—Sam —Percy sacudió al hombre en la parte de atrás para despertarlo— despierta.
Sam se sentó, mirando alrededor del Impala con confusión. Tanto Dean como Percy lo miraban fijamente, con preocupación en sus rostros.
—Estaba teniendo una pesadilla —suspiró Sam.
—Sí —asintió Dean—, otra —Percy le lanzó una mirada.
—Oye, al menos pude dormir.
Dean frunció el ceño. —Tarde o temprano vamos a tener que hablar de eso.
—¿Es aquí? —Sam miró el gran hospital frente al que estaban estacionados. Habían visto la extraña muerte de Steven Shoemaker en un periódico y habían decidido venir a revisarla.
—Sí —dijo Percy—. Bienvenido a Toledo, Ohio.
Sam agarró el periódico del suelo, mirando el obituario circulado, —¿Qué crees que le haya pasado a este señor?
—Es lo que vamos a ver —Dean dijo—. Andando —los chicos salieron del auto y se dirigieron hacia el edificio.
...
Los chicos entraron en la sala 144 del hospital, mirando por un momento el letrero etiquetado Morgue. Dentro había dos escritorios. El desocupado tenía una placa que decía Dr. D. Feiklowicz. Sentado detrás del otro escritorio estaba el técnico de la morgue.
—Hola —el técnico de la morgue los miró.
—Hola —Dean asintió.
—Díganme —el técnico de la morgue arqueó una ceja.
—Sí —asintió Dean—. Somos los… estudiantes.
—¿Perdón?
—Oh, el doctor… —Dean tropezó con el nombre…— ¿Figlavitch no le dijo? Hablamos por teléfono. Y… venimos de la Ohio State. Él iba a enseñarnos el cuerpo Shoemaker para un trabajo.
—Ah, él dijo que… en fin, eso no importa —tartamudeó Dean—. No le importaría enseñarnos el cuerpo, ¿o sí?
—Yo no puedo —el técnico de la morgue frunce los labios—. El doctor volverá en una hora. Pueden esperarlo si quieren.
—¿Una hora? —Percy frunció el ceño—. Uh. Estaremos regresando a Columbus para entonces.
—Uh, vamos, es parte de nuestra tesis, ¿no podría ayudarnos…? —comenzó Dean.
—No puedo… no —el técnico de la morgue se burló de Dean.
Dean se dio la vuelta, murmurando, —Voy a golpearlo, lo juro.
Sam golpeó a Dean en el brazo y dio un paso adelante. Abrió su billetera y sacó varios billetes de veinte. Dejó un poco en el escritorio del técnico de la morgue.
El técnico de la morgue recogió el dinero, —Síganme —se fue, y Percy lo siguió, ignorando el breve debate entre los hermanos.
...
—Los periódicos dicen que la hija lo encontró —Sam miró el cuerpo cubierto con una sábana—. Dijo que los ojos estaban sangrando.
—Más que eso —el técnico de la morgue quitó la sabana de la cara de Steven—. Más bien se le licuaron.
—¿Alguna señal de lucha? —Dean miró a los huecos de los ojos—. ¿De qué alguien más se lo hiciera?
—No —el técnico de la morgue negó con la cabeza—. Aparte de su hija, estaba solo.
—¿Cuál es la causa oficial de la muerte? —preguntó Percy.
—Ah, el doctor no está seguro —el técnico de la morgue dijo—. El cree que un derrame, tal vez una aneurisma. Algo exploto ahí adentro.
—¿Exploto? —Sam cuestionó.
—Intenso sangrado cerebral —el técnico de la morgue frunció el ceño—. Tenía más sangre en el cráneo que nadie que yo haya visto.
—Pero los ojos ¿qué causaría algo así? —Sam levanto la mirada.
—Los capilares explotan —explicó el técnico de la morgue—. Vemos ojos sangrantes en víctimas de derrame.
—¿Sí? —Dean arqueó una ceja—. ¿Había visto ojos explotados?
—Ésta es la primera vez, pero, yo no soy doctor.
—¿Cree que podrías ver el reporte policiaco? —Dean dijo—. Es para el… trabajo.
—Yo no creo que deba mostrarles eso.
Sam, irritado, sacó su billetera.
...
—Tal vez no es los nuestros —dijo Sam mientras bajaban las escaleras del hospital—. Podría ser un caso médico raro.
—¿Cuántas veces en la larga carrera de papá ha sido un caso médico raro y no una señal de una muerte sobrenatural?
—Uh, casi nunca —Sam frunció el ceño.
—Exacto.
—De acuerdo, hay que hablar con la hija.
...
Los muchachos entraron al funeral de Shoemaker. Había una foto de Steven sobre el escritorio y todos los que estaban a su alrededor estaban vestidos de negro.
—Siento que estamos mal vestidos —le murmuró Percy a Dean, quien asintió.
Siguieron caminando por la casa y hacia la parte de atrás, pidiéndole a un hombre que les diera indicaciones para llegar a Lily Shoemaker.
Se acercaron a ella y vieron que estaba con tres chicas, una de ellas Donna, su hermana mayor.
