Habían pasado muchas cosas desde que Percy y Dean se conocieron. Se volvieron inseparables, hubo una gran discusión entre John y Dean, los dos chicos se juntaron, Percy cumplió 18, Dean cumplió 24 y John desapareció.

Todo mientras lidiaban con monstruos.

En este momento estaban lidiando con el problema de John. Percy se sentó en el asiento del pasajero, sonriendo levemente a la mano de Dean que descansaba sobre su muslo. Puso su propia mano sobre la de su novio y sonrió suavemente, —Todo estará bien. Hablaremos con Sam y él nos ayudara a encontrar a John. Entonces todo puede volver a la normalidad.

Dean miraba la carretera con el ceño fruncido y su mano se tensó ligeramente en el muslo de Percy, —¿Pero y si te equivocas, Percy? ¿Qué pasa si Sam no acepta ayudarnos? ¿Qué pasa si no encontramos a papá? ¿Qué haremos entonces?

Percy frotó su pulgar en la mano de Dean. —Salvar personas, cazar cosas. El negocio familiar. Y nunca dejamos de tener esperanzas. John es un tipo fuerte. Estará bien sin nosotros. Y aun así, lo encontraremos. Tal vez no pronto, pero lo haremos. Lo haremos.

Dean sonrió y encendió la radio, agradecido de haber conseguido que Percy fuera su novio. Agradecido por la increíble persona sentada a su lado.

No hablaron durante el resto del viaje, pero no se sintieron incómodos. Era el buen tipo de silencio, incluso con AC/DC a todo volumen en la radio.

Entonces todo cambió cuando Dean se detuvo para estacionar se frente al edificio de Sam. Percy volvió a sonreír suavemente, —Vamos, esperar afuera todo el tiempo no va a cambiar nada. Será mejor que terminemos de una vez.

Dean asintió y se acercó a la escalera de incendios. La escalera ya estaba bajada, así que simplemente subieron, escudriñando las ventanas en busca del apartamento de Sam. Finalmente lo encontraron y Dean abrió la ventana, entrando primero. Extendió una mano y ayudo a Percy a entrar.

Percy escaneó el área y decidió sentarse en una silla. Dean caminó por el apartamento, probablemente en busca de cerveza.

Después de un momento un hombre salió de una habitación, mirando la puerta rebordeada que Dean tenía detrás.

Dean entró en la habitación y fue atacado de inmediato. El hombre arremetió y agarró a Dean por el hombro. Dean apartó el brazo del hombre e intentó golpearlo, pero se agachó. Dean agarró al hombre del brazo, lo giró y lo empujó hacia atrás. El hombre trató de patear a Dean pero fue bloqueado, luego lo empujó de nuevo. Dean le dio un codazo al hombre en la cara y le dio una patada en la cabeza. Esquivó y lanzó otro puñetazo pero el hombre lo bloqueó, solo para ser derribado al suelo por Dean, sujetado por el cuello y la muñeca.

—Guau, tranquilo tigre —dijo Dean mirando a Percy. Percy asintió y encendió un interruptor de luz, sonriendo ante la expresión de desconcierto de Sam.

—¿Dean?

Dean se rio y Sam exclamó—: ¡Casi me matas del susto!

—Porque estás fuera de práctica —sonrió Dean todavía inmovilizando a Sam. Sam agarro la mano de Dean y tiró de él hacía abajo, golpeando su talón en la espalda de Dean y enviándolo al suelo—. O no.

—Ya déjame —dijo Dean sonriéndole a su hermano. Sam se bajó de Dean y lo agarró del brazo, tirando lo hacia arriba.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Sam.

—Solo buscaba una cerveza —dijo Dean sonriendo. Luego puso sus manos sobre los hombros de Sam, sacudiéndolo por un segundo y sonriendo.

—¿Qué estás haciendo aquí? —repitió Sam.

—Está bien. Está bien. Tenemos que hablar —dijo Dean mirando a Percy por un momento. Podía ver la preocupación en los ojos de su novio.

—Uh, ¿pudiste haber llamado? —Sam cuestionó.

—Si hubiera llamado, ¿Habrías respondido? —preguntó Percy acercándose para pararse junto a Dean, quién inmediatamente se relajó más. Sam pareció un poco alarmado, pero antes de que pudiera decir algo entró una mujer con unos diminutos pantalones cortos y una camiseta corta de los Pitufos.

—¿Sam?

—Jess. Eh. Dean, ella es mi novia, Jessica —dijo Sam luciendo muy confundido por todo esto.

—¿Él es tu hermano Dean? —Jess preguntó sonriendo. Inclinó su cabeza hacia Percy por un momento, luciendo un poco confundida antes de volverse a mirar a Dean de nuevo, quién se había acercado a ella.

—Me gustan los Pitufos. Y tengo que decirte que eres demasiado bonita para mi hermano —dijo Dean. Percy podía ver el humor en los ojos de su novio, y por el leve movimiento en la boca de Jess, Percy se imaginó que ella también lo veía. Sam, sin embargo, tenía una expresión pétrea en su rostro.

—Voy a cambiarme —dijo Jess notando la expresión en el rostro de su novio.

—No, no, no, no te molestes. En serio —sonrió Dean acercándose a Sam sin apartar sus ojos de Jess—. Ah, en fin, voy a robarte a tu novio para hablar de asuntos familiares. Pero, gusto en conocerte.

—No —dijo Sam caminado hacia Jess y envolviendo un brazo alrededor de su hombro—. Lo que quieras decir puedes decirlo enfrente de ella.

