Los personajes de Inuyasha pertenecen a la gran Rumiko, yo solo los tomó prestados para poder dar forma a la trama la cual si me pertenece. Todo sin lucro y solo con el afán de entretener.


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Millones de disculpas por la GRAN y EXTENSA demora, 4 AÑOS, ni yo me lo creo. Espero en verdad que les guste y cumpla sus expectativas.

Continuación del CAPITULO 6


Miedo Compartido.

La oscuridad le rodeaba, era como un vacío infinito, le recordaba el interior de la perla. Sabía que al abrí los ojos su familia no estaría con él, por eso, aun que escuchaba voces a la distancia, llamándole, no hacía caso, hasta que la voz se hizo más nítida.

—Inuyasha, Inuyasha, ¡Despierta!

—¡¿Qué pasó?!— se incorporó rápidamente y tomó a Tessaiga.

—Tenías una pesadilla, luego de luchar contra aquel demonio que...

—Kagome...— la abrazó con fuerza, su compañera seguía con él—. Tu estas bien, nada malo te pasó ¿Cierto?— le examinó superficialmente.

—Nada malo, el demonio no logró acercase ni un poco a la aldea.

—¿Y los cachorros?

—Hikari durmiendo, y Keita jugando en casa de Miroku y Sango.

Solo había sido una pesadilla, una muy cruel.

—¿Hay de comer?

—Ya te sirvo, que pidas de comer es bueno, quiere decir que ya estas mejor.

—Soñé que les perdía, demonios atacaban la aldea y les hice entrar al pozo, lo atravesaron y no volvía a verles.

—Eso jamás pasará, estaremos juntos un muy largo tiempo. Tu arroz— le dio una gran porción.

Inuyasha cogió el tazón con una mano y con la otra, jaló a Kagome para ponerla en sus piernas.

—Creí tenías hambre.

—Puedo comer contigo aquí— dio una probada a su comida y Kagome le besó en el cuello.

...

Después de haber comido, fueron a la aldea por Keita, el pequeño corría persiguiendo a Kirara, pero al verles, fue directo a los brazos de su padre.

—¡Papá!

—Te tengo— le alzó sobre la cabeza.

—Ya quería verte, estaba por llevarlo a casa— dijo Miroku.

—Yo también quería ver a mi cachorrito— Keita rio.

—Kagome, ven, Kohaku trajo una nueva yukata para Keita.

Inuyasha bajo a su cachorro para que fuese con su madre, pero al ver a su familia y amigos alejarse, se sintió raro, su vista se volvió borrosa y un malestar le invadió, ¿Qué es lo que sucedía?

Inuyasha... Inuyasha... Inuyasha...

Cerró los ojos y al volver a abrirlos, estaba sentado junto al pozo. Tenía a Miroku frente suyo.

—Nos preocupa que sigas aquí, ven a casa y come algo.

—Más tarde— quería seguir durmiendo y soñar con su familia.

—¿Qué pasa?

—Soñaba con ellos.

—Lo siento, pero si no te alimentas decaerás y no podrás volver a verles.

—¡Tres meses!— explotó—. Hemos buscado en todos lados y nada que diga algo sobre el pozo. Ni conjuros o frijoles para crear pórtales.

—La última vez que se selló, fue por una razón, ahora debe haber otra— se sentó junto a su amigo.

—Ya se los he dicho, ni Kagome, ni yo, tenemos ese miedo e inseguridad de antes, queremos estar juntos.

—Piensa, ¿Hay algo que te preocupa? ¿Qué fue lo que sentiste o deseaste al ser atacados?

—No quiero que vuelvan a estar en peligro— era obvio.

—¿Crees que están más seguros en el mundo de Kagome-sama?

—Aquí el peligro está detrás de cada árbol.

—¿Y allá, solos sin ti están mejor? No te tienen para que les cuides. Necesitan un guía que les enseñe a controlar esas habilidades sobrenaturales. Sin ti, crecerán sin esos consejos.

—Lo último que quiero es que pasen lo mismo que yo.

—¿Entonces?

...

Estaba sentada junto al Goshimboku, esperaba que eso le diese paz o que en algún momento se pudiese comunicar con Inuyasha. Conforme los días pasaban, la esperanza de volver con su amado hanyou se desvanecía y no quería eso.

—Hija.

—Mamá, no hay nada, ya revise todas las cosa del abuelo y nada.

En las últimas semanas, se la pasaba en el almacén leyendo cada pergamino o libro que el abuelo tenía, con la esperanza de encontrar algo que le ayudaste a volver.

—Tal vez, no es un conjuro lo que necesitas.

