—Está bien —el oficial de policía tranquilizó a la chica—. Está bien.
—¡Ahí! —la chica gritó, señalando una habitación al otro lado del pasillo—. ¡Ahí!
El S.W.A.T se dirigió hacia la habitación. Un hombre estaba allí, tratando de abrir dos puertas que daban al balcón.
—¡Quieto! —gritó el policía, apuntando con su arma al hombre—. Suelte el cuchillo. Las manos donde pueda verlas, ahora. ¡Suelte el cuchillo! ¡Hágalo! ¡Ahora! —observó al hombre darse la vuelta, cambiando su cabello a rubio y ojos al color avellana. Asumiendo el rostro de Dean Winchester.
...
Una semana antes
—Muy bien. Llegaremos a Tucumcari a la una y luego iremos al sur, luego a Bisbee a medianoche —dijo Dean cuando se paró en una gasolinera. Miró a Sam, que no respondió—. Sam usa ropa de mujer.
Percy mostró una sonrisa desde atrás, —Más tarde tú no usarás ropa —Dean se sonrojó ante las palabras griegas.
Sam sonrió ante el sonrojo de su hermano, —Estoy oyendo. Pero estoy ocupado.
—¿Ocupado con qué? —Dean preguntó, enarcando una ceja.
—Leyendo e-mails —Sam miró su teléfono.
Dean salió del auto, llenando el tanque con gasolina, —¿E-mails de quién?
—De mis amigos de Stanford —Sam se encogió de hombros.
—¿En serio? —Dean frunció el ceño—. ¿Sigues en contacto con esos amigos?
—¿Por qué no? —Sam cuestionó, y Percy le dio a Dean una mirada confusa.
—Bueno, ¿qué es lo que les cuentas? —Dean dijo—. No sé, ¿sobre dónde estás y que haces?
—Les digo que estoy de viaje con mi hermano y su novio —Sam arqueó una ceja—. Que necesitaba un tiempo libre por lo de Jess.
—Mn, les mientes.
—No, solo no les digo… todo.
—Sí, eso se llama mentir —Dean puso los ojos en blanco—. Pero lo entiendo, decirles la verdad sería peor.
—¿Y qué debe de hacer? ¿Sacar a todos de su vida? —la cara de Percy estaba arrugada por la confusión, especialmente cuando Dean se encogió de hombros—. ¿Es en serio?
—Es muy feo, pero haciendo esto no puedes acercarte a la gente, punto —frunció el ceño Dean.
—Eres un antisocial, ¿sabías? —Sam arqueó una ceja, sonriendo de nuevo.
—Sí, tal vez —suspiró Dean y Sam volvió a leer los e-mails.
—¿Entonces debería decirles a todos los del campamento que no se supone que sea su amigo? —Percy interrogó a Dean en griego.
—Eso no es lo que quise decir y lo sabes —Dean miró a su novio con los ojos entrecerrados. Se entrecerraron aún más cuando vio a Percy escribiendo rápidamente en su teléfono.
—"Dean dijo que los odia a todos, y que ya no se me permite ser amigo de ustedes"… ¡Enviado!
—¡No dije eso! —Dean siseó, mirando a Percy—. ¡Ahora Piper me va a dar la charla de nuevo!
Su teléfono empezó a sonar casi de inmediato y comprobó el identificador de llamadas con un gemido.
—Hola, Pipes —Dean presionó su teléfono contra su oído, con una mueca en su rostro—. No, no dije nada de eso… sí, sé que a Percy se le permite el libre albedrío… ¡No! No, por supuesto que no… Si alguna vez lo lastimo, te doy permiso para hacer todo eso… Nunca intentaría alejar a Percy de ustedes… Sí, él puede ser amigo de ustedes, realmente no me importa de quién sea amigo… ¡No! Eso no es lo que quise decir, Piper, ¡lo sabes!… Sí, técnicamente dije eso, pero… Bien, sí señorita, lo siento mucho. Me importa mucho con quién es mi querido novio amigo, y si no son agradables y buenos como los amigos que tiene ahora, personalmente los alejare a patadas, a menos que él me diga que no lo haga, porque tiene derecho a elegir a quién quiere. Sí. Sí. Está bien… sí… Gracias, Piper. Hablamos después —Dean colgó y le envió una mirada furiosa a Percy—. ¿Ves lo que hiciste con tus jodidas?
