Percy estaba seguro de que era la persona más cuerda de la habitación. Por lo general, estaba menos cuerdo que Sam, pero más cuerdo que Dean. Sin embargo, el dios de la locura parecía estar enloqueciendo.
Dean estaba mirando una computadora portátil, eliminando posibles casos sobrenaturales a un lado de su novio. Percy estaba seguro de que se había vuelto completamente loco cuando mencionó uno en el que una mujer se había comido a tres personas y luego intentó agarrar a algunos niños. Percy sabía que Dean debía estar loco, porque les había hablado a los "niños" la noche anterior sobre una empusa que los había atacado. Esos tres "niños" eran Jason, Leo y Piper.
Percy no estaba tan preocupado por la cordura de su novio. Esto era cosa de todos los días. Era Sam quien lo preocupaba. El hombre estaba sentado en su cama, dibujando apresuradamente un dibujo de un árbol en un bloc de notas. Percy había visto el arte de Sam antes y podía decir con confianza que no era tan buen artista. Supuso que Sam acababa de tener de tener una horrorosa pesadilla, y lo había alterado. También cosas de todos los días.
—Aguarda —dijo Sam de repente, mirando su dibujo—. He visto esto.
—¿Qué cosa? —preguntó Dean, mirando a Sam ponerse de pie y buscar en su bolsa—. ¿Qué haces?
Sam sacó una foto de su bolsa, una que mostraba a Sam, Dean y sus padres frente al árbol antes del incendio, y notó que los árboles eran iguales, —Ya sé a dónde hay que ir.
—¿A dónde? —cuestionó Dean.
—A nuestra casa: vamos a Kansas.
—No entiendo —Dean estaba confundido—. ¿De dónde salió eso?
Sam le mostró nerviosamente la foto a Dean (Percy se asomó por encima del hombro de su novio) y dijo —Pues eh, esta fue tomada enfrente de nuestra casa, ¿no? ¿La casa donde mamá murió?
—Sí —Dean parecía incómodo, y Percy agarró su mano.
—No se quemó toda —preguntó Sam—. No completamente, ¿verdad? La reconstruyeron, ¿cierto?
—Sí, creo que sí —Dean se encogió de hombros—. ¿De qué Hades estás hablando?
—Escucha, creerás que estoy loco, pero las personas que viven en esa casa… ellos podrían estar en peligro.
—¿Por qué crees eso? —Percy preguntó en voz baja, sabiendo ya la respuesta.
Sam miró a Dean, —Ah… solamente, ustedes… ustedes confíen en mí —se dio la vuelta para alejarse.
Dean y Percy se pusieron de pie para seguirlo, y Dean dijo —Oye, oye. ¿Qué confiemos en ti?
—Sí —dijo Sam incómodo.
—Es que Sam tienes que decirnos un poco más —Dean frunció el ceño.
—No puedo explicárselos, es todo —Sam hizo una mueca.
—Lástima, porque no iré hasta que lo hagas —Dean negó con la cabeza. Normalmente, Percy habría detenido a Dean. Lo habría hecho confiar en Sam cuando decía que algo sucedería. Pero Percy también sabía que este era el lugar donde murió la madre de Dean. No iba a obligar a Dean a ir allí sin una buena razón. Eso no era justo para Dean. No sería justo para nadie.
Sam suspiró, —Yo tengo pesadillas.
—Lo he notado —dijo Dean inexpresivo.
—Y a veces… se vuelven ciertas.
—¿Cómo dices? —las cejas de Dean se elevaron.
—Sí, Dean… soñé la muerte de Jessica días antes de que esta pasará.
—Muchos tienen sueños raros —Dean sacudió la cabeza—. De seguro fue una coincidencia —se sentó en la cama, y Percy rápidamente se sentó a su lado, todavía sosteniendo su mano.
—No, soñé que goteaba sangre, a ella en el techo, el fuego, todo, y no hice nada al respecto porque no lo creí —la cara de Sam se oscureció—. Ahora estoy soñando con ese árbol en nuestra casa y una mujer que grita pidiéndome ayuda. Es donde todo empezó, Dean, tiene que significar algo, ¿no?
Dean estaba golpeteando su pierna con ansiedad, —No lo sé.
—¿Qué no… cómo que no sabes, Dean? —Sam se sentó en la cama frente a ellos—. La vida de esa mujer estar en riesgo, ¡puede ser incluso la cosa que mató a mamá y a Jessica!
