-¿Hola…?- respondió una voz.
-"Buenos días… ¿estás bien? Te oyes cansado"-.
-Estoy bien, solo… se me acabó el café. ¿Necesita que trabaje hoy, Sr. Dupain?-.
-"Sabes que no hacen falta las formalidades, muchacho. Solo llámame Tom"- respondió el panadero cordialmente. -"Escucha, llegó un pedido hace poco, pero no tienes de qué preocuparte. Le pediré a Marinette que me ayude. Conociéndola, no dejará de preguntarme hasta que seda y creo que será mejor permitirle trabajar un poco. Así que… puedes tomar el día libre"-.
-Entendido. Entonces saldré a hacer unas compras ahora mismo. ¿Podría-…?-.
-"Tan sólo di qué necesitas y te lo llevaré en seguida"- interrumpió Sabine, que acababa de bajar a la panadería para entregarle su café a Tom.
-Oh, no… no es necesario…-.
-"Insistimos"- dijo Sabine. -"Nos ayudaste mucho en estos meses difíciles. Ahora es nuestro turno de ayudarte"-.
Hubo un momento de silencio.
-Si no es mucha molestia…-.
-"No es ninguna molestia, muchacho"- respondió Tom.
-Muchas gracias, a ambos. En serio…-.
-"Sabes que puedes contar con nosotros en todo momento. Al fin y al cabo, somos familia"-.
Tom y Sabine escucharon un sollozo contenido al otro lado de la línea.
-Cómo extrañaba un desayuno de verdad-.
Adulta o no, nunca despreciaría un desayuno preparado por sus padres. Nada como el jugo de frutas recién exprimido, el té favorito de su madre y croissants frescos preparados por su padre. Pero lo que más apreciaba, era la normalidad de volver a sentarse a desayunar con su familia.
-"A propósito, mamá, ¿quién es ese vecino que mencionaste?"- preguntó casualmente.
Sabine se detuvo en seco cuando se llevaba la taza de té a los labios y Tom estaba a mitad de darle una mordida a su croissant. Por un segundo, Marinette creyó volver a ver esa clase de reacción que únicamente los niños pequeños logran obtener de sus padres; "sorpresa e inquietud ante una pregunta que no se esperaban, y que no están seguros de cómo responder".
Tom y Sabine se miraron un momento. Casi como si se pusieran de acuerdo en silencio sobre algo.
-"Verás, querida, es un joven que vive en el apartamento contiguo"- respondió Sabine. -"Está pasando por un momento muy difícil y pensé en llevarle algunas cosas que necesitaba"-.
Al subir la escalera principal del edificio, había una puerta en el primer piso que conducía a un apartamento independiente del hogar de la familia Dupain-Cheng.
-Seguramente es la razón por la que no me he mudado aún. Rayos… habría sido ideal vivir en el apartamento contiguo. Cerca de mis padres… y privacidad total. Puede que no me haya tomado bien que alguien más lo ocupara y por eso están así. Bueno, Marinette… actúa como adulto razonable-.
-"¿Hay algo más que podamos hacer para ayudarle?"-.
-"Es muy amable de tu parte, hija…"- dijo Sabine. -"Pero debo advertirte que es un chico algo testarudo. Insiste en salir de problemas él solo y le es difícil aceptar ayuda. Siempre dice que no quiere ser una carga para otros"-.
-Conozco el sentimiento-.
-"¡Por cierto, Marinette…!"- exclamó Tom. -"Llegó un pedido mientras preparaba los croissants. Y… lamentablemente el nuevo empleado no podrá venir hoy. ¿Qué te parece si…?"-.
-"¡Por supuesto que te ayudaré, papá!"- interrumpió Marinette, emocionada.
-"Está bien, todo arreglado"-.
-"Iré a arriba a buscar mi delantal"- dijo Marinette mientras corría a su cuarto.
La mañana transcurrió tranquilamente.
Antes de si quiera darse cuenta, Marinette y su padre ya habían terminado y entregado el pedido. Con bastante tiempo de margen. Mientras su padre se excusaba un momento en el baño, Marinette inspeccionó más a detalle la "Panadería y Cafetería". Básicamente, habían reorganizado y cambiado el mobiliario para que hubiese espacio como para unas tres mesas en el interior; las demás mesas se colocaban afuera. Parte de la sección donde se preparaban los productos para la panadería ahora estaba ocupada por un par de máquinas de café muy modernas. Además de lo que Marinette reconoció como una tetera de infusión.
-Sin duda idea de mamá. Ojalá pudiese estar ayudando más. Pero bueno, peor es nada-.
El sonido del timbre la sacó de sus pensamientos. Se apresuró a abrir la puerta, encontrándose a Alya.
