Estos magníficos personajes de Inuyasha le pertenecen a la sensei Rumiko, yo solo los eh tomado para crear esta historia la cual si me pertenece, pero no la hago con fines de lucro, solo para sacar todas esas ideas que rondan en mi cabeza.
Fuerte y Grande
Era un día soleado de verano, una joven miko no tenía ningún pendiente en la aldea, ni tenía que ir a recolectar hierbas, podía bien tomarse la tarde libre, pero tenía ropa que lavar, últimamente no había tenido tiempo para esa tarea y antes de que se juntase más mejor comenzaba. No era que ella tuviera que encargarse sola de ese tipo de tareas, Inuyasha siempre le ayudaba, pero en esos días personas de otras aldeas habían estado llegando en busca de sus servicios, unos demonios rata se estaban comiendo las cosechas por lo que él y Miroku habían salido hace una semana de la aldea. Sin mencionar el hecho que ella debía lidiar con un pequeño demonio de Tasmania.
Estaba tendiendo una sabana cuando escucho el sonido de pequeños pasos entrar a la cabaña, la cruzaron y por el umbral de la puerta trasera apareció su pequeño demonio de cuatro años vestido con su hakama y haori azul, estaba empapado de pies a cabeza.
─ ¿Por qué estas mojado Keita?─ se acerco a él con una toalla y comenzó a secarle la cabeza.
─ Estaba jugando en el rio con mi barco.─ le mostro el barco de madera que su padre le había dado antes de irse.
─ Sabes que no debes ir solo, es peligroso.
─ Lo sé, pero papá tarda en volver y prometió que jugaría conmigo, solo quería jugar con mi regalo.─ hiso un puchero y se sentó en el piso.
Kagome río bajo, se parecía tanto a Inuyasha, la misma manera de sentarse era como la de él, sin mencionar su cabello plateado y ojos dorados, incluso sus orejitas, la única diferencia era que en luna nueva su cabello era azabache y sus ojos de volvían cafés.
─ Debes ser paciente, sabes que si se tarda en regresar es porque se está asegurando que los demonios malos no vengan a esta aldea.─ sabía que su hijo admiraba demasiado a su padre, si le decía eso se mantendría quieto un buen rato.─ Dame tu ropa para lavarla de una vez.─ el pequeño obedeció y se quedo solo con un short.
A medio día ya había terminado y en lo que se secaba la ropa llevo a su pequeño a jugar al rio, luego regresaron a preparar Mochis, bien sabía lo mucho que le gustaba a su hijo prepararlos y comerlos, ya por la noche se puso a doblar la ropa. Keita le había dicho que le ayudaba y estaba intentado doblar el haori que usaba Inuyasha cuando no tenía que ir a matar demonios.
─ Mamá.
─ ¿Qué sucede?─ volteo a verle y traía puesto el haori, se veía tan gracioso, le quedaba muy grande, sus manos apenas si sobresalían de las ranuras de las mangas.
─ ¿Cuando seré tan grande y fuerte como papá?
─ A su debido tiempo, no creas que tu padre se hiso grande y fuerte de un día para otro.─ lo vio bostezar y lo cargo.
─ Pero yo ya quiero ir con él, ayudarlo a matar demonios.─ se acurruco más en los brazos de su madre.
─ Lo que hace fuerte a tu padre no es el matar demonios, algún día lo entenderás.─ comenzó a mecerle y cantarle en sus brazos.
Entrada la noche cuando estaba por irse a dormir, una figura de rojo entro a la cabaña, con un morral a su espalda.
─ Hola ¿Cómo han estado?─ se sentó junto a su compañera y miro a su cachorro, estaba durmiendo enrollado con su haori.
─ Bien, te ha extrañado mucho.
─ ¿Y mi compañera?─ le miró de manera acusadora, después de una semana de no verse ¿y lo recibía así?
─ Claro que sí.─ lo tomo del cuello y lo beso apasionadamente, ya decían ambos que eso les hacía falta.─ ¿Qué traes en el morral?
─ Un obsequio para Keita.─ tomó el morral y saco una hakama y haori rojo.─ Es de ratas de fuego como el mío, antes de regresar pasamos por él a la montaña de Totosai, por eso tardamos más.─ como le gustaría despertarlo para mostrárselo, pero si lo hacía ya no podría dormirlo de nuevo.
─ Le encantará, sabes lo mucho que quiere ser como tú. Con que no le des una espada todo estará bien.─ Inuyasha esquivo su mirada y ella le obligo a verle, no era posible, miró mejor a su compañero y ¡le hacía falta un colmillo!
─ Antes de que digas la palabra, no se la daré ahora, cuando sea mayor la tendrá.
─ Mejor hay que dormir.─ suspiro resignada.─ Mañana tendrás un largo día con tu cachorro.
─ Lo sé.─ sabía lo que eso quería decir, mañana su hijo lo mantendría tan ocupado yendo de un lugar a otro, pero no cambiaría nada de eso por nada del mundo.
Bueno eh aquí otra historia, la verdad no sé de donde salió la idea, solo me dieron ganas de escribir y salió esta pequeña historia. Espero fuera de su agrado y nos estamos leyendo.
