Estos magníficos personajes de Inuyasha le pertenecen a la sensei Rumiko, yo solo los eh tomado para crear esta historia la cual si me pertenece, pero no la hago con fines de lucro, solo para sacar todas esas ideas que rondan en mi cabeza.
Una Realidad
¡Enano regresa acá! y con aquel gritó se rompió la paz que reinaba en el Sengoku, de aquel hermoso y tranquilo medio día.
− Eres un gruñón, no sé porque Kagome regreso contigo.− se quejo un pequeño zorrito.
− Cuida tus palabras.− advirtió el hanyou justo antes de propinarle un coscorrón al pequeño kitsune.
− Abajo.− dijo una joven sacerdotisa que ya se estaba cansando de sus constantes peleas.
Y ella que creía que Inuyasha ya había madurado, pero no, estaban almorzando con sus amigos y al Shippou tomar el último trozo de carne asada el hanyou lo persiguió para quitárselo.
− ¿Te imaginas cuando tu hijo quiera el ultimo trozo de carne? Pobrecillo le arrancaras el brazo.− se defendió el pequeño niño.
− Kagome-chan ¿Tu e Inuyasha?− pregunto sorprendida Sango, provocando un sonrojo por parte de sus dos amigos.
Hace más de un año que ella había regresado y no era ningún secreto que ahora vivían como pareja, como compañeros según las leyes de los demonios perro. Ya se decía ella que se estaban tardando en formar una familia, pero tal vez ellos querían esperar.
− ¡Claro que no!− contesto de inmediato Inuyasha.− Deja de decir tonterías Shippou.
− ¡Ah! Perro tonto.− se quejo el kitsune al recibir otro golpe.
− ¿Kagome-sama?− pregunto ahora Miroku al verla levantarse y tomar su canasta de plantas medicinales.
− ¿Estás bien?− pregunto angustiada Sango, su semblante ahora era uno de tristeza.
− Sí, voy a dejarle esto a Kaede-sama.− les contesto con una falsa sonrisa.
− Voy contigo, Miroku te dejo a Komori.− dijo Sango, tomo a las gemelas y se fueron de regreso a la aldea.
− Inuyasha ¡Detente un momento!− gritó Miroku al golpearlo con su báculo.
− ¿Ahora qué?− pregunto enojado y dejando de perseguir a Shippou.
− Sigues siendo igual de bruto.− Inuyasha lo fulmino con la mirada.− Antes que reclames.− le advirtió a su amigo.− ¿No te has puesto a pensar que tus palabras lastimaron a tu compañera?
− ¿Cuales palabras?
− ¡Las del hijo!− gritó exasperado, provocando que Komori se despertará.− Todo está bien hijo, este bruto perro que no entiende.− decía mientras mecía su cuna.
− ¿Y por qué? No es como si ella y yo lo platicáramos, además ella jamás ha dicho que quiere uno.− se defendió.
− No es necesario, se le nota, hace un momento se fue apagada.
− Ya se le pasará.− dijo para tratar de quitarle importancia al asunto.
− ¡Pero tonto e insensible!− volvió a golpearlo.− ¿Y si ella ya está embarazada?
− Eso no es posible.
− Ya es tu compañera por tu leyes ¿verdad? ¿Por qué no va ser posible? Momentos de pasión no les faltarán.− terminó decir provocando un sonrojo por parte del ojidorado.
− ¡Deja de decir esas cosas tan a la ligera!− gritó completamente avergonzado.
− No lo digo a la ligera, solo piénsalo.
Ahora que lo pensaba, desde hace más de un mes que ella no sangraba, eso quería decir que Kagome...
Cerca de la aldea las chicas se detuvieron, Sango puso a las gemelas en el suelo y abrazo a su amiga, de inmediato ella comenzó a llorar en su hombro.
− ¿Qué voy hacer si lo estoy? Inuyasha no lo quiere.− no hicieron falta explicaciones, sabía que Sango se había dado cuenta.
− Se tiene que hacer responsable, además no creo que fueran en verdad sus palabras, su tonto orgullo no le deja admitir sus verdaderos sentimientos.− reconfortaba a su amiga.
− Tengo miedo.
− Encáralo Kagome-chan, ese bebé no se hizo solo. Y si no entra en razón siéntalo hasta que lo haga, vas a ver como todo va a salir bien al final.
Por la noche ambos estaban por terminar de cenar, Kagome quería hablar con Inuyasha sobre el posible bebé pero no sabía cómo comenzar, lo mejor era hacerlo mañana cuando no se encontrará tan susceptible o pasado mañana cuando lo ocurrido a medio día ya se hubiera olvidado un poco. Por su parte Inuyasha no quería dejar pasar más el tiempo, lo mejor era hablarle de una vez.