Percy se frotó dramáticamente la parte baja de la espalda, —Deberías ver lo que tú hiciste con tus jodidas. Todavía me duele.
Sam resopló, sonriéndole con cariño a su hermano y a Percy. Se giró vacilante del rubor oscuro de su hermano, volviendo a mirar a su teléfono, —Dioses…
—¿Qué? —preguntó Percy, mirando a su amigo.
—Es un e-mail de una chica, Rebecca Warren, es amiga mía —Sam ignoró la pregunta de Dean de "¿es linda?" y continuó—: Fui a la escuela con ella y su hermano, Zack. Dice que Zack fue acusado de homicidio. Fue arrestado por asesinar a su novia. Rebecca dice que no lo hizo, pero que la policía tiene un muy buen caso.
—¿Con qué clase de gente andabas? —Percy bromeó, aunque su rostro mostraba curiosidad.
—No, yo conozco a Zack —Sam frunció el ceño—. No es un asesino.
—Pues tal vez lo conoces tan bien como él a ti —Dean se encogió de hombros.
—Están en San Louis —dijo Sam simplemente—. Iremos allá.
Dean se rió entre dientes, —Siento lo de tu amigo, ¿está bien? Pero eso no es nuestra clase de problema.
—Es nuestro problema —siseó Sam—. Son mis amigos.
—San Louis está a 500 km atrás, Sam —Dean negó con la cabeza. Percy y él intercambiaron una mirada. Un minuto después, Dean sacó el auto de la gasolinera y empezó a conducir.
...
—¡Oh por Dios, Sam! —Rebecca sonrió al verlo.
Sam sonrió, —Vaya, pero si es la pequeña Becky.
—Ya te dije que no soy la "pequeña Becky" —Rebecca abrazó a Sam.
—Leí tu e-mail —dijo Sam, alejándose de ella.
—No creí que vinieras aquí.
Dean avanzó para estrechar su mano. —Dean. Su hermano.
Percy sonrió y estrechó la mano de Rebecca después de Dean, —Percy. No su hermano —Dean le lanzó una mirada molesta y Sam sonrió. Siempre puede apreciar alguna burla de Dean.
—Venimos a ayudar —Sam volvió a mirar a Rebecca—, en lo que podamos.
—Pasen —Rebecca asintió. La siguieron adentro de su casa.
—Bonita casa —Dean cerró la puerta detrás de él, mirando a su alrededor.
—Es de mis padres —explicó Rebecca—. Me estaba quedando aquí el fin de semana cuando todo paso. Decidí dejar el semestre. Estaré aquí hasta que Zack este libre.
—¿Y tus padres? —preguntó Sam.
—Viven en París medio año y están en camino aquí para el juicio —los condujo a la cocina—. ¿Quieren una cerveza o algo?
Dean sonrió, —Sí…
—No, gracias —Sam miró a su hermano—. Ahora, dinos qué pasó.
—Bueno, Zack llegó a su casa y hayo a Emily atada a una silla. Y estaba golpeada y sangraba y no respiraba —Rebecca comenzó a llorar—. Así que él llamó al 911 y luego la policía se presentó y… lo arrestaron. Pero el asunto es que la única forma de que Zack hubiera matado a Emily era estando en dos lugares al mismo tiempo. La policía tiene un video. Es de una cámara que está en la calle. Y muestra a mi hermano entrando a casa a las diez treinta. Y Emily fue asesinada después de eso, pero te juro que estuvo aquí conmigo, tomando cervezas hasta después de medianoche.
—Tal vez podríamos ver la escena del crimen —Sam se encogió de hombros—. En casa de Zack.
—Podríamos —coincidieron Dean y Percy en sincronía, entrecerrando los ojos hacia el otro poco después. No era el momento de jugar hechizado, pero cuando estuvieran fuera del alcance del oído, sabían que sería un juego limpio.
—¿Para qué? —Rebecca cuestionó—. ¿Qué podrían hacer?
—Bueno, tal vez no mucho —sonrió Sam—. Pero Dean es policía.
Dean se rió, —Detective, en realidad.
—¿En serio? —Rebecca vio a Dean asentir—. ¿Dónde?
—Bisbee, Arizona. Fuera de servicio ahora.
—Ustedes tres son muy gentiles pero… no lo sé.
—Bec, sé que Zack no hizo esto —Sam frunció el ceño—. Ahora lo que tenemos que hacer es probar que él es inocente.