—Tú debes ser Donna, ¿no? —Dean se acercó a ella.
—Sí —asintió con la cabeza.
—Hola, eh… lo sentimos —dijo Sam.
—Gracias —asintió Donna de nuevo.
—Yo soy Sam, él es Dean, y él es Percy —cuando Percy fue presentaron, saludó con la mano—. Y trabajamos con tu padre.
Donna miró a una de las otras chicas, luego volvió a mirar a Sam. —¿A sí?
—Sí —suspiró Dean—. Y todo esto. ¿Fue un derrame?
—No creo que quiera hablar de eso ahora —dijo la otra chica.
—Está bien —le aseguró Donna—. Estoy bien.
—¿Había tenido síntomas? —preguntó Dean—. ¿Mareos? ¿Migrañas?
—No.
Lily se volvió hacia los chicos, —Porque no fue un derrame.
—Lily, no digas eso —le siseó Donna a su hermana.
—¿Qué? —Percy miró entre las dos.
—Lo siento —dijo Donna—, se siente mal.
—No —Lily negó con la cabeza—, eso paso por mí.
—Eso no es cierto.
—Lily —Sam se arrodilló frente a la niña—. ¿Por qué dices algo como eso?
—Antes de que muriera, yo lo dije.
—¿Dijiste qué?
—Bloody Mary, tres veces en el espejo del baño —hizo una pausa por un momento—. Y le sacó los ojos, eso es lo que hace.
—No murió por eso —Donna negó con la cabeza—. No fue tu culpa.
—Tu hermana tiene razón —dijo Dean—. No pudo haber sido Bloody Mary. Porque tu papá no lo dijo, ¿o sí?
—No, no lo creo.
...
Sam abrió la puerta del baño. Todavía quedaba algo de sangre de Steven en el suelo.
—La leyenda de Bloody Mary… ¿Papá encontró evidencias de que era real? —preguntó Sam.
—No que yo sepa —Dean entró en el baño detrás de Sam, Percy lo siguió rápidamente.
Sam se inclinó hacia el suelo y tocó la sangre seca. —Porque en todas partes, en todo país, los niños juegan Bloody Mary y, hasta donde sabemos, nadie muere por eso.
—Sí, pero tal vez en todos lados es solo un cuento —dijo Percy—, pero aquí está pasando.
—¿Es dónde la leyenda? —Sam vio a Percy encogerse de hombros y abrir el botiquín—. Pero de acuerdo con la leyenda, la persona que dice… —Sam miró el espejo del botiquín, que estaba frente a él, y lo cerró—. La persona que dice que tú-sabes-qué se muere. Y aquí…
—Shoemaker murió —asintió Dean, frunciendo el ceño—. Jamás oí nada parecido. Aunque si murió frente al espejo, y la hija tiene razón. Según la leyenda, tú-sabes-qué te saca los ojos, Sam.
—Hay que investigarlo —Percy frunció el ceño.
Salieron del baño y se sorprendieron al ver a la amiga de Donna, Charlie, de pie frente a ellos.
—¿Qué hacen aquí arriba? —ella cuestionó.
—Uh… teníamos que ir al baño —dijo Dean, y Percy puso los ojos en blanco.
—¿Quiénes son ustedes? —demandó Charlie.
—Ya lo dijimos abajo, trabajamos con el papá de Donna —Dean frunció el ceño.
—Él era comerciante —Charlie negó con la cabeza—. Trabajaba por su cuenta.
—No, lo sé, pero…
—Y todas esas preguntas raras, ¿qué fue eso? —preguntó Charlie—. Díganme que sucede o empiezo a gritar.
—Claro —Sam frunció el ceño—. Creemos que algo le pasó al padre de Lily.
—Sí, un derrame cerebral.
—No son los síntomas típicos —Percy negó con la cabeza—. Creemos que pudo ser otra cosa.
—¿Cómo qué?
—¿Honestamente? —Percy se encogió de hombros—. No sabemos aún. Pero no queremos que pase otra vez. Ésa es la verdad.
—Así que si vas a gritar, adelante —dijo Dean.
—¿Quiénes son, policías? —Charlie se quedó mirando entre los tres.
—Algo por el estilo —suspiró Dean.
—Sabes qué —Sam sacó un bolígrafo y una hoja de papel de su bolsillo, y garabateó su número de celular—. Si recuerdas algo o tus amigas notan algo extraño, fuera de lo ordinario, llámanos a este número.
...
Los chicos entraron en una biblioteca y Percy se estremeció. Hacía bastante frío allí. Dean miró a su novio y se quitó la chaqueta.
—Muy bien, si el decir Bloody Mary está alterando a este pueblo —Dean le arrojó la chaqueta a su novio, ignorando su negativa—. Debe haber alguna prueba ¿no? Una mujer que fue asesinada —vio a Percy hacer pucheros y ponerse la chaqueta. Era un poco grande para él, pero estaba bien. Dejó de temblar.
—Sí, pero una leyenda tan extendida es difícil —frunció el ceño Sam—. Porque hay unas cincuenta versionas de quién es ella. Una historia dice que es bruja, otra que es una novia mutilada, y muchas más.
