EPILOGO

SEGUNDA PARTE

2/3

Actualidad.

Julio de 1945

Emma Miller.

Miro el reloj de pared y veo que son las 11:30, Ricky todavía está en su terapia física, que consistía en estar en una bicicleta fija, subir escaleras sin el apoyo del bastón y el comienzo de poder ya trotar lentamente. Su recuperación estaba en un 85%, estaba tan feliz pues había puesto mucho de su empeño para ya no depender primero de la silla de ruedas, después de las muletas y finalmente del bastón.

Veo todas mis cartas regadas sobre mi cómoda y trato de meter las cartas nuevamente al joyero Damasquino. Observo nuevamente la carta que le había dado a Alfred donde decía que deseo vivir con Ricky ya como mi pareja. Sin evitarlo mi mente se remontó en aquel momento.

Ricky había sido tan cariñoso conmigo, mi madre no se encontraba en la ciudad y Alfred no vivía conmigo, él tenía un departamento y trabajaba en una hermosa oficina en el Edificio Chrysler, ahí también estaban las oficinas del consorcio Andley donde Ricky me había dicho que iba a trabajar.

FLASHBACK

28 de octubre de 1938

viernes 6:00 p.m.

– ¡Ricky! Hoy te veo sumamente feliz – decía mientras entrabamos a mi casa – ¿Puedes decirme que es lo que te tiene así?

– Emma, ¡Hoy en la mañana hable con mi abuelo! – Me tomo de las manos emocionado – ayer le había entregado mi carnet de calificaciones, estaba temeroso ya que había bajado de calificaciones en algunas materias, sin embargo, me dijo que le entregará toda la información de la escuela de aviación ¡Y sigue en pie con su palabra! ¡Él me va apoyar! ¡En mi carrera! ¡En mi sueño! – Gritaba de felicidad – Claro, hasta que tuviera los 18 años y terminara la prepa. ¡Dijo que va a ser mi regalo de graduación! Pero me dijo que no se lo dijera a mis padres sino hasta que entrará al colegio de aviación.

– ¡Estoy tan feliz por ti Ricky! – Lo abrace y lo bese de felicidad. – ¿No le vas a decir a tus padres, deberías de hacerlo? Decirle cuáles van a ser tus planes para el futuro.

– No, conozco a mi padre y él no me va a apoyar con que sea piloto en aviación, al contrario, sé que me quitaría su apoyo económicamente si sabe la verdad. – hizo una mueca triste. – pero no te preocupes, – tomo sus manos – he decidido también trabajar, trabajaré en el consorcio Andley con George, ser su asistente y que me enseñe el negocio, ya he hablado con George y está dispuesto a enseñarme y a contratarme, aunque me dijo que mi salario sería referente al puesto y mis capacidades…

– Dudo mucho que tu papá cumpla aquella amenaza de quitarte su apoyo económicamente. – le acariciaba su mejilla. – tu padre te quiere muchísimo.

– ¡Él desea que vaya a la Universidad! – gritó – No importa, ¡Tengo a mi amoroso abuelito que va a pagarme la matrícula de ochenta mil dólares anuales! – Me beso apasionadamente, estaba realmente feliz Ricky. – debemos de parar… – seguía besándome – en cualquier momento va a llegar tu mamá del trabajo y no deseo que nos encuentre basándonos.

– Ella no está aquí – le guiñe el ojo – ella se fue desde el martes a Chicago, sus jefes tenían un evento muy importante con algunos accionistas, y como es su secretaría la necesitan, no va a estar por dos semanas. – me seguía besando en el cuello y subiendo por el lóbulo de la oreja.

– ¡¿En serio?! ¿Significa que estamos solos? – Me miro traviesamente.

– Sí, estamos solos. – Sin evitarlo me mordí el labio inferior, no podía resistirme más, lo amaba ¡Realmente lo amo con toda mi alma! Es tan atento, tan cariño, tan guapo y tan varonil… y esa mirada tan penetrante y su traviesa sonrisa que me enloquece, él me abraza y comienza a besarme por todo mi rostro y sus manos acarician mi trasero firme y me da pequeños apretones, mi respiración se hace irregular mientras que yo lentamente le desabotono su camisa sport, lo beso en el cuello y acaricio su pecho ligeramente marcado, le gusta hacer mucho ejercicio en el club campestre, es muy atlético, Ricky hace lo mismo conmigo, lentamente me desabrocha mi blusa y acaricia mis pechos y comienza a besarlos mientras me despoja del sujetador. – suspiro profundamente, siento como poco a poco mi cuerpo está ardiendo en el fuego mientras sus manos me acarician mis piernas y sube lentamente debajo de mi falda y me acaricia tan íntimamente – yo gimo de placer.

– Debemos pararnos aquí. – su voz esta entrecortada, él siempre se detiene en este punto de nuestros encuentros íntimos mientras lo acaricio sobre su pantalón, él está completamente excitado. – Debo de ir al baño. – se separa de mi lentamente.

– ¡No! – Digo con determinación.

– No me pidas eso Emma, realmente debo de ir al baño. – me rogaba con la mirada que lo dejará.

– Te deseo Ricky, te amor y no puedo soportar esto que siento en mi vientre. Algo me está quemando dentro de mí.

