Nueva York para ser actor de Broadway! Sí que es muy astuto el hombre.
– Richard, la etapa de Terruce en Inglaterra llego a su fin, necesita nuevas metas… nuevos horizontes… no quedarse estancado en su confort, deberías de aplaudirle que cada día tenga nuevas ambiciones… seguir con sus sueños. – Eleonor le tomo de la mano cariñosamente – Tu ducado, está en buenas manos, tu hijo lord Edward ha sido realmente capaz con las nuevas responsabilidades como el nuevo Duque… no debes de preocuparte más por tu legado.
– Terruce finalmente me gano la batalla, una batalla que yo nunca pude ganar con mis propios padres… – apretó fuertemente la servilleta de tela que tenía en la mano, por el valor y el coraje de Terry de hacer su vida lo que realmente le apasionaba y que él no había podido hacer. Lo envidiaba realmente.
– Los tiempos cambían, ya no es igual que hoy… – dijo suspirando Eleonor – y tú no eres igual que tu padre.
– Sabes, – dijo el Duque completamente melancólico – hoy es mi aniversario de bodas con Regina… el día que cambio mi vida… tu destino, el destino de Regina. En esta villa fue concebido Terry.– sin evitarlo una sonrisa triste aparecion un su rostro.
El Duque como Eleonor dejaron la conversación y ambos recordaron cuando llegaron a Escocia hace 33 años.
PASADO
Principios de mayo de 1896.
Eleonor Baker.
Había dejado mi carrera como actriz, tenía 17 años y había trabajado desde los 14 años ya que mis padres habían muerto en un accidente. Tenía que dejar los estudios y ponerme a trabajar… después de tener dos papeles secundarios iba finalmente a tener mi primer protagónico, Julieta en Romeo y Julieta, y Robert Hathaway en el papel de Romeo.
– Lo lamento Robert, – dije con una mirada triste – pero he decidido irme a Inglaterra…
– Era tu sueño tener ese protagónico Ely – contesto Robert con tristeza. – te habías esforzado tanto en conseguirlo.
– Lo sé, pero no puedo dejarlo… lo amo con todo mi corazón. – Comencé a llorar – Necesito de tu apoyo y comprensión.
– Te voy a extrañar mucho, ese hombre es muy afortunado, te deseo mucha suerte en tu nueva vida en Inglaterra… Eleonor.
– Gracias – dije abrazando a un gran amigo desde mi infancia y compañero de escena.
Richard era un hombre de 22 años de edad, cinco años mayor que yo, sabía quién era, él nunca me oculto su origen y sus raíces, una parte en mí, cuando tome el transatlántico sabía qué Richard no podría ofrecerme absolutamente nada y sabiendo esto, aun así, acepte irme con él.
De Southampton tomamos un tren a Escocia.
– Estoy seguro que te encantará vivir aquí, – dijo mostrándome la villa – en este lugar pase muchos veranos hermosos. – poco a poco me mostraba cada habitación desde la sala, con una chimenea de mármol, comedor y en cada punto de los pasillos había varias armaduras con espadas que parecían que iban a moverse. En las paredes estaban colgados los severos retratos de antepasados de los Grandchester, generación tras generación.
– ¿Quiénes son estas personas? – dijo Eleonor viendo un enorme cuadro pintado con dos personas de aspecto severo.
– Ellos son mis padres, mi padre el Duque de Grandchester y mi madre la princesa Helena y ella – dijo llevándola a otro cuarto con más retratos y armaduras… es mi abuela… la Reina Victoria.
– ¡Wow! Da miedo estar con alguien de la realeza… – sonrió Eleonor y sin evitarlo vio un hermoso gran piano de cola, en otra esquina de la habitación había también un arpa y varios estuches de violines de diferentes tamaños.
– Este era mi salón de música – dijo al ver que ella se sentaba en el banco del gran piano. – esto es un regalo de mi abuela, cuando tenía 5 años de edad.
– ¡¿Quieres decir que este piano le pertenecio a la Reina Victoria?! – Pregunto asombrada, deseando ella poder tocar el teclado con sus manos.