− Kagome.
− ¿Qué pasa?
− Tenemos que hablar.
− Te escucho.− se arrodillo frente a él y espero.
− Yo... verás... tu...− y él que pensó que le iba hacer fácil.
− Cuando tengas en claro de que quieres hablar me dices.− dijo fastidiada.
Inuyasha la miró levantarse, tenía que aclarar las cosas con ella, la tomo de la cintura y la sentó entre sus piernas.
− Quiero un hijo.− soltó, Kagome le miró con los ojos bien abiertos ¿Había escuchado bien?− Se lo que dije en la mañana, pero no era en verdad.− comenzó a explicar.− Tener una compañera siendo como soy, es irreal, pero un hijo lo es aún más. Por eso conteste aquello, me di cuenta que hace más de un mes tu... tu, no sangras y no soy tonto, sé que es probable que tu estés embarazada y no tienes idea de la felicidad que me invade al saber que aquí.− puso una mano en el vientre de ella.− Se puede estar formando un hijo tuyo y mí, pero también tengo miedo, miedo de que no lo acepten, miedo a que un bebe hanyou sea muy peligroso para ti, no quiero perderte Kagome.− oculto su rostro en el cuello de la chica, tenía ganas de llorar, pero no dejaría que esas traicioneras lagrimas escaparan.
− ¿Todo eso es verdad?− fue lo único que logró articular, jamás se imagino que Inuyasha fuese abrirse de aquella manera.
− ¡Claro que si tonta!− exclamo mientras la encaraba.− ¿Entonces lo estás?− pregunto ansioso.
− Es muy probable que sí.− respondió con una cálida sonrisa.
Él un hanyou, tendría un hijo.
...
− Kagome traje pescado ¿Qué pasa?− pregunto al verla sentada en el futon llorando.
− No estoy embarazada, solo fue un retraso.− dijo al romper de nuevo en llanto.
Inuyasha se le acerco y de inmediato capto el olor a sangre.
− No llores.− pidió mientras la abrazaba.
− Ya estaba comenzando hacer una cobija... Perdón, debí tomarme las cosas con más calma.
− Que dejes de llorar te digo.− dijo ahora obligándola a verlo.
− Pero...
− En cuanto termine tu sangrado vamos a trabajar para que ese cachorro sea una realidad.− hablo muy seguro.
− Inuyasha.
− Si el tonto de Miroku tiene tres y es humano, yo debo ser más eficaz.
− Tonto.− dijo mientras sus mejillas se teñían de rojo.
− Es verdad, un bonzo como él no me ganará.
...
Inuyasha estaba acostado boca arriba en su cabaña impaciente, Kagome había ido con Kaede a una revisión y como él tuvo que salir con Miroku no la había podido acompañar. El creía que al regresar ella ya estaría en la cabaña, pero aun no llegaba. ¡Al carajo! Iría a la aldea por Kagome, al incorporarse la vio entrar.
− ¿Ya es un hecho?− pregunto de inmediato Inuyasha.− Si no, podemos seguir intentándolo.
− Eso es tentador.− dijo con pensar al hincarse frente de él.
− ¿Qué cosa?
− Seguir intentándolo, haces que quiera mentirte.
− ¿Vamos a tener un cachorro?− pregunto claramente emocionado sin intenciones de ocultar su felicidad.
− Vamos hacer papas.− termino de confirmar ella.− ¿Qué haces?− pregunto divertida al Inuyasha ponerse sobre ella en un ágil movimiento ya sin su haori.
− Agradecerte ¿piensas que por ya estar tu embarazada voy a descuidar mis deberes con mi compañera?− decía mientras la besaba en el cuello y desataba la yukata de ella.
− Ni se te ocurra, que estás últimas semanas han sido una maravilla.− ella jamás imagino que el hanyou podría ser tan persistente, apasionado y dedicado en ese tipo de situaciones.− ¿Sabes que es bueno para el cachorro?− comento mientras sentía como era estimulada por su compañero.
− ¿En verdad?− pregunto al quitarse su hakama.
− Dice Sango que por ser parte younkai es bueno para él sentir que sus padres se quieren, eso lo hará más fuerte.
− Con mayor razón ahora.− dijo al entrar en un solo intento en ella.
Sin duda Kagome iba a gozar estar embarazada.
...
Saludos y como siempre me alegra recibir vuestras opiniones.
01/10/2013
