CAPITULO 5
PASADO
El comienzo de una nueva vida.
Agosto de 1901
Palacio de Grandchester.
4 años y medio.
Versión de Terry Grandchester.
Cuando llegue a Inglaterra y vi aquella residencia… era un Palacio bellísimo con enormes jardines, varios establos, los salones de cada habitación son tan grandes y lujosos, los techos son altos y con enormes candelabros colgando de ellos, las puertas de doble puerta de más de tres metros de altura que pensaba que aquí vivían gigantes, la mesa del comedor es grandísima, había enormes vitrinas con vajillas de porcelana de los siglos XVII, XVIII y XIX, afuera se veía una fachada de un Palacio con grandes ventanas, los hermosos jardines con bellas plantas y arbustos podados en diferentes formas, varias fuentes de agua, todas de diferentes tamaños y formas, también varias estatuas de piedra.
Mi habitación era enorme, tenía una cama tamaño matrimonial y dos ventanas francesas con pesadas cortinas sin balcón donde podía admirar los enormes jardines, el mobiliario de la recamara es de estilo neoclásico, muy elegante, en las noches me daba miedo quedarme sólo en aquella enorme habitación y cuando llovía iba temeroso a la recamara de mi padre, tocaba, abría y con un triste puchero le decía:
– Papi… puedo quedarme está noche a dormir contigo… tengo miedo… está lloviendo muy fuerte y hay muchos relámpagos.
Mi padre siempre había sido un hombre de carácter fuerte, así que mi padre me miraba desde su cama severamente y después me regalaba una sonrisa.
– Está bien, por esta noche te dejo dormir en mi cama, solo porque hay muchos relámpagos. – Decía mi padre y levantaba sus sabanas de seda de forma de que me daba permiso acostarme en su cama.
Yo abrazaba fuertemente a mi padre una vez que me acostaba y él correspondía a mi abrazo acariciándome mi largo cabello castaño y yo me acurrucaba en su pecho y escuchaba latir su corazón. En aquel tiempo mi padre era tan cariñoso conmigo, pero los días y las semanas pasaba y ninguna señal de mi madre, la esperaba y la esperaba y ella no llegaba a casa. Una tarde estaba llorando en una banca en el jardín delantero, mi padre se acercó y me abrazo tiernamente.
– ¿Por qué estas llorando hijo mío? – él me levanto y me sentó en sus piernas.
– Mamá… mamá… extraño mucho a mamá ¿Por qué ella no está aquí… conmigo papá? – Pregunté llorando en el regazo de mi padre.
– Hijo – Dijo el Marques abrazándome cariñosamente – ella no volverá a casa… ella nos ha abandonado hijo… – Replicó él bajando la mirada y con tono melancólico en su voz dijo. – ha decidido quedarse en América y no volverá más con nosotros.
– ¡Eso es mentira papá! – Grité – ¡Mi madre no pudo abandonarme! ¡No! ¡Mi madre no me abandono! – Respondí con un fuerte llanto escondiendo mi rostro en el pecho de mi padre y llorando inconsolablemente. – Ella me quiere mucho… yo sé que algún día mi madre vendrá con nosotros. – Levante la mirada llena de lágrimas para ver a los ojos de mi padre. – ¿Quizá ella no sabe que estamos aquí en Inglaterra papá?
– Mi amor, mamá sabe que estamos viviendo aquí… y he recibido una carta de ella diciendo que no piensa dejar su carrera de actriz en Broadway por nosotros – respondió el Marques sacando un pañuelo de su saco y limpiando las lágrimas de su hijo. – Sé que es difícil decir esto para ti mi amor siendo que eres muy pequeño… pero prefiero hablarte con la verdad y no darte falsas esperanzas hijo mío. – me abrazo fuertemente.
Cómo decirle a tu hijo a quien amas tanto… qué lo había separado de su madre tan vil y miserablemente... qué su madre ya no podrá vivir ni convivir con él, ni conmigo… Cómo decirle a tu hijo que la aristocracia, o que el maldito destino le envió una hija y no el hijo heredero que tanto él anhelaba... cómo decirle a tu hijo que había firmado un maldito contrato donde arruino la vida de los tres sin pensar las consecuencias. Cómo soportar con este peso de culpabilidad sobre sus hombros. – lloraba de impotencia, de rabia su alma le dolía tanto.
Un mes después mi abuelito, el Duque de Grandchester había muerto, recuerdo que pasaba algunas horas con él mientras le tomaba de la mano y él me sonreía tiernamente. Recuerdo contarle historias que mis padres me habían contado a mí cuando me iba a la cama ya a dormir, y ahora yo se las contaba a mi abuelito… y él me escuchaba muy atento y era muy cariñoso conmigo.
