Estos magníficos personajes de Inuyasha le pertenecen a la sensei Rumiko, yo solo los eh tomado para crear esta historia la cual si me pertenece, pero no la hago con fines de lucro, solo para sacar todas esas ideas que rondan en mi cabeza.
¿Quién es... ?
Se despertó agitadamente era la sexta vez en el mes que tenía el mismo sueño, suerte para él que los había tenido mientras descansaba en un árbol y no con su compañera. No quería que imaginar lo que ella le haría si se enteraba. Regreso a su casa y la vio a ella y a su hijo con unos de los libros que eran de la chica, lo más probable era que le estuviese enseñando a leer.
− Inuyasha.− le llamo una vez que lo vio.
− ¡Papá!
− ¿Qué hacen?.− se sentó junto a ellos y miró el libro que tenían.
− Leyendo, ya lo hice yo solo.− exclamo con orgullo.
− Ese es mi cachorro.− le acaricio su cabecita, se sentía muy orgullo de él, era muy listo y aprendía con gran rapidez.
− ¿Pasa algo malo?− desde días atrás él se comportaba extraño y ahora más, por lo general era más efusivo al felicitar a su hijo.
− No, estoy cansado.
− ¿Tú cansado?− le pregunto en broma, pero se arrepintió al ver la cara de pocos amigos que puso.
− Sí, esto me cansa.− se levanto desconcertando a su compañera e hijo.− Regreso más tarde.− fue lo último que dijo antes de adentrarse al bosque.
Esto me cansa, ¿acaso él ya se había aburrido de ellos?, pensó la azabache, no, eso no podía ser, sacudido su cabeza y volvía a concertarse en su hijo, quien le preguntaba por qué su padre se había ido.
No sabía por qué le había contestado así a su compañera, pero esos sueños le daban dolor de cabeza, no dormía cuando estaba con ella por miedo a decir algo comprometedor, llegó hasta el Goshimboku y se dispuso a descansar. Despertó de nuevo al escuchar una voz llamarle.
− ¡Papá! ¡Papá! Vamos a comer.
− Keita.
− Ya está la comida.
− Sí, vamos.− busco con su mirada a Kagome y no la vio.− ¿Y tu mamá?− le había sorprendido que ella lo dejará ir a buscar solo.
− Regreso a la casa, dijo que te despertara.
Debe estar enojada, en cuanto llegarán se disculparía, así es, él, Inuyasha se disculparía. Comenzó a caminar a su casa con su hijo en hombros cuando él le llamó.
− ¿Qué pasa?
− ¿Quién es Kikyou?− eso lo dejo indefenso ¿por qué Keita conocía a Kikyou? Nadie habla de ella por miedo a él y a Kagome, aun era un tema muy delicado.
− ¿Por qué lo preguntas?− estaba nervioso por la respuesta de su hijo.
− Cuando dormías lo dijiste.− la respuesta que temía.
− ¿En qué momento?
− Cuando mamá te llamaba para que despertaras.− otra respuesta que temía.− Después de eso se puso triste y me dijo que te despertara.
− Es alguien que murió hace mucho.
Ya en la cabaña el ambiente se puso muy tenso, sabía que eso era su culpa y podía sentir aquella tristeza que no percibía de ella desde hace mucho tiempo. Llegada la noche ella y Keita durmieron juntos, él se limito a cuidarlos, no sabía cómo comenzar a disculparse.
Al día siguiente se fue temprano a conseguir unos pescados, lo mejor que se le ocurrió fue hacerle el desayuno, estaba ya en el río limpiándolos cuando su cachorro le gritaba mientras corría hacia él asustado.
− Keita ¿Qué pasa?
− A mi mami le duele mi hermanita.
¡Qué!, faltaba un mes para que naciera, eso no era bueno. Tomo a Keita y regresaron lo más rápido que podía a la cabaña. Mientras más se acercaba olía el dolor de ella, se tranquilizo un poco al no oler sangre.
− ¡Kagome!
− Mi niña.− decía ella al sostener su vientre en posición fetal.
− Te llevaré con Kaede.− la tomo en brazos, ella sudaba frío y estaba pálida.− Sube a mi espalda y sujétate fuerte.− le ordeno a su hijo y él hizo lo que su padre dijo.
