Epílogo
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Una hermosa jovencita terminaba de alistarse frente a su espejo, peinaba su sedosa cabellera roja y la recogía con un extraño broche lila, con estrellas plateadas parpadeantes. Puso en su bolso algunas cosas, entre ellas algunos cuadernos, su diario, y luego salió de su habitación al llamado de su padre.
- ¿Estás lista? Apenas tienes 16 años y ya te demoras como tu madre.
- ¡Harry! - exclamó otra pelirroja, advirtiendo con sus ojos que no hiciera ciertos comentarios.
- Sólo es una broma, cariño – respondió Harry, mientras le daba un pequeño beso a su esposa.
- ¡James¡Dreya! – llamó la mujer a sus hijos, quienes jugaban mientras todos se disponían a salir.
- Bien, ya que todos estamos listos, podemos irnos.
-¡Espera papá!. ¡Olvidé algo! - dijo la jovencita.
-Lilian, por favor… siempre nos haces esto… accio celular – dijo su padre mientras agitaba su varita, conociendo el "algo" que su hija había olvidado.
Un aparato muggle vino volando por toda la sala y aterrizó en las manos de la jovencita, quien simplemente sonrió mientras abrazaba a su papá.
- Bueno, creo que ya podremos irnos, Harry querido, tú primero – le dijo su esposa mientras le alcanzaba un recipiente con polvos flu.
Harry desapareció por la chimenea, y luego uno a uno sus hijos también fueron haciendo lo mismo.
- ¡Mamá! Acabo de peinarme, odio el flu – dijo su única hija mientras cogía un poco de los polvos para luego desaparecer.
- ¡Ginny! – exclamó una mujer castaña al ver que su amiga aparecía por la chimenea. – Oh merlín, se arruinó tu traje – dijo cogiendo su varita y luego la agitó, limpiando de cenizas a Ginny, además de devolverle su antiguo peinado.
Ginny vio que sus hijos ya estaban limpios de ceniza, y el peinado de Lilian estaba tan impecable como antes de salir.
- Gracias, Hermione, no sé que haría sin tu ayuda.
- Terminarías más loca que ahora, supongo. Ron! – dijo la castaña dirigiéndose a las escaleras – ¡ya llegaron!
- ¡Un momento! - respondió una voz ahogada desde el segundo piso.
James y Dreya se unieron a Oliver y Hans, dos gemelos de cabello castaño con muchas pecas, que compartían casi la misma edad de Dreya. Todos solían jugar con algunos objetos muggles con ciertos encantamientos, sobre todo, juegos de espionaje y persecuciones entre ellos mismos.
- ¿Seguro que estarás bien con ellos, Lin? – le preguntó la mujer castaña a la jovencita por su nombre de cariño.
- ¡Claro tía Hermy¡Yo sola puedo con estos demonios¿Cuándo te he defraudado? – le respondió, muy segura de sí misma, pero en el fondo dudando que esta vez pueda controlarlos. Cada vez se hacía más difícil poder contenerlos, además de que el uso de magia fuera del colegio estaba prohibido, empeoraba las cosas.
- ¡Nunca! Confío en ti, Lin – le contestó su tía.
- Bueno, creo que ya estamos listos – dijo Ron, mientras llegaba donde se encontraban su esposa, su hermana y su cuñado. – ¡Lin¡Pero qué linda jovencita! Hay que empezar a tener cuidado con los pretendientes, Harry – le dijo su amigo en broma, lo cual pareció no gustarle mucho al ojiverde.
- Bueno y ¿qué esperan? – dijo Lilian para relajar un poco la tensión que se reflejaba en el rostro de su padre – Se les hará tarde. ¿Dónde está Marlene, tía Hermy?
- Está descansando, tuvo fiebre por la mañana, pero ya le di una poción después del almuerzo. Puse un hechizo silenciador en su habitación, así que no te tienes que preocupar por si estos diablillos se acercan a su puerta. Dormirá como un angelito sin escuchar ningún ruido. Pero si despierta, ya sabes que siempre puedes…
- … llamarte de emergencia a tu celular – completó la joven adolescente con una sonrisa. – Lo sé tía Hermy, puedes ir tranquila, yo me aseguraré de que todo esté en orden.