En el sepelio había muchísima gente. Todos estaban vestidos de negro rigurosamente, una señora me tomaba de la mano, mientras que una niñera cargaba a Lady Caroline a quien me la habían presentado hace un par de semanas como mi hermanita, tenía tres meses y era hija de la señora que ahora ella se presentaba como mi mamá ante toda la sociedad. Todo el tiempo ella estaba conmigo tomándome de la mano, en cierta forma la sentía cariñosa y nos tomaban varias fotos juntos cuando fue lo del sepelio de mi abuelo.
Después me entere que cuando mi abuelo murió, mi padre heredaría cinco residencias más aparte del Palacio de Grandchester. La mermada fortuna de 50 millones de libras esterlinas, el título de Duque de Grandchester y un tratamiento diferente, de Lord paso a ser "Su Excelencia" Y por supuesto un excelente trabajo en la Cámara de Lores en el Parlamento de Westminster.
Dos semanas antes de que muriera mi abuelo, mi padre me había dicho que se había casado con esa señora, con Lady Regina Willard. Quien es una mujer de una familia aristócrata, hija del Conde de Edimburgo, ella al casarse con mi padre consiguió el Título de "La Duquesa de Grandchester de Inglaterra" yo en aquel entonces no sabía porque mi padre se había casado con esa mujer quien no era nada hermosa, era de baja estatura de 1.65 m. Un poco obesa, ojos cafés claro y no era nada cariñosa o amorosa ni con mi padre, mucho menos conmigo.
Septiembre de 1901.
Cuando llegue al Palacio de Grandchester, mi vida dio un giro de 360 grados, mi padre me había inscrito a un jardín de niños en un colegio privado, aunque no exclusivo… la colegiatura era modesta y cualquier familia de clase media podía pagarla. Pues era increíble, por primera vez me subía a un carruaje elegante con un bellísimo distintivo en la puerta del carruaje. "El escudo de armas de la familia Grandchester" y lo mejor que tenía tres hombres que me escoltaban, aun ni tenía los cinco años de edad y me sentía como si fuera un príncipe y de alguna manera me hacía sentir especial e importante como el hijo del más alto noble inglés.
Muchos niños envidiaban mi estilo de vida… y al ser sinceros me sentía alagado y afortunado, disfrutaba de los lujos, del carruaje, de mis tres escoltas, de mi ropa elegante y fina, de mis obsequios tan extravagantes. Pero con el paso del tiempo ya no disfrutaba ese estilo de vida, llegue a aborrecerlo conforme pasaban los años.
El Palacio cambio drásticamente cuando mi abuela, la Princesa Helena se había mudado a Windermere y dos años después fuimos a su velorio, mi padre me había dicho que mi madre nos había abandonado y que él ahora se había casado con otra mujer, en ese entonces no me explicaba cómo era que tan rápidamente había tenido una nueva hermanita de tres meses, Lady Caroline.
Y ahora tenía una nueva madre y tenía que llamarla de esa manera, con el título de "mamá" Años después me sorprendí cuando me di cuenta que mi acta de nacimiento decía que mi madre biológica era Lady Regina Willard y que había nacido en Londres Inglaterra y mi nombre y mis apellidos son Terruce Graham Grandchester "Willard".
¡¿Willard?! Regina no solo era mi madre de nombre, sino también era legalmente y biológicamente mi madre y no podía decir a nadie la verdad y mi padre me había amenazado, "tu madre es Regina" ¡Debes de meterte eso en la cabeza! ¡Comprendiste!
28 DE ENERO DE 1903.
6 años de edad.
Cuando cumplí los seis años de edad mi padre me regalo a Teodora era un pequeño potro blanco de seis meses. Recuerdo que lo alimentaba y lo cepillaba y en el verano mi padre comenzó a enseñarme a montarlo, a trotar y cabalgar, recuerdo aquellos fines de semana donde él me enseñaba con tanto amor y pasión o cuando yo tocaba el piano e interpretaba esa melodía de cuna de Mozart, mi padre estaba súper dichoso y feliz ya que mi madre Regina estaba embarazada nuevamente y mi padre tenía ese brillo especial en sus ojos.
Mi hermanito, Lord Edward, nacio el 19 de agosto de 1903 pero recuerdo que después del nacimiento de Edward mi padre fue cuando cambio drásticamente. No supe que sucedió, que ocurrió, de un día para otro, los ojos color miel de mi padre ya no tenían ese brillo, se le veía triste y ausente.
