Los personajes de Inuyasha pertenecen a la gran Rumiko, yo solo los tomó prestados para poder dar forma a la trama la cual si me pertenece. Todo sin lucro y solo con el afán de entretener.
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Está historia es parte de un premio que otorgue cuando en la historia "Vientre de Alquiler" tuvo 100 mensajes, espero la disfruten.
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Dos papás.
Sayuri, era la cachorrita de Inuyasha y Kagome, tenía apenas un año. Sus ojos eran tan dorados como su los de su padre y el cabello azabache como su madre, no tenía la orejas como su padre pero si se parecían un poco a las de su tío Sesshoumaru. A la pequeña le encantaba jugar con las orejas de su papá, le fascinaba como las movía y lo suaves que eran. Pero había algo que ella no conocía de su padre, no le conocía como humano. Jamás le había visto en las noches de luna nueva. Siempre se dormía antes del anochecer y cuando despertaba en la madrugada, estaba tan obscuro que no era consciente de ello, solo le bastaba con identificar la voz de su padre. Y ese pequeño detalle le traería graves problemas al ojidorado.
Inuyasha estaba acostado boca arriba en el piso de la recamara de su cabaña mientras movía sus piernas, faltaba poco para que anocheciera y fuese humano. Si antes no le gustan las noches de luna nueva, muchísimo menos ahora que tenía una pequeña que proteger, no quería que en un descuido fuesen atacados y su cachorra resultase lastimada, su niña era tan indefensa.
― No tan fuerte.― advirtió a su hija al ella haber jalado muy fuerte sus orejas, Sayuri rió y al ver que su padre movió graciosamente sus orejas, mordió una de ellas.― Tampoco las muerdas.― le regaño y se levanto, pero de inmediato se arrepintió, su cachorra ya tenía los ojos llorosos.― No llores, no me enoje.― intentó tranquilizarla, pero fue en vano, ella ya estaba sollozando.― Esta bien, juega con ellas pero no las jales fuerte y no las muerdas.― advirtió al recostarse de nuevo, de inmediato Sayuri se divertía viendo como su padre movía las orejas.
A los pocos minutos, escucharon a Kagome entrar y Sayuri hizo algo que también le gustaba, esconderse bajo de el largo cabello de su papá. Kagome entró a la recamara y observo divertida como su hija intentaba esconderse de ella.
― Inuyasha ¿Has visto a Sayuri?
― No, pensé estaba contigo.― dijo al seguirle el juego y Sayuri se rió.
― Es una lástima, Shippo-chan le mando esta deliciosa Pitaya, ahora nosotros la comeremos.― dijo al mostrársela a Inuyasha.
― Ñooo.― dijo la cachorrita al salir gateando de su escondite.
― ¿Dónde estabas?― preguntó con fingido asombro Kagome.
― Papá.― señaló a su padre que ahora estaba sentado.
― ¿Con papá?― preguntó y Sayuri asintió.― Aquí tienes.
Sayuri tomó la pitaya y se volteó para pedirle a su papá que la partiera, pero se quedo confundida. Había visto a su papá antes de tomar el fruto y cuando volteó ya no estaba. Ahora, otro hombre estaba en la cabaña. Tenían la ropa de su padre, hablaba como su padre, pero no se veía como él. Su papá tenía ojos como el sol, garras, cabello plateado y lo más importante ¡Orejas suaves y graciosas!.
― ¿Qué pasa cachorra?― preguntó al ver que su hija le miraba fijamente.― ¿Quieres que la corte?― iba a quitarle el fruto pero ella se lo aparto.
― Sayuri.― dijo Kagome y la niña volteo a verla.― ¿Qué pasa?.― la pequeña miró de nuevo al otro hombre y luego a su mamá.― Creó que no te reconoce.
― No digas tonterías, claro que mi cachorra si me reconoce, Sayuri ¿Quién soy?― preguntó y los ojos de su hija se inundaron de lagrimas.― No llores soy papá.― explicaba apresurado Inuyasha pero fue en vano, un fuerte grito se escucho en la cabaña y fue seguido por el llanto.
¡Quería a su papá!
― ¡Ma!― gritó al querer ir con su mamá, ya no quería que ese hombre la sostuviera.
