The Way Things Are
Summary: Harry encuentra a Draco inconsciente y lo mantiene escondido en casa de los Weasley, pero es descubierto durante la boda de Fleur y Bill. Gran alboroto. Los chicos deben huir y ahora están solos, tratando de encontrar respuestas en el valle de Godric. Pero encontrarán algo más que respuestas.
Disclaimer: Nada de esto es mío, soy un vil copycat. Todo es de JK Rowling, la señora aquella que odia a Draco. Arriesgo demanda? ...espero que no.
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Oh, disculpen la demora, pero aquí está ya el séptimo capítulo . Sí, el capítulo anterior fue más un puente y ahora en adelante si se viene más acción.
Gracias por los review. Y en cuanto a lo de la chica que me crítico mi ortografía… xD muy bien, gracias. Es bueno que se fijen en esos detalles y que me los hagan saber. Generalmente cuando escribo no lo releo y word se come muchas faltas. Sorry. Trataré de revisar las cosas, pero si se escapa algo…mil disculpas.
Bueno, acá los dejo. Espero que les guste!
Have fun.
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Capítulo VII: Conversaciones con gente muerta.
El pueblo era pequeño. Mucho la verdad. Harry guió a los chicos a donde se suponía estaba la ya no existente casa de sus padres.
Y allí estaba. Una linda y acogedora plaza repleta de niños entremedio de las viejas pero bien cuidadas casas. Harry trató de reconstruir en su cabeza la de sus padres siguiendo el modelo de las contiguas. Las tripas se le revolvieron y decidió dejarlo.
Se acercaron a la plaza y Ron, Neville y Luna se sentaron en una banca junto al césped. Harry, Draco y Hermione permanecieron de pie en frente de ellos mirando a su alrededor.
– ¿Harry, estás bien? – preguntó su amiga tomándole el brazo.
– Eh…sí. No te preocupes. Sólo…sólo pensaba.
Sintió que todo era muy raro. Allí, parado sobre lo que podría haber sido su cocina…o su living. Pensó en sus padres y en Voldemort, mientras miraba a los niños columpiarse a unos pocos metros.
– Dios…nunca había estado cerca de tanto muggle. – repuso Draco distraído. El viento hacía que el pelo se le fuera a los ojos.
– Debe ser una experiencia verdaderamente chocante – dijo fingiendo lastima Ron – Te compadezco, de verdad.
Hermione lo miró con el ceño fruncido.
– Creo que debemos buscar un lugar donde quedarnos – dijo Luna. – va a oscurecer pronto. No creo que quieran dormir aquí en el pasto.
– No la verdad. – Dijo Harry sacando del bolsillo el mapa nuevamente – Vayan a buscar algo¿no? Nos juntamos acá dentro de una hora¿les parece?
– ¿Y tú? – preguntó Ron
– Iré a ver a mis padres. El cementerio no está lejos de acá…creo.
Nadie dijo nada. Hermione tomó a Ron del brazo para levantarlo a pesar de sus quejas. Luna y Neville los siguieron. Al ver que Draco no se movía, Ron le dijo:
– Eh, tú, sabandija, muérete. ¿Qué esperas?
Draco lo miró con odio y respondió:
– Yo voy con Harry.
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No pensó que le afectaría la verdad. No pensó que su garganta se quebraría y no sabría que decir.
Un Malfoy no hace eso.
Pero ahí estaba. Parado frente a un par de tumbas totalmente ajenas a él, con un moreno de rodillas a su lado, llorando tímidamente, cubriéndose la cara con las manos.
Qué se supone que debía hacer en esos momentos, se preguntó. Qué demonios se suponía que pasaba. Su madre había muerto hace muy poco, claro, pero no era un motivo valido para que le sucediera esto. Sus manos temblorosas fueron a posarse al hombro de su acompañante y sin esperar ni recibir respuesta, se quedó así un momento.
Sintió que no era suficiente, que podía hacer más…más.
Se sentó cuidadosamente al lado de Harry y la mano que antes reposaba en su hombro, ahora lo rodeó por la espalda, sintiendo como se estremecía ese cuerpo ajeno a su lado y por alguna razón el escalofrío se le contagió a él también.
– Lo siento – dijo.
Qué estúpido.