Ya habían pasado horas y Kaede no le decía nada, lo peor es que no le dejaban entrar.
¡Él era el compañero de ella, padre de la cachorrita!
Ahora estaba en casa de Miroku esperando impaciente mientras su cachorro jugaba con las revoltosas hijas de su amigo.
− ¿Algo paso entre ustedes?− pregunto Miroku.
− ¿A qué te refieres?
− Keita dice que estaban enojados. Sabes que los bebés de Inu son muy susceptibles ¿Qué paso?
− Mencione a Kikyou mientras dormía.− le hizo saber sin más rodeos, tal vez él le ayudara a arreglar las cosas.
− ¿En qué soñabas?
− Cuando la conocí, cuando me sello y cuando murió, eh soñado eso desde el último mes.
− Supondré que te alejaste de ella para que no se enterará, pero al final lo hizo ¿Qué fue exactamente lo que dijiste?− no le era tan difícil de creer que la sacerdotisa muerta aun causara problemas en la relación de sus amigos.
− No lo sé, pero Keita sí.
− ¿Qué esperas para averiguarlo?
Salió de inmediato de la cabaña y fue hasta donde estaba su cachorro, sentado a la orilla del rio que pasaba por la aldea, estaba comiendo un pan de carne.
− Cachorro. − se levanto olvidando su comida e ignorando a las gemelas.
− ¿Cómo están?− pregunto preocupado por su mamá y hermanita.
− Bien, tengo que preguntarte algo ¿Qué fue exactamente lo que dije cuando nombre a Kikyou?
− "Regresa".− eso no iba a solucionar nada, incluso las empeoraba.− "Kikyou, regresa".
− ¿Fue ahí cuando mamá regreso a la cabaña?− su hijo asintió. Eso no le servía de nada, recordaba que lo último que soñó fue cuando ella lo sello.
− Cuando se fue, dijiste "Regresa pronto Kagome, te extraño".
Ahora todo tenía sentido, después de soñar con Kikyou soñó con uno de los tantos días que iba a esperarla al pozo, tenía que decírselo. De inmediato fue a la cabaña de Kaede, debía arreglar las cosas con la chica.
− Dejarme pasar Kaede.− le pedía el albino a la terca anciana.
− Está muy débil y debe descansar.
− Deja que pase, deben arreglar algo.− intervino ahora su amigo por él y la anciana suspiro resignada.
− Si se pone peor será tu culpa.
Una vez le dejo pasar fue hasta donde su compañera, estaba acostada en el futon y aun se veía pálida.
− Kagome.
− ¿Qué quieres?− pregunto de mala gana, no quería verle.
− Explicarte las cosas.
− No hay nada que explicar, quieres que ella regrese ya te cansaste de nosotros.− le reprocho.
− No, yo quería que ¡Tú! regresarás. no te voy a mentir, eh soñado con ella, pero cuando la nombre fue porque soñé con el día que me sello al Goshimboku, después de eso soñé con uno de los tantos días que iba al pozo a esperarte. Siempre decía lo mismo "Regresa, regresa pronto Kagome te extraño", se que no me crees pero el tiempo que no estuviese a mi lado fue un infierno, aun que no lo demostrara sentía morir, solo seguía vivió porque tenía la esperanza que te vería de nuevo.− dijo con un nudo en la garganta jamás imagino que le estaría diciendo todo eso a ella.− El día que te vi con tu familia y te deje fue lo más difícil que eh hecho, pero en ese momento pensé que era lo mejor, allá estarías bien, no te faltaría nada, podrías seguir con tus estudios, no abría demonios detrás de ti, estaba seguro que pronto conocerías a alguien que te diera lo que yo no puedo por ser un han...− ya no siguió pues unos labios se lo impidieron y de inmediato correspondió aquel beso.− Te amo.− agregó con lagrimas en los ojos.
− Eres un tonto.− le regaño ella.− Si estaba bien pero igual acá lo estoy, es verdad que aquí no hay las mismas cosas que en mi época pero tengo lo necesario y a ustedes, ¿quien dice que no puedo seguir con mis estudios?¿acaso no tengo que aprender a ser sacerdotisa? Lo que aprenden desde niñas yo lo tengo que aprender ya, tal vez allá no te hay demonios como acá pero hay gente mala que lastima a otra.− dijo al referirse a los ladrones, secuestradores, asesinos y demás.− Y, ¿Cómo puedes pensar que me enamoraría de alguien más? Nunca deje de pensar en ti, todos los días soñaba en que entrabas por la ventana y me regañabas por tardar tanto en volver o ibas a la escuela a buscarme. Te lo dije una vez "No me importa si eres humano, youkai o hanyou, te amo por quien eres"
− Kagome...