- ¡Ah tus padres deben estar tan orgullosos de tí!
- Por supuesto – aseguró Harry – Estamos orgullosos de nuestra prefecta.
- Sí, un claro ejemplo de que los hijos superan a los padres, porque tus padres nunca fueron prefectos – añadió Ron – en cambio, tu tío sí que lo fue…
- ¡Y qué prefecto! – terminó a su vez Ginny, añadiendo un tono de voz irónico – pero esa es otra historia. Te dejamos con los niños, confiamos en que puedes con ellos.
- ¡Sip! – dijo la chica mientras recibía el beso de su madre en la frente – ¡Ahora ya vayanse¡Cada minuto que pierden aquí será uno menos en la ceremonia! No saben cómo me hubiera gustado ir, pero bueno, alguien tiene que cuidar que estos monstruos no hagan nada.
- Ah, una última cosa, si llegan tus…
En ese momento, la chimenea se iluminó y de ella salieron otros 3 adolescentes, 2 niñas y 2 adultos.
- ¡Fred¡Charly! – exclamó Ron – Se supone que llegarían antes, ya es tarde.
- Lo sabemos – contestó Charly – Perdón por el retraso, es que tuvimos un pequeño inconveniente en la madriguera.
- ¡Sí, y Calvin tuvo su primera amonestación por usar magia fuera del colegio! – terminó de decir Fred en referencia a su hijo
- Pareces orgulloso de eso – le dijo Ginny mirándolo con extrañeza.
- Me recuerda a mí, cuando era pequeño… recuerdo que….
- ¡Ya basta! – interrumpió Ron – No queremos oír tus magníficas aventuras Fred, ya se nos hace tarde, y sabes cómo es Percy, además prometimos a mamá que iríamos.
- Sí, creo que ya debemos irnos – agregó Hermione – Lilian, te los encargamos a todos¿ok?
- Perdón por traerte 5 dolores de cabeza más Lin-Lin - se disculpó Charly haciendo referencia a los niños y adolescentes que habían traído.
- No te preocupes tío Charly, yo me encargo de todos ellos.
Finalmente, todos se dispusieron a ir, Hermione y Ginny se mostraban complacidas al tener que aparecerse en la madriguera, pues detestaban el flu, sobre todo cuando estaban tan bien vestidas y adornadas, para el evento de gran envergadura al que estaban yendo. Percy por fin había logrado su objetivo, e iba a ser nombrado ministro de magia.
Sola en la casa, la joven Lilian veía a los niños jugueteando y corriendo alrededor de la sala, usando para ello armas de juguete que disparaban chispas de bengala, que al impregnarse en el polo de alguno de ellos, se convertía en una mancha. En el juego esto significaba, que el que tenía una mancha estaba "muerto" y no podría volver a jugar hasta que se borrara la mancha, y eso era al terminar todo el juego.
Lilian observaba la sala llena de manchas azules y rojas, que eran los colores de los dos equipos, y suspiró al ver que era la única de su edad dentro de esa casa, tan llena de pecas andantes. Resignada al aburrimiento y con un par de manchas azules en sus pantalones, Lilian se sentó sobre el mueble y sacó uno de sus libros.
Habían pasado ya casi 11 años desde que tío Ron y tía Hermione se habían vuelto a reconciliar. Como fruto de ese amor renovado, nacieron los gemelos Oliver y Hans, ambos con cabello castaño y pecas, pero que según su padre, su cabello tenía cierto tono rojizo. Ahora ellos tenían casi 11 años, y este verano era el último que pasarían en casa, pues terminadas las vacaciones, irían a su primer año en Hogwarts, junto a Dreya, hermano menor de Lilian.
Marlene ya tenía 5 años, era el vivo retrato de su madre, pero con pecas y ojos azules. Lilian siguió recorriendo su vista hasta llegar al jardín, donde los niños seguían jugando. Vio a Calvin, hijo de Fred, luego vio a Marcus, el menor de los cuatro hijos de Charly, siguió recorriendo su vista y vio a Hebert, segundo hijo de Bill.
Finalmente vio a las niñas concentradas en sus juegos de muñecas, ambas con unos 7 u 8 años, una pelirroja, Melissa, hija de George, y la otra rubia, Shaniece, hija única de Percy. Claro, sin olvidar a la pequeña Marlene de 5 años, tercera hija de Hermione y Ron.
Lilian se sentía feliz de formar parte de una gran familia, obtenía más dinero de lo normal haciendo estos pequeños trabajos de niñera, y sus tíos sabían recompensarla muy bien, tanto con galeones, como con regalos. Pero a la vez se sentía algo sola y no es que no tuviera primos de su edad, claro que los tenía, solo que, para variar, eran todos hombres. Algo normal, es que sus primos decidieran pasar las vacaciones junto a sus amigos, novias, amigas que les gustaban, en fin. Es cierto que tuvo una invitación a pasar una semana en la casa de playa de la novia de Patrick, pero la rechazó frente a la idea de pasar esa semana tocando los violines para su primo y su novia.
En fin… los únicos más cercanos a su edad que estaban con ella en ese momento, eran su hermano y Marcus, ambos iban en tercer curso de Hogwarts, mientras Calvin y Hebert iban en segundo curso y Oliver, Hans y Dreya recién entrarían a su primer año.
Sus otros primos ya estaban en cursos superiores, o bien ya especializándose en institutos. Y en fin… una extensa familia.
- ¡Ríndete! – gritó un chico castaño, con cierto tono rojizo en el cabello, mientras apuntaba con un arma de juguete a Lilian.
- Oliver, no tengo tiempo para esto, contestó mientras cerraba su libro.
- ¿Qué haces? – preguntó Hans, ubicándose al lado de su hermano
- Trato de leer, sin que los gnomos feos que juegan a mi alrededor me molesten – les contestó con una sonrisa en la boca mientras se desperezaba sobre el sillón.
- ¿Qué es esto? – preguntó Dreya, al sacar el diario de Lilian de su bolso.
- ¡Nada¡Dámelo! – le dijo rápidamente mientras intentaba quitarle el pequeño cuaderno.
- ¡Ja, ni pensarlo – dijo James, quien le arrebató el diario a Dreya y luego se echó a correr.
Lilian gritó varias veces el nombre de su hermano y que le devolviera su diario, cada vez tomando un color más rosado sobre sus mejillas. Finalmente, al darse cuenta del reto de su hermano, cogió el arma de juguete de Oliver y se fue tras James.
- A que perdiste tus viejas habilidades – le dijo James desde su escondite.
- A que no – le respondió Lilian, tratando de averiguar de dónde provenía la voz, pero la verdad era que ella también lo temía. Ya había pasado mucho tiempo desde que no volvía a jugar con ellos. De hecho, era ella quien propagó el juego de "espionaje" entre sus hermanos y primos menores. – Tengo mucha más experiencia que tú en esto, le ganaba a todos tus primos grandulones.
- ¡Pero ahora ya estás muy vieja! - le contestó su hermano saliendo de su escondite y disparando las chispas contra ella. Una bengala la rozó, y por poco casi pierde el juego.
- ¡No estoy vieja, Gregory James!
- ¡Claro que sí, Lilian Marcela!
En ese momento, la cocina se llenó de chispas y bengalas, todos los primos miraban asombrados desde el marco de la puerta cómo ambos disparaban y esquivaban las bengalas.
Finalmente, una chispa dorada salió de ambas armas, indicando que el juego había terminado.
- ¡Ja-ja! Parece que gané – dijo triunfante James mientras señalaba una mancha roja que estaba sobre el polo de su hermana.
- Ni lo creas – le contestó ella, señalándolo. Cuando James se vio, no podía creerlo, una "carita feliz" de tinta roja estaba dibujada en todo su polo. Sin duda, el sello distintivo con el que Lilian había pasado a la historia dentro de los juegos de los pelirrojos.
- Woooow – salió desde el marco de la puerta, todos los primos se habían conglomerado ahí sólo para presenciar en persona el gran acontecimiento y poder contarlo luego a sus amigos y familiares. Seguro sería algo que pasaría de generación a generación.
- Creo que me debes algo – dijo Lilian extendiendo la mano.
Su hermano entendió, y le dio su diario. Las manchas fueron desapareciendo poco a poco, tanto de la ropas, como de las paredes y muebles.
- Bueno chicos – continuó Lilian - ¿A alguien se le antoja una pizza? Preguntó mientras cogía el teléfono.
Todos asintieron, sin salir de su asombro.
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- … Y quiero que sepan que no hubiera logrado nada de esto sin la ayuda y colaboración de…..
- ¿Hasta cuándo va a hablar? – dijo Ron entre dientes.
- No lo sé, pero no podré aguantar mucho, ya tengo ganas de echarle dientes a ese buffet – le contestó George.
- ¡Shhh! – los calló su madre, quien los miró severamente.
- ¡Mamá! Es la verdad¡está ahí parado sin dejar de mover la boca hace dos horas!
- Hoy es el gran día de su hermano¿y ustedes lo quieren echar a perder¿Acaso no pueden estar serios una vez en su vida¡Se comportan como adolescentes, y no como los adultos que son! – los reprimió, esta vez callándolos.
- … Ya que gracias a la gran labor hecha en conjunto, mas la dedicación en las diversas tareas asignadas, ha permitido que….
- ¡Ron por favor! – esta vez fue Hermione quien le recriminó en voz baja
- ¿Qué?
- ¡Por lo menos trata de no dormirte, y mucho menos de empezar a roncar!
- ¿Roncando yo¡Pero si estoy muy atento! Mírame estoy despierto y contento de escuchar las….
- ¡Ronald Weasley¡cállate en este preciso momento! - volvió a intervenir su madre.
- … Y para finalizar, quiero hacer una breve recapitulación de cómo es que logré estar aquí, donde estoy ahora….
- ¡Nooo! - se escuchó de varias bocas Weasley, quienes ya sabían a qué se refería su hermano con "breve" recapitulación. Resignados a estar por lo menos una hora más ahí, se acomodaron en sus asientos para pasar lo menos tedioso posible, todo ese tiempo de aburrimiento extra.
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Luego de que todos se encontraban satisfechos por la pizza, acordaron ver una película. Lilian era la única que no estaba interesada en saber lo que le pasó a Nemo, el pescadito payaso, mas bien, se encontraba inmersa en su diario, el cual no dejaba de escribir afanosamente. Por ratos miraba su celular, como esperando que éste le hablara o que cobrara vida propia, pero luego volvía a escribir.
Luego de unos minutos, cerró su diario y cogió su celular, marcó unos números, y luego los borró. La expresión de su rostro parecía revelar cierta ansiedad y confusión. Luego de mucho pensarlo, dejó el celular a un lado y trató de concentrarse en la película.
James le puso pausa al televisor y preguntó por quiénes querían jugo de calabaza, varias manos se alzaron.
- Lilian, tráenos jugo de calabaza¿si? - le dijo su hermano con voz melosa
- ¿Qué te pasa jovencito? No soy tu esclava, bueno fuera que me pidas ayuda a traerlos, pero no a ordenarme que lo haga, fingiendo con tu vocecita de niño bueno.
- ¡Rápido!
- ¿Qué?
- Que te ayudo rápido - contestó James poniéndose de pié y dirigiéndose a la cocina.
Lilian también fue a la cocina, pero antes pidió ayuda de otro par de manos, Marcus se ofreció y los siguió. Una vez que todos bebían su jugo de calabaza, James se acercó disimuladamente al diario de Lilian, y lo cogió.
- ¡Dame eso!
- ¿Qué ocultas hermanita? Seguro que escribes sobre tu novio… - le dijo con una sonrisa algo pícara y confidente a la vez.
- ¿Ese chico de Perú? – preguntó a su vez Marcus, dibujando la misma sonrisa en su rostro.
- ¡Yo no tengo novio! - exclamó Lilian a todo pulmón, mientras sus mejillas rosadas se acentuaban.
- Ah, ese chico de Ravenclaw – agregó Hebert pensativo.
- ¡Claaaaaaaaaro! – dijo corroboró Calvin, quien se cruzó de brazos.
- ¡Que yo no tengo novio! - volvió a gritar Lilian, arrancando de las manos de James su diario – Y mejor terminen de ver su película, y dejen en paz a la gente adulta.
- Le voy a contar a papá – dijo Dreya en tono amenazador
- ¡No le contarás nada, porque no tengo ni novio ni nada! – le dijo Lilian, tratando de controlar su volumen de voz.
- ¿Lo juras? – preguntó Dreya.
- ¡Claro que sí! – dijo ella, con un tono algo nervioso.
Sus hermanos y primos la miraron con algo de desconfianza, algo de picardía, algo de confidencialidad, algo de celos, algo de protección, algo de risas, algo de.. en fin, algo de todo.
Pero como para "empeorar" la situación, el celular de Lilian empezó a timbrar, cuando ella se fijó el nombre de quien la llamaba, sintió que su corazón pegaba un brinco, pero que a la vez se hundía en un fango.
- chicos, por favor, ya dejemos de discutir y ¡sigan con la película! – dijo mientras se dirigía a la cocina. Cerró la puerta tras ella y contestó la llamada.
- ¿Aló? – dijo con un tono de voz mucho más sereno - ¡No sabes cómo me encantaría, este verano la estoy pasando sin salir… ¿qué? Pero ya es algo tarde, además, estoy de niñera… Sí, bueno, espero tu llamada, gracias por sacarme de este aburrimiento, eh… sí, b-bye!
Lilian colgó y suspiró con una gran sonrisa en sus labios. Era cierto, no tenía novio, pero también era cierto que un chico peruano de la casa de Ravenclaw estaba rondando por su cabeza y su corazón hace algún tiempo.
- ¿Ya ves, te dije que sí era su novio? – Lilian escuchó voces detrás de la puerta, cuando la abrió, vio con sorpresa que eran Marcus y su querido hermano James.
- ¡NO ES MI NOVIO! – por fin, Lilian había liberado toda la fuerza de su voz, y empezaba a correr detrás de aquel par de diablillos que otra vez tenían su diario en sus manos.
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- …. Agradezco infinitamente la atención prestada para este evento, y espero que disfruten lo que queda de ceremonia para esta noche. Por favor, sin más preámbulos, que comience la fiesta….
Aplausos desmedidos invadieron todo el salón, aunque más por halagar el discurso de Percy, parecía que los aplausos eran porque su discurso al fin había terminado.
- Bravísimo – dijeron Fred y George al unísono, luego de haber salido de su estado de somnolencia y aplaudían efusivamente. Parecía que iban a llorar de la emoción.
- Sí, bravo – dijo Ron y empezó a aplaudir mientras se recuperaba del estado vegetal en el que estuvo.
- Vaya, jamás pensé que escucharía eso de Percy – dijo Hermione mientras aplaudía.
- ¿Qué dijo? – preguntó Ron.
- Que dará una patada en el trasero a aquellos que estén durmiendo – le respondió Ginny, haciendo que su hermano la mire asustado.
- ¿Percy dijo eso? – preguntó Ron aún incrédulo.
- No – respondió Harry entre risas – simplemente dijo "Que comience la fiesta". La verdad me parece raro escuchar eso de su boca, algo que nunca imaginé.
- ¿Y a quién le importa lo que dijo¡Ya vamos a comer! - dijo Charly, quien acompañado de Bill, Fred y George, se dirigieron a la mesa del buffet.
- La verdad yo también tengo hambre – dijo Ginny – ¿Les parece si vamos?
- No es necesario que nos lo digas dos veces – le contestó Hermione. – Me pregunto si Lilian y los chicos estarán bien.
- Lilian es una chica muy responsable, ya nos ha hecho mucho favores, descuida que estarán bien. – dijo Harry en tono tranquilizador.
- ¿En serio Percy dijo que comenzara la fiesta? Vaya, que lástima que me perdí lo único interesante – dijo Ron mientras se servía algunos potajes.
- ¡Ja¿Percy? Nah – intervino George – Diez galeones a que eso se lo escribió su esposa en un papel.
Harry, Hermione y los Weasleys rieron, todos menos la Sra Weasley, quien miraba fulminante a George por el comentario. Al darse cuenta, todos callaron y sirvieron sus platos en silencio, intercambiando de rato en rato algunas miradas.
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- ¡No puedes hacerlo¡Está prohibido! – dijo James desafiante a su hermana, quien le estaba apuntando con su varita.
- Entonces dame mi diario antes que pierda en control y te lance una maldición muy interesante que me enseñó Albert. No me importa si tengo una amonestación ahora, ya soy casi una mayor de edad. Mi diario.
Marcus miró preocupado a James, quien le devolvió la misma mirada. Albert era el primer hijo de Bill y tenía buena fama en cuanto a maldiciones, todo Hogwarts hablaba de ello.
- Está bien, tómalo, total, ni nos interesa, ya sabemos que tienes novio – le contestó su hermano, a la vez que le alcanzaba el diario.
Lilian lo miró fulminante y le arranchó su diario con fuerza, luego guardó su varita.
- ¡Eduardo no es mi novio¡Entiéndanlo de una vez!
- ¡Oh, se llama Eduardo! – dijo James sonriendo
- Eduardo… - repitió Marcus dibujando la misma sonrisa en su rostro.
- Está bien, nos iremos, quedamos en paz – dijo James, mientras se retiraban por un lado.
Lilian mientras tanto cerró los ojos con rabia al haberse dado cuenta del "grave" error cometido al decir su nombre. No debía haberlo hecho. No debía.
La adolescente pelirroja estuvo a punto de seguir a su hermano para amenazarlo cuando su celular vibró y dio un par de tonadas. Había recibido un mensaje.
"Espero q no tengas nada q hacer este sábado. Edu"
Lilian sonrió mientras se repetía para sus adentros que no tendría nada que hacer el sábado. Nada en absoluto. Nada.
Rápidamente, contestó el mensaje: "Claro q no, libre como fénix! Lin"
Horas después, los chicos se encontraban en una habitación condicionada para ellos, con varias camas y cobertores. Las chicas fueron a otra habitación, menos espaciosa ya que sólo eran pocas, pero al menos mucho más agradable.
Lilian apenas había pegado sus ojos, cuando escuchó ruidos provenientes del primer piso. Se puso un sweater y salió del cuarto.
- Oh Lin! Perdón por haberte despertado, no era mi intención – le dijo Hermione.
- No te preocupes tía Mione, ni siquiera estaba dormida, y cómo estuvo todo?
- Oh, maravilloso!... la verdad aburrido, pero en fin, no podía dormirme como lo hizo Ron, se veía horrible.
- Hey, no andes hablando mal de mí a mis espaldas – intervino Ron
- Jaja, cuales espaladas, te lo estoy diciendo en tu cara pelada, te veías horrible! – le repitió Hermione.
Ron la miró simulando un rostro resentido, y siguió subiendo las escaleras.
- Hoy dormirás en el mueble! – le dijo el pelirrojo a su esposa
- Oye ese es tu sitio! - le contestó Hermione.
Lilian sólo se reía de sus tíos, era tan divertido escuchar sus conversaciones. Luego por la chimenea fueron apareciendo más personas.
- Papá, mamá! – Lilian se acercó a sus padres y los saludó con varios besos.
- Ve a traer a tus hermanos, ya fue demasiada molestia para Ron y Hermione – le dijo su papá.
- Oki – le respondió y subió por las escaleras.
- No, no es necesario – le dijo Hermione – déjalos dormir en paz, ya mañana los recoges.
- Casi las dos de la mañana, no es tan tarde, y de verdad me sentiré muy mal si los dejo, ya ha sido demasiado Hermione, te lo agradecemos muchísimo pero me parece que es mucha molestia.
- No se preocupen por eso, es más quédense también ustedes.
Pero en ese momento, Lilian ya bajaba con sus hermanos.
- Te agradecemos mucho Hermione – dijo Ginny, mientras se despedía de ella con un beso.
- Oh no, para nada, mas bien soy yo quien agradece a Lin, sin ella esto hubiera sido un desastre. Oh por cierto! – Hermione cogió su bolso y sacó su monedero, depositó cinco galeones en las manos de Lilian.
- Tía Hermione! Esto es mucho – le dijo Lilian sorprendida.
- Claro que no, te lo mereces, tu trabajo se lo merece, eres la mejor niñera que he podido tener.
- Pero sólo fue unas horas – le respondió casi avergonzada.
- Nada, quédatelas o se las doy a James
Lilian sonrió y su hermano también, esperando que le dieran algún galeón, pero su sonrisa despareció cuando su hermana guardó sus galeones en su bolso.
- Bueno, ya es hora de descansar, nos vemos Hermione – dijo Harry despidiéndose de ella.
La familia Potter desapareció por la chimenea uno a uno. Finalmente Hermione se quedó sola en la sala. Se dirigió a la cocina y preparó un jugo. Eso le trajo algunos recuerdos negativos, como cuando hace muchos años trató de borrar las memorias de Ron de su mente. Cerró los ojos con cierta amargura, sacudió su cabeza y terminó de beber su vaso.
Pegada a la nevera vio algunas fotos divertidas de su familia, conformada por Ron y sus tres hijos. Ron como siempre haciendo sus muecas, Oliver y Hans con disfraces similares, y finalmente la pequeña Marlene.
Unos brazos rodearon su cintura, y un mentón se apoyó sobre su hombro derecho.
- ¿En qué piensa la reina de mi corazón? – preguntó Ron mientras la abrazaba
- Nada… sólo veía las fotos… mi familia, mi hermosa familia…
Ron le dio algunos besos en su cuello, y la abrazó con más fuerza.
- Te amo, Ron - le dijo ella casi en un susurro.
- Yo también, mi reina, te amo mucho… y por eso te perdono, y podrás dormir conmigo en mi camita, y no en ese frío y triste mueble.
Hermione se rió y se dio la vuelta para terminar frente a Ron.
- Ya me estaba preocupando – le contestó mientras le daba pequeños y fugaces besos.
Ron volvió a abrazarla y a darle besos cada vez más apasionados.
- A pesar de los años, sigues despertando en mí el mismo deseo – le decía Ron susurrando – Sigues siendo hermosa, bella, inteligente, y lo mejor es que eres mía. Mía de mí y para mí solito.
Hermione volvió a reir y correspondió los besos arrebatados de su esposo, quien de un momento a otro, la cargó en sus brazos.
- Ahora mi princesa, irá a sus aposentos con su príncipe y le dará su premio por haberla salvado del dragón – le dijo el pelirrojo mientras empezaba a subir por las escaleras, con Hermione en brazos.
- Ay Ron¡siempre tú tan loco!
Ron sólo la miró a los ojos con cierta picardía, Hermione le contestó con la misma mirada. Tenían cuarenta (quizás más) pero esa noche se comportaron como chicos de veinte. El amor que alguna vez sintieron durante su juventud, revivió y tomó más fuerza que antes, se podría decir que recuperaron todo el tiempo perdido que estuvieron separados, por una acción malintencionada. Pero ahora, seguros uno del otro, y de su gran amor, parece que ya nada podrá separarlos. ¿Y qué bueno, no? Tal y como debería ser.
Fin
Notas de la autora:
Yeah!... por fin... terminé el epílogo de esta historia, y les confieso que me gustó mucho T.T ... aunque creo q me pasé un poco en cuanto a "desorientarme" de la trama principal xD (sí, por un momento me centré mucho en la nueva generación y no en la pareja principal)... pero es que la adolescente Lilian me encanta tanto, incluso he dibujado varias situaciones con ella (sí, tmb dibujo xD, al estilo anime) con su presunto galán peruano (claro ps! compatriota mío tenía q ser! jajaja) mm... y otra vez me toy saliendo de la línea principal!!
Bueno, espero q les haya gustado, y si por ahí hay queines les gusta la pareja Harry&Ginny, les recomiendo que lean la historia Bring me to life, escrita por esta humilde servidora que se está automarketeando xD... ya esta terminado! asi q no tendrás q pasar por esas conocidas reneguetas esperando que actualicen... solo faltaría un epílogo para esa historia... y otra vez me estoy saliendo del tema!!
jojojo... bueno, para rematar esta depedida i.i , debo agradecer, de corazón, a ustedes mis lectores, gracias pro todos los reviews, aunque no los conteste como antes se acostumbraba (cambiaron reglas en , sepan que los leo y releo, y me rio con ustedes, y mentalmente les contesto con cosas como "ajáa, estás cerca" "que buenaaaa!!!" ya saben.. n.n
Espero que sean muy felices, sigan leyendo, hagan sus tareas, vayan a misa, dense de latigazos pidiendo perdón por sus pecados (jeje, no mentira) y me despido, otra vez gracias por la atención prestada!!