Una tarde vi por primera vez y única ocasión a mi padre llorando en silencio, estábamos en la villa de Escocia de vacaciones, estaba atardeciendo y creí que mi padre estaba viendo el ocaso en el lago, pero cuando me acerqué, estaba recargado en una columna mirando hacia el cielo, pero no era así, tenía él los ojos cerrados y simplemente dejando rodar las lágrimas por sus mejillas. Sentí un dolor terrible en mi pecho de ver por primera vez a mi padre tan devastado, tan triste y solitario que me entristecí y preferí dejarlo sólo.
Desde esa vez mi padre no volvió a ser el mismo hombre, su mirada era sumamente de tristeza y sus ojos ya no brillaban, ya no era tan cariñoso conmigo y desde el nacimiento de Edward mi padre se convirtió en un hombre frío y déspota, mi padre por primera vez comenzaba a gritarle a mi madre Regina y se peleaban frecuentemente, no me gustaba escuchar que se pelearán... sus gritos los escuchaba hasta mi habitación, fue un cambio horrible que lo resentí en todo mi ser ya que había cambiado tanto mi papá.
Después del nacimiento de Lord Edward, mi padre casi ya no estaba más en casa, se iba por varios días, a veces semanas completas a diferentes países de Europa, mi padre es políglota, sabe varios idiomas: francés, alemán, italiano, español, ruso, polaco... etc. Era un hombre de negocios y trataba mucho con la aristocracia Europea. Para mí los viajes frecuentes de mi padre era toda una tortura, la Duquesa era muy seria conmigo y no era nada cariñosa desde el principio.
Cuando mi "madre" se convirtió en la nueva Duquesa de Grandchester ella trajo nuevas personas para su cuidado, como sus damas de compañía Marcela y Catherine muy leales con la Duquesa, la casa estaba repleta de servidumbre eran más de 40 personas trabajando para nosotros. ¡El Palacio gastaba muchísimo dinero! Eran varias doncellas, mucamas, cocineras, dos damas de compañía, mayordomo, jardineros, caballerangos, chóferes, guardias, escoltas, nanas para Lady Caroline y Lord Edward. Y para mí, mi padre contrato a cinco tutores para que aprendiera las reglas, normas, etiqueta y protocolos que se deben de aprender las familias nobles en Inglaterra.
Ellos eran sumamente estrictos conmigo, no llevaba una buena relación, la mayoría de mis tutores eran señores de 50 años con túnicas negras, muy serios, siempre erguidos y con una "vara" en sus manos. Tenía que aprenderme tantos modales que llegue aborrecerlos, la forma de hablar, la forma de caminar siempre erguido, y sin agachar la cabeza, la mirada al frente y no al piso.
Un año después.
– Buenos días "madre" – decía el pequeño Terry de 7 años entrando al comedor puntualmente y haciendo una reverencia como saludo, la mesa arreglada con una enorme bajilla de porcelana fina de suiza y la cubertería de plata y varias copas de cristal.
– Terry toma asiento. – Comento la Duquesa con firmeza y con elegancia tomaba su copa de cristal bebiendo agua mineral – la próxima semana entraras al Colegio St. Joseph. Es un excelente Colegio muy exclusivo – La Duquesa vio una extraña mirada en los ojos de Terry mientras se sentaba y tomaba la servilleta colocándosela en las piernas. – Desde ahora tu padre me ha dado el consentimiento de ser ahora tu tutora ya que por varios meses estará él ausente.
– ¿Eso significa que ya no esteré en mi antiguo colegio, mamá? – Preguntó angustiadamente el pequeño ya que la escuela donde estaba le agradaba mucho.
– Es correcto, desde ahora yo estaré al cuidado de tu educación académica, de tus deberes escolares, de tu disciplina, tu salud y ¡Tu alimentación! – Exclamó enfáticamente mientras cortaba su pescado con elegancia.
– Si mamá… si esas son las ordenes de mi papá… yo aceptaré. – Comentó con un encogimiento de hombros y una mirada de profunda tristeza mientras las decisivas decisiones de su padre se hundían en sus oídos.
Aún recuerdo cada maldita lección y cada regaño para que aprendiera la ridícula y estúpida lista de cortesía y buenos modales en la mesa, la manera de comer correctamente, utilizar los cubiertos en forma correcta. Aprender todo el árbol genealógico desde principios del SXVII, además hablar diferentes idiomas aparte del inglés. La forma de saludar, saber hacer una maldita reverencia y tratamientos de cortesía.