—Está bien —dijo Dean girándose incómodo para mirarlos a ambos—. Hum. Papá no ha vuelto en varios días.

—Seguramente ha trabajado mucho tiempo extra —dijo Sam confundido aunque parecía un poco preocupado—. Pero tendrá que volver tarde o temprano.

Dean miró sus zapatos un momento y Percy tomó su mano. —John estaba de cacería. Y no ha vuelto en varios días.

Sam los miro fijamente, inmutable.

—Jess, discúlpanos. Tenemos que salir.

...

Sam y Dean salieron a hablar mientras Percy exploraba el pequeño apartamento. Le resultó bastante fácil entablar una conversación con Jess y podía ver por qué le gustaba a Sam.

—Entonces, ¿Cómo conociste a Dean? —Jess preguntó entregándole un vaso de jugo de manzana.

—Estaba en Beloit, Wisconsin. Había estado haciendo autostop por Estados Unidos durante casi un año. Entré en el bar y allí estaba un tipo, Mark. Drogó mi bebida, y cuando me fui y comencé a tambalearme, me arrastró a un callejón. Dean me escuchó pedir ayuda. Probablemente me salvó la vida esa noche. Me llevó a su habitación de hotel para que me limpiara y después de eso nos volvimos inseparables —dijo Percy sonriendo mientras tomaba la taza.

Jess parpadeó, —¡Eso es horrible!

Percy se encogió de hombros, —No pasó nada. Dean llegó antes de que pudiera pasar algo. Además, me hice amigo del camarero y estoy bastante seguro de que consiguió que algunos de los clientes se ocuparan de Mark. Todavía está caminando, pero definitivamente cojea ahora.

Jess parpadeó y asintió. Hablaron de cosas normales por un tiempo, pero eventualmente Jess preguntó, —Entonces… ¿puedo preguntar algo personal?

Percy asintió y Jess continuo, —¿Dean y tú están en una relación? Quiero decir, sé que él coqueteó un poco conmigo antes, pero creo que estaba bromeando. Tú le agarraste la mano y él pareció mucho más cómodo.

Percy sonrió, —Hemos estado saliendo durante casi un año. Vaya, su padre estaba enojado. No creo que a John le haya agradado.

—¿Qué quieres decir?

—Bueno, cuando terminé mi viaje con John y Dean, John no me quería allí. Por supuesto, Dean logró convencerlo, pero hubo una gran discusión —Percy asintió lentamente y luego agregó—: Dean dice que fue peor que cuando Sam se fue a la universidad.

Jess enarcó las cejas, —Sam dice que eso fue realmente malo. Realmente no debes de agradarle a John.

—No sé. Le hizo todo un show a Sam por algo de lo que está orgulloso. En realidad está muy feliz de que Sam haya ido a la universidad, pero no lo admitirá. Sin embargo, lo vi sonreír cuando Dean le dijo que le estaba yendo bien —Percy sonrió.

Jess estaba a punto de hacer otra pregunta, pero Percy se rio de repente.

—¿Qué es gracioso?

—La imagen del Sr. McLean. Piper, su hija, odia tanto esa imagen. Puedo recordar cuando hizo todo un show en la cabaña L'Oreal por colgar este poster en todas partes. Fue muy gracioso —Percy sonrió feliz—. Los Stolls, los mejores bromistas que jamás haya conocido, colgaron imágenes de ese póster en todas partes. Se puso incómodo cuando los encontré en mi cabaña, pero Piper estaba tan enojada. Estoy seguro de que los hizo saltar al lago a punta de cuchillo, pero yo no estaba allí. Me hizo ayudarla a quitar todos los posters.

Jess sonrió y luego preguntó, —¿Así que conoces a Tristan McLean?

Percy asintió, —Sí. Su hija, algunas otras personas y yo hicimos este gran viaje por Europa juntos. Conocí al Sr. McLean después de ese viaje. Es un tipo realmente genial. Aunque no creo que Jason le guste demasiado.

—¿Quién es Jason?

—Jason es el novio de Piper —Percy explico—. No le gusta que un chico le haya robado el corazón a su hija de esa manera. Pero siguen juntos, incluso después de esa discusión hace un tiempo. Son adorables juntos.

Jess asintió y Percy le mostró una foto. Se sorprendió un poco al ver a Percy y varios otros chicos de pie con una chica que reconoció como la hija de Tristan McLean. Inclinó levemente la cabeza hacia el diverso grupo de chicos. Piper estaba de pie en el extremo izquierdo con un chico rubio. Tenía una pequeña cicatriz en su sonrisa y un extraño surco en su cabello. Tenía estos ojos azules electrizantes escondidos detrás de lentes dorados. A su lado había un chico latino de baja estatura que llevaba tirantes y una riñonera. Estaba cubierto con suciedad y grasa. Junto al chico estaba Percy, con su cabello negro rizado, comportamiento relajado y magníficos ojos verdes. Estaba un poco más pálido que el Percy parado ante Jess. A su lado había una chica de ojos grises calculadores. Se veía feroz, pero por otra parte era muy bonita. Su rostro pálido estaba enmarcado por rizos rubios miel y estaba sosteniendo la mano de Percy. Junto a ellos estaba un chico chino muy alto y musculoso que estaba cogido de la mano con una chica negra muy pequeña y linda. Jess se sorprendió al notar que la chica tenía hermosos ojos dorados. Junto a la chica había un chico aterrador. Sus ojos eran del color marrón más oscuro que jamás había visto en su vida y estaba extremadamente pálido. Su cabello era del negro era más negro y casi lo suficientemente largo como para ponerlo en una cola de caballo. A su lado estaba una chica de cabello oscuro de aspecto fuerte, que parecía poderosa y real. Junto a ella había un hombrecito sorprendente. Era el único adulto y vestía una sudadera, camisa y silbato. Tenía una perilla y una mata de cabello castaño. También sostenía un bate de béisbol de aspecto peligroso. La última en la fila era una chica que tenía los mismos ojos llamativos que el chico rubio. Por otra parte, no se parecía en nada a él. Su cabello era corto y oscuro, y su piel pálida estaba cubierta de pecas. Llevaba una diadema plateada en la cabeza y vestía ropa punk.

