Will Carlton estaba sentado en la encimera terminando su cereal mientras Bill Carlton leía el periódico.
Sophie Carlton, hermana de Will e hija de Bill, entró en la cocina y besó a su padre en la mejilla, —Buenos días, papá.
—Buenos días, hija —respondió su padre. Sophie se dio la vuelta y se dirigió hacia el refrigerador.
—Con tanto ejercicio, Sophie, no creo —sonrió Will— que le gustes a los chicos.
—A las chicas no les gustan los que viven con papi —le sonrió Sophie a su hermano.
Will bebió lo último de la leche en su cereal, luego se bajó de la encimera, —Ja, ja, ja.
—Ja, ja —Sophie abrió la puerta para irse.
—Cuídate —dijo Bill.
—Claro que si —sonrió Sophie.
Sophie se paró en el muelle, siendo observada desde la distancia por Will. Se zambulló, nadando a cierta distancia antes de volver a tomar aire. Había escuchado algo en el agua, algo que sonaba como una risa, pero no podía ver nadie. Se sumergió de nuevo en el agua y volvió a oír el sonido. Volvió a subir, mirando a su alrededor pero sin ver a nadie. De repente, Sophie es arrastrada debajo de la superficie. Hubo burbujas y luego no hubo nada.
...
Sentado en una mesa en un restaurante, Dean circuló un obituario en el periódico. Percy estaba sentado a su lado, enviándole un mensaje a Leo sobre cómo no debería darle a Piper un kit de maquillaje para su cumpleaños. Leo seguía argumentando que a ella le encantaría el maquillaje.
Ambos chicos sabían que a ella no le gustaría.
—¿Necesitas otra cosa? —preguntó la camarera y Percy levanto la mirada. Dean le estaba sonriendo y puso los ojos en blanco.
—Solo la cuenta, por favor —dijo Sam.
—Sí —dijo Wendy alejándose.
Dean compartió una mirada con Percy, luego vio a Sam, —Sabes, Sam podemos divertirnos de vez en cuando —señaló a Wendy alejándose, y Percy tuvo que admitir que la camarera era atractiva—. Eso es divertido.
Sam se quedó mirando a Dean. Dean suspiró, entregándole a Sam el periódico. —Toma, mira esto, creo que tengo uno. Lago Manitoc, Wisconsin. Hace días Sophie Carlton, de dieciocho años, entra al lago y no sale. Las autoridades dragan el agua; nada. Sophie Carlton es la tercera ahogada en el lago este año. Ningún cuerpo fue encontrado. Hicieron un funeral hace dos días.
—¿Un funeral? —preguntó Sam.
—Sí, es raro, sepultaron una caja vacía —dijo Dean—. Para cerrar el ciclo.
—¿Ciclo? —Sam cuestionó—. ¿Cuál ciclo? Las personas no desaparecen, Dean. Otras personas dejan de buscarlas.
Percy hizo una mueca, mirando sus manos.
—¿Hay algo que quieras decirme? —Dean frunció el ceño.
—El rastro de papá —Sam movió su cabeza— se está enfriando cada día.
—Exacto —se burló Dean—. ¿Y qué debemos de hacer?
—No lo sé —Sam frunció el ceño—. Algo. Lo que sea.
—¿Sabes qué? —Dean negó con la cabeza—. Estoy harto de esa actitud. ¿Crees que no quiero hallar a papá tanto como tú?
—Sí, yo sé que sí, solo…
—Yo fui el que estuvo con el todos los días durante dos años mientras tú fuiste al colegio y fuiste a bailes. Hallaremos a papá, pero hasta entonces mataremos a todo lo malo entre hoy y entonces. ¿Está bien?
Sam puso los ojos en blanco y Percy se miró las manos. No le gustaba cuando los hermanos peleaban. Nunca sabía qué hacer o decir.
—Está bien, Lago Manitoc —dijo Sam levantando la mirada—. ¡Oye!
Dean desvió su atención de la camarera, —¿Eh?
—¿Está lejos?
...
Dean llamó a la puerta de la casa Carlton, Sam y Percy estaban detrás de él. Will abrió la puerta.
—¿Will Carlton? —Dean preguntó, mirando al chico.
—Sí, soy yo —Will miró a cada uno de ellos.
—Soy el Agente Ford —dijo Dean—. Él es el Agente Hamill —Sam asintió—. Y él es el Agente Grace —Percy hizo un gesto con la mano a modo de saludo—. De la agencia de fauna silvestre —levantó una identificación.
...
Will llevó a los chicos para ver a Bill sentado en el muelle, mirando el agua.
—Estaba como a unos cien metros —dijo Will—. Ahí fue donde la jalaron.
—¿Crees que no se ahogó sola? —preguntó Dean.
—Sí —Will frunció el ceño—. Es que era una experta nadadora. Prácticamente creció en el lago. Estaba tan segura ahí como en su tina.
—¿No hubo chapoteo? —Sam cuestionó—. ¿Ni señales de tensión?
—No, es lo que les digo.
—¿Viste alguna sombra en el agua? —Sam arqueó una ceja, mirando a Percy que estaba observando el agua, su rostro un poco más pálido de lo normal—. ¿Tal vez alguna forma oscura sobre la superficie?
—No —Will negó con la cabeza—. Ya les dije, estaba muy retirada.
—¿Has visto huellas extrañas en la orilla? —Dean preguntó, frunciendo el ceño a Percy.
—No —los ojos de Will se agrandaron—. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Qué creen que hay ahí?
—Te lo diremos si lo hallamos —respondió Dean, ahora frunciendo el ceño a Will. Volvió hacia el auto.