― Tranquila, es papá.
― ¡Maaa!― gritaba y negaba desesperadamente.
― Soy yo, mírame bien.― habló Inuyasha un tanto dolido porque su hija no le reconociera.
― ¡Haaa! ¡Papá! ¡Papá!― gritó ahora con más fuerza.
― Ven aquí.― Kagome la acuno en sus brazos e intentó calmarla.― Él es papá, solo que por esta noche es humano.
― Ño.― ese no era su papá.
― Tranquilo, encontraremos la forma en que te reconozca.― Kagome sabía que aquel desprecio de su hija le dolía a Inuyasha, pero Sayuri era muy pequeña para comprender que ocurría.
― Eso espero, aun que... Sería mejor si se duerme, cuando despierte ya volveré a ser como ella quiere.
― No creo que se duerma pronto.― admitió al verla muy despierta, su hija observaba atenta la puerta, era como si esperará que de un momento a otro su papá volviera.
Kagome intentó de varias maneras explicarle a su hija que el hombre de cabello negro era su papá, pero ella era muy terca, no quería creerle.
― Sayuri.― llamó Inuyasha cubierto por una sabana y de inmediato la cachorrita volteo emocionada a ver a su papá.
― ¿Quién es?― preguntó Kagome y su hija sonrió de la emoción.
― Papá.
― ¿Dónde está?― Sayuri señalo el lugar donde se "escondía" su padre.― Encuéntralo.― le animó Kagome y la dejo en el piso.
― ¡Papá!― gritaba mientras iba a gatas hasta donde estaba Inuyasha.
― Aquí no estoy.― dijo Inuyasha al sentir que su hija ya había llegado hasta él.
― ¡Papá!
― ¿Es papá?― preguntó Kagome.
― Siii.― claro que era su papá, él se escondía así de ella.
― ¿Segura?― preguntó y su hija asintió.― Quítale la sabana.
Sayuri se río y jaló la sabana, pero al quitarla no vio a su papá ¡Era de nuevo el otro hombre!. Sus ojos se llenaron nuevamente de lagrimas y el llanto no se hizo esperar.
― No llores, soy yo, en verdad que soy...― Inuyasha intentó cargar a su hija pero ella se fue con Kagome.
― Eso es para que no te vuelvas a quejar de ser hanyou, nos gustas como eres.
― No del todo, al parecer a ella no le gusto como humano.
― No te reconoce, cuando comprenda que eres tú, le encantaras.― intentó animar Kagome a su esposo.
A la media noche, después de mucho llorar Sayuri se canso y se quedo dormida, Kagome intentó ponerla sobre el futon pero no le soltaba la yukata.
― Deberíamos mostrarle cuando te transformas, para que no pase de nuevo.― sugirió Kagome a Inuyasha, quien estaba apartado de las dos.
― En cuanto comience a amanecer la despertamos... Mientras, duerme también.
― Quiero quedarme contigo.
― Si ella te siente lejos o me siente cerca se despertará.
Kagome le miraba apenada, jamás imagino que Sayuri no reconocería a su padre en la luna nueva, se acostó en el futon junto a su hija y observo al hanyou, él estaba sufriendo, amaba con locura a su hija y le dolía que ella le rechazara, cerró los ojos e hizo una plegaria silenciosa "deseaba que Sayuri reconociera a su padre".
Inuyasha observo por una ventana y miró el cielo, pronto amanecería, era hora de despertar a Kagome y a su cachorra.
― Kagome, ya va amanecer.― le hablaba para despertarla, cuando ella abrió los ojos se dispuso a despertar a su hija.
― Pequeña demonio despierta.― llamaba Inuyasha a su hija, pero no despertaba.― Sayuri despierta dormilona.
― Pa-pa...― hablaba medio dormida.
― Tienes que ver algo.
― Papá te tiene una sorpresa.― dijo ahora Kagome para animarla a despertar.
― Quelo.― le encantaban las sorpresas de su papá, la última vez le dio una linda kokeshi.
Kagome le ayudo a sentarse y Sayuri se tallo sus ojos, tenía mucho sueño pero quería ver la sorpresa que le tenía su papá, pero en cuanto enfoco su vista no vio a su papá y se abrazo de su madre.