—¿Estás son las personas con las que fuiste de viaje? —Jess preguntó enarcando una ceja.

—Bueno, Nico, el chico de ojos muy oscuros, Reyna, la chica que parece que podría patearte el trasero, y Thalia, la princesa punk, nos encontraron en el camino. El entrenador Hedge era nuestro chaperón, pero tenía que ir y ayudar a Nico y Reyna con algo, así que pasamos el resto de nuestro viaje sin él.

Jess asintió, luego volvió a mirar la fotografía, —¿Quién es esa chica con la que estás cogido de la mano?

—Annabeth Chase, probable, no, definitivamente la persona más inteligente que jamás haya existido. Mi novia. Murió en ese viaje. En un accidente que hubo. Eso fue hace como dos años ya —Percy sonrió suavemente.

—Oh, lo siento mucho. No debería haberlo sacado a relucir…

—No, no, no te preocupes. He seguido adelante. Estoy saliendo con Dean ahora y no me arrepiento en absoluto. Estar en duelo por su muerte no le hace bien a nadie —Percy asintió todavía sonriendo feliz.

Jess frunció el ceño, luego vio que Percy realmente lo decía en serio, de una manera que nunca había visto a nadie.

—¿Cómo la conociste? —se aventuró probando para ver si Percy realmente estaba bien, que realmente lo decía en serio.

—Cuando tenía doce años, nuestro auto fue alcanzado por un rayo. Logré arrastrar a mi amigo y a mí a la Casa Grande, pero perdimos a mi mamá en el camino. La chica estaba allí. Ella fue lo último que vi antes de desmayarme. Cuando me desperté definitivamente lo primero que me dijo fue "babeas cuando duermes" —Percy sonrió y movió la boca casi inconscientemente.

Jess sonrió sin ver ninguna tristeza en la mirada de Percy. Estaba a punto de hacer otra pregunta, pero Sam y Dean volvieron a entrar.

...

—Jess es genial —le dijo Percy a Dean mientras esperaban a Sam en el auto.

—No puedo creer que le haya dicho eso —resopló Dean sonrojándose.

Percy se rio, —Aw, está bien. Ella sabe que no lo dijiste en serio. Es genial que coquetees cuando estas nervioso.

—¡No es genial!

—Tienes razón, es lindo.

—Percy.

—Quiero decir, absolutamente adorable.

—Percy, cállate.

—Rivalizas con los cachorros. Y gatitos. Bebés pandas y bebés normales. Oh, crías de focas y…

Dean interrumpió a Percy besándolo de repente. Un momento después, Dean se apartó y miró al sonrojado Percy.

—Percy, eres el lindo.

...

Percy estaba dormido en la parte trasera del Impala. Sam estaba en el asiento del pasajero, revisando una caja de cintas. Estaban en una gasolinera y Dean salió pronto con comida en la mano.

—¡Oye!

Sam se inclinó fuera del auto y miró a Dean.

—¿No desayunas? —Dean agitó una bolsa de fritos.

—No, gracias —Sam negó con la cabeza. Se sorprendió cuando Dean le arrojó una bolsa de fritos al chico dormido en la parte de atrás y aún más cuando este atrapó los fritos.

—¿Cómo hizo eso? —demandó Sam, volviéndose rápidamente hacia Dean.

—Es un semidiós. Uno poderoso —Dean se encogió de hombros.

—¿¡Percy es un semidiós?! —Sam levanto las cejas mirando a Percy levantándose aturdido.

—Síp. Hijo de Poseidón. Salvó al mundo al menos dos veces. No estamos del todo seguros. Parte de dos profecías importantes, lidero dos guerras y es la razón por la que ambas fueron ganadas —sonrió Dean.

No soy la razón por la que ganamos. Hubiera muerto un millón de veces si no fuera por mis amigos —Percy bostezó mientras abría la bolsa de fritos, metiendo se uno en la boca.

—Lo que tú digas —sonrió Dean caminando alrededor del auto hacia la bomba de gasolina.

—¿Cómo pagaste esas cosas? —preguntó Sam mirando los bocadillos—. ¿Sigues usando tarjetas de crédito falsas?

—Sí, bueno, la cacería no es una carrera productiva —se rio Dean volviendo a poner la boquilla en la bomba—. Además, si las solicitamos no es nuestra culpa que las envíen.

—¿Sí? ¿Y qué nombres utilizaron en la solicitud esta vez? —Sam cuestionó cerrando la puerta del auto.

—Ah, Burt Aframian —Dean se sentó en el asiento del conductor— y sus hijos, Hector y Howard. Sacamos tres tarjetas con ellos —cerró la puerta.

—Eso suena bien —Sam miró la caja llena de casetes en su regazo—. Sabes que, hermano, debes de actualizar tu colección de casets.

