CAPITULO 3
PASADO.
NUEVA YORK 1899.
Eleonor Baker.
Llegaron a Nueva York y alquilaron un departamento mediano cerca de Broadway. Tenía que trabajar nuevamente desde cero, y no podía decir a la sociedad que había tenido un hijo ya que no estaba casada y además el acta de nacimiento de Terry no figuraba su apellido, era mejor así, que nadie se enterará de su condición de madre soltera.
Llego a la vieja compañía de teatro como una mujer soltera y sin mancha alguna. Se había fijado una meta, escalar peldaño tras peldaño hasta conseguir su objetivo.
– Recuerdo que habías obtenido el papel de Julieta y dejaste abandonada la obra – decía el Director de la compañía viendo a la actriz que sabía que tenía un gran potencial – Eso fue aproximadamente hace más de tres años ¿Y deseas que te de trabajo nuevamente como si nada hubiese ocurrido? – Soltó una enorme carcajada.
– Surgió un problema familiar el cual tenía que salir del país urgentemente, pero necesito el trabajo, trabajare con todo mi esfuerzo y ahincó.
– Te pondré a prueba nuevamente, si me fallas y dejas la producción tirada como la otra vez, me aseguraré que en ninguna parte puedan contratarte. ¡¿Comprendiste?!
– No le fallaré. Gracias por esta nueva oportunidad. – Salí de la oficina del Director estaba tan feliz, ahí vi a Robert Hathaway. – ¡Robert! ¡Robert hola! – Lo saludó efusivamente.
– ¡Eleonor que sorpresa! No esperaba verte, – Dijo mirándola fijamente – ¡Mírate! ¡Estás bellísima! Estos tres años de ausencia has resaltado tu belleza.
– ¡Gracia Robert! Te tengo una gran noticia, ¡Volveré a la compañía! ¡Mañana comienzo nuevamente con los ensayos!
– No me digas ¿Es verdad? No lo puedo creer. – dijo completamente triste por la noticia. – Pensaba que ibas a regresar de Europa hace tres años.
– ¿Por qué pensaste eso?
– Yo leí en los periódicos que Richard Grandchester la persona aquien amabas se había casado al mes de que tú habías partido a Inglaterra.
– Bueno… yo…
– Debió de ser un golpe muy fuerte, el saber que la persona que amas se había casado.
– Si, es verdad… pero no deseo hablar de eso, mejor háblame que es de tu vida en estos tres años que no, nos hemos visto.
Ya en la noche llego a su departamento y vio a su hijo que estaba jugando con su peluche favorito que era un tigre, le dio de comer y al finalizar le cantaba la canción de cuna de Mozart, ya no tenía el piano el cual todas las noches le tocaba a él para que pudiera dormir tranquilamente. Ahora lo arropaba con todo su amor de madre mientras le tarareaba la canción y Terry dormía plácidamente abrazando a su tigre de peluche.
Richard llegaba también y vio el padre que su hijo ya estaba en brazos de Morfeo así que le dio un beso en la frente y en la mejilla diciéndole buenas noches a su amado hijo mientras tomaba a Eleonor y la amaba sin interrupción alguna.
NUEVA YORK
Enero de 1900.
Richard D. Grandchester, Marqués.
Habían pasado ya seis meses desde que habían huido a América, Eleonor Baker había obtenido un papel antagonista que la hacía brillar con luz propia y casi robarle el protagónico a la primera actriz. Nadie sabía de la relación de Eleonor con Richard Grandchester y ni siquiera sabía su mejor amigo Robert Hathaway que ella tenía un hijo ya que Richard era un hombre casado.
Richard había contratado una mujer de suma confianza para que cuidara de Terry cuando Eleonor trabajaba en el teatro y también con la ayuda de Alfred y James quien lo había ayudado a decirle toda la información de su padre de lo que pensaba hacer con Ely. El agradecimiento de Richard era enorme con estas dos personas que se convirtieron en sus hombres de mayor confianza y siempre estaba con ellos.
Ese 28 de enero Terry, había cumplido sus tres años y como regalo de cumpleaños. Richard le regalo una casa a Eleonor y por supuesto a Terry. No sabía cuánto tiempo podían estar en esa situación, pero para Richard lo primordial era dejarles un patrimonio a su mujer y a su hijo y que no sufrieran carencias en el futuro.