—Entonces, ¿qué debemos buscar? —dijo Percy.
—Bueno, cada versión tiene alguna cosa en común —explicó Sam—. Siempre es alguien llamada Mary, y siempre se muere frente a un espejo. Así que hay que revisar periódicos, registros públicos y otros archivos y ver si hay una Mary del tipo.
—Eso suena cansado —dijo Percy.
—No, no es tan malo, si tenemos… —Sam vio las computadoras, todas con carteles de "No funciona". Él se rió entre dientes—. Retiro eso. Será muy cansado.
...
Percy se frotó los ojos mientras miraba el libro frente a él. El español nunca había sido su fuerte, y mirar las letras arremolinadas durante horas le había provocado un enorme dolor de cabeza. Dean estaba sentado en la cama a su lado, mirando cansado otro libro.
Sam, que se había quedado dormido en la cama junto a ellos, abrió los ojos de repente, — ¿Por qué me dejaron dormir?
—Porque soy buen hermano —dijo Dean—. ¿Qué estabas soñando?
—Con caramelos y dulces —dijo Sam, ignorando la molestia en el rostro de Dean—. ¿Encontraste algo?
—¿Aparte de un nuevo nivel de frustración? —Percy observó a Sam sentarse—. No. Hemos revisado todo. Unas mujeres locales, Laura y Catherine, cometieron suicidio frente a un espejo, y un espejo gigante cayó sobre un Dave, pero ninguna Mary.
Sam se dejó caer en su cama, —Debemos seguir buscando.
—He revisado muertes extrañas en el área —suspiró Dean— incluyendo… ojos sangrantes y esas cosas. No hay nada. Lo que esté pasando aquí, tal vez no es Mary.
El teléfono de Sam sonó de repente y Percy hizo una mueca ante el sonido. Su dolor de cabeza estalló peor que antes, y Dean miró a su novio, tomando su mano entre las suyas.
—¿Hola? —Sam dijo antes de que una mirada de preocupación cruzara su rostro.
...
—Y la encontraron en el piso del baño —lloró Charlie—. Y sus… sus ojos. No los tenía.
Estaban sentados en un banco del parque. Percy estaba sentado junto a Charlie y le dio unas palmaditas en el hombro para consolarla. Dean estaba sentado en el respaldo del banco y Sam estaba parado a un lado.
—Lo siento —Sam frunció el ceño.
—Y ella lo dijo —Charlie no se dio cuenta de la mirada que compartieron los chicos—. La oí decirlo. Pero no puede ser por eso. Estoy loca, ¿verdad?
—No estás loca —dijo Dean.
—Eso me hace sentir mucho peor —sollozó Charlie.
—Escucha —dijo Percy—. Creemos que algo pasa aquí. Algo que no puede ser explicado.
—Y vamos a pararlo —dijo Dean—, necesitamos tu ayuda.
...
Jill, la chica que había muerto de la misma forma que Shoemaker, era una de las amigas de Charlie. Charlie entró en el dormitorio de Jill, cerrando y bloqueando la puerta detrás de ella. Se acercó a la ventana y la abrió. Sam entró primero y Dean le arrojó una mochila. Luego entró y esperó a Percy, cerrando la ventana detrás de su novio.
—¿Qué le dijiste para subir? —Sam puso la mochila en la cama de Jill y comenzó a buscar en ella.
—Que necesitaba un tiempo a solas con las fotos y cosas de Jill —Charlie vio a Percy cerrar las cortinas y a Sam sacar algo de la mochila—. Odio mentir.
—Es por un bien mayor —dijo Dean—. La luz.
Charlie apagó las luces, —¿Qué están buscando?
—Te lo diremos cuando lo hallemos —dijo Percy.
—Oye, visión nocturna —dijo Sam, entregándole a Dean una cámara digital—. Perfecto —Dean la encendió y se la devolvió. Sam apuntó la cámara a Dean.
—¿Luzco como Paris Hilton? —Dean sonrió.
Sam inmediatamente se giró, filmando el espejo del armario de Jill. Percy resopló, pero se acercó a Dean y le dijo en griego, —Pones a Paris Hilton en vergüenza.
Dean puso una mano sobre su corazón, poniendo la otra en el hombro de Percy, —Me alegra saber que alguien aquí aprecia mi belleza.
—Yo… no entiendo —dijo Sam—. Porque la primera víctima no llamo a Mary y la segunda sí. ¿Cómo las escoge?
—Quien sabe —Dean se encogió de hombros, mirando a Sam cerrar la puerta del armario—. ¿Por qué Jill decidió llamarla?
—Era un juego —dijo Charlie.
—Y para que alguien más lo diga es solo cuestión de tiempo —Dean frunció el ceño.
—Oye —dijo Sam, y todos se volvieron para mirarlo—. Tienes luz negra en el auto, ¿no?
...
Sam puso el espejo del baño boca abajo en la cama de Jill. Dean le arrojó la luz negra y Sam quitó el papel marrón que estaba en la parte de atrás del espejo. Lo iluminó con la luz negra y vio la huella de una mano, junto con el nombre "Gary Bryman".