—¿Por qué? —Dean cuestionó. Percy se rio y articuló un te lo dije.

—Pues en prima porque son casets. Y en segunda —Sam levantó las cintas— ¿Black Sabbath? ¿Motorhead? ¿Metallica?

Dean tomó las cintas de Metallica y Sam dijo, —Todo esto está muy pasado de moda.

—Bueno, reglas de la casa, Sammy —Dean colocó la cinta en el reproductor y Percy habló con él— los demás oyen la música y el chofer la escoge —Percy lo dijo mucho más sarcásticamente que su novio y Sam le sonrió al semidiós.

Dean encendió el auto y Sam dijo, —Sabes que "Sammy" se acabó a los doce años. Ahora soy Sam, ¿oíste?

—Lo siento, no te oigo, la música está muy alta —gritó Dean por encima de AC/DC, y se fueron.

...

Percy apenas miró el letrero de JERICÓ 7 cuando pasaron volando. No podría haberlo leído aunque lo hubiera intentado. Aun así, pensó que probablemente estaban cerca.

Percy escuchó a Sam en el teléfono y lo miró con curiosidad. Realmente no se parecía mucho a su hermano, aunque aún podía ver el parecido. Ambos tenían características opuestas de sus padres, al parecer.

—Gracias —Sam colgó, sacando a Percy de sus pensamientos—. Está bien. Entonces, no hay parecido a papá en el hospital o la morgue —frunció el ceño—. Eso ya es algo, ¿no crees?.

Más adelante había un puente con dos autos de policía y oficiales en él.

—Mira eso —dijo Dean señalando con la cabeza a la policía en el puente

Percy miró desde el asiento trasero, parpadeando hacia el puente.

—Déjame salir —dijo Percy y Dean detuvo el auto.

—No hagas algo estúpido, Percy —dijo Dean—. No queremos tener que sacarte de prisión de nuevo, ¿verdad?

—Florecí en prisión. Me irá bien allí, ¿y no fuiste tú quién hizo que me arrestaran en primer lugar —Percy sonrió saliendo de la parte trasera del auto.

—¿Percy fue a prisión? —preguntó Sam mirando a Dean.

—Sí. Y definitivamente floreció.

...

Percy caminó por el costado del río, asegurándose de cubrirse con la niebla. Se detuvo en la orilla y la ninfa apareció a su lado.

—Hola —dijo en griego.

Ella comenzó sorprendida, —¿Puedes verme?

—Sí. Soy un semidiós. En fin, hubo un asesinato allá arriba. ¿Viste lo que pasó? Creemos que podría haber sido un fantasma, o un demonio o tal vez un monstruo —dijo Percy sonriendo.

La ninfa parpadeó un momento, confundida. No había hablado con un semidiós desde hace mucho tiempo y nadie le había preguntado sobre asesinatos.

—Hum. Nada, en realidad. Un auto se detuvo allí. No se ha movido y vino la policía. Vi sangre en él, pero ningún cuerpo —dijo y Percy asintió.

—Ah, gracias por tu ayuda, madame —dijo Percy, de pie y caminando a través del agua turbia, sin importarle el barro que la ninfa sabía que debía estar metiendo en sus zapatos.

—¡Espera! ¿Cuál es tu nombre? —la ninfa grito.

—Perseo Jackson, pero puedes llamarme Percy.

La ninfa estuvo a punto de desmayarse al oír el nombre de su héroe.

...

Percy caminó por el borde opuesto del puente. Pudo ver a Sam y Dean hablando con algunos oficiales.

Percy se movió en silencio hasta que notó que uno de los oficiales lo estaba viendo.

—¿Hay un cuerpo allí? ¿El cuerpo de Troy? Oh, Dios mío, eso es mucha sangre. Jesucristo, ¿qué diablos? —Percy exclamó de repente, captando mucha atención. Se acercó al auto con los ojos desorbitados falsamente—. Jesús, ¿por qué hay tanta sangre? ¿Dónde está Troy?

—Señor, no puede estar aquí —se le acercó un oficial.

—Maldita sea, cuando me dijeron que Troy había sido asesinado, pensé que simplemente era alguien cabreado con él. Ahora esto es un poco demasiado cabreado para mí —Percy se volvió al policía con los ojos muy abiertos.

El hombre no tenía ni idea de que Percy estaba fingiendo. Vio a este chico de fuera que conocía a Troy, presumiblemente de su familia, con ojos brillantes, amplios e inocentes. Le pareció que el chico acababa de llegar para investigar la muerte de un miembro de la familia.

—Señor, lamento su pérdida, pero tendrá que irse. Esta es una investigación de asesinato y nos comunicaremos con su familia cuando obtengamos más información —dijo el oficial.

—No, quiero ayudar, yo… —Percy se volvió hacia el auto y palideció de repente, luciendo un poco enfermo—. ¿Sabes qué? Realmente no debería estar aquí. No sé nada sobre investigaciones de asesinatos y lo que sea. Me… me iré. ¡Adiós!

Percy se dio la vuelta rápidamente y se alejó trotando.

—Espera, chico, ¿cómo te llamas? —gritó el oficial.

—¡Mason! ¡Mason Squire! —Percy grito, luego desapareció detrás de una curva en el camino.

Mason, pensó Percy, ha pasado tiempo desde que usé el nombre Mason.

...

Caminando hacia el cine, los cazadores ven a una chica clavando carteles en un tablero de corcho.

—Apuesto a que es ella —dijo Dean.