– No debemos de llegar más lejos. – se levanta del sillón – Debo de ir al baño. – después de unos minutos sale del baño. – ya estoy más tranquilo. – se sienta a lado mío y me abraza con tanta ternura.

– Perdóname por favor, – trato de taparme mis pechos desnudos con mi blusa – has llegado hacer más responsable y mucho más maduro que yo. – me toma el rostro y me besa.

– No quiero perjudicarte, – me mira intensamente, mientras me quita la blusa nuevamente, yo me pierdo en su mirada de un azul tan profundo y vuelve a besarme apasionadamente. – deseo… deseo verte… y avanzar un poco más… sin llegar al final. – su voz es profunda, pero al mismo tiempo con timidez.

Es, en ese punto en donde ninguno de los dos piensa en las consecuencias de nuestros actos, simplemente avanzamos poco a poco y sobrepasando los límites de la frontera… entre su cuerpo y el mío, el de conocer, tocar, besar y explorar más íntimamente, hubo un punto que era imposible ya controlarnos, deseamos él como yo ¡Todo! Y juntos llegamos a un éxtasis jamás conocido, como fuegos artificiales explotando dentro de mí y llegando juntos hasta la cima del cielo. Nos amamos y por primera vez nuestros cuerpos se convirtieron en uno solo.

Ya en la noche, él me escribe una nota antes de salir de mi casa mientras yo me meto a bañar.

Voy hablar con mis padres para decirles que deseo casarme contigo.

Fin del Flash Back.

Actualidad.

Terry Grandchester.

Julio de 1945.

Comienza el verano y finalmente la guerra ha terminado. Estoy en el jardín del hospital a que mi hijo salga de su terapia física. Veo a mi alrededor, el hospital está repleto de jóvenes que han regresado de la guerra. Nunca en mi vida pensé que iba a ver dos guerras mundiales en tan poco tiempo… tengo 48 años y mi vida ha sido como estar en la Rueda de la Fortuna, a veces abajo, a veces arriba para llegar nuevamente abajo. Y ahora a pesar de todo creo que he sido bendecido y muy afortunado, a comparación de otras familias.

Levanto la mirada al cielo y hago una plegaria por todas aquellas personas que pelearon en el frente y no regresaron con sus familiares.

Hay sucesos en la vida que te cambian por completo tu estilo de vida, para bien o para mal… de un minuto a otro. Uno de esos sucesos fue cuando conocí a Candy en el transatlántico y mi vida comenzó a iluminarse, otro fue el accidente de Susana, si Susana no hubiera tenido ese accidente, desde hace mucho tiempo me hubiese casado con Candy… pero mis hijos ya no serían ellos, serian otros… igual no hubiera regresado a Inglaterra y no hubiera tomado mi título nobiliario… y ahora lo ocurrido hace 7 años atrás.

FLASHBACK.

Sábado 29 de octubre de 1938.

Había regresado a casa junto con Maggie después de que habíamos platicado, ya no tenía esa cara de vergüenza y mirando al piso, sonreía y me miraba a los ojos. Llegamos y ahí estaba Ricky sentado en la sala con las manos entrelazadas.

– Papá ¿Puedo platicar contigo en tu despacho? – Preguntó Ricky un poco nervioso.

– Si gustas, podemos platicar aquí en la sala. – dije mientras Maggie se retiraba a su habitación, ella quería darnos privacidad – ¿De qué deseas hablar?

– Es un poco delicado.

– Está bien, – nos dirigimos al despacho – y bien, te escucho Ricky – Pregunte mientras tomaba asiento y él se sentó frente de mí.

– Es referente a mi futuro. – suspiro profundamente.

– ¡No me digas que vas a dejar los estudios, porque no lo pienso tolerar! – Recargaba mi mano sobre mi mentón y con mi otra mano golpeaba con mi dedo índice la pulida superficie del escritorio de caoba, síntoma que estaba algo nervioso con las decisiones de mi hijo.

– No – él negó con la cabeza.

– Si vas a hablarme referente a tu futuro dime ¿Qué has pensado? Es tu último año en la preparatoria, tienes 17 años ¿Has pensado qué carrera vas a estudiar en la universidad? ¿Cuáles son tus metas y propósitos? Te lo he pedido desde hace mucho tiempo Ricky.

– Si, mis profesores dicen que soy muy bueno en dibujo arquitectónico y estoy haciendo un proyecto… una gran maqueta, una mansión pequeña, mis profesores dicen que tengo mucho potencial, ya que tengo ideas geniales y muy innovadoras. Estudiaría arquitectura y me especializaría en diseños gráficos y maquetas, soy muy bueno en eso. – decía con una sonrisa en el rostro.

– Estoy contento por ti, finalmente sabes a que te vas a dedicar. – suspiré aliviado – Supe que esta semana entregaron calificaciones y no he visto tus notas académicas, ve por ellas a tu habitación. – tres minutos después veía su carnet – muy bien Ricky, estoy orgulloso de ti, tienes muy buenas calificaciones, pero… ese 7 en química y biología no me gusta mucho. – lo miraba severamente.

– No pienso dedicarme a la biología, ni a la química, papá.

–¿Has pensado a qué Universidad vas a estudiar? Te estoy dando la oportunidad que elijas tú la Universidad y tu carrera. No deseo oponerte algo que no te gusta.