Era febrero de 1900. Un día Richard se había quedado en shock cuando vio a su padre el Duque de Grandchester en la casa que él había comprado en un vecindario de a alta clase newyorkina.
– Veo que estas asombrado de verme aquí. – Comentó el Duque viendo la cara pálida como un papel – ¿Pensabas que te ibas a zafar de mí y de tus responsabilidades? – El hombre comenzó a reírse fuertemente, – jajajaja–en ese momento un niño de tres años entraba a la sala.
– Papi, papi, tengo sed, me regalas un vaso de jugo de naranja y también tiene sed mi Tiger. – Dijo enseñándole su peluche quien lo abrazaba con cariño.
– ¿Él es tu hijo? – Preguntó el Duque viendo a Terry con adoración.
– Terry, mi amor… ve ahora a tu habitación, estoy ocupado en este momento con esta persona, en un momento le digo a Rita que te prepare un jugo de naranja y un vaso de agua para tu tigre. – Terry sonrió enormemente hizo una pequeña inclinación y se dio la media vuelta para retirarse.
– No, espera, no te vayas – Dijo el Duque deteniendo al niño y en un impulso lo tomo de los brazos y lo cargo. Terry no lloro en absoluto ya que un hombre desconocido lo cargaba, al contrario, le sonreía. – ¿Dime cómo te llamas?
– Me llamo Terry Graham Grandchester y él es mi amigo Tiger – le mostro su peluche.
El Duque se sorprendió al saber que su hijo le había puesto su apellido a ese niño que era ilegitimo y miro con desapruebo a Richard.
– ¿Y tú quién eres? – El Duque volteo a verlo directamente a los ojos y este se derritió al verlo. – ¿Y por qué me abrazas?
– Bueno, en realidad yo soy tu abuelo y estoy sorprendido en conocerte.
– ¿Mi abuelo? ¡Eres mi abuelito! – Con toda confianza de un niño de tres años este le acaricio el rostro del señor y segundos después Terry se arrojó a sus brazos como si abrazara a su mamá o a su papá cuando llegaban del trabajo. – ¡Abuelito! – El Duque se sintió desfallecer cuando el niño lo abrazo con ternura y con tanto afecto.
– ¡Dame a mi hijo! – Exclamó Richard con una mirada amenazante a su padre, pues temía que algo malo le hiciera a su pequeño hijo. Lo único que no hubiera querido es que su padre conociera a Terry, le extendió los brazos para que Terry se fuera con él y así lo hizo. – Mi amor estoy platicando con el señor, por favor ve a tu habitación a jugar con el Tigre. – le dijo a su pequeño.
– Si papi. – El padre lo bajo al suelo y este se despidió de su abuelo con un beso en la mejilla y el señor sintió algo en su corazón y sonrió simultáneamente.
– Ese niño me recuerda a ti cuando estabas de su misma edad, el cabello castaño, con un porte de elegancia y mucha seguridad, aunque las facciones de su rostro sea igual que las de su madre, de esa actriz de teatro.
– ¡¿Qué?! – Preguntó sorprendido – ¿Conoces a Eleonor?
– ¿Tú crees que no iba a investigarte dónde estabas? ¿Con quién estabas? ¿Quién era tu amante de planta? ¿Dónde demonios vivías? ¡¿Y quiénes fueron las dos personas que me traicionaron?!
– ¡La amo señor! ¡Con ella he conocido la felicidad al igual que mi hijo! Esas dos personas son mi adoración, son mi vida… son todo para mí.
– Te propongo algo Richard. Eres aun joven, ¿Qué edad tienes? ¿25 años, 26 años? – El hombre movió afirmativamente la cabeza – deseo ver a mi segundo heredero antes de morirme, quiero tener un nieto legítimo, si me das a mi nieto puedes permanecer aquí con tu amante, hasta el día, que me muera, hasta ese entonces tomaras mi Ducado y tomaras tus nuevas responsabilidades como debe de ser. Si lo deseas puedes llevarte a tu amante y a tu hijo a Inglaterra y que esa actriz de quinta siga siendo tu amante, que ella te caliente tu cama cada vez que lo deseas. Es hermosa sin duda alguna.
– No hables así de Eleonor, de la mujer que amo.