—¿Qué sabe tu padre? —preguntó Sam, y Dean se giró—. ¿Podemos hablar con él?
Will miró a Bill, luego se volvió, —Oigan, si no les importa… él no vio nada y aún está sufriendo mucho.
—Sí, entiendo —dijo Sam, y los hermanos se volvieron hacia el auto.
Percy todavía estaba observando el agua, su rostro pálido. No se movió, y Dean se volvió y llamó, —¿Agente Grace? —Percy lo miró y dejando escapar un suspiro tembloroso se movió para seguir a Dean al auto.
Se subió a la parte de atrás, estremeciéndose y dijo, —Ese lago está muerto.
...
Percy siguió en silencio a Sam y Dean a la oficina del comisario Jake Devins. Todavía estaba un poco más pálido de lo normal, y no podía quitarse de la mente la sensación que el lago desprendía. Sabía que no había ninfas en ese lago, lo cual ya era preocupante, pero parecía que algo muerto, malvado y hambriento había ocupado su lugar.
Percy se sentó en una de las sillas en la oficina de Jake, decidiendo sacar el mal de su mente por un momento y en su lugar trató de escuchar la conversación.
Sam se sentó en el asiento junto a él, y Dean se paró detrás de Percy, con una mano en el respaldo de la silla.
—No hay siquiera una tan grande para jalar a una persona, a menos que sea el monstruo del lago Ness —dijo Jake y los labios de Percy formaron una delgada línea.
—Sí —se río Dean—. Claro.
—Will Carlton estaba traumatizado y, a veces, la mente nos juega trucos. Aun así —Jake se sentó— dragamos todo el lago. Hicimos un barrido de sonar para estar seguros y no había nada ahí abajo.
Dean inclinó la cabeza, —Pero es extraño porque es el tercer cuerpo perdido este año.
—Lo sé —Jake frunció el ceño—. Eran personas de mi pueblo. Personas que yo estimaba.
—Lo sé —Dean le devolvió el ceño fruncido.
—En fin… —Jake suspiró—. Todo esto… ya no será ningún problema..
—¿Qué dice? —Percy preguntó en voz baja, y Dean apretó su agarre en la silla momentáneamente. No le había gustado la mirada pálida en el rostro de Percy antes.
—De la presa, por supuesto —Jake lo miró como si estuviera loco. Percy sonrió levemente ante el sonido de "presa" que trajo recuerdos de Zöe a su mente.
—Ah, la presa —dijo Dean—. Lo siento, el agente Grace todavía está en entrenamiento. Se suponía que tenía que investigar más de antemano.
—Ah —dijo Jake, viendo a Percy sonrojarse—. Se está derrumbando y los federales no nos darán dinero para repararla, así que abrieron las compuertas. En otros seis meses ya no tendremos lago. Ni un pueblo tampoco. Pero como agencia federal, ya sabían eso —Jake entrecerró los ojos con sospecha ante el todavía sonrojado Percy. Había notado que el color había regresado lentamente a sus mejillas y se preguntó por qué había venido tan pálido.
—Exacto —dijo Dean, palmeando a Percy en el hombro, mirándolo con ojos falsos entrecerrados.
Antes de que Dean pudiera fingir reprender a Percy, una joven, Andrea Barr, llamó a la puerta, —Lo siento, ¿interrumpo algo?
Sam y Percy se pusieron de pie, y Percy le dio un pequeño saludo.
—Puedo volver luego —dijo Andrea.
—Caballeros, ella es mi hija —dijo Jake sonriéndole a Andrea.
—Es un placer conocerla —Dean estrechó la mano de Andrea—. Soy Dean.
—Andrea Barr —sonrió Andrea—. Hola.
—Hola.
—Vienen de fauna silvestre —dijo Jake mirando a los dos—. Por el lago.
—Ah —la sonrisa de Andrea disminuyo levemente. Un niño, Lucas, el hijo de Andrea, rodeo a Andrea.
—Ah, hola —Percy miró a Lucas, sonriendo. Siempre había amado a los niños—. ¿Cuál es tu nombre?
Lucas se alejó sin decir nada. Andrea lo siguió y Percy ladeó la cabeza.
—Su nombre es Lucas —dijo Jake, con una mirada triste en su rostro. Percy los miró en la sala principal, Andrea le entregaba crayones al niño.
—¿Está bien? —preguntó Sam.
—Mi nieto ha sufrido mucho —dijo Jake—. Igual que todos —se puso de pie, moviéndose hacia la puerta de la oficina—. Bueno, si hay algo que pueda hacer por ustedes, por favor díganme.
Salieron de la oficina y Dean miró a Jake. —Gracias. Ah, sabe que, ahora que lo menciona, ¿podría algún motel económico?
—Motel Lakefront —Andrea miró a Dean—. De la vuelta a la esquina. Está a dos calles.
—A dos… ¿le importaría mostrarnos? —Dean sonrió, luciendo solo levemente confundido.
Andrea se rió, —¿Quieres que lo acompañe dos calles?
—Si no es problema.
—Voy hacia allá también —dijo Andrea, luego se volvió para mirar a Jake—. Volveré a recoger a Lucas a las tres —se giró para mirar a Lucas, besándolo en la cabeza—. Iremos al parque, ¿está bien, cariño?
Dean se despidió de Jake mientras se iban, y Jake asintió.
—Gracias otra vez —dijo Sam, mirando a Jake.
...
—Es un lindo niño —dijo Dean, caminando más rápido para alcanzar a Andrea.
—Gracias —dijo Andrea, y cruzaron una calle. Percy y Sam escucharon con las cejas arqueadas.
—Los niños son fantásticos, ¿eh? —Dean sonrió y Percy casi se atragantó.
