Capítulo 5: Entre Silencios
Nota de la Autora: Podría decirse que éste capítulo viene más corto que el anterior, pero no aseguro nada. Mi memoria últimamente anda muy mal, al igual que mi suerte.
¡Disfruten…!
Salieron del baño de prisa y llegaron a la sala de estar. Pero Lily se paró en seco.
-…mi culpa, jamás respetaste nada, es el colmo para mí. ¡Nada de esto hubiese pasado si ella no hubiera nacido!
Sirius le hizo un gesto para que se moviera, pero ella seguía allí, atenta, y cada vez con el ceño más fruncido.
Obra del destino o no, las cosas estaban yendo de mal en peor, sentenció Sirius.
. Petunia, cierra la boca de una vez.- dijo Claire con tono cansino.
- ¡No, mamá¡Esta vez no¡Quiero que ella desaparezca de mi vida!
Sirius no alcanzó a reaccionar.
Claire abrió la boca para replicar a semejante estupidez.
Y fue cuando Lily se perdió los estribos.
- ¡No seas tonta! –gritó Lily saliendo de pronto desde detrás de la puerta del baño- ¿Qué pretendes, Petunia¡Siempre con lo mismo, me tienes harta!
Claire se cruzó de brazos, y una chica de rostro caballuno según Sirius, y que seguramente era la que gritaba, Petunia, la miró con odio:
- ¡Tú me tienes harta¡Eres una aberración¡No quiero verte nunca más¡Siempre arruinando mi vida, mi familia, eras más linda, más lista, más especial y lo arruinabas todo, siempre¡Te odio!
Lily gruñó algo in entendible.
- Hermana, yo jamás… -musitó con los ojos entreabiertos.
- ¡Cállate, todo es tu culpa! –gritó Petunia y cubrió su rostro con su mano derecha.
- Al menos no es mi culpa que seas una celosa.- susurró Lily con culpa y empalideciendo, al igual que su hermana.
Las penurias de ambas vidas compartidas empezaron a relucir con miradas que Sirius no tuvo que molestarse en descifrar para entender.
Luego de un rato, el temblor de las manos de Lily delataba inestabilidad, mientras Sirius se debatía entre moverse o no.
Estaba cada vez estaba más incómodo, y algo frío le recorría la espalda.
La vieja tenía que volver. Era más que obvio que si todavía no lo hacía era porque algo (algo grave) había pasado, algo extraño, además.
Pero no iba a reparar en detalles en ese momento.
Y entonces escuchó gritos. Unos gritos claros y fuertes, diciendo su nombre.
Esa voz le era tan familiar…
No podía ser lo que estaba pensando.
- ¡Niñas! –dijo finalmente Claire, cortante ante las últimas aclaraciones de Lily sobre su infancia y sobre el accidental pelo azul del primer novio de Petunia. – Es suficiente, suficiente.
No tuvo que decir nada más para que todo se tranquilizara, mágicamente.
El tono de la voz de ella denotaba tranquilidad, pero enojo a la vez, tal cómo Remus hacía a veces (muy raras veces).
A Sirius le pareció que esa mujer jamás se había comportado así ante sus dos hijas, por la reacción repentina de Evans y su hermana. También pensó en la escasa posibilidad de que le hubiese tocado una madre como esa, y un peso en la espalda lo obligó a olvidar de golpe su esperanza.
- Mamá, yo no empecé con esto…-musitó Lily con la voz entrecortada.
- Sí lo empezó, mamá, ella tiene toda la culpa…-dijo Petunia apuntándola con el dedo.
- Petunia, detente de una vez. –dijo Claire, y Petunia, milagrosamente, no replicó nada- Lily, tú también. Esto es algo realmente…No tiene sentido seguir discutiendo por algo así, son mis hijas y las quiero a ambas, por sus particularidades. No es para que se saquen en cara sus defectos y virtudes. Se acabó todo esto. –suspiró profundamente- Ahora, abrásense como buenas hermanas que son, reconcíliense ahora mismo…
Lily y Petunia intercambiaron una mirada rápida.
- ¡Estás loca! –exclamó Lily y echó a correr hacia la puerta.
Las cosas estaban dando vueltas.
La cabeza le dolía mucho, un inexplicable dolor.
¿Qué estaba pasando?
Algo le decía a Doroty que estaba en peligro, algo extraño.
Algo, también, la impulsaba a salir corriendo o a clamar ayuda a gritos, pero no hizo nada de eso.
Sólo recordaba que ella había estado esperando un último cliente para cerrar la tienda.
Pero en ese momento otra persona entró…
¿Habría sido el cartero?
Que estupidez, nada era claro.
Doroty miró a su alrededor: estaba en el baño, pero éste estaba destruido. Había marcas de patas en el suelo que desaparecían misteriosamente cerca de la ventana y las llaves estaban en la puerta del baño (una estaba torcida, misteriosamente).
Seguramente el cartero la había raptado y le había robado las últimas cucharas de té que le quedaban.
Sí, eso era. Y el cartero tenía un perro.
Debía haber sido muy lindo.
Quizá era negro, y quizá su nombre empezaba con "O"…
¿Quién iba a saberlo?
Se levantó con cuidado y vio sus manos desechas, que amortiguaron la caída.
Se mareó muchísimo con el movimiento, pero era peor quedarse acostada. Alguna vez lo había leído, en alguna parte...
"Golpes en la cabeza ameritan que la víctima debe ser levantada de inmediato".
¿O no debía ser levantada?
Que locura.