—Está bien —Rebecca asintió—. Voy a traer las llaves —ella se alejó.
—Oh, que bien, eres muy honesto con tus amigos —Dean arqueó una ceja.
—Dean, necesitan ayuda —frunció el ceño Sam.
—No creo que sea nuestra clase de problema —Dean negó con la cabeza.
Percy se burló, —¿Dos lugares a la vez? Lo haríamos por menos.
Dean no dijo nada, derrotado.
...
—¿Seguro que está bien? —Rebecca le preguntó a Dean mientras caminaban hacia la casa de Zack.
—Sí —asintió Dean, luego sonrió—. Soy un oficial de la ley —entraron en la casa, Rebecca permaneció en los escalones del porche por un momento. Percy hizo una mueca mientras miraba a su alrededor, mirando la sangre manchando los muebles y las paredes.
—¿Quieres esperar ahí? —Sam vio a Rebecca afuera.
—No —Rebecca negó con la cabeza lentamente—. Quiero ayudar —pasó por debajo de la cinta policial y miró incómoda a su alrededor al rojo.
—Dinos qué dijo la policía —Sam frunció el ceño.
—Dijeron que no entraron con violencia —dijo Rebecca entre lágrimas—. Que Emily dejó entrar al atacante. Los abogados ya están hablando de hacer un trato —ella comenzó a llorar, mirando alrededor de la habitación de nuevo—. Dios…
—Escúchame, si Zack no hizo esto, significa que alguien más lo hizo —Sam le puso una mano en el hombro—. ¿Tienes idea de quién?
Rebecca negó con la cabeza, luego comenzó a recordar algo, —Sí paso algo, una semana antes. Alguien entro aquí, se robaron ropa: ropa de Zack. La policía cree que no hay relación. La casa no está lejos del centro. Y pues, algunas casas son robadas —Sam asintió y luego se alejó. Percy echó un vistazo a las fotos de la casa, con el ceño fruncido en el rostro. El perro que ladraba cerca no ayudaba a su estado de ánimo cuando miraba todo lo que debió haberle sucedido a la chica.
Percy se trasladó a una imagen que Sam también estaba mirando. Era de Sam, Zack y Rebecca.
Dean se acercó a los dos, —El perro del vecino se volvió psicótico justo cuando la chica fue asesinada.
—Los animales tienen un agudo sentido de lo paranormal —Percy asintió.
—Sí, tal vez Fido vio algo.
—¿Crees que tal vez sea nuestra clase de problema? —Sam miró a su hermano enarcando una ceja.
—Probablemente no —Dean negó con la cabeza—. Pero deberíamos ver ese video para estar seguros.
—Sí —Sam asintió.
—Sí —Dean asintió, mirando a Rebecca caminar hacia ellos—. Ese video de la cámara de seguridad. ¿Crees que tus abogados tengan una copia? Aquí yo no tengo jurisdicción.
—Ya conseguí una. No quería decirlo enfrente de un policía —Rebecca vio a Dean reír—. Yo la robé de un escritorio. Tenía que verlo yo misma.
—Que bien —Dean asintió, enviando a Rebecca una mirada de aprobación. Cuando todos se iban, miró a Percy, notando que su novio tenía el ceño fruncido.
...
Percy miró fijamente la grabación, frunciendo el ceño. —Ahí viene —Rebecca señalo con la cabeza a la filmación después de unos minutos, y vieron a Zack entrar a su casa.
Dean miró fijamente la hora, —Veintidós cero cuatro, eran casi las diez. Dijiste que la hora de la muerte fue a las diez treinta.
—Nuestro abogado contrato a un experto —Rebecca frunció el ceño—. Él dice que la cinta es auténtica. Que no fue alterada.
—Oye, Bec, ¿nos das esas cervezas ahora? —Sam miró a su amiga.
—Ah, claro —se puso de pie para irse.
Percy la miró, —¿Puedo tener un poco de agua, por favor? No bebo —Rebecca ladeó la cabeza por un momento, luego asintió.
—Y, eh, ¿tal vez unos sándwiches? —preguntó Sam, y Percy le lanzó una mirada confusa, que Sam ignoró.
—¿Crees que aquí es Hooters? —se fue a la cocina.
—Quisiera —murmuró Dean, y se acercó a Sam—. ¿Qué es?