Su primer instinto fue abrazarla. Con solo un par de semanas de visitas, se había convencido sin lugar a dudas de que eran mejores amigas. Alya había demostrado que realmente la conocía y comprendía. De hecho, hasta había sido capaz de decirle las cosas a la cara cuando era necesario. En especial en ocasiones en las que se estaba sobreexigiendo a sí misma en su recuperación.
Aunque sorprendida al inicio, Alya le correspondió el abrazo.
-"Qué gusto ver que estás horneando de nuevo"-.
-"Oh… ¿así que lo que te importa es el pan y no Marinette Dupain-Cheng?"- bromeó Marinette.
-"Si puedo tener ambos soy feliz, pero sabes que no te cambiaría ni por todo el pan del mundo"- respondió Alya sin perder el ritmo.
Ambas rieron alegremente.
-"Hola, Alya"- saludó Tom, que venía bajando la escalera. -"¿Vienes por pan o por Marinette?"-.
-"Papá… si se repite pierde gracia"-.
-"Oye, no subestimes la capacidad de tu padre para mantener su acto tan fresco como el pan"-.
-"¿Panadería, Cafetería y Show en vivo? No suena nada mal"- acotó Alya.
-"Lástima que ya no tenga dos pies izquierdos para todo"- dijo Marinette. -"… tal vez podría haber hecho un acto de comedia"-.
-"¿Quién sabe? ¿Tal vez los recuperes si practicas?"- respondió Alya.
-"…Y mi primer acto será tropezar y dejar caer un saco de harina sobre ti"-.
Los tres comenzaron a reír.
-"Bueno, comedia aparte"- dijo Tom aclarándose la garganta. -"¿Te gustaría quedarte a comer, Alya?"-.
Antes de la joven pudiera responder, su teléfono sonó dentro de su bolso.
-"Un momento…"- se excusó Alya, desbloqueando el teléfono. -"Un mensaje de mi jefa… quiere que cubra una noticia en el ayuntamiento"-.
-"¿Trabajas con Nadia Chamak?"- exclamó Marinette.
-"Claro…"- respondió Alya. -"Siempre quise ser reportera… investigar… informar… crear conciencia… No como otros reporteros que solo buscan sensacionalismo o chismes baratos"-.
-"De nuevo gracias por permitirme acompañarte"-.
-"No hay de qué"-.
-"Y disculpa a mi padre…"-.
-"Oye, seguro solo pensó que necesitabas salir un poco"-.
Dentro de poco, llegaron a su destino. Allí, afuera del ayuntamiento, ya había un podio preparado, rodeado de espectadores y reporteros. Con cuidado, ambas chicas se abrieron paso entre la multitud para acercarse lo más posible.
-"Solo espero no toparnos con cierta mocosa malcriada"- refunfuñó Marinette.
-"¿Cómo dices?"- cuestionó Alya.
-"… Que ojalá Chloe no esté por aquí mientras su padre da su discurso"-.
Al instante, Alya comprendió lo que pasaba.
-"¿No has visto las noticias en estos últimos meses o buscado en internet?"-.
-"No transmitían el canal de noticias en el hospital, y cuando llegué a casa pasé horas dándome un buen baño. Luego de cenar estaba tan a gusto de volver a dormir en mi propia cama que preferí acostarme temprano"-.
-"Entonces… espera y verás"-.
Alya sonrió con picardía; como quien espera darle una sorpresa a alguien y apenas puede contener la emoción.
-"¡Miren, la alcaldesa Haprèle!"- gritó alguien de la multitud.
Todos vitorearon al ver a una joven mujer robusta, pero claramente atlética, de cabello rubio recogido en un elegante peinado de trenzas y bellos ojos cafés-miel, subir al podio.
-"¿Haprèle?"- interrogó Marinette. -"¿Como Mylène Haprèle?"-.
-"La misma"- respondió Alya calmadamente. -"La versión corta es que el ex-alcalde Bourgeois prefirió renunciar y dedicarse a producir películas. Y Mylène decidió cambiar el sistema desde adentro"-.
Tras un saludo a la multitud y agradecer su presencia, Mylène comenzó con su discurso. Asegurando que las reconstrucciones y restructuraciones tras el último ataque de Hawk Moth habían sido un éxito.
Sin previo aviso, otros reporteros comienzan a interrogar a la alcaldesa respecto a Ladybug.
Alya parecía nerviosa de repente.
Algunos señalaban que había pasado más de un año, y aún no se sabía nada de la superheroína. Otros cuestionaban si sabía si volvería… Si tenía algún comentario sobre la desaparición de la superheroína… Si había hablado al menos con Chat Noir… El cual continuó siendo visto por las noches hasta hacía unos meses…
Marinette comenzó a sentir mareos…
Demasiadas preguntas al mismo tiempo…
Mylène hizo lo posible por apaciguar a la multitud y responder a sus preguntas.