—¿Crear de nuevo la perla?— su madre negó.

—Ya lo hiciste una vez, comprendiste tus sentimientos y eso te hizo volver. Ahora debes hacerlo de nuevo.

—No hay nada que comprender, amo a Inuyasha, deseo volver con él.

—Pero...

¿Pero?

—Pero, no quiero que Keita y Hikaru vuelvan a estar en peligro, mis poderes fallaron en el peor momento y no entiendo la razón, ¡Estuvimos a punto de morir por ello! Por ser débil.

—Inuyasha llegó por ustedes, siempre lo ha hecho, llega justo a tiempo ¿Me equivocó?— Kagome negó—. ¿Tienes miedo de que él te vea como alguien débil?— su hija asintió—. Estoy segura que no es así, pero solo hay una forma de que lo confirmes y es hablando con él.

—¿Cómo? Estoy aquí.

—Me alegra tanto temerles en casa, quisiera tener a mis nietos por siempre, pero míralos— señaló donde Souta jugaba al soccer con Keita y Hikari era entretenida por el abuelo—. Necesitan a su padre.

—Lo sé, Keita pregunta mucho por él y Hikari le busca con su olfato.

—¿Entonces?

...

—Quiero tener de vuelta a mi familia, me voy a encargar de que nunca estén peligro, quiero que mis cachorros crezcan sin miedo.

—Quiero volver con Inuyasha, no importan los peligros, sé que estará siempre para cuidarnos, sé que siempre llegará a tiempo.

...

Un fuerte resplandor iluminó el pozo, Kagome se levantó emocionada. Había funcionado, pronto volvería a ver de nuevo a Inuyasha.

—El pozo.

—Voy por lo niños— dijo su madre al ella correr hacia la apagoda, debía confirmar que en verdad volvió a abrirse.

—¡¿Tonta qué tanto haces?!— gruñó Inuyasha, había cruzado el pozo y saltaba justo frente a ella.

—¡Te extrañé tanto!— se lanzó a sus brazos.

—Perdóname, por mi culpa el pozo les mandó aquí— también la abrazó, era ella, esta vez no era un sueño.

—No...

—¡Lo es! Tenía– negó—. Sigo teniendo tanto miedo, no quiero que al estar en allá les pase algo malo, una parte de mi prefiere que estén aquí, pero... Yo lo que más deseo es estar a su lado.

—Yo igual, tuve tanto miedo, mis poderes fallaron y... Tal vez me estoy volviendo débil y…

—¿Débil tú? ¡Serás tonta! Tus poderes no fallaron por ser débil, fallaron para proteger a Hikari.

—¿Cómo dices?— eso no tenía sentido.

—Eso dijo la anciana, aquella noche alimentabas a Hikari cuando aparecieron los demonios, y para no purificar su lado demoniaco mientras la alimentas, tus poderes disminuyen a lo más básico.

—Por eso si pude hacer una barrera, no les afecta.

—¡Inu onisan!— gritó Souta.

—Hola Souta, ya estas más grande, eres todo un hombre.

—¡Papá! ¡Volvite!— Inuyasha tomó al vuelo a su cachorro.

—¿Te has portado bien?

—Sí, mami dijo que fuite con jiji y Totosai, tadaste— le reclamó.

—No volverá a pasar... Hikari— su cachorrita iba en los brazos de su abuela, ya estaba más grande, por supuesto, ya tenía cinco meses—. ¿Me extrañaste?— esperaba le recordase.

Inuyasha sonrió al verla agitarse y querer ir con él, su suegra se la pasó y la niña se aferró al collar de su padre.

—Antes de volver, vengan a comer— ofreció la señora Higurashi.


Se quedaron tres días en la época de Kagome, días que sirvieron para calmar a la pareja, sabían que debían volver, la época moderna no era lugar para pequeños hanyou.

La noche había caído, los niños dormían tranquilos e Inuyasha y Kagome intentaban hacerlo. Seguían con el pendiente de ser atacados por la noche.

—¿Qué pasará con el rumor de la perla?

—Quiero ver que intenten tocarte, antes de intentarlo, ya estarán cortados a la mitad.

—¿Crees que sea posible? Que vuelva a aparecer.

—Todo va a estar bien, estamos juntos y siempre ganamos— la estrechó más hacía él.

—Tienes razón— cerró los ojos y se dejó caer en un profundo sueño.

Inuyasha le besó en la frente, nada, ni nadie volvería a apartarlo de Kagome y sus cachorros, ellos habían llegado para ser su compañía, para no volver a estar solo.


08/06/2017

Por cierto, reedité "Pesadilla".