Notas de autora: En principio, muchas gracias por los reviews y las buenas y constructivas criticas acerca de esta historia, me está costando mucho elaborarla, porque no es un género concreto, aunque ponga Romance-Drama, tiene algo de violencia y terror, y a partir de este capitulo comienza la violencia, a algunos les parecera que este capitulo no está en el Rating correcto, pero no vi oportuno que por una escena, tuviera que poner todo el fic en "M" aunque ya me dareis vuestras opiniones, que siempre ayudan muchisimo.

Gracias por leer, y aquí va el tercer capitulo.

19:15

El chirriante timbre sonó por todo el pequeño apartamento haciendo que el viejo gato canela bufara en medio de lo que tendría que ser un apacible sueño, y volviera a cerrar sus sesgados ojos. Hermione vestida con un bonito vestido azul marino y peinada con un moño que tanto le costó hacer no se molestó en mirar por el video portero para saber quien era. No le iba a abrir. Que quemara el timbre, le daba igual. El muy desgraciado se había adelantado. La casa de Marcus estaba a dos manzanas de la suya, y solo a 15 minutos de camino en un paseo. Ella estaba a punto de salir, para que él no viniese, pero el desgraciado se había adelantado a sus planes.

Hermione se metió en la cocina, para servirse un vaso de agua, y pegó un grito cuando oyó segundos después, la puerta de la entrada abrirse con un chirriante crujido que sonó en toda la casa.

-¡Pero...!

Draco vestido más elegante que el primer encuentro, la botella de vino tinto bajo el brazo, se apoyaba en el humbral, sonriendole de aquella forma que apetecia borrarle la sonrisa a puñetazos.

-¡No puedes entrar!

Él, burlón dió un paso experimental dentro de la casa.

-¿Eso crees? -cerró con el pie la puerta y recorrió con la mirada la pequeña vivienda de Granger. Era cómodo, pero siendo un Malfoy, estaba acostumbrado a espacios generosos, pero no dijo nada al respecto, sobretodo porque la cosa extraña que empuñaba Granger en la mano no le daba buena espina- ¿Y eso que es?

Ella mira el secador de pelo.

-¿Quieres verlo más de cerca? -amenazó.

Draco simplemente se echa a reir.

Hermione dejó el secador en la pequeña mesa del salón y lo miró con los ojos entrecerrados.

-Al parecer no te vas a rendir, y vas a ir a la cena, si o si -refunfuña, le odia porque aún sin mirarlo sabe que sonrie con triunfo- Así que vamos a aclarar un par de puntos.

Él sonrie.

-Soy todo oidos.

-1º Ellos NO saben nada de que era bruja.

-Aún lo eres. -interrumpió Draco, haciendola suspirar profundamente, con paciencia.

-Por lo tanto ni una palabra de Hogwarts -continuó alzando la voz sobre la de Draco.- 2º NO inventaras nada, me dejarás hablar a mí, y solo a mí, tu te limitarás a asentir. 3º Como intentes ofenderlos, Malfoy te juro que te haré algo muy malo.

Él no perdía su sonrisa, de hecho cada vez era más grande.

-No tienes varita, al menos no por aquí.

Ella le sonrie peligrosa.

-¿No recuerdas que no solo me sé defender con una vara magica en la mano? -pregunta mordaz.

Draco perdió parte de su buen humor, al recordar la bofetada de tercer curso.

-¿Nos podemos ir? -pregunta él sin demostrar lo muy ofendido que se sentía al recordar esa etapa.

¡POR FIN! gritó la conciencia de Hermione con éxtasis. Había callado las burlas de Malfoy, por fín ganaba ella, y no ese egomaniaco que tenía que soportar. Una victoria para ella, y se prometió a sí misma que no sería la última. Como que se llamaba Hermione Granger.

Minutos después, los recibia Darcy en el apartamento, con una sonrisa recogiendo la botella de Draco, despues de dar un par de besos protocolarios. Cuando la mujer caminó delante de ellos, Draco se inclinó sobre el oído de Hermione.