– Sí, ya tengo tres opciones para presentar exámenes de admisión, sin embargo, deseo también estudiar para ser piloto – Terry de repente puso una cara sería y severa – hay clases los fines de semana…

–¡Piloto! ¡Eso es un hobby! Y un hobby bastante caro para niños adinerados, ¿Cuánto cuesta esa extravagancia de estar piloteando aviones?

– Ochenta mil la anualidad. – bajo el rostro al ver el rostro de asombro del padre – la carrera de piloto es completamente gratis si entras al ejército, pero yo no deseo meter mi solicitud al ejército.

– ¡Ochenta mil la anualidad! Mira Ricky, si deseas aprender a pilotear un avión por hobby, tendrás que trabajar para pagar ese hobby tan excesivamente caro, porque ni creas que voy a pagarte esa extravagancia tuya.

– He pensado pedir trabajo en el Consorcio Andley, pero es por otros motivos.

– ¡¿Pedir trabajo en el consorcio Andley?! Excelente – Se sorprendió el padre gratamente – ¿Cuáles?

– Deseo… deseo… contraer matrimonio con Emma.

– ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! – Exclamó Terry completamente sorprendido.

– Yo… yo… – el joven tenía un nudo en la garganta al ver el rostro de su padre que de repente se había puesto furioso.

– ¡No me digas que has cometido una estupidez! – Golpeo fuertemente con la palma de su mano el escritorio. – ¡¿No lo has hecho verdad?!

Ricky bajo el rostro avergonzado.

– ¡¿Cuántas veces he hablado contigo Richard acerca de eso?! ¡Miles de veces! ¡No una, ni dos, miles! ¡Qué perezco disco rayado! ¡¿Y cuántas veces te dije hasta donde podías llegar?! ¡¿Te protegiste al menos?! – Vociferó Terry y sin evitar los ojos del joven se cristalizaron al ver que su padre estaba realmente furioso – ¡Emma y tú aún son muy jóvenes para tener ya una familia o que estén casados! ¡Te lo advertí Richard! ¡Qué tenías que respetarla! ¿Cuándo fue? – El joven se había quedado paralizado y Terry volvió a golpear la mesa con fuerza. – ¡Contesta!

– Ayer en la noche…

– ¡Ayer! ¿Fue la primera vez? – hablaba alterado y el muchacho movió afirmativamente el rostro – ¡¿Te cuidaste?!

– Su periodo termino hace dos días, ella me lo dijo. – Dio un suspiro de alivio el padre.

– ¿Por qué te quieres casar tan rápidamente? – Trato de relajarse.

– La amo papá, y quiero vivir con ella… – Terry paso su mano sobre su rostro motivo de su frustración.

– Está bien, voy a apoyarte en tu decisión de casarte con Emma, pero será hasta que termines la preparatoria que es en medio año. Sin embargo, desde el lunes cuando salgas de la escuela vas a conseguir un trabajo como ayudante ¡En tu rama! El día que dejes los estudios o no tengas un maldito trabajo en tu rama profesional, ¡Te olvidas de mi apoyo económico! ¡¿Comprendiste?!

– Si, comprendí, me lo has dicho varias veces acerca de la universidad – suspiró profundamente para darse valor – papá ¿Puedes apoyarme con otra cosa?

– Te escucho – se llevó la mano a su barbilla.

– Deseo comprar un anillo de compromiso – Terry entrecerró los ojos – solo tengo 500 dólares ahorrados y desearía que me apoyarás en pedir la mano de Emma... a sus padres... sobre todo a Alfred…

– Comprendo – hizo una mueca – ¿Todo este asunto del anillo y el compromiso es para que Alfred no le dé un severo correctivo a Emma? ¿Verdad? – Lo miraba seriamente.

– ¡Alfred no lo hará! – Apretó sus puños fuertemente de solo pensar en aquella posibilidad.

– ¡Ohhh créeme que sí lo hará! Lo conozco perfectamente bien y tiene la mano bastante fuerte, hasta más que yo, te lo digo por experiencia propia ya que él me reprendía severamente y por mucho menos, y tú serás el responsable de que le den a Emma una severa reprimenda que ni siquiera podrá sentarse en dos semanas, y todo ¿Por qué? – alzó aún más la voz – ¡Porque tú en especial no te controlaste y no la respetaste como una dama! Pero bueno… yo no soy Alfred, él tiene 59 años y él es de la vieja escuela, 18 años más grande que yo. – Ricky trago en seco – vamos a comprar ese anillo de compromiso para Emma.

Ese mismo sábado. 5:00 pm.

Terruce y Ricky se encontraba en un almacén exclusivo en la quinta avenida, viendo anillos de compromiso. Después de más de 40 minutos Ricky había escogido un hermoso anillo de oro blanco de 24k con un pequeño diamante, cuando salieron de la tienda caminaron por dos cuadras cuando un joven con el rostro tapado los amenazo sacando una pistola.

– ¡Dame todo lo que tiene! ¡Rápido! – El ladrón con movimientos hábiles lo despojo del anillo, el reloj del señor Grandchester, como de su cartera. Al irse, se sintió perseguido por una de las personas que acababa de asaltar y sin meditarlo volteo y lanzo dos disparos, uno abajo y otro en frente y escapando tan rápido como podía.