― Tienes que verlo si quieres ver a tu papá.
― Ño.
Pronto su transformación comenzaría, Inuyasha podía sentirlo y su hija no le volteaba a ver, así que le jalo una de sus coletas y cuando Sayuri se volteo enfadada vio que un resplandor iluminaba a ese hombre, para poco a poco dejar ver a su papá.
― ¡Papá!― gritó de la emisión y se lanzó a los brazos de él.
― ¿Ya viste que era yo?― preguntó pero ella no le respondió, solo se limito a querer trepar sobre su cabeza y querer jalar sus orejas.
Un mes después.
Inuyasha al terminar de meter unos leños a la cabaña y cerrar la puerta se dirigió al cuarto donde su cachorra y esposa estaban.
― ¿Se durmió?― preguntó Inuyasha al entrar a la recamara y ver a Kagome acostada junto a su cachorra.
― Intente mantenerla despierta pero era más su sueño, estuvo jugando casi todo el día con Shippou-chan.
― Bueno, al menos esta noche no llorara.― apagó la vela que alumbraba la recamara y se fue a acostar junto a su familia.
Entrada la madrugada, Inuyasha luchaba para que el sueño no le venciera, debía estar alerta y de pronto sintió a su pequeña rodarse y la sujeto con un brazo, esa niña ni dormida estaba quieta, la volvió a acomodar y a cubrir con una sabana. Y en un momento que dormito su hija se había movido hasta la cabeza de su papá, aún en sueños quería jugar con las orejas de él, pero al no encontrarlas se despertó, tal vez se había equivocado y era su mamá, sus ojos se acostumbraron a la oscuridad y de nuevo ¡No estaba su papá!.
Inuyasha y Kagome se despertaron exaltados ante el llanto de su hija, lo primero que pensaron fue que algo había entrado en la cabaña. Kagome cargó a su pequeña e Inuyasha encendió de nuevo la vela, ambos padres observaron la cabaña y no vieron nada, seguramente Sayuri tuvo una pesadilla.
― ¿Qué pasa cachorra? ¿Qué te espanto?― Inuyasha intentó cargarla pero ella no lo dejo.
― ¡Maaa!― gritó al aferrarse más fuerte de su mamá.
― ¿Qué pasa?― preguntó confundida Kagome.
― ¡Papá!
― No es posible, nuevo de no.― exclamó el chico al saber el porqué del llanto de su hija.
― No estoy segura si llora porque no te reconoce o porque extraña tus orejas.
― Cachorra, soy yo, recuerda cuando me transformo.
― Ñooo.
...
Después de otra larga noche, Inuyasha, Kagome y Sayuri estaban pasando una tranquila tarde con sus amigos, los cuales se estaban poniendo al corriente con la intensa noche que pasaron.
― No es posible que pasara de nuevo.― dijo incrédula Sango, hasta las gemelas reconocieron a Inuyasha la primera luna nueva.
― ¿No recuerda tu transformación?― preguntó Miroku al intentar hacer alguna hipótesis.
― No lo sé, pero no deja de llorar y cuando finalmente me ve como hanyou, no me suelta.
― Pensará que te iras de nuevo.― supuso Sango.
― No quiero pensar que no le gusto como humano.― decía decaído mientras veía a su hija jugar con los hijos de sus amigos.
― Tranquilo encontraremos la manera de que entienda que eres tú.― animó Kagome.
Otro mes más tarde...
Inuyasha, Kagome y Sayuri, estaban en su cabaña en compañía de Sango, Miroku, las gemelas y Komori. Iban a poner en marcha un plan para evitar que Sayuri llorara al ver a su padre como humano. Kagome estaba hincada con Suyuri en sus piernas y en frente de ellas Inuyasha; mientras que los demás estaban sentados en la puerta, bloqueándola.
― Sostén mis manos y mírame bien, no me voy a ninguna parte.― decía Inuyasha a Sayuri.
― No sueltes y no dejes de ver a papá.― dijo Kagome.
― Tus tíos están en la puerta, no hay manera que me vaya y entre alguien más.― explicaba el ojidorado.
