Percy solo quería una Pepsi. No sabía que estaba entrando en un bar que solo las personas conscientes del mundo sobrenatural podían ver, o que uno de los hombres del bar drogaría su bebida. En fin, así fue.
Había estado charlando alegremente con el barman, luciendo confundido cuando el dueño del bar mencionó a los vampiros. No obstante, a Percy le agradaba el hombre.
—¿Qué es lo más reciente que has matado? —Jack, el barman, preguntó.
—Al minotauro —dijo Percy, casi en broma. Por supuesto, Percy mató al minotauro muchas veces antes, pero el cabrón siempre volvía por más.
Jack enarcó una ceja, aparentemente sorprendido por la respuesta de Percy por las razones equivocadas.
—Cielos. ¿Qué hiciste para que los griegos te odiaran?
Percy pensó que Jack era un legado, o quizás un mortal con vista clara, así que respondió:
—Maté al minotauro cuando tenía doce años. Pero sigue viniendo por más.
Jack frunció el ceño por un momento, antes de que sus ojos se abrieran un poco al darse cuenta. El barman oyó hablar de semidioses antes, pero nunca había conocido a uno. Los cazadores tenían diferentes opiniones sobre ellos. Algunos decían que no eran reales. Otros que en general eran buenos. Otros creían que eran monstruos por su sangre.
Jack pensaba que Percy era simpático, así que no dijo nada. El niño no merecía morir.
Percy y Jack estaban distraídos, por lo que ninguno noto que alguien pinchaba la bebida de Percy. Hablaron un rato más, Jack gradualmente le reveló cosas sobre el mundo de los cazadores a Percy, observándolo con curiosidad. Percy reaccionó mejor de lo esperado.
—Tiene sentido. No es sorprendente que haya más monstruos, y personas que los maten. Así que, ¿eres un cazador? —pregunto Percy, tomando otro sorbo de su Pepsi.
—No, pero mi viejo lo fue. Decidí abrir el bar, y he matado a algunos que vinieron por aquí. Los Winchester se encargaron de los hombres lobos de las afueras. De hecho, acaban de venir. John y Dean. John es un gran cazador, al igual que sus hijos, pero creo que esa no es forma de criar a un niño. Su otro hijo, Sam, se fue a la universidad hace poco. Su viejo está realmente orgulloso, aunque no lo dirá. Dean aún está aquí. Es bueno. Tiene 23 años y puede encargarse de un monstruo mejor que la mayoría —Jack dijo, viendo como Percy parpadeaba un par de veces tratando de mantenerse despierto.
—Estoy un poco cansado. O quizás Morfeo quiera mostrarme algo. Te veré después, Jack. Cuídate —dijo Percy sonriendo con cansancio y despidiéndose.
Tres personas vieron a Percy irse. Una fue Jack. Otra fue Dean. La última fue un hombre llamado Mark, que estuvo observando a Percy todo el tiempo.
Mark lo siguió.
Percy no tenía un coche. Sus padres le dijeron que le darían uno, pero murieron antes de poder comprárselo. Deseaba que estuvieran aun vivos, pero sabía que los volvería a ver algún día.
Si Percy hubiera tenido un coche, el mundo entero sería diferente.
Percy caminó por la calle, conectando sus auriculares en el teléfono a prueba de monstruos que Leo, un amigo suyo, hizo.
Mark caminó por esa misma calle, siguiendo a Percy en silencio. Le gustó la apariencia de Percy. Ni siquiera sabía que aún no era un adulto. Aun así, lo siguió.
Percy fue drogado antes, pero nunca lo cansó tanto. No sintió el dolor fluyendo por sus venas, sino algo que se sentía más como alquitrán. No se preocupó tanto hasta que no pudo caminar más, tropezó y se raspó.
Estaba aún más preocupado cuando alguien lo agarró por detrás y lo arrastro a un callejón cercano. Estaba asustado cuando Mark comenzó a bajarse los pantalones, y Percy no tenía la fuerza para huir.
Pero sí para gritar.
—¡Auxilio! ¡Ayúdenme! —Percy logró gritar antes de que el hombre lo amordazara con su cinturón.
Percy se horrorizo cuando los pantalones de Mark tocaron el suelo, cayendo alrededor de sus tobillos. Podía ver claramente la lujuria del hombre y estaba aterrorizado.
Mark se inclinó para besar su cuello y Percy inmediatamente le dio un cabezazo. El hombre gritó cuando la cabeza de Percy le rompió la nariz, arrojando a Percy al suelo.
El semidiós siseó cuando su mano golpeó una botella rota del suelo, la abrió y derramó su sangre para que Artemisa la viera.
Lo siguiente que supo Percy fue que Mark estaba sentado a horcajadas sobre él, empujando sus manos por la espalda de la camisa de Percy.
Gimió y cerró los ojos, luchando por combatir la fatiga que lo dominaba. Quería quitarse al hombre de encima.
Percy no tuvo que preocuparse. Alguien apartó a Mark de él, liberando a Percy de su agarre. Inmediatamente se alejó, mirando con los ojos muy abiertos mientras alguien golpeaba a Mark en la oscuridad. En lugar de sentarse sin comprender, Percy luchó por quitarse el cinturón de la boca. Sintió una lágrima resbalar por su mejilla cuando no pudo desabrocharlo.