En casa estaban prohibidos las golosinas, caramelos y chocolates, también nos inculco la disciplina del orden y la limpieza, aprendimos que la palabra "no" era un "NO ROTUNDO" y no eran permitidos los berrinches. Pobre de nosotros si llorábamos cuando te castigaban, o una simple llamada de atención. Tenías que tragarte el lloriqueo delante de ellos, El ruido del llanto estaba prohibido en el Palacio. Y así todos los hijos de los Grandchester aprehendimos todas esas lecciones por la buena o por la mala.
Regina o "mi madre" estaba a cargo de todo y mi padre únicamente las pocas semanas que estaba en el Palacio. Con el tiempo y muy a pesar de su manera de ser conmigo, le llamaba mamá ya en forma automatica como si realmente fuera mi madre biológica. Al principio cuando llegue al Palacio hacía todo lo que mi madre me ordenaba. Su carácter fuerte y dominante siempre me daba miedo, aunque quería ganarme su cariño y su amor, me desvivía para que me aceptara y me quisiera como su hijo propio pero que equivocado estaba. Ella nunca tuvo un cariño hacia a mí por más que intentaba complacerla.
9 de noviembre 1904.
Cumpleaños del Rey
Recuerdo que en 1904 conocí a los Reyes de Inglaterra, tenía 7 años de edad, El Rey Edward VII y la Reina Alexandra. "Fue espantoso" mi abuelo George Grandchester se había casado con la Princesa Helena hija de "La Reina Victoria de Inglaterra" siendo la quinta hija de nueve hijos.
Estaba nervioso a pesar que mi tío abuelo es el Rey de Inglaterra, tenía que saber saludarlo formalmente, me había ensañado la reverencia varias veces, era una reverencia para el Rey y otra muy diferente para la Reina, caminando ya por el pasillo se me olvido.
– ¿Cómo era? ¿Mi majestad o Su majestad para el Rey? ¿Y la Reina es Su Alteza Real? ¿O aquel saludo era para el Rey? ¡Dios mío! ¡Se me ha olvido todo!
Afortunadamente tenía 7 años y los Reyes lo vieron con gracia, aunque no mi padre ni mi madre, al llegar a casa mi padre me dio un severo correctivo que nunca olvidaría cómo debo de comportarme.
– ¡Es imperdonable la manera de haberte dirigido a la Realeza tan irrespetuosamente! – Vociferó enfurecido mi padre una vez que llegamos a mi habitación – ¡Sobre tu escritorio! ¡Ahora mismo!
– ¡Papá, por favor…! ¡Perdóname! ¡Perdóname por favor! – Estaba llorando e implorando, sabía muy bien que había sido irrespetuoso, no solo por el mal saludo o la reverencia, sino también por moverme y bostezar dos o tres veces cuando debería de estar en posición de firmes cuando los Reyes estaban presentes dando su discurso, era una falta de respeto imperdonable.
– Papá por favor… te juro que nunca más volverá a pasar.
Fue la primera vez que mi padre me pegó y me dolió hasta el alma y después de aquella primera visita con los reyes, en el futuro trataba inútilmente de no cometer los mismos errores cuando teníamos que asistir a una fiesta Real, el cual era frecuentemente, llegue aborrecer las fiestas de la alta sociedad porque en varias ocasiones terminaban reprendiéndome cuando llegábamos a casa.
Llorando ya en la privacidad de mi habitación me preguntaba ¿Por qué si soy un niño debo de estar en aquellas fiestas? ¿No debería de ser únicamente para gente mayor? Los niños fácilmente se aburren y cometen varios errores, analizaba entonces los sucesos, en donde la alta sociedad hacían sus arribos en aquellas mansiones enormes con sus hijos pequeños.
Sus hijas la mayoría de mi edad llegaban vestidas muy elegantemente con guantes largos de seda, peinados laboriosos y sombreros bellamente adornados, los padres muy orgullosos de sus hijas les pedían que nos mostraran que tan bien puede interpretar una pieza en el piano, las hijas con una elegancia interpretaban a Chopin, Beethoven, Bach y Mozart, todas las niñas que pude observar aspiraban a la elegancia y una educación refinada a pesar de su corta edad.
¿Pero por qué llevar a los hijos en aquellas fiestas que se supone que son para gente adulta? Tiempo después me entere para que nos conocieran desde muy pequeños y los padres observaran a los hijos de los demás "me gusta tu hijo para mi hija" o "me gusta tu hija para mi hijo" de esa manera se establecería los matrimonios por conveniencia. Todo era un arreglo para mejorar el linaje de la familia, el poder, el honor y sobre todo juntar riquezas.