—Si —coincidieron Sam y Percy.

Se acercaron a la joven y Dean dijo, —Tu debes ser Amy.

—Sí —dijo la chica, Amy, mirando a los chicos. Se detuvo en Percy por un momento, confundida. Parecía muy joven. Un poco mayor que ella.

—Sí, Troy nos habló de ti. Somos sus tíos y ese es su primo. Yo soy Dean, él es Sammy y él es Percy.

—Él jamás los mencionó —dijo Amy alejándose. Los chicos la siguieron.

—Aja, si, así es Troy. No nos vemos mucho, vivimos en Modesto —dijo Dean.

—Lo estamos buscando y andamos preguntando —dijo Sam.

Otra joven se acercó a Amy y le puso una mano en el brazo. —Amy, ¿estás bien?

—Si —dijo Amy.

—¿Te podemos hacer un par de preguntas? —pregunto Sam.

...

En un pequeño restaurante, los cinco se sentaron en una mesa. Sam, Dean y Percy por un lado, Amy y la otra chica, Rachel, por el otro.

—Estaba el teléfono con Troy —dijo Amy—. Él iba a su casa. Dijo que me llamaría después y.… jamás lo hizo.

—¿Te dijo algo extraño o fuera de lo ordinario? —preguntó Percy, bebiendo de un batido de chocolate.

Amy negó con la cabeza, —No. Nada que yo recuerde.

—Lindo collar —dijo Percy.

Amy sostuvo su collar. Era un pentagrama.

—Troy me lo dio. Sobre todo para asustar a mis padres —se rio— con todas esas cosas diabólicas.

Sam se rio un poco y lo vio. Cuando volvió a levantar la mirada, dijo, —En realidad significa todo lo contrario. Un pentagrama es una protección contra el mal. Realmente poderoso. Quiero decir, si crees en ese tipo de cosas.

—Está bien. Gracias, Misterios sin resolver —dijo Dean. Se inclinó hacia delante, mirando a las chicas—. Escuchen esto chicas. Por como Troy desapareció algo no está bien. Así que si saben algo…

Amy y Rachel se miraron.

—¿Qué cosa? —preguntó Percy.

—Bueno, es que… —comenzó Rachel—. Con tantos hombres desaparecidos, muchos hablan.

—¿Y de qué hablan? —Sam y Dean dijeron al mismo tiempo. Percy las miró con cautela.

—Es una leyenda local —dijo Rachel—. Una chica fue asesinada en a Centennial hace décadas.

Sam asintió escuchando atentamente a Rachel.

—Y supuestamente sigue ahí —dijo Rachel—. Pide ayuda y quien la sube, pues, desaparece para siempre.

...

Percy observa a Dean intentar diferentes búsquedas en el Heraldo de Jericó en la biblioteca. Sabía que no sería capaz leer lo que apareciera, pero no apareció nada, así que no tuvo tanto problema.

—Déjame intentar —dijo Sam alcanzando el teclado.

Dean le dio un manotazo, —Yo lo hago.

Percy se rio cuando Sam apartó la silla de Dean.

—¡Oye! —Dean exclamó golpeando a su hermano en el hombro—. Quieres todo el control.

—Dean, definitivamente eres quien quiere tener todo el control —dijo Percy en griego, sonriendo ante el leve rubor en el rostro de Dean.

—Bueno, si quieres ser el de arriba, entonces puedes serlo —dijo Dean, sonrojándose furiosamente. Sam arqueó una ceja ante el griego y el sonrojo, aunque lo encontró todo adorable.

—Ah, no gracias. Nunca dije que no me gustaba cuando tú controlabas.

—¡Percy!

—Los espíritus iracundos vienen de muertes violentas, ¿cierto? —Sam se rio viendo cómo Dean se ponía más rojo. Por supuesto, también notó el rubor rosa en las mejillas de Percy.

—Sí —Dean dijo rápidamente.

—Tal vez no fue un homicidio —reemplazo "asesinato" por "suicidio" en el motor de búsqueda y apareció un artículo.

Dean leyó el artículo en voz alta para Percy, quien asintió en silencio. Sus hijos fueron encontrados ahogados en una bañera una hora antes de que ella se suicidara.

—Este es de 1981 —Sam esperó hasta que Dean terminó—. Constance Welch, de veinticuatro años, saltó del puente Pensilvania. Se ahogó en el río.

Había una foto de una mujer, Constance. Llevaba un vestido blanco sencillo y tenía el pelo oscuro y rizado.

—¿Ese puente no les es familiar? —preguntó Dean.

...

Los chicos caminaron a lo largo del puente, mirando por encima de la barandilla y al río.

—Así que aquí es donde Constance se tiró el clavado —dijo Dean y Percy le lanzó una mirada penetrante.

—¿Crees que papá estuvo aquí? —Sam miró a Dean.

—Sí, él seguía la misma historia y nosotros a él —dijo Dean sin dejar de caminar. Los chicos lo siguieron.

—Muy bien ¿y ahora qué? —preguntó Sam.

—Seguir hasta encontrarlo. Tomará un tiempo.

Sam dejó de caminar, —Dean, te dije que tenía que volver el lunes…

Dean se volvió hacia Sam, —El lunes. Sí. Tu entrevista.

—Si.

Percy vio que se estaba gestando una pelea. No quería ser parte de eso, así que caminó de regreso al auto. Se detuvo y miró por encima del borde del puente. Pudo ver a la ninfa antes de dejar que el agua fluyera entre sus dedos.