—¿"Gary Bryman"? —Charlie cuestionó.
—¿Sabes quién es? —preguntó Percy.
—No.
...
Estaban sentados en el mismo banco, esta vez Charlie estaba sentada entre Dean y Percy.
Sam caminó detrás de ellos, —Bueno, Gary Bryman era un niño de ocho años. Hace dos años murió arrollado. El auto era un Toyota Camry color negro. Pero nadie vio las placas ni al conductor.
—Oh, por Dios —jadeó Charlie.
—¿Qué? —Percy la miró.
—Jill tuvo ese auto.
—Debemos ver la casa Donna —dijo Dean.
...
La parte trasera del espejo del baño en la casa Shoemaker tenía la misma huella de la mano y el nombre "Linda Shoemaker".
—¿Por qué preguntan eso? —Donna demandó, mirando a todos en su sala de estar. Acababan de preguntar quién era "Linda Shoemaker".
—Discúlpanos —dijo Sam—, pero es importante.
—Sí. Linda era mi mamá, ¿sí? —Donna lo miró con ojos furiosos—. Y se tomó muchos calmantes, fue un accidente y eso es todo. Creo que deben irse
—No, Donna, escucha —comenzó Dean.
—¡Salgan de mi casa! —Donna gritó. Se giró y corrió escaleras arriba, dejando atrás a los chicos y a Charlie.
—Oh, por Dios—suspiró Charlie—. ¿Creen que su papá pudo haber matado a su mamá?
—Tal vez —suspiró Sam.
—Creo que iré con ella —asintió Charlie lentamente.
—Muy bien —dijo Percy—. Pero que no se te ocurra…
—Créeme, no lo diré.
...
Percy estaba mirando la pantalla de la computadora con Dean, agradecido por su novio. Dean había cambiado la fuente y el color para que a Percy le fuera más fácil leer.
—Oigan, oigan, oigan, ¿están haciendo una búsqueda nacional? —Sam les devolvió la mirada a los dos.
—Sí —suspiró Dean—. La NCIC, los archivos del FBI; cualquier Mary del país que haya muerto frente a un espejo es buena para mí.
—Pero si está atacando al pueblo debió de haber muerto en el pueblo —Sam frunció el ceño.
—No hay nada local, ya revisamos —dijo Percy—. Y no tenemos una mejor idea…
—Por como Mary elige a las víctimas, parece haber un patrón —dijo Sam, perplejo.
—Lo sé, pensé lo mismo —Dean asintió.
—El Sr. Shoemaker y esa chica Jill —dijo Sam.
—Tenían secretos de personas muertas —dijo Percy.
—Sí —Sam asintió—. Y hay mucho folclor sobre los espejos de que revelan tus mentiras y tus secretos, y que son el verdadero reflejo de tu alma y por eso es de mala suerte romperlos.
—Sí, sí —Percy parpadeó—. Y tal vez si tú tienes un secreto, un secreto serio en donde alguien murió, entonces Mary lo ve y te castiga por eso.
—Así seas el que la llamo o no —Sam concordó.
—Mira esto —dijo Dean, viendo la pantalla de su computadora.
...
Dean imprimió una foto de una mujer tendida en un charco de sangre junto a un espejo. Imprimió otra y se la entregó a Sam, esta mostraba una huella de mano ensangrentada y las letras "Tre".
—Parece la misma letra —Sam miró la foto.
—Su nombre era Mary Worthington: homicidio no resuelto en Fort Wayne, Indiana.
...
Los chicos estaban hablando con uno de los detectives que trabajó en el caso de Mary Worthington en una agencia de detectives.
—Trabaje en eso por treinta y cinco años, de detective la mayor parte —dijo—. Todo el mundo se va dejando unos cabos sueltos, pero el homicidio de Mary Worthington, sigue molestándome.
—Díganos que paso —pidió Percy, golpeando a Contracorriente contra un bloc de notas. Lo habían designado como el que tomaba notas, para su disgusto.
—¿Ustedes dijeron que eran reporteros? —el detective cuestionó, mirando la letra casi ilegible en el bloc de notas.
—Sabemos que tenía diecinueve años, que vivió sola —Percy frunció el ceño—. Sabemos que gano unos concursos de belleza, soñaba con salir de Indiana y ser actriz. Sabemos que la noche del 29 de marzo alguien entró a su apartamento y la asesinó, y le sacó los ojos.
—Así es —asintió el detective.
—Lo que queremos saber es lo que usted cree que paso —dijo Sam.
El detective buscó en un archivador, —Técnicamente, no debería tener una copia de esto —sacó uno de los archivos y lo abrió mostrando una imagen que los chicos habían visto en la computadora—. Ahora, ¿ven eso de ahí? ¿T-R-E?
—Sí —miró Dean.
—Creo que Mary trató de escribir el nombre del asesino.
—¿Sabe quién era? —Sam frunció el ceño.
—No estoy seguro —el detective frunció el ceño—. Pero había un hombre local, cirujano: Trevor Sampson —sacó una foto del cirujano—. Creo que fue él quien la asesino.