Andrea miró a Percy, ignorando a Dean. Siguieron caminando y se detuvieron frente a un edificio llamado Motel Lakefront.
—Ahí está —dijo Andrea—. Como dije, dos calles.
—Gracias —dijeron Sam y Percy.
Andrea se volvió hacia Dean. —Debe ser su sentido de dirección, nunca podrá encontrar una frase de atracción —Percy se echó a reír y Andrea empezó a alejarse—. ¡Disfruten su estancia!
—¿"Los niños son fantásticos"? —Sam cuestionó, sosteniendo a Percy para evitar que se cayera y se riera—. No te gustan los niños.
—Amo a los niños —frunció el ceño Dean.
—Nombra a tres niños que conozcas —sonrió Sam.
Dean lo pensó por un momento, —Jane de la cabaña de Dionisio, Haley de la cabaña de Cadmo y Adam de la cabaña de Atenea.
—Niños que conozcas sin que Percy te los haya presentado —corrigió Sam.
Dean parpadeó, frunciendo el ceño a Sam. Se rascó la cabeza y Sam se rió, arrastrando a Percy al motel con él.
—¡Estoy pensando! —Dean dijo, siguiéndolos.
...
Percy estaba sentado en la cama de Dean, escribiendo apresuradamente en un cuaderno. Estaba escribiendo los nombres de diferentes monstruos que conocía, luchando por hacer coincidir cualquiera con la sensación de muerte que obtuvo del lago. No estaba funcionando.
Dean estaba revisando sus ropas a su lado, revisando cuales estaban limpias y cuáles no. Le daba una sonrisa tranquilizadora a Percy cada pocos minutos, viendo el pánico que sabía que su novio sintió desaparecer por un momento.
Sam estaba sentado en una mesa junto a la ventana, buscando en su laptop, —Son tres las víctimas de este año.
—¿Y antes de eso? —preguntó Dean.
—Eh, sí —dijo Sam, mirando la pantalla de su computadora—. Seis más dispersas en los últimos treinta y cinco años que tampoco fueron recuperadas. Si hay algo allí, está aumentando el ritmo.
Dean arrojó una camisa sobre la cama, —¿Tenemos un monstruo del lago hambriento?
—Esa teoría del monstruo del lago —frunció el ceño Sam— no me convence.
—Ah, a mí tampoco me convence —murmuró Percy, tachando Kappa de su lista.
—¿Por qué? —Dean se acercó, mirando la pantalla detrás del hombro de Sam.
—Del lago Ness, el Lago Champlain, hay literalmente cientos de relatos de testigos, pero aquí, casi nada —Sam volvió a mirar la pantalla—. Lo que sea que hay ahí, nadie ha vivido para contarlo.
Sam se desplazó a lo largo de la sección de comentarios del artículo, y Dean dijo de repente, —Espera, Barr, Christopher Barr. ¿En dónde he escuchado ese nombre?
—Christopher Barr, la víctima en mayo —dijo Sam, haciendo clic en un enlace que condujo a una nueva página. En la parte superior había una foto de un oficial de policía con Lucas, que estaba envuelto en una toalla—. Ah. Christopher Barr era el esposo de Andrea, padre de Lucas. Al parecer el padre llevo a Lucas a nadar. Lucas estaba en una plataforma flotante cuando Chris se ahogó. Dos horas después el niño fue rescatado —amplió la imagen—. Tal vez si hay un testigo después de todo.
—Con razón está tan afecta —Dean frunció el ceño—. Ver morir a uno de tus padres no es algo que se supere.
...
La mayoría de los niños que estaban en el parque estaban jugando y riendo. Lucas no lo estaba, en su lugar había elegido sentarse en uno de los bancos para colorear y jugar con soldaditos de juguete. Andrea lo observaba desde otro banco, con una mirada triste en su rostro.
—¿Podemos sentarnos? —preguntó Sam.
Andrea levanto la mirada y, al ver a los tres chicos allí, dijo, —Estoy aquí con mi hijo.
—Ah —Dean miró al niño—. ¿Puedo saludarlo?
Andrea se encogió de hombros y Dean se acercó a Lucas.
—Díganle a su amigo que todo ese esfuerzo no va a funcionar —dijo Andrea, mirando a Dean y Lucas.
Percy se sentó a su lado en el banco, —Yo no creo que sea por eso —sonrió suavemente, viendo a Dean hablar con el niño. Se sorprendió al ver que incluso dibujo con él.
Dean le tendió el dibujo que dibujó a Lucas y dijo diferentes partes de ella. Cuando Lucas no dijo nada, sonrió gentilmente y regresó.
Percy vio a Lucas recogiendo el dibujo de Dean.
—Lucas no ha dicho una palabra —dijo Andrea mientras Dean se acercaba—, ni siquiera a mí. No desde… desde el accidente.
—Lo sabemos —dijo Dean—. Lo siento.
Andrea asintió con una sonrisa triste en su rostro.
—¿Y qué dicen los doctores? —preguntó Sam.
—Que eso es por estrés postraumático.
—No debe ser fácil —dijo Sam—. Para ustedes.
—Nos mudamos con papá —asintió Andrea lentamente—. Él ayuda mucho. Solo que… cuando pienso en lo que Lucas vivió, lo que vio…
Andrea se calló y Dean sonrió. —Los niños son fuertes. Se sorprendería de lo que resisten.
Lucas se puso de pie, dirigiéndose hacia el grupo. Lo miraron de cerca.
—Saben, él tenía una buena vida —dijo Andrea, con una expresión triste en su rostro—. Era bastante activo, a decir verdad. Ahora se sienta ahí. Hace esos dibujos, juega con esos soldaditos. Y yo quisiera…
Llegó Lucas con un dibujo en sus manos.