—Mira eso —Sam reprodujo el video. Uno de los fotogramas mostró a Zack mirando directamente a la cámara, con los ojos plateados. Percy frunció el ceño.
—Tal vez sea reflejo de la cámara —Dean le restó importancia.
—Nunca había visto un reflejo como este —Sam negó con la cabeza—. Hay culturas que creen que la fotografía puede capturar una parte del alma.
—Sí —Dean frunció los labios y Percy le lanzó una mirada. Dean entonces recordó que Percy era parte de una de esas muchas culturas.
—¿Recuerdas al perro asustado? —preguntó Sam—. Tal vez vio eso. Tal vez es una especie de doble oscuro de Zack, algo que se parece a él pero no es él.
—Como un gemelo.
—Sí —asintió Sam—. Eso explicaría como estuvo en dos lugares a la vez.
Percy frunció el ceño, —También explicaría cómo conocía algunos métodos serios de tortura psicológica —los hermanos lo miraron con ojos confusos y Percy suspiró—. Imagínense si alguien pintara las paredes con la sangre de uno de ustedes y luego hiciera al otro mirar. Es algo contra lo que nos entrenan en el campamento, para estar preparados. Esto es una tortura psicológica.
Dean parecía alarmado, —¿Desde cuándo has estado preparado para manejar la tortura psicológica, Percy?
—Desde que tenía doce años —dijo Percy—. Yo era el líder potencial de una guerra. Por supuesto que fui preparado para manejar la tortura psicológica. O la mayoría de las otras torturas, en realidad.
Dean entrecerró los ojos, —Ahora voy a tener que hablar con Piper.
...
Dean estaba sentado en el borde de su cama, mirando a Percy que ya se había quedado dormido. Su dulce e increíble novio estaba babeando sobre su almohada, con las mantas bien envueltas alrededor de él. El hombre de ojos brillantes frente a él había sido entrenado para manejar la tortura.
Estaba agradecido de que Sam hubiera salido a pasar la noche con algunos amigos, por lo que su hermano no podía verlo mirando al aire con el ceño fruncido. A su teléfono. Al número de Piper.
—Hola, Dean, ¿qué pasa? —Piper cuestionó cuando contesto su teléfono atontada—. ¿Paso algo?
—No —dijo Dean lentamente—. En realidad no, supongo. Solo tengo una pregunta.
—Suéltala.
—¿Todos en el campamento están entrenados para lidiar con la tortura?
La voz de Piper se detuvo por un largo momento, —¿Percy dijo algo?
—Sí —suspiró Dean—. El caso en el que estamos trabajando. Es bastante brutal. Percy lo llamó tortura psicológica. Dijo que había sido entrenado para manejar ese tipo de cosas.
—Dean… —el ceño fruncido de Piper prácticamente se podía escuchar a través del teléfono—. Es algo terrible. Todos los semidioses están preparados contra eso hasta cierto punto. En su mayoría, solo comprenden cómo sobrevivirlo como algo general. Después de la guerra, comenzaron a prepararnos contra torturas específicas en caso de que algún monstruo quisiera venganza. Percy no tuvo que hacerlo. Cuando preguntamos, Quirón solo dijo que Percy ya estaba preparado para casi todo.
—Oh —dijo Dean en voz baja, mirando a su novio todavía dormido.
—Fue algo bueno, Dean —dijo Piper—. Percy es un héroe. Siempre lo ha sido, siempre lo será. Hay tantas cosas que ha enfrentado de las que no te cuenta, solo porque le aterroriza cómo vas a reaccionar. No quiere que te preocupes. No tengo ninguna duda de que si Percy no hubiera estado preparado para algunas de las cosas que le sucedieron, no estaría aquí hoy. Al menos no del todo. También tengo el aterrador conocimiento de que probablemente necesitará esas habilidades nuevamente. Pero Dean, no te preocupes por el hecho de que tuvo que aprender estas habilidades. Solo sé feliz de que lo haya hecho. De lo contrario, el Percy que conocemos y amamos puede que no sea… Percy.
Dean se obligó a soltar una carcajada, —Eso no es muy reconfortante, Piper.