La vio durante un rato, escuchando las voces enojadas de los hermanos. Miró hacia atrás y vio a Constance. Ella estaba parada al borde del puente. Un momento después, ella se había lanzado.

Percy sabía que no había nada en el río. No sé molestó en mirar.

De repente, Percy se encontró de pie frente a unos faros brillantes. Al darse la vuelta, no vio a nadie en el auto. Retrocedió de inmediato.

El motor rugió y el auto se abalanzó sobre él. Percy no tuvo tiempo de hacer nada más que saltar.

Se las arregló para saltar el capó, pero rodó por la parte superior del auto. Cayó y rodó unas cuantas veces más, siseando por el repentino dolor.

...

Percy se puso de pie y escuchó un grito de la ninfa. Al instante, sintió un tirón en el estómago. Cuando sintió que Dean golpeaba el agua que había levantado, suspiro aliviado, apoyándose contra el costado del puente.

Se acercó al auto y vio que Sam hacía lo mismo.

—¿Estás bien? —preguntó Sam mirando al joven.

Asintiendo, Percy dijo, —Síp, todo bien.

Sin embargo, se rio cuando vio que Dean estaba cubierto de barro.

...

—¿El auto está bien? —Sam preguntó mientras todos se apoyaban en el capó.

—Sí, quien sabe que le hizo pero ya está bien ¡Esa chica Constance que se pudra! —gritó Dean luciendo enojado.

Percy sonrió suavemente, frotándose las raspaduras en sus manos. Dean entrecerró los ojos.

—Estás herido.

—Sólo unas raspaduras, eso es todo.

—Ella te golpeó con mi auto.

—Y casi lo salto. Está bien. Pondré curitas o algo en los rasguños más tarde, ¿de acuerdo? De todos modos, que se pudra Constance.

Sam se obligó a no reí del obvio cambio en la conversación, —No quiere que investiguemos, eso es seguro. ¿A dónde sigue el rastro desde aquí, genio?

Sam resopló de repente, mirando a Dean, —Apestas a caño.

—También se ve como uno

...

Percy estaba sentado en el auto, examinando sus cortes y raspaduras mientras Sam y Dean no estaban allí. Eran peores de lo que pensaba. Tenía las manos rojas y heridas. Sus brazos tenían cortes y moretones largos y dolorosos desde las muñecas hasta los codos. Una de sus rodillas tenía una herida grande y ensangrentada, y podía sentir la sangre goteando de su barbilla donde la había golpeado contra el suelo.

La puerta del auto se abrió de repente y Percy saltó sorprendido.

Dean lo miraba con los ojos entrecerrados, —No herido mi trasero. Vamos. Te limpiaremos en la habitación de papá.

Percy salió del auto, —¿La habitación de John?

...

Percy se dio una ducha mientras los demás examinaban la habitación de John. Había visto los papeles que cubrían la pared y los numerosos libros. También había un círculo de sal.

Percy miró fijamente sus heridas y deseó que se curaran. Había descubierto por las malas que las heridas infligidas por una bestia sobrenatural que no fuera griega no podían curarse por medios griegos. Por lo tanto, nada de curación divina ni ambrosía.

Muy pronto, el cubierto de lodo Dean entró a la ducha con él.

—¿Cómo están tus "raspaduras"? —Dean preguntó lavándose el cabello con champú.

—Están bien. Solo son raspaduras.

—Percy, tu sangre está en el piso de la ducha.

—Nada que algunos buenos vendajes no arreglen.

—Te dejará cicatrices.

—Más para la colección —Percy arqueó las cejas, saliendo de la ducha.

Dean había visto las cicatrices de Percy muchas veces. Lo aterrorizaron. Sabía de dónde venían todas. Todas. La crueldad de su padrastro. Los ataques de monstruos. El tiempo en el Tártaro. Dean había preguntado y Percy se lo había dicho.

Fue un poco aterrador saber que tu mejor amigo y amante había sido torturado por la eternidad. Era aterrador preguntarse de qué pesadilla viviente venía el mal sueño. Era aterrador imaginar la clase de dolor por el que había pasado.

Al salir de la ducha, Dean vio a Percy luchando por envolver las vendas alrededor de su rodilla. Tenía las manos arañadas y un poco hinchadas, y Percy hacía una mueca cada vez que intentaba envolver las vendas.

—Aquí, déjame ayudarte —dijo Dean arrodillándose frente a Percy. Envolvió cuidadosamente la gasa y las vendas alrededor de su rodilla, deseando que nada de esto le hubiera sucedido a Percy.

—Prácticamente como nuevo ya —dijo Percy poniéndose de pie. Dean arqueó una ceja sin sentirse impresionado.

—¿Qué? ¡Es solo una raspadura!

—Tu definición de raspadura es tan buena como una herida de bala.

—Las heridas de bala no son tan malas.

—Jesucristo.

Se vistieron y luego salieron del baño.

Sam se volvió para mirarlos, —¿Ustedes se duchan juntos?

—Oh, hacemos más que solo ducharnos juntos.

—¡Dean, es mi trabajo avergonzarte!

...

Percy y Dean salieron del motel planeando conseguir algo de comida. Sam había optado por no salir.

Percy estaba a punto de entrar en el auto cuando vio al recepcionista del hotel y a dos oficiales.

—Dean —dijo Percy frunciendo el ceño.

Dean los miró, murmuró algunas maldiciones y llamó a Sam.

—¿Qué? —demandó Sam.

—Sera mejor que te vayas —dijo Dean cuando los agentes comenzaron a acercarse a ellos.