-Se me olvidó decirte que siento terrible debilidad en provocar a las autoridades -canturreó en su oído haciendo que Hermione se quedara pálida como un espectro.

ººº

Hermione sabía que todo lo que estaba haciendo estaba pendiente de un hilo a 1000 metros de altura, se la estaba jugando al todo o nada con Draco Malfoy desde que entró en la casa de Marcus. Sin embargo, cuando el dueño de la casa, - el nombrado Marcus – apareció en la Sala a donde le guió Darcy, supo que Draco no sería su único problema.

Si había algo que había tenido que aprender Draco a golpes de fallos es a reconocer a desconocidos, estudiarlos, y el desconocido que apareció en la salita, alto de ojos azul oscuro y pelo tan negro como la noche supo que algo no iba bien, y al parecer él era el problema. Los ojos del hombre no se separaban de Draco, y no era una mirada precisamente agradable.

Hermione notó la tensión, tragó en silencio saliva y se adelantó.

-¡Marcus! - exclamó entusiasmada, abrazando al hombre y poniendose de puntillas para besarle las mejillas sonoramente - ¿Qué tal estás?

El hombre por fín abandonó el escritunio al rubio platino y correspondió a la joven envolviendola entre sus brazos, besandole la coronilla murmurando palabras cariñosas. Otro hombre, mucho más amable abrazando la cintura de Darcy apareció depositando un plato de ensalada César en la mesa que sería donde cenarian.

-Andrea – rió el hombre abriendo los brazos, con una pancha sonrisa - ¡No has cambiado nada!

-Gracias, Shawn, tú tampoco – abandonó los brazos de Marcus para refugiarse en Shawn. Este, rió y para todos dijo.

-Es mentira, pero por ser tu te lo paso – le guiñó un ojo con complicidad – Hola, soy Shawn Harrison – dijo avanzando hacía Draco, y extendiendo la mano.

Draco la estrechó con entusiasmo, metido en el papel.

-Draco Malfoy, un placer. Andrea me ha contado maravillas de vosotros – añadió sonriente.

Shawn sonrió, mirando a su esposa, como dandole el visto bueno al acompañante de Andrea, esta se mantenía al margen preparada para saltar para cualquier burrada, y más tensa se puso cuando Marcus avanzó hacía él, sus ojos que se mostraron simpaticos con Andrea estaban como bloques de hielo azul mientras miraba al rubío quien parecía de teflón ya que sus amenazadoras miradas le resvelaban.

-Soy Marcus, el hermano de Darcy – estrechó bruscamente la mano con él.

-Como sabes yo soy Draco, antiguo compañero de Andrea – nunca perdió la sonrisa, al contrario de Marcus.

El muggle miró a Hermione con los ojos entrecerrados durante unos segundos.

-¡Bueno, bueno, vamos a cenar que el consomé se enfría! - Darcy exclamó con intención de aligerar el ambiente lleno de tensión que había creado Marcus desde que Draco entró por la puerta – Sentaros, y gracías de nuevo por el Vino.

-Gracias a tí, por invitarme a la Velada – respondió encantador el rubio platino.

Darcy cumpliendo su promesa, comenzó a servir la cena, mientras el jobial Shawn servía el Vino en las copas. Marcus, sentado estrategicamente al lado de Hermione, en el lado contrario donde Draco estaba la miró unos segundos y sonrió por primera vez en la noche a todos los presentes, después miró a Draco, por encima de Hermione.

-Mi hermana nos has dicho que eras compañero de Andrea en el Instituto en Londrés – comentó el hombre mientras comenzaba a comer junto con todos los comensales – A ver si nos aclaras el Misterio de esta señorita.

-Marcus, no seas tonto – rió Hermione ruborizada.

Draco sabía que el rubor no era de verguenza, era de incomodidad, podía sentir su tensión mientras esperaba la respuesta de Draco. Él, con placidez se echó a reir.