—Hola cariño —dijo Andrea, con una brillante sonrisa en su rostro. Lucas no dijo nada, en cambio le entregó el dibujo a Dean.
—Gracias —Dean sonrió ante el dibujo de una casa—. Gracias, Lucas.
Lucas volvió a su banco.
...
Dean estaba sentado en la cama de su motel, con la cabeza de Percy en su regazo. Pasó sus dedos por el cabello del semidiós dormido, con una suave sonrisa en su rostro.
Sam abrió la puerta del motel y vio a Dean y Percy. Su boca se torció en una sonrisa, y la obligó a bajar cuando Dean lo miró.
—Bueno —dijo Sam—, creo que ya podemos descartar a Nessie.
—¿Sí? ¿Por qué? —Dean preguntó, todavía pasando sus dedos por el cabello de Percy.
Sam se sentó en la cama frente a los chicos, —Acabo de pasar por la casa de Carlton. Había una ambulancia allí. Will Carlton está muerto.
—¿Se ahogó? —Dean arqueó una ceja.
—Sí —dijo Sam—. En la cocina.
—¿No es cierto? Entonces tienes razón, no es una criatura. Es otra cosa.
—Sí, pero ¿qué? —preguntó Sam—. Esa cosa aterroriza a Percy y ni siquiera sabe lo que es.
Dean asintió, mirando a Percy, —No lo sé. ¿Un espectro, tal vez? ¿Algún demonio? Debe ser algo que controla el agua… agua que viene de la misma fuente.
—El lago —parpadeó Sam.
—Sí —asintió Dean.
—Eso explicaría por qué están aumentando los muertos —Sam frunció el ceño—. El lago se está drenando. Estará seco en unos meses. Sea lo que sea y lo que quiere, se le agota el tiempo.
—Y si entra por los tubos, llegare con cualquiera en cualquier parte —Percy se sentó, frotándose los ojos atontado, sorprendiendo a los hermanos—. Aprendí eso de Harry Potter.
—Eso pasara otra vez pronto —dijo Dean, lamentando la pérdida de la calidez de Percy, sin darse cuenta de que el semidiós estaba haciendo lo mismo.
—Y sabemos que otra cosa es segura —dijo Sam—. Que esto tiene algo que ver con Bill Carlton.
—Sí, le quito ambos hijos.
—Y estuve preguntando —Sam asintió—. El papá de Lucas fue ahijado de Bill Carlton.
—Vayamos con Bill Carlton.
...
Bill Carlton estaba sentado en un muelle junto al lago, observando el agua con una mirada vacía en su rostro.
—¿Sr. Carlton? —preguntó Sam, los chicos se acercaron a él y vieron a Bill levantar la mirada—. Queremos hacerle unas preguntas, si no le importa.
—Somos del Departamento… —comenzó Dean.
—No me interesa quienes sean —dijo Bill en tono vacío—. Ya contesté muchas preguntas hoy.
—Su hijo dijo que vio algo en el lago. ¿También usted? —Sam preguntó de todos modos—. ¿Ha visto algo ahí? Sr. Carlton, la muerte de Sophie y la de Will… creemos que puede haber una conexión con usted o su familia.
—Mis hijos se fueron —dijo Bill con voz hueca—. Es… es peor que morir. Váyanse. Por favor.
Sam y Dean se giraron para irse, y Dean agarró el brazo de Percy ya que observaba el agua con el mismo rostro pálido. Murmuraba algo en griego acerca de que tenía hambre y Dean estaba preocupado.
—¿Tú qué crees? —preguntó Sam, volviéndose hacia Dean y evitando la mirada aterrorizada de Percy.
—Creo que el pobre vive un… —se calló, mirando a Percy e ignorando la confusión de Sam—. Y que no nos está diciendo algo.
Sam se apoyó en el capó del Impala, notando el agarre mortal que Percy tenía en la mano de Dean, —¿Y ahora qué?
Dean se quedó inmóvil de repente, mirando la casa Carlton.
—¿Qué cosa? —preguntó Sam.
—Ju —se quedó mirando—. Tal vez Bill no es el único que sabe algo —sacó el dibujo que Lucas le había dado del bolsillo de su chaqueta, mostrándoles a Sam y Percy el dibujo de la casa Carlton.
...
—Lo siento, pero no creo que sea buena idea.
—Necesito hablar con él —dijo Dean, mirando a Andrea—. Sólo por un momento.
—Él no dirá nada —Andrea negó con la cabeza—. ¿En qué va a ayudar?
—Andrea, creemos que más personas morirán —Sam frunció el ceño—. Creemos que algo está pasando ahí.
—Mi esposo, los otros, solo se ahogaron —Andrea se abrazó a sí misma, luciendo triste de nuevo—. Es todo.
—Si eso es lo que realmente piensas, nos iremos —dijo Dean—. Pero si cree que haya una posibilidad de que algo más esté pasando, déjeme hablar con su hijo.
...
Percy estaba sentado en la sala de estar de Andrea, con un vaso de jugo de manzana en la mano. Supuso que la única razón por la que ella lo había invitado a entrar era porque estaba muy pálido.
Estaba enojado consigo mismo. No podía entender todo este asunto del lago, y no ayudaba que apenas pudiera mirar el lago sin querer salir corriendo y gritando. Eso pasaría si tan solo pudiera hacer trabajar sus piernas.
Percy nunca había visto algo así antes. Sabía que eran las emociones que flotaban en el lago en olas terribles y hambrientas. Las había visto en los rostros de monstruos y hombres, sin embargo, esto parecía molestarlo. Maldijo sus poderes de Poseidón, desando no poder sentir lo que sentía el lago.