– ¿Así cómo, Richard? ¿No eres tú un hombre casado? ¿No viven en pecado? Y por lo que he investigado ella es una mujer soltera y sin mancha alguna. Nadie sabe que tiene un hijo y que vive con un hombre casado. Sin duda es una mujer que no tiene dignidad alguna y mucho menos ni principios ni valores, es una mujer que no vale absolutamente nada.
– Le soy totalmente fiel a Eleonor, no podría estar yo con otra mujer y al mismo tiempo con mi Ely.
– ¡¿Así que no has consumado tu matrimonio con Lady Regina?! – Richard movió afirmativamente el rostro, cuando de repente sintió una bofetada que le quemaba el rostro – ¡¿Sabes lo que eso significa?! – Gritó – ¡Podría ella anular el matrimonio! Su padre y yo tenemos muchos negocios muy riesgosos. ¿Te imaginas la magnitud de la situación si sabe su padre que desde que se casaron hace más de tres años su hija ha sido rechazada vilmente al permanecer casta y pura?
– ¡No pudiste arruinarme con un matrimonio más horrendo porque no se puede! Ya que no me inspira nada Lady Regina para intimidar con ella. La encuentro repulsiva.
– Te doy hasta mayo para que regreses a Inglaterra y tengas a tu primogénito. ¡Estas advertido Richard! – La mirada de él era fuego puro.
Esos tres meses, la pase con mi familia al máximo, sabía que esa felicidad podría terminar en cualquier momento. Compre un piano ya que a ella le gustaba tocar el piano y tocarle a nuestro hijo música de Mozart, en las mañanas Ely ensayaba sus diálogos junto con Terry. Terry la miraba fascinado de como su mamá actuaba y recitaba sus diálogos, eran hermosos esos recuerdos.
Finalmente era el mes de mayo cuando su padre, el Duque le me mando un telegrama, era urgente que volviera a Inglaterra.
– Debo de ir a Londres, – dijo el hombre guardando su ropa en una maleta.
– ¿Volverás? – Pregunto la mujer con un hilo de voz.
– Yo espero que sí. Deseo volver y que tú me recibas con los brazos abiertos al igual que mi hijo. – Le dio una sonrisa triste.
– Te esperare – fue lo único que pudo decir ya que si hablaba más sus ojos la traicionarían derramando las más triste lágrimas que una mujer puede derramar.
Llegue al Palacio de Grandchester donde mi esposa estaba, mi gran sorpresa era darme cuenta que mi padre estaba enfermo, le había detectado que tenía cáncer desde hace cuatro años atrás y no me lo habían comunicado, justamente en el tiempo que me había casado. Por eso deseaba mis padres que contrajera matrimonio rápidamente.
Mi padre había llamado a su abogado para que firmara varios documentos. Entre muchas clausulas debería de tener un heredero con Regina, otra clausula era que, si me negaba o no podría tener hijos varones con ella, Terruce debería ser nombrado como hijo legítimo de Lady Regina y ser él, el siguiente en mi línea de sucesión. Había muchas clausulas en ese maldito contrato.
Eso significaba que debería de quitarle completamente la custodia de Terry a su verdadera madre… eso era algo que ni en mis más locos sueños podría hacerle eso a Ely… a la mujer quien más amaba en toda mi vida. Nunca le quitaría a Eleonor a su hijo.
Las cartas estaban sobre la mesa y no podía hacer absolutamente nada para negarme, un día tuve la ilusión de anular mi matrimonio con Regina y casarme con Eleonor… sin embargo, el destino había sido cruel… muy cruel… al mandarle una enfermedad terminal a mi padre tan joven… y yo debería de ser el siguiente en tomar el Ducado en muy poco tiempo.
Consciente de mi sueño perdido… esa misma noche fui al aposento de Lady Regina y sin ninguna consideración violé a esa virgen… recuerdo que fui cruel y despiadado, no fui nada tierno o considerado con ella… ella lloraba mientras la hacía mía cruelmente. La había lastimado, aquello había sido realmente doloroso y horrible.
Cuando termine con Lady Regina, una parte de mí se rompió, una parte de mi supe que ya no podría volver atrás y casarme con Eleonor… ya no era digno de ella y también supe que ya no podría hacerle nunca más el amor a Eleonor porque entonces si la convertiría en mi amante… ya que yo le había prometido fidelidad.