28 de enero de 1905.
Era mi cumpleaños número ocho. Había pasado ya tres años y medio y en todo ese tiempo esperé que mi verdadera madre llegará, no comprendía porque me había abandonado, porque no recibía una carta o una felicitación de cumpleaños por parte de ella. Me sentía completamente devastado… o el hecho que también mi padre se olvidara de mi cumpleaños.
Esa mañana era un sábado, pensaba que me iba hacer un tipo de fiesta de cumpleaños ya que últimamente él estaba ausente por su trabajo en el Parlamento y sus constantes viajes, esa mañana bajamos a desayunar y mi padre actuaba como si fuera otro día normal… y se marchó de la casa sin decir una palabra, aun así, en la noche esperaba alguna sorpresa o un simple feliz cumpleaños… ¿Regalos? No eran necesarios ya que, en cualquier día, si yo deseaba algo, mis escoltas lo compraban… pero eran las escoltas, claro con el dinero de mi padre… pero deseaba tanto que él me comprara un regalo para mí, algo especial, escogido por él cómo lo había hecho con Teodora, regalos escogidos por mi padre que los hacían especiales y simbólicos.
Esa noche llore, llore mucho… porque mi padre se había olvidado de mi cumpleaños… llore, porque ya había pasado cuatro años desde que había pasado un cumpleaños con mis dos padres, en un día de campo, un picnic que recuerdo que era hermoso, sus caras sonrientes y felices los tres juntos… sin embargo esos recuerdos comenzaban hacerse confusos y borrosos.
Creo que también para mí fue el tiempo que comencé a cambiar gradualmente. A mis ocho años la relación con mi padre era ya completamente nula. Él ya no me miraba a los ojos… ya no conversaba conmigo, ni mucho menos cabalgaba con Teodora junto a él y cada vez que tocaba el piano él prefería salir de la habitación y ya no seguir escuchándome y más cuando interpretaba la canción de cuna de Mozart, su rostro cambiaba, no sabía si era tristeza o amargura.
En ese tiempo estaba tan devastado, mis días eran negros, pero hubo un milagro que me ayudo a que no cayera en una locura a mi corta edad. Los caballerangos habían cruzado a Teodora con un Pura sangre color café oscuro y uno de los caballerangos me dijo que Teodora estaba embarazada. Por extraño que suene era como un regalo divino para mí, estaba tan feliz, tan emocionado. Teodora iba a ser madre… pero tendría que esperar once meses de gestación para conocer al hijo de Teodora.
ACTUALIDAD.
SEPTIEMBRE DE 1930.
NUEVA YORK.
Era lunes por la mañana y los ensayos estaban excelentes, el Director estaba completamente complacido con el cambio de actor, era una suerte que Terruce Graham haya solicitado trabajo en su compañía. Pues sabía mover muy bien la espada como todo un guerrero. Claro el señor era todo un verdadero aristócrata y sabía perfectamente los movimientos de la espada, su porte tan varonil y su elegancia. Sin duda alguna sería un gran éxito esta nueva temporada.
Ya era de noche y muchos de los actores se habían ido ya a cambiar para irse a sus casas a descansar después de un día completamente extenuante.
Sin embargo, Andrea y Terruce se habían quedado ensayando un poco más, pues la obra se estrenaría en dos meses.
– Qué tal si ensayamos ahora la escena del beso, esa escena no la hemos actuado. – Decía Andrea como si fuera algo de lo más normal y sin cambios de voz.
– Está bien. – Ambos se colocaron en sus posiciones, Cleopatra sentada en su trono cuando Antonio llegaba después de una lucha terrible.
– ¡Ohhh Antonio, estaba muy preocupada por ti! – Se levanta y va corriendo donde Antonio está posesionado, lo abraza y lo mira a los ojos profundamente y está en decir sus siguientes líneas Andrea lo besa apasionadamente y en un instinto Terry abre su boca y ella introduce su lengua en la boca de Terry. – Ya sabía que no podías resistirte a mí – pensó la actriz mientras se introducía aún más, pero en una fracción de segundo ella sintió un dolor agudo en su lengua y un sabor amargo le invadía. Ella soltó el abrazo.p
– ¡Eres un idiota! – Decía mientras bofeteaba a Terry. Ella había sido tan rápida que no la vio llegar cuando lo golpeo.