—Espera, ve despacio, ¿quieres? —Dean se puso de pie y comenzó a caminar—. ¿Primero me dices que tienes el Resplandor? ¿Y luego que hay que volver a casa? Y más cuando… —se calló, sacudiendo la cabeza.
—¿Cuándo qué? —preguntó Sam.
—Cuando juré que jamás volvería a ese lugar —la voz de Dean se quebró al final, y Percy rápidamente se movió para pararse a su lado, agarrando su mano.
—Oye, Dean, tenemos que ver esto —dijo Percy en voz baja, enviándole a su novio una pequeña sonrisa—. Para estar seguros.
—Sé que sí —suspiró Dean.
...
—¿Vas a estar bien? —Percy le preguntó en voz baja cuando se estacionaron frente a la casa de los Winchester.
—Después te digo eso —dijo Dean, frunciendo el ceño. Salieron del auto y caminaron hacia la puerta principal. Percy podía ver el nerviosismo en el rostro de su novio y se sentía absolutamente terrible. Esto no le parecía bien. Nadie debería tener que pasar por esto.
Jenny, la mujer del sueño de Sam, abrió la puerta cuando tocaron, —¿Sí?
Dean comenzó a decir que eran de alguna agencia del gobierno, pero Sam lo interrumpió —Soy Sam Winchester y él es mi hermano, Dean, y él su novio, Percy. Antes vivimos aquí. Solo andábamos de paso, y nos preguntábamos si podríamos ver la casa.
—Winchester —asintió Jenny—. Qué curioso. Creo que encontré unas de sus fotos la otra noche.
—Ah, ¿sí? —Dean parecía un poco esperanzado.
Jenny asintió, haciéndose a un lado, —Está bien. Pasen.
Entraron. Jenny llevó a los chicos a la cocina, donde Sari, su hija, estaba haciendo la tarea y Ritchie, su hijo pequeño, saltaba en un corral.
—¡Jugo! ¡Jugo! ¡Jugo! ¡Jugo! —Ritchie cantó.
—Él es Ritchie. Es un fanático del jugo —Jenny sacó un vasito de la nevera y se lo entregó a Ritchie—. Pero, al menos, no se va a enfermar —caminó hacia su hija—. Sari, ellos son Sam y Dean. Ellos vivieron aquí. Y él es Percy.
—Hola —dijo Sari, viendo a Percy y Dean saludarla.
—Hola, Sari —dijo Sam.
—¿Acaban de mudarse? —Dean miró las cajas esparcidas alrededor.
—Sí, de Wichita.
—¿Tienen familia aquí, o…?
—No. Yo solo… necesitaba empezar otra vez —Jenny frunció el ceño—. Así que, ciudad nueva, trabajo nuevo: espero encontrar uno. Y casa nueva.
—¿Y les gusta la casa? —preguntó Sam.
—Bueno, eh, con todo respeto a su antiguo hogar, porque de seguro tienen buenos recuerdos aquí —Dean sonrió débilmente ante las palabras de Jenny—, la casa tiene sus cosas.
—¿Cómo qué? —preguntó Percy.
—Pues, que hace vieja —Jenny se encogió de hombros—. Como el cableado. Así que parpadean las luces muy seguido.
—Es una pena —dijo Sam—. ¿Algo más?
—Ay… la taja se tapó, hay muchas ratas en el sótano —Jenny hizo una pausa—. Disculpe. No debería quejarme.
Dean, que no se ofendió en lo más mínimo, dijo —No. ¿Ha visto las ratas o solo las ha escuchado?
—Solo son ruidos, en realidad —Jenny frunció el ceño.
—¿Mamá? —preguntó Sari, y Jenny se arrodilló frente a ella—. Pregúntales si ya estaba eso antes.
—¿Qué, Sari? —Sam frunció el ceño.
—La cosa en mi closet.
—Ay, no, bebé, no había nada en su closet —se volvió para mirar a Sam y Dean—. ¿Verdad?
—Sí —Sam asintió rápidamente—. No, no, claro que no.
—Tuvo una pesadilla la otra noche —explicó Jenny.
—No fue un sueño —dijo Sari—. Entró a mi habitación y estaba en llamas.
Todos los chicos estaban pensando lo mismo. El asesino de Mary Winchester.
...
Los chicos salieron de la casa y regresaron al Impala.