Pasaron tres meses, esos tres meses todas las noches iba con Lady Regina a su lecho ya en la madrugada y la tomaba como una perra, solo para obtener el heredero que tanto querían mis padres. Una vez que supe que Regina estaba embarazada me alegré enormemente. Mis padres estaban felices, finalmente llegaría el tan ansiado heredero. En ese tiempo mi padre había decaído notablemente y le pedí a mi padre que, si podría regresar a América hasta que tomara el Ducado, sabía que el tiempo era muy limitado, pero quería vivir con ella y con mi hijo hasta ese día.
Mi padre en su lecho y completamente debilitado solo asintió con la cabeza y esa misma tarde tome el primer trasatlántico que me llevaría a América. Además, deseaba dejarle todo lo que podría ofrecerle hasta ese entonces, sin que pasaran ninguna carencia.
Cuando llegue a Nueva York era finales de septiembre era ya de noche, era un lunes donde sabía que no había función de teatro. Tengo la llave de la casa y entre, escuche una melodía muy conocida por mí, subí al primer piso hasta un salón especial donde estaba el piano, abrí la puerta lentamente para no atrapar su atención y observe con adoración a mi mujer y a mi hijo.
Eleonor estaba enseñándole a Terry a tocar esa pieza, mi hijo estaba en el banco tocando la canción de cuna de Mozart que tanto le gustaba. Me quedé asombrado pues a sus tres años ya tenía una noción de tocar una pieza tan hermosa de Morzart…
– Lo estás haciendo muy bien mi amor. – Le decía Eleonor dándole un beso en la frente a nuestro hijo.
– Creo que es la mejor interpretación que había escuchado en mucho tiempo – Terry volvió el rostro a la voz quien decía eso y grande fue su sorpresa que estaba ahí su padre.
– ¡Papá! ¡Papá! ¡Estás aquí! ¡Te he extrañado mucho! – Terry corrió a donde estaba su padre y él lo recibió con un caluroso abrazo.
– ¡Y yo también te he extrañado mucho mi cariño! – Decía mientras lo besaba en las mejillas y en la frente. Eleonor lloraba de felicidad pensaba que Richard nunca más iba a regresar con ellos.
– Te he extrañado todo este tiempo – Decía Eleonor ya en la privacidad de su habitación y después de que habían dormido a Terry.
– Solo he venido por poco tiempo. – Comento tristemente el hombre – Cuando me fui pensaba anular mi matrimonio con Lady Regina, pues mi vida sin ti será un infierno. Pero mi padre tenía todo planeado, – su voz era de una inmensa tristeza – he firmado un contrato, mi padre está gravemente enfermo desde hace cuatro años… hable con los médicos, no le dan mucho tiempo de vida… quizá seis meses por lo mucho… en poco tiempo seré el siguiente sucesor del Ducado Grandchester.
– Comprendo. – Eleonor sabía perfectamente que su tiempo se estaba terminando, ella lo sabía desde que se había involucrado sentimentalmente con él. Debía de agradecer al destino pues habían pasado más de cuatro años juntos y le había dado un regalo enorme como su hijo Terry. Sin embargo, sus ojos estaban cristalinos.
– En estos tres meses que me he ido a Londres finalmente he consumado mi matrimonio con mi esposa, ahora ella está embarazada y espera mi primogénito.
– ¿Has venido a despedirte entonces? – Lo dijo con un hilo de voz que le resultaba tan difícil pronunciar esas palabras tan dolorosas.
– He pensado en quedarme con ustedes hasta que mi padre fallezca y que nazca mi hijo. – Richard miraba a través de la ventana en un punto en la lejanía. – Sin embargo, si no me deseas más en tu casa yo lo comprenderé.
– ¡Estás tú loco Richard! ¡Te he extrañado estos meses más que a mi vida! – Le dijo ella atrás de su gran espalda. – Te amo tanto que duele este sentimiento. – Ella lo tomo de la cintura abrazándolo con fuerza. – ¿Cuándo nace tu hijo?
– A finales de mayo. ¿Por qué?
– ¿Ese será entonces nuestro adiós definitivo? Quiero vivirlo al máximo contigo. – Le dijo con vehemencia.
PRESENTE.
Septiembre de 1930.
Dos días después.