– ¿Sabes tocar el piano? – Pregunto Richard a ver las intenciones de Eleonor de querer tocarlo y se sentó a lado de ella en el banco del piano.
– Sí, mi mamá me inscribió cuando era niña de siete años a clases de piano, ya sabes... tocaba mucho a Mozart y también me inculco el arte… me gustaba muchísimo leer desde pequeña y tenía las obras de W. Shakespeare, claro eran copias económicas, pero me encantaba.
– ¡No sabía que fueras una gran lectora de Shakespeare! – Exclamó con una hermosa sonrisa en su rostro.
– Antes de venir aquí había obtenido el papel de Julieta. Me hubiera gustado mucho haber interpretado ese papel.
– ¿Te arrepientes? – Pregunto Richard con un cambio de voz y semblante triste.
– En absoluto. Nunca podría arrepentirme de estar contigo… – Ambos se miraron a los ojos con profundo amor.
Richard se había perdido en esas lagunas de un azul zafiro con vetas verdosas, su cabellera larga y rubia, su piel tan blanca como la porcelana… sin evitarlo más, Richard se acercó lentamente a sus labios y comenzó a besarla lentamente y Eleonor aceptaba sin restricción alguna sus besos, sus caricias, al principios suaves y tímidos, posteriormente más profundas y atrevidas, ahí en medio de la sala de música por primera vez se confesaron su amor sin condiciones, sin ataduras, sin promesas, ni juramentos.
Y donde en los siguientes meses fueron esas paredes testigos de un amor incondicional y donde una nueva vida estaba creciendo en las entrañas de esa mujer Americana y a su lado un hombre aristócrata que la amaba infinitamente con todo su ser.
Agosto de 1896.
Eleonor Baker.
Eran principios de agosto cuando me di cuenta que estaba embarazada, tenía tres meses. No estaba en mis planes haberme embarazado y más sabiendo en qué situación me encontraba, era una mujer soltera y el hombre que amaba estaba comprometido con una mujer de noble cuna.
Cuando el médico me dio la noticia me entristecí enormemente, pues sabía que Richard nunca se iba a casar conmigo y posiblemente cuando supiera que iba a tener un hijo me abandonaría. Tarde o temprano él iba a saber la verdad, así que decidí esa misma tarde decirle la noticia, para ya no pensar más en la evidente separación y afrontar mi nueva realidad.
– ¡¿Qué?! ¡¿Estas embarazada?! – Exclamó Richard sorprendido con la noticia – ¿Estás segura?
– Si, tenía mis sospechas y hoy me confirmaron que tengo tres meses – decía con lágrimas en los ojos.
– ¡Dios mío Ely! ¡Eso significa que voy a ser padre! ¡Voy a tener un hijo con la mujer que amo! Un hijo producto del amor más puro. – Exclamó el aristócrata realmente emocionado con la idea e instintivamente abrazo a su mujer y la beso apasionadamente. – No sabes lo dichoso y feliz que me siento… es algo que no puedo expresar con palabras.
– ¿No estás enojado conmigo? – Richard la vio con extrañeza – Sé que un niño en nuestras vidas no es lo que hemos planeando… y más sabiendo que dentro de muy poco tú serás un hombre casado. – dijo limpiándose las lágrimas.
– Ely, no puedo negarte que estoy sorprendido con la noticia, sin embargo, me he dado cuenta de que te amo profundamente ¡Qué mi vida es maravillosa a tu lado y que no puedo vivir sin ti! – Dijo mirándola a los ojos con todo el amor que puede uno profesar – trataré de cancelar esa boda.
En esos tres meses desde que había llegado a Escocia, Alfred estaba siempre a lado de Richard, era su empleado de mayor confianza y era el único que sabía nuestra realidad desde un principio. Le llevaba papeles y documentos importantes para que él los firmara, le daba varias indicaciones y Alfred los llevaba a cabo al pie de la letra, y también se encargaba de mis necesidades básicas, como ropa, alimento, hacia las citas para el médico y él entraba como si fuera mi esposo, definitivamente Richard no podía hacer semejante cosa ya que sabían perfectamente quien era él, el Marqués de Grandchester y cualquier indiscreción podría llegar a los oídos de los Duques de Grandchester. La villa en Escocia tenía enormes hectáreas y había sido completamente cauteloso de que nadie supiera que estaban ahí viviendo.