Tres meses después.

Enero de 1939

Hospital St. Jacobo.

Ricky estaba en una habitación privada, estaba en una silla de ruedas con la mirada perdida, no deseaba hablar con nadie, había recibido un disparo de bala arriba del pie izquierdo por delante y saliendo la bala por el talón de Aquiles, destrozando así la tibia, el peroné, los tendones y ligamentos, ya que le habían disparado casi a quemarropa, había pasado ya por muchas cirugías reconstruyendo los tejidos, el diagnostico, si todo salía bien en un par de años podría tener una vida casi normal.

Por otra parte, Terry también había recibido una herida de bala, justo en la muñeca de su mano derecha, al igual destrozando ligamentos y tendones, no podía ni cerrar ni abrir la mano. Sus dedos estaban completamente rígidos y enyesado. Pasaría muchísimo tiempo para poder escribir o sujetar algún objeto, ahora tendría que aprender a usar su mano izquierda.

– Lo lamento señor, por lo menos pasará más de dos años en rehabilitación – decía el Médico Cirujano con pesar – desafortunadamente a su hijo como a usted le dieron en puntos estratégicos para inmovilizarlos por años, pero en sí, fue una gran coincidencia.

– ¡Esto es una pesadilla! – No podía creer que de un minuto a otro su vida y la de su hijo cambiarían radicalmente.

– Fue un alivio que su hijo no haya perdido el pie, estuvimos muy cerca de haberlo amputado, la recuperación de él va a ser mucho más lenta para que tenga una vida lo más normal posible.

FIN DEL FLASHBACK.

xxxxxxxx

Actualidad.

Emma Miller.

Estaba sumida en mis pensamientos, aquel sábado había sido el peor día de toda mi vida.

Flash Back.

29 de octubre de 1938.

Sábado en la noche.

– ¡Seis! – Exclamó Alfred dándome el último azote furiosamente – Levántate – guardo la correa de cuero en el armario. – Me engañaste Emma, ¡Sabes que yo no tolero las mentiras! Me conoces perfectamente bien, – su voz era calmada pero fuerte y clara y me miraba severamente – puedo ser muy consentidor contigo, pero también bastante severo cuando no me pides permiso de algo o me desobedeces o tratas de engañarme. Me dijiste en la carta que no habías hecho ¡NADA! ¡De qué avergonzarte! – Exclamó aventándome la pequeña carta que le había escrito sobre el escritorio donde me había castigado – ¡Y yo te creí!

– Lo lamento. – Decía Emma bañada en lágrimas mientras se incorporaba del escritorio y se bajaba la falda, le ardía muchísimo sus glúteos.

– Una verdadera dama se da a respetar, ¿En dónde demonios queda tu virtud Emma? No había hablado contigo referente a eso. – En ese momento sonó el teléfono – Supongo que ha de ser Richard, ¡Él también va a escucharme! ¡Cómo es posible que no se haya controlado! ¡Pero, sobre todo, que no te haya respetado como un caballero y tú una dama! Pero ya verá Richard, me va escuchar también a mí. – contesto el teléfono – ¡Diga! – sí, soy yo – ¡¿Qué?! – la expresión de Alfred se puso pálida repentinamente. – ¡¿Cómo?! – ¡¿Cuándo ocurrió?! – ¡¿Dónde están?! – Si ahora mismo vamos en este momento, Gracias. – colgó.

Fin del Flashback.

Trato de borrar aquél momento de mi mente, los azotes que recibí de mi padre en ese momento no fueron tan dolorosos... como cuando Alfred colgó el teléfono y me dio la noticia que los habían asaltado saliendo de una joyería de alto prestigio en la quinta avenida, casi me desmaye cuando escuche que le habían disparado a Ricky y al Sr. Grandchester. Me sentía culpable. Si no me hubiese entregado a Ricky la noche anterior esto nunca hubiera ocurrido.

Aquellos meses fueron difíciles para todos, Ricky se la pasaba todo el tiempo en su habitación en la silla de ruedas, no deseaba salir ni al parque. Mi mente se traslada nuevamente en aquellos años…

20 de abril de 1939.

Querido Ricky.

Ayer fue tu cumpleaños número 18, yo estaba tan feliz, pero tú, en un momento de la reunión pediste hablar conmigo a solas, ahí me dijiste que no podíamos estar nunca más juntos, ya que tú te consideras un "lisiado" ¡Si, esa es la palabra que usaste! ¡Qué yo merecía alguien mejor! ¡Alguien que no estuviera en una silla de ruedas! No sabes cuánto llore cuando me dijiste que terminabas mi relación contigo.

¡¿Cómo puedes decirme eso?! Si nos hemos amado desde que teníamos 8 años. Tenemos 10 años de conocernos, de escribirnos, de compartir todo contigo, te he entregado todo mi amor, me entregue a ti… sabes, no he podido ver a los ojos a mi madre, a Alfred que me ha dado todo su cariño y me ha apoyado incondicionalmente… lo he defraudado, a tus padres… la vergüenza que tengo cuando los veo, que me siento culpable porque si no hubieras comprado ese anillo para mí, no los hubieran asaltado.