Se quedó así mirando aquella lápida. Se preguntó si alguna vez podría hacerle una a Narcisa y Lucius. Quizás las cosas fueran mejor así como estaban. Sus pensamientos iban y venían, de aquí para allá, de Narcissa a Lily, de Lily a Voldemort, de Voldemort a Harry…
Sin darse cuenta su mano había comenzado a jugar con aquel hombro izquierdo, y luego acariciaba aquella revoltosa cabellera azabache. Harry seguía sin decir nada.
Para cuando se percató del detalle, la sacó disimuladamente y volvió a pararse.
Ya casi no había luz.
– ¿Sabes como volver? – le dijo una voz lánguida a su lado.
Harry, con los ojos enrojecidos, había levantado la cabeza y se secaba la nariz con la manga derecha.
– Eh…sí, eso creo.
– ¿Podrías volver y decirles que me esperen un poco? – agregó el moreno, esta vez girando su cabeza, dedicándole una miraba llorosa a Malfoy, sin vergüenza, totalmente transparente. – Se cumple la hora y no quiero que se preocupen.
Era obvio que quería un momento a solas, se dijo Draco.
– Claro. – respondió el rubio incorporándose. – Nos vemos allá entonces. – agregó alejándose.
– Draco – lo llamó Harry, aún secándose la nariz – Gracias.
Draco hizo un gesto con la cabeza y siguió su camino. Quiso decir algo, en serio quiso, pero no pudo.
Era más fuerte que él.
Mientras avanzaba por la acera miraba las casas sin verlas realmente. Su mente estaba todavía en aquel diminuto cementerio con olor a flores secas. Podría haber chocado con alguien de frente, quizás, y no lo notaría hasta estar en el suelo. Pero por suerte, o quizás no tanta, la calle estaba desierta.
Extraña cosa esta, la muerte. Un día estás ahí, respirando, riendo, quejándote, lo que sea, y al siguiente eres una tabla tan dura como la puerta del Gran Comedor y tus ojos profundamente abiertos sin parpadear reflejan que algo anda mal. ¿Pero de verdad está mal?
Al llegar a una intersección de calles, miró a ambos lados y se sintió un poco perdido. Quizás no debió pensar tanto.
Había una pequeña tienda de animales al frente y avanzó hasta ella inconscientemente a mirar el aparador.
– Hola querido – dijo una suave voz femenina cerca de él, que hizo que se le erizaran los pelos de la nuca.
Antes de dar la vuelta, Draco pensó que esto tenía que ser una broma, una especie de jugarreta cruel de los sentidos. No sería la primera, claro.
– Tú… – balbuceó el rubio, echándose para atrás, tropezando con ciertos tarros mal posicionados, cayendo al suelo – …no…no…tú estás…no…
– Muerta, lo sé. No pongas esa cara hijo.
El Slytherin se revolvía por dentro, miraba postrado desde su lugar, sentado en la acera. Sentía como cada fibra de su ser se retorcía y le impedía moverse o emitir cualquier sonido. Confusión. Agitación. Una mortificación única, digna de un Malfoy.
Narcissa Malfoy, alta, imponente, bella. Con un vestido beige escotado y muy sobrio a la vez. No necesitaba mucho maquillaje para verse hermosa; como era usual en ella, resplandecía por sí sola.
Cruzada de brazos, con el cabello largo cayéndole sobre los hombros y rozándole las mejillas, sonrió. Draco no pudo distinguir aquella sonrisa. No sabía si era cariñosa. La verdad del caso, es que siempre encontró en ella su dejo de asquerosa crueldad contenida. Tampoco nunca se atrevió a preguntar, y este no sería el momento.
Este era el momento de correr.
El rubio, aterrado, se levantó lo más rápido que pudo y corrió.
Mientras se dirigía a la plaza de encuentro, trataba de convencerse que aquellas lágrimas en su rostro no eran más que por el viento que pegaba en contra su dirección.
Su respiración era agitada, sus pasos torpes. Siguió calle abajo y llegó a la plaza, ya casi de noche, en la cual no había un alma. Miró para todos lados y trató en vano de regularizar sus inhalaciones de aire. Sus piernas tiritaban y mantenerse en pie era un esfuerzo mayor en esos momentos, así que simplemente se desplomó en el pasto, y una vez allí, con lo que más pudo relajar de su cuerpo, lloró.
– Debilidad – dijo la voz de su madre por su espalda. Draco no volteó. – No creo que te hayamos enseñado eso en casa cariño.