—¿Oyeron eso? —Sam dijo—. Una figura en llamas.
—¿Y esa mujer, Jenny, era la de tus sueños? —preguntó Percy.
—Sí —asintió Sam—. ¿Y oyeron de qué estaba hablando? Ruidos, luces parpadeantes, ambos señales de espíritus malévolos.
—Sí, pues, yo estoy asustado de que tus visiones se cumplan —Dean parecía extremadamente cansado.
—Olvida las visiones —dijo Sam apresuradamente—. ¿Crees que esa cosa en la casa sea lo que mató a mamá y a Jessica?
—¡No lo sé! —Dean frunció el ceño.
—¿Crees que haya vuelto o estuvo ahí todo el tiempo? —Sam reflexionó.
—O tal vez es algo diferente, Sam, no lo sabemos.
—Esas personas están en peligro, Dean —Sam frunció el ceño—. Hay que sacarlas de la casa.
—Y lo haremos —asintió Percy por su novio.
—No —Sam negó con la cabeza—, me refiero ahora
—¿Y cómo vas a hacer eso, eh? —cuestionó Dean—. ¿Tienes una historia que ella te crea?
—Entonces, ¿qué vamos a hacer?
...
—Hay que calmarnos, eso es todo —dijo Dean mientras estaban frente a una estación de servicio—. Si este fuera como cualquier trabajo, ¿qué haríamos?
Sam suspiró, —Descubrir a que nos enfrentamos. Investigar la historia de la casa.
—Exacto, pero esta vez sabemos que pasó —Dean frunció el ceño.
—Sí, pero ¿qué tanto sabemos en realidad? —las cejas de Sam se fruncieron—. ¿Qué tanto recordamos?
—¿Sobre esa noche? —preguntó Dean, ignorando la mirada furiosa que Percy le envió a Sam.
—Sí —dijo Sam, apartando rápidamente la mirada del semidiós enojado.
—No mucho —Dean negó con la cabeza ligeramente—. Recuerdo el fuego… el calor —hizo una pausa, con el ceño fruncido en su rostro—. Y que te cargue hasta afuera.
—¿En serio? —preguntó Sam, sorprendido.
—Sí, ¿no sabías eso? —Dean parecía confundido.
Sam negó con la cabeza, —No.
—Y conoces la historia de papá tan bien como yo —Dean se miró las manos—. Mamá estaba… estaba en el techo. Y lo que la puso allí, ya se había ido cuando papá volvió.
—¿Jamás dio una teoría sobre qué lo hizo?
—Sí la tenía, no la comentó. Nosotros preguntamos muchas veces.
—De acuerdo —Sam asintió—. Si vamos a averiguar qué sucede ahora… hay que averiguar qué pasó entonces. Y ver si es lo mismo.
—Sí —asintió Percy, agarrando la mano de Dean—. Hay que hablar con amigos y vecinos de aquellos tiempos.
Sam miró a Dean y, después de una pausa, preguntó —¿Este es solo otro trabajo para ti?
Dean no dijo nada por un largo momento, —Ahora vuelvo. Voy al baño —se apartó de Percy y dobló una esquina de la gasolinera.
Percy inmediatamente golpeó a Sam en el brazo. Fuerte.
—¿Por qué fue eso? —Sam gritó, haciendo una mueca.
—Si le dices una cosa más insensible a Dean, te golpearé en un lugar muchísimo peor que tu brazo —Percy lo fulminó con la mirada.
Sam pareció desconcertado por un momento, luego cerró la boca, frotándose el brazo.
Cuando Dean regresó al auto, Percy no pudo evitar notar lo rojos que estaban los ojos de su novio.
...
Los chicos estaban en reparaciones de automóviles de Guenther, hablando con el dueño del taller.
—¿Usted y John Winchester abrieron este taller juntos? —preguntó Dean.
—Sí, así es, hace mucho tiempo —dijo el dueño—. Y han pasado como… veinte años desde que John desapareció. ¿Por qué la policía se interesó ahora?
—Reabrimos algunos casos no resueltos, y el Winchester es uno de ellos —Percy respondió.
—Aja, bueno, ¿qué quieren saber de John?
—Todo lo que recuerde, lo que tenga en su mente.
—Él era un hombre obstinado, recuerdo eso —se rio el dueño—. Y… en cualquier juego él odiaba perder. Quizás por el asunto de ser marine. Pero, sé que amaba a Mary. Y adoraba a esos niños.