—¿Qué harán ustedes? —Sam se puso de pie.

—Creo que ya nos vieron. Busca a papá —dijo Dean colgando.

—¿Algún problema? —Dean aplaudió sonriendo a los agentes.

—¿Dónde está su otra pareja? —preguntó el oficial Jaffe.

—¿Pareja? ¿Cuál? ¿Cuál pareja? —Dean sonrió.

Jaffe miró hacia la habitación del motel y la señaló. Hein, el otro oficial, se dirigió hacia ella.

—Ahora. Credenciales falsas, tarjetas falsas. Adolescente falso. ¿Tienen algo que sea real? —Jaffe los miró con una ceja enarcada.

Percy se encogió de hombros, —Soy un adolescente, en realidad.

Dean sonrió, —Mis tetas.

Hein golpeó a Dean contra el capó de su auto, esposándolo.

Percy se rió.

...

—¿Cuál es su nombre? —Percy le preguntó a Dean mientras el comisario entraba sosteniendo una caja.

—Ese —dijo Dean— es el comisario Pierce.

—Pierce. ¿Es algo listo? No parece muy listo.

—Niño —el comisario Pierce se sentó en una silla frente a ellos— ¿Eres retardado o algo? Tengo una identificación.

—Oh, soy muy retrasado. Además, disléxico. Pero si fueras listo lo sabrías.

—No sé si entienden la magnitud del problema que tienen —el comisario Pierce dijo.

—¿Estamos hablando del problema de delito menor? —Dean preguntó— ¿O está exagerando el problema?

—Tienen la cara de diez personas perdidas pegadas en su pared —dijo Pierce—. Junto con un montón de basura satánica. Oficialmente son sospechosos.

—Si tiene sentido —dijo Dean—. Porque cuando el primero desapareció en el 99 tenía tres años.

—Yo ni siquiera existía entonces —dijo Percy.

—Se que tienen cómplices. Uno de ellos es mayor. Tal vez el inicio todo esto. Así que díganme. Dean. Percy —Pierce arrojó un diario de cuero marrón sobre la mesa que ambos chicos reconocieron—. ¿Esto es de él?

Lo miraron en silencio, inmóviles. El comisario hojeó el diario y los chicos reconocieron los recortes de periódicos, las notas escritas, todo.

—Creo que esos podrían ser sus nombres —dijo Pierce mirando a Dean de cerca—. Estuve hojeando esto. En realidad no entendí nada, solo puras locuras.

Dean y Percy se inclinaron más cerca y Pierce dijo, —Pero encontré esto.

Dean + Percy 35-111

Se quedaron mirando la página con el rostro en blanco.

—Ahora —dijo Pierce—. Estarán aquí hasta que me digan exactamente lo que significa.

...

—No sé cuántas veces tenemos que decirlo —dijo Percy—. Es la combinación de mi casillero.

—¿Vamos a seguir así toda la noche? —Pierce miró a los chicos con el ceño fruncido.

Un oficial se asomó hacia la habitación, —Tenemos un 911. Disparos en Whiteford Road.

—¿Tienen que ir al baño? —preguntó Pierce.

—No —dijo Dean.

—Si —dijo Percy.

—Bien para Dean, mal para Percy —dijo Pierce esposándolos a ambos a la mesa. Un momento después se fue.

Dean tomó un clip del diario y rápidamente comenzó a abrir las esposas.

—Joder —Percy murmuró en voz baja—. Joder, joder, joder.

Dean asintió abriendo la esposa de Percy, —Joder.

...

Percy buscó a tientas con su teléfono, enviando una foto de John al resto de los semidioses.

Si ven a este hombre, por favor díganmelo de inmediato.

Obtuvo respuestas inmediatas y estaba agradecido de que nadie le preguntara demasiado. Los siete sabían exactamente lo que pasaba, les hablaba todas las noches.

—¿Sam? ¡Sam!

Percy levanto la cabeza de golpe, escuchando a Dean gritar desde la cabina telefónica. Cuando Dean golpeó el cristal supo que Sam había colgado.

Un momento después, estaban en camino a la antigua casa de Constance.

...

Percy no esperaba ver a Constance encima de Sam. Tampoco esperaba que Dean le disparara.

Disparó unas cuantas veces más y Percy agarró a Contracorriente, en forma de bolígrafo, preparado para golpear.

—Voy a llevarte a casa —dijo Sam.

Sam comenzó a conducir de repente rompiendo el costado de la casa.

Dean y Percy corrieron hacia el auto, deteniéndose en el lado del pasajero.

—¡Sam! —Dean gritó—. ¡Sam! ¿Estás bien?

—Eso creo… —Sam gimió.

—¿Te puedes mover? —preguntó Dean.

—Sí. Ayúdame.

Dean se asomó por la ventana y Percy vio a Constance levantar una fotografía enmarcada de ella y sus hijos.

—Dean —susurró Percy. Sam y Dean miraron hacia arriba y Constance los fulminó con la mirada. De repente, un buró se lanzó hacia ellos, inmovilizándolos a los tres contra el auto.

Dean agarró la mano de Percy cuando las luces empezaron a parpadear. Constance comenzó a mirar a su alrededor como loca y, eventualmente, todos vieron a los dos niños en lo alto de la escalera. El agua se derramaba por los escalones mientras ella se dirigía hacia ellos.