¡Dime mejor que me odias! ¡Qué me odias y que no me soportas ya ni verme! Porqué por mi culpa ¡Tú estás en esa maldita silla de ruedas! ¡Y que ya no puedes hacer todo lo que te gusta, la equitación, polo, esgrima, squash y varias disciplinas diferentes ya que eres muy atlético! ¡Qué te he arruinado tú más anhelado sueño de ser aviador!

Si lo sé, esa es la verdadera causa de tu frustración y coraje con la vida o con el destino, ya que me dijiste que le pediste a tu abuelo al Duque de Grandchester hace un año como regalo de cumpleaños que te pagará la colegiatura de la escuela de aviación y él te dijo que sí, pero hasta que terminaras la preparatoria y con buenas notas académicas, con esa condición te iba a pagar la matrícula.

Y bueno, a tu padre ¡Se le vino abajo su gran oportunidad de ser Director y Productor de Broadway! ¡¿Tú sabes lo que he sufrido en estos momentos y que la culpa me carcome mi alma?!

Entonces así ¡Con esas palabras de odio hacía mí diciéndome que les he arruinado su futuro… yo saldría de tu vida para siempre! Porque la única culpable de todo soy yo… no te merezco… ya no soy una dama. Y Alfred… mi padre… a quien tanto quiero… él ya no me habla como antes… evita mirarme a los ojos.

5 de mayo de 1939.

Alfred, querido papá.

He decidido volver a Inglaterra, Ricky ha terminado mi relación conmigo… es muy doloroso para mí, y es aún más doloroso que te he defraudado en todos los sentidos. Siento tu mirada de decepción y evitas hablar conmigo y las pocas veces que nos vemos solo me hablas en monosílabos y no me miras a los ojos. He decidido que el día que sea mi graduación de la preparatoria que falta solo un mes me iré a Inglaterra, he hecho exámenes de admisión con beca para estudiar allá la universidad, sé muy bien que alguna me aceptara.

Aquí en América ya no tengo nada que hacer, solo me falta agradecerte todo lo que has hecho por mí. Has sido un padre muy bueno y muy cariñoso conmigo, me has dado mucho y no tengo palabras para decirte lo tanto que has significado para mí en todos estos años que te he conocido. Te quiero con todo mi corazón de una hija hacia un padre verdadero… lástima que tu hija te haya defraudado y te haya avergonzado, solo te pido que algún día me perdones por haberme entregado antes del sagrado matrimonio.

Con cariño.

Tu hija Emma.

6 de mayo de 1939.

A mi amada hija Emma.

Siento que me has mal interpretado en todos los sentidos y te agradezco infinitamente que te abras conmigo acerca de tus sentimientos. Perdóname hija, no es lo que tú piensas. Y nunca, nunca me has defraudado, al contrarío siempre me he sentido muy orgulloso de ti y de tus logros.

Yo… yo en estos momentos tengo muchos problemas con el Marqués de Grandchester desde principios de año, ¡No tienes ni idea de lo que hemos hecho! ¡Hemos hecho algo horrible! Él ha roto relaciones con todos nosotros… con Stewart, Clark, Louis, Harry y Carter, ellos son de la Guardia Real y siempre le hemos caído bastante mal, ya que el Duque ordena y nosotros cumplimos sus órdenes a pie de la letra, somos completamente fieles al Duque… más nunca al Marques que lo hemos lastimado profundamente.

Te suplico por favor que no te vayas a estudiar a Inglaterra, te necesito, tu eres mi hija y en estos momentos no tengo cabeza para nada. La situación en Europa es incierta y muy preocupante... por favor no te vayas a Europa, te lo imploro por favor.

Y si no te veo a los ojos no es por lo que has hecho tú… ¡Al contrarió! Es más bien lo que hemos hecho nosotros, el Duque es un hombre muy decisivo en sus acciones. Tú eres una gran mujer digna y muy respetable, nunca, nunca olvides eso, tú debes de tener la frente muy en alto, soy yo que debe de tener la mirada abajo por lo que he hecho y te pido perdón.

Te quiero con toda mi alma.

Tu verdadero padre, Alfred Bates.

22 de junio de 1939.

Duque de Grandchester.

Estoy sumamente feliz de que se haya casado finalmente con E.B. sé que fue una boda discreta y sin invitados, sé que ninguno de sus hijos y familiares fue a su boda, lo sé, no debe de engañarme, a pesar del tiempo ellos nunca la aceptarán como parte de la familia Grandchester.

La monarquía nunca aceptarán a una actriz y menos aún si es americana, nuestro querido y amado Rey Eduardo VIII tuvo que abdicar de su trono por amor… y ahora él vive exiliado junto a su esposa Wallis Simpson, fue una verdadera vergüenza para la corona inglesa aquel enlace, pero deseaba escribirle y dales mis más profundas felicitaciones a usted y a E.B.

Le comunico que Ricky y yo ¡Hemos regresado! ¡él me ha pedido perdón y no desea que me vaya a Inglaterra! Y finalmente comienza a dejar la silla de ruedas, ya da pequeños paseos con muletas, media hora al día por el Central Park y subiendo gradualmente el tiempo.