—¿Eso fue antes del incendio? —preguntó Sam.
—Así es —asintió el dueño.
—¿Él habló de esa noche?
—No, no al principio —el dueño del taller negó con la cabeza—. Creo que estaba en shock.
—Sí —asintió Sam—. ¿Pero luego? ¿Qué decía al respecto?
—Ah, no estaba pensando claro. Decía… decía que algo causó el incendio y mató a Mary.
—¿Decía qué lo hizo? —preguntó Dean.
—Nada lo hizo —el hombre negó con la cabeza—. Fue un accidente, un corto eléctrico en el techo o las paredes o ambos. Yo le supliqué que buscara ayuda, pero…
—¿Pero qué? —inquirió Percy.
—Él empezó a leer toda clase de libros. Empezó a ver a una adivina del pueblo.
—¿Adivina? —preguntó Percy—. Uh, ¿tiene un nombre?
El dueño del taller se burló, —No.
...
Sam hojeaba una guía telefónica en el auto, donde estaban estacionados al lado de un teléfono público.
—Muy bien, si hay algunos psíquicos y adivinos en la ciudad —dijo Sam—. Hay alguien llamado El Divino. Y… —se rio— esta el Misterioso Señor Fortensky. Y un Missouri Moseley…
—Espera, espera —Dean levantó la vista de repente—. ¿Missouri Moseley?
—¿Qué?
—¿Es una psíquica?
—Eh, sí —asintió Sam—. Creo que sí.
Dean buscó en la parte trasera del Impala y agarró el diario de John, —El diario de papá… aquí, mira esto —lo abrió en la primera página—. Primera página, primera frase, lee esto.
Sam leyó en voz alta lo del cuaderno —Vi a Missouri y me dijo todo.
Dean se encogió de hombros, —Creí que hablaba del estado.
...
Los chicos estaban sentados en un sofá en la casa de Missouri, esperando. Missouri estaba acompañando a otro hombre a la salida.
—Ay, ya está —le dijo Missouri al hombre—. No te preocupes por eso. Tu esposa está loca por ti —el hombre se fue y ella cerró la puerta detrás de él—. Uy. Pobre diablo. Su mujer está durmiendo con el jardinero.
—¿Por qué no se lo dijo? —preguntó Percy.
—No vienen aquí por la verdad. Vienen por buenas noticias —levantó una ceja mientras los chicos la miraban—. ¿Bueno? Sam, Dean, Percy, vengan acá, no tengo todo el día —los chicos intercambiaron una mirada y ella los condujo a otra habitación—. A ver, déjenme verlos —ella se rio, mirando a los hermanos—. Guau, se pusieron muy guapos —señaló a Dean—. Y tú tenías cara de niño tonto, ¿eh? —se volvió hacia Sam, ignorando la mirada de Dean y las sonrisas de satisfacción de los otros dos chicos. Tomó su mano—. Ay, cariño… lamento tanto lo de tu novia —los chicos estaban todos conmocionados—. Y su padre… ¿está perdido?
—¿Cómo sabe todo eso? —preguntó Sam.
—Bueno, estabas pensando en eso, ¿o no? —dijo Missouri. Sam alzó las cejas, sorprendido.
—¿Dónde está? —exigió Dean—. ¿Él está bien?
—No lo sé —dijo Missouri simplemente.
—¿No sabe? —Dean levantó una ceja—. Se… se supone que es psíquica, ¿no?
—¿Me estás viendo partir a una mujer a la mitad? —Missouri levantó una ceja en respuesta—. ¿Crees que yo soy maga? Tal vez puedo leer la mente y sentir energías en un cuarto, pero no puedo sacar hechos de la nada. Siéntense, por favor —Dean ignoró las sonrisas de su novio y su hermano, y los tres se sentaron. Missouri inmediatamente se volvió hacia Dean—. ¡Si subes los pies a mi mesita, te juro que no respondo!
—No hice nada —dijo Dean con los ojos ligeramente abiertos.
—Pero lo estabas pensando —dijeron Percy y Missouri al mismo tiempo. Simplemente parpadearon ante el otro. Dean levantó las cejas ante las palabras sincronizadas.
Sam sonrió y luego dijo —Muy bien. Eh, díganos, nuestro padre, ¿cuándo se conocieron?