Escuchó un fuerte suspiro desde el otro extremo de la línea. —Él estará bien. No te das cuenta de cuánto lo ayudas ya. Él te ama como amaba a Annabeth. ¿Sabías que ella fue a lo que Percy se ató al mundo mortal cuando se bañó en el río Estigio? Nico me dijo. ¿Sabes que te ama tanto, si no más, que a Annabeth? ¿Sabías que, como hija de Afrodita, conozco este tipo de cosas? Percy está bien. Quizás no del todo bien, pero tú tampoco estás realmente bien, ¿verdad, Dean? Él está bien. Tú estás bien. El hecho de que haya llevado una vida basura no significa que esté en un terrible lugar.
Dean asintió lentamente, —Gracias.
—De nada —dijo Piper—. Ahora vete a dormir, son como las tres de la mañana —ella colgó.
Dean se metió bajo las mantas con su novio, envolviendo uno de sus brazos alrededor de su cintura. Se sentó allí por un momento, luego susurró un suave, —Te amo, Percy.
Dean se sobresaltó cuando un cansado Percy murmuró, —Yo también te amo.
...
—Sam, ¿qué hacemos aquí a las cinco treinta de la mañana? —Dean cuestionó, frunciendo el ceño mientras caminaban hacia la casa de Zack. No había dormido tanto esa noche como hubiera querido, y no había disfrutado que Sam lo despertara.
—Estuve pensando —dijo Sam—. La grabación muestra al asesino entrando, pero no saliendo.
Dean se apoyó en el capó del Impala, —¿Uso la puerta trasera?
—Exacto —Sam asintió—. Así que debe haber un rastro para seguir. Rastro que la policía no reviso.
—Porque creen que el asesino no salió —asintió Dean—. Atraparon a Zack adentro. Pero qué hacemos aquí a esta hora.
Sam ignoró a su hermano, escudriñó el exterior del edificio y vio sangre manchada en un poste de teléfono, —Sangre. Alguien estuvo aquí.
—Tal vez ahí termina —suspiró Percy—. Yo no veo nada aquí —un momento después, una ambulancia pasó a su lado y los tres compartieron una mirada.
...
Se detuvieron frente a la casa donde se había detenido la ambulancia y vieron a un hombre esposado subir a la parte trasera de una patrulla.
Dean llamó a una mujer cercana, —¿Qué pasó?
—Trató de asesinar a su esposa —la mujer frunció el ceño—. La ató y la golpeó.
—¿En serio? —Percy cuestionó.
—Yo lo veía salir en las mañanas y me saludaba —suspiró la mujer—. Parecía un buen sujeto —los cuatro vieron cómo se alejaba la patrulla.
...
—Oye —Dean se acercó a Sam algún tiempo después cuando se pararon frente a la casa de la víctima más reciente—. ¿Recuerdas qué dije que no era nuestro problema?
—Sí —Sam miró con cansancio a su hermano.
—Pues es nuestro problema —Dean ignoró la mirada de sorpresa del rostro de su hermano.
—¿Qué averiguaste? —preguntó Sam.
—Hablé con el patrullero que fue el primero en llegar y oyó la historia de ese señor. Al parecer él estaba volviendo de un viaje cuando su esposa fue atacada.
—Estuvo en dos lugares a la vez —Sam asintió.
—Exacto —Dean frunció el ceño—. Y luego él se vio a sí mismo. La policía cree que está loco.
—Dos dobles atacan a sus seres queridos de la misma manera —dijo Percy.
—Podría ser la misma cosa —asintió Dean.
Sam pensó por un momento, luego dijo, —¿Transformista? —vio a Dean encogerse de hombros—. ¿Algo que puede cambiar de apariencia?
—En todas las culturas del mundo hay un transformista —suspiró Percy—. Leyendas de criaturas que pueden transformarse en animales u otros hombres.
—Sí —dijo Sam—, nahuales, hombres lobo.
—Frank —añadió Dean a la lista de su hermano, y luego dijo—. Son dos ataques a muy poca distancia. Creo que hay un transformista por este vecindario.
—Dime una cosa. De todos estos transformistas, ¿alguno puede volar? —Sam miró a Percy.
Percy, confundido, dijo, —Sí. Montones. Todos los dioses y esos tipos pueden cambiar de forma en casi cualquier cosa. También puede hacerlo Frank. Dios se convirtió en una paloma. Pero si te refieres a un monstruo normal del tipo no piadoso, entonces no hay ninguno que yo sepa.
Sam parpadeó y luego dijo, —Encontré un rastro aquí. Alguien salió por atrás del edificio yendo hacia allá —él señalo con la cabeza la dirección en la que había corrido.