En un restaurante lujoso, una pareja de casados estaban celebrando, pues el actor había conseguido el papel protagónico de Marco Antonio, en la obra de Antonio y Cleopatra. El ambiente del restaurante era romántico, había música de fondo y en las mesas había una vela que brillaba en la oscuridad del restaurante, el mesero los había puesto en un lugar estratégico, a lado de grandes ventanales que permitían una majestuosa vista de la ciudad y brindando con champaña de la mejor calidad.
– Muchas felicidades por tu nuevo protagónico – Decía Candy realmente feliz y orgullosa por la felicidad y dicha de su esposo de haber obtenido el empleo deseado y en poco tiempo. – por estar nuevamente arriba de un escenario en Broadway y por este trabajo que te llena de pasión y alegría.
– Gracias pecosa, – chocaron sus copas y dieron un pequeño sorbo – por tu apoyo, por cruzar el atlántico y dejar nuestra vida allá para seguir con las locuras de tu esposo. – Brindo el hombre con una sonrisa espectacular.
– Estoy segura que serás un rotundo éxito, cuando te vi caracterizado de Marco Antonio se me cayó la boca al suelo. Te veías tan apuesto… tan varonil – lo miro intensamente a los ojos y entre ellos se profesaban un amor infinito, entre mirada zafiro y esmeralda, Terry acariciaba el dorso de su mano mientras se daban un beso apasionado y romántico en medio de la cena.
– Me encantaría escribirle a E.B. y decirle ¡Dónde he conseguido trabajando! Creo que se va a ir de espaldas cuando le comunique que estoy ahora trabajando en su antigua compañía teatral y con su antiguo Director.
– Si y que tu nueva coprotagonista era su antagonista de ella, – rodo los ojos hacia atrás – ¿Por qué no me habías dicho que Cleopatra es la actriz internacionalmente famosa Andrea Rosemont?
– ¿Escucho celos en ese tono de voz pecosa? Jajaja – Dio una espontánea carcajada cuando vio que Candy hacia una mueca rara como si fuera una adolecente del San Pablo. La tomo de la mano nuevamente y la miro a los ojos – No debes de temer nada mi amor, yo nunca te lastimaría, confía en mí.
– Terry, mi amor… ¡Yo confío en ti! De quien no confío son de esas mujeres tan hermosas que se ven tan jóvenes, tan altas, tan llenas de curvas... su pecho es como si fueran dos melones apetecibles y jugosos y que decir de ese trasero de infarto y con un rostro perfecto. – Dijo bajando la mirada a su plato motivo de su inseguridad ya que sabía bien que ella no tenía ese cuerpo tan atractivo y seductor.
– Si es horriblemente perfecto su rostro – le levanto el mentón para que lo viera a los ojos – sin embargo, a mí me gustan mucho las pecas, ¿Te lo había dicho? Creo que lo primero que vi en tu rostro fueron esas hermosas pecas y tu hermosa nariz chata que fue que me conquistaron, – le dio una sonrisa especial mientras le acariciaba la mejilla, era un contacto tan íntimo – yo te di mi corazón desde esa vez en el trasatlántico, además no debes de temer... tu eres quien me completamenta, me escuchas, me entiendes y me conoces como soy... con mis virtudes y defectos que son demasiados, tú no eres como todas esa mujeres que ven solo aquel artista de Broadway exitoso y guapo... – le sonrió sensualmente y la miró intensamente.
– Terry – dijo ella sumamente conmovida.
– Tú traspasas mi alma y me conoces como un libro abierto... tierno y cariñoso, rudo y malhumorado, apasionado y salvaje, severo y autoritario, celoso e inseguro, después de casi veinte años desde que nos conocimos en el trasatlántico, aún sigo perdidamente enamorado de esta mujer pecosa que me ha dado lo mejor de mí vida. Eres inteligente y sabes como manejarme para tener los pies sobre la tierra, contigo puedo ser yo... sin falsos elogios y cada mañana despertarme con esa hermosa mirada verde que me alumbra mis días nublados – Candy se ruborizo aún más como si fuera una adolescente.
– Te confieso que cuando vi a esa famosa actriz… quien va a ser tu coprotagonista… sentí celos. – se mordió el labio inferior al revelarle a su esposo su inseguridad. – más porque llego y te saludo dándote un beso en la mejilla como si fueran íntimos amigos. – Bajo nuevamente su mirada.