Deseando no saber lo significaba estar tan hambriento de algo que no era comida. Hambriento de la muerte de personas en la forma en la que estaba el lago.
Podía sentir sus emociones y lo aterrorizaba. Le aterrorizaba saber que sería tan fácil y reconfortante arrojar a Bill Carlton a ese lago.
La emoción hizo que a Percy le costara respirar.
...
Percy estaba sentado en el asiento delantero del Impla con la mano de Dean descansando sobre su muslo. Sabía que su novio no entendía lo reconfortante que era tenerlo allí, a su lado.
Sam estaba sentado en la parte de atrás, mirando el dibujo que Lucas le había dado a Dean. Percy lo miró y supo que tenía un iglesia, una casa amarilla y un niño con una bicicleta roja. No le parecía una gran pista.
—Andrea dijo que él nunca dibujó así hasta que su papá murió —dijo Dean, mirando a Sam por el espejo retrovisor.
—Hay casos donde una experiencia traumática puede hacer a ciertas personas más sensibles a premoniciones, tendencias psíquicas —dijo Sam desde atrás y Percy se preguntó dónde estaban sus poderes psíquicos.
—¿Qué tal si Lucas está conectado con esa cosa? —Dean teorizó—. Por qué cuestión de tiempo para que otro se ahogue, así que si tienes una idea mejor, habla.
—De acuerdo, hay que buscar esta casa.
—El problema es que hay como mil casas como esta en este condado.
Sam miró el dibujo, —¿Ves esta iglesia? Apuesto a que hay menos de mil como esas aquí.
—Aja, el colegial se cree muy listo —se burló Dean, con el humor entrelazando su voz.
—Oye, hum… —comenzó Sam—. Lo que dijiste sobre mamá… no lo habías dicho jamás.
—Es lo que siento —dijo Dean, mirando al espejo de nuevo—. Oh dioses, no nos vamos a abrazar ni nada, ¿eh?
...
—Perdón por molestarla, señora, pero ¿vive un niño aquí, por casualidad? —Dean preguntó, de pie dentro de la casa amarilla del dibujo. Detrás de ellos estaba la iglesia, que Sam estaba feliz de haber encontrado—. Que tiene una gorra azul y una bicicleta roja.
—No, señor —dijo la Sra. Sweeney, la anciana frente a ellos—. No desde hace mucho tiempo. Peter desapareció hace treinta y cinco años.
Percy tomó una foto de Peter, un niño de cabello castaño, y frunció el ceño.
La señora Sweeney suspiró, —La policía jamás… Yo jamás tuve idea de lo que pasó. Sólo desapareció —Sam señaló a Dean y Percy un grupo de soldaditos en una mesa, y la Sra. Sweeney continuó—. Perderlo… sabe, es… peor que morir.
—¿Él desapareció de aquí? —Dean miró a Sam y Percy—. ¿De esta casa?
—Él debía montar su bicicleta directo a casa después de clases, y nunca más apareció.
Dean asintió, tomando una foto de Peter y otro niño. Leyó el reverso de la foto, —Peter Sweeney y Bill Carlton, mil novecientos setenta.
...
Bill estaba sentado en el muelle, hablando solo.
—Tomaste todo, a todos —dijo mirando el agua—. No me queda nada. No entendía. No lo creía. Ahora ya lo creo. Creo que por fin sé lo que quieres.
Al mismo tiempo que Bill dijo esto, Percy palideció de repente, sintiendo que el hambre crecía y zigzagueaba a través de las tuberías de los edificios y el suelo a su alrededor.
...
Ninguno de los dos notó el repentino miedo de Percy.
—Entonces ese muchacho Peter Sweeney desaparece, y eso está conectado con Bill Carlton de algún modo —dijo Sam.
—Sí, y Bill parece ocultar algo —Dean dijo. Percy, todavía escondido en la parte trasera del auto, se estremeció, poniendo su cabeza entre sus rodillas, tratando de calmar su respiración.
—Y las personas que ama Bill están siendo castigadas —agregó Sam.
—¿Qué tal si Bill le hizo algo a Peter?
—¿Qué tal si Bill lo mató?
—El espíritu de Peter estaría furioso —asintió Dean—. Querría vengarse, es posible.
Percy finalmente logró calmarse un poco, —Bill está en problemas.
...
Percy se había negado a dejar el auto una vez que llegaron al lago, preocupado de que pudiera hacerle algo malo a Bill. La ira estaba empezando a lastimarle la cabeza, y solo quería que se fuera.
En cambio, vio a Bill conduciendo hacia el lago en su bote, con una mirada determinada en su rostro. En el momento en que vio como el bote se volcó en el aire y en el que Bill fue arrastrado bajo el agua, Percy supo que se había ido.
...
Los chicos y Jake entraron por la puerta, Percy aún pálido. No había podido decir nada desde que Bill murió y no sabía cómo expresar la repentina ira que sentía hacia Jake. Le aterrorizaba y quería advertirles, pero su boca no cooperaba y apenas podía hacer que sus piernas se movieran.
—Sam, Dean, Percy —Andrea se puso de pie, colocando sus cosas en su silla. Junto a ella, Lucas se balanceaba hacia adelante y hacia atrás en su asiento—. No esperaba verlos aquí.
—¿Ya se hablan por su nombre? —Jake miró a Andrea, ceñudo—. ¿Qué haces aquí?
—Te traje tu cena —dijo Andrea.
—Oh, lo siento, hija, pero ahora no tengo tiempo.
—Oí lo de Bill Carlton. ¿Es cierto que algo está pasando en el lago? —Andrea miró a Jake.