-La mejor estudiante de nuestra clase. Era insufrible – comentó con una sonrisa que solo Hermione pudo interpretar, y la enfureció – Siempre metida en los libros – suspiró teatralmente – pero en el fondo es una buena chica – y le dió una burlona palmadita en la cabeza.

"¿Como se atreve?"

La cara de Hermione era el espejo de sus calladas emociones.

-¡Oh! -se rió Darcy – En realidad Andrea como sabrás, se graduó siendo la primera de su promoción, Marcus casi la supera, pero – chasqueó la lengua – no pudo. . .

-La dejé ganar – añadió el nombrado mirando con picardía a Hermione.

-¿Y qué más? - preguntó ansioso Shawn mientras picaba un pedazo de escarola de la ensalada – Porque estoy seguro que aparte de ser una cerebrito hubo algo más.

-¡Marcus! - se quejó Hermione indignada.

Draco se rió, continuando hablando.

-Era una mandona, todos tenían que hacer lo que ella exigía o sino se enfurecía, y creedme – añadió inclinandose sobre la mesa, sus facciones pícaras – Yo sufrí las consecuencias de su enfado. - Draco hizo una leve mueca de dolor ante el pisotón que recibió por debajo de la mesa del fino tacón del zapato de Hermione.

Darcy alzó las cejas interesadas.

-¿Qué hizo?

-Me abofeteó – suspiró drámaticamente, enfatizando con las manos, aún con el tenedor en la mano.

-¿Te abofeteó? - preguntaron todos impresionados.

-Sí, la Sabelotodo es más de lo que parece – dijo intencionadamente, una broma personal para ella solamente.

Hermione saltó, con las mejillas coloreadas.

-¡Te la merecias!.¡Tú si que sigues siendo un insufrible!.¡No has cambiado ni madurado, Malfoy! - exclamó airada.

-¿Veis el carácter que tiene? - rie Draco.

La mujer aprieta los labios y pincha con demasiada fuerza un tomate, conteniendose de insultarlo, todos fijandose en el gesto, se echaron a reir.

-Con Marcus se estaba todo el día peleando en la Facultad de Medicina – comentó Darcy con una sonrisa picarona – Tendrías que verlos, se pasaban todos los semestres compitiendo por sacar la nota mayor de la clase. Lo peor de todo es que los dos estaban colados por el otro.

-¡DARCY! - explotaron los nombrados.

-Eres una bocazas – murmuro Marcus mirando rencorosamente a su hermana.

Hermione se conformó con lanzarme fulminantes miradas.

Así que el chico borde y la sabelotodo eran novios, pensó Draco divertido, dandose encuenta entonces de que las miraditas de Marcus desde que entró en la casa eran bastantes justificadas, el muggle lo creyó una pareja de Granger, y se puso a marcar territorio. Qué divertido, se aprovecharía de esa ventaja. Realmente ahora no solo se divertia haciendo rabíar a la sangre sucia, ahora el muggle gruñón era un objetivo bastante jugoso.

-¿Así que sois pareja? - preguntó casual.

-No – respondió con rapidez Hermione, oliendose las intenciones de Draco.

Marcus no dijo nada, pero era obvio que le ofendió la velocidad con la que Andrea negó el noviazgo, casí le pareció como si le repugnara, o eso pensó Draco, a juzgar por la carita que puso el muggle.

-Fue una pena – nuevamente Darcy, hablaba, y como siempre más de la cuenta – Estaban a punto de casarse y... ¡zas!

-Cariño – dijo Shawn entre dientes, acompañame a la cocina, tienes que ayudarme a traer el postre.

-Pero si solo es un Mousse de chocolate a la naranja.

-Necesito-a-yu-da – insistió el hombre.

Darcy por fin comprendió.

-Ah, ayuda, jeje – rió nerviosamente mientras lo seguía a la cocina, y la puerta se cerraba trás ella, dejando solos a los tres adultos.

El rubio platino, creyó conveniente ausentarse unos segundos.

-Voy al baño – anunció mientras se levantaba.

-A la derecha, la segunda puerta – le guió Marcus.