− Quiero que confíes en mi Inuyasha, quiero saber qué es lo que te atormenta, molesta o preocupaba, ya no estás solo.
− Lo haré desde ahora, te amo demasiado mi Kagome.− la estrecho más fuerte entre sus brazos cuidando de no lastimarla y dejo que las lagrimas salieran de sus ojos.
Días después, Inuyasha ya no había tenido esos sueños, tal parecía que confesar todo lo que sentía con la chica había aliviado su alma, ahora ya se alistaban para dormir.
− ¿Cómo te sientes?− pregunto aun preocupado por ellas.
− Estamos bien.
− ¿Mi hermanita ya no te duele?
− Ya no.− su cachorro abrazo a su madre por el vientre y lo beso.
− Mamá ¿quién es Kouga?
Inuyasha al escuchar ese nombre se puso en alerta.
− ¿Por qué lo preguntas?− pregunto con total calma.
− Shippou dijo que él nunca te hizo llorar.
Maldito mocoso, pensó Inuyasha.
− Kouga es un lobo sarnoso que quería llevarse a tu mamá de mi lado.− respondió enojado.
− Es alguien que nos ayudo a pelear contra Naraku.− agregó Kagome, quien se estaba divirtiendo con las reacciones del chico.
− ¿Por qué te quería llevar?− pregunto con inocencia su cachorro.
− Porque yo puedo ver los...
− Por que decía estar enamorado de ella, pero yo gane al final.− lo último lo dijo con orgullo.
− Por poquito.− dijo en voz baja pero sabía que si la había escuchado, pero quería hacerlo repelar.
− ¡Qué!
− Que eres un celoso.− le saco la lengua y él se cruzo de brazos.
− ¿Por él papá se te declaró?
− ¿Eh?− exclamaron los Inuyasha y Kagome.
− Tenía Sango dijo que papá nunca mostraba sus verdaderos sentimientos, pero cuando se topaban con él era muy diferente.
− Digamos que sí.
− No iba a dejar que ese lobucho se llevará a tu madre.
− Ahora a dormir, ya es muy noche.− dijo la chica, si seguían con esa plática la paciencia del hanyou terminaría por explotar.
Su pequeño ya estaba en su futon dormido y ella estaba por dormirse cuando la voz de su compañero la despertó.
− ¿Si te hubieras ido con Kouga?− pregunto con preocupación, la simple idea no lo dejaba dormir.
− Claro que no, tú te crees todo Inuyasha.− dijo al recordar la vez que pensó que ella prefería a los hombres como Miroku.
− Más te vale, si no te hubiera ido a raptar y sabrías quien debía ser tu compañero.
− Me gusta el que tengo, pero debes mostrarme a diario porque te elegí a ti.
− Pensé que no tenias más opciones.− le recrimino.
− Y no, pero si no quieres hacerlo...
− Nunca dije que no quisiera.− claro que a él le encantaba esa idea, mostrarle a ella cuanto la amaba cada día.
Estaban tan concentrados en su plática que no se percataron que su cachorro se había levantado y ya estaba junto a ellos.
− Mamá, papá...− les llamo.
− ¿Mandé?
− ¿Quien es Hoyo?− ya había olvidado que también en la plática de Kouga sus tíos mencionaron a un tal Hoyo.
Sintió como Inuyasha la abrazo más y no pudo evitar soltar una risa, a pesar de tener dos hijos y ella levar su marca, se seguía poniendo celoso de Kouga que tenía a Ayame y a sus hijos, de Hoyo que estaba en otra época, pero Akitoki seguía aquí ¿Sería por eso? Pero fuese como fuese nunca cambiaria a su terco, explosivo, caprichoso, posesivo y celoso Inuyasha.
Aquí otra historia espero les guste, mil gracias por sus mensajes y nos estamos leyendo.
Saludos.
17/03/2013