—Aún no sabemos cuál es la verdad —Jake movió su cabeza—. Pero yo creo que es mejor que tú y Lucas se vayan a casa.
Lucas levantó la vista de repente, gimiendo. Claramente estaba aterrorizado, y se levantó de un salto, agarrándose del brazo de Dean.
—Lucas, oye, ¿qué tienes? —Dean preguntó suavemente, frunciendo el ceño ante el miedo en los ojos de Lucas. Lo había visto en Percy durante gran parte de este viaje—. Lucas.
Andrea se arrodilló junto a su hijo y Dean continuó, —Lucas, está bien. Está bien. Lucas. Lucas, está bien. Está bien.
Andrea alejo a Lucas de Dean y caminaron hacia afuera. Lucas nunca apartó sus ojos de Dean.
Jake tiró su chaqueta a un lado y entró en su oficina, los chicos lo siguieron, —Quiero dejarlo claro… ¿ustedes vieron que algo ataco el bote de Bill, lanzando a Bill, quien es un buen nadador por cierto, al agua y no lo volvieron a ver?
Dean miró a Sam y Percy, —Sí. Es un buen resumen.
—¿Y yo debo creer eso aun cuando ya revisamos todo ese lago y lo que ustedes describen es imposible? Y que no son de Fauna Silvestre.
La expresión de Dean cambio a una de sorpresa.
—Así es. Investigué —dijo Jake—. El departamento no sabe nada de ustedes tres.
—Ves, podemos explicar eso —dijo Dean rápidamente.
—Basta —Jake frunció el entrecejo— Por favor. La única razón por la que siguen libres es que uno de los vecinos de Bill lo vio saliendo en ese bote antes que ustedes. Así que tenemos un par de opciones aquí. Puedo arrestarlos por suplantar oficiales del gobierno y retenerlos como testigos en la desaparición de Bill Carlton. O podemos recordar esto como un mal día, se suben a su auto y ponen este pueblo en su retrovisor y no los vuelvo a ver en mi puerta otra vez.
—La número dos suena bien —dijo Sam.
—Han elegido bien.
...
El momento en el que Dean vio a Percy tensarse en la parte trasera del Impala, supo que no podrían salir del pueblo. Sabía que algo malo estaba pasando. Sabía que Percy podía sentirlo, incluso desde allí.
Dio vuelta al auto, ignorando a Sam.
...
—Dean, este trabajo ya se acabó —Sam dijo.
—No estoy seguro —Dean sacudió su cabeza.
—Si Bill mató a Peter Sweeney, y el espíritu de Peter ya se vengó, es caso cerrado —Sam frunció el ceño—. El espíritu debe estar en paz.
—¿Qué tal si nos vamos y esto no ha acabado? —Dean reclamó—. ¿Qué tal si no vimos algo? ¿Qué tal si hay más muertos?
—¿Pero por qué crees eso?
—Porque Lucas estaba asustado —Dean dijo—. Y mira a Percy —Percy tenía su cabeza entre sus piernas y respiraba pesadamente. Sus brazos estaban envueltos alrededor de sí mismo, y estaba murmurando algo que ellos no podían comprender.
—¿Es lo que te preocupa? —Sam movió su cabeza. Atribuyo ambos a malos recuerdos.
—No quiero irme de aquí hasta saber que él está bien —Dean frunció el ceño.
—¿Quién eres? —Sam sonrió—. ¿Y qué hiciste con mi hermano?
Dean miró a Sam, —Cállate.
...
El momento en que se detuvieron frente a la casa de Andrea, Percy saltó fuera del auto. Golpeó con su puño la puerta y Lucas la abrió, aterrorizado.
—¿Lucas? ¡Lucas! —Dean miró al niño. Percy ya había subido corriendo las escaleras. El agua se acumulaba alrededor de la puerta y Percy la abrió de una patada. Sam y Dean pronto estuvieron con él.
Dean se quedó con Lucas fuera del baño y Sam luchó por sacar a Andrea de la bañera. Percy lo miró fijamente, el miedo y la ira latían por sus venas.
—¡Percy! —Sam rugió—. ¡Ayúdame!
Percy siguió adelante, metiendo las manos en el agua y agarrando a Andrea. En el momento en que la agarró, el marrón turbio desapareció solo para que pronto se oscureciera de rojo con sangre. La sacaron de la bañera y Percy se sentó pesadamente en el suelo, mirando furioso los arañazos rojos que decoraban sus brazos desde donde los había metido en el agua.
Estaba temblando terriblemente.
...
Se sentaron en la sala de estar de Andrea, Dean rodeó a Percy con el brazo mientras miraba a Andrea. Sam miró los cuadernos en los estantes.
Percy se quedó mirando los vendajes en sus brazos, mirando el rojo pálido y débil que había quedado manchado. Esa agua era maligna. En el momento en que Percy la tocó, retrocedió con más odió del que Percy había visto. El agua lo había atacado.
—No tiene ningún sentido —Andrea empezó a llorar—. Voy a enloquecer —metió su cabeza entre sus manos.
—No, no creo —Dean le sonrió suavemente—. Dime que pasó. Dime todo.
—Oí… Creo que oí… Era como una voz.
—¿Qué decía? —Sam preguntó.
—Decía… decía "ven a jugar conmigo" —empezó a sollozar—. ¿Qué está pasando?
Sam sacó uno de los álbumes de la estantería y lo hojeó. Se detuvo en una fotografía, mirándola por un momento, antes de colocarla frente a Andrea.
—¿Reconoces a los niños de esta foto? —Sam preguntó, mirando la foto de la Tropa de Exploradores 37.