—Vino por una lectura —dijo Missouri—. Unos días después del incendio. Yo solo le dije lo que había ahí en las sombras. Creo que se podría decir… que corrí las cortinas por él.
—¿Y sobre el incendio? —preguntó Dean—. ¿Usted sabe que mató mamá?
—Sí, algo —asintió Missouri—. Su papá me llevó a la casa. Esperaba que yo pudiera sentir los ecos, las huellas de esa cosa.
—¿Lo logró? —preguntó Percy.
—Ah, no… —ella se calló, sacudiendo la cabeza con una expresión de dolor en su rostro.
—¿Qué fue? —Sam preguntó tranquilamente.
—No lo sé —susurró Missouri—. Ah, pero era malvado.
...
—Entonces… ¿ustedes creen que algo volvió a esa casa? —Missouri preguntó después de que los chicos le hubieran explicado todo.
—Definitivamente —asintió Sam.
—No… no lo entiendo —Missouri negó con la cabeza.
—¿Qué? —preguntó Percy.
—Yo no he estado adentro, pero he vigilado ese lugar siempre, y ha estado tranquilo. No ha habido muertes ni accidentes raros. ¿Por qué volvería ahora?
—No lo sé —dijo Sam—. Pero mi padre está perdido y a Jessica la asesinaron y ahora esa casa… todo esta pasando a la vez y siento que algo está iniciando.
—Es reconfortante —dijo Percy, las palabras de Octavian sobre el Tártaro pasaron por su mente por un momento.
...
Sam llamó a la puerta de Jenny, esperando un momento.
Un momento después, Jenny abrió la puerta, sosteniendo a Ritchie en sus brazos, —Sam, Dean, Percy. ¿Qué hacen aquí?
—Hola, Jenny —dijo Sam—. Ella es nuestra amiga, Missouri.
—Si no es molestia, queríamos mostrarle la casa —dijo Dean—. Por los viejos tiempos.
—Lo siento, no es buen momento —dijo Jenny—. Estoy ocupada.
—Escucha, Jenny, esto es importante —dijo Dean rápidamente. Ni siquiera un momento después, Missouri lo golpeó en la nuca.
—Deja a la chica en paz, ¿no ves que está angustiada? —Missouri ignoró el intento fallido de Percy de ocultar su risa y se volvió hacia Jenny—. Perdona al muchacho, es bueno, pero no es de los más inteligentes, pero te diré algo.
Percy se inclinó hacia el atónito Dean y le susurró en griego —Creo que me agrada.
Dean le frunció el ceño a su novio.
—¿Sobre qué? —Jenny miró a Missouri.
—Sobre esta casa —respondió Missouri simplemente.
—¿De qué está hablando?
—Creo que sabes de lo que estoy hablando —dijo Missouri—. Crees que hay algo en esta casa, algo que quiere dañar a tu familia. ¿O me equivoco?
—¿Quiénes son ustedes? —Jenny dijo.
—Personas que pueden ayudarte, que pueden detener esta cosa. Pero tienes que tener confianza en nosotros.
Jenny parecía insegura.
...
Unos momentos después, los chicos y Missouri se encontraban en la habitación de Sari.
—Hay una energía oscura aquí, percibo que esté cuarto debe ser el centro de todo el mal —dijo Missouri.
—¿Por qué? —preguntó Sam.
—Este era tu cuarto, Sam —explicó Missouri—. Aquí fue donde todo paso —Sam miró hacia el techo y Missouri vio a Dean sacar su EMF—. ¿Es un EMF?
—Sí —dijo Dean.
—Aficionado —Missouri ignoró la mirada de Dean. Ella ignoró el pitido proveniente del EMF de Dean, y en su lugar miró a Percy. Estaba parado justo afuera de la habitación, con una mirada confundida en su rostro. Podía sentir lo que había en la habitación. Era ruidoso, y normalmente no podía sentir la presencia de nada, pero esto parecía ser grande. Percy la miró y entró lentamente, la confusión cubriendo su rostro.
Missouri dejo de ver a Percy y miró a los hermanos. —No sé si deberían estar decepcionados o aliviados, pero esto no es lo que mató a su madre.
—¿Está segura? —Sam la vio asentir—. ¿Cómo lo sabe?
—No es la misma energía que sentí la última vez que estuve aquí. Es algo diferente.
—¿Qué cosa? —preguntó Dean.