Una vez se quedaron a solas, Marcus enfrentó a una avergonzada Hermione.

-¿Así que fue por él por lo que me dejaste plantado? - se controlaba para no gritar.

-No, Marcus – habló con voz cansina, agotada – tu no lo comprendes...

-Si que lo comprendo, Andrea – gruñó con brusquedad el hombre – Lo que comprendo es que tu aceptaste casarte conmigo, y dias antes¡dos dias antes de la boda, por el amor de Dios, me dejas plantado, aludiendo a que sigues enamorada de tu compañero de Instituto – bufó – Por lo menos tuviste la delicadeza de traerlo para conocerlo¿te acuestas con él? - preguntó de sopetón.

-No es lo que tu piensas, él no es----

Antes de que pudiera terminar la frase, Draco volvió, sin embargo no parecía tan comodo como siempre.

-Andrea, tenemos que irnos – dijo con tranquilidad.

-¿Cómo? - el matrimonio salía de la cocina justo en ese momento.

Hermione solo miraba a Draco impactada.

-Siento dejar la velada a medias, pero tenemos que marcharnos por un asunto urgente – insistió Draco, mirando fijamente a la mujer.

Antes de que Hermione pudiera protestar, Darcy interrumpió.

-Quedaros, solo nos queda el postre y...

-Es importante – Draco sin mucha delicadeza, cogió la mano de Hermione, y tiró de ella hasta levantarla. Marcus se levantó como un resorte – Es Hermione – dijo mirando para ella – Está en problemas, tenemos que ir a buscarla a su casa.

La mujer comprendió que era algo serio.

-Yo os llamaré mañana – se despidió de todos con besos. Marcus la agarró por el brazo.

-¿Qué pasa, Andrea?

-Te lo explicaré mañana – murmura contra su mejilla mientras le da el beso de despedida.

Draco y ella abandonaron el apartamento escuchando los balbuceos de los dueños de la vivienda a sus espaldas. Una vez comenzaron a caminar hacia el acensor, Hermione lo enfrentó.

-¿Qué pasa Malfoy? - preguntó brusca, estaba enfadada. Se sentía fatal, Marcus y ella no habian podido aclarar las cosas.

El hombre cuando entró en el asensor sacó su varita, y miró a Hermione.

-¿Mortifagos en tu casa te parece suficientemente importante? -preguntó él, irónico.

ººº

-¡Muevete, Granger! -gritó Draco sin paciencia, viendo como la mujer estaba paralizada en el rellano del edificio de Marcus, con los ojos abiertos como platos, mirando al vacio, temblando con violentas sacudidas.

Ahí, en medio del torrente de histeria que muy pocas veces sufría Draco, comprendió no solo el deseo que tenía Granger de no volver al Mundo de la Magía, no, Hermione Granger le aterrorizaba. Lo leía en sus ojos, como si fuera un pergamino. Tenía que llegar al fondo de ese asunto, pero antes de nada tenían que ir al Apartamento de Granger, a ver que demonios habían hecho esa gente. Mientras iba al baño, había recibido el aviso de como un rastro de magía poderosa se elevaba en la manzana del apartamento de Granger, había puesto un rastreador horas antes, cuando la fue a recoger, muy disimuladamente.

-No... -su voz era apenas audible, un murmullo aterrorizado. Un veneno acido llamado pánico se arrastraba por sus entrañas paralizando su razón y sus movimientos. Mortifagos, repitió su mente. Magia. Lord Voldemort. Oscuridad. Mansión Ryddle. No por favor. No por favor- ¡No me toques! -chilló histerica cuando Draco cerró su mano sobre el antebrazo derecho de ella- ¡Sueltame! -su voz se quebró, rios de lagrimas empapaban sus mejillas.

Draco dejó de lado la delicadeza, y la sujetó con suficiente fuerza para dejarle la piel amoratada, y Hermione sintió después de siete años como su estomago era un torbellino de sensaciones por culpa del vertigo cuando con un "plop" Draco se teletransportó arrastrandola consigo.