Después de 10 meses de lo sucedido, comienza a sonreír y ya no está todo el tiempo encerrado en su habitación deprimido. Estoy tan feliz por él. Los padres de Ricky han decidido mudarse a Chicago para la rehabilitación y pueda dar largas caminatas, todos vamos a vivir en la mansión de los Andley en Chicago. Estoy tan feliz y dichosa.

Pero, Duque de Grandchester, el 10 de junio cumplí 18 años y usted me mando con Alfred un fideicomiso como regalo, debo de rechazarlo, no entiendo ¡Por qué me quiere dejar una suma sumamente cuantiosa a mí! Aun no soy miembro de la familia Grandchester, claro en una de las cláusulas del contrato dice que no lo podré utilizar hasta que cumpla los veintiún años y hay muchas cláusulas más que deben ser cumplidas.

Pero no quiero recibir dinero de los Grandchester. Usted me ha dado tantas cosas y ahora ese fideicomiso, siento que es todo su patrimonio que tiene en el banco, me abrió una cuenta a mi nombre y traspaso todo su dinero. Usted es un señor aún muy joven, tiene 65 años todavía, tiene mucho que vivir… ahora que finalmente se ha casado con E.B. ¿Es alguna especie de testame1)!nto? Pero porque yo… y no a sus nietos.

27 de agosto de 1939.

Sábado en la tarde.

Hoy es el día de mi compromiso.

Es una pequeña recepción en un hermoso jardín de la mansión de los Andley en Chicago ya que desde hace tres semanas toda la familia Grandchester se había mudado a Chicago, las flores, los arreglos, ahí están los miembros de la Familia Andley, de los Grandchester solo la familia directa de Ricky, ya que todos los demás viven en Inglaterra. Mi madre Esmeralda Baxter y mi padre adoptivo Alfred Bates, están ahí conmigo en esa fecha tan especial.

Ricky se ve muy apuesto con un traje azul marino, a lado de él está su padre, él está en muletas y viene a mí, ha venido a pedir mi mano. Lloro de felicidad mientras Ricky con una sonrisa tan hermosa y traviesa me pone el anillo de compromiso en mi dedo anular.

Mis futuros suegros me abrazan con mucho sentimiento y también mi futura cuñada Margaret y mi pequeño cuñado William. Me siento aceptada y muy amada por la familia de mi futuro esposo. Mi madre y mi padre me abrazan y me felicitan, igual los tíos y primos de Ricky, los Andley, los Cornwell y los O'Brien, también observo que el Sr. Grandchester y mi padre Alfred no se dirigen la palabra en absoluto. Me pregunto… qué les habrá pedido el Duque para que el Marques rompiera relaciones completamente con ellos. Creo que nunca lo sabré.

Al finalizar la recepción Ricky me pide ir a un cuarto especial, él camina muy bien con muletas, dentro de un armario saca una caja envuelta y me la da como regalo de compromiso.

– Mi madre me dio este joyero damasquino para ti, este joyero es de la realeza, pasa de generación en generación en la casa de mi padre. Ahora es nuestro turno que tu tengas este hermoso regalo.

– ¡Ricky! – lloro de felicidad y lo abrazo con todo mi amor. – ¡Esto es demasiado para mí!

– Te amo Emma, perdóname por ser tan estúpido, estaba tan enojado, me sentía frustrado… si, tú puedes leerme como un libro abierto, mi gran sueño era convertirme en aviador… mi padre pensaba que solo era un estúpido hobby de niño rico, nunca les dije a mis padres mi verdadera pasión y los engañe perfectamente en decirles que deseaba estudiar arquitectura en la Universidad, finalmente tenía el apoyo de mi abuelo, el Duque iba a financiarme mi verdadera carrera, ya que sabía perfectamente que mi padre no iba apoyarme, – suspiro con tristeza – el deseo de ellos era que yo entrará a la Universidad.

– Ricky.

– Sin embargo, con mi abuelo puedo abrirme de todo, él se convirtió en mi confidente ¡Y nunca me delato con mis padres! Él se interesaba realmente de mis sueños… de mis metas y anhelos… no tenía que mentirle… como a mi padre. – una lágrima solitaria rodo – todos mis sueños de ser aviador se vinieron abajo. Perdóname Emma por ser tan desgraciado contigo…

– Ricky no tengo nada que perdonarte, – nos besamos apasionadamente. – mi amor por ti es tan grande… estoy feliz que hayas recapacitado… – lo miro a los ojos tiernamente y él sonrió tímidamente.

– ¿Te confieso algo?

– Claro, dime todo lo que quieras… deseo ser tu confidente… sino me voy a poner celosa de tu abuelo que a él le platicas de todo.

– El Duque me dio una tremenda regañiza, me dio dos bofetadas fuertemente… me dijo que ya no valía la pena de auto recriminarme por no cumplir con uno de mis sueños, ¡Qué tenía otros sueños… como tú! – dijo mirándola con amor. – y referente a lo profesional me dijo… el hubiera no existe y nunca más podrás ser un piloto, ¡Eso debes de metértelo en la cabeza! ¿Quieres ser un Don Nadie? Puedes hacerlo, ¡No necesitas de la ayuda financiera de tu padre si no quieres entrar a la Universidad! Yo te puedo heredar en vida… saco su chequera y firmo un cheque en blanco… toma, me entrego un cheque en blanco, has lo que quieras hacer de tu vida, pero se feliz sin mirar atrás.