– En la mejilla es el único lugar donde ella me podrá dar un beso cuando estemos arriba en el escenario… ella como Cleopatra y yo como Marco Antonio. Y fuera del escenario marcare mi distancia con ella. – Tomo su rostro y la volvió a besar apasionadamente, solo a ella, solo a su pecosa podría besarle como ella le besaba. Sabia que sin su pecosa no era nada, era un cero a la izquierda ya que cuando estuvo separado de Candy era un vil alcohólico durmiendo en la calles como un maldito vagabundo.
– ¿Harías eso por mí? – Su corazón latía fuertemente.
– No mi amor… no lo voy hacer porque tú me lo pidas. Voy hacerlo porque amo profundamente a mi esposa, amo a mis dos hermosos hijos que me has dado… y mi familia es lo primero – la volvió a ver a los ojos con esa sonrisa seductora y mirada traviesa que ella tanto le gustaba de su marido, – nunca, nunca pondría mi matrimonio en peligro.
– Te amo tanto – Dijo Candy con un sentimiento de profundo amor y agradecimiento y así continuaron con la cena y el brindis.
– Por cierto, en Stratford Avon trabaje por más de 6 años como actor y nunca me habías hablado de tus inseguridades sobre mis coprotagonistas. – Comento el actor con una sonrisa mientras bebía de su copa y la miraba instintivamente.
– Bueno, – dijo la mujer mientras se llevaba un pedazo de salmón a su boca y su rostro se ruborizaba nuevamente – Laura era una mujer casada, seria y muy profesional en su trabajo… no me sentía intimidada por ella en absoluto, además recuerdo que le llamabas nariz de perico.
– Jajajaja – dio una carcajada que casi se doblaba – me has hecho el día… era Laura nariz de loro. – sus carcajadas se escuchaban por todo el restaurante, pero a ninguno de los dos les importo porque ambos estaban tan felices, además las risas de Terry era música para sus odios.
Ya más noche, Terry saco a bailar a su esposa, ya que la música de fondo era de baladas románticas y tranquilas. Bailaban lentamente alrededor de la pista de baile, abrazados tan íntimamente como una pareja de enamorados. Candy se recargaba en el pecho de su marido oliendo su fragancia tan varonil y escuchaba el latir de su corazón. El hombre enterraba su rostro en la perfumada melena dorada y rizada de su esposa, mientras bailaban canción tras canción y llegando a altas horas de la noche a su habitación teniendo una noche apasionada, se amaron tres veces con locura y sin restricciones de ningún tipo. Ambos se tomaban, se acariciaban y se estimulaban de sobremanera, lamía y se besaban hasta el último rincón de piel hasta llegar a un éxtasis total y al finalizar cayendo profundamente dormidos abrazados, ella sobre el pecho de él.
BROADWAY NUEVA YORK.
Al día siguiente, en la mañana.
– ¡Grupo! – Exclamó el Director de la compañía presentado a Terry – él es Terruce Graham que desde hoy estará con nosotros trabajando, él interpretará el papel de Marco Antonio y Alexander será ahora el papel de Pompeyo.
– Camaradas – Saludo Terry presentándose a sus nuevos compañeros de escena – para mí es un gran honor trabajar con todos ustedes, esperando que nos llevemos con cordialidad y respeto. Yo por mi parte trabajare con todo profesionalismo para estar a la altura de tan consagrada compañía como con todos ustedes. – todos le dieron la bienvenida, sin embargo, la primera actriz se había esperado hasta el final para saludarlo y que todos sus colegas se hayan retirado del escenario.
– Hola Terry – Saludo al actor con un beso en mejilla y tomando su mano en forma de saludo – estoy tan feliz y orgullosa de que te unas a nuestra compañía y que tú representes Marco Antonio, cuando hiciste el casting estaba segura que ibas a obtener el papel, pues tu actuación fue más qué excelente – decía mientras que todavía seguía agarrada de su mano – estoy segura que llegaremos a ser muy buenos amigos.
– Muchas gracias Srita. Rosemont. – Agradeció Terry aparatando su mano.
– Llámeme simplemente Andrea o Andy cómo me dicen mis amigos.