—Has venido con nosotros, mami —dijeron los niños. Desaparecieron de repente, luego reaparecieron detrás de Constance con la misma rapidez. La rodearon con sus brazos y ella comenzó a gritar. Su imagen parpadeó y se derritieron en un charco en el suelo.

Los chicos empujaron el buró lejos de ellos, caminando hacia el lugar donde Constance se había derretido.

—Aquí fue donde ahogó a sus hijos —dijo Dean.

Sam asintió, —Por eso no podía volver a casa. Tenía miedo de enfrentarlos.

—Hallaste su punto débil. Buen trabajo, Sammy —Dean golpeo en el pecho a Sam y Percy vio la expresión de dolor en su rostro mientras él se reía.

—Quisiera decir lo mismo de ti. ¿Qué querías ganar al dispararle en la cara, idiota? —Sam sonrió.

—Oye. Salvar tu trasero —dijo Dean.

De repente, AC/DC comenzó a sonar.

—Y te diré otra cosa. Si maltrataste mi auto —Dean se volvió hacia Sam—, te aniquilo.

Sam se rió.

...

—Aquí es donde fue papá —dijo Sam mirando el mapa en su regazo—. Se llama Blackwater Ridge, Colorado.

Dean asintió, —Suena encantador ¿Está lejos?

—Como a seiscientos kilómetros —dijo Percy mirando por encima del hombro de Sam y al mapa.

—Si corremos llegaremos en la mañana —dijo Dean. Percy lo miró confundido.

Sam miró a Dean vacilante. —Dean, yo…

—Tú no iras.

—La entrevista es en diez horas. Tengo que estar allí —Sam frunció el ceño.

—Te llevaré a casa —dijo Dean y Sam apagó la linterna.

Se sentaron en silencio.

...

Percy se sentó en el asiento cuando Sam salió, frunciendo el ceño. Podía ver la tristeza en el rostro de Dean.

—Llámame si lo encuentran —Sam se asomó por la ventana.

Dean asintió.

—Tal vez yo los vea luego, ¿sí?

—Sí, está bien —dijo Dean.

Sam se dio la vuelta y Dean se inclinó hacia la ventana, —¿Sam?

Sam se dio la vuelta y Dean dijo, —Hicimos un estupendo equipo allá.

—Claro.

Dean condujo.

...

Percy no se sorprendió al ver que Dean realmente no se alejó. Se trataba más de conducir fuera de la vista de Sam y estacionarse.

Dean presionó su cabeza contra el volante, tratando de ocultar las lágrimas en sus ojos de Percy.

—Sabes, cuando descubrí por primera vez que Luke me traicionó, todavía me preocupaba por él —susurró Percy—. Nunca olvidé que fue mi hermano. Incluso cuando estaba tratando de matarme —Percy se rió con torpeza—. Pero hubo pequeños momentos. Momentos en los que supe que se estaba conteniendo. En los que podría haberme matado fácilmente. Y recordé que yo siempre sería su hermano también —Percy frunció el ceño—. Se suicidó por nosotros. La gente dice que fue porque estaba tratando de hacer el bien. Intentando ser un héroe. Pero sé que no fue por querer salvar el mundo. Estábamos peleando y él me miró a los ojos. Ahí fue cuando cambió. Cuando se dio cuenta de que si quería ganar, tendría que matarme. Matar a Annabeth y a Grover. Matar a Thalia. Matar a su familia. Y él no podía hacer eso.

Percy agarró la mano de Dean, —Luke no podría vivir sin su familia. Y cada vez que los volviera a ver, no importa cuán lejos, lo llevaría a la muerte —se volvió para mirar a Dean—. Sam no se ha ido. Estará a kilómetros de distancia, pero esto te ha dado la oportunidad de llamar. Para simplemente hablar. Tú y él son como Luke y su familia. Peleando por cosas diferentes. Cosas opuestas. Pero nunca podrían lastimar al otro. Siempre siguen siendo familia.

Dean sonrió suavemente, apretando las manos de Percy. Luego miró hacia arriba y vio a través de la ventana de su dormitorio. Vio a Jess en el techo.

Salió de un salto del auto y Percy lo siguió rápidamente.

...

Dean derribó la puerta de una patada y Percy realmente no estaba prestando atención a lo que dijeron. Corrió por Jess. Sabía que Dean iba a sacar a Sam. Haría todo lo posible para sacar a Jess.

El fuego lo quemaba. Sabía que su piel se estaba llenando de ampollas, pero sabía que no podía dejar a Jess así.

Estaba pegada al techo y Percy tardó un poco en bajarla. Finalmente, se las arregló.

Luchó por levantarla en sus brazos quemados, tosiendo por el humo. Salió corriendo del apartamento mientras las llamas envolvían todo.

...

Percy se molestó por la gente de la ambulancia. Sabía que Sam y Dean lo estaban esperando, pero no lo dejaban irse.

—Señor, está cubierto de quemaduras graves, no podemos dejarlo ir —dijo uno de los paramédicos.

—Vendaré todo más tarde. Me voy a ir —dijo Percy levantándose y quitándose la manta de choque.

El paramédico alcanzó a Percy, pero Percy saltó fuera del camino, —No querrás irritar mis quemaduras agarrándome, ¿verdad? Me voy.

El paramédico lo observó mientras se marchaba. Se quedó mirando el cuerpo que habían recogido. Había visto al chico salir corriendo del edificio con el cuerpo.

Consideraba que el chico era un héroe.

...

Percy caminó hacia el auto viendo a Sam y Dean apoyados en el maletero.

—Vamos —dijo Sam—. Hay trabajo que hacer.