A las dos semanas de que Richard se había enterado que estaba embarazada, Alfred llego a la villa con un paquete enorme.
– Mi amor – dijo el aristócrata con una sonrisa deslumbrante – he conseguido este presente para ti, ha sido trabajo de mucho esfuerzo y sudor conseguirlos. – La mujer abrió el paquete donde encontró varios libros de pasta de cuero marrón.
– ¡Ohhh por dios! ¡Son las obras completas de William Shakespeare! ¡No lo puedo creer! Debió de costarte una fortuna. – Exclamó sorprendida y besándolo.
– Bueno me habías dicho que te gustaba y que eras una gran admiradora de Shakespeare y pensé que sería bueno que estuvieras aquí entretenida leyendo tan maravillosas obras.
– ¡Richard eres un amor! – Dijo la mujer con lágrimas en los ojos.
Al momento que le había dado la noticia a su novio que iba a ser padre, él había tomado la noticia feliz y orgulloso, comenzaron un vínculo especial entre ellos y su hijo, quien estaba creciendo en las entrañas de Eleonor, le tocaba música de Mozart en el piano y todas las tardes le leía Shakespeare. Le hablaba y acariciaba su barriga aun plana con tanto amor.
Septiembre de 1896.
Palacio de Grandchester.
Richard D. Grandchester Marqués.
Richard finalmente reunió el valor para hablar con su madre la Princesa Helena para que lo apoyara en terminar el compromiso que tenía con Lady Regina, hija del Conde de Edimburgo. Así que había solicitado una audiencia privada antes de hablar con su padre quien era un hombre sumamente déspota.
– Su Alteza Real, la Princesa Helena lo espera en su aposento. – Comento el lacayo de mi madre y camine por largos pasillos hasta entrar a su dormitorio, ella estaba en su cama, enferma desde hace dos años y su salud se debilitaba día con día.
– Hijo pasa, acércate a mí. – Hice una reverencia como saludo y fui hasta su cama.
– Su Alteza Real. – Dije con un nudo en la garganta.
– Hijo debes de ser fuerte, eres mi primogénito y sé qué harás lo correcto.
– No quiero madre, no me obliguen a que me case con una persona que no amo.
– Yo sé que tarde o temprano la amaras, – suspiro profundamente – vez aquel cajón que está a la izquierda, ábrelo. – me dirigí al cajón que me decía mi madre. – hay un joyero damasquino, aquel joyero me lo regalo mi madre la Reina Victoria… cuando me case con tu padre – hizo una pausa – tómalo hijo ahora es tuyo... – observe el joyero sin tomarlo del cajón, era bellísimo, adornado con madreperla e incrustaciones de gemas preciosas muy elegante. – Aquel joyero le perteneció a mi madre a la Reina Victoria y significa tanto para mí...ya que pasa de generación en generación. Ahora es tu turno que le entregues este hermoso joyero damasquino a tu esposa, a la persona que amarás...
– ¡Pero yo no la amo madre! – Tome el joyero en mis manos – Esto es para la persona que realmente debería de amar.
– Este joyero es muy antiguo ¡Y pertenece a la Realeza desde la época de Enrique VIII! No a una plebeya, sino a una digna representante de los Grandchester. Lady Regina será una gran mujer, es de cuna noble y educada. Mañana será tu enlace con ella.
– ¡No quiero madre! – Grité furioso – ¡Amo a otra persona! Si realmente me amas... déjame casarme con la mujer que amo, aunque sea una plebeya. – Rogaba con la mirada.
– ¡Nunca! ¡Soy la Princesa Helena y tu padre el Duque de Grandchester! ¡Y ninguno de mis hijos se casará con una plebeya! ¡Nunca! ¡Antes muerto! Pues el Rey y la Reina de Inglaterra son tus abuelos, ya han dado su consentimiento y negarse sería alta traición. – Se alteró y después de unos segundos se recostó nuevamente – Déjame sola por favor, debo de descansar... mañana es un gran día y debo de estar bien para verte en el altar con Lady Regina.