"Sí, Sirius, Lily salió corriendo y tú estás aquí, parado como idiota", pensó fugazmente el chico.
Tan repentina fue la reacción de la chica que simplemente él no se movía, paralizado.
Pero carraspeó en el aturdimiento.
Tuvo que carraspear y tropezar.
Y Petunia, dentro de su exaltación tuvo que soltar un grito de espanto. Un grito de espanto muy parecido al que años después gritaría al ver a su cuñada convertida en un globo aerostático, dejando a Sirius más paralizado.
Tanto que ahora sí que no podía moverse.
Que locura.
- ¡Mamá…! –musitó la joven y apuntó a Sirius con un dedo tembloroso.
Las piernas de Sirius no reaccionaban; apenas se movían. No, no tenía escapatoria, ahora sí estaba en un lío¿Cómo iba a explicarse?
El silencio incómodo lo envolvió. Claire le indicó que se acercara.
Quizá la petrificación se debía al espanto psicológico.
Pero se movió.
Y, como supuso, debió haber tenido la peor cara de espanto.
- ¡Yo…eh…yo! –exclamó Sirius.
- ¡Atrapen al cartero! –gritó Doroty repentinamente, saliendo desde su dormitorio y aturdiendo a todos los presentes.
- ¿Cartero? –exclamaron Sirius, Petunia y Claire a la vez.
- ¡Sí, el cartero! –gritó Doroty.
Sirius tenía que actuar rápido. Tan rápido como se excusaba con Filch, con McGonagall y con Remus.
Sí, siempre con Remus.
- ¡Sí, soy el cartero…y le traigo…muchas…cosas y cartas y más cosas y más cartas con regalos útiles para la salud! –dijo Sirius atropelladamente.
Petunia lo miró fijamente.
- ¡Te pareces al novio de Lily! -gritó.
Sirius trató de pensar que no había oído eso.
- ¿Su qué! –exclamó, sin poder evitarlo. "¿Lily Evans tiene novio?", pensó Sirius, alterado.
- ¡Su novio! –gritó Petunia.
- ¿Qué¡No mientas, Petunia, es horrible decir esas cosas para difamar a tu hermana! –dijo Claire.
- ¡No intento difamarla, mamá¿Lo ves¡Siempre yo tengo la culpa de todo!
Claire negó con la cabeza.
- No digas semejante estupidez. –dijo y miró a Sirius, quién todavía no entendía nada- ¿Y qué haces tú aquí?
- ¡Soy el cartero y el novio australiano de Lily!
- ¡Siempre les dije que todos los carteros venían de Australia! -gritó Doroty, sin que nadie la escuchara muy bien.
- No te pregunté quién eras. –dijo Claire.
"Estúpido", pensó Sirius.
- Bueno…yo, eh,…La vine a ver. –dijo Sirius y asintió con la cabeza frenéticamente.
- ¿A quién?
- ¡A Lily, por supuesto!
- ¿Para qué querías verla, podrías explicarme? –quiso saber Claire.
- Para…que…yo –se acercaba más a la puerta- Les dijera…digo, le dijéramos que…-la aldaba estaba cada vez más cerca- ¡Que soy su novio!
El comentario fue seguido por un silencio sepulcral.
Sirius, muchos años más tarde, lamentaría tanto el incidente que a la única persona estrechamente relacionada con Lily que no llegaría a conocerla, le ocultaría con celo el suceso, escondiéndolo dentro de los matices vergonzosos de la vida.
Pero tenía la cerradura al lado.
Estaba abriendo.
La lluvia casi le mojaba los ojos.
- ¡Es una broma! –exclamó Petunia con escepticismo.
- ¡Claro que no lo es!-exclamó el chico. Y fue cuando Sirius actuó sin pensar, porque echó a correr.
Sirius corría, corría.
Simplemente corría, como la primera vez que huyó.
Sacudió de su cara con un manotazo una pequeña lágrima mezclada con la lluvia que lo envolvía.
Corría, corría, como en un sueño.
tTuvo que correr dos calles más para encontrar a Lily, con esa cabellera rojiza inconfundible, aunque muy empapada. Estaba bajo unárbol, al lado de un arbusto oscuro.
Estaba llorando, pero dentro de lo frenético que estaba, Sirius no lo notó.
Pero, a pesar de todo, tuvo el coraje de preguntarle con ira acumulada que después lamentó.
Tanto que lamentó...
- ¡Lily¡¿Así que tienes novio!
Ella lo miró, con la cara bañada en impotencia y tristeza, haciendo que Sirius se arrepintiera sin pensarlo.
Siempre con la estupidez de la impulsividad, que le había dado grandes tragedias y felicidades.
Claro, las cosas no podían empeorar.
- ¿Qué tiene qué? -exclamó James Potter, saliendo repentinamente desde detrás de Lily.
Un letrerodesviado le indicó a Sirius que estaban en una de las calles paralelas a la calle donde estaba la casa de Doroty, llamada "Ruta Bosquejada".
La calle donde vivía Doroty se llamaba "Ruta Despejada".
Sirius se quedó quieto, allí, sin poder cerrar la boca.
Fin del capítulo.
Pronto capítulo 6, que es casi la continuación directa de éste…Me refiero a que podrían ser fácilmente un solo capítulo.
Saludos cordiales, (Porque Word estima que así se ve mejor)
Dejen reviews!
No les diré que me da más inspiración, pero sí me ánima a terminar más rápido y tratar de hacerme un tiempo más seguido para escribir, dentro de mi colapso.