Aparecieron en la planta cuarta del edificio de Hermione, esperaron encontrarse todo en silencio. Pero no fue así, una anciana lloraba en el estrecho que separaba la puerta abierta que era su casa, con la casa de Hermione, lloraba mientras temblaba como una posesa y se llevaba la mano al brazo izquierdo. Un comienzo de infarto, dedujo Draco. El equipo de Asalto del Ministerio ya se ocuparia, arrastró a la muñeca sin vida que ahora era Granger, hasta el apartamento, apartando sin remilgos a la mujer y cuando entró en el apartamento se encontró con algo que solo podía ser descrito con una palabra.

Destrucción.

Toda la casa estaba hecha pedazos, era un milagro que no se hubieran caido las paredes, de hecho el techo y las paredes era lo único que seguía en pie. Draco sabía que ya no estaban, los mortifagos habían intentado buscar algo, como se temía, y no lo encontraron. Así que habían desaparecido, pero por supuesto, ahora que sabian en donde estaba, no se rendirian. Conocía a su tia Bella lo suficientemente bien, y era mas tozuda que una mula cuando se le cruzaban los cables con algo.

Un grito ensordecedor rompió el hilo de sus pensamientos, Draco miró sobre su hombro, y vió como Granger de rodillas lloraba desconsolada sosteniendo un bultito oscuro que permanecia inmovil. El rubio supo que era, cuando vió que del bultito goteaba sangre, muchisima sangre que bañaba la moqueta color crema.

Habían matado al gato de Hermione, a falta de la dueña.

Draco sintió como si un bloque le golpease la cabeza, cuando los ojos cristalinos y llorosos de Granger brillaron de cólera, mientras envolvia el bultito en una manta y lo depositaba en el suelo. Y se levantó del suelo, las rodillas manchadas de la sangre de su gato, al igual que sus manos pero ella avanzaba hacía él, todo ella esgrimiendo un aura de salvaje fiereza. Draco fue a hablar, pero su dialogo se vió cortado cuando sintió la bofetada de Granger como un latigazo contra su mejilla.

Pero Hermione no paró, lo abofeteó, una y otra vez, llorando, mientras gritaba cosas sin sentido, cosas que le hacian daño. Cosas que hacian que Draco intentara retroceder, pero ella era una criatura que se contorsionaba por el fuego de la venganza. Con las mejillas ardiendo de dolor y casi perdiendo el equilibrio, Draco sujetó sus muñecas. Su mirada fría como un témpano de hielo, acero, rivalizó con la apasionadamente furiosa de Hermione.

-¡TODO ES TU CULPA! -gritó, ahogada por el llanto- ¡Te has metido en mi vida, y no solo eso, me la has destruido! -gruñó mientras se debatía con salvajes embestidas intentando soltar sus muñecas.

-¡Si no hubieras huido el Ministerio te hubiera protegido y no tendrias que haber pasado por esto, maldita sea Granger, estate quieta! -él se debatia, intentando sujetarla, haciendo malabarismos, para que esos puños no volvieran a tocarlo.

Hermione no atendía a la razón. Malfoy siempre la hizo daño, Malfoy es el culpable. Solo desea su dolor. El dolor que una vez intentó olvidar. Solo busca su dolor.

-¡Mentira! -su grito, fue un aullido. El llanto de un espectro doliente- Tú, -de repente rió, entre sollozos- los conduciste aquí, querias que esto pasara, te estás vengando de mí. Siempre me hiciste daño, esta vez no es diferente. ¿Verdad?. No importa el bando en el que estés, lo que importa es dañarme. ¿No?

Draco iba a responder, pero Granger siempre había sido terca como una mula, así que se las ingenió para coger su varita. Y con un sonoro "desmaius" ella cayó como un peso muerto en el suelo, su cabeza rozando la mantita donde estaba el cadaver de el gato muerto de la mujer.

Draco suspiró, tenía que informar al Ministerio para que arreglaran todo aquel destrozo.

TBC