—Como en casa de tu amigo —asintió Percy.
—Sí —Sam frunció el ceño—. E igual que en la casa de Zack, el rastro termina de repente. Es como si desapareciera.
—Aunque hay otro camino. Abajo —dijo Dean. Vieron hacia abajo, mirando una alcantarilla.
Los hermanos quitaron rápidamente la tapa de la alcantarilla y luego se metieron en la alcantarilla, pero Percy se mostró reacio a seguirlos.
—Apuesto a que esto llega a la casa de Zack —Sam miró a su alrededor—. El transformista podría usar las alcantarillas para moverse.
—Creo que tienes razón —suspiró Dean—. Mira esto —se inclinaron y examinaron un montón de sangre y piel, disgustados.
En griego, Percy murmuró, —Me alegro de que Frank no haga esto cuando se transforma.
—¿Es de sus víctimas? —Sam miró el montón.
—Se me está ocurriendo algo —Dean usó una navaja de bolsillo para levantar parte de la piel—. Cuando el transformista cambia de forma, cambia de piel.
—Que asco —Sam gimió, y Dean con cautela volvió a poner la piel en el suelo.
...
Percy estaba sentado solo en la alcantarilla, esperando a que Sam y Dean bajaran con algunas armas. Preferiblemente, una pistola con balas de plata.
Rápidamente envió un mensaje de texto con una imagen de la piel y la sangre al chat grupal, sonriendo mientras llamaba al transformista Frank. Eso resultó en una gran cantidad de respuestas preocupadas de su amigo.
Muy pronto, Sam y Dean estaban en la alcantarilla con él, y comenzaron a bajar por el túnel sucio.
Después de un rato, Dean dijo, —Su guarida está cerca.
—¿Por qué lo dices? —preguntó Sam.
—Porque hay otra vomitada junto a tu cara —Percy movió su linterna a una tubería cubierta de carne y sangre cerca de Sam.
—¡Ah, rayos! —Sam dijo, disgustado. Los chicos miraron a su alrededor y vieron un montón de ropa en el suelo cercano.
—Parece que ha vivido aquí un buen rato —dijo Percy.
—Quién sabe cuántos homicidios ha cometido —Sam dijo despacio. Se giró y vio al transformista, todavía en la forma de Alex, detrás de su hermano—. ¡Dean! —Dean se dio la vuelta y fue golpeado por el transformista, cayendo hacia atrás sobre Percy y derribándolos a ambos al suelo. El transformista empezó a correr y Sam le disparó, pero falló. Rápidamente se acercó a Dean y Percy.
—Quítate, estás pesado —jadeó Percy, luchando por apartar a Dean de él.
Dean se puso de pie rápidamente, —¡Ve por el hijo de perra! —apenas le dio a Percy el tiempo suficiente para ponerse de pie antes de que comenzaran a correr tras el transformista.
...
Los chicos salieron de la alcantarilla, mirando frenéticamente a su alrededor en busca del transformista.
—Ahora, hay que separarnos —dijo Sam, mirando a su alrededor.
—Sí, nos veremos por el otro lado —dijo Dean, agarrando a Percy y caminando en una dirección diferente a la de Sam.
Percy y Dean se encontraron en un callejón, Dean con su arma afuera y Percy sosteniendo a Contracorriente, en forma de bolígrafo, nerviosamente. Los transeúntes corrieron una vez que vieron que Dean tenía un arma.
Dean se volvió hacia su novio, y Percy solo vio el rostro asustado de Dean antes de que algo duro lo golpeara en la nuca y todo se volviera negro.
...
—Oye —Dean se acercó a Sam—. Percy fue agarrado por Nico para una cosa rápida de campamento. ¿Lo viste? —Sam miró a su hermano.
—No —Sam frunció el ceño—. Se fue.
—Muy bien, volvamos al auto —dijo Dean, mirando a Sam cruzar la calle y poco después siguiéndolo, sus ojos brillaban plateados.
—¿Crees que volvió a las alcantarillas? —Sam preguntó mientras se detenían en el auto.
—Sí, puede ser —dijo el transformista—. ¿Tienes las llaves?
Sam pensó por un momento, —Oye, ¿qué papá no vio una vez a un transformista en San Antonio?