—No cosa —dijo Percy en voz baja—. Espíritus. Hay más de un espíritu en esta casa —él estaba seguro de ello. Eso explicaría por qué podía sentirlo. Por qué parecía tan grande.
—¿Y qué hacen aquí? —preguntó Dean, mirando a Missouri abrir la puerta del closet.
—Están aquí por lo que le pasó a su familia —dijo Missouri—. Y es que hace tantos años, todo ese mal vino a ustedes. Entró en esta casa. Y esa clase de mal deja heridas. Y, a veces, las heridas se infectan.
—No lo entiendo —Sam frunció el ceño.
—Esta casa es un imán para energía paranormal —explicó Missouri—. Ha atraído a un poltergeist. Uno exigente. Que no descansará hasta que Jenny y sus bebés estén muertos.
—Dijo que era más de un espíritu —cuestionó Sam.
—Así es —suspiró Missouri—. Aun no puedo descifrar el segundo.
—Pues una cosa es segura: nadie morirá en esta casa otra vez —dijo Dean—. Sea lo que sea, ¿cómo lo detenemos?
...
Los cuatro estaban sentados alrededor de una mesa en la casa de Missouri, mirando la variedad dispersa de hierbas y raíces.
—¿Qué son estas cosas? —Dean miraba los artículos.
—Raíz de angélica, aceite de Van Van, polvo del camino y algunas otras cositas —respondió Missouri.
—¿Qué haremos con ellas?
—Vamos a meterlas dentro de las paredes en las esquinas norte, sur, este y oeste en cada piso de esta casa.
—Abriremos hoyos en la pared —dijo Dean secamente—. A Jenny le encantará eso.
—Ella vivirá, Dean —dijo Missouri astutamente.
—¿Y eso destruirá a los espíritus? —preguntó Percy.
—Debería —asintió Missouri—. Debe purificar la casa completamente. Cada uno irá a un piso. Y vamos a hacerlo rápido. Cuando los espíritus vean lo que estamos haciendo, las cosas se pondrán feas.
...
Jenny estaba parada afuera de su casa con sus hijos, mirando a los chicos y a Missouri, —Oiga, no me siento cómoda dejándolos aquí solos.
—Tu lleva a tus hijos a ver una película y esto acabará para cuando vuelvas —dijo Missouri. Jenny asintió y se fue con sus hijos. Los cuatros entraron.
Percy se encontraba en el ático, frunciendo el ceño mientras usaba una daga para atravesar la última de las paredes. Mientras hacía esto, una pelota salió volando hacia él. La esquivó, dándose la vuelta rápidamente. Varios artículos flotaban en el aire. Uno por uno, comenzaron a lanzarse hacia Percy. Pudo esquivar a la mayoría de ellos, pero a medida que pasaba el tiempo, los que ya habían volado hacia él comenzaron a lanzarse hacia él desde atrás. Algo se estrelló contra la espalda de Percy y se tropezó, cayendo y golpeando la esquina de su cabeza en un escritorio viejo. Su visión vaciló por un momento, pero luego sus instintos de semidiós se activaron. Se levantó de un salto, agarró la parte posterior de las hierbas del suelo y la empujó en el agujero que había hecho.
Todo giró en el aire por unos momentos más, luego una luz blanca cegadora apareció y desapareció muy repentinamente. Percy cerró los ojos por un momento, llevándose la mano a la cabeza y sintiendo el corte.
¿Por qué siempre yo? Percy se preguntó.
...
—¿Segura que se acabó? —preguntó Sam mientras estaban parados en la cocina extremadamente desordenada. Percy estaba sentado encima del mostrador, Dean presionaba suavemente una toalla contra su cabeza.
—No es tan malo —murmuró Percy, luciendo un poco molesto por toda la preocupación.
—Sigue sangrando —Dean presionó la toalla con más fuerza contra la cabeza de Percy, e ignoraron la conversación entre Sam y Missouri.
—Las heridas en la cabeza hacen eso —suspiró Percy, sin molestarse en discutir con su novio por más tiempo.
—¿Hola? Ya llegamos —llamó Jenny cuando entró a la casa. Entró en la cocina y miró el desorden y la cabeza de Percy—. ¿Qué pasó?
—Hola, lo siento —dijo Sam inmediatamente—. Nosotros pagaremos todo —Dean parecía confundido.