– Su Alteza Real – Di una reverencia como despedida y salí del aposento de mi madre.
Al día siguiente, estaban ahí en una magnífica recepción, la aristócracia de varios países Europeos, cómo mis abuelos maternos los Reyes de Inglaterra estaban ahí presentes. El Rey y la Reina nos dieron la bendición mientras el obispo nos casaba, yo solo pensaba en que había traicionado a Eleonor y a mi hijo que todavía no había nacido – perdóname Eleonor. – pensaba amargamente mientras pronunciaba mis votos matrimoniales y profesaba amor eterno hasta que la muerte nos separara.
La ceremonia había terminado ya muy noche, pero en la alcoba real donde debería de consumar mi matrimonio era todo menos romántico. No amaba a Regina, y estaba enfurecido de que había dado mis votos de amor a esa mujer que ahora era mi esposa.
– Me preguntaste ¿Si deseaba tener mi noche de bodas, no es verdad? – Pregunte gritando y la avente al suelo bruscamente, la mirada de mi esposa era de un terrible miedo y pavor. – No te preocupes que este matrimonio se consumará – la tire al suelo y en un solo movimiento arranque su hermoso camisón de seda color perla con las manos – ¿Querías casarte conmigo? ¡No!
– ¡No me hagas daño! ¡No me hagas daño, por favor mi Lord! – Se arrastraba en el suelo para que no la atrapara y le hiciera más daño.
– ¡Por tu culpa! ¡Por tu culpa no estoy con la mujer que amo! ¡Por tu culpa no podré casarme con ella! – La tome bruscamente del cabello para que me viera a los ojos – ¡Pero lo pagaras muy caro! – Fue ahí donde le di dos bofetadas tremendas que la dejaron casi inconsciente, termine por rasgar su camisola para verla completamente desnuda, me burle de ella de su aspecto físico.
Ella sollozaba aun en el piso en posición fetal, recuerdo bajarme el cierre del pantalón y bruscamente le separe las piernas, ella se tapaba el rostro mientras trataba de ahogar sus sollozos pues estaba a punto de que yo su esposo la tomara sin piedad. La jale hacia arriba, estaba a punto de hacerla mía cuando escuche su llanto aún más fuerte de quien sería de ahora en adelante mi mujer.
¿Por qué tenía ella que sufrir las consecuencias de los convenios y contratos que establecían nuestros padres de ambas partes? Así qué la aventé y me levanté rápidamente antes que hiciera una estupidez que me arrepentiría por el resto de toda mi vida.
– No me inspiras, ni aun con la fuerza, no podría estar contigo. Te detesto con todo mí ser. – Salí de la habitación dando un fuerte portazo.
Sus damas de compañía estaban ahí escuchando todo, como los mismos lacayos. Sus miradas eran acusadoras cuando me vieron salir.
– ¡Mi Lady! ¡Mi Lady! – Entraba su doncella de mayor confianza levantando a su patrona del piso y cubriendo su desnudez con una bata – No entiendo porque le hace eso su esposo, usted es una mujer de cuna noble. No debería de tratarla como la trata.
– No te preocupes por mí, – decía lady Regina con el rostro bañado en lágrimas y sobándose sus mejillas de las bofetadas que le había dado ahora su nuevo esposo – Estoy educada para seguir siempre con las órdenes de mis padres, aunque mi matrimonio sea un infierno.
Esa noche salí a un bar para emborracharme, muchos sabían quién era yo. Las habladurías llegaron a los oídos de mis padres, de mi estado de embriagues y de que me había ido con mujeres de la vida galante en mi noche de bodas dejando a mi esposa completamente humillada.
Mientras tanto en todos los periódicos matutinos de mayor circulación del día siguiente, anunciaban la boda de Lord Richard y Lady Regina que había sido celebrada el día de ayer.
Eleonor lloraba en su alcoba leyendo la noticia en el periódico, ella sabía que eso era inevitable, sabía perfectamente que se iba a casar con lady Regina… pero deseaba creer que eso nunca podría suceder. Se había enamorado de un hombre comprometido y de la nobleza. Desde ahora en adelante ella tenía un nuevo título, el título de amante.
ACTUALIDAD
Mediados de septiembre de 1930.
Manhattan Nueva York.
Hacer audiciones para mí era realmente chocante y estresante. Pues pensé que con mi buen nombre y la popularidad de hace más de 15 años era suficiente para llegar, pedir trabajo y decirme si había vacantes o no. Por otra parte, la compañía Stratford ya no les pertenecía más a los antiguos dueños, ni a Robert Hathaway ya que se había retirado hace más de tres años. Los nuevos dueños tenían ya a sus nuevas estrellas principales y no deseaban que yo les quitara su codiciado puesto estelar.
Así estuve por dos semanas, realmente era difícil encontrar trabajo, además que con la crisis financiera del año pasado aún no se atrevían los inversionistas a invertir en nuevas puestas de teatro, ya que la situación economía estaba inestable todavía. Y las nuevas puestas de obras se estrenarían en una semana, en la temporada de otoño, quizá si hubiera llegado en junio hubiera tenido la oportunidad de haber conseguido trabajo fácilmente.
Fui al lugar donde mi madre trabajaba, sabía que ahí las estrellas principales en realidad eran las mujeres y no los hombres, pero me estaba quedado sin opciones.
– ¡Terruce Grandchester! – Exclamó el Director de la compañía Erlanger viendo mi solicitud de trabajo – Es una grata sorpresa de tener al talentosísimo Terruce Graham, recuerdo muy bien el día en que deseabas entrar en nuestra compañía hace 15 años… 14 años cuando habías dejado la compañía Stratford y tu gran veto de Broadway, nuestra gran actriz consagrada Eleonor Baker había abogado por ti para que entraras a la compañía. – Terry miraba al Director y recordó aquellos días de su alcoholismo – Lamente profundamente haberte dejado ir, pues cuando regresaste a Stratford con la obra de Hamlet te admire por tu talento actoral, pues tenías un gran potencial para representar a Hamlet, no cualquiera interpreta a ese personaje como tú lo hiciste.
– Gracias por su reconocimiento – dijo el actor sencillamente.
– En Diciembre vamos a estrenar la obra de Cleopatra y Antonio para la temporada de invierno, sé que tú eres un actor Shakesperiano y el actor que tengo no da la talla para hacer semejante actuación de Marco Antonio, ¿Te gustaría hacer una audición para la siguiente semana?
– ¿Habla en serio? ¡¿Hacer el casting para hacer Marco Antonio?! – Exclamó Terry sorprendido – ¡Será perfecto! – No podía creer su gran suerte de interpretar un personaje romano y protagónico. – pensó alegremente.
– Si, eres una persona de gran personalidad, gallarda y tampoco eres ya un jovencito, estoy seguro que serás un excelente Marco Antonio. – Comento entregándole el libreto. – El próximo lunes a la 10 de mañana te espero para hacer la audición con la actriz Andrea Rosemont, quien es nuestra estrella prodigio y estelar… Cómo lo fue Eleonor Baker en su tiempo.
– Estaré aquí puntualmente para hacer la audición – dijo estrechando su mano en forma de despedida, sin evitarlo una enorme sonrisa dibujo su rostro por primera vez en aquellas dos semanas, nunca creyó trabajar en la compañía donde había trabajado su madre. Ahora tenía que ponerse a estudiar su papel todo ese fin de semana para obtener el papel codiciado.
Hola a todas, espero que le haya gustado el capítulo. Como dije es la continuación de 13 años después y con este nuevo proyecto, donde había escrito la historia de Terry Grandchester una infeliz infancia y juventud. En este Capítulo había puesto ya algunos fragmentos en 13 años después. Pues no pensaba escribir esta segunda historia así que será algo repetitivo.
Como había hecho en el primer fanfiction voy entrelazar el presente con el pasado de Terry. Esta novela es un Terryfiction.
Deseando seguir contando con su apoyo, comentarios, sugerencias, y que me acompañen en esta nueva aventura.
Mil gracias. Besos.