– Primero que nada, quiero decirle que conozco su trabajo ya que es una actriz de fama internacional y he admirado su trabajo desde hace más de cinco años y que usted no es una actriz novel, al grado de reemplazar a Eleonor Baker de los protagónicos... usted es toda una actriz ya consagrada. La he visto actuar en su gira que hizo en Inglaterra interpretando una Mujer sin importancia.
– ¡Ohh si! ¡Recuerdo muy bien mi gira por Inglaterra, fue una experiencia única y maravillosa!
– Ahora bien, deseo presentarme nuevamente, mi nombre es Lord Terruce Graham, Marqués de Grandchester, soy inglés y normalmente a la aristocracia se le saluda con una reverencia. Sin embargo, pueden llamarme Sr. Graham o simplemente Terruce y con un asentamiento de cabeza como saludo. – Andrea abrió los ojos enormemente. – sólo mi amada esposa me llama Terry de cariño y un pequeño círculo de amigos muy íntimos me llama así. Circulo que usted no entra.
– ¡¿Estas bromeando acaso?! – Le sonrió pícaramente.
– ¿Me veo con cara de payaso para estar divirtiéndola? – La actriz dejo de sonreír cuando vio una mirada tan dura como un tempano en los ojos del actor – Además usted es 5 años menor que yo, así que le aconsejo que trate de respetar a sus mayores Srita. Rosemont.
El actor salió del escenario y la mujer se dijo en su interior que él iba a caer tarde o temprano bajo su encanto,q no había ningún hombre que no cayera.
Departamento de los Grandchester.
Poco a poco Dorothy se estaba acostumbrando a sus nuevas labores y el Sr. Grandchester en cierta forma le facilitaba el trabajo ya que a los niños les había ordenado que cuando llegaran del colegio inmediatamente tenía que cambiarse ellos solos, mientras Dorothy y Candy servían la mesa para comer, también les dijo a sus hijos que la tarea la tenían que hacer en el comedor bajo la vigilancia de Candy o de Dorothy si Candy estaba ocupada. Ya que en el departamento no tenían estudio o biblioteca donde normalmente hacían la tarea, ni nanas, ni niñeras como Diana o Sofía. Así que Candy podía hacer varias cosas junto con Dorothy con la limpieza del hogar mientras apoyaba a sus hijos en la tarea en el comedor.
Era viernes en la tarde y Terry había invitado a su esposa a salir a cenar en algún restaurante romántico y después al teatro, a ver una nueva puesta de escena de la temporada de otoño, mientras Candy se bañaba Dorothy preparaba la ropa de Candy como la ropa de Terry, pantalón, camisa, corbata, chaleco, todo muy bien combinado y zapatos bien lustrados. Ambas ropas las ponían sobre la cama, Candy salió del baño y Terry entraba a bañarse, Dorothy le ayudaba a arreglarse mientras conversaban de cosas sin importancia.
– ¿Candy cómo quieres que te peine? Te gustaría un chongo alto para que luzcas tu cuello y el collar de esmeraldas que te combina con tus hermosos ojos y el vestido que he escogido para ti, ¡Serás la envidia del teatro! – Le guiño un ojo con picardía.
– Me agrada mucho tu idea Dorothy, deja unos hermosos caireles que caiga sobre la sien.
Mientras que Dorothy la peinaba Terry había salido de la ducha con una toalla amarrada a la cintura y otra toalla en las manos que secaban su cabello mojado y olvidándose por completo que Dorothy estaba ahí presente mientras que él se vestía con toda naturalidad delante de las dos mujeres.
En realidad, para Terry era algo de lo más normal, Emilia siempre estaba en la habitación ayudando a Candy anteriormente en su arreglo personal cuando tenía algún evento especial, Emilia como Jenny lo habían visto a Terry desde que era un bebé y las mucamas entraban a la recamara como si nada, para traer el desayuno o para llevar el periódico… o simplemente limpiar la habitación mientras él leía sus diálogos, para Terry era algo indiferente la presencia de Dorothy en su habitación.