—¿Por qué haría él algo como eso? —preguntó Sam.
—En su diario menciona un hombre al que veía —el detective se encogió de hombros—. Lo llamaba por su inicial, "T". Y, en su último inserto, ella iba a contarle a la esposa de "T" sobre ellos.
—¿Cómo sabe que Sampson la asesinó? —preguntó Percy, garabateando rápidamente en el bloc de notas.
—Es difícil decirlo —el detective frunció el ceño—, pero el corte de los ojos… era casi profesional.
—¿Pero no pudo probarlo? —Dean cuestionó.
—No —suspiró el detective—. No hubo huellas, ni testigos. Fue meticuloso.
—¿Él vive aún? —Dean preguntó.
—No —el detective se sentó—. Y si me preguntan, Mary paso sus últimos momentos tratando de exponer el secreto de T. Pero jamás pudo.
—¿Dónde la sepultaron? —preguntó Sam.
—No la sepultaron. Fue cremada.
—¿Qué hay del espejo? —Dean señaló con la cabeza hacia el de la imagen—. ¿No está en algún almacén de evidencia?
—Ah, no —el detective negó con la cabeza—. Regreso a la familia de Mary hace mucho tiempo.
—¿Sabe algo de la familia por casualidad?
...
—¿Te atreves a llevar extraños a mi casa que me preguntan cosas así? —Donna cuestionó a Charlie mientras entraban al baño de su escuela.
—Solo tratan de ayudar —suspiró Charlie—. Vamos, Donna, tienes que creerme.
—¿Qué? —Donna demandó—. ¿Lo de Bloody Mary? —se detuvieron frente a un espejo.
—Por favor, sé que suena muy extraño…
—Extraño no empieza ni a describirlo —espetó Donna—. Una cosa es que mi hermana crea esa basura, tiene doce años. ¿Pero tú?
—Por la forma en que tu papá murió, ¿sí? —Charlie siseó—. Y la forma en que Jill murió.
—¿Qué? Entonces… —Donna se volvió hacia el espejo—. Bloody Mary.
—¡No!
—Bloody Mary. Bloody Mary —Donna se volvió hacia Charlie—. ¿Ves? Nada ha pasado.
—¿Por qué hiciste eso? —Charlie gritó.
—Ay, santo Dios —Donna negó con la cabeza—. Realmente hay algo mal en ti.
...
Charlie estaba sentada en su clase de ciencias, mirando al maestro con ojos aburridos. Se volvió hacia su bolso y sacó un espejo compacto, abriéndolo. Vio a Bloody Mary mirándola en la esquina del aula a través del reflejo y gritó. Comenzó a apresurarse para salir de la habitación y la clase comenzó a enloquecer. Charlie vio el reflejo de Mary en la ventana de la puerta y volvió a gritar, tomando el taburete del maestro y rompiendo el vidrio. El maestro agarró a Charlie y ella vio el reflejo de Mary en sus lentes.
—¡Ahhh! ¡Déjeme! —ella se apartó de él y salió corriendo de la habitación.
...
—¿En serio? —Sam sostenía su teléfono junto a su oreja—. Ah, qué lástima, Sr. Worthington. Le habría pagado mucho por ese espejo. Tal vez la próxima vez. Bueno, gracias —colgó.
—¿Y? —Dean cuestionó.
—Ese era el hermano de Mary —suspiró Sam—. El espejo estuvo con la familia durante años, hasta que lo vendió hace una semana a una tienda llamada Estate Antiques. Una tienda en Toledo.
—Entonces, ¿adónde va el espejo es adónde va Mary? —preguntó Percy.
—Su espíritu está ligado a él de algún modo —asintió Sam.
—¿No hay una superstición de que los espejos capturan espíritus? —Dean dijo.
—Sí, sí hay —asintió Sam—. Cuando alguien muere en una casa, la gente cubre los espejos para que los espíritus no queden atrapados.
—Cuando Mary murió frente al espejo este atrajo su espíritu —frunció el ceño Dean.
—Sí, pero ¿cómo puede moverse entre cientos de diferentes espejos? —Percy inclinó la cabeza.
—No sé —Dean miró a su novio—, pero si el espejo el origen, hay que encontrarlo y romperlo.
—Sí, no lo sé, talvez —dijo Sam. Su teléfono comenzó a sonar y la preocupación cruzó por su rostro cuando lo contestó—. ¿Charlie?
...
Percy rápidamente cerró las cortinas de la habitación del hotel de los chicos, volviendo a mirar preocupado a Charlie. Los Winchester bajaban los espejos o los cubrían con sábanas. Charlie estaba sentada en la cama de Sam, con la cabeza metida entre las rodillas.
Sam se sentó a su lado, —Oye, ya, tranquila. Puedes abrir los ojos, Charlie. Está bien, relájate —observó a Charlie levantar la mirada lentamente—. Ahora, escucha. Te vas a quedar aquí, en esta cama, y no vas a ver cristal ni nada que de un reflejo, ¿sí? Y mientras hagas eso, nunca te alcanzara.
—Pero no puedo estar así para siempre —sollozó Charlie—. Voy a morir, ¿verdad?