—Tranquilo, todo va a estar bien, puedo quitártelo —dijo el salvador de Percy, limpiando la lágrima de la mejilla de Percy con su pulgar. Cuando lo miró, se dio cuenta de que era Dean Winchester, el hombre del que Jack habló antes.
Dean le quitó el cinturón a Percy, volviendo a mirar a Mark cada pocos segundos. Luego examinó a Percy. Tenía un pequeño corte en la frente por el cabezazo que le dio a Mark. Su mano seguía sangrando constantemente. También tenía horribles raspaduras en brazos y rodillas por las caídas.
Dean se sintió aliviado después de ver que Percy estaba completamente vestido y no tenía heridas obvias infligidas. También se sintió enojado cuando vio el miedo y el cansancio en sus ojos.
—Te curare —dijo Dean, ayudando a Percy levantarse. Envolvió su brazo sobre su hombro y deslizó el otro alrededor de su cintura. No pudo evitar notar que Percy se tensó por un segundo, pero se relajó después.
Dean ayudó a Percy a subir a su coche, asegurándose de que estuviera bien en el asiento delantero. Después de preguntarle dónde vivía y no recibir nada en respuesta, se dirigió rápidamente a su habitación de motel agradecido de que su padre les hubiera pedido habitaciones separadas después de haber visto a Dean con una chica. No molestaría.
Dean sentó a Percy en la cama más cercana, examinándolo por un momento antes de tomar un pequeño botiquín de su bolsa.
Pensó que debería comenzar con la mano, ya que era la peor lesión que tenía. Dean se sorprendió cuando Percy ni siquiera hizo una mueca cuando le cosió la mano. Estaba triste al darse cuenta de que Percy debió de haber sufrido cosas peores. A continuación, limpió y vendó todos los rasguños de Percy por sus caídas. Por último, Dean colocó un curita en la frente de Percy.
Dean frunció el ceño a Percy por un momento, deseando que nada de esto hubiera sucedido.
—Puedes descansar aquí si no quieres decirme dónde vives. No te molestaré. Necesitas dormir.
—Acabo de llegar hoy —Percy habló en voz baja—. Aún no he reservado una habitación.
Dean arqueó una ceja, pero asintió.
—Está bien, duerme un poco. Mayormente estoy aquí.
Percy asintió, se dejó en la cama y se durmió casi al instante.
Dean frunció el ceño de nuevo, se dio la vuelta y salió de su habitación. Salvó a un chico de ser violado y que estuvo en el bar para cazadores. Su vida era un desastre.
Dean se dirigió rápidamente al bar y volvió a entrar.
—¡¿Ya de vuelta, Winchester?! —uno de los otros cazadores gritó. Dean no respondió, caminó directamente hacia Jack que estaba hablando con una mujer con una bebida de aspecto afrutado.
—Hola, Dean —dijo Jack, sonriendo levemente.
—Jack. Hay un problema.
Jack se puso un poco rígido y el lugar se quedó casi en silencio.
—¿Qué pasó?
—Percy. El chico que estuvo aquí antes. Creo que Mark pinchó su bebida. Cuando me fui, escuché al chico gritar pidiendo ayuda y vi a Mark encima de él. Mark estaba desnudo, Jack.
Jack tragó saliva y asintió.
—Okey. Puedo encargarme. Primero, ¿dónde está Mark? Segundo, ¿dónde está Percy?
—Dejé a Mark en el callejón junto a los periódicos, y Percy está en mi habitación de motel —Dean frunció el ceño—. Dijo que aún no reservo una habitación.
Jack parpadeó por un momento y suspiró.
—Está bien. Jim, Lea, ¿pueden encargarse de Mark? Y Dean, Percy dejó su bolsa aquí. ¿Puedes llevársela? Cuídalo, ¿bien? Solo tiene diecisiete. Y…
Dean asintió y se inclinó hacia Jack, sabiendo que tenía algo privado que compartir.
—Es un semidiós.
Dean se apartó de inmediato, la sorpresa clara en su rostro. Conocía a los semidioses. Incluso conoció a algunos en Nueva York. Pero nunca sospechó que Percy fuera uno.
Dean asintió lentamente y sonrió un poco, tomando la bolsa que Jack le tendió. Era negra y tenía un búho gris. También tenía parches y broches. Los broches eran normales. Uno era de un extraterrestre, otro de una cara sonriente y otro de una bandera de orgullo. Los parches eran diferentes y parecían hechos mano. Uno era de una palma con fuego bailando a su alrededor. Otro de una paloma sosteniendo una daga. Uno de un rayo y tenía las letra en lados separados al rayo. Otro un diamante en el interior de una palma muy parecido al primero. Había un parche que tenía cosido una pata de oso. Otro un cráneo cosido. Un parche naranja y morado tenía dos símbolos diferentes. Uno era un pegaso negro en el lado naranja y el otro era una corona dorada con las letras SPQR debajo. Dean sonrió ante todo el trabajo manual. Había algunos parches que no tomo tan en cuenta como los demás, pero supuso que Percy los hizo todos.
Dean se despidió de Jack y regresó a su coche. Dejó la bolsa de Percy en el asiento del pasajero y condujo de regreso al motel. Abrió la puerta y miró a Percy.
Dean observo al chico por un momento. Dudó antes de cubrirlo con una manta y caminar hacia la otra cama. Se acostó y pensó en Percy por un rato, antes de quedarse dormido escuchando los suaves sonidos de la respiración de Percy.