De repente, algunas personas comienzan a escupir odio en contra de los héroes…
-¡Si realmente les importáramos a Ladybug y Chat Noir, habrían entregado sus Miraculous desde el principio y nada de esto habría pasado!-.
-¡Por culpa de esos supuestos héroes perdí mi casa!-.
-¡¿Por qué Ladybug no reparó todo como siempre?!-.
-¡Mi hijo nunca volverá a caminar por su culpa!-.
-¡A Ladybug no le importa nadie más que ella!-.
-¡¿Saben por qué permitieron que un nuevo Hawk Moth tomara el lugar del primero?! ¡Pues porque les gusta la fama y la atención! ¡Sin un villano, no tienen motivos para ser supuestos héroes! ¡La misma Farfalla me lo dijo cuando fui akumatizado!-.
Marinette sintió como si todo su cuerpo palpitara. Nuevamente, una punzada de "odio"… Solo que mucho peor que el odio que sintió por Gabriel Agreste… ¿Por qué?
Un peso en el pecho…
Le faltaba el aire…
Alya la tomó del brazo y la guio fuera de la multitud lo más rápido que podía. Viendo sobre su hombro constantemente, asegurándose de que Marinette no colapsara.
Alya llevó a Marinette a una cafetería cercana y pidió un par de jugos. Afortunadamente, Marinette recordaba las técnicas de meditación que solía practicar con su mamá. Entre eso, y Alya sosteniendo su mano, no tardó mucho en calmarse.
Marinette le pidió que le contara más sobre el asunto de "Farfalla". Alya pareció dudar al inicio, pero cedió.
En algún momento durante los 10 años que había durado la amenaza del Portador de la Mariposa, el llamado "Primer Hawk Moth" le transfirió su Miraculous a un sucesor. Al principio, la mayoría le llamaba simplemente "Hawk Moth". Hasta que algunas de sus víctimas reportaron que se hacía llamar "Farfalla" cuando se presentaba para ofrecerles sus poderes. De hecho, fue así que se descubrió que otra persona estaba en posesión del Miraculous de la Mariposa.
Respecto al ataque del año pasado… había sido un ataque masivo. Villanos causando caos y destrucción donde quiera que fueran. Hasta que el ataque cesó repentinamente. Nadie sabía por qué, pero aquella vez no hubo un "Miraculous Ladybug"; el poder que usaba la superheroína para arreglar todo y deshacer todo mal provocado por los villanos. Tan repentinamente como habían aparecido hace años, los Akumas desaparecieron tras ese último ataque.
Los destrozos habían sido exitosamente reconstruidos gracias a la ardua labor de los constructores. Aunque hubo heridos, algunos de ellos muy graves, afortunadamente no se registró ninguna baja.
Por meses, todo París estuvo esperando el regreso triunfante de Ladybug. Que un día reapareciera para anunciar que había derrotado al Portador de la Mariposa y que la ciudad estaba a salvo finalmente. Pero nunca sucedió. Hubo personas que aseguraban haber visto a Chat Noir recorrer los tejados por las noches… completamente solo.
-"Tal vez busca a su compañera…"- dijo Marinette pensativa, más para sí misma.
-"No tienes de qué preocuparte, Marinette. No me gusta presumir, pero soy la mejor reportera de Nadia… se necesitará mucho más que perder una noticia para que quiera despedirme"-.
Apenas cruzó el umbral de la puerta de entrada, Marinette percibió el delicioso aroma de unos macarons y escuchó el inconfundible sonido de la alarma de cocina. Seguramente su padre estaba preparando algunos para la hora del té.
Se precipitó hacia la panadería y…
¡Boom!
Chocó con alguien que ya estaba ahí.
Ahí estaba Marinette, sobre la persona a la que había derribado. Estaba algo aturdida, pero podía distinguir lo suficiente como para darse cuenta de que no se trataba de su padre. ¡Tal vez era el empleado del que le había hablado su padre! ¡Oh, qué vergüenza! ¡Primer encuentro y ella lo recibía con una tacleada!
-"¡Lo siento mucho… no era mi intención-!"- se disculpó avergonzada.
Al verlo a la cara, Marinette se encontró con unos preciosos ojos verdes esmeralda.
Su corazón comenzó a acelerarse…
AUTOR: el que no necesita presentación finalmente ha aparecido. ¿Por qué está ahí? ¿Por qué se toma la libertad de utilizar el horno el la panadería? ¿Lograrán sacar los macarons del horno antes de que se quemen?