– Tú no eres real – dijo el muchacho aún en sollozos.
– Quizás no, pero me acerco bastante.
– Tú no eres mi madre – exclamó ya más compuesto el rubio. Se giró para mirar a Narcisa y dejó ver sus ojos hinchados y rojos. – ¿Quién eres? – su voz se acercaba más a la rabia. No podía soportar que la imagen de su difunta madre fuera violada de ese modo.
– Soy maldad, cariño. Soy pura maldad.
Draco no respondió.
– Además de ser tu madre claro. Y como tal, debo decir que no me agradan para nada tus nuevos amiguitos. – Dijo mientras se paseaba lentamente de un lado a otro, aún con los brazos cruzados – Estoy segura que podrías conseguir algo mejor que ese asco de Potter y compañía.
– Cállate. No tienes derecho… – respondió Malfoy apretando los dientes.
– Ahhh – lo interrumpió Narcissa – se me olvidaba… – sonrió sólo como ella sabe hacerlo y miró a Draco fijamente, soltando sus brazos. – Tú y Potter están muy cercanos¿no? Peligrosamente cercanos – agregó alzando la misma ceja que suele alzar su hijo – ¿Has notado la forma en que te devora con los ojos?
– No sé de que hablas. – respondió secamente el Slytherin
– ¿No? – preguntó con gracia su madre – ¿Estás… seguro? Esa forma en que te abraza… cómo te mira… cómo sonríe cuando está cerca de ti… cómo le tiritaban las manos cuando tenía que consolarte por las noches…
– ¿Tú cómo sabes todo eso? – preguntó casi escupiendo Draco.
– Porque estoy en todas partes, cariño. – Dijo malévolamente la rubia, al tiempo que se agachaba para quedar al mismo nivel de su hijo. – Lo veo todo – agregó con especial brillo en sus ojos. – Estoy en ti…en Potter…en Voldemort…en la tierra y en el aire…yo…soy…todo.
La mente de Draco todavía se resistía a creer lo que estaba pasando, y una profunda parte de ésta, se negaba a aceptarlo. Podía verla, podía hasta olerla, pero no se atrevía a tocarla. No. Eso sería el fin de lo poco y nada que quedaba de su paz mental.
– ¿Qué diría… – siguió Narcissa poniéndose de pie - …tu amiguito Potter…si supiera que eres un asesino?
Draco abrió enormemente los ojos y la miró con terror.
– Yo…no soy…un asesino. – concluyó, con la voz nerviosa y el corazón casi fuera del pecho.
– Claro que sí. – respondió casi ofendida la rubia – Me mataste a mí. ¿Qué ya no lo recuerdas?
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Las lágrimas habían cesado. Lloró por sus padres, por Sirius, por Dumbledore, por sus amigos…por Draco.
Ser el elegido apesta.
– Creo que ha sido todo. – dijo limpiándose la nariz con la manga mientras se ponía de pie.
– No. Es sólo el comienzo.
Apenas acababa de ponerse de pie cuando sus rodillas amenazaban con tocar el suelo nuevamente.
"Esto no puede estar pasando"
– ¿Qué pasa Harry? – preguntó nuevamente la voz de su padrino unos metros más a la izquierda de la tumba de sus padres. – ¿No te alegras de verme?
– ¡Sirius! Tú… – titubeó Harry – yo…
No sabía que sentir, que pensar.
Demasiadas emociones por un día.
Rió nerviosamente y corrió para abrazar a aquel hombre que era lo más cercano a un padre que alguna vez tuvo.
Corrió hasta él, pero no pudo tocarlo. Lo pasó como si no existiera.
Sirius Black se dio la media vuelta al ver como su ahijado atravesaba por él y rió. Exactamente como Harry lo recordaba, aunque hubiera ocurrido tan pocas veces.
– No puedes tocarme, Harry. – Dijo Black, impávido – Lo siento.
– Pero…pero…no entiendo – Harry estaba muy confundido. No sabía que pensar. Aquello lo superaba. Su mente no funcionaba bien y las preguntas se aglutinaban en su cerebro, pero no podían salir de ahí.
–Vine a verte. ¿Qué esperabas?
– Pero…no…yo… – la boca de Harry hubiera tocado el piso si hubiera podido.