― No lo dejaremos salir.― le aseguró Sango.
― Cachorra, mírame.
Sayuri observaba muy atenta a su padre y cuando una luz le rodeo se quedo viéndolo más atentamente, le sujeto con más fuerza y al desaparecer la luz, ella sostenía las manos del hombre de cabello negro.
― No llores, soy yo.― se apresuro a hablar Inuyasha al ver que su hija ya tenía lagrimas en los ojos.
― Él es papá.― habló Kagome.
― Aún que no lo creas es el perrucho de tu papá.― agregó Miroku.
― Nadie ha salido ni entrado.― le confirmó Sango, pero Sayuri al parecer no les creía.― Niñas, Komori ¿Quién es él?― preguntó a sus hijos.
― El tío Inuyasha.― contestaron los tres.
― Cachorra, ¿Quién soy?
Aún no estaba segura si ellos decían la verdad, solo había una forma de confirmarlo, algo que solo su papá entendía, comenzó hacer ruidos extraños y sus brazos los bajo y subió.
― ¿Qué hace?― preguntó extrañada Kagome.
Inuyasha sonrió en complicidad, su cachorra lo ponía a prueba, era momento de demostrarle que él era su papá, la cargo y alzo sobre su cabeza, enseguida la aventó arriba para luego atraparla, aquello lo repitió otras tres veces y Sayuri no dejaba de reír.
― Inuyasha ¡Basta! Se te va a caer.― decía con miedo Kagome, Inuyasha lanzaba a su hija casi hasta tocar el techo.
― Nunca se me ha caído.― dijo al atraparla por quinta vez.
― ¡¿Lo has hecho otras veces?!
― A ella le gusta.― se defendió al bajar a su hija.
Sayuri observaba a ambos pelear, en definitiva aquel hombre era su padre, no entendía porque se veía diferente pero, era su papá, solo su papá sabía cuando ella quería que la lanzaran al aire y solo su papá lograba hacer enojar a su mamá, solo faltaba una cosa...
― Le gustan las emociones fuertes, también le gusta que subamos hasta lo más alto de los árboles o que corra con ella a gran velocidad.
― Se puede lastimar, ¡No tiene tu resistencia!― no podía creer lo que ambos hacían a sus espaldas.
― No sé porque te enfureces, sabes que nunca dejaría que algo malo le pasara.
― ¿Qué dijiste?
― Es la verdad, dime solo una vez en la que se hubiera lastimado por mi culpa.
― ¡¿Estás diciendo que conmigo se ha lastimado?!
― ¡Claro que no! Solo que no seas tan histérica.― contraatacó e inmediatamente se arrepintió.
― ¡Abajo!
Y ahí estaba la prueba que faltaba ¡Él era su papá!
― Papá "¡Pawr!"― rio al imitar el sonido que hizo su papá al chocar contra el suelo.
― ¿Ya me reconoces?― preguntó esperanzado al levantarse del suelo.― ¿Quién soy?
― Papá.
― Claro que lo soy.― decía al cargar a su hija.― Espero ya no se te olvide pequeña demonio.― advertía mientras le hacía cosquillas.
Miroku, Sango y Kagome observaban perplejos, ¿Sayuri lo había reconocido por ser mandado al suelo?
― Bueno... El conjuro tiene otro punto bueno a su favor.― dijo divertido Miroku.
― De haberlo sabido hubiera dicho la palabra hace dos meses.
Sayuri, no comprendía el cambio en la apariencia de su papá, esté papá no tenía las orejas que tanto le gustaban, no era tan fuerte, ni rudo, ni tosco; esté papá era más cuidadoso y delicado con ella y al no tener garras le hacía cosquillas, cosa que siempre le envidió a las gemelas y Komori, ya que su papá si les hacía cosquillas. Ahora bien, se podía acostumbrar a este papá, tal vez él si la dejaría jugar con Colmillo de Acero, pensaba al mirar la katana de su padre.
Jossy, espero disfrutaras tu regalo y lamento la demora.
27/01/2015
Sayuri. De acuerdo con el internet, según se escriba significa "Pequeña flor de lirio" o "Pequeña samurái", si la información es correcta, el significado que yo le doy es el segundo.