– Pensaba que eras una actriz profesional, sin embargo, actúas como una novata en celo. – Los ojos de Terry eran tan oscuros y fríos que cualquiera se intimidaría de verlos. Sin embargo, Andrea era una persona que no se intimidaba tan fácilmente.
– ¡Esto no se va a quedar así!
– ¡Claro qué no! Vuélveme a besar como lo hiciste y te haré pasar una humillación enorme en público.
– ¡¿Me estas amenazando?! – La mirada de ella era terrible y con una sonrisa burlona – No sabes con quien te estás metiendo. ¡Juro que te arrepentirás de haberme mordido!
Salió del escenario como toda una diva mientras se dirigía al tocador para ver la magnitud de la mordida en su lengua ya que seguía teniendo ese sabor desagradable de sangre. Llego al lavabo y comenzó a enjuagarse para detener el sangrado.
– ¡Vaya! ¡Vaya! ¡Qué sorpresa! Creo que es la primera vez que una diva como tú ha sido rechazada y ¡Hasta humillada vilmente! – el hombre se moría de la risa. – jajajaja.
– ¡Eres un idiota Alexander! ¡A mí nadie me rechaza! ¡Yo soy quien siempre rechaza a hombres como tú! Y verás que tarde o temprano Terruce llegará a comer de mi mano.
– Ten cuidado de lo que dices Andrea, no seas que te vayas a morder la lengua. Jajaja, miento, creo que alguien ya te la mordió por ti.
– No te hagas las ilusiones quizá fui muy rápida, pero no conozco hombre alguno que no se resista a mis encantos femeninos. – Le guiño el ojo – Además deberías de estar de mi parte ya que él te despojo cruelmente de tu protagónico – le sonrió burlonamente mientras salía del tocador. Y Alexander sintió una estocada en el pecho.
OCTUBRE DE 1930
UN MES DESPUES.
– Por favor colóquela aquí, – decía Candy a los trabajadores para que colocarán la nueva alfombra, 20 minutos después, la alfombra estaba puesta en la sala debajo de la mesa de café y en centro de la sala que hacía juego con los sillones. – Muchas gracias – despidió a los trabajadores dando una generosa propina.
– Mamá – entraba Ricky a la sala – lamento mucho lo de la alfombra, sé que te gustaba mucho.
– No te preocupes cariño, ¡Mira ya tenemos alfombra nueva! ¡¿No es bellísima?!
– Si es muy bonita, mamá ya terminé de limpiar mi habitación, hice mi cama, levante todos mis juguetes, limpie mis muebles y también ya barri... solo me falta doblar mi ropa. Por cierto ¿Dónde está Maggie? No la he visto en toda la mañana.
– Bueno Dorothy la llevo al parque. Ya que hoy después de un mes le levanto el castigo tu padre.
– ¡¿De verdad?! ¡Eso significa que también a mí me va a levantar el castigo! – Exclamó Ricky emocionado.
– Me temo que no mi amor. Tu papá me dijo que eran dos meses tu castigo. – Ricky se desilusiono mucho y Candy noto su semblante triste – pero no te preocupes – le dio un mimo en su mejilla. – también me dijo que este lunes comienza los exámenes y me dijo que si salías bien en los exámenes te iba a levantar el castigo.
– ¡¿De verdad mami?!
– Si mi amor, así que hay que estudiar mucho. – le guiño el ojo y Ricky se fue a su habitación, por alguna extraña razón no le gustaba que su hijo hiciera limpieza doméstica, cuando sabía que no debería de ser algo malo para ellos, al contrario le enseñaba a ser humildes y aprender hacer las cosas por ellos mismos.
– Mami – decía Ricky tímidamente después de un tiempo ya que había terminado de doblar su ropa perfectamente y meterla en su clóset. – sabes, he escrito una carta a Emma… mi papá me ha proporcionado su dirección, pero no sé cómo mandarla.
– ¡¿De verdad?! ¡Tu papá te proporciono la dirección de Emma! – Exclamó la mujer con una gran sonrisa. – Terry no me había comentado nada acerca de eso.
– ¿Me ayudarías a enviarla? – Le dio la hoja donde estaba la dirección y dos hojas más el cual era su carta.
– Claro te voy ayudar a enviarla, primero te voy a dar un sobre, ven a mi habitación yo tengo muchos sobres ya que yo mando muchas cartas a tus tíos, tías y al hogar de Ponny. – ambos se dirigieron a la habitación y ahí saco un sobre de su secreter y una hoja en blanco. – bien mi amor, tienes que doblar tu carta en tres – con la hoja en blanco le indico como la tenía que doblar – y un último dobles, para que pueda entrar la carta al sobre, ahora tú hazlo con tu carta.