—No —Percy negó con la cabeza—. No. No muy pronto.
Dean se sentó en la cama a su lado, —Ahora Charlie. Necesitamos saber qué pasó.
—Estábamos en el baño y Donna lo dijo —suspiró Charlie.
—No estoy hablando de eso —frunció el ceño Dean—. Algo pasó, ¿verdad? En tu vida… un secreto… donde alguien murió. ¿Nos contaras?
Charlie asintió lentamente, —Tuve un novio. Lo amaba, pero no podía asustarme también. Y una noche, en su casa, nos peleamos y termine con él. Él se molestó, y dijo que me necesitaba y me amaba, y me dijo "Charlie, si sales por esa puerta ahora, voy a matarme". ¿Y saben qué le dije? Le dije "Adelante". Y me fui. ¿Cómo pude haber decir eso? ¿Cómo pude dejarlo así? Yo no… yo jamás le creí, ¿saben? Debí hacerlo —volvió a poner la cabeza entre las rodillas, llorando.
...
—Oye, el que su novio se suicidara no fue culpa de Charlie —dijo Dean mientras conducían bajo la lluvia.
—Sabes tan bien como yo que los espíritus no ven tonos de gris, Dean —Sam negó con la cabeza—. Charlie tenía un secreto, alguien murió, eso es suficiente para Mary.
—Así es —Dean frunció el ceño.
—He estado pensando que podría no bastar con romper el espejo —dijo Sam lentamente.
—¿Cómo es eso? —Dean miró a su hermano.
—Mary es difícil de atrapar, ¿cierto? —Sam se encogió de hombros—. Se anda moviendo de espejo en espejo, ¿quién dice que no se seguirá escondida en ellos para siempre? Así que tal vez debemos tratar de atraparla. Hay que llamarla en su espejo y luego romperlo.
—¿Y eso funcionara? —Dean cuestionó.
—No sé, no estoy seguro.
—¿Quién va a llamarla?
—Yo lo haré —dijo Sam en voz baja—. Y vendrá tras de mí.
—Muy bien, ¿sabes qué? Es todo —Dean detuvo el auto, ignorando los grandes ojos de Percy y Sam—. Lo haces por Jessica, ¿verdad? ¿Crees que ése es tu secreto sucio? ¿Crees que tu mataste? Sam, esto tiene que acabar, hermano. Porque las pesadillas y al decir su nombre a medianoche va a matarte. Ahora escúchame, no fue tu culpa. Si quieres culpar a alguien culpa al que la mató. O desquítate conmigo. Porque yo fui quien te alejo de ella para empezar.
—Yo no te culpo —dijo Sam tranquilamente.
—Y tú no deberías culparte porque no podías hacer nada.
—Pude advertirle —susurró Sam, y la comprensión inundó el sistema de Percy. Miró a Sam con los ojos muy abiertos.
—¿Sobre qué? —Dean espetó, sin entender—. ¡Tú no sabías qué iba a pasar! Y además, todo eso no es un secreto porque yo ya lo sabía. Y así no va a funcionar con Mary.
—No es cierto —Sam negó con la cabeza.
—¿No qué?
—Tu no lo sabes todo. No te lo he dicho todo.
Dean pareció sorprendido y Percy frunció el ceño, —Creo que yo sí.
Sam se volvió para mirar a Percy con los ojos muy abiertos, —¿Qué?
Percy bajo la mirada, —No funcionará. No funciona de esta manera. Advertirle, debido a las, uh, cosas que sabías de antemano, no habrían cambiado nada. No podrías haber cambiado nada. Como en Quirón 101. Las moiras ya cortaron su hilo. No importa lo que hubieras hecho, simplemente cambiaría donde sucedería. Tal vez incluso cuán doloroso. Pero siempre será al mismo tiempo, y de la misma manera.
Sam parpadeó hacia Percy, —¿Cómo lo sabes?
Percy lo miró, sus ojos verdes brillando, —No eres el único que ha visto cosas, Sam. No sé cómo viste estas cosas, debería ser imposible, pero las has visto. Yo también. No es tu culpa. No es un secreto. No hay posibilidad de que lo sea.
Dean siguió la conversación, profundamente confundido. Tanto Percy como Sam claramente habían llegado a entender algo, algo que Dean aún no había captado del todo.
Percy miró el espejo retrovisor, — Yo lo haré. Yo la llamaré.
Dean se sobresaltó de repente, mirando a Percy, —¡No!
Percy miró con cansancio a su novio, —Tengo tantos secretos. Ella no podría resistirse. Esa chica, Charlie, va a morir si no hacemos algo al respecto. ¿Y sabes qué? Quién sabe cuántos más vayan a morir después de ella. Haremos esto. Tienes que dejarme hacerlo.
...
Sam abrió la cerradura de la puerta principal de la tienda y luego empujó la puerta para abrirla. Fruncieron el ceño una vez que vieron todos los espejos alrededor del lugar.
—Vaya, esto es genial —Dean sacó la imagen del espejo de Mary de su bolsillo—. Hay que encontrarlo.