—Fue en Austin —dijo el transformista—. Y resultó no ser un transformista, era un espejismo. Una proyección psíquica, ¿recuerdas?
—Ah, sí. Ahí tienes —le arrojó las llaves al transformista, alejándose. El transformista se rió cuando vio todas las armas en el maletero.
—¡No te muevas! —Sam gritó, y el transformista se volvió para ver a Sam apuntándole con una pistola a la cabeza.
—Oye, tranquilo —el transformista parecía confundido—. Soy yo, ¿está bien?
—No, no lo creo —dijo Sam simplemente—. ¿Dónde está mi hermano? ¿Dónde está Percy?
—Le estás por disparar. Sam, cálmate.
—Tomaste las llaves con la izquierda —dijo Sam, recordando cómo su hermano se había caído sobre el para no lastimar a Percy—. Y te dolía el hombro.
—Sí, está mejor —el transformista dijo inexpresivamente—. ¿Qué quieres que haga, llorar?
—Tú no eres Dean.
—¿Por qué no disparas? —el transformista cuestionó—. Porque no estás seguro. Tú me conoces —Sam vaciló y el transformista aprovechó la oportunidad para golpearlo con una palanca. Sam cayó al suelo.
...
Dean se despertó en una habitación que no reconoció, con la cabeza palpitándole. Sintió una sábana sobre su cabeza.
—Demonios —Dean escuchó a Sam decir, y se obligó a sí mismo a despertarse un poco más. Luchó por liberarse de las ataduras, luego tosió cuando le dolieron las costillas.
—Más vale que seas tu Sam y no esa horrible cosa.
—Sí, soy yo —Sam se rió, y Dean se quitó al sábana de la cabeza, comenzando a deshacer sus cuerdas. Sam frunció el ceño—. Fue con Rebecca, viéndose como tú. ¿Dónde está Percy?
Dean miró a su alrededor, notando que solo estaba Sam en la habitación con él.
...
Rebecca estaba sentada frente al transformista, incómoda mientras hablaba. Se veía como Dean, sonaba a Dean, pero no se parecía mucho a Dean. Para nada.
No mucho tiempo después estaba atada a una silla en su dormitorio. Percy estaba a su lado, ensangrentado y magullado, al igual que ella. Salvo por el hecho que ni una sola vez apartó los ojos del falso Dean, nunca titubeó ni se rompió. Rebecca estaba asombrada. Ella había llorado y gritado, pero el rostro de Percy ni siquiera se contrajo, a pesar de que había recibido más golpes.
Hubo un fuerte estruendo en la otra habitación cuando el transformista avanzó hacia ellos con un cuchillo, y Rebecca gritó. El transformista le tapó la boca con la mano. Luego, el cuchillo apuntó a su garganta.
No mucho después se fue y Percy se relajó en su asiento, dejando escapar un gemido de dolor.
El equipo de S.W.A.T entró y dos de ellos se quedaron para ver cómo estaban. Oyeron gritos, el sonido de disparos y luego murmullos enojados.
Cuando le sacaron la mordaza de la boca, Percy se volvió para mirar a Rebecca, —¿Estás bien?
—¡No! —Rebecca gritó—. ¿Cómo estás tú bien?
Percy puso los ojos en blanco, —Mi primer padrastro golpeaba más fuerte que eso. ¿Puedo irme ahora?
El miembro de S.W.A.T parpadeó hacia Percy, luego negó con la cabeza, —No.
Percy lo miró fijamente, sonriendo. —Acabo de ser secuestrado, retenido en contra de mi voluntad. ¡Ahora tampoco me vas a dejar ir! ¡Te exijo que me dejes ir a no ser que quieras que te patee las pelotas y lo llame defensa propia!
Rebecca de alguna manera sabía que Percy estaba tratando de consolarla, y no pudo evitar sonreír ante la dramática exhibición.
El miembro de S.W.A.T, sin embargo, estaba asombrado, —Señor, creo que podría necesitar una evaluación mental.
Percy negó con la cabeza, —No, gracias, nunca he sido bueno en las evaluaciones. Es lo mismo que un examen, ¿no? Lo más alto que he obtenido en uno de esos fue un 5. A menos que cuente las actividades del campamento. Entonces tengo algunos dieces. Aunque probablemente obtendré un sesenta por ciento. Preferiría irme.
Después de que los paramédicos de la ambulancia lo examinaron y dijeron que no había nada demasiado preocupante, Percy finalmente pudo irse.