– Pensé que ibas a leerla.
– Es tu carta con Emma y tus cartas deben de ser privadas, si tú quieres puedes compartirlas con nosotros si tú así lo deseas. – le decía mientras Ricky doblaba su carta y la metía al sobre.
– En realidad dice todo lo que hemos hecho desde que he llegado a América. – se sonrojo un poco. – no sé si ella me vaya a escribir también.
– Seguramente que sí, pero es posible que te llegue en dos meses. Ya que se tardará como un mes en llegar hasta Inglaterra que está al otro lado del atlántico y otro mes en que Emma te regrese su contestación.
– ¡Tanto tiempo! – Se vio la cara de desilusión de Ricky.
– Si, así es ¿Te gusta mucho Emma mi amor? – le sonrió y le dio un mimo en su mejilla para darle la confianza de que se abriera con ella referente a sus sentimientos.
– Si, – apenas hablo con un hilo de voz y se sonrojo aún más. – me gusta mucho… no sé si ella sienta lo mismo que yo.
– Seguramente que sí, eres un niño muy guapo y encantador... y Emma estará muy alagada que tú estés enamorado de ella.
– ¡Mamá! – Ricky se sonrojo aún más.
– Sabes, yo también me enamore de un chico cuando tenía siete años.
– ¡¿De verdad?!
– ¡Sí! No sabía su nombre y lo había visto solo una vez… pero deseaba verlo nuevamente… al no saber su nombre le llame el Príncipe de la colina.
– El príncipe de la colina.
– Después de cinco años cuando tenía ya trece años, conocí a un chico que se parecía al príncipe de la colina y me enamoré de él y no le fui indiferente aquel chico.
– ¿Mi papá sabe que tuviste dos amores? – Preguntaba sorprendido.
– Sabe del segundo, más no del primero… pero que este sea nuestro secreto. – le guiño el ojo pícaramente.
– ¿Y supiste quien era el príncipe de la colina?
– Si, si supe quién era el príncipe de la colina, – suspiro profundamente – pero cuando lo supe… yo ya había conocido a tu padre, y ya le había dado mi corazón a ese mocoso malcriado.
– ¡¿Mocoso malcriado?! – Se río a carcajadas muy similar a la risa de su padre – jajaja dudo mucho que mi papá hubiera sido un mocoso malcriado. Mi abuelo y mi padre tienen un carácter muy fuerte y severo cuando hacemos travesuras.
– ¡Dios mio! ¡Si supieras todo lo que hacía tu padre cuando era un adolescente! – Comenzó a carcajearse – jajaja No me creerías, era realmente tremendo, mucho peor que tú.
– ¿Me platicarías? – Los ojos de Ricky brillaban de curiosidad.
– Mejor llevemos esa carta al correo. Vamos aún es temprano. – le guiño el ojo y Ricky comprendió que su mamá no le iba a platicar referente a la infancia de su padre. – tu padre me matará a mí si te platico todas las travesuras que él hacía de niño y de adolescente y tampoco deseo que emites esas cosas que tu padre hacía, ya que no me gustaría que tú lo hicieras cariño.
EN LA NOCHE.
– Hola mi amor ¿Cómo te fue en el trabajo? – Preguntaba Candy dándole un beso apasionado.
– Muy bien, – Terry correspondía al beso y esté lo hacía mucho más atrevido, los niños ya estaban acostados en sus respectivas camas y sin meditarlo la llevo hasta la habitación y ahí hicieron el amor apasionadamente, cuando terminaron Candy recargo su cabeza en el pecho de su marido, le encantaba escuchar el latir del corazón de Terry mientras que él la abrazaba con tanto cariño.
– Mi amor ¿Te gusto la nueva alfombra de la sala? – le dijo antes que Terry se hubiera quedado dormido.
– ¡¿La nueva alfombra de la sala?! – Preguntó dudoso – Ehhh, bueno… yo…
– ¡¿No me digas que no la viste?!
– En realidad me perdí en la vista de tus hermosos ojos verdes y en tus besos apasionados sobre mí. Pero mañana admiraré la nueva alfombra.
– Por cierto, ahora que recuerdo, no me habías dicho que le habías proporcionado la dirección de Emma a Ricky. Hoy fuimos al correo – hizo una pausa y sonrío enormemente – Ricky mando su primera carta de amor. ¡¿No es hermoso?! Nuestro hijo ya está creciendo.
– ¡Qué! Finalmente, después de un mes, hoy mando la carta. Yo pensaba que no la iba a mandar.