Una lágrima cayó de pronto por su mejilla. El silencio era sólo roto por el viento y el cielo se hacía cada vez más oscuro…y esas nubes…no eran del todo naturales.
– A propósito – exclamó Sirius, como si hubiera recordado algo de pronto, haciendo que su ahijado diera un pequeño salto. – Tus padres te mandan saludos.
– ¿Mis…padres? – preguntó Harry – ¿Los viste? Digo¿los has visto?
– Pues claro. ¿De dónde crees que vengo? – respondió el hombre casi mofándose del ojiverde – Estoy muerto. Todos los muertos estamos allí.
– ¿El…cielo?
La carcajada de Black hizo que los pájaros del árbol unos metros al lado de él salieran volando.
– Si quieres llamarlo así, sí. Vengo del cielo.
Harry no podía contenerse. Su corazón iba a salirse y la única forma de mantenerlo en su lugar era llorando. Aunque no lo notara para nada.
– ¿Cómo están mis padres?
– ¡Oh! Bien, bastante bien. – respondió Sirius mirando la tierra, metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón. Juntó un poco los labios y agregó mientras levantaba la vista hacía Harry – Excepto por el hecho, claro, de que su único hijo es un completo inútil.
Harry sintió como si su corazón, que luchaba por salir de su pecho, hubiera desaparecido. Un gran escalofrío recorrió su nuca y un frío tremendo inundó de pronto su cuerpo.
Trató de responder pero no pudo. Sirius seguía mirándolo.
– Has sido una gran decepción Harry – agregó su padrino –. La muerte de Diggory fue bien entendida, claro: eras muy pequeño aún. Pero luego vine yo…y después ¿qué¿Dumbledore¿No crees que te estás agregando muchos muertos a la lista?
Harry permanecía allí…con la boca abierta y las piernas como fideos. No podía creer lo que estaba escuchando.
– Pensé que eras más parecido a tu padre, Harry. ¡Todos lo pensamos! Y ahora…ahora el pobre James no puede ni siquiera decir tu nombre sin sentir asco. – dijo Black casi en gritos.
– ¿Por qué? – fue lo único que le salió de los labios al joven Potter – ¿Por qué me estás diciendo todo esto?
– Porque es verdad, Harry. – respondió su padrino – Duele¿cierto?
– Yo no tuve la culpa de aquellas muertes. – dijo el moreno en voz baja, luego de haber tragado toda la saliva acumulada en su boca casi inerte.
– ¿No? Bueno, considerando el hecho de que si te hubieras muerto con James y Lily cuando eras un bebe nadie hubiera muerto…Creo que sí tienes la culpa, Harry. Lo siento. Es la verdad.
– No…yo… - balbuceó el moreno mirando el suelo.
– Acéptalo, Harry. Dolerá menos entre más pronto aceptes el hecho de que todos tus seres cercanos morirán y que tú estarás allí para verlo, claro. Incluyendo al rubiecito asqueroso ese al que tanto proteges.
Harry levantó la vista y miró la gran sonrisa que se dibujaba en la cara de su padrino.
Ya era de noche.
– Te he visto. Te hemos visto. Lo deseas¿no es así? Cuando lo tocas…cuando lo miras…
El pequeño Harry está creciendo¿no? – dijo Back soltando otra carcajada como la anterior. – Me das asco. Después de todo lo que hizo el idiota ese…ahora lo tienes de preferido, y estoy seguro que te gustaría tenerlo por más que eso¿no?
– Tú…no… – siguió balbuceando Harry.
– Pues aprovéchalo mientras puedas. Tómalo. Toma lo que quieres. Después de todo, él morirá como el resto de tus amigos. Es difícil ser amigo de Harry Potter. Cuando eres amigo de Potter, te mueres.
Los ojos de Sirius comenzaban a brillar, y la expresión en su cara le recordó a Harry su imagen cuando recién había escapado de Azkaban.
– Ellos…no…morirán – dijo Harry, con la voz un poco más recuperada.
– ¿Crees que puedes ayudarlos¿Crees que puedes salvarlos de verdad?
"… ¿Crees que puedes ayudarlos¿Crees que puedes salvarlos de verdad?..."
– El sueño… - dijo Harry en voz baja, hablando consigo mismo.
– ¿Dices algo Harry? No puedo escucharte, habla más fuerte. – preguntó burlesco Sirius, poniendo la palma abierta en su oído.