– Ricky. – Emma le limpio las lágrimas del rostro.

– Le dije, soy muy bueno en dibujo arquitectónico y construyendo maquetas… creo que después de todo voy a entrar a la Universidad y especializarme… ya no podré ser piloto, pero tengo otras pasiones… creo que no necesitaré de tu dinero después de todo abuelo.

– Te amo tanto Ricky – lo beso apasionadamente, Ricky casi pierde el equilibrio, pero afortunadamente le dio tiempo para apoyarse en un librero y no caer. Ambos dieron una enorme carcajada.

Una semana después.

Jueves

1ro. de septiembre de 1939.

En Nueva York, la ciudad aún estaba durmiendo, eran las 6:00 de la mañana y los voceadores de los periódicos gritaban la gran noticia ¡Guerra! ¡Guerra! ¡Alemania le declara la guerra a Polonia!

– ¡Terry es la guerra! – lloraba Candy leyendo el periódico.

– Los rumores se hicieron finalmente en realidad, – estrujo el puño fuertemente y sonría con acida ironía – ¿Cómo es posible? – no lo podía creer, estaba negado a creer está atrocidad – Si hace veinte años vivimos una Gran Guerra. No puedo entenderlo, era un hecho casi imposible. – se decía Terry incrédulo que Europa viviera nuevamente el horror de la destrucción y pérdidas humanas incontables.

¡Guerra! ¡Guerra! ¡Reino Unido y Francia le declaran la guerra a Alemania!

Aquel primero de septiembre de 1939 era el comienzo de una guerra que duraría 6 años de destrucción y pérdidas humanas, tanto fue el horror que fue llamado El Holocausto.

*

Terry Grandchester.

Actualidad.

1945.

Mire el reloj, apenas había pasado 45 minutos, la terapia de mi hijo duraba una hora y media. Así que me senté en una banca, en mi brazo tenía un expediente que me había dado mi abogado esa misma mañana, comencé a leerlo, en tres meses saldría el asaltante de la prisión. Mire mi mano derecha, podía ya moverla mejor tenía un 90% de movilidad en mis dedos y ya tenía la fuerza de sujetar cosas pesadas y mi escritura ya era aceptable, algo que no había podido hacer en los primeros tres años, pero nunca volvería estar como antes, mucho menos la vida de mi hijo que por poco pierde su pie izquierdo.

FLASHBACK.

16 de enero de 1939.

Después de tres meses del atentado le iban a dictar finalmente sentencia al ladrón que nos había disparado, en la investigación de los policías detectives, decía qué a los tres días del robo, la policía lo había capturado y lo había investigado minuciosamente de quien se trataba. Hoy le dictarían sentencia.

Candy había decidido no acompañar a su esposo a ir a la penitenciaria juvenil ya que para ella sería un gran golpe ver al joven ladrón que les habían disparado, a su hijo como a su esposo.

– Sr. Grandchester, por favor – suplicaba Emma con la mirada – quiero ir con usted a ver a ese maldito desgraciado que le ha quitado las ganas de vivir de Ricky.

– Emma, no sé si sea conveniente que estés tú ahí presente.

– ¡Quiero que lo condenen! ¡Quiero que le den la pena máxima a ese infeliz! – lloraba de impotencia – son tres meses de infierno que Ricky ha vivido… cirugía tras cirugía. – sin evitarlo lo abrace y él me apapacho.

– Está bien, vamos.

Estábamos en una oficina privada con dos abogados por parte de los Grandchester y otros dos hombres de traje oscuro quienes habían hecho toda la investigación del caso.

– Es un joven de 16 años de edad, – dijo el investigador viendo el expediente. – es un inmigrante, había llegado a América el 22 de junio, tres meses antes del asalto.

– ¿Un inmigrante? – Pregunto Terry.

– No lo va a creer, pero es un joven británico, de muy bajos recursos económicos, hace menos de cuatro años había entrado a estudiar para ser parte de la Guardia Real, un Colegio tipo militar, desde los doce años los internan para su formación.

– ¡¿Me dice que estaba estudiando en el Colegio especializado para ser parte de la Guardia Real?! – Dijo Terruce realmente sorprendido con tal noticia.

– Si, en su expediente dice que fue expulsado el 7 de mayo, por tener una mala disciplina, aunque sus notas y su formación académica eran sobresalientes. – le mostro sus notas académicas del chico. – pero la disciplina es muy rígida para entrar a la Guardia Real no permiten errores de indisciplina.

– ¿Hablamos con el joven por qué había robado? – dijo el otro detective que estaba enfrente de Terry – Su contestación fue que su madre tiene leucemia y al ser expulsado del colegio le habían quitado todos los privilegios de salud para su madre y también dijo que tenía dos hermanitas pequeñas, una de 10 años y otra de 6 años y pues tenía una muy buena beca para pagar los internados de sus dos hermanas.

– ¿Le quitaron el seguro médico a su madre y la beca económica? – Pregunto mientras él se veía la mano y sus dedos imperceptiblemente apenas podía moverlos ya que tenía clavos en la muñeca. Y una furia llena de ira se apoderaba de él.