– ¿Y por qué pensaste en eso? – Volteo su rostro para verlo a los ojos.
– Bueno… yo… yo no mande una carta a una chica… hasta que ya era un adolescente… – dijo con vergüenza – y cuando nos separamos me costó mucho trabajo volverte a escribir.
– ¡Si casi año y medio! Mientras que yo me moría de ganas que me escribieras. – Candy vio los ojos de Terry y sintió ese sentimiento de un Terry adolescente. – y ¡Tus cartas eran muy cortas! Cómo... "nada ha cambiado en mí". – se río
– jajaja, recuerdo que fue difícil haber escrito esa carta. No fue nada sencillo.
– Y eso que eres un excelente lector para escribir cartas tan pequeñas... – se abrazó a su esposo – Sin embargo, Ricky no conoce el sentimiento de rechazo o de inseguridad.
– Si, supongo que sí.
– Entonces significa ¡Qué yo fui tu primera novia y la única que le escribías cartas de amor! – dijo Candy con una mirada traviesa y con su orgullo levantado hasta el cielo y más allá.
– ¡Dios mio! No sé porque te tuve que decir semejante cosa. – se tapó el rostro con sus dos manos en forma de vergüenza. Ya que no tuvo una novia antes de Candy.
– Mi amor – dijo después de un tiempo prolongado y cambiando el tema. – hoy inscribí a Ricky a clases de piano y esgrima y Maggie a clases de ballet para que tenga cosas que hacer en la semana. ¿Pasarás por ellos a la seis de la tarde todos los días? Además, está cerca de tu trabajo.
– Pensaba inscribirlos hasta que terminaran los exámenes, pero supongo que estará bien… sin embargo pienso que debería de contratar un chofer, cuando ya se estrene la obra ya no podré recogerlos.
– Si, o podría ir yo a recogerlos mientras conseguimos a alguien que nos ayude.
– Le preguntare a Albert si tiene alguien con buenas referencias.
– Por cierto, hoy le levantaste el castigo a Maggie, sin embargo, a Ricky aún no.
– Bueno, se me hizo justo, ella no aventó el tintero manchando todo a su alrededor y la castigue por un mes por haber leído la carta de Ricky.
– Yo le dije a Ricky que le ibas a levantar el castigo si le iba bien en los exámenes, ya qué en esta semana comienza los exámenes.
– ¡Yo no dije que iba a levantarle el castigo a Ricky si le iba bien en los exámenes! – la miro directamente a los ojos, – ¡Esa es su obligación! De estudiar y traer buenas calificaciones – Candy le dio una mirada de ojos a medio morir y Terry no hizo más que rendirse. – Eres una vil manipuladora, no deberías de hacer eso pecosa.
– No me gusta ver a mis hijos castigados.
– ¡Limpiar su habitación los fines de semana, no es un castigo realmente! Deberían aprender hacer la limpieza de su habitación como yo lo hacía en el San Pablo. ¡Castigo era los que mi padre me ponía a mí! Esos si que eran castigos.
– Si, pero recuerdo que tú te saltabas las clases, fumabas, bebías y te peleabas a menudo – lo miraba con una sonrisa traviesa – y rompías un millón de veces las reglas del colegio. Estaba pensando en confesarles como era su padre de niño y adolescente a Maggie y a Ricky.
– ¡Qué! – Abrió los ojos de sorpresa – ¡No se te ocurra decirle eso mi amor! No quiero que me reclamen mis hijos cuando les llame la atención. Y me digan ¡Tú fuiste peor que yo, cuando tenías mi edad! – rodo los ojos. – no deseo que mis hijos sean como yo de rebelde.
– Jajaja – Candy soltó una carcajada enorme, Terry tomo una almohada y le dio un almohadazo en el rostro. – ¡Auch! Eso me dolió Mocoso malcriado, ya me la pagarás, – tomo ella otra almohada tratando de darle, sin embargo él ágilmente esquivaba los proyectiles.
CONTINUARA…
Quiero agradecer a toda la gente que me ha mandado un review, mil gracias. Por acompañarme en esta historia.
También quiero comentar que para el siguiente capítulo van a comenzar los capítulos más triste en la infancia de Terry historia que había borrado con anterioridad. La de Terry Grandchester una infeliz infancia y juventud.
Muchos de los reviews que me mandaron fue: Que había sido muy cruel y exagerada con Terry en su niñez. Bueno en pocas palabras eso fue lo que habían dicho, pero recuerden que fue en una época de más de 100 años, atrás, gracias por seguir leyendome.