—No te preocupes, Dean limpiará la casa, pequeña —le dijo Missouri a Jenny, luego notó que Dean no se movió ni un centímetro—. ¿Qué estás esperando, muchacho? Él puede sostener esa toalla por sí mismo. Trae un trapo —observó a Dean comenzar a alejarse—. ¡Y no me repliques! —Dean se alejó, murmurando por lo bajo.
Una vez que Dean terminó de limpiar, Missouri y los chicos salieron de la casa. Jenny se despidió y cerró la puerta detrás de ellos.
...
—¿Qué repetirme que hacemos aquí? —Dean estaba sentado en el Impala frente a la casa de Jenny, mirando confundido a su hermano.
—No lo sé, Dean —Sam frunció el ceño—. Es que… aún tengo un presentimiento.
—¿Por qué? —preguntó Dean—. Missouri hizo todas sus brujerías, la casa debe estar limpia, se acabó.
—Sí, es probable —dijo Sam—. Pero quiero estar seguro, es todo.
—Sí, pero, podría estar dormido en una cama ahora —Dean se deslizó hacia abajo en su asiento, cerrando los ojos.
Apenas un momento después, Sam gritó —¡Dean! ¡Miren! —Percy inmediatamente miró hacia arriba y vio a Jenny golpeando su ventana, gritando.
—Vayan por los niños, voy por Jenny —gritó Dean mientras corrían hacia la casa.
Percy inmediatamente corrió hacia la habitación de Ritchie, abrió la puerta de una patada y encontró al niño gritando en su cama. Percy lo recogió y bajó corriendo las escaleras con Sam justo detrás de él.
Mientras corrían hacia la puerta, algo agarró a Percy y lo tiró al suelo. Protegió a Ritchie cuando cayeron, y Sam pronto tomó al niño de sus brazos.
Sam colocó a Ritchie en los brazos de Sari, —Escucha, Sari, lleva a tu hermano afuera, corre rápido y no veas atrás —de repente, lo mismo que agarró a Percy agarró a Sam, y ambos fueron arrastrados lejos de la puerta.
Lo último que Percy vio antes de que la puerta se cerrara de golpe fue a Sari y Ritchie saliendo.
...
Percy y Sam estaban atrapados contra una pared de la casa, Percy forcejeaba mientras Sam miraba a la figura que se acercaba en llamas con ojos muy abiertos y algo felices.
—¿Percy? ¡Sam! —la voz de pánico de Dean resonó en la casa. Eventualmente los encontró y apuntó el arma a la figura ardiente.
—¡No, no! ¡No lo hagas! —Sam le gritó a Dean, mirando el arma con los ojos muy abiertos.
—¿Qué? ¿Por qué? —Dean parecía desconcertado, sin mover el arma.
—Me parece saber quién es —dijo Sam—. Puedo verla ahora.
El fuego se desvaneció de repente. En su lugar estaba Mary Winchester. La expresión de Dean se suavizó y lentamente bajó el arma en shock.
—¿Mamá? —la voz de Dean se quebró.
Mary se acercó a su hijo mayor y habló con una sonrisa triste, —Dean —se apartó de él y miró a Sam—. Sam —su sonrisa se desvaneció—. Lo siento.
—¿Por qué? —Sam dijo. Mary miró a Sam con tristeza, sin decir nada.
Por último, Mary se volvió hacia Percy, —Gracias —Percy solo asintió lentamente, con los ojos muy abiertos.
—No hay problema —dijo despreocupadamente.
Mary se alejó de los tres, mirando hacia el techo, —Y tú, largo de mi casa. Y suelta a mis hijos —estalló en llamas una vez más, y el fuego alcanzó el techo. Muy repentinamente desapareció. Los chicos fueron liberados de la pared y caminaron uno hacia el otro, atónitos.
Lo único en lo que Percy podía pensar era que Mary Winchester había dicho hijos.
...
Después de que Missouri habló con Sam, se acercó a Percy y le dijo, —Deberías preocuparte por lo que dijo Octavian.
Percy asintió lentamente, —Estoy preocupado.
Missouri asintió lentamente, luego se giró para mirarlo, —Protege a esos muchachos. Todavía no han visto todo, sin importar cuánto crean que lo han hecho. Trata de mantenerlo así.
Percy sonrió suavemente, —Lo haré. ¿Cómo está Hécate?
Missouri miró hacia el cielo, —Mi mamá está bien.
