Capítulo 6: Destinos diferentes

A espaldas de la Reina, durante la crianza de la niña se habían creado lazos de mucha confianza, entre quien era ahora su acompañante de viaje y la princesa, y en Jetsa era en quien ella más confiaba, incluso más que en su hermano y su madre, que le guardaban tantos secretos.

Jetsa observó a Enzi mientras dormía a su lado, la nave viajaba a través del silencio que las galaxias guardaban con celo. Se sentía herida de que la niña a esta altura ya habría olvidado todo, incluso a ella. Se preguntaba si ahora que no tenía ni memoria de su vida pasada ni cola seguiría siendo la misma niña orgullosa, si guardaría esa personalidad digna de su raza.

Quién sabe si tendría tiempo u oportunidad de responderse estas preguntas. Ni siquiera tuvo mucho tiempo de plantearse la posibilidad de que no, ya que al observar por la "ventana" que tenía adelante, y confirmando con uno de los monitores, notó que ya no faltaba mucho para llegar a destino. Una lágrima se deslizó por su mejilla mientras oprimía algunos botones de la nave.

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La Reina se encontraba sentada en su trono, hundida en sus pensamientos, cuando fue interrumpida por una de las guardias. Ya era el segundo día desde la partida de Enzi y pocas veces la Reina se había movido de ese lugar. Vegeta había subido a su nave sin rodeos y se dirigió donde Freeza para ponerlo al tanto de sus últimas conquistas sin dar palabra de lo acontecido en el planeta Planta.

"El Señor Freeza se encuentra aquí, su majestad" anunció haciendo una inclinación de respeto la guardia recien llegada. Llevaba una mirada inexpresiva y vacía en su rostro.

"Hágalo pasar" respondió la Reina de mala gana, resignada a cual sería su destino en poco tiempo.

El tirano entró en el lugar, no tenía cara de muchos amigos, si es que alguna vez la tuvo. Observó a la Reina con ira en sus ojos.

"Ha llegado a mis oídos que una nave ha salido de este planeta, y que en ella viajaba la princesa" dijo con un tono que no trataba de esconder la rabia que sentía en ese instante.

"Es cierto" respondió la Reina con tranquilidad. Se imaginaba que el tirano no podría ser tan tonto de no tener espías en su planeta, e imaginaba que todos los últimos acontecimientos llegarían a sus oídos. Para ser más específicos, ella misma tenía espias en su porpio planeta y por eso lo sabía, pero que Freeza se enterara no solo era inevitable, sino que a cierta altura ya era parte de su plan, para que Freeza aumentara sus miedos de lo que su hija era capaz de hacer estando viva y libre en un paradero desconocido para él. Ya antes de llevar a cabo su plan, se había preparado para este momento.

"¡Sin mi permiso y sin darme información de a dónde se dirige esa nave!" gritó Freeza escupiendo cada palabra con un odio que casi hizo temblar el palacio entero.

"Es cierto" respondió la Reina con igual tranquilidad que antes y una mirada gélida.

"¿Es eso todo lo que va a responder?" preguntó Freeza con iguales gritos que anteriormente.

"Sí" respondió la Reina desafiante. Su destino estaba fijado desde el primer día en que ese hombre-lagartija había pisado su planeta. No iba a retroceder ahora, no tenía miedo; no ahora que su hija estaba en aparente seguridad.

"No puedo aceptarlo, o me respondes dónde está la princesa y por qué salió del planeta, o sufrirás las consecuencias" amenazó Freeza imaginándose cuál sería la respuesta de la Reina.

"Haga lo que le plazca" respondió la Reina con un tono de respeto evidentemente falso. Luego de esto se levantó y se retiró del recinto abandonando al ofendido y enfurecido tirano.

El tirano se retiró del planeta escupiendo amenazas y gritando a quien se le cruzase. Se subió a su nave y le dio una última mirada. En sus ojos se podía ver el odio y la ira, mientras que en sus labios se dibujaba una sonrisa de profundo sadismo.

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Vegeta eliminó los últimos habitantes del planeta que le habían encomendado para ese día, como siempre superando las expectativas de todos. Le hizo una seña a Nappa, quien lo había acompañado esta vez y se subieron a las naves.

"Tomaré un pequeño desvío, te veo en la base" informó el príncipe a través del scouter en su oído, bajando la velocidad de su nave.

"Si señor" respondió Nappa, satisfecho con el trabajo hecho y ebrio de sangre, y su nave se perdió en la distancia.

Vegeta tomó el desvío habitual, para ir al encuentro con la reina del planeta Planta y ver cómo estaba yendo todo allí.

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La Reina llamó a una de las guardias, quien era de mayor confianza para ella (aunque no tanta como Jetsa). Cruzaron pocas palabras y salieron a pasear por los jardines del palacio. Eran tan extensos como océano terrícola ya que este planeta era por lo menos cinco veces más grande que la Tierra, con una gravedad diez veces mayor.

"Pensar que el planeta al que se dirige ahora mi hija, fue sembrado por mi abuela" comentó la Reina con un tono de nostalgia y profunda tristeza.

La guardia no respondió, entendía a que iba con todo esto. En todo el planeta había corrido el rumor de cómo la Reina había ofendido a Freeza, por supuesto que desvirtuando los detalles del cómo. Muchos de los habitantes, aterrorizados, habían tomado algunas de las naves para huir de su aparente destino luego de tal acontecimiento. Los demás esperaban tranquilos el destino que les había trazado.

"Tantas cosas que no alcancé a explicarle a mi hija" siguió la Reina, pensando en tantas de sus costumbres y rituales. Se preguntaba si ahora que no tendría memoria ni poderes, comprendería el idioma de las plantas. Y en caso de que lo hiciera ¿pensaría acaso que se estaba volviendo loca?

La Reina y su acompañante levantaron la vista al cielo. Una suave ráfaga de viento se llevó algunas hojas y meció las ramas de los árboles. Entonces la vieron, una enorme bola de energía roja, con un tamaño de al menos un cuarto de su planeta. La Reina en ese momento derramó una lágrima, la guardia la abrazó, y el resto del planeta cerró los ojos, reprimiendo una lágrima eterna.

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El príncipe llegó a destino solo para llevarse la mayor de sus sorpresas: no había planeta alguno para aterrizar en ese lugar. -¿Me habré equivocado en las coordenadas?- se preguntó chequeando su monitor. Al revisar el monitor de al lado comprendió todo. La nave de Freeza estaba allí, a poca distancia de su propia nave. Apretó sus puños con furia y le dieron ganas de gritar por toda la rabia que sentía.

"Príncipe Vegeta, acérquese por favor" dijo la voz de Zaarbon a través del scouter de Vegeta.

Lo habían visto, y Vegeta estaba seguro que a la primera pregunta que hiciera, ellos ya habrían preparado alguna ridícula excusa, como que el planeta había sido destruido por "una lamentable lluvia de meteoritos". Tratando de controlar su ira, dirigió su nave hacia la de Freeza. En un momento fugaz, algo que nadie pudo presenciar, ni siquiera el pudo notarlo, un brillo fugaz de color verde cruzó sus ojos, mientras concentraba todas sus fuerzas en reprimir su ira.