Como era viernes, a Maggie no le habían dejado tarea, pero a Ricky si, unos problemas de matemáticas que los había resuelto sin dificultad y había terminado rápidamente, Maggie se encontraba en su habitación jugando con sus muñecas y así teniendo para él solo la mesa del comedor, tomo un papel en blanco y comenzó a escribir una carta para Emma…
Querida Emma:
No sabes cuánto te he extrañado en todo este tiempo que no te he visto, aún recuerdo la última vez que te vi, despidiéndote en el carro de mi abuelo y tú agitando tu mano en forma de despedida y con lágrimas en los ojos, yo corriendo atrás del carro esperando que se detuviera. Nunca pude decirte que me gustabas mucho… tu manera de ser… tu alegría, tu sencillez, me agradaba estar contigo y platicarte mis cosas, mis gustos y tú a mí.
Esta es mi cuarta carta que te escribo y que no puedo enviártela. He deseado decirle a mi padre que me proporcione tu dirección para que puedas leer mis cartas y que tú también me escribas… sin embargo, no he tenido el coraje ni el valor de decirle a mi padre que me proporcione tu dirección.
Me han pasado muchas cosas, te cuento que ya no vivo más en Inglaterra ahora estoy en un colegio Americano, me gusta y poco a poco me he adaptado a este nuevo país. Mi maestra es muy buena y simpática. Nueva York no ha sido tan malo después de todo… sin embargo, sería grandioso si pudieras escribirme.
No había terminado la carta ya que deseaba platicarle más cosas, aunque ella no leyeras mis líneas, sin embargo, en ese momento me dieron unas tremendas ganas de ir al baño así que dejo la pluma fuente en el tintero y me dirigí al baño.
Maggie salía de su habitación y entraba a la estancia y sin evitarlo vio la carta que estaba escribiendo en la mesa del comedor, pensando que era tarea, tomo la hoja y comenzó a leerla, había terminado de leerla cuando salí del baño y ella decía: "sería grandioso si pudieras escribirme".
– ¿Qué estás haciendo con mi carta? ¡Devuélvemela! – Gritaba enfadado Ricky.
– ¡Vaya! ¡Una carta de amor para Emma! No sabía que estuvieras tan enamorado de esa niña. – corrió por el pasillo ya que Ricky trataba de quitársela. – pero qué es lo que dice esta carta de amor.
– ¡Margaret dame esa carta! ¡Dámela ahora mismo! – Ricky estaba furioso, no podía creer que la haya leído.
– Querida Emma, te he extrañado mucho. – Jajaja – Recuerdo la última vez que te vi. Nunca pude decirte que me gustabas mucho. – Que romántico y que cursi. – sólo faltaba que le mandaras muchos besos y decirle... siempre he soñado contigo todas las noches.
En ese momento tres personas entraban a la sala arreglados elegantemente para ir a cenar y al teatro, cuando un tintero voló por la sala y justamente le dio en el pecho de su madre manchando de tinta negra el vestido de noche y salpicando a su padre el traje gris Oxford que se había puesto para esa ocasión. El tintero había caído en la alfombra persa de color camello y manchando también la alfombra.
Ricky se puso completamente pálido como un papel y a punto de desmayarse cuando vio la mirada furiosa de su padre.
– ¡¿Qué demonios ocurre contigo Richard?! – Gritó enfurecido Terry cuando vio todo el desastre que había hecho con el tintero.
CONTINUARA.
Mil gracias por todos sus reviews y su buena acogida a esta nueva continuación.
Primero que todo, deseos decirles que "NO", Terry no le va a poner el cuerno a su amada Candy, eso nunca me paso por la mente, yo odio otros fanfiction cuando Terry le es infiel a la pecosa, y más cuando no es ni siquiera la horrible de la gusana… sino con otra mujer. Así que no teman que ese vaya a ser el caso de este fanfiction.
Esta historia va a ser más bien la historia de Terry de su niñez y adolescencia. La historia que borre… solo que ahora con un poco del Terry y Candy adultos y sus dos hijos. Sin embargo, hay muchas cosas que ya había puesto en 13 años después. Ya que en un principio pensaba borrar la primera historia. Pero bueno... y a la vez poner un poco de sazon, como la sal y la pimienta con la actriz Andrea, al igual con el tema de Dorothy. Y tampoco le va a poner el cuerno con Dorothy o lastimar a su mejor amiga Candy. Igual Dorothy se enamora platónicamente de su jefe… pero nada más que eso… jejejeje.
Mil gracias por todos sus comentarios, sugerencias, críticas y tomatazos.
Besos y saludos a todas que me mandaron un review y a las personas que leen en anonimato. Mil gracias.