– Esa misma noche del asalto él vendió el anillo a buen precio ya que tenía el recibo y el reloj de usted lo malbarato, todo el dinero lo envió a una cuenta británica.

– Qué ironía del destino ¿No se quedó con nada de dinero? – dijo el otro detective – Todo lo mando a Manchester para el hospital de su madre y al internado donde estudia sus dos hermanitas.

– ¡Esto es una broma de muy mal gusto! – vocifero – ¡Si me hubiera pedido ese joven dinero yo con gusto le hubiera dado el dinero suficiente para su madre y sus dos hermanas! ¡No entiendo porque nos disparó! ¡Ni mi hijo, ni yo nos opusimos! ¡Le dimos lo que nos pidió! – Deseaba en ese momento matar a alguien.

– Desafortunadamente es una persona entrenada militarmente, no hablan ni aun con la mirada, ni con gestos, son completamente insensibles, no podemos leer su personalidad, lo único que se arrepiente de su vida es que lo hayan expulsado del pabellón 1892 donde él estudiaba y que le hayan quitado todos sus privilegios para su familia.

– ¡¿Qué es lo que dijo?! – Sintió que un balde de agua helada caía sobre de él, al punto de quedarse paralizado – puede repetirme en que pabellón estudio.

Checo su informe – Pabellón 1892 del Colegio de la Guardia Real ¿Conoce el internado?

– No, nunca he estado ahí – dijo Terry secamente.

– El juez esta mañana le ha dado una sentencia de siete años desde que ingreso a la penitenciaría, es la pena mínima. ¿Desea apelar la sentencia para que sea juzgado con la pena máxima hasta 20 años de prisión? – Terry miro a sus dos abogados con una mirada furiosa.

– ¡No!

Sin evitarlo sus ojos se cristalizaron, estaba furioso, se maldecía en silencio, necesitaba respuestas, justamente es el pabellón donde trabaja Stewart y Clark… Stewart nunca hubiera expulsado a un joven como él… me habían dado una copia del expediente del joven, sus notas eran sobresalientes. ¿Lo expulsaron por una falta de indisciplina? Era un mal chiste o una gran coincidencia por parte de ellos.

Salimos de ahí y nos metimos en el vehículo en la parte trasera. Terry no dejaba de ver en todo el tiempo su mano completamente inmóvil y recordó lo que le dijo el médico cirujano, Desafortunadamente a su hijo y a usted le dispararon en puntos estratégicos para inmovilizarlos por años, pero en sí, fue una gran coincidencia.

– Sr. Grandchester – decía Emma llorando en el camino – no sabe cuál culpable me siento, Sr. Grandchester perdóneme por favor, por mi culpa… si no hubieran comprado ese maldito anillo… Ricky y a usted no le hubiera ocurrido nada de esto… desearía estar en los zapatos de Ricky.

– Emma – decía Terry con un nudo en la garganta – no debes de sentirte culpable de nada. ¡Tú no tienes la culpa de nada! – Reflexiono de golpe – No sabemos porque suceden las cosas Emma, quizá sea el destino… no sabemos nunca lo que nos deparará el futuro… pero no debes de darte por vencida y nadie tiene la culpa de nada – con su mano buena le limpio las lágrimas del rostro – ¡¿Comprendiste?! De nada.

Fin del flashback.

Terry cerró el expediente y miró al cielo azul y libre de nubes y sin evitarlo un par de lágrimas resbalaron por su rostro.

En ese entonces, no sabía lo que iba a ocurrir en nueves meses después, pero lo peor no iba a llegar sino hasta el 10 de julio de 1940, sin duda alguna mi hijo Ricky sería de los primeros en ser llamados por la Real Fuerza Aérea Británica, el año más trágico en toda Inglaterra, y al siguiente año en 1941 a mí me había llegado una carta de reclutamiento por las Fuerza Armadas Británicas por mi nacionalidad inglesa, en ese año tenía 44 años y como todos los hombres britanicos menores de 50 años eran recluidos.

Mi mano me había salvado de ir a frente de batalla, muchos de los Grandchester eran llamados conforme pasaban los años, por otra parte, también fue un alivio de no haber sido el Productor de la obra que pensaba producir, es una producción sumamente costosa, seguramente iba a perder más de la mitad de mi patrimonio, ya que en tiempos de Guerra las funciones están en un 30% a veces hasta menos de asistencia.

Daba gracias a dios por la bendición que mi hijo estuviera sano y salvo, y de que él no viviera los horrores de estar en la guerra, estaba agradecido pues se había casado y a finales de 1942 Ricky se había graduado de la Universidad mientras combinaba sus estudios con su matrimonio y ahora su nueva paternidad. Estaba sumamente feliz y dichoso.

Sin embargo en febrero de 1943 mientras pensaba que todo iba a mejorar en nuestras vidas, ya que mi mano estaba ya mucho mejor y también Ricky había dejado las muletas para estar con un bastón especial. Fue en ese mes que me había peleado con mi hija que tanto amaba, ella era mi princesa y dejarnos de hablar por seis meses había sido devastador para ambos.

CONTINUARA…

Mil gracias a todas las chicas hermosas que me están leyendo. Besos y abrazos. Por cierto, el sábado fue mi cumpleaños, no les digo cuantos porque son muchos. Jejeje.