– Eras tú…
– ¿Yo?
– ¿Quién eres? – preguntó Harry recobrando un poco de cordura y decisión.
– ¿Qué te has vuelto loco? Soy yo, tu padrino.
El cielo, ya oscuro, se cubría poco a poco por nubes negras, y una extraña neblina comenzaba a taparle la vista al ojiverde.
Hacía frío…mucho frío.
– Lumus! – dijo Harry con su varita en el aire.
Ya no veía a Sirius.
– ¡Sirius¿Dónde estás?
– Estoy en todas partes, Harry…en todas partes.
De la nada sintió acercarse a esos seres oscuros y tenebrosos que te chupaban la alegría. Tres de ellos se acercaban por su derecha y venían a toda velocidad.
"No…ahora no…"
– ¡Expecto Patronus! – gritó el ojiverde apuntando con su varita a los seres sin pies que querían succionarle el alma.
Un gran y hermoso ciervo salió de la punta de su varita y comenzó a atacar a los Dementores. Pero la mente de Harry estaba en otra parte, y de pronto el ciervo perdió fuerzas y se desvaneció en el aire y todo se volvió negro nuevamente.
El moreno, aterrado, comenzó a perder sus fuerzas y trató en vano de correr, ya que al par de pasos cayó al suelo. No veía nada.
– ¡EXPECTO PATRONUS! – gritó nuevamente, más fuerte, y de su varita todo lo que obtuvo fue un destello de luz que lo salvó…de momento.
Lo mantuvo. Estaba agitado y su cuerpo se sentía cansado. La luz despedida por su varita se hacía cada vez más débil…cada vez más y más débil…
De pronto, cuando ya se sentía desfallecer, sintió a lo lejos una voz distorsionada por el zumbido del lugar…
Cerró los ojos, dejó caer la mano con la que sostenía su varita, y sintió a través de los párpados una fuerte luz, plateada quizás, que lo hizo incluso cubrirse los ojos cerrados con su brazo.
Luego de un momento, hubo silencio, y se podía ver la luna en el cielo.
– ¡Harry! – gritó Draco mientras corría al cuerpo del moreno.
El niño-que-volvía-a-vivir abrió los ojos. Tumbado boca arriba en el piso miró la cara de aquel Malfoy que lo observaba preocupado, con los ojos llorosos y un aspecto un poco demacrado que Harry no percibió.
Para él se veía bien…quizás demasiado bien.
– ¿Qué pasó? – preguntó el rubio mientras Potter se enderezaba un poco, apoyando los codos en la tierra.
Harry titubeó. No sabía si debía contarle todo lo que pasó a Draco. Ni él sabía muy bien lo que había pasado. Todo parecía muy confuso…
Pero sí sabía algo. Sabía que aquel fantasma o lo que fuera tenía razón. No podía seguir negándolo. Además, ya no tenía nada que perder.
Sin decir nada, se acomodó como pudo de rodillas en el suelo y con la mano derecha atrajo la cabeza del rubio que tenía en frente hacia la suya y lo besó. Lo besó y no pensó en nada más.
Sintió como Draco abría paso a su lengua, y como caía de espaldas al suelo con el cuerpo del rubio encima. Sintió como su cabello era acariciado. Sintió con sus manos la espalda de Draco por debajo de la polera. Sintió su saliva y su lengua en su boca. Lo sintió todo. Todo a unos pocos metros de la tumba de sus padres.
Extraña cosa ésta, la muerte.
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Fin del capítulo!
Espero que les haya gustado. A mi me gustó xD
¿Qué pasa con Narcissa y Sirius¿Por qué Narcissa dijo que su hijo la mató¿Dónde está el resto de la gente¿Qué… ya, me cargan estás típicas preguntas. Todo se sabrá en los siguientes capítulos. Punto. xD
Disculpen por no actualizar tan seguido, pero la U me consume…y estoy en exámenes finales y estoy jodido en ciertos ramos…en fin.
Si me dejan hartos reviews les prometo actualizar antes de navidad con algo muy cool. Hay muchas ideas por aquí P
Sí…porque por el último capítulo los reviews bajaron harto…y son mi alimento. ¡Aliméntenme!
Bueno, sin más que decirles salvo que gracias, me despido.
Besos a todas (y a todos, aunque sea 1 o 2 o poquitos).
Tian!