Los chicos se separaron, mirando alrededor de la tienda. No notaron la alarma silenciosa y parpadeante en la esquina.
—Tal vez ya lo vendieron —dijo Dean, mirando a su alrededor.
—No lo creo —dijo Sam, su linterna apuntando uno de los espejos. Percy y Dean se acercaron rápidamente a él, y Dean sacó la foto de su bolsillo. Era el mismo espejo.
—Ése es —suspiró Dean—. ¿Lo harás?
Percy asintió lentamente, —Bloody Mary. Bloody Mary —le dio a Dean una pequeña sonrisa antes de volver a mirar al espejo—. Bloody Mary.
No pasó nada por un momento, luego los chicos notaron las luces entrando por la puerta principal.
—Iremos a ver —Dean miró a Percy—. Quédate aquí, ten cuidado —vio a Percy agarrar la palanca—. Rompe todo lo que se mueva —ambos se alejaron de Percy y se dirigieron a la puerta principal.
Percy escuchó un aliento detrás de él y se giró para mirar. Después de un momento, se volvió hacia el espejo de Mary, pero no vio nada. Vio a Mary en otro espejo por el rabillo del ojo y lo rompió rápidamente. Rompió otro después de verla en ese también.
—Vamos —Percy se enfrenta al espejo de Mary—. Pásate a éste —Percy miró fijamente su reflejo, viendo que parecía moverse por sí solo. Pronto le costó respirar y la sangre comenzó a brotar de su ojo. Dejó caer la palanca y se agarró el corazón.
—Es tu culpa —siseó su reflejo—. Los mataste. Los mataste a todos.
Percy gimió, sus rodillas se doblaron debajo de él.
—Tantas personas murieron por tu culpa —gritó su reflejo—. ¡Tantos! ¡Gabriel Ugliano, un hombre mortal! ¡Si no fuera por ti, no se habría enfrente a un destino en piedra! ¡Y Bianca! ¡No solo rompiste la promesa que le hiciste a su hermano, sino también la que le hiciste a ella! ¡La de mantener a su hermano a salvo! ¡Es tu culpa que haya conocido al Rey Minos! ¡Luke! ¡Le entregaste la daga con la que se apuñalo! ¡Bien podrías haber sido tú quien lo apuñaló! ¡Y Annabeth! ¡Tú la mataste! La apuñalaste en el corazón, ¿no es así, Perseo? ¡Le quitaste la vida, lo hiciste! ¡Lo hiciste!
La palanca de Dean de repente se estrelló contra el espejo, y él se inclinó junto a Percy, —¡Percy! ¡Percy!
Percy tragó salivo y miró a su novio.
—Dioses, ¿estás bien? —Dean agarró la cara de Percy, tocando ligeramente un poco de la sangre que manchaba sus mejillas.
—Sí —dijo Percy en voz baja, agarrando el brazo de Dean con una mano temblorosa.
—Vámonos, rápido —Dean levantó a Percy, pasando uno de sus brazos alrededor de su hombro. Sam lideró el camino hacia la puerta, frunciendo el ceño profundamente.
Escucharon el sonido de un cristal crujiendo detrás de ellos. Se volvieron y vieron a Mary arrastrándose por los cristales rotos detrás de ellos.
Muy pronto, sus piernas no pudieron sostenerlos. La sangre corría por sus rostros, y Dean rápidamente agarró un espejo y lo apuntó hacia Mary, obligándola a mirar su propio reflejo.
—¡Tú las mataste! —su reflejo gritó—. ¡A todas esas personas! ¡Tú las mataste!
Mary empezó a asfixiarse y se fundió en un charco de sangre carmesí. Dean arrojó el espejo al suelo y se hizo añicos.
—¿Oigan chicos? —Dean llamó con cansancio.
—¿Qué? —Percy tragó.
—Deben ser como… unos seiscientos años de mala suerte.
...
Percy estaba sentado en una mesa con sus amigos. Salían a cenar juntos a veces, y ninguno de ellos se perdió la mirada oscura que tenía Percy.
—Ya no quiero que sea un secreto —dijo Percy de repente, y todos se volvieron para mirarlo.
—¿No quieres que sea un secreto qué, Percy? —Piper lo miró.
—Todo eso —Percy miró hacia abajo—. Todo.
—Tenemos derecho a tener secretos, Percy —dijo Frank, sonriéndole a su amigo.
Percy lo miró, —Los secretos pueden hacer que te maten.
—Entonces cuenta tus secretos, Percy —Nico sonrió levemente—. No los contaremos.
Percy luchó por encontrar las palabras por un momento, —Mi padrastro está muerto.
Todos parpadearon hacia Percy por un momento.
—¿Paul? —Leo cuestionó. Todos sabían que Paul estaba muerto.
—No —Percy negó con la cabeza—. Mi primer padrastro. Gabe Ugliano.
Nico parpadeó por un momento, inclinando la cabeza. Con el ceño fruncido, dijo, —Está en los Campos de Castigo.
Percy asintió, —No me sorprende. Fue un mal hombre.
Hazel frunció el ceño, —¿Cómo murió?