—¿Qué? —Andrea levanto la mirada y luego la bajo a la fotografía—. Hum, hum, no. Yo no… bueno, excepto a mi papá que está ahí. Debe tener 12 años.
Movió su dedo a una fotografía de Jake cuando era niño. Junto a él estaba Peter.
—La muerte de Chris Barr —Dean miró a Sam—. La conexión no era con Carlton, era con el comisario.
—Bill y el comisario. Tuvieron relación con Peter —Sam asintió.
—¿Qué paso con Chris? —Andrea cuestionó—. ¿Y mi papá? ¿De qué están hablando?
Dean miró de reojo, —¿Lucas? —lo vio parado mirando por la ventana—. Lucas, ¿qué tienes?
Lucas abrió la puerta y todos lo siguieron, aunque Percy no soltó la mano de Dean. Estaba tan cerca del lago y la ira palpitaba en su cabeza.
Lucas se detuvo de repente, mirando al suelo y luego a Dean.
—Tú y Lucas vuelvan a la casa, y quédense ahí —Dean miró a Andrea. Andrea condujo a Lucas a la casa, los chicos sacaron palas del Impala y empezaron a cavar. Después de un momento, la pala de Sam chocó con algo y empezaron a cavar con sus manos, revelando una bicicleta roja.
—La bicicleta —Sam dijo.
—¿Quiénes son ustedes?
Los chicos se giraron para ver a Jake con una pistola apuntando los. Percy sintió una oleada de ira y la reprimió.
—Baje el arma, Jake —Percy dijo lentamente. Soltaron las palas y Dean miró a Percy con preocupación. No había dicho una palabra antes de esto.
—¿Cómo sabían que estaba ahí? —Jake demandó.
—¿Qué pasó? —Percy siseó—. ¿Usted y Bill mataron a Peter? ¿Lo ahogaron en el lago y enterraron la bicicleta? No puede sepultar la verdad. Nada queda sepultado.
—No sé de qué estás hablando —Jake frunció el ceño.
—Usted y Bill mataron a Peter Sweeney hace treinta y cinco años —Percy le devolvió el ceño—. De eso es de lo que estoy hablando.
Andrea corrió hacia ellos de repente, —¡Papá!
—Y ahora tienen a un espíritu muy molesto —Percy siseó aún ceñudo.
—Se va a llevar a Andrea y a Lucas, a todos los que ame —Sam agregó—. Va a ahogarlos, y arrastrara sus cuerpos dios sabe a dónde para que sienta mismo el dolor que la madre de Peter. Y luego, después de eso, lo tomara a usted. Y no parara hasta asesinarlo.
—¿Sí? ¿Y cómo lo sabe eso? —Jake se mofó.
—Porque es lo que le hizo a Bill Carlton —Sam dijo.
—Lo que están diciendo es absurdo —Jake sacudió su dicho mirando entre Sam y Percy—. Están locos.
—No me importa lo que crea de nosotros —Dean frunció el entrecejo—. Pero si quiere destruir a ese espíritu, tenemos que hallar sus restos, salarlos y volverlos ceniza. Dígame que sepultaron a Peter en algún lado y que no lo dejaron en el lago.
Percy se puso rígido de repente, lleno de esa misma rabia, pero estaba dirigida a otra persona ahora. Estaba confundido. Estaba aterrorizado.
—Papá, ¿todo eso es cierto? —Andrea pidió.
—No —Jake dijo lentamente—. No los escuches. Son mentirosos y peligrosos.
—Algo trato de ahogarme —Andrea susurró—. Chris murió en el lago. Papá, mírame —Jake la miró y Andrea continuó—. Dime que no asesinaste a ninguna persona —Jake aparto la mirada—. Por Dios.
—Bill y yo estábamos en el lago —Jake dijo suavemente—. Peter era el más pequeño y lo molestábamos, pero esa vez no medimos. Sosteníamos su cabeza bajo el agua. No queríamos, pero fue demasiado tiempo y se ahogó. Dejamos ir el cuerpo y se hundió.
—Oh, Andrea, éramos niños. Y nos asustamos. Fue un error. Pero, Andrea, decir que tengo que ver con los ahogamientos, con Chris, ¿debido a un fantasma? No es racional.
—Ahora escúcheme —Dean frunció el ceño—. Ustedes tienes que alejarse de este lago lo más que puedan ahora.
Andrea giró su cabeza, viendo a Lucas inclinado sobre el costado del muelle, extendiendo su mano. Ella jadeó.
Todos se volvieron a ver a Lucas. Percy comprendió de repente de dónde venía la ira y corrió. No podía dejar que Lucas muriera.
Justo cuando llegaron al borde del agua, una mano salió dispara, arrastrando a Lucas a sus oscuras profundidades. Sam y Dean saltaron al agua, y Percy respiro con dificultad, mirando al agua con el rostro pálido. Los rasguños en sus brazos comenzaron a picar, pero podía sentir a Lucas allí abajo, en algún lugar intermedio. Sam y Dean nunca podrían alcanzarlo.
Percy vio a Jake moverse hacia el agua y se movió hacia él lentamente, —No.
Había poder en sus palabra y Jake se detuvo de repente. Percy volvió la cabeza hacia el agua y luego hundió el brazo en ella.
Sam, Dean y Lucas salieron expulsados del agua y aterrizaron en el muelle, tosiendo. El agua de repente se volvió cristalina y se podía ver el fondo a través de la superficie clara. El área alrededor del brazo de Percy rápidamente se volvió rojo oscuro, y Percy sacó su brazo.
Sacó un cuerpo con él.