Cuando llegó al hotel, encontró a Dean sentado en su cama con la cara arrugada, luciendo aterrorizado. Un momento después, estaba envuelto en un abrazo.
No fue una buena noche para nadie.
Especialmente para Rebecca, cuando una figura apareció en su ventana.
...
Cuando regresaron a buscar el Impala a la casa de Rebecca, la policía los estaba esperando.
—¡Oh, ahí está! Por fin, algo nos sale bien —Dean miró a su auto felizmente, su mano entrelazada con la de Percy. Una patrulla se detuvo junto a ellos—. Oh, rayos —dieron la vuelta, pero otra patrulla estaba aparcado a unos metros de distancia—. Por aquí, por aquí —se movió hacia una verja, tirando de Percy detrás de él.
—Vayan —dijo Sam, de pie junto al auto—. Yo los detengo.
—¿Estás loco? —Dean demandó—. Te arrestarán.
—No pueden arrestarme —dijo Sam—. Váyanse, que no los vean. Búsquenme con Rebecca —vio cómo Dean empujaba a Percy por encima de la verja—. Dean —su hermano miró hacia atrás—. Aléjate de las alcantarillas —Dean no dijo nada, saltó la verja y Sam gritó—. ¡No te metas!
—¡Sí, sí! —Dean gritó.
—¡No se mueva! —gritó el policía—. Ponga las manos donde pueda verlas —Sam levantó las manos en el aire.
...
—Lo siento, Sam —murmuró Dean, sacando las armas del maletero, Percy parpadeó detrás de él—. Me conoces, no puedo esperar —cerró el maletero y se pusieron en marcha.
...
Dean y Percy caminaban por la alcantarilla, Dean manteniendo una mano en el brazo de Percy todo el tiempo. A Percy no le importaba. Locamente, se encontraba caminando por la alcantarilla buscando al hombre que lo había golpeado dulcemente.
Se encontraron con una cámara llena de velas y cadenas. Montones de carne y sangre cubrían el suelo. Oyeron un ruido y Dean se movió a otra área de la alcantarilla, encontrando una figura cubierta con una sábana blanca.
—¿Rebecca?
...
Se apresuraron a la casa de Rebecca, con los ojos muy abiertos por la alarma. Dean abrió la puerta de una patada y vio a la figura que se cernía sobre su hermano, con las manos envueltas alrededor de su cuello.
—¡Oye! —él gritó. El transformista, de nuevo en la forma de Dean, se bajó de Sam. Dean, el real, levantó su arma y lo apuntó, disparándole al monstruo dos veces en el corazón. Se vio caer al suelo, muerto.
—¡Sam! —Rebecca se movió hacia su amigo.
Percy se acercó al cuerpo y lo vio usando el collar de Dean. Se lo quitó y se lo entregó a su novio, susurrando. —Me gustas mucho más que este chico —Dean sonrió.
...
Estaban sentados frente a una gasolinera, esperando a que regresara Sam. Percy estaba sentado solo en la parte de atrás y se estremeció de repente.
Dean lo notó, —¿Estás bien, Percy?
Percy abrió la boca para decir algo, luego la cerró. Cuando finalmente decidió hablar, simplemente dijo, —No. No, no lo creo.
Dean parpadeó, luego rápidamente se subió a la parte trasera del auto con Percy. El semidiós rápidamente se inclinó contra su novio, y pronto, Percy yacía sobre el pecho de Dean con la mano de su novio recorriendo su cabello.
—Dije que en el campamento nos preparan para la tortura —murmuró Percy—. No nos preparan para lo que viene después. Te enseñan a no rendirte. Pero ¿qué se supone que debes hacer con el peso que queda? ¿Lo qué deja sobre tus hombros?
—Compartes el peso con alguien —dijo Dean, mirando a Percy con ojos tristes.
Percy asintió y luego cerró los ojos con cansancio. Un momento después, estaba dormido sobre el pecho de Dean, una mano recorría su cabello y un brazo tiraba de una chaqueta sobre su espalda.
Sam abrió la puerta del pasajero, a punto de subir, pero se detuvo cuando vio a Dean y Percy en la parte de atrás.
Una mirada de comprensión pasó entre los hermanos, y Sam se trasladó al asiento delantero y se puso al volante.
Percy le importaba más a Dean que conducir el Impala. Mucho más.