Percy vaciló, —¿Saben qué envié la cabeza de Medusa al Olimpo en mi primera misión?
Thalia resopló, —¿Quién podría olvidarlo?
Percy sonrió levemente, luego frunció el ceño, —La enviaron de vuelta. A mi casa. Mamá… la uso para convertirlo en una estatua.
Jason arqueó una ceja, —¿Por qué hizo eso?
Percy pareció hacerse más pequeño frente a ellos, y susurró, —Fue un mal hombre.
Lo aceptaron.
Percy se volvió para mirar a Nico, —Rompí mi promesa de proteger a Bianca. No la protegí.
Nico frunció el ceño, —Eso no fue tu culpa.
Percy asintió lentamente, luego tragó saliva, —Ella me hizo prometer que te protegería también. Pero no pude. Te fuiste con Minos.
El rostro de Nico se torció por un momento, luego dijo, —Realmente hiciste todo lo posible por mí. Fuiste la única maldita persona en el campamento que me trató como a un ser humano, no como a un hijo de Hades.
Percy asintió por un momento, luego susurró, —Luke fue el único que no me trató como un hijo de Poseidón.
La confusión llenó la mesa, y Thalia miró a Percy, —¿Qué quieres decir?
Percy suspiró, —Yo era solo otro semidiós al principio. Cuando no me reclamaron. Luego todo se fue a la mierda. Annabeth sabía que yo era un hijo de los tres grandes desde el principio, así que ella realmente no cambió. Clarisse cambió un poco, ella me odiaba desde la distancia. Todos los demás… eran crueles. Nadie me hablaba. Ni siquiera se acercaban a mí. Tenía a Grover, pero él estaba aterrorizado cada vez que me miraba. Incluso había un niño que seguía poniendo ese maldito periódico en la cabeza de mi litera. El de mi mamá y yo cuando desaparecimos por primera vez. La única persona que no me miró como un hijo de Poseidón fue Luke.
Thalia parpadeó. De todos aquí, ella era la que conocía a Percy desde hace más tiempo, y mirando hacia atrás, podía recordar las extrañas miradas que todos le daban a Percy. Lo trataron de manera diferente.
—Todo cambió cuando regresé de mi búsqueda —dijo Percy, como si estuviera leyendo la mente de Thalia—. La gente no parecía odiarme, pero en realidad no sabían qué hacer conmigo, la mayoría de ellos. La mayoría de la gente empezó a verme como Percy después de mi cuarta misión, creo. Aun así, Luke había sido el único. Entonces yo le di la daga con la que se suicidó —todos parpadearon y Percy se miró las manos—. La maldita hoja era la daga de Annabeth. Se la entregué una vez que expulsó a Cronos. Le di la hoja con la que se suicidó. Lo hice.
Piper habló lentamente, —Hiciste lo mejor que pudiste, Percy. Él fue un héroe. Lo terminó para no terminar con todo. Si no lo hubieras hecho, él habría sido el recipiente de Cronos para siempre. Todos no estaríamos aquí ahora mismo.
Percy asintió lentamente, y todos se derritieron cuando las lágrimas llenaron los ojos de Percy.
—Maté a Annabeth —dijo, mordiéndose el labio mientras las lágrimas corrían por su rostro—. La maté.
Leo puso una mano en su hombro, —No es tu culpa, no había nada que pudieras haber hecho.
Percy se volvió para mirarlo. —No tienes idea de lo que pasó. ¿Qué estás tratando de decir? Hice todo —Leo parpadeó y Percy puso su cabeza entre sus manos—. Ella estaba envenenada. Se estaba muriendo. Se estaba poniendo morada y todo estaba sangrando. Y ella dijo, "los semidioses asesinados en el Tártaro por un monstruo se quedan en el Tártaro". Al principio no lo entendí, pero luego supe lo que quería que hiciera. Su alma se habría quedado en el Tártaro por una eternidad de tormento. La apuñalé.
Todos lo miraron parpadeando. Percy no había podido contarle a nadie lo que le había sucedido a Annabeth. Se derrumbaba cada vez. Recordaron las lágrimas cuando miró las estrellas por primera vez sin ella.
Nico cerró los ojos, —Tenía razón. Se habría quedado allí para siempre. Ahora está en los Campos Elíseos.
Hazel le sonrió a Percy, con lágrimas en los ojos, —La salvaste, Percy. Hiciste algo bueno.
El labio de Percy tembló, y miró a todos, —La última vez que ella me vio, y yo la vi, fue cuando le clave una espada de hueso de drakon en el pecho. Ni siquiera lo hice con mi propia maldita espada —se atragantó con la última palabra y Frank se apresuró a rodearle los hombros con un brazo.
Jason habló en voz baja, —Ella murió como un héroe. Recuerda eso. Enfrentando a un monstruo. Hiciste el trabajo de un héroe. La salvaste del tormento. La salvaste del abismo. Ahora, ella está viviendo en los Campos Elíseos con Luke y tu mamá y Bianca. No tienes la culpa de nada de esto.
Percy miró a Jason y le dio una débil sonrisa. —En realidad, Luke y Bianca eligieron renacer.