El cadáver podrido de Peter Sweeney arañó a Percy y unas feas heridas rojas se abrieron. Eran más grandes de lo que deberían de haber sido, pero a Percy no le importo. La magia era algo extraña, y no le tenía miedo en este momento.
—No perteneces aquí —Percy dijo tranquilamente—. No deberías haber muerto. Pero eso no significa que puedas matar a otras persona. Jamás.
Percy vio al cuerpo que agarraba, —Voy a llamar al Rey de los Fantasmas. Él te llevará a tu juicio.
Percy cerró los ojos y, un momento después, Nico salió de entre las sombras de los árboles.
—Me vas a deber a una cajita de McDonald por esto —Nico dijo inmediatamente, luego captó los arañazos sangrientos en los brazos de Percy—. Oh.
Caminó lentamente hacia Percy, viendo a Peter retorcerse y luchar para escapar.
—Estás enojado, ¿no? —Nico se detuvo frente a él, agarrando el cuello de la camisa podrida de Peter—. Eso no irá bien en Hadestown.
Percy sonrió. No estaba tan enojado ahora que el espíritu no estaba en el agua, y estaba lleno de esta sensación de calma que no había sentido en mucho tiempo.
Nico miró a Percy, —¿Qué mierda pasó?
—Siempre pongo todo en el chat grupal, ¿no? —la sonrisa de Percy se hizo más amplia ante la expresión de molestia en el rostro de Nico.
Nico rodó los ojos, luego camino hacia las sombras sin despedirse, llevándose el espíritu de Peter Sweeney con él.
Percy se volvió hacia todos los demás, notando la mirada de confusión en los rostros de todos. Excepto por Dean, que ya estaba acostumbrado a que Percy llamara a Nico para llevarse un espíritu.
—Ya sabes que va a exigir su cajita del McDonald's más tarde ¿no? —Dean sonrió, caminando hacia Percy.
—Oh, lo sé —Percy asintió—. Y tú la vas a pagar.
—¿Qué? ¿Porqué?
—¡Estoy herido! —Percy exclamó, agitando sus brazos rasguñados en el aire.
Sam finalmente logró pronunciar las palabras, —¿Ese era el Rey de los Fantasmas?
Percy asintió y Sam dijo, —Es más bajo de lo que esperaba.
...
Percy estaba sentado en el asiento trasero del Impala, esperando a que Sam y Dean volvieran a salir del motel.
—Percy —dijo Nico saliendo de las sombras a su lado—, si sabes que no tienes que hacer esto de cazar, ¿no?
—Lo sé —dijo Percy sonriendo.
Nico asintió agarrando uno de los brazos de Percy. Examinó los vendajes, —Todos te apoyamos. Pero es aterrador cuando te lastiman. Los dioses no pueden curar heridas sobrenaturales.
Percy asintió, —Lo sé.
Nico lo miró, su boca temblando, —¿Por qué te haces esto a ti mismo?
Percy miró el respaldo del asiento frente a él, —Nico… cuando me enteré por primera vez del mundo de los semidioses, supe que no podía quedarme sentado sin pretender que nada pasaba. Sabía que no podía no hacer nada. Había monstruos que necesitaban ser derrotados, gente que salvar. Me imagino que sentiste lo mismo —Nico lo pensó por un momento, luego asintió. Percy continuó—: Es lo mismo con cazar. Si alguna vez hay alguna guerra griega, es mejor que creas que estaré luchando en ella. También lucharé las sobrenaturales.
Percy miró y vio la confusión en el rostro de Nico, así que elaboró, —Este mundo es mi mundo. Lo defenderé, siempre. Las personas que amo viven aquí. La gente que odio también vive aquí. Pero sin este mundo, nadie puede vivir, así que lo defenderé. Ya sea contra monstruos, demonios, dioses o ángeles, es mi mundo, y no puedo quedarme sentado sin hacer nada mientras arde a mi alrededor.
Nico asintió con la cabeza, entendiendo, —Bueno… si alguna vez necesitas quedarte quieto, aunque sea por un momento, siempre hay una litera en mi cabaña abierta. Es bastante acogedor allí, una vez que te acostumbras a la penumbra y los fantasmas que acechan el lugar.
Percy se rió entre dientes, —Creo que me quedaré en mi propia cabaña. A la cual, ya sabes, siempre eres bienvenido. A mi papá realmente le agradas. Quiero decir, creo que él es el único de los tres grandes que no intenta matar a los hijos de sus hermanos, así que… —se calló, con una sonrisa en su rostro.
Nico puso los ojos en blanco, —¡Pensaron que robaste el rayo maestro! Quiero decir, estabas en Nueva York cuando fue robado.
—Viví en Nueva York, tonto. Hubiera sido más sospechoso si no estuviera en Nueva York.
Antes de que Nico pudiera replicar, Sam y Dean subieron al auto, Dean con un plato de emparedados.
—Hola Dean —dijo Nico, inclinándose entre los asientos.
—Hola, Neeks, ¿Quieres un emparedado? —Dean le ofreció uno.
Nico sonrió, —Suena bien. Y deja de llamarme Neeks. Suenas como Percy.
Sam parpadeó, —El Rey de los Fantasmas está en el asiento trasero.
Percy se inclinó , —Sam es un fan. Sin embargo, se sorprendió cuando vio que eras más bajo de lo que él esperaba.
Nico frunció el ceño, —Soy un chico de dieciséis años, ¿se supone que debo medir un metro ochenta?
—Medía casi dos metros cuando tenía dieciséis —Percy sonrió.
—Y no has crecido en absoluto desde entonces —Nico sonrió.
—Cállate.
—¡Crece!
Y esa es la historia de cómo Nico terminó con un ojo